Rakuzan irremediablemente tuvo que volver a Kioto, el mismo día del partido, no podían atrasar más su partida. Una vez que su capitán regresó, apuraron los preparativos. Akashi no pudo despedirse de Furihata.
Ese Akashi, tenía que comenzar a habituarse a Rakuzan una vez más.
Seirin por su parte trataba de animar a su compañero quien desde ese día parecía no ser el mismo.
-No tenía porqué enterarme de esta forma… conocer la otra personalidad de Sei. Realmente no sé que esperar.
Kouki aun lidiaba cómo manejar sus emociones ante sus compañeros.
-Te digo que es él- insistía Kuroko-
La misma cara, el mismo cabello, el mismo cuerpo que alguna vez abrazó… y esos ojos, tan rojos, le pertenecen a otra persona.
-No quiero que sea él.-respondió dolido-
Sus compañeros un poco culpables por no haberle comentado ese gran cambio, trataron de distraerlo, sin mucho éxito. Parecía un acuerdo unilateral (por parte de Furihata) de romper su relación. Para ellos era incomprensible como es que su compañero prefiriera a ese desquiciado Akashi, quizás le lavó el cerebro, lo mantenía amenazado, lo golpeaba… no entendían la razón. ¿Por qué él y el otro no?
-Podría ignorarlo, fingir que no existe. Pero no puedo. Porque me duele.
Nadie sabía que decir al respecto. No encontraban una manera de hacerlo “entrar en razón”
-Una oportunidad. Así como Akashi te la dio a ti antes de que cambiara. Intenta al menos platicar con él.- hablándole firmemente, Hyuuga trató de razonar -
No muy convencido, el castaño asintió.
¿Y si no funcionaba?
-Todos te apoyaremos, decidas lo que decidas- Kagami le mostró una sonrisa en solidaridad-
Y finalmente como la mamá de la familia, Riko lo abrazó: -No te arrepientas de nada.
Al final de la semana, le dieron un boleto para Kioto, no le preguntaron si quería ir o no, sólo lo despidieron con la mejor de las caras que podían mostrarle.
Já.
Como si ir a Kioto le regresara a su novio.
Lo intentaría, no esperaba nada más.
Era preferible viajar sólo, tenía que enfrentarlo sin ayuda de nadie.
Llegó a la institución sin mucho problema, conocía el lugar de memoria, así como el horario de su ¿ex? Novio. Esperó a que terminaran las actividades del club de básquet. Vio como los integrantes salían uno a uno y pasaban a su lado sin decir nada. No es que lo ignoraran, simplemente no creían necesario intervenir; si el chico se había atrevido a ir por su cuenta era porque estaba dispuesto a arreglar la situación.
En sus pensamientos le desearon buena suerte.
El último en salir fue Akashi, quien sorprendido de encontrarlo en la entrada, lo primero que se le ocurrió fue invitarlo a comer. El castaño lo seguía sin mirarlo. No tenía muchas ganas de empezar la conversación.
-No esperaba tu visita… Kou…Furihata-kun. ¿Qué tal estuvo tu viaje?- al ver que no le respondía trato de hacerlo hablar cambiando de temas constantemente, nunca se había visto un Akashi tan parlachín- ¿Puedo preguntar el motivo de tu visita?
Tampoco respondió.
El pequeño apenas había tocado su comida, temblaba “como la primera vez que se encontraron en un partido”
-Supongo que has venido para hablar sobre lo nuestro ¿no es así? No me molestaría que…-no terminó la oración-
-No… no lo entiende. Y-yo y él… nosotros teníamos algo. Éramos algo. ¿Entiende lo que me costó lograr siquiera acercarme a él? ¿Qué me dirigiera la palabra? ¿Qué tan sólo me mirara?
-Por eso estoy aquí, para ayudarte a olvidarlo, para empezar de nuevo, no sufrirás… no pasarás lo mismo que con él. ¡Por fin quedarás liberado de todo ese dolor que te causó!
Oh, no. Otra vez.
Lo hizo llorar de nuevo.
-Pero yo no quiero olvidarlo. Quiero al Akashi que yo conocí.
Trataba, realmente trataba, de aguantar las lágrimas, pero le fue imposible.
-Tú no construiste esta relación- le dijo de una forma muy despectiva-
-Tengo los recuerdos… de manera muy vaga- susurró Akashi, le era complicado explicar que aun estando el otro controlando el cuerpo, él podía llegar a tener conciencia de esos actos-
-No los viviste, no conmigo.
El silencio se volvió incómodo, pesado.
El contrario suspiró. No se supone que eso pasara. Había logrado liberarse de esa presión que ejercía el otro para poder conocerlo. A él específicamente. A Furihata Kouki.
Eran la única persona que podría considerar importante después del cambio de personalidad.
No la perdería.
-Soy la misma persona. Confía en mí. Por favor.- ¿Cómo podía acercarse a él sin hacerlo llorar?
El castaño no manifestaba intención alguna de responder. Hipando trataba de calmar sus lágrimas.
-¿Por qué no puedes confiar en mí?-insistía, quería conocer su respuesta, haría lo que fuera necesario para estar a su lado-
-El Akashi que estoy viendo ahora es el que está enamorado de Kuroko. No de mí.