De repente desapareció
-No te preocupes él ya no está
En medio de un partido amistoso, Furihata, como usualmente estaba en el banquillo, apoyando a sus compañeros con excesiva algarabía. En especial porque sabía quién era el oponente: Rakuzan. Y esperaba ansioso poder demostrarle a Akashi cuanto habían mejorado desde el último encuentro, aunque él no estuviera jugando.
Era el último cuarto, como era de esperarse ambos equipos no daban tregua, quizás terminaría en un empate… De repente, Furihata interceptó a Akashi, moviéndose elegantemente con el balón, sonrió de inmediato, al parecer estaba disfrutando el juego.
Cuando terminó el partido, el castaño ni siquiera atendió al resultado, de repente todo le parecía ajeno. Aquel integrante pelirrojo de Rakuzan tenía ambos ojos de un solo color, se empezó a inquietar:
¿Quién era la persona que sonreía tan amablemente? ¿Por qué que ocupaba el cuerpo de Akashi?
Sus compañeros no parecían haberlo notado, o parecían ignorar con quien se habían enfrentado. Ese no era Akashi.
Como si no hubiera existido
Él se negaba a aceptar que era una ilusión, porque no lo era. Para él no.
-Ha sido un gusto jugar con ustedes-dijo sinceramente- espero volver a encontrarnos- estrechó las manos de todos los jugadores.- Se despidió después de que el partido hubo terminado-
Sólo Furihata renegó el saludo, dando unos pasos hacia atrás para hacer una reverencia, no alzó el rostro.
El pelirrojo se acercó a él preocupado por su reacción.
-¿Sucede algo?
El castaño, tembloroso, negó… temiendo.
-Es sólo que te pareces a él. Pero al mismo tiempo no lo eres. No sé quién es usted.- evitó cualquier contacto visual, esperando quizás un golpe, un grito que le regresara a la realidad y le devolviera al Akashi que conocía- D-disculpe la confusión, debo volver con mi equipo.
Se alejó lo más rápido que sus temblorosas piernas le permitían. Tenía tanto miedo.
-Sei-chan ¿qué pasa con ese chico? Ha sido un poco grosero no despedirse de nosotros. Sobre todo de ti.
-No se preocupen, arreglaré las cosas, no tardaré mucho. Pueden adelantarse.
Esperaba que todos pasaran desapercibido ese cambio o al menos no hicieran un escándalo, especialmente el castaño.
Lo alcanzó, era el más rezagado del grupo, caminaba jugando distraídamente con sus dedos. Detuvo su andar tomándolo por el hombro.
El otro, espantado, no se movió, imaginando de quien se podría tratar.
-¿Te referías a él? ¿Verdad?
-Sí.
Soltó un suspiro, el chico no iba a darle la cara, no quería enfrentarse a ese cambio. Tal vez había sido demasiado repentino.
Lo abrazó por detrás, demostrando seguridad en sus actos. O lo intentó porque sólo sentía como el otro cuerpo temblaba sin control.
-No te preocupes, el otro yo, ya no está- trató de tranquilizarlo, en un susurro.
Furihata sin más remedio echó a llorar, la presión era demasiada, el miedo le agobiaba, esa persona no le hacía sentir tranquila, debía ser una maldita pesadilla.
Akashi no volvería, lo sabía. No quería admitirlo. No.
-Tomo el lugar que me corresponde. Sólo eso.