To Remember
VI
Nuevo cambio
Vamos hacia Central… se supone que es donde debimos haber ido desde hace mucho… si no fuera por el estúpido accidente… ¿Cómo pudo soportarlo Roy? Vivir tan cerca de la persona que más amas pero tenerlo incluso más lejos que una estrella, con una barrera que se estableció por un error… ¿Por qué él habría querido darme ‘la vida que siempre desee’? ¿Qué clase vida tenía yo como para quedarse él mismo en segundo plano? ¿Vida soñada o el amor que profesa?... Es extraño.
--Despierta Ed, ya casi llegamos. –hablaba Roy quien seguía manejando.
--¿Uhm? Ah… Roy, lamento haberme dormido. –decía Ed mientras se frotaba los ojos. Se volvió para ver a Sam y Jimy aún dormidos.
--¿Tenías una pesadilla? –inquiría Roy –Tenías un semblante inquieto.
--No, yo… no recuerdo. Pero no creo que exista un lugar mejor para dormir que una cama.
--Tienes razón. Mira, esa es nuestra casa.
EL pelinegro mostraba un casa de dos plantas, no se veía grande ni tampoco se vía chica, era simplemente perfecta.
--¿Te gusta? –preguntaba el moreno al estacionar el auto.
--Me encanta… –decía Ed con un susurro.
Después de levantar a los niños, todos bajaron del auto y se adentraron a la casa. Sin perder tiempo, los pequeños iniciaron a recorrerla, a familiarizase con lo que sería su nuevo hogar. Ed avanzaba con pasos cortos, admiraba cada detalle que podía… ésta sería su casa, de su familia.
--¿Qué piensas Ed? –escuchó el rubio a su espalda, luego sintió unos brazos que lo envolvían en un cálido abrazo.
--Ésta será nuestra casa…
--Sí lo será, tuya, mía, de Sam y de Jimy.
--Viviremos en Central de ahora en adelante… como la familia que…
--Ahora está junta.
--… sin dar explicaciones…
--Podré besarte cuando me dé la gana y podré amenazar a quienes se acerquen a ti.
--Roy… –de pronto, Ed sintió que debía explicar algo a Roy.
--Shhh, no digas nada… eres mi esposo y ahora lo sabes, eres el papá de Sam y lo tienes presente, recuerda que vinimos a iniciar una nueva vida, una en la que estemos juntos… además, ahora tienes dos hijos.
--¿Jimy?
--Lo adoptamos, así que… sí, legalmente eres el padre de Jimy.
--La familia va en aumento. –rió Ed.
--Y puede seguir creciendo ¿Qué te parece si nos encargamos de hacer un hermano menor para Sam y Jimy? –susurró Roy al oído de su pareja.
Ed se sonrojó furiosamente, el tono de voz de Roy era una mezcla entre una invitación y la planeación de una broma. ¿Qué tan seria era la propuesta de Roy? Antes de preguntarle abiertamente un par de chiquillos llegaron a ellos a toda velocidad.
--¿Lo ves Jimy? Te dije que oto-san nunca dejará solo a oto-chan. –decía el pequeño rubio como si estuviera diciendo la respuesta de uno de los grandes misterios de la vida.
--¿Sam? –inquiría Roy.
--Jimy me preguntó que cuando nos vayamos a la escuela y tú a trabajar qué iba a hacer oto-chan, y yo le dije que tú no lo dejarías solo y que llevarías a oto-chan al trabajo contigo hasta que nosotros volvamos para luego esperarte y estar juntos en la tarde. –habló con rapidez el rubito.
La explicación de Sam dejó pensando a los mayores. Los contactos de Roy se encargaron del cambio de escuela de los pequeños y de la dada de baja de Ed en la universidad… ¿Ahora qué?... ¿Ed se quedaría en casa? ¿Todo el día? ¿Todos los días?
--Roy…
--Entregarás una solicitud en la base donde me asignaron, así trabajarás en el mismo lugar que yo y podré verte todos los días aquí en casa y en mi trabajo. –decía el pelinegro mayor con seriedad.
--Roy, ¿Cómo se supone que pida trabajo? Tan solo llevaba poco tiempo de iniciar la universidad. –decía Ed tratando de ver a Roy a la cara.
--Pide hacer investigaciones en la base, entra al ejército como investigador… al tener ya dos títulos no creo que haya algún problema.
--¿Qué? ¿Dos títulos? ¿De dónde sacas eso?... Espera, antes del accidente… ¿Ya tenía dos títulos? –preguntaba un asombrado Ed.
--Oto-chan es muy inteligente, oto-san me lo dijo. –decía Sam con orgullo.
--¿Cómo? ¿Cuándo?... Entonces ¿Por qué permitiste que fuera a la universidad?
--Porque tú así lo querías Ed, no era quién para negarte ese gusto. –decía Roy con una sonrisa matizada de culpabilidad.
--¿De qué son los títulos? ¿Cuándo los obtuve? ¿Por qué decidí estudiarlos?
--Ya los tenías cuando te conocí cariño, eres Biólogo y Genético además de algunos cursos en Bioquímica, Fisiología, Física, Biofísica y Química. –concluía Roy.
--Ed-nii-san… ¿Eres un robot? –preguntaba Jimy.
--Oto-chan no es un robot, es mi oto-chan y también tuyo. Oto-chan es muy inteligente, yo quiero ser como él. –decía Sam.
--Pero Roy, yo no recuerdo nada de eso… –decía Ed aún sin poder creerlo.
--Te mostraré tus notas, puedes revisarlas y luego me dices si prefieres entrar a la universidad o si deseas ejercer ¿Qué me dices?... No te sientas presionado, sólo que me dejé llevar por la idea de Sam de llevarte a mi trabajo. –decía Roy con una sonrisa ya sin culpa, más bien algo coqueta.
--¿Qué ‘notas’? ¿Tienes mis notas de estudio?
--Sí, cuando íbamos a mudarnos las arreglaste para que pudieras traerlas contigo.
--¿Para qué?
--Al parecer querías investigar algo en específico. –dijo vagamente Roy al señalar con su cabeza a los niños que no dejaban de observarlos por lo que Ed entendió que no podía o no quería decirlo frente a ellos.
Para asimilar lo recién descubierto, Ed se puso a jugar con ‘sus hijos’ por toda la casa. Era tan extraño, de pronto creyó entender su deseo de ‘vivir como siempre deseó’.
>>Continuará...