Con el corazón en la mano y muchas expectativas en su cabeza, recorrió velozmente las mazmorras hasta el recinto de su adorada persona, usando una capa de invisibilidad, que había sido el regalo de su papi.
-¿Profesor Snape?- llamó en un murmullo mientras daba tres toques a la puerta.
Severus Snape estaba plácidamente sumergido en la elaboración de una nueva pócima de su creación capaz de absorber cualquier veneno que se ingiriera, sin embargo aún estaba en fase experimental. Con una ligera explosión debido al ruido, molesto dio un movimiento de varita para desvanecer la nube negra que se instaló por toda su pequeña sala y se aproximó a atender la puerta “espero que sea de vida o muerte” pensó.
Al abrirla puerta no vio a nadie y eso hizo que su vena de la frente brotará furibunda, se sentía capaz de lanzarle un imperdonable al primero que se le atravesara.
-¡Profesor, no cierre!- exclamó Harry quitándose la capa con una sonrisilla.
-Potter!- gritó sorprendido. Sabía que esa voz le sonó familiar, pero sabía que ya pasaban de las deshoras de la noche para que el pequeño de lentes estuviera fuera de la cama.- Se puede saber qué es lo que se le perdió señor Potter?-
-Tu…- dijo con mirada inocente. “¡no se pude hablar con este niño!” dándole un ligero jalón, lo introdujo en su morada ya que no quería que estuviera parloteando tonterías en pleno pasillo.
La estancia estaba acomodada tan pulcramente que a Harry le pareció muy acogedora; llena de estantes con un sinfín de libros de todos tipos tan finamente cuidados sin una mota de polvo como si realmente fueran queridos y procurados; había varios anaqueles con calderos de diferentes tamaños, matraces, tubos y barrilas de cristal para mover las opciones. Todo desprendía la calidez del pocionista y ese aroma tan peculiar que Harry no podía dejar de inhalar.
-Comenzare a bajarte puntos si no comienzas a decirme tus razones- dijo el hombre serio que al parecer no tenía intenciones de dejarlo pasar a echar un vistazo.
-Yo solo venia recordarte que me debes unas clases de pociones- dijo con una sonrisa victoriosa. El adulto solo arqueó una ceja, había querido con todas sus fuerzas que se le hubiera quitado de la cabeza aquella idea.
- ¿Realmente estas seguro que quieres dominar el noble arte de las opciones?-
-¡Con toda mi alma!- contestó al instante y el de cabellos largos se agachó para acercarse al chiquillo.
-Si tus intensiones son otras que no sea la elaboración de pociones y me llego a dar cuenta, ni siquiera tu bendito padre podrá hacer nada al respecto, Potter-
Aunque su voz sonó amenazante, Harry no podía escuchar claramente, tenerlo tan cerca pudiendo sentir su cálido aliento con olor a yerbabuena y su respiración en su frente hacía que su libido lo impulsara hacia delante para atrapar esos delgados labios que hacía mucho ansiaba volver a probar. Pero su instinto de supervivencia lo paró en seco, tenía que demostrarle lo que era capaz de hacer por su pocionista favorito.
-Entendido pro-fe-sor Snape- dijo vivaracho con su cantarina voz mientras le daba un rápido abrazo-no te defraudaré- dijo clavándole sus chispeantes ojos esmeralda que tanto turbaban a Severus, que tuvo que ocupar todo su autocontrol para no realizar un paso en falso.
-Muy bien, te citare todos los viernes a las siete de la noche para tus clases, mas te vale no llegar tarde como acostumbra- dijo frunciendo el ceño- y…10 puntos menos a Slytherin- dijo al momento que abrió la puerta indicándole que saliera.
-¿Pero por qué?- preguntó Harry asustado.
-Por andar fuera de la cama tan tarde- dijo señalándole con la cabeza su camino. Harry asintió vencido, jamás podría ganarle “¿Cómo se supone que voy a ganar su corazón?” se preguntó abatido “seguro y no tengo oportunidad alguna…” Severus arqueó la ceja al notar el decaimiento del chico siempre tan alegre y suspiró.
<…- Buenas noches… Harry- dijo por lo bajo antes de cerrar tras de sí dejando al azabache turbado y estaba seguro que pudo notar un ligero sonrojo del hombre siempre estoico “¡tal vez si tenga una oportunidad!”
Revitalizado con esa pequeña muestra de cariño se fue dando brinquitos hasta llegar a la aristocrática sala común de las serpientes. Todo estaba igual que el año anterior todo tan majestuoso y radiante de elegancia.
El sueño que pensó sentir con anterioridad se había esfumado, si por él fuera podría correr la maratón por todo el castillo y regresar campante.Con sumo cuidado abrió la alcoba que compartía con Draco y Ron y sin dudarlo se recostó como era su costumbre en la cama del dragón ojiplata.
-Tus pies están fríos, idiota- dijo delicadamente Draco en un murmullo casi imperceptible.
-Lo siento- dejó escapar Harry acurrucándose a su lado.
El rubio bufó y se dio la vuelta para encararlo y como siempre le quitó las gafas chuecas que luego olvidaba quitarse al considerarlas ya como otra extensión de su cara –¿y esa cara de cucho que te cargas?- preguntó entre abriendo mas los ojos a pesar de la pesadez de sus parpados.
-Vas a tener que enseñarme pociones Draco- dijo con una sonrisa socarrona que iba a ser muy difícil que se le borrara de su rostro.
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Al siguiente día les tocó clase de ir a clase de Herbología a primera hora donde conocieron las propiedades de las mandrágoras y como trasplantarlas, esto pasó de lo más tranquilo, pero no fue de gran interés para Harry ya que no dejaba de pensar en la siguiente materia que les tocaría (es difícil saber de qué materia está pensando…)
Para la clase de posiciones de Slytherin y Ravenclaw, Severus Snape entró altivamente a la estancia. No había podido dormir bien la noche anterior y por ende no estaba de bueno humor; todo eso se lo debía al impertinente chiquillo de brillantes ojos esmeralda que apareció constantemente en sus sueños turbándolo terriblemente. “no voy a permitirle colarse en mi pensamiento, no lo hare” se decía molesto.
-Guarden silencio y cualquier impertinencia a la clase será severamente castigada...- todos los alumnos tragaron duro. Sin hacer contacto visual con alguien realizó un movimiento de varita y cerró los dos ventanales superiores y encendió todas las velas para mejor iluminación.
<…-Los dividiré en parejas para que sea mucho más rápido el ejercicio… Theodore Nott y Padma Patil, Blaise Zabinni y Parvati Patil, Harry Potter y Hermione Granger…-
-¡No!- dejó escapar Ron antes de cubrirse la boca con ambas manos.
-Señor Weasley, ¿algo que quiera compartir con la clase?- preguntó dejando ver su exasperación exudando de cada poro de su ser. El pelirrojo negó con la cabeza –eso pensé… Draco Malfoy y el señor Weasley- “que Salazar lo ampare” pensó- VincentCrabbe y Cho Chang…- y así continuo armando parejas para el trabajo por el siguiente curso.
No había nada más que le aburriera que hacer aquello, pero era más fácil, así que se podrían ayudar entre ellos y si uno era un incompetente el otro mantendría a flote el equipo o de plano se hundirían los dos.
<…-Ahora, ¿quien sabe que es el díctamo y para qué sirve?- Hermione y Padma al instante alzaron la mano, orgullosas de que sabían la respuesta correcta. Otra cosa que exasperaba a Snape, eran los exhibicionistas cerebritos como aquellas niñas…- ¿nadie? Es una lástima…- Dijo paseándose ignorando olímpicamente a las Ravenclaw- ¿Malfoy?-
-Una planta mágica con un gran poder curativo, empleada para la elaboración de pociones, se emplea sobre la piel o por ingesta que es la conocida como esencia de díctamo- Snape asintió, sin poder evitar regresar ver a Harry. Se veía como si estuviera demasiado ido en su mundo de ensoñación… “demasiado” pensó.
-¿Señor Potter, algo más que quiera agregar?- el azabache se sorprendió y se alegró que le haya preguntado algo que si sabia (por suerte).
-Que… también se le conoce como arbusto ardiente y puede liberar vapores inflamables…- estuvo a punto de perderse en sus radiantes ojos que tuvo que carraspear para concentrarse.
-Bien, abran sus libros en la página 8-
Regresando a anotar en su pizarra, les dejó por leer las siguientes cinco hojas sobre la historia características y propiedades del díctamo y les encargó hacer en equipo un pergamino de 500 palabras acerca de las similitudes y diferencias con la esencia de murtlap(estaba siendo demasiado suave por ser el primer día de clases).
Los chicos procuraron trabajar lo mas callados que pudieron ya que Snape como una silenciosa sombra recorría la estancia observando que realmente estuvieran trabajando y con todo el gusto que se permitía (aunque no mostraba) les quitaba puntos por su incompetencia.
Las primera en terminar fueron las Ravenclaw (que novedad) y Ron cuando vio pasar a Hermione no pudo evitar seguirla con la mirada hasta que desapareció de su vista, ganándose un zape de parte del profesor. Poco a poco los alumnos fueron terminando y el salón vaciándose, para mayor relajación del mayor, ya que los lugares atestados no eran muy de su agrado.
-Aquí esta nuestro trabajo… profesor- dijo con media sonrisa su pequeño “¿Cómo que mi pequeño? Creo que me golpee la cabeza con fuerza aunque no lo recuerdo…”
Snape asintió alargando la mano para tomar el pergamino, pero Harry por la emoción de tenerlo cerca no pudo evitar mover la mano hasta que se rosaron por escasos segundos las yemas de sus dedos mandando una corriente eléctrica a todo su cuerpo haciendo que durante ese dulce encuentro se sintiera eterno, pero su ademan fuera demasiado exagerado al momento de separarse que los alumnos restantes miraran extrañados al imperturbable profesor, quien se pateó mentalmente por su infantil comportamiento.
*<%<*%<*%*-3 semanas después-*<%<*%<*%*
-Pon atención cabeza de troll- exclamó Draco molesto al ver la mirada pérdida del azabache navegando en el más allá de los estanques negros que eran los ojos de su adorado Severus.
-Su cabello se ve tan suave- dijo Harry alargando la mano como si pudiera acariciarlo, ganándose un golpe en la cabeza que aduras penas sintió.
-Me estas haciendo perder mi valioso tiempo Potty, tan siquiera Ron me está escuchando- señaló al pelirrojo que estaba apurado escribiendo en su pergamino extendido en la mesa.
-¡Por fin he acabado!- profirió triunfal y gozoso se recargó en su silla.
-Pasos para conquistar a Hermione… ¡Demonios Ronald, esto no es la metodología de la poción crece-huesos!- dijo agarrando el papel antes de que el pelirrojo lo evitara, leyendo rápidamente lo escrito en el pergamino y volviéndoselo a aventar.
-¡Qué!¿A qué hora dije que me uniría a estudiar algo que ni si quiera es tarea?-
-¡Has algo Zabinni! ¿Theo?- demandó el rubio queriéndose sentir valorado por alguno de sus ineptos amigos que ni lo estaban escuchando.
-Wow, no había notado los ojos de zafiro que tiene Ron, parece el cielo despejado en pleno verano- Draco gruñó queriéndose jalar los cabellos, pero sabía que eso sería poco educado.
Theo por su parte solo negó con la cabeza dándole golpecitos en su hombro izquierdo, indicándole que estaba de mas tratar de razonar con sus distraídos amigos.
-Draco, dice Goyle que el hipogrifo esta en movimiento- el rubio asintió y recogió sus cosas.
-Si me disculpan estudiantes de pacotillas, me paso a retirar- Harry chilló llamándolo que siguiera enseñándole y que no volvería a pasar, pero el rubio solo le sacó la lengua –estudia con detenimiento lo que dije y será fácil- dijo esbozando una sonrisa maliciosa a sabiendas que el azabache no había anotado nada y se alejó respaldado por sus dos guaruras.
Harry se quedó viendo a donde se había ido su amigo y suspiró ya había tenido tres clases con su amado Severus, pero aun no había tenido ningún bendito avance.
El pocionista siempre mantenía una distancia prudente (mínimo unmetro lejos y con la vista casi siempre clavada en algún libro en lugar de a él eso como le repateaba al chiquillo) y cada vez que terminaban lo despedía con un “buenas noches” y nada más;su paciencia se estaba acabando y maldecía a sus hormonas que se aceleraban enloquecidas por una sola mirada, una pobre caricia del mayor que le diera aunque sea una señal de que podría llegar a enamorarlo… ¿pero cómo? Tal vez el también debería de armar un plan como su amigo Ronald quien se veía muy emocionado y ensimismado con su lista de pasos para conquistar a la Ravenclaw, tal vez, el debería de hacer lo mismo…
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Aunque ni Vincent ni Gregory se distinguían por su brillantez ni su dominio en las conversaciones, eran muy confiables y cuando Draco les pedía algo, podía considerarlo como hecho, así que ¿Quien mejor para ser su barrera contra esos dos maestros acosadores?
Aunque Draco no era un cobarde, prefería evitarse más molestias, no iba a permitir que nadie jugara con él como si fuera una cochina quaffle, el era un Malfoy ¡por Salazar bendito!
Con el paso de los días se le hacía muchísimo muy raro no haber visto a Charlie más de 2 veces y las dos veces (curiosamente) siempre aparecía en escena Bill apartándolo sin piedad, no es que le molestara realmente (aja…).
Sin embargo, por otro lado estaba otro problemilla, ya que Draco aun no podía ver a los ojos a su profesor de DCAO puesto que siempre que sucedía, se sonrojaba en desmedida manera al recordar que lo vio besándose con el condenado domador de dragones…
Agradeció sonriente a sus amigos al ver aproximándose a su gran amiga Pansy moviendo con su mano su larga cascada de cabello negro.
-¿Seguro que no quieres que te acompañemos más? – dijeron los dos con suma preocupación, haciendo que el rubio pusiera los ojos en blanco.
-Claro que no, vayan a hacer sus deberes que ya han ayudado demasiado y no quiero que me reprochen luego que no alcanzaron de los pastelillos de grosella del comedor por estarme vigilando- los chicos se regresaron a ver con duda y con unas terribles ganas de cenar y asintieron.
-¿El príncipe de Slytherin no puede andar sin sus guardias? ¿Verdad mi amore?- dijo burlona la chica saludándolo con dos sonoros besos en las mejillas.
-Ya sabes Pansy, ser yo es demasiado pesado- la ojiverde rodó los ojos satisfecha, admiraba su siempre peculiar forma de contestar tan lleno de si mismo pero aun así sin denotar verdadera pedantería.
-Ya… aunque aléjate un poco de mí, porque al caminar contigo, todos te regresan a ver más a ti que a la bella chica que esta a tu lado- dijo poniendo sus brazos en jarras y se dirigieron a la sala común de Slytherin.
Draco consideraba aquello más que nada una obviedad que lo regresaran a ver y mas al ser un exquisito veela mitad lobo ya que ¿Quién podría resistirse a esa dupla sin par?, sin embargo, creía que tal vez Pansy estaba a la altura de su belleza (claro el siempre estando en primer lugar) y le caía muy bien; incluso hubo un tiempo en el que pensó que podrían llegar a algo más…
Sin embargo Draco no podía por dos sencillas razones. 1) Ninguna de su dualidad interna se emocionaba al verla “tal vez porque no es la persona pelirroja de mis sueños” pensaba algo molesto ya que se empeñaba con todas sus fuerzas porque no fuera ese terrible y emocionante color y 2) siempre la ha visto como una hermana desde que la conoció.
Charlaron con alegría respecto a su verano (aunque claro el rubio omitió unos claros detalles que aun lo pasmaban; sin embargo su amiga era buena leyendo entre líneas y podía relacionar su constante huida a cualquier encuentro casual con los Weasley mayores con lo que no quería decirle)
-Parkinson, podrías hacerme el favor de dejarme charlar con Malfoy- dijo Bill cruzado de brazos frente a ellos, más como una demanda que como un favor pero sin dejar su clásica media sonrisa ladeada.
Pansy suspiró “miau, que bíceps” pensó recorriéndolo con la mirada de arriba hacia abajo la camisa entre abierta; adoraba a ese maestro y como le gustaría que todos los demás fueran así de apetesibles a la vista, tan siquiera las clases ya no serian tan aburridas.
-Claro papi, suerte, mi amor- dijo guiñándole el ojo al rubio y se fue saltando a la sala común.“traidora” pensó mosqueado al regresar a ver al pelirrojo que rompió la distancia que los separaba rápidamente.
-¿Tienes tiempo?- le preguntó tomando su mano lentamente. Adoraba esa suavidad aterciopelada, con esa curiosa cualidad de sus dedos perpetuamente fríos cuyas palmas siempre permanecía tibias con un ligero temblor casi imperceptible.
-Si es por música siempre estoy dispuesto- dejó ir en contra de su raciocinio haciéndolo rabiar, “yo y mi fanatismo por la música, algún día será mi perdición” pensó decaído, pero sin dejar de mirarlo duramente- quiero decir que…-
-No es de precisamente de música lo que quería mostrarte, pero aun así se que te encantara…- acercando la mano del rubio, ocultó su sonrisa que se alargaba y la rozó con sus labios antes de dirigirlo a su destino con un destello de diversión en su semblante antes de alejar esa pálida mano para no llamar mucho la atención.
Salieron del castillo y caminaron un rato hasta que los ojos grises captaron el lago negro tan inmenso y desafiante con sus cristalinas aguas un poco oscurecidas por la falta de luz, el día estaba llegando a su fin y el sol ya comenzaba a cederle paso a la luna.
-Llegamos justo a tiempo…mira con atención…- le dijo quedamente en su oído haciendo que se sonrojara pero no dejó de observar.
El atardecer, tan magnífico con su multicolor radiante siendo reflejado en las aguas calmadas como un espejo que no se podía distinguir cual era la proyección y cual la realidad y mientras descendía mas el astro amarillo, mas parecían fundirse las dos imágenes en uno solo hasta llegar a un punto que no era posible saber donde comenzaba y terminaba el otro.
-Es bellísimo…-
-Es como la música verdad o casi tan hermoso… - dijo con tono ensoñador- cuando iba en mi quinto año y quería estar solo, venía a esta hora a contemplar el crepúsculo, tan magnífico y reconfortante que llenaba de paz mi interior, pero… los colores transformándose a través de estas gemas plateadas es muchísimo más esplendido que cualquier otra cosa…- dijo acariciando con sus nudillos la tierna mejilla ruborizada.
-De qué demonios estas…- quiso evadir la profunda mirada que comenzaba a generarle extrañas sensaciones dentro de sí, pero Bill fue más rápido atrapando su barbilla y viéndolo tan ansioso pero tan seguro, lo atrajo más cerca de él hasta posar sus labios en los del menor. Fue tan suave como la caricia de la seda, dulce, sin prisa que le hizo suspirar.
-Te amo, Drake, pensé contenerme, pero ya no más- dijo rodeando su estrecha cintura haciéndolo estremecer.
-¿Qué cojones estás diciendo? Yo… no puedes hablar enserio…- dijo queriendo apartarse, aunque su veela interior lo obligaba a quedarse estático. “no puede ser cierto, ¿amarme? este extraño acosador, tan idiota y jodidamente sexy… no, ¿Qué? El no es sexy, claro que no”. Solo evadió su mirada.
-Mírame, es tan enserio como que mi nombre es Willian Arthur Weasley Prewett- dijo tomando ambas manos sin apartar sus ojos azules que resaltaban con la oscuridad, tan veraces y resplandecientes con el titilar de las estrellas que Draco estuvo a punto deperderse en esa iridiscencia.
<…-No te estoy pidiendo que contestes mis sentimientos, jamás te obligaría a ello, sin embargo debía de hacértelo saber de la forma más precisa posible para que no dudaras de la sinceridad de mis sentimientos y estos de alguna manera te alcanzaran…- Su rostro ardía, sabía que estaba más rojo que una ciruela dirigible.
-I…diota- dijo parpadeando dos veces recargando su frente sobre el tonificado pecho del pelirrojo y dejó que lo abrazara. Se sentía confundido, realmente no lo quería creer, pero ahí estaba, diciéndoselo y el sin poder siquiera decir algo.
“Mañana pensaré mejor las cosas…” se dijo firmemente cerrando los ojos escuchando el corazón acelerado del mayor, extrañamente relajante…