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En el amor no se manda por MidNightFlower

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Notas del capitulo:

Hola pequeños!! finalmente despues tanto tiempo estoy poniendole un fin a esta entrañable historia!! espero que haya sido de su agrado y que este ultimo capitulo no les siente demaciado pesado,enredado o atosigante por lo mucho que quise abarcar en tan poco tiempo x.x Esta hecho con mucho cariño y pues eso solo para ustedes.

A leer el final de la historia!~*

Capítulo16: Por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes

 


Lucius Malfoy siempre se congratuló en ser una persona justa, ecuánime y en cierta medida piadoso con sus oponentes, sin embargo tras regresar a su casa después de una muy exitosa y larga jornada laboral sin encontrar a su querido unigénito como tantas veces atrás, después de tanto tiempo transcurrido, finalmente le hizo sospechar que algo no andaba bien.


Su querido Remus no soltaba prenda sobre lo que sucedía bajo su techo, pero intuía que sabía más lo que decía. “Esta en Italia, déjalo en paz Lucius” fue lo que le dijo, pero ¿Cómo le pedía eso? Era su único hijo, por tanto esperaba que estuviese en casa para recibirlo como se debe; con un cariñoso abrazo y sus dulces atenciones que se merecía.


Indagar exactamente donde estaba no fue algo tan difícil; con tanto dinero a su nombre, siempre había gente dispuesta a ejercer su voluntad con solo agitar los galeones frene a su cara; lo que si fue tarea ardua, fue averiguar con quienes estaba y en calidad de qué.


No podía creerlo. Era obvio que su reacción no sería agradable y ni el mismo tenía noción de que tan escandaloso podía llegar a ser o lo que sería capaz de hacer.


Su precioso Draco en manos de semejantes animales salvajes, mayores que él, profesores pobretones de Hogwarts y como si no fuera lo suficientemente lamentable; ¡Weasleys tenían que ser! No lo aceptaría y se negaba a hacerlo.


-¡Por Merlín Lucius! ¿Cómo pudiste hacerlo?- exclamó Remus entrando como tornado en la habitación. Sus ojos como la miel generalmente dulces y comprensivos, parecían dardos dorados que lo lastimarían sin si quiera pensarlo dos veces.


El mismo estaba molesto por ser excluido de ese misticismo; por Merlín santo que era el patriarca de esa casa y tenían que tratarlo como tal.


-¡Tu sabias que nuestro dragón fue secuestrado por esos depravados y no dijiste nada!- su marido le dedicó una mirada reprobatoria y se cruzó de brazos.


-No lo secuestraron. Draco se escapó por su voluntad con una tonta excusa para estar con ellos, solamente. Quien lo secuestró fuiste tú al traerlo de regreso sin su consentimiento y sin previo aviso. Seguramente está molesto y asustado en partes iguales todo por no hablar con él antes como una persona normal y racional haría- lo señaló ferviente pero Lucius no se amilanó.


-¡¿Por qué no me dijiste nada?!- repitió ignorando el hecho que le haya dicho irracional y anormal; ya después hablaría sobre eso.


-Porque sé cómo te pones de drama Queen con tan poco- Remus con precaución se acercó ignorando su propia exasperación y lo rodeó con sus brazos. Lucius bufó molesto sin hacerlo a un lado. Su lado veela ardía por su otra mitad y buscaba su confort, pese a lo dolido que estaba porque este no haber confiado en él –lo que yo iba a hacer en cuanto regresara era hablar severamente con él, probablemente lo castigaría por mentir, pero no le prohibiría ver a los chicos Weasley-


-¡¿Por qué no?!- chilló horrorizado. ¿Cómo se atrevía? Si lo que tenían que hacer era alejar a su bebe de esos monstruos.


-Porque son su pareja Luci y nada en este mundo puede interponerse en eso. Ambos sabemos de eso por nuestro pasado- dijo con nostalgia al recordar el impulso eléctrico que recorrió su cuerpo nada más ver a Lucius cuando eran adolescentes y como poco les importó el futuro y los contras en su relación ni siquiera el que dirá de los padres del platinado.


-¡Pero eso es diferente!- apretó los ojos, no quería que las cosas fueran así.


-¡Claro que no! ¿Dime en que difiere su situación con la nuestra? ¿Qué tienes ahora el lugar del padre en lugar del rebelde?- las mejillas pálidas ganaron color.


-Esto no se trata de eso Remus, Draco es un niño…-


-Puede que lo sea, pero nosotros no fuimos diferentes. Entiende que le harás más daño a nuestro dragón del bien que puedes creer que le haces- Remus acarició el lacio y largo cabello de su esposo y suspiró –entiendo lo preocupado que estas amor, yo también  lo estoy pues es nuestro bebe, pero ambos sabíamos que pasaría tarde o temprano. Habla con el Lucius- se hizo el silencio y solo permanecieron firmemente abrazados. El encanto lobuno de Remus tranquilizó a su marido quien comenzó a respirar pausadamente, dejándose envolver en su suave aroma.


Con la mente despejada y su corazón más sereno, recordó sus momentos de escuela cuando finalmente su herencia veela se hizo presente; aquello que enlazó de por vida su destino con el de Remus; ese camino espinoso que volvería a cruzar solo por tener esa felicidad que sabía que no encontraría en ningún otro lugar donde no estuviera Remus.


-Lo haré- aseguró dando un asentimiento con la cabeza.


-¿Es enserio?- Lucius volvió a asentir. Su mente calculadora ya estaba maquinando una nueva vía que abordar. Pese a comprender por lo que pasaba su bebe, no se lo dejaría tan sencillo a esos Weasley -¿Y qué harás con Charlie y Bil?-


-Los probaré-


-¡Lucius!- reprendió molesto, pero el ojigris solo frunció el ceño.


-Si realmente son merecedores de mi dragón, los reconoceré como lo que son, sus parejas. Pero si no, pues los Weasley tendrán que conseguir dos ataúdes...-


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“¿A dónde me llevan estos tontos?” fue lo primero que se preguntó entre más se alejaban del centro y más se acercaban a áreas amplias verdosas tan conocidas con forme se adentraban. No había ruido alguno más que de pequeños pasitos de gnomos y el viento fuerte vespertino “¿Estamos en La Madriguera?” se preguntó intrigado.


 -¡Suélteme!- chilló Ron por veinteava vez forcejeando con los brazos de los gemelos que inmovilizaban su cuerpo y le impedían huir. No era lo suficientemente fuerte para dañarle, pero lo suficiente para asirlo.


-No te soltaremos hasta que te calles Ronny- alegó Fred con una sonrisa ladina en su boca. Una sonrisa que tan bien conocía exclusivamente reservada para las bromas que siempre lograba erizarlo y que el calor inundara sus mejillas.


-¿E- Estamos en casa?- dudó cuando cruzaron el umbral y más aún porque no había sonido de cacerolas sobre la estufa o las agujas tejiendo algún suéter.


-Claro. Mamá esta de compras con Ginny y tardarán mucho- regresó a ver a su hermano auto congratulándose mutuamente por sobornar a su hermana para que les echara la mano -además el señor premio anual esta con su noviecita, por tanto tenemos la casa para nosotros solos sin interrupción-


-¡Oigan!– refunfuñó haciendo un gesto al ser soltado con brusquedad en una cama. Era el cuarto de los gemelos. Lo reconocía por como pegaba la luz del sol en la tarde y la peculiar coloración que escogieron -¿Y qué tal  si yo no quiero estar con ustedes?-


-¿Prefieres hacerle ojitos a Zabinni acaso?-


-¿Qué?- se quedó turbado. ¿De qué iba eso? No lo entendía, pero mucho menos la sombría expresión de sus hermanos que no sonaba a burla, si no a reproche. -No. Él es mi amigo, solo eso- contestó ofuscado. ¿De dónde sacaban algo tan atroz como eso? -sólo charlábamos-


-El parecía que estaba interesado en otra… cosa- eso ultimo sonó a gruñido que le hizo temblar. “¿acaso están… celosos?” se preguntó con el aliento entrecortado “no es posible”


-¡No es cierto!-


-Como sea won-won- interrumpió George caminando de un lado a otro como león enjaulado -no nos gusta que toquen nuestras cosas y eso te incluye a ti-


-Sí. Somos algo especiales con eso- sentenció Fred poniendo ambas manos sobre el colchón, impidiéndole salir corriendo. “Como si pudiera huir” se dijo sintiendo sus piernas tan rígidas que era imposible moverlas -con la única persona con la que nos permitimos esas confianzas y compartir es entre nosotros y nadie más-


-¡No soy una cosa, tontos!-


-Eres nuestro- sentenciaron los dos de forma unánime haciéndole estremecer  -lo decidimos desde hace mucho tiempo atrás- ambos se regresaron a ver con un asentimiento.


-Pero si siempre me molestan y me hacen llorar- refutó sorbiendo su nariz y haciendo un puchero que los gemelos tuvieron dificultad para contenerse de seguir molestándolo. “Es tan adorable…” pensaron al unísono con una ladina sonrisa.


-¿Qué te podemos decir? Tenemos una forma peculiar en demostrar afecto, conejito- Fred se inclinó para besarlo suavemente como sabía que le gustaba a Ron; invitándole a no temerle y que no huyera.


-Además, te ves muy lindo con los ojos llorosos como en este momento- confesó George sacando la lengua divertido tomándolo por los costados, ahora era su turno de apoderarse de sus labios y estaba que se comía las ansias.


-P-Pe-Pero si yo no quiero…- su voz apenas era un audible sollozo que hizo que la sonrisa sardónica de ambos se ampliara en éxtasis.


-Pelea con todo lo que tengas para hacernos desistir Ronny-


-Pero te advertimos que no nos rendiremos fácilmente- Los ojos azules anegados de lágrimas miraron a uno y a otro sintiendo su cuerpo temblar. Estaban tan dolorosamente cerca y era un manojo de nervios.


-¿P-Porque? ¿Por qué hacen esto?- lanzó la pregunta temiendo la respuesta antes de escucharla. Esperaba que no fuera una de sus tontas bromas o favores que aún les debía porque estaba seguro que ahí sí que lloraría antes de retirarles la palabra para siempre. Estaba esperando cualquier respuesta, salvo la que finalmente los gemelos decidieron darle.


-Porque te amamos-


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Desde que tenían uso de razón siempre estuvieron Fred y George juntos y siempre pensaron que no podían ser más felices que en su mutua compañía. Pues en su consideración ¿Qué les hacía falta si ahí en su pequeño universo de dos habitantes estaba tan completo? Tal fue su sorpresa el cambio radical que supuso la llegada de Ron en sus vidas.


Ese pequeño y adorable bebe, su hermano menor quien  sin prejuicios como los que tenía contra ellos su hermano Percy, la incomprensión de sus padres, ni molestia de Bill o la decepción de Charlie; más que su inocente mirada y su dulce sonrisa les extendió los brazos, inmiscuyéndose en sus vidas como una perfecta pieza que embonaba entre ellos. Nunca pensaron que pasaría pero así fue.


Ron podía ser muchas cosas, inseguro y miedoso, pero tan entrañable que simplemente no podían dejarle y la simple idea de que algún día el fuera a dejarlos era inconcebible.


El pequeño Weasley reaccionó tan dócilmente como si aquellas palabras fueran mágicas que simplemente dejó de pelear. Fred gustoso aprovechó eso. Tanto el cómo su hermano ansiaban marcar a Ron como su propiedad. Cuantas veces soñándolo pero pocas veces planeándolo pues ¿Qué mejor que se entregara a ellos de esa manera tan voluntaria?


-Fred no…ngh…- pidió en un jadeo sintiendo su abrazadora boca succionando su cuello y sus libidinosas manos apretando entre sus dedos sus sensibles botones.


-¿Cómo estás seguro que no soy George?- preguntó repasando con la lengua la base de su clavícula descendiendo tan lentamente hacia su pezón que no tardó en probarlo y succionarlo hasta dejarlo erecto y tan apetecible como una cereza que volvió a chupar hambriento. El menor arqueó su espalda cubriendo su boca avergonzado por sus gemidos.


-Simplemente lo sé con solo verte Fred…- Fred amplio su sonrisa con complacencia; justo la respuesta que esperaba. George ahí de pie se quitó su camisa antes de regresar a la comodidad de la cama donde procedió a bajar los pantalones de su gemelo.


Iban enserio y Ron aún no se sentía listo, aunque no sabía a esas alturas del partido que era lo que quería “aunque se siente bien…” se dijo apretando los ojos. George giró sobre sí mismo postrándose sobre la cama y con una lujuriosa mirada introdujo sus dedos a la boca lamiéndolos lentamente. Ron tragó saliva con dificultad al ver lo que estaba haciendo. Sintiendo que le faltaba el aire, pero sin despegar su mirada de lo que estaba vio como los largos dedos se dirigieron a su entrada; un digito se perdió en un húmedo sonido, entrando y saliendo, autoestimulandose con parsimoniosa rapidez como su estuviera ya habituado a aquel juego previo. Su propia erección no podía estar más dura.


-¿G-George?- tartamudeó sintiendo la tersura de su pierna rosando contra la palma de su mano que en un movimiento lo acarició como jamás pensó.


-Vamos Ronny, te quiero dentro…- Ron no estaba seguro de que era lo que tenía que hacer, pero el calor y el ardor de su piel pedían a gritos fundirse con él. Fred se le quitó de encima y sin decir nada más que una obscena mirada de su parte, George se sentó sobre su falo. Su vibrante piel contra la suya perlada de sudor, la estreches invadiendo su miembro; apretándolo tortuosamente pero tan delicioso que pensó que se correría en ese instante.


Mordió su propio labio cuando vio como George con una arrebolada expresión le pidió que continuara. Los incontables besos de Fred en su rostro eran la gloria y con frugalidad comenzó el vaivén que el rechinido de la cama lo hacía aún más obsceno de lo que pensó que sería.


Fred masturbaba a George con su mano libre, mientras este se clava aún más con un admirable movimiento de caderas haciéndole ver estrellas en pleno cielo despejado.


La habitación era un mar de ruidos, jadeos y demás sonidos que en ese momento no podía importarle menos. Sus propias manos sabían lo que hacían y apretando se sostenían de la piel de su hermano. No podía sentirse mal por algo que estaba tan bien, que también él deseaba aunque no lo supiera.


Aún tenía muchas dudas pero no sobre sus sentimientos pues tras la charla con Sirius comprendió a regañadientes que lo que sentía por esos gemelos del demonio era más que amor fraternal, era por ello que estuvo dolido ante la idea de ser solo un juguete para ellos que nada más aburrirle lo dejarían tirado en un rincón.


Sintiendo que no podía soportarlo por mucho tiempo más se corrió avergonzándose al instante por la rapidez con la que lo hizo.


-L-Lo siento…- murmuró terminando de vaciarse en su interior con un gutural sonido que manó de su garganta. Fred besó su frente casi sintiendo la sonrisa de sus labios reconfortándole al instante.


-Lo hiciste bien Ronny…-


-Ya aprenderás- los gemelos se regresaron a ver cómplices dándose un casto beso regresando a ver a su hermano menor que arrebolado respiraba entrecortadamente.


El primero en desear acunarlo fue Fred quien acomodando su lazo cuerpo sobre el suyo, le pasó el brazo bajo su cabeza. George con un gesto mimoso le despejó los cabellos de la frente besando su mejilla.


Con forme disminuía su alta frecuencia cardiaca, la realidad se hizo presente y diversos colores se entremezclaron en su rostro. El pálido blanco por haberse dejado perder su virginidad de buenas a primeras, el morado por la molestia de esas sonrisas de satisfacción de sus hermanos, verde por lo que dirá su madre al enterarse lo que acababa de pasar bajo su techo, para culminar con rojo intenso por el desastre que hicieron en la habitación y lo que era su propio cuerpo lleno de chupetones, lamidas y sustancias blanquecinas que no sabían de que quien era que, pero que no podía seguir viendo sin que el sonrojo se apoderara de su rostro.


-¿Es enserio que…. me… aman?- preguntó más que avergonzado cubriendo su rostro con ambas manos, solo dejando al descubierto sus ojos. Si le iban a mentir tenía que verles la cara para poder patearlos por su desfachatez.


-Si no lo hiciéramos, jamás te habríamos tocado de esta forma Ron- el menor como pudo se cubrió con la sabana su desnudo cuerpo; esa mirada que le lanzó George fue tan ladina como si fuese a brincarle nuevamente. “Mi cuerpo no está listo para repetir” se dijo desviando la mirada.


-Como que ya estamos en demasiada intimidad para que te cohíbas Won-Won- Fred tiró de sus sabanas abochornándolo mucho más, de ser posible.


-No me digan así…- reprochó, pero como siempre fueron oídos sordos ante sus quejas y solo rieron dulcemente. Se veían felices, genuinamente y sin un toque de burla como siempre. Su corazón agradecido se expandió en una agradable sensación en su pecho -¿no quieren saber lo que yo pienso de ustedes?-


-Sabemos que nos amas Ronny-


-Solo que eres muy cabeza dura para aceptarlo y muy tacaño para decirlo en voz alta…-


-…pero tu cuerpo es bastante honesto…- contestaron al unísono y solo pudo hacer un mohín.


-Creídos, ególatras pretenciosos- bufó cruzándose de brazos. “Aunque algo de razón hay en ello…” se dijo abochornado.


-Puedes decirnos como quieras cebollita, pero ahora oficialmente eres nuestro y nada cambiará eso- aseguró George restregando su cabeza sobre su pecho antes de apoderarse de sus labios con emoción.


-Solo espero que mamá no se lo tome tan mal…-


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En lo que pareció un instante divertido de salir con amigos en un día cualquiera, seguido por una creciente duda sobre lo que sucedió con Ron; tanto Zabinni como Pansy esperaban en las bancas sin haber establecido un ganador en su absurdo juego de un Theodore Nott que ya no estaba presente.


Hermione a lo lejos regresaba con unos helados que Pansy le encargó. Lucía acalorada por el excedente sol de la tarde y su alborotada melena aun indomable, o eso era lo que se decía Pansy sin apartarle la mirada. Le agradaba su compañía y era incluso más divertido de lo que pensó a primeras instancias; aunque no comprendía por qué si generalmente no le agradaba cualquier persona, mucho menos una chica y de esa forma tan extraña.


-Ya admite que te gusta Pans-Pans- dijo a su lado Blaise con los brazos cruzados como si hubiese leído su mente. Al instante se puso a la defensiva.


-¿Qué yo que?- preguntó con una mueca incrédula mirando al italiano para regresar a ver a la Ravenclaw –estas de coña, Zabinni-


-Esa boquita nada femenina Pansy. Ni si quiera se porque le gustas a Granger pero a si es-


-¿Tu que sabes?- refutó súbitamente molesta. No quería hablar de eso. Ni sobre sus tontas suposiciones ni de lo cierto que era que Hermione tenía sentimientos por ella; prefería ignorar aquello que no le sentaba bien. ¿Por qué arruinar su camaradería por algo tan superfluo, cambiante e innecesario como el amor?


-Simplemente se ve a kilómetros. Si no eres capaz de notarlo es que te faltan lentes, amiga- se alzó de hombros –te apuesto incluso veinte galeones que esa sonrisa  que no se borra de su rostro es solo para ti, pero tú solo pierdes el tiempo haciendo que Circe en el cielo te habla-


-¿Y a ti qué? Si el pecoso de Ronald te mandó al averno dejándote perpetuamente en el rubro de “amigos” no es mi problema para que quieras emparejar a alguien para vivir tu ilusión de amor en otra persona-


-Pero yo ya sabía que el corazón de Ronny tenía dueño, es por ello que quise confesarme pero sus tontos hermanos me lo impidieron. Solo quise hacerlo para poder continuar y tal vez enamorarme en un futuro de alguien que si me corresponda- asintió jugueteando con sus pulgares –aunque no entiendo como alguien como tu está perdiendo el tiempo si tiene la posibilidad de tener un instante de alegría que solo te pertenecerá a ti misma-


-Porque es algo que no debo ser…- bajó la mirada antes de recibir un zape del moreno -¡Oye!- chilló ofendida por haberla golpeado ¿Cómo osó hacerle eso? pero el chico solo se puso de pie antes de poderle reprochar hasta saciarse y le hizo una seña con la mano comenzando a alejarse.


-Deja de ser cobarde Parkinson- hizo una pausa -¡animo!- gritó alzando su pulgar al aire sin dejar de avanzar. La pelinegra le mostró el dedo medio sin importarle lo mal que se veía en una dama y echó su cabello hacia atrás. “Ahora ese idiota quiere darme clases de moralidad y ocho cuartos… ¡Hum!”


-¿Qué le pasó a Zabinni? ¿Por qué se fue?- los ojos castaños la miraban con atención. Los pequeños reflejos del sol los hacían ver más brillantes que Pansy solo apretó los labios.


Claro que sabía que Granger se moría por ella pero, simplemente no podía… su estatus como primogénita de la familia Parkinson, su sangre pura y las enseñanzas ancestrales de su familia le impedía por todos los medios cualquier relación por debajo de su alcurnia y ella era una sangre sucia “¿porque todo es tan complicado?” se preguntó entrecerrando los ojos “si tan solo fuera como yo o mínimo mestiza, así sería más fácil…” suspiró.


-Porque es un idiota desconsiderado- dijo tomando la mano de Hermione para darle una mordida a su helado. El temblor de la chica se hizo evidente haciéndole sentir extrañamente bien consigo misma por haberlo provocado.


-¿P-Porque te gusta jugar conmigo Pansy?- preguntó la chica armándose de valor, observándola fijamente. Pansy se petrificó nada más escuchar eso  –te recuerdo que no soy una chica tonta y que se sabes que me-me- gus…tas… por eso un tiempo estuviste evitándome- dijo con las mejillas enrojecidas sin despegar sus ojos de los de la Slytherin. La ojiverde no estaba acostumbrada a ser enteramente honesta, pero, sentía que en ese momento tenía que serlo y lo sería.


-Porque es divertido estar contigo, ardillita. Eres graciosa y agradable, incluso con el complejo de comelibros- la castaña se ofuscó poniéndose al instante de pie, molesta, pero Pansy la sostuvo por la mano impidiendo que se fuera –hay un millón de cosas por las cuales no debo de corresponderte y otras más por lo cual debería alejarte de mí, sin embargo aquí me tienes, aun a tu lado sin la intensión romperte el corazón-


-¿Por qué? ¿No sería más sencillo?- cuestionó Hermione sintiéndose al borde de las lágrimas por esa condenada Slytherin quien siempre lograba llevarla hasta los más altos cielos con su mera atención, de regreso al infierno con su punzante indiferencia.


-Porque no puedo sacarte de mi vida- la castaña volvió a sentirse y Pansy con un gesto ajeno a su carácter, limpió con el dorso de su índice una traicionera lágrima que rodó por la mejilla de Hermione –si quieres intentar conquistarme, no te lo impediré. No lo sé, tal vez con perseverancia y devoción puedas hacer que todo ese millar de motivos, circunstancias en nuestra contra, pierdan todo su valor…- Hermione aquello lo sintió como una propuesta, un atisbo de esperanza que jamás pensó que tendría y antes que su privilegiado cerebro lo asimilara, se abalanzó contra la pelinegra besando sus labios sabor cereza.


La gente las regresaba a ver con atención por el show que estaban montando, pero en el panorama de Pansy solo existía Hermione y la bravura con la que estaba plantada sobre ella.


 -Soy una persona perseverante Pansy Parkinson. Si tengo una oportunidad, puedo hacer lo que sea, incluso que te enamores de mí- asintió segura de sí misma. Tanto que rio por lo adorable que se veía con esa decisión tomada.


Levantando la mano tomó uno de sus rizos castaños desordenados y lo besó. Aceptaba su reto y estaba ansiosa que comenzara a intentar pues se moría de ganas por que lo intentara.


-Me gustaría verlo…-


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En la mansión Potter-Riddle, todo regresó a la acostumbrada tranquilidad como si de aquella tormenta explosiva hubiesen pasado años y no solo un par de horas. Severus suspiraba. Lo sintió cerca y esperaba que aquello fuera la última prueba de fuego que tenía que pasar para poder estar con Harry. Su pequeño adorado con tal encanto malicioso que le encantaba.


-Sev- ronroneó Harry recargado en el pecho del pocionista. Estaba tan cómodo entre sus brazos que no se creía capaz de sobrevivir sin ese hombre en su vida.


-Harry por favor contrólate un poco- pidió Severus con voz ronca y Harry no tan apenado como debería estar, se bajó de su regazo bufando –vamos, se comprensivo pequeño. Salí vivo de puro milagro del encuentro con tus queridos padres así que no estás en posición de pedir más- el menor exhaló un nuevo bufido por la nariz.


-Pero mínimo podemos darnos unos besitos ¿no?- parpadeó un par de veces de esa manera tan adorable que sus pantalones se ajustaron al instante. Apretó los ojos “piensa en otra cosa…” se dijo con una alerta de pánico. No podía perder la cabeza por su niño en ese momento. Tenía que ser el adulto en la situación y tras la negociación con el ministro Riddle, no le quedaba de otra que mantener un buen historial con él para no darle motivos para alejar a Harry de su lado.  


-Merlín que me vuelves loco…- Harry sonrió emocionado al recibir los labios de su querido Severus. –Recuerda que no podemos pasar de aquí… al menos hasta que seas mayor-


-¡¿Qué?! ¡No Sev!- chilló Harry haciendo una mueca. –Yo si me vuelvo loco si me haces eso…- le echó los brazos al cuello para seguir besándole, pero Severus lo detuvo antes de que siguiera ansiando su boca –¡¡faltan aún 4 años para eso!!- sollozó desesperado.


-Es lo que hay Harry –


-¡HUM!-


-¿O prefieres no verme más? Porque puedo poseerte sobre la mesa justo ahora y ten por seguro que encontraré un avada con mi nombre más rápido de lo que pueda reaccionar….-


-¡Tampoco quiero eso…!- sollozó cruzándose de brazos. Todo era tan injusto en su situación, pero perderle era algo que no aceptaría. Tanto que le costó llegar al corazón de su Severus, nada en la tierra le alejaría.


-¿Entonces qué es lo que quieres Harry?-


-A ti. Solo a ti aunque tenga que esperar- contestó al instante enamorando nuevamente al pocionista con su sinceridad y seguridad. Su temple inamovible y su semblante entre inocente y fiero con sus esmeraldas firmemente devolviéndole la mirada. Ese era el Harry por el que vivía y que amaba. No podía pedir nada más a la vida y lo que le deparó.


“Será un gran honor estar esperando por ti” se dijo tirando de su brazo para volverle a besar con su inconmensurable amor que sentía por él “además ¿Qué son cuatro años?”


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Tras un fuerte golpe de ansiedad y otra dosis de desesperación, tanto Bill como Charlie recibieron un llamado de Malfoy Manor donde estaban seguros que se encontraba recluido su querido Draco.


Sabían de antemano que tarde o temprano tendrían ese enfrentamiento a muerte con Lucius Malfoy por el derecho de tener la mano del pequeño veela-licantropo, tal vez un poco de confrontación verbal entre hechizos yendo y viniendo, con una alta dosis de persuasión, pero sabían que lo lograrían pues su querido niño hacia que valiera la pena luchar por él.


No querían dañar a Draco, eso jamás. Pero querían dejar en claro que él fue quien, pese a su corta edad los escogió a los dos como sus parejas; la dualidad en su interior los señaló como sus destinos y sus compañeros de viaje en ese largo camino que es la vida.


Pensaron que tras mucho tiempo y dedicación podrían convencerle, incluso tal vez ganar su aprobación costase lo que costase, pero lo que no esperaron fue lo que tenían alzándose frente a sus ojos. Una puerta iluminada y un Lucius Malfoy al pie mirándolos con desagrado.


-¿Quieren a mi hijo?- fue lo que preguntó secamente apenas regresando a verlos a modo de bienvenida.


-Con todo nuestro corazón- respondió Charlie dando un paso hacia él, dispuesto a jugársela el todo por el todo. Bill quien contemplaba con curiosidad la puerta iluminada, tratando de recordar donde la había visto antes, no se quedó atrás.


-Él es nuestra razón de ser- aseguró.


-Si están dispuestos a todo por mi hijo, entonces firmarán un contrato- los mayores Wesley se regresaron a ver, incrédulos. ¿Enserio era todo? “tiene que haber un truco” se dijo Charlie echando mano del pergamino blanco que les entregó el patriarca Malfoy.


“Como lo suponía” se dijo Bill tras terminar su lectura en una fracción de segundo. Era lo lógico que pediría Lucius. Tiempo hasta que Draco fuera mayor de edad sin ponerle un dedo encima, un hogar propio donde los tres pudieran vivir y un trabajo adecuado para cuidar de Draco.


-¿Esto va en serio papi Malfoy?- cuestionó Charlie riendo por la mirada fulminante en su dirección –todo se ve bien y era exactamente lo que planeábamos darle a Draco, pero ¿estás de broma? ¿Una clausula en caso de muerte accidental donde te desligas? ¿Nos darás acaso unas pistolas para jugar ruleta rusa?-


-Cállate y firma Charles- pidió Bill haciendo caso omiso a esa cláusula. Sabía que era de cuidado algo tan frágil como poner su vida en jaque, pero si quería ganarse a Lucius Malfoy sabía que no había otro camino.


Se regresaron a ver un instante en un mudo acuerdo de cuidar sus espaldas por cualquier cosa que pudiera pasar. Sus ojos regresaron a la puerta encantada frente de ellos indiferente de lo que sucedía en ese tenso ambiente. No había nada en el planeta que quisieran hacer más que ver a su pequeño niño rubio una vez más y tenerlo en sus brazos.


-Será algo parecido a la ruleta rusa, Weasley. Sin embargo es solo una forma práctica de comprobar si son dignos de Draco. Si salen ilesos tras tocar esa perilla, tendrán mi bendición; pero si no. Bueno, tendrán una muerte lenta y agónica por haberle puesto la mano encima a Draco. Un reto bastante sencillo y hasta fácil ¿no creen?- los pelirrojos se regresaron a ver nuevamente.


¿Eran dignos? Querían creer que sí.


Dando un último suspiro haciendo alarde de su naturaleza de Gryffindor y con un solo pensamiento en el futuro compartido con su pequeño prometido, giraron el pomo de la puerta.

Notas finales: Y asi damas y caballeros llegamos al final (despues de tanto XD) de este Fic!! Mil gracias a todos los que comentaron a lo largo de la historia, a los otros tantos que tras mucha espera decidieron dejarlo y otros muchos que con forme avanzó se unieron en este viaje conmigo. Les agradezco de todo corazón pues hacen que el esfuerzo de terminar y de tratar de hacer algo que valga la pena leer, es por ustedes y sus pequeñas motivaciones que alegraron mi vida por este transcurso de 3 años (si, no puedo creer que ya hayan pasado tantos ;A;) Muchas gracias: gemma, Xyori Nadeshiko, Ushio-Tsuki, Tannia, cris, Alba040389, rosemalfoypotter1096, cris, ninytan, , anairafuji, kaorugloomy, Anggelisse, Lys, ritsu06, slashrome, Makoto iki, Erenxxxrivaille, Alexandra, Marsalperroyaoista, Eliane_Snapy, Aoixreita, enamorada del yaoi, BLANCA_BUNNY, Nataly, esther, Maria, SnarryGirl, joker713 y LucyDarck, Aoixreita, nio1991, Arlequina Lunatica Snape, Rene, Suichiro Nekita_U, Tess Malfoy, megasikent, Fundashi_kun, Lightwood, ChicoFudanshi, jazmine y Louise08, Adhara Altair, Maggie, Louise08, x3, Fudanshi_kun, A.A.A.M y los tantos anónimos que se pasaron por aquí.

Espero que les haya gustado y pues si les interesa, estaba planeando hacer una especie de epilogo dividido en 2 o tal vez 3 partes para explayarme sobre lo que pasó despues de esos 4 años en la vida de cada pareja jeje~

Les mando muchos besitos y hasta la proxima!! <3


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