Hasta que digas que me amas: Capítulo 12
—Hazme el amor…
La fuerte lluvia enmudeció la petición de Law mientras miraba el rostro de Kid, su visión estaba borrosa. No sabía si la lluvia o las lágrimas eran las culpables. El calor de los brazos de Kid a su alrededor parecía quemarlo a través de la piel.
Hubo un deje de vacilación en los ojos del pelirrojo mientras evitaba su mirada por un segundo antes de volver a mirar a Trafalgar. El moreno creyó haber visto un leve toque de deseo en esos ojos dorados.
Levantando una mano hacia el cabello de Kid, gentilmente peinó la maraña de cabellos con sus dedos mientras murmuraba su petición una vez más en el oído del pelirrojo.
—Hazme el amor, Eustass-ya.
—...Tú sabes que no puedo...—gimió el otro mientras hundía su cabeza en el hombro del moreno.
La lluvia continuó cayendo alrededor de ellos.
“Pero tú me estás abrazando justo aquí en público… ¿Cómo puedes decir que no sientes nada por mí…?”
El pensamiento lo llevó de nuevo a la realidad. Eran sólo pasadas las 7 p.m., y ellos estaban aún de pie en la concurrida avenida enfrente de la estación de tren. Un flujo incesante de trabajadores, mujeres de oficina y adolescentes pasaban rozándolos en la calle, echándoles curiosas y sospechosas miradas mientras pasaban.
Law se miró a través de los ojos de los demás: dos hombres, uno con los ojos llorosos y otro sosteniéndole en sus brazos.
De repente, sintió el desprecio y ridiculez en todos ellos. Estaban juzgándolo. Debían considerarlo un ser repugnante; un hombre cruel que no tenía escrúpulos al tomar su más preciada amistad y pisotearla bajo sus pies. Su corazón se sacudió con dolor al pensarlo.
Pero estaba aterrado. No importaba cuánto deseara que Kid lo dejara ir, separarse y nunca volver, la sola idea de perderlo, lo aterraba sin sentido.
Sabía que lo que le estaba sugiriendo era vergonzoso; finalmente había recurrido a algo tan bajo, pero no había otra opción…
—...Eustass-ya… ven a mi casa. La gente está mirando…
Law se alejó del abrazo de Kid antes de tirarlo de la mano y alejarlo del lugar. El paraguas cayó olvidado en el camino, indeseado.
“Deja que la lluvia limpie todo. Permite que empecemos de nuevo.”
—...Puedes irte si no quieres esto, —dijo Law mientras caminaban a lo largo de la oscura avenida—no hay marcha atrás. Tienes que elegir.
“Estoy listo Eustass-ya. No importa cuál sea tu decisión, estoy listo para aceptarla.”
Habían llegado al bloque de departamentos del moreno y estaban delante de la entrada del suyo. Girando, Law miró los ojos del pelirrojo antes de presionar sus labios contra los de él en un fuerte beso.
“Siempre has sido amable conmigo, pero yo no quiero eso ahora.”
Cuando no vio resistencia por parte del pelirrojo, se alejó.
—...Sabes que después de esto, no habrá vuelta atrás… ¿verdad?
Era la última advertencia del moreno, dicha con un suave suspiro.
El agarre en su mano no se aflojó ni un poco.
XXXXX
Desbloqueando la entrada de su departamento, Law arrastró al otro hombre pasando por la puerta principal a través de la sala, dirigiéndose a su dormitorio antes de empujarlo sobre la cama. Sus zapatos habían desaparecido precipitadamente por el camino dispersándose al azar desde la cama hasta la puerta principal, la cual el pelinegro apenas se detuvo a cerrar.
Trafalgar esquivó a Kid para encender la luz de noche de la cabecera antes de regresar a donde el otro se había sentado aturdido en el borde de la cama. Con los dedos entorpecidos, apresuradamente deslizó el botón de los pantalones de Kid.
—…¡Trafalgar…!
Ignorando el toque de resistencia en la voz del pelirrojo, Law posó sus palmas a lo largo de los muslos del otro hombre, expandiendo sus dedos y aplicando una suave presión mientras facilitaba la apertura de sus piernas.
Arrodillado en el piso, el moreno retrocedió un poco hasta quedar de frente a la entrepierna de Kid. Sujetando el cierre del pantalón con sus dientes, deslizó la cremallera con un rápido movimiento exponiendo el bulto del creciente y endurecido miembro del pelirrojo. El moreno plantó un suave beso sobre la carne caliente a través de la tela de los boxers antes de lamerlo tentadoramente.
Kid se sacudió jalando los cabellos oscuros de Law y el estirón hizo que gimiera dolorosamente. Sin inmutarse, el pelinegro coló sus manos por debajo de la camisa del otro hombre acariciando los músculos fuertes de su abdomen con la yema de sus dedos, trazó patrones circulares hasta su ombligo mientras continuaba besando y lamiendo el miembro ardiente a través de los boxers.
Escuchaba débilmente los suspiros y gruñidos del pelirrojo debido a sus atenciones y el solo sonido, hacía su cuerpo entero arder de deseo.
—...Eustass-ya…
Law levantó la mirada para ver el rostro de Kid. La lujuria era evidente en los ojos entrecerrados del pelirrojo, alimentando el fuego que quemaba todo el cuerpo del pelinegro. Levantándose, empujó a Kid sobre el colchón y trepó hasta quedar encima de él.
—Trafal…
—¿Tienes miedo…?—Intervino, eliminando la protesta del otro. Acarició gentilmente la mejilla del otro hombre subiendo la mano y murmuró de nuevo—, ¿tienes miedo…?
“Yo también tengo miedo. Miedo de seguir adelante, miedo de un futuro incierto. ¿Qué pasará si no funciona? Tengo mucho miedo”.
Kid levantó una mano y la colocó al lado de la de Law, calmando sus movimientos.
—...Pero esto es lo que tú quieres, ¿cierto?
A Law se le hizo un nudo en la garganta. Sí, era cierto, pero aún no se atrevía a negar o reconocer ese hecho. Recordó una historia que había escuchado alguna vez; una historia sobre un hombre que liberó a su mascota de su jaula. Normalmente, un pájaro, una vez que le es concedida su libertad, se eleva por los cielos para nunca regresar. Pero al ver que su dueño caía en el dolor y la angustia, el ave había abandonado su libertad y había regresado a la jaula.
El moreno se sentía como el patético dueño de la historia. Kid se había resignado para seguir adelante con la petición desesperante de Law sólo por lástima, justo como el ave había regresado voluntariamente al encarcelamiento por el bien de su dueño.
Una oleada de dolor e irá brotó en el corazón del pelinegro, excitándolo en la acción. Montado sobre las caderas del pelirrojo, tiró de su húmeda camisa por sobre su cabeza y la lanzó al piso. Kid silbó mientras Law deslizaba sus caderas fuertemente contra las de él y el moreno tomaba la oportunidad para rasgar la camisa del otro y quitarla de su cuerpo antes de tirarla al piso junto con la suya.
Con el pecho del pelirrojo expuesto, Trafalgar puso su palma sobre su corazón, sintiendo su pulso. Era algo que siempre había anhelado hacer, y una oleada de emoción lo abrumó mientras el latido rítmico del corazón del otro hombre se movía bajo sus dedos.
Lentamente, Law se inclinó sobre el cuerpo de Kid colocando su oído contra su pecho. El calor del otro hombre calentó el suyo propio congelado mientras sentía que los latidos de ambos se alineaban como uno solo.
—Siempre… quise hacer esto…
Una lágrima se deslizó por su mejilla mientras se giraba para enterrar su rostro en el pecho de Kid. Desde que se había dado cuenta de su amor por el pelirrojo hacía cuatro años, había soñado eso siempre. Aunque la realidad de la actual situación le brindara dolor en lugar de felicidad.
—...Tengo tanto miedo. Nunca he tenido sexo antes, pero ya que es Eustass-ya…
“Puedo hacerlo”.
Antes de que lo supiera, le había empujado hacia arriba. Los dientes de Kid mordieron su labio mientras le plantaba un beso rudo, forzando su lengua en la boca del moreno.
—¡Mm…! ¡Eusta…!
La protesta de Law fue cortada cuando Kid puso una mano en su nuca acercándole e impidiéndole escapar mientras su lengua continuaba profanando su boca, itinerante sobre sus dientes, acariciando su paladar antes de sumirse más profundamente y deslizarse contra su propia lengua en un beso ansioso.
—¡Ah! ¡Espera… por favor…! ¡Mmn!
Su aliento fue robado una vez más por otro beso de Kid. Law cerró los ojos y tembló de miedo sintiendo las lágrimas amenazar con derramarse mientras la mano libre de Kid comenzaba a moverse para tocar su cuerpo. Sintió las caricias del pelirrojo deslizarse desde su hombro hasta su brazo, para luego regresar a su torso antes de moverse a su pecho y amasar lentamente la carne bajo su palma.
Un pensamiento persistente invadió la mente de Law. ¿Kid estaba actuando por inercia? Eso se sentía definitivamente como cuando un hombre acariciaba los pechos de una mujer; como seguramente Kid la había tocado cuando estaban juntos.
—...Eustass-ya...—murmuró Law mientras sacudía su cabeza. No, Kid era suyo ahora; sólo suyo. El otro se había girado y ahora estaba inclinado sobre él. El moreno enredó sus brazos alrededor del cuello del pelirrojo, inclinándose hacia abajo para depositar otro beso.
Pero antes de que sus labios se unieran, percibió una ligera tristeza en los ojos del pelirrojo antes de que cerrara los ojos por completo.
“¿Por qué… por qué te sientes así estando conmigo? ¿Por qué pretendes no verme?”
La ira creciente mostró su lado horrible una vez más.
—...¿Por qué estás vacilando? Si no vas a moverte, entonces yo lo haré.
Se sentó y empujó a Kid de espaldas llegando a los boxers del otro hombre al mismo tiempo para extraer el endurecido miembro del pelirrojo. Inclinándose hacia abajo para apoyarse en sus codos, Law le dio un lengüetazo a la punta. Kid gruñó con el contacto, lo que Trafalgar tomó como una señal de que lo estaba haciendo bien. Sosteniendo la erección del hombre en sus manos, continuó lamiendo la cabeza y succionando el preseminal que se había reunido en la punta.
—¡Trafalgar…! Detente…
Pretendiendo no escucharlo, Law guió la cabeza del miembro de Kid hacia su boca. Era la primera vez que hacía una mamada, y estaba dudando, inseguro de qué hacer. La carne caliente de Kid se sentó en su boca, ligeramente amarga, tan diferente a como lo había imaginado. Pero con sólo saber que era de Kid, aliviaba su ansiedad y permitía que la euforia tomara su lugar.
Sacando el miembro de su boca, localizó una vena pulsante en la parte inferior y entonces usó su lengua para trazarlo desde la base hasta la punta antes de darle un suave pellizco con los dientes. Kid se sacudió.
—…¡Haah!... Tra...falgar, detente… ¡Deja…lo...!
Law levantó la vista para mirar el rostro de Kid. Un sonrojo teñía sus mejillas; estaba visiblemente excitado. Un sentimiento de victoria llenó el corazón del pelinegro. Sí, era el único que hacía sentir a Kid de esa forma. Él quería más.
Enfocando su atención de nuevo en el miembro de Kid, respiró hondo antes de forzarse a sí mismo a tomar el miembro erecto dentro de su boca lo más profundo posible. Cuando sintió la punta empujar su garganta, gimió y hundió sus mejillas succionando la longitud caliente que llenaba su boca.
Las caderas de Kid se resistieron violentamente mientras sus manos arañaban los hombros de Law antes de posarse sobre su cuello sosteniendo al pelinegro firmemente en su lugar mientras embestía su boca. Antes de que se diera cuenta, Kid había llegado al clímax, derramando la caliente semilla por su garganta. Se forzó a sí mismo a tragarse el líquido pegajoso mientras Kid sacaba el miembro flácido de sus labios. Se acostaron en silencio. La cabeza del pelinegro se posó sobre el muslo del pelirrojo mientras luchaban por calmar su respiración.
—…¿Se sintió bien?—Preguntó el moreno después de un momento, su voz estaba ronca.
—¡Eres...un idiota…!
—Lo sé… Pero no puedo evitarlo. Te amo.
Se miraron a los ojos por un momento antes de que Kid jalara a Law en un profundo beso.