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La llegada del Verano por Ashura

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Notas del capitulo:

Hola!

Se que dije que sería un two-shot, pero hay tanto que quisiera contar de esta historia, que me pareció mejor alargarlo un poco, tampoco sería mucho, no creo que llegue a tener más de 6 capítulos. 

Espero lo lean hasta el final :)

Kushina vivía un pequeño infierno desde que su hijo Naruto había abandonado su hogar después de ese día, aceptaba que Minato se había excedido, anteriormente habían tenido peleas por el mismo tema, pero la última había sido definitiva, a Minato se le colmo la paciencia y  descargó todo su enojo en esa pelea precisamente, ella no había hecho nada para detener el río de palabras malsonantes que el rubio mayor le dirigía a su hijo.

 

-          ¡Es que no entiendes nada! – gritaba Naruto con los ojos brillantes.

-          ¡Quien no entiende  nada aquí eres tú! Maldición Naruto ¡eres un niño!

-          ¡No te estoy pidiendo nada imposible Minato!

-          Quieres irte de este hogar, abandonar a tu madre y a tu hermana, todo por un capricho de ser cocinero ¡Si quisieras ser médico sería distinto, pero cocinero! ¡en Tokyo! Tú no sabes nada del mundo adulto, no eres más que un niño berrinchudo.

-          ¿y cómo demonios voy a poder cambiar si no tengo la oportunidad, cómo voy a conocer el mundo si no me dejas?!

-          ¡No se puede cambiar lo que eres! Una princesita como tú que nunca ha salido de este pueblo no entendería el mundo real.

-          No me digas princesa Minato

-          ¡Pero si eso es lo que eres Naruto, seguro quieres ir a Tokyo para así poder ser todo lo malditamente gay que quieras!

-          ¡Ser gay no tiene nada que ver con mi sueño! ¡Dijiste que mi condición sexual no importaba!

-          ¡Van a jugar contigo Naruto, los hombres solo quieren follar, y tú eres muy ingenuo para saber si alguien quiere jugar contigo! ¡y aún más en Tokyo, a  todos citadinos les falta moral, seguro te influenciarían!

-          ¡No todo el maldito mundo gira entorno a mi Minato! ¡Yo sólo quiero estudiar, ver el mundo, empezar a valerme por mi mismo! ¿Qué de malo hay en todo eso?

-          Digas lo que digas Naruto, pelees lo que pelees, mientras vivas aquí las decisiones las tomo yo. – Naruto recompuso el gesto, se paró derecho y enfrío la mirada.

-          Bien – fue lo único que dijo para subir a su cuarto.

 

 

Pero ni Minato ni ella pensaron jamás lo que haría Naruto, al día siguiente no bajaría a desayunar, al principio los dos lo tomaron como una reacción adolescente normal, es decir, Naruto era tan infantil y terco que no sabía lo que conllevaban las decisiones del mundo adulto o como eran sus preocupaciones, dejaron pasar su berrinche por alto, e incluso no se molestaron cuando tampoco almorzó con ellos, pero para la cena ya Minato estaba cansado de la pataleta infantil de su hijo, ¡ni siquiera Karin que era menor representaba tantos problemas! Kushina se ofreció subir a su cuarto  a buscarlo

 

-           Naruto – tocó la puerta un par de veces -  ya tuviste suficiente tiempo de hacer pataleta, no has comido nada en todo el día, ven a cenar, tu padre y Karin están esperando por ti.

 

No abrió la puerta, ni contesto nada, no se escuchaba ni un ruido “¡que niño tan malditamente terco!” Pensaba Kushina, normalmente ella siempre tenía más paciencia, pero definitivamente Naruto tenía algo especial que la hacía salirse de sus casillas.

 

-          ¡Namikaze Naruto, haz el maldito favor de bajar a cenar, ¿o tendremos que rogarte para que hagas acto presencia?!

 

Nadie contestó y Kushina ya tenía  venas en la frente, ¡que se creía ese niño para aplicarle la ley del hielo! ¡¿Tan infantil era?! , forzó la puerta y la abrió, lista para darle a Naruto la tanda de sermones que él estaba buscándose tan desesperadamente con esa actitud tan infantil, pero  encontró todo absolutamente oscuro, y anormalmente silencioso, encendió la luz, y vio un bulto en la cama ¡Maldito niño malcriado!  Fue rápidamente a despertarlo, vaya que quería gritarle un par de cosas, pero cuando fue a remover el cuerpo dormido de su hijo este se desarmó en sabanas y almohadas, Naruto no estaba en la cama, Kushina tuvo un mal presentimiento, fue hasta su armario y lo abrió con violencia para encontrarlo casi vacío, lo único que había era el uniforme de la escuela, revisó las otras gavetas con afán para encontrarlas completamente vacías, se sintió mareada, no podía ser posible  ¿o sí?

En ese momento entra Minato listo para una nueva pelea con su hijo, pero sólo encontró a su esposa sentada en la cama de su hijo, pero su hijo no estaba.

 

-          Minato – dijo Kushina con voz débil levantando la mirada – Naruto no está.

 

Minato dirigió la vista a la mesita de noche, los cajones estaba abiertos por la previa inspección de su esposa, pero debajo de la lámpara había una hoja de papel, pequeña y un poco arrugada, Minato la tomo en sus manos y leyó la única línea que tenía escrita.

 

Ya no vivo con ustedes.

 

A Kushina se le aguaron los ojos, ese niño se había escapado y ella sentía que el mundo se le venía encima, en cambio Minato solo había suspirado con cansancio, pensaba que solo era otra fase de los berrinches de su hijo, que se estaba quedando en la casa de Itachi y que volvería en un par de días y se lo aseguró así a su esposa quien confiada en las palabras de su esposo pensaba en el buen sermón que le daría a su hijo una vez volviera.

 

Habiendo pasado un mes, Minato ya no estaba tan seguro y Kushina ya no sabía si podría alguna vez darle  ese sermón.

 

Kushina recuerda con claridad lo que vino después de eso, las lágrimas de su hija menor Karin, el rostro compungido del pequeño Sasuke, las incesantes llamadas de Itachi en busca de respuestas – respuestas que no tenían - Minato quien andaba con el peor humor desde que se conocieron, y ella preguntándose ¿en que había fallado?

 

 Tres angustiosos meses después, ella se encontraba sola en la cocina y  el teléfono sonó estridentemente asustándola un poco.

 

-          ¿Aló?

-          Hola Kushina… - esa voz…

-          ¿Na…Naruto? – preguntó incrédula.

-          Ajá ¿cómo esta Karin?

-          ¿Cómo demonios quieres que este? – respondió furiosa. - ¿tienes idea de lo preocupados que hemos estado todos? Itachi ha llamado cada día preguntando por ti ¡y ni se diga el pequeño Sasuke! ¿cómo puedes ser tan egoísta?  - Kushina  no quería hablarle así a su hijo, pero tanto tiempo, tanta preocupación hablaban por ella.

-          Estoy viviendo en otra ciudad – Naruto ignoro los anteriores reclamos de Kushina -  Estoy bien. Adiós Kushina.

-          Espera Nar – Kushina no pudo completar la frase, Naruto había colgado.

 

Minato no movió un dedo, estaba tan enojado, ¿Naruto a pesar de todas sus advertencias decidió desafiarlo e irse sin nada más que su ropa? ¡Bien! ¡El ya no tendría que preocuparse y Naruto tendría su tan ansiada cucharada de mundo real! ¡Todos ganaban!

 

Kushina suspiró recordando la fría indiferencia de su esposo, ella si que extrañaba a su hijo, ¡vaya que lo hacía!, para aferrarse un poco a su recuerdo, como parte de su rutina diaria se sentaba en la que fuera la cama de su hijo, hacía lo mismo todos los días durante cuatro años, y ese día no sería diferente, sentada en esa cama pensaba cuidadosamente que le diría cuando se volvieran a ver, le pediría perdón, lo abrazaría fuerte contra su pecho, le llenaría la cara de besos, quería tanto volver a verlo.

 

El sonido del timbre interrumpió el flujo de sus pensamientos, muy a su pesar tuvo que dejar el cuarto de su hijo e ir a ver quién era el que llamaba a la puerta, pero no se esperaba a esa persona una vez abriera la puerta.

 

-          Tanto tiempo Kushina – dijo Naruto, ese cabello, esos ojos, tan parecido a Minato y tan diferente a la vez, sus graciosas marcas en las mejillas… definitivamente era él.

-          Naruto….

Notas finales:

Nos vemos :)


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