Era simplemente imposible que entre todas los cientos de personas en el castillo, encontrara al dichoso domador de dragones siento tan… Charlie y que pese a todo era él quien realizaba aquel hermoso sonido.
-¿Como alguien como tu puede tocar de esa manera?- preguntó en voz alta haciendo al mayor por fin centrar los castaños ojos sobre el pequeño rubio que acababa de cruzar el umbral y alzó la ceja para asombro del menor, quien no se esperaba aquella reacción del mayor.
-Si, a mí también me da gusto saludarte, Malfoy- el rubio abrió mas los ojos "¿porque me llamas así, idiota?" le preguntó con los ojos y frunció los labios molesto; siempre que están solos siempre lo recibe de otra forma “¿porque ahora no?” se dijo respirando pesadamente.
-Es que... la música transmite la bondad del corazón y nuestros más profundos sentimientos, no cualquiera puede tocar así y creí... creí que era Bill el que estaba tocando...- dijo sonrojado.
-Lamento decepcionarte, pero Billy no puede tocar ni un "mi., menos un “do sostenido"- dijo sarcástico dejando de lado el instrumento de madera mientras clavaba esos profundos ojos avellana sobre los plateados.
Draco sentía arder su cuerpo, entre mas lo miraba, mas brincaba su corazón como si quedara expuesto ante él y esos ojos atigrados lo desvistiera.
"Maldito rabo verde, deja de verme" quiso evadir la mirada, pero era un Malfoy y eso no era una posibilidad, tenía que ser fuerte y magnificente ante cualquier persona, pero, su cuerpo temblaba, el lobo inquieto en su interior ansiaba abalanzarse sobre el pelirrojo y obligarlo a que esas diestras manos tocaran su piel como las cuerdas del violín. Hacía tiempo que no estaban tan cerca sin nadie de por medio.
-¿Y cómo demonios es que tu sabes tocar?- dijo desviando ligeramente los ojos, tratando de mostrarse firme y lo mas glacial posible.
-Simple, cuando iba en tercero, perdí una apuesta y tuve que inscribirme en lo que unos idiotas Hufflepuff les gustara y eso fue el club de música…- Draco frunció el entrecejo ante la explicación.
-Si te parecía estúpido, no tiene sentido que sigas con esa tontería…-
-JAMAS, considere la música una tontería- exclamó arrastrando las palabras mientras se acercaba con lentitud al rubio, asechando, simplemente asechando como una serpiente a un ratón que no tenía idea de que pasaba hasta que ya lo tuviera a un paso- ¿creo que la música clásica es aburrida? Sí, pero no por ello no puedo interpretar algunas partituras que se me de memoria cuando me siento mal… es mucho mejor que ir golpeando las paredes…- Draco no estaba conforme con esa respuesta, pero tenerlo tan cerca sintiendo el calor de su cuerpo tan cerca ¿o era el suyo? Ya no podía diferenciar.
-Pero si no significa algo sagrado para ti… no es posible que interpretes así… Vivaldi es difícil interpretarlo sin verdadero sentimiento detrás… y….- tragó dando un paso hacia atrás, pero estaba acorralado.
-¿Realmente te molesta que toque tan bien?- preguntó dando el último paso a hacia su sorpresivamente dócil dragón- ¿será molestia? ¿O porque te excitaron mis manos y lo que pueden hacer y cómo pueden moverse?- Draco ahogó un suspiro.
-Eres un imbécil hijo de tu jodida…- dijo con su sangre hirviéndole en las venas, tenerlo a escasos centímetros en ese estado, era más de lo que podía aceptar y con un rápido movimiento se abalanzó contra el ojicafe con todas sus fuerzas apresando sus labios, con una mano afianzada a su cuello y la otra a su nuca para profundizar su unión.
Un beso tan demandante y ardiente que fue correspondido con la misma intensidad; las manos del mayor se ciñeron en la pequeña cintura del menor que sin siquiera pensarlo rodearon el torso tan entregado en el acto. Aunque les faltaba el aire no les importaba, su pasión torrencial florecía como llamaradas en la piel expuesta sin aparente final.
La lengua del mayor hambrienta por lo inexplorado demandaba entrar en esa húmeda cavidad que con sumisa actitud se lo permitió explotando nuevas sensaciones en su interior, haciéndole suspirar, apretar los cabellos rojos, arañar su espalda y gruñir de placer.
-Te dije que ibas a besarme por tu propia voluntad, Dragón….- como lo maldecía en ese momento, pero no estaba seguro porque. Si era por el tono de voz de autosuficiencia o el hecho de acertar a algo que le había dicho o porque había interrumpido el estúpido y caliente beso.
- Como te odio Charlie Weasley…- dijo mirándolo con aprensión con las mejillas aun arreboladas y la respiración entrecortada.
-Y yo te adoro Draco…- dijo juguetón mientras lo depositaba nuevamente en el suelo.
-Eso fue hacer trampa, idiota… no era consiente…- dijo sosteniéndose torpemente con un muro mientras seguía al disque adulto en cuestión que había salido sin más ni más del salón.
-Claro, échale la culpa a la luna, Draqui, pero casi estoy seguro que la próxima vez que te vea no vas a poder resistir mi presencia y esta vez no vas a poder excusarte en tus genes- dijo tomando su mano para después besar el dorso mientras succionaba esa pálida piel hasta que se tornara roja sin apartar ni un solo segundo la mirada café de la gris como si lo hipnotizara a no mover ni un solo musculo.
-No lo volveré a hacer… tendrás que… quedarte sentado… esperando- dijo apartando la mano como si le hubiera dado toques y se recargó contra la puerta ahora cerrada mientras veía como el domador comenzó a caminar hacia las escaleras.
-Sigue mintiendo, lindo dragón….- hizo una pausa para acariciar las largas hebras platinadas más brillantes e iridiscentes de las que aparecían en sus constantes sueños- nos vemos en enero, Draco…- dijo despidiéndose con la mano del menor que solo miraba el lugar del que se había movido el ojicafe como si no entendiera lo que le acababa de decir y el otro esbozó una amplia sonrisa al toparse con su mayor contrincante- Todo tuyo Bill- dijo palmeando el hombro de su hermano que solo lo miró sorprendido y muy molesto al sacar conjeturas con solo ver el panorama.
-Charlie, maldita sea, ¿qué le hiciste?- dijo queriendo detenerlo pero el otro lo ignoró olímpicamente.
-Draco, ¿estás bien?- preguntó tocando la frente del menor que aun se veía abatido y que sentía el mundo le daba vueltas.
-Llévame con Severus….- fue lo único que pudo decir al momento que se desmayaba con un último pensamiento en su mente “¿porque hice eso?”
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-¡Arghh! ¡Esto es horrible, no entiendo nada de nada! ¡Joder, estúpidos Fred y George!- gritaba cierto pelirrojo dando pataletas en su cama sin poder detener todos los recuerdos en su mente de lo que previamente pasó.
-Calma Ron, no entiendo nada de lo que estás diciendo- dijo Zabini recargándose contra el dosel de la estancia. El oijiazul ya llevaba más de una hora sin revelarle nada más que sus chillidos diciendo maldición y media con respecto a sus hermanos.
-Es que son unos idiotas y dicen ser mis hermanos; se la pasan molestándome truncando mi gran posibilidad de un avance con Hermi y luego van y me….- sus mejillas se enrojecieron al momento al sentir aun los labios de Fred sobre los suyos como si su calidez se hubiera quedo impreso en él.
-Son tus hermanos, es normal que así sean…- aunque él no tenía hermanos para comparar, pero estaba seguro que eran los deberes de los mayores, el jugarles bromas hasta hartar a los hermanos menores, a parte, el pelirrojo siempre se había quejado de sus hermanos y su trato hacia él desde que le conoce, así que pensaba que no era para tanto su pancho.
-¡Pero esta vez sí se pasaron! Llevaron al limite sus bromas… ¡¡Malditos sean, era mi primer beso que esta guardando para mi verdadero amor!!- gritó ocultando su cabeza bajo la almohada sin dejar de sollozar.
-¿Qué hicieron qué? ¿Cómo? ¿De qué hablas? ¿Ellos…?- el moreno esta turbado si las conjeturas a las que había llegado eran las correctas realmente su amigo estaba perdido- ¿y se sintió bien?- preguntó con curiosidad el moreno dándole palmaditas en el hombro y el otro de un brinco lo miró furibundo.
-Eres un imbécil Blaise! ¿Por qué preguntas eso? ¡Es una tontería! Deberías de estarme consolando ¡no preguntándome su me gustó que profanaran mi sagrada boca!- El azabache solo se alzó de hombros.
-Tranquilo, Chezz, solo era una inocente pregunta, simple curiosidad- el pelirrojo entrecerró los ojos y se cubrió todo el cuerpo con su frazada esperando poder dormir y así olvidar aquel momento que rogaba a todos los cielos que no se repitiera.
“No es que me haya gustado ni nada de eso, él muy maldito seguro tiene mucha experiencia y también se sintió así porque estaba vulnerable y me tomó por sorpresa… y solo lo hizo porquería burlarse de mi, nada mas…” dijo secando sus lagrimas “pero ya me las pagaran” estaba seguro que se la cobrarían doble por lo que le habían hecho.
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Harry sentía que caminaba entre nubes, pasar todo el día en compañía de su pocionista fue la mejor medicina para su resfriado y mas esos dulces besos que le correspondió el mayor “¡jamás creí que por su propia iniciativa me besaría!” pensaba triunfantemente, el día no podía ser más bello aunque claro, podría haber sido mejor si le hubiera dejado dormir nuevamente en sus aposentos.
“dormir en la misma cama, poder tomarlo de la mano, repartir besos por todo su rostro y poder recargarme en su pecho mientras duerme y tocar su piel…” (Sigue soñando Harry…) sentía su sangre hervir en anhelo, sin embargo, Severus alegó que tenia cosas que hacer al día siguiente y no podía dejar que lo distrajera y hacerle llegar tarde a su cita.
Aunque la curiosidad le comía por saber que le hacía estar tan impaciente con esa reunión, su dulce ensoñación lo mantenía entretenido en pensar que haría después para seguir en el sendero hacia el corazón de su pocionista.
“Tal vez si para la siguiente clase que tengamos ¿me hago el dormido? No le quedara más remedio que dejarme dormir… aunque conociéndolo seguro y me despierta… ¿o tal vez no? Estoy casi seguro que Drake tenía razón y si le importo y mucho y por este beso que no le soy tan indiferente!”
Llegó campante a su cuarto donde solo pudo sentir un plop y toda su atmosfera rosa se fue al caño, ya que su moreno amigo estaba sentado en la cama del pelirrojo sobando su cabeza con dulce fraternidad.
-¿Qué le paso?- preguntó aproximándose pero al momento siendo callado por Blaise.
-¡¡Shhh!! ¡Baja la voz! Que apenas y logré que se quedara dormido...- exclamó en un casi imperceptible murmullo y levantándose con parsimonia le pidió que se salieran para contarle lo sucedido.
-¿Qué lo puso en ese estado?- dijo imitándolo; y por la manera en que el italiano lo miró no le quedó dudas –Seguro algo que tuvo que ver con Hermione o los gemelos…- dijo frunciendo el entrecejo.
-Fueron las dos cosas…- Harry abrió mas los ojos y se sentó pacientemente para que le explicara con lujo de detalle los acontecimientos que se había perdido mientras se despedía con tristeza de terminar de idear su plan para su siguiente asalto.
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Con sumo cuidado Bill recostó al rubio en el amplio sofá del pocionista, quien esta apresurado buscando el frasco que tenía ya listo con su pócima “Draco… ¿Por qué demoraste tanto en venir por ella?” se preguntaba sin descuidar su labor.
-Gracias, Severus… se veía demasiado débil y…- se mordió la lengua, no quería ni iba a revelar el extraño acoso que le dedicaba su hermano, aunque se merecía un buen escarmiento y quien mejor que el padrino de su angelito- me pidió que lo trajera aquí…- suspiró sin dejar de acariciar la mejilla pálida del Slytherin.
-Hiciste bien William, ya le hacía falta tomar su poción, aunque a veces es terco alegando que tiene mal sabor y no quiere tomarla, sabiendo lo bien que le hace…- dijo con una cansada sonrisa volteándose con el frasco ya en la mano-Sera mejor que te vayas a dormir, puedo manejar esto- la mirada del pelirrojo le dio a entender que no quería moverse ni un centímetro de ahí y el mayor suspiró cancinamente.
<…-por favor, dudo que a Draco le guste que lo veas cuando más débil se encuentra…- Bill quiso alegar que quería estar ahí para él, pero dando uso de su infinita paciencia accedió de no muy buena gana pidiéndole que cuidara de él.
Cuando el mayor de los Weasley por fin salió de su alcoba comenzó a darle de beber la amarga esencia.
-Remus tenía razón, es un peligro tenerte frente a los ojos de todas las personas… incluso esos bobalicones pelirrojos están rendidos a tus pies dragón…- dijo con sorna el azabache haciendo que el rubio se removiera entre sus brazos con el ceño fruncido- pero supongo que de eso ya te habías dado cuenta…-
Draco comenzó a tocer, como odiaba ese pseudo antídoto que solo calmaba la bestia interna y los horribles estragos que le hacía. Se incorporó lentamente y entre cerró molesto los ojos, las palabras de Severus no le habían hecho nada bien.
-Si… ya lo había notado…-habló en una voz muy baja que a penas y fue escuchada por el azabache- pero odio que me vean flaquear…- dijo haciendo un mohín mientras apretaba sus piernas contra su pecho.
-¿Hay algo de lo que quiera hablarme?- preguntó el adulto denotando una sabiduría absoluta; como siempre, quien mejor para escucharlo que su padrino y dando una gran bocanada de aire, los ojos grises lo miraban con duda. Mordió su labio inferior “ok, aquí voy…” se dijo cruzándose de brazos.
-Severus, ¿se puede querer a dos personas a la vez?- el de ojos como la noche por poco se ahoga con su propia saliva y comenzó a toser con fuerza, sabía que su ahijado procuraba no irse por las ramas, pero eso fue demasiado directo para su corazón.- Lo siento… es que tengo duda, y… sé que si les pregunto a mis papás les va a dar un ataque y ya sabes cómo se pone mi padre…- dijo disminuyendo su timbre mientras miraba sus manos que las apretaba con un ligero temblor.
“Por su puesto…” pensó al momento que asentía con la cabeza. Lucius Malfoy en definitiva asesinaba con sus propias manos a quien sea con tal de que nadie profanara a su precioso primogénito.
-¿Estás seguro, dragón?- preguntó aclarándose la garganta dándole un sorbo a su taza de té recién hecha, mientras le ofrecía una al rubio para quitarse el mal sabor de boca. El jovencito apretó la taza de cerámica entre sus manos al momento que sus mejillas se sonrojaban “ohh por dios…” pensó con un escalofrió recorriendo su espalda “el camino que le depara es demasiado complicado…” declaró finalmente.
-Sé que es tonto pensar así, pero…-
-La verdad no lo es tanto…- dijo pensativo el pocionista- si lo sopesamos, tiene mucha lógica… tienes a dos criaturas poderosas en tu interior, su sangre corre por tus venas y es bien sabido que una vez que escogen su pareja es de por vida… pero…- hizo una pausa mientras miraba el humeante liquido verde oscuro como si fuera lo más interesante del mundo- es raro…-
-¿Por qué?- preguntó alarmado buscando la respuesta en los ojos ónix que trataron de calmarlo de algún modo.
- Pues… tanto las veelas, como los licántropos solo aman a una persona y son muy exclusivistas… ya ves a tus padres…- el rubio asintió- por ello preguntaba si estabas seguro- el rubio suspiró.
-No lo sé- contestó mientras ponía ambas manos sobre sus ojos- por una parte, Bill es tan… dulce, tan sensible, tenemos gustos similares, es tan jodidamente guapo aunque luego me atosiga demasiado… me hace sentir tan bien estar con él todas esas ñoñerías rosas de mariposas y tonterías como esas…- so rostro estaba más rojo que una manzana que Severus no pudo evitar que se le dibujara una media sonrisa en su rostro, tanto tiempo de apoyar a su dragón y escucharlo le permitía que este se sincerara con él, mucho más de lo que hacía con sus padres y eso le daba algo de satisfacción.
- Pero por otro lado está el idiota de Charlie que es todo lo contrario, no tenemos nada en común y es demasiado atosigarte y siempre invade mi espacio personal… pero me emociona cada que veo su estúpida cara llena de pecas y cuerpo de infarto que provoca que me tiemblen las piernas, incluso este tiempo que se mantuvo alejado de mí, me estaba volviendo loco porque me prestara atención y, me besara !aghh!- dijo ocultando su rostro con el cojín que tenía más cerca- ¡soy un depravado masoquista!-
-Tranquilo Draco, no eres un depravado- “aunque masoquista, pues tal vez algo hay de eso…” esto por seguro no se lo diría ya que le haría sentir mal consigo mismo.
Realmente sentía ganas de golpear a esos dos Weasley por andar detrás de su pequeño, pero si sus criaturas internas ya los había escogido, no había marcha atrás… aparte, no podía ni tenía el total derecho de criticar nada, puesto que su situación no distaba mucho, estaba en el mismo rubro de corrupción a menores… aunque él se sentía que era más inocente porque el que lo atosigaba era cierto niño de ojos tan verdes que siempre le hacían estragos en su mente… (claaaro, Sevi…)
<…- Déjame investigo mas sobre lo que te está pasando y si no tiene repercusión alguna que sean dos personas en lugar de una sola...- el azabache le dio un cálido abrazo a su dragón para darle a entender que realmente haría todo por su bienestar y que siempre lo apoyaría como si fuera su hijo- y no sufras… aunque si sales embarazado tienes que venir conmigo primero que no quiero que se arme el pancho en Malfoy Manor y tu padre se vuelta una clase de señor tenebroso…-
-¡PADRINO!- chilló el rubio aventándole el cojín a un muy sonriente Severus que, aunque no estaba totalmente de acuerdo, seguiría brindándole su apoyo en todo lo que pudiera, incluso ayudar a sus “prospectos” para evitar que la ira del rubio mayor atentara contra sus vidas.
Draco se sentía más tranquilo, puesto que esa sinceridad que había demostrado, no se sentía a gusto expresándola, se sentía tan avergonzado, pero sabía que su padrino jamás lo juzgaría.
-Gracias, Sev… siempre es bueno hablar contigo-
-Ya sabes, dragón, cuando me necesites, ahí estaré- dijo acariciando los platinados cabellos que lo abrazaban con ternura.
Depositando su tasa vacía en la tarja, el ojigris se dirigió a la puerta volviéndole a dar las gracias al pocionista, y pidiéndole que cualquier cosa que encontrara, se lo dijera.
-Por cierto, espero que de una buena vez le digas a Harry lo que sientes por el- dijo aprensivamente señalándole con su dedo índice para que no se hiciera el que le habla Circe. El mayor tragó duro y bufó- y no me digas que solo lo quieres como tu ahijado, porque no te creo, padrino, a otro perro con ese hueso-
-Harry, es harina de otro costal, dragón….- ahora el que chistó fue el rubio.
-Por favor, padrino, que te he visto viéndole y estas mas embobado que moscas sobre la miel, sabes que haría muy feliz a Harry… y no me salgas con que está muy pequeño y toda la cosa de discurso ético y moral-
-Lo hare, cuando tu se los digas a los bobalicones disque profesores por los que babeas, dragón- ese venenoso pinchazo le hizo arquear la ceja con una mirada divertida- o mejor aún, cuando se lo digas a tus padres-
-Golpe bajo, Sevi- dijo sacándole la lengua mientras se retiraba muy digno representando con gracia su papel de elegante y gélida expresión Malfoy.
“Ni sueñes con que se lo dejaré tan fácil” pensaron al unisonó regresando a sus actividades como si nada; tenían por seguro que ni en un millón de años revelarían aquello que sus corazones de hielo se negaban a exponer e la luz del sol.