Parece que entre más observo éste lugar más excéntrico se vuelve.
No puedo encontrar nada familiar, algo que me sea cálido para mí.
Eso nunca lo he encontrado ni siquiera antes de aparecer aquí; pensé; tal vez si le pregunto a alguien que esta sucediendo me pueda ayudar.
- Señora, ¿me podría decir qué es este lugar?- pregunté con la voz más inocente que tengo, no quiero dar una mala imagen tan rápido.
La dama solo me rodeó, eso no me molesto mucho, ya me acostumbre a ser ignorado, lo que me sacó de quicio fue que seguía con esa maldita sonrisa como si nunca le hubiera dirigido la palabra.
Intentaría preguntar otra vez pero prefiero conservar mi dignidad intacta, no voy a tolerar esas estúpidas sonrisas por más tiempo.
Antes de darme cuenta, ya estaba mi puño en la cara de un sujeto. ¡Es lo más liberador que he hecho desde hace años!.
La persona a la que me encontraba golpeando aún sonreía, ¿por qué demonios sonríes?, no se supone que sonrías, ¡¡deberías estar enojado, tener miedo, cualquier cosa que no sea felicidad!!; pensé desesperado.
Un oficial se acercó y me tomó de los hombros bruscamente. Al menos él podrá explicarme qué demonios esta pasando.
Al llegar a la comisaría no pude controlar mi necesidad de saber las respuestas que requería, pero el guardia no parecía estar de humor como para ser cuestionado.
- Ustedes no tienen el derecho de hablar con nuestra especie- dijo sonriendo al mismo tiempo que sostenía con más fuerza mis brazos contra la pared.
- ¿De qué mierda estás hablando?- contesté molesto, ¿qué no puede dejar de sonreír?
- Necesitamos que nos ayudes por aquí un momento, Greed- interrumpió otro guardia.
Greed se levantó y se dirigió al otro guardia.
Rápidamente me incorporé y traté de procesar lo que estaba ocurriendo pero al escuchar el grito de un niño me acerqué a la puerta para tener una mejor vista de lo que hacían en la otra habitación:
- ¡¡Nunca les voy a decir donde están los demás!!- dijo gritando mientras trataba de patear a los oficiales.
- Entre más rápido nos digas menos sufrirán ellos- le dijo sonriendo un guardia bastante corpulento.
- ¡¡No quiero ser un traidor!!- gritó lo más fuerte que pudo .
- ¡¡Niño imbécil, ¿qué acaso quieres terminar como tu hermano?!!- dijo violentamente Greed, que para mi sorpresa, no estaba con su sonrisa habitual.
- Será más fácil matarme que hacerme hablar- mencionó el niño escupiendo a Greed.
- Ya me hartaste- habló tranquilamente Greed- Chicos, encárguense de él- apuntó hacia la dirección de ése pequeño niño mientras él salía por otra puerta.
Cuando vi la situación, lo primero que me llego a la mente era ayudar a el chico pero luego pensé cómo podía rescatarlo de esa habitación.
Afortunadamente recordé que mi brazo derecho está hecho de metal gracias a una mala operación de hace años. Al menos ahora le podría dar una práctica ventaja.
Entré rápido a el cuarto donde se encontraban los guardias, e inicié una pelea con ellos, aunque no salí del todo ileso, terminé con algunos cortes por la mejilla y otro en la palma de la mano izquierda.
- Vámonos de aquí- le dije algo agitado por el enfrentamiento anterior.
El chico solo asintió y me acompaño hasta un callejón al cual tomé como una zona segura.
Que irónico, pensé soltando una pequeña carcajada.
- ¿Qué sucede?- me preguntó el niño con una gran expresión de intriga.
- Yo debería ser el que te pregunté eso- respondía tan sarcásticamente que hasta un niño lo sabría.
- ¿Y qué quieres qué te diga?- me contestó con otra pregunta.
- Primero que nada quiero que me digas cómo te llamas y por qué estabas en la comisaría- traté de ser claro para encontrar de las respuestas del niño una que pudiera aclarar mis asuntos.
- Yo me llamo Fletcher Tringham y estaba en la comisaría porque esos malditos robots me atraparon- contestó con una mirada de enojo.
- ¡¡¿Robots?, ¿por qué te atraparon?, ¿qué estabas haciendo?!!- pregunté confundido y sumamente alterado, todo lo que me dijo Fletcher logró desorientarme lo suficiente como para hacerme actuar bastante impulsivo.
- Es que creo que no me entenderías- susurró, jugando con sus dedos.
- Necesito que me expliques Fletcher, en serio estoy desesperado- le rogué casi poniéndome de rodillas.
- Bueno, creo que te podría llevar con mis amigos para que ellos te lo expliquen- respondió felizmente mientras me tomaba de la mano y me llevaba corriendo hasta una casa en otra calle desolada- En el sótano de esta casa hay un hoyo que lleva a un sitio subterráneo, también existen otras entradas pero esta es la más cercana y segura.
El interior de la casa le hacía honor a su fachada, al parecer, todo el lugar estaba destruido, las escaleras eran las únicas que parecían resistentes.
Al llegar al sótano, pude verificar que Fletcher no mentía porque exactamente en el centro se encontraba un hoyo que se veía profundo.
Fletcher comenzó a bajar por unas escaleras improvisadas y yo seguí su ejemplo, cuando al fin llegamos, traté de buscar en vano algo que pudiera reconocer.
- Oye, ¿quién es el nuevo?- preguntó una voz que sonaba bastante amigable.
Fletcher dirigió la mirada a donde provenía la voz y al ver a la persona se fue corriendo hacia donde se encontraba.
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