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Halo por kawai13

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Notas del capitulo:

HOLAAA… no podré mucho acá, abajo nos leemos y espero disfruten de esta segunda parte. Besos

Disclamer: Los personajes de Naruto Manga/Anime no me pertenecen, son de Masashi Kishimoto, solo los uso, para darle vida a mis historias SIN FINES DE LUCRO.

Parte Dos: Halo

 

Hit me like a ray of sun (Golpéame como un rayo de sol)

Burning through my darkest night (ardiendo durante mi noche más oscura)

You're the only one that I want (tú eres al único que deseo)

Think I'm addicted to your light (creo que soy adicto a tu luz)

 

Casi tres meses pasaron. Las pinturas del Namikaze eran más cálidas. Todavía conservando la tristeza de su corazón, pero sin olvidar el sentimiento de calidez que su conyugue le transmitía. Paisajes de otoño, de tonos naranjos, donde los árboles se quedaban casi sin hojas o simplemente la partida del sol, dejando la inminente oscuridad a todos. Transmitiendo de esa forma, como recién salía de lo malo y veía con otros ojos su entorno.

 

Era la primera cena que Sasuke probaba de su esposo. Disfrutando que lo haya sorprendido con un plato humeante de estofado de cordero y pan recién horneado. Un plato curiosamente anaranjado.

 

El azabache estaba nervioso, no lo demostraba, pero lo estaba. Antes de que pasara el accidente. Ambos tenían la idea de adoptar a otro chico, de darle un hermanito al niño de seis años, que a veces se quejaba de no tener con quien jugar en las tardes, alguien de su edad. Sasuke y Naruto querían darle la sorpresa una semana antes de su cumpleaños. Aquel que ya había pasado. Y el Uchiha no dejaba de pensar en ello.

 

—No me has dicho que te parece la comida. — La voz del rubio lo sacó de su letargo.

 

 Mientras él estaba apoyado correctamente en la silla, frente suyo, Naruto estaba un poco encorvado por poner el codo en la mesa y apoyar su cabeza en la mano. Una sonrisa surcaba sus labios, un poco más animada de lo normal. Como si sospechara que había tomado desprevenido al Uchiha. No se equivocaba.

 

—Está deliciosa. — Dijo sinceramente, cogiendo su mano por un segundo y besando su palma.

 

—Pero hay algo que no me estás diciendo.

 

Uno al otro se conocía como un mapa abierto. Sasuke, no soltó la mano y dejó de comer. Era un paso muy drástico. Tal vez demasiado precipitado. Pero Sasuke también buscaba sanar su roto corazón. No reemplazando al hijo que perdió, sino cumpliéndole la promesa de que tendría un hermanito. Tal vez ya no jugaría con él. Pero lo cumpliría. Aparte, quería volver a ser padre. Poder darle protección y calor a otro niño. Sin confundir las cosas, él fue y será el padre para aquel ser que perdió. Pero quería poder abrazar a alguien que podía llamar hijo.

 

Su sueño siempre fue ser padre de una gran familia. Lo haría. Recordando siempre al primero, queriéndolo como siempre le expresó a su amado retoño. Y no dejaría que el accidente le impidiera eso.

 

—Adoptemos a otro niño.

 

La presión de la mano blanca en la otra se volvió más fuerte. Naruto sintió que no podía respirar y el sonido del tenedor chocando contra la loza de su plato, llenó el callado ambiente. Las palabras que salieron de esos labios, le sonaban tan lejanas. Le sonaban demasiado precipitadas. Quiso alejarse del contacto, pero ya estaba atrapado, porque el otro no lo dejaría huir.

 

—Sé qué te parece muy precipitado. Pero yo quiero cumplir la promesa que le hicimos. — Le dijo viéndolo a los ojos. Azules ojos llenos de temor e incertidumbre —Le dijimos que antes de su… su cumpleaños tendría con quien jugar. Yo quiero cumplirle. Quiero ser padre.

 

Temor y decisión, de eso estaban inundados las palabras que escuchaba.

 

—Ya eres padre ¡ERES SU PADRE!—  Se alzó de la silla, botándola en el proceso y con un fuerte jalón, su mano dejó de ser apresada por la otra.

 

— ¡LO SÉ!—  Le dijo buscando nuevamente esa mano temblorosa y cogiéndola en el aire, antes de que se escapara —Y  nunca dejaré de serlo — La congoja se reflejó en su rostro —Pero no quiero que su recuerdo. Me impida seguir amando. No de esa forma.

 

Se levantó de la silla, acompañando a su frustrado esposo y rodeando la mesa, lo abrazó. Acariciando su espalda rígida  y tensa.

 

—Sé que parece muy pronto, pero si no es ahora ¿Cuándo estarías listo?  Te conozco, y mucho. Lo pospondrías una y otra y otra vez. —Naruto lo escuchaba atentamente. — Y tú me conoces a mí, mejor ahora, que nunca.

 

Le sacó una pequeña risa. El Uchiha, o más bien, los Uchihas se conocían por hacer las cosas más rápido de lo normal, por progresar en la mitad del tiempo. Por avanzar cuando otros recién se levanta. Como estaba pasando en ese momento. No se quería atascar. Y quería llevar con Naruto en su rápida travesía a la vida. A la felicidad.

 

Mejor ahora, que nunca. Mejor Rápido, que lento. Mejor avanzar, que caer.

 

Solo había una salida, pero tenía miedo. ¿Podría volver a darle amor a otro niño? ¿Podría ser padre de nuevo? El cumpleaños había pasado hace un par de semanas. Naruto se había levantado y alejado del lecho donde un Sasuke se encontraba profundamente dormido, fue a la cocina, buscó en uno de los almacenes un panquecito que había comprado en la panadería esa misma tarde y sacó una vela pequeña con decoración en espiral de color verde. Se fue hasta la sala y en medio de ese sillón de tres cuerpos prendió la vela con un encendedor; la puso en el plato. Sus ojos derramaron lágrimas, mientras le cantaba un feliz cumpleaños a su retoño. Solo. En una sala oscura. Recordando su bella sonrisa y brillante carita. Deseando poder haberle comprado el carro de bomberos que deseaba, abrazarlo y tomarle un par de fotos. Su voz baja y casi rota, cantaba estrofa tras estrofa, porque al menor le encantaba la canción de cumpleaños, porque estaba ansioso que sus papis le pudieran cantar por primera vez. Naruto quería cumplirle su deseo. Y con sus lágrimas, la vela se apagó.

 

Sí quería. Quería volver a brindarle protección a un niño entre sus brazos, mimarlo y enseñarle la diferencia entre lo bueno y lo malo, estaba temeroso, pero acompañado, tendría soporte. Como siempre, el teme Uchiha saldría ganando. Teniendo la razón.

 

—De acuerdo— Alzó el rostro —Vamos a adoptar teme apresurado.

 

El Uchiha pocas veces sonreía o reía tan abiertamente como en ese momento. Donde sujetó a Naruto  de la cintura y alzándolo, le dio un par vueltas en medio de la cocina. Lo bajó y volviendo a su sonrisa más clásica de medio lado,  le acarició la mejilla marcada

 

—Te amo, mi dobe.

 

I swore I'd never fall again (Juro que nunca volveré a caer)

But this don't even feel like falling (pero esto nisiquiera sienta como caerse)

Gravity can't forget (la gravedad no puede empezar)

To pull me back to the ground again (a empujarme de vuelta hacia el suelo de nuevo)

 

En ese mes y medio, muchas cosas pasaron. La alegría y nerviosismos se combinaban y se reflejaban en sus cuadros, pero a las dos semanas de haber ido a buscar los permisos para adoptar, los cuadros se empezaron a oscurecer. A ennegrecer. Porque la alegría se estaba convirtiendo temor, y el temor en enojo. Un par de asesinatos fueron escenificados por Naruto en sus cuadros, y él sabía que las siluetas, una colgada en la horca y otra en el piso de caoba desangrándose, si tenían un nombre. Era su forma de reflejar su enojo y odio hacia ese ser tan repugnante

 

Habían pasado cuatro meses y medio desde el día del accidente y las pinturas le fueron innecesarias para desahogarse. Naruto tenía en sus manos un bate de baseball y miraba con cólera contenida ese carro azul frente suyo con la placa precisa. Miró nuevamente el bate y decidido, corrió para tomar impulso y dar el primer golpe en el parabrisas. La ventana quebró, mas no se rompió. Un enorme círculo dando a notar el punto de impacto y muchas grietas era lo que se apreciaba. Pero era un vidrio impenetra. Naruto se enojó más. Alzó el bate y lo chocó nuevamente, ahora contra el capote Abollándolo y quitándole un poco de pintura.  Avanzó un par de pasos y  fijó su próximo punto, un faro delantero. El espejo retrovisor. Nuevamente en el parabrisas donde sería casi imposible ver por las gritas. La parte trasera. Uno a uno los golpes fueron cayendo. Mientras la cólera fluía en su ser.

 

— ¡MALDITO!— Gritaba mientras caía un nuevo golpe en la puerta del piloto — ¡BASTARDO ANIMAL!— Sin importarle los ojos de la gente a su alrededor o como el dueño del Kia ya había llamado al policía mientras lo miraba tembloroso y con repudio desde lejos.

 

Fue apresado, y con frustración se dejó arrastrar hasta la patrulla. Haciendo oídos sordos de lo que dijeran los uniformados de azul. Pesaba en el dueño del auto,  en cómo el asistente social no los había dejado tramitar siquiera una adopción. ¿Cómo se justificó? diciendo que no pudieron cuidar a su primer hijo. Haciéndoles sentir que el accidente fue culpa, que eran malos padres. El muy desgraciado era muy cercano a ser homofóbico. Y usaba cualquier excusa para impedirle una vía libre a la adopción a parejas como ellos.

 

Naruto tuvo temor al inicio, pero aun así fue esperanzado. Solo para pasar cerca de dos meses siendo juzgado y criticado, oyéndole decir al servidor social que no eran madera para padres. Que ponerlos al cuidado de otro niño a ellos. Era ponerlo en peligro. Se acordaba de las miradas de repulsión que vio, cuando ingresó a la oficina por primera vez. Pero no creyó, inocentemente, que aquel hombre fuera tan poco profesional.

 

Recostado en un catre de la celda vacía, esperó a que el Uchiha llegara. Ya había hecho la llamada y más por hacer en ese momento, no había. Cerró los ojos, detestado a ese hombre tan poco agradable. Pensando en que tal vez él se encargaría de que nunca más fuera padre. De no poder cumplir su sueño con el Uchiha de una gran familia feliz. ¿Podría? Cerró los ojos y no despertó hasta que un policía tocó las rejas de su celda con las llaves.

 

Miró su reloj, eran las tres de la tarde. Había pasado poco menos de una hora durmiendo. Y Fuera de la celda ya lo esperaba su esposo. Un poco agitado y aún con la ropa de trabajo. Su fianza había sido pagada y las influencias Uchihas lo libraron de mucho papeleo. Apenas salió llegó a los fuertes brazos que lo esperaban. No reflejaba enojo o indignación. Solo preocupación y un poco de… ¿Tranquilidad? Enterró su rostro en el cuello y sintió como le besaban la cabeza.

 

Se separaron un poco y las manos del Uchiha se posaron en las mejillas del otro, que poseía una mirada frustrada. Y enojada consigo mismo. Pues había tenido un episodio negro. Una caída en esa recuperación. O eso creía

 

—Al menos mi esposo vuelve a ser tan impulsivo como antes— Fue lo que dijo el azabache —Vuelves a ser mi dobe atolondrado.

 

La tranquilidad y felicidad que Naruto sintieron en ese momento, no pudieron transmitirse de mejor forma, que con un beso. Un pequeño y suave ósculo.

 

Salieron de la estación de policía y Sasuke manejó hasta casa. Naruto no podía estar en un carro solo. No podía manejarlo. Pero iba progresando. Ya no tenía que ir en bus a todas partes. Estaba viendo la nublada tarde y como los arboles iban tomando un color naranjo. Como el viento las arrancaba y caían al pasto. ¿Volvería del otoño al invierno? ¿Sufriría por no poder adoptar?

 

—Podemos adoptar en otro país

 

Una enorme sonrisa surcó su rostro. No. No sufriría, porque su Uchiha tenía una respuesta para todo.

 

 

 

Feels like I've been awakened (Es como si hubiera sido despertado)

Every rule I had you breakin' (cada regla que hice que rompieras)

The risk that I'm takin' (Es el riesgo que esto corriendo)

I'm never gonna shut you out (y nunca voy a hacer que te calles)

 

En menos de tres semanas, Sasuke ya tenía el lugar de adopción en otro continente, los boletos de viaje y un lugar donde quedarse por una semana para convivir con el pequeño que elegirían para ser un Uchiha Namikaze.  Fue amor a primera vista. Los azules ojos pasaron por el gran cuarto de juegos donde los niños de dos a cuatro jugaban, Naruto presionaba fuertemente la mano de Sasuke y pasaba su vista lentamente, pero no fue hasta que sintió un jaloncito en su pantalón que las dudas se absolvieron y los ojos cerúleos destellaron.

 

Una pequeña chiquita, de morochos cabellos y ojos claros, poco más de dos años debía tener, pero invitó al rubio a jugar. Sasuke presenció todo ese mágico momento, y no es que el no tuviera voto de elección, pero sabía que Naruto tenía el instinto que lo guiaría al pequeño indicado. El ver como sus ojos se iluminaron y poco a poco una sonrisa se empieza a formar en su rostro, lenta casi imperceptible al inicio, pero ahí se encuentra vigente.

 

El  primer contacto que Naruto tendría con la pequeña también era esencial; la menor lo cogió de la mano y mientras el cuerpo se tensó la mano correspondió al toque de forma cálida. La niña lo estaba guiando a una mesita para que ambos jugaran. Encantado, el rubio la siguió y se pasó toda esa tarde jugando con la menor. El Uchiha se enamoró de la pequeña, dos segundos después de Naruto, por eso no ponía en duda el instinto de su dobe.

 

Ahora esa pequeña saltaba en las piernas de Naruto, en el avión que los llevarían a su nuevo hogar. Naruto le enseñaba el nuevo idioma, y ella aprendía rápido, poquito a poco. Ahora podía decirle papá a Sasuke, y papi a Naruto.  Porque el Uchiha también sabia de idiomas y en secreto un día antes de irse, le enseño a la pequeña como decirle a su otro papá.

 

La pequeña aplaudía al ver la inmensa sonrisa de Naruto.

 

—Mon Papi — Repetía, pero dejó de aplaudir cuando vio lágrimas en los ojos de Naruto. Asustada y contrariada, le jaló suavemente de la corbata a Sasuke— Est pleurant (Está llorando) — Dijo preocupada, buscando la respuesta en los negros ojos.

 

—De felicidad— Dice Sasuke acariciándole la mejilla — De bonheur— repite en el idioma de la pequeña.

 

La menor volvió a sonreír y le ofreció un cálido abrazo a su rubio papi, sintiendo como su pequeño cuerpecito era envuelto por los fuertes brazos del mayor. Sabía que era momento de decir la frase que con tanto esmero y empeño había practicado con el azabache.

 

—Te qui...ero, papi — Le dijo en el oído —Te quiero beaucoup (mucho) — En una semana la chiquita había entendido cuanto por ofrecer tenían ellos dos, padres sin un hijo al cual poder amar.

 

 En solo una semana, se sintió querida y protegida, y sentía en lo profundo de su corazoncito que tendría el calor de un hogar con ellos. Le dio un suave beso en la mejilla marcada y luego volteó su pequeña cara para sonreírle a su cómplice en la recuperación del Uzumaki, apoyaba su cabeza ladeada en el hombro de quien la abrazaba con tanta dulzura.

 

Sasuke sabía que ya tenía una colega que le ayudaría tremendamente. Su mano acariciaba los ondulados y negros cabellos y de esos chiquitos labios, pudo leer como la menor le dedicaba palabras de amor a él también.

 

— Je t'aime aussi (Yo también te amo) — Le susurró en respuesta a la menor y ella pudo entenderle. Se sentía tan querida, que no pudo evitar derramar un par de lágrimas.

 

Ahora la menor era la que lloraba silenciosamente, mientras sus padres la acariciaban y consolaban; porque tenía un hogar, con un par de padres asombrosos, porque podría escabullirse a la cama de alguien cuando tuviera pesadillas, porque alguien la recogería del nido o guardería, porque tendría un cuarto del color que  ella quisiera. Porque tenía padres. Y se sentía tan amada.

 

Naruto y Sasuke se vieron el uno al otro, calmados y sonrientes, mientras la menor yacía dormida plácidamente en el regazo de Sasuke. Naruto quería hacer un par de cuadros de flores y jardines, tal vez para decorar el futuro cuarto de su pequeña y quería abrazar y besar a ese hombre que se veía tan amoroso con la menor. Porque el Uchiha solo mostraba su lado tierno con él y con sus hijos. Él pudo verlo con su pequeño retoño en el cielo, él puede verlo ahora con la menor. Y lo puede sentir cuando ambos están solos.

 

 

Everywhere I'm looking now (A cualquier parte que miro)

I'm surrounded by your embrace (estoy rodeada de tus brazos)

Baby I can see your halo (cariño, puedo ver tu halo)

What you want, halo, halo (lo que tú quieras, halo, halo)

 

Sasuke mira por el retrovisor de su carro, ve como Naruto y la menor duermen. Como Naruto la envuelve y le brinda calor. Como la menor con su pequeña mano se sostenía de la camisa de Naruto y recostaba su cabecita. El semáforo se pone en verde y el conduce un par de minutos más a la casa antes oscura y desolada.

 

Estaciona fuera de la cochera y sale del carro. Aún es temprano, no más de las cinco de la tarde, pero todos están cansados por el agotador viaje y emotiva travesía.

 

—Naru— Le susurra mientras lo sacude suavemente del hombro —Vamos dobe, ya llegamos— Le dice dándole un beso en la mejilla y viendo como poco a poco el otro reacciona.

 

Sus manos nunca han dejado de abrazar a la menor, todavía un poco temeroso de que otro hijo se le escape de sus brazos, de no poder protegerlo, pero sabiendo que daría todo para que no vuelva a pasar. Que la protegería con su vida si así fuera necesario.

 

—Mmm…— Reaccionó y alzó sus ojos mirando a su esposo. —Ya voy teme— El Uchiha le ofreció ayudarle con la menor, pero Naruto quería seguir cargándola en sus brazos —Yo puedo — Le susurró y salió del auto.

 

Sasuke le sostuvo la puerta y cuando ambos estuvieron afuera, la cerró. Avanzó hasta ponerse adelante del que cargaba a la nueva integrante de la familia y abrir la puerta de la casa.

 

Estaba oscura, pero ya no se sentía la soledad y tristeza por los pasillos. Lentamente y haciendo el menor movimiento posible, Naruto ascendió las escaleras y se paró en el cuarto del menor. Aún tenían la idea de adoptar a un pequeño que pudiera jugar y usar ese cuarto decorado con carros y aviones de diversos colores y finalmente una cama individual al costado de la ventana, dando al jardín trasero.  Pero la pequeña no lo sería. Simplemente dio un suave beso a la superficie blanca de la puerta y siguió de largo hasta un cuarto blanco y sin personalidad. La menor se encargaría de escoger las cosas que tendría y del color que prefiriera.

 

Entró con cautela y la dejó acostada en esa cama blanca con frazadas color beige. Sasuke entró detrás de ellos con una manta color anaranjado y azul. Simple, casual, que el rubio utilizaba de vez en cuando, más que nada en días de invierno, para cubrir sus piernas del frio por estar sentado todo el día pintando sus cuadros. La menor le daba un toque de belleza a una manta cualquiera. El naranja le quedaba bien junto con esos bellos bucles que tenía por cabello.

 

 

 

 

I can feel your halo halo halo (Puedo sentir tu halo)

I can see your halo halo halo (Puedo ver tu halo)

I can feel your halo halo halo (Puedo sentir tu halo)

I can see your halo halo halo (Puedo ver tu halo)

Halo, halo

 

 

Naruto miraba embelesado a la pequeña en la cama y de pronto sintió como Sasuke se ponía en su espalda y lo abrazaba cálidamente, apoyaba el rostro en el hombro del menor y miraba también a la dulce niña dormir.

 

—Vamos a prepararle algo de comida — Le susurró en el oído. — ¿o prefieres dormir un poco?

 

Calmado tranquilo, emanando un aura de paz, Sasuke le decía palabras susurrantes, sintiendo como su esposo volvía a ser el de antes.

 

—Durmamos ambos— Le dijo Naruto acariciando los fuertes brazos que lo rodeaban — durmamos con nuestra pequeña. En su cuarto.

 

Sasuke sonrió y asintió besando la mejilla su esposo y separándose con cuidado el rubio  pasó a colocarse al frente de la menor, al lado de la cama pegado a la espalda. Y sin soltar la mano de Naruto, Sasuke se acostó al otro lado de la pequeña.

 

Ambos padres se veían uno al otro y entre sus brazos sentía a su preciada hija. Legalmente una Uchiha Namikaze.

 

—Te amo, Sasuke. — Dijo por primera vez después de meses Naruto, haciendo sentir dichoso al Uchiha. Pues esperó por cerca de seis meses volver a oír esas palabras.

 

—Y yo a ti, Naruto— Dijo presionando más fuerte su mano.

 

Ambos padres durmieron tranquilos hasta que la pequeña fue quien los despertó exigiendo algo de comer. Eran una familia nueva. Reconstruida, que una chiquita de poco más de dos añitos había ayudado a reconstruir.

 

Everywhere I'm looking now (a cualquier parte que miro)

I'm surrounded by your embrace (Estoy rodeada por tu abrazo)

Baby I can see your halo (Cariño puedo ver tu halo)

You know you're my saving grace (Eres mi gracia salvadora)

 

 

— Es con gran honor — Dijo Naruto parado detrás del podio, y con un elegante público frente suyo —El saber que han venido a esta exhibición de arte. —  Sus manos estaban entrelazadas en la superficie del mueble junto al micrófono. —Donde en toda esta galería, podrán ver como pude salir de la oscuridad. Como pude sobrevivir a la perdida de una familia entera con la ayuda de mi esposo. — En medio de toda la multitud de mujeres refinadas y hombres trajeados, se encontraba Sasuke con su niña de ya más de tres años en brazos — Y nuestra preciosa hija— La menor lo saludaba con la mano, mostrando su bello vestido lila y sus bucles más definidos por la ocasión. Era un pequeño angelito. —Y es así, como inauguro este local dedicado a mi ángel en el cielo y mis seres queridos en la tierra. — Alzó su copa de champagne en dirección a su basto público — Salud— y recibió grandes aplausos al ser un artista tan reconocido.

 

La enorme galería tenía un recorrido largo. Estaban en el salón central. Pero aquellos que quisieran ver las obras en el orden en que él las había creado, tenían que empezar a recorrer los pasadizos por la derecha. Donde te daba a entrar a un cuarto un poco angosto pero muy largo. Un recorrido un tanto retorcido, que mostraba sus cuadros tristes y oscuros, iluminados solo con un foco especial desde la parte inferior de los cuadros. Dándoles un toque tétrico. Justo como Naruto se sintió.

 

Mientras uno avanzaba, se notaba la recuperación del menor desde el accidente. Como muchos cuadros fueron dedicados a Sasuke, su único pilar. Pues amigos no le eran suficientes a Naruto y solo su esposo supo cómo alentarlo y darle apoyo.

 

 Pero él sabía que lo apoyaron en todo momento. A lentos pasos, Shikamaru al costado de su esposa Temari, se acercaban.

 

—Felicidades chicos — Dijo el relajado hombre — Nos alegra tenerte de vuelta en el mudo de la estirada sociedad, Naruto. — Siendo reprendido por su esposa.

 

—No le hagas caso Naruto — Dijo Temari, viendo como su esposo se sobaba el piñizco en el brazo. — Sé que siempre te aburrieron este tipo de fiestas de gala, pero es realmente agradable volverte a ver por estos lares.

 

Era verdad. Naruto se había reusado a salir y tener mayor contacto con otros seres, no hasta estar recuperado por completo y poder dar la cara que siempre estaba adornada con una enorme sonrisa a sus amigos.

 

—Y a mí me alegra verlos muchachos — Sasuke llegó al costado de Naruto, de la mano con la bella chiquita — Les presento a mi princesita — Dijo cargándola en brazos.

 

Los mayores la saludaron y le hablaron por un rato, hasta que Naruto interrumpió la conversación.

 

—Pero como ustedes dijeron chicos, no me gustan mucho estas fiestas y hoy… necesito ir a otro lugar. — Sasuke lo vio sorprendido —Se los debo a ellos — Temari y Shikamaru no entendieron, pero no se opusieron a las palabras de su rubio amigo.

 

Sasuke ahora entendía para qué era ese enorme ramo de lirios blancos en el parte trasera del carro.


You're everything I need and more (Eres todo lo que necesito y más)

It's written all over your face (Está escrito en toda tu cara)

Baby I can feel your halo (cariño puedo sentir tu halo)

Pray it won't fade away (ruego que no se desvanesca)

 

Naruto manejó en todo el trayecto, era la primera vez en un año que podía sentarse en un volante sin tantos contratiempos, sus ojos estaban decididos y  el carro era llenado solo de risas de la niña y conversaciones de Sasuke con la menor, ambos sentados en la parte de atrás. Porque ese era el lugar más seguro para la menor de poco más de tres años.

 

Luego de reír por la anécdota y travesía que la menor tuvo con su peluche favorito. Posó sus claros ojitos en el rubio que manejaba. Lo veía decidido, con un brillo peculiar en sus ojos.

 

—Papá— Dijo llamando nuevamente la atención de Sasuke, que se había dedicado a jugar con uno de los rulitos de su hija.

 

En esos seis meses, había entendido rápidamente el idioma, ya lo dominaba bastante bien, de vez en cuando se equivocaba, pero nada que no se pueda corregir. Sus padres estaban orgullosos y no paraban de decirle lo inteligente que era. Siempre se sonrojaba de recordarlo y se esforzaba más a tener una buena pronunciación.

 

— Dime preciosa — Le respondió. Papá era Sasuke y Papi era Naruto. Era algo que en la menor se había quedado grabado.

 

— ¿A dónde vamos ?—  Preguntó curiosa cogiendo la pálida mano que estaba jugando con su cabello y lanzando una risita al ver como su bucle rebotaba a su forma normal.

 

Sasuke miró a su hija que apresaba con curiosidad su mano. Le acaricia la mejilla sonrosada naturalmente y mira a su esposo que maneja. Las flores en la parte de atrás y la ruta que toma le dan un indicio. Él tampoco le ha preguntado.

 

— Tal vez papi nos quiera responder — Dijo sabiendo que Naruto los escuchaba, aun atento a la carretera, no dejaba de atender a sus dos amores.

 

—Hoy vas a conocer a mi familia y a tu hermano mayor. — Respondió Naruto — Te van a agradar. De veras — Su sonrisa se agradó aún más al ser consciente de lo que se refería.

 

La menor aun no comprendía del todo, pero al sentir como su papá tan serio y sobreprotector reía en volumen bajo. Solo pudo alegrarse también.

 

— Se paciente, pequeña. — Le dijo el Uchiha — Pronto vas a entender lo que papi dice. — La menor estaba ansiosa.  

 

Su rubio padre nunca había hablado de sus parientes y ella había visto el cuarto de un niño decorado, la puerta casi siempre estaba junta, pero nunca cerrada o con llave, y había visto a Naruto o Sasuke viendo esa puerta con una sonrisa un poco triste, como recordando algo del pasado. No entendía pero hoy lo haría. Conocería a sus abuelitos. Conocería a un hermano. La familia de su papi, estaría reunida una vez más.

 

***Halo***

 

El carro estaba estacionado, era de noche, pero ese lugar tenía atención hasta tarde, era de los más costosos, para dar un ambiente natural y agradable, a pesar de las circunstancias. Vio el portón de hierro forjado y apreció los enormes pastizales, de hierba bien cortada, tan verde como una imagen de portada. Pero veía algo que la más pequeña desconocía. Grandes “trozos” de diferentes tipos de piedra, algunos con una estatuilla detrás de ángeles en el mismo tipo de piedra o algunas casetas de estilo medieval, bien cuidados y bellamente adornadas con flores. Todos los caminos iluminados con faros potentes. No parecía lo que era. No parecía un cementerio.

 

— Papi ¿Que es este lugar? — Preguntó lo niña mientras miraba todo con una linda sonrisita.

 

Cada una de las manos blancas de la menor era sujetada por uno de sus padres; y el rubio, en su otra mano, tenía el enorme ramo de lirios blancos.

 

— Es el lugar donde podemos visitar a mi familia.

 

Se alejaron del sendero principal y voltearon hacia la derecha, seguía estando bien iluminado, pero todo estaba muy callado. No eran guiados por Naruto, sino por Sasuke, ya que él fue el que organizó los entierros mientras su esposo se recuperaba en el hospital, y después de un año completo. Naruto por fin iba a visitarlos.

 

— Aquí es. —Dijo Sasuke.

 

Naruto soltó lentamente la mano de su hija, apreciando la pequeña capilla y como frente a ella, en un amplio lugar cercado se encontraban 4 tumbas, bajo la bella estatua de la virgen maría con los brazos abiertos de un blanco reluciente. Naruto entendió que como el Uchiha que era, había comprado un enorme lote para su Familia. Para ambas Familias.

 

Sasuke se acercó a la pequeña capilla, aquella dedicada para que familiares de los difuntos puedan rezar por sus parientes, y encendió un interruptor que le dio una mejor iluminación al lugar; dos faros medianos y la luz en el interior de la capilla le daban un toque diferente.

 

Naruto salió del sendero hasta ponerse frente a cuatro tumbas una muy pegada a la otra, con cada nombre, a los pies de la base de la estatua, donde estaba inscrito: “Cuatro seres queridos, una familia añorada, ahora cuidan de los  aquellos amaron y amarán desde el cielo”  Naruto sacó cuatro enormes lirios del ramo antes de dejarlo debajo de la bella inscripción y puso uno en cada tumba, al final se arrodilló en la última y acariciando el nombre con sus dedos, dejó la flor descansar; lo lirios blancos eran los favoritos de su pequeño retoño.

 

— Mi pequeño hijo. — Susurró con voz melancólica — Lamento no haberte visitado hasta ahora. Lamento no haberlos visto antes a todos.

 

La menor se había quedado en el límite entre el sendero y el pasto, extrañada de lo que sus ojos veían. De cómo su papi acariciaba un rectángulo de piedra bonita y le dedicaba palabras. Pero sentía que el silencio era necesario, pues el apretón de manos de su papá, era firme y conciliador. Miraba con una sonrisa a su esposo, dándole espacio al menor para que pueda saludar a su familia. Un reencuentro con un lado dulce y otro amargo.

 

— Me demoré un año entero, me tardé mucho para poder visitarlos a todos — Sus ojos se posaban en las palabras Uchiha Namikaze, los apellidos de su retoño. — Pero hoy no vine solo. Te presento a tu hermanita — Le extendió la mano a su hija mientras sonreía tiernamente.

 

La menor sintió como su papá le soltaban la mano, y fue a encontrarse con el hombre arrodillado.

 

— ¿Papi? — Preguntó sujetando la mano extendida. Quería entender la situación.

 

Naruto le dio un suave beso en el dorso y la puso a su costado, sabía que la menor no entendía muy bien la situación. Hace muy poco acababa de cumplir los tres años, pero sentía todo esto necesario.

 

Por fin, se encuentra frente a las tumbas y pequeña capilla dedicada a la familia Namikaze. Por fin Naruto puede pararse frente a ellos y aceptar su marcha su pérdida. Puede avanzar y ser feliz. Con su niña y su esposo.

 

— Tu hermano ahora se encuentra en el cielo cuidándonos a todos. — Susurró acariciando la pálida mejilla de su hija y apreciando esos ojos llenos de dudas y ansiosos de absorber conocimientos.

 

La menor miró nuevamente ese trozo de piedra con letras que aún no distinguía, pero algo la llamó a posar su diminuta mano sobre la superficie lisa y fría.

 

— Por favor cuida de mí.

 

 La niña escuchó una sonrisita y sus ojos se alzaron de la lápida al apreciar una silueta un poco más grande que la de ella, pero no llegando a ser un adulto o un adolecente.

 

— Y tú cuida de ellos. — Dijo el dulce joven de rubios cabellos y morochos ojos — Y ámalos como yo lo hice.

 

La menor asintió con una bella sonrisa y lágrimas empezando a acumularse en sus ojos.

 

— ¿Amor? — Cuestionó Naruto cuando vio sus ojos brillosos por las lágrimas — ¿Pasa algo?

 

La niña vio el rostro preocupado de sus padres y sutilmente vio como el niño se posaba detrás del rubio y su índice estaba sobre sus labios, con una risita cómplice pidiéndole que guardara silencio.

 

— Nada, papi. — Dijo mientras abrazaba a su padre acuclillado — Solo estoy feliz  — Quería decir tanto pero sin conocer las palabras que expresaran su enorme cariño y amor, solo se dignó a besar las mejillas bronceadas de Naruto — Très heureux (Muy feliz)

 

Naruto la sostuvo contra su pecho sintiéndose dichoso y al fin completo. Su familia se había ido, pero él nunca los olvidaría. Sasuke lentamente se acercó cuando Naruto se alzaba con la nena en brazos y el mismo envolvía a sus dos grandes amores.

 

Los claros ojos de la menor se alzaron por última vez para ver al pequeño rubio despidiéndose y siendo apurado por una mujer pelirroja que también le sonreía, más adelante y menos nítidos, los esperaban la familia Namikaze.

 

— Au revoir — Cual susurro salió de sus labios — Y gracias.

 

Una familia se despedía mientras que otra pequeña curaba sus heridas.

 

I can feel your halo halo halo (Puedo sentir tu halo)

I can see your halo halo halo (Puedo ver tu halo)

I can feel your halo halo halo (Puedo sentir tu halo)

I can see your halo halo halo (Puedo ver tu halo)

FIN

Notas finales:

 

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Dios, este FIC. ENSERIO que he lagrimeado como magdalena mientras lo escribía, espero que a ustedes les guste y lamento tanto la enorme demora. No sé si se enteraron, pero reescribí muchas veces esta segunda parte. La borraba, no me gustaba y aun ahora, no estoy  100% convencida, pero si satisfecha y medio realizada.

 

La última parte me centré más en una despedida de ese niñito tan bello que fue hijo de nuestra amada pareja, porque él también se merecía su momento de brillar en el fic, y no pude resistirme a poner a toda la familia Namikaze esperando al niñito, en especial a Kushina.

 

Siempre amé a los padres de Naruto en el anime/manga y me daba una tristeza tremenda que murieran sin disfrutar de su hijo. Y acá aunque aproveché la misma tragedia quise darle un final conmemorativo.

 

Ummm… pues lamento la demora, de verdad que sí, y espero que aquel que lea esta historia completa, le sea de su agrado. Saben que siempre he adorado escribir y amado saber que hice emerger emociones en otras personas, porque eso significa que hice bien mi trabajito n.n.

 

Los quiero un montón  y gracias nuevamente por leer este lindo two-shot.

 

En fin, si me leen en otras historia, pues:

 

~Nos leemos pronto~

 

*Espero este no sea un adiós, sino un hasta pronto*


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