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The lords of the mafia por Momoka Black

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Notas del capitulo:

Holi holi minna!
Que tal estan?!
Espero que esten muy muy bien!
Antes que nada les quiero agradecer de todo corazon los bonitos reviews que he estado recibiendo. Me alegra saber que la historia les esta gustando. Lamento no poder contestarlos como corresponde debido a que estoy falta de tiempo...me han sucedido una serie de cosas terribles que me han mantenido mal emocionalmente.
Saludos para quienes comentaron el cap anterior: paolaneko1, cyan, miila25, himitsu akira, Pansy-Valentine6661, teddy-sama, Eizbeth722, Kanecer y charlotte.

Para quienes querían HyuMibu, MuraHimu, MidoTaka, KiyoHana y demás, aquí estan sus momentos. x3

Pdata: teddy-sama, si ves esto porfiii actualiza tu fic de acuerdos concertados (soy fan del fic) que me tienes en ascuas x3

 

Nadie se movía del lugar. Todos eran testigos de cómo Nijimura actuaba en torno a Izuki y su pequeño hijo. No querían hacer algo que el mayor interpretase como mal y los fulminara en el acto. Vieron como con pesar Nijimura dejaba al pequeño en la cama junto a su madre y se levantaba dirigiéndose a ellos, en específico a Midorima.

—Quiero que los examines, Shintarou, necesito cerciorarme que están bien.

El otro no rebatió y se dispuso a hacer la encomienda bajo la mirada del otro. Nijimura se fue acercando lentamente a la cama haciéndoles señas a los otros para que se acercaran. No quería gritar, hablaría lo más bajo que pudiese para no tener la necesidad de salirse de la alcoba y dejarles solos.

—Seijuurou, quiero explicaciones. Y las quiero ahora.-su tono no daba a más-Quiero también aquí al Kumicho Masaaki.

Kuroko ordenó a uno de sus subalternos que andaba custodiando la puerta que fuese por el Kumicho. Akashi se preparaba para responderle al pelinegro quien se mostraba ansioso.

—Lo descubrí por casualidad cuando me encontraba buscando algo para amenizar el cumpleaños de Shintarou. Llegué al club de Imayoshi y cuando me mostró a los bailarines, usando amenazas ya que lo sospeché, le vi.- la cara de Nijimura se puso francamente histérica. ¿Bailarín? ¿Su Shun había estado en un club de strippers todo este tiempo?-Cálmate hombre, que únicamente bailan. Si los clientes se quieren sobrepasar son hombres muertos.

—Continua.

—Después de confirmar que era él, ordené a Chihiro que los investigara y siguiera. Fue muy meticuloso y cuidadoso, al grado de estar en la casa donde habitaban ellos junto con los demás chicos. Chihiro, las fotos.

Kagami chirrió cuando vio al apático peligris a su lado abriéndose paso con un sobre para Akashi.

—¡Mayuzumi!- Kuroko pisó a su esposo y este calló. La mirada de Nijimura refulgía como la de una bestia-¿Desde cuando estás aquí?

—Llevo aquí desde que entramos a la habitación, nii-san.

—Tenías que ser hermano de Kuroko.

—Dejando eso de lado, aquí están las fotografías.- Akashi se las dio a Nijimura quien no perdió tiempo en verlas-Además de que hizo una investigación profunda. Así fue como dio con que Shun era uno de los protegidos del Kumicho de Shuutoku junto a todos esos chicos.

—¿Cómo se encuentran, Shintarou?

—Están bien, Izuki solo está inconsciente por el golpe. El niño presenta síntomas de deshidratación, pediré que me traigan lo necesario para colocarle un suero.- Nijimura tronó los dedos y a la orden le trajeron lo indicado. Con mucho cuidado el peliverde se lo puso al pequeño para no despertarlo-Le administré un calmante suave al niño para que duerma. Van a estar bien.

—¿Algo que deba decir, Kumicho?

Todos vieron al Kumicho abrirse paso entre ellos con un aire imponente y para nada temeroso. Kagami tragó saliva: esto era la guerra.

—No me arrepiento de esto, Shuuzou, puesto que era algo de vida o muerte.- el mayor se sentó en una silla cercana. Esto iba para largo-Hace cinco años, mientras estaba en el hospital me llamó Reo diciéndome que debía ir a la casa por un asunto de suma urgencia. Dejé todo y acudí de inmediato pensando que tal vez Tatsuya se había puesto mal.- Murasakibara se alarmó en el acto-Al llegar vi a Reo notoriamente consternado junto a Makoto y a un jovencito el cual estaba empapado y muy asustado. Era Shun. Él me explicó que se había escapado de las garras de Tomoya, quien lo hacía vivir un infierno. Debido a que estaba en estado, no quería que su pequeño viviese lo mismo que él sufrió. Me rogó por protección y Reo me suplicó que lo acogiese como un protegido más. No tuve más opción: yo había sido uno de quienes lo habían ayudado a escapar del distrito de Teiko después de todo.

—Usted estuvo detrás de todo esto siempre.

—Sí, al igual que los demás Kumicho. Lo ayudamos a que se escapase.- suspiró el mayor-Decidí darle protección y hacerme de la vista gorda cuando Tomoya, tu abuelo, mandó a sus hombres a buscarlo por todos los distritos. Poco después llegaste tú iniciaste el golpe de estado para derrocarlo y hacerte con el imperio de Teiko y los demás distritos. No te dijimos nada del paradero de Shun debido a que su embarazo era delicado y presentó amenaza de aborto, y consternarlo más con tu presencia era algo que no iba a permitir.

—Yo jamás le haría daño.- gruñó Nijimura en voz baja-Sería incapaz.

—Eso se lo hubieras dicho a ese Shun quien estaba aterrado con todo lo que el apellido Nijimura implicaba. Tu habías desaparecido hace muchos años dejándole solo, creyó que le habías abandonado y temió que te hubieses vuelto igual de cruel que tu abuelo.-el Kumicho vio a los dos pelinegros durmientes-No iba a consternarlo, iba a darle la paz que nadie le había dado en mucho tiempo.

—¿Qué pasó después?

—Él se quedó en la casa ayudando a los chicos en el cuidado de Tatsuya en agradecimiento por darle asilo. Una vez casi lo descubren pero por intervención de Imayoshi no fue así. Su embarazo lo fue pasando tranquilo con mis protegidos hasta que dio a luz. El niño nació en una noche de tormenta sorprendiéndonos a todos y no hubo tiempo de ir a un hospital. Una vez que ambos estuviesen bien, le replanteé a Shun la posibilidad de hablar contigo, pero se negó argumentando que no quería volver a este mundo.

—Kumicho Masaaki, ¿El padre de ese niño?- inquirió Aomine haciendo que todos lo volvieran a ver-Usted sabe quién es.

—No. Shun no lo sabe. Y no quiere saberlo.

—Ese niño es mi hijo.- habló Nijimura sonando firme-Posee rasgos del clan Nijimura.

—Suenas muy convencido, Shuuzou, bien puede ser hijo de Tomoya.- el mayor entrecerró los ojos-O hay algo que no nos has dicho.

—Estoy convencido, Kumicho, pero solo para cerciorarme pediré unas pruebas de ADN. Si esto llega a oídos del viejo puede echar abajo todo y retomar una posición de liderazgo. Necesito todos los elementos a mi favor para proteger a Shun y a mi hijo.- Nijimura afiló su semblante-No voy a ceder ante usted, Kumicho. Ya perdí a Shun una vez por mi culpa, no lo volveré a hacer, no ahora que mi hijo también entra en esto.

—Si Shun lo permite, claro está. Y en cuanto a ustedes.- reparó en los otros tres implicados-Ni crean que me van a asustar. Se jugar muy bien en este juego y me conozco todos los trucos. No voy a permitir que se lleven a Kazunari, a Tatsuya ni a Kouki.

—¿Qué pasará con los otros dos? ¿Con Reo y con Makoto?-habló Aomine obteniendo una mirada fulminante del mayor.

—Los tocan y los mato.

—Creo que debemos calmarnos y dejar el asunto por ahora. Debemos dejar que descansen.- Kuroko hizo énfasis en los que estaban dormidos. Nijimura asintió y se plantó en un sillón a su lado dando a entender que de ahí no lo sacaban ni con agua hirviendo. Murasakibara vio su celular y salió como rayo estampando a Kagami a la pared en su fuga apresurada.-¿Estás bien, Kagami-kun?

—Ese idiota…

—Ya debió haber reaccionado Tatsuya. Ese mocoso gigantón me debe muchas explicaciones sobre como demonios fue que llegó a conocer a Tatsuya.- vio a Midorima y a Akashi-De ustedes no tengo dudas pero ese mocoso me intriga.

—Kumicho, debe acudir a la habitación de Reo-sama.- uno de sus hombres llegó hasta él-Ha despertado y se encuentra alterado. De igual manera Makoto-sama ha despertado.

—Iré a verlos de inmediato, a Reo primero. Makoto es muy fuerte y sé que estará bien.- miró a su subalterno-Manda a Mitobe y a Koganei a la habitación de Makoto.

—Kumicho, pero lo que dijo…

—Temo que le vaya a arrancar la cabeza a Kiyoshi. Makoto es muy volátil y pese a sus heridas, es más peligroso que Kiyoshi.-Kagami tragó saliva al escuchar eso. Kiyoshi era muy fuerte y escuchar las palabras del Kumicho sobre esa persona le habían puesto los pelos de punta-Esta reunión se aplaza.

—…¿Y si enviamos refuerzos? Digo, por si necesitan ayuda- murmuró Kagami una vez que el Kumicho se marchó-Alguno de nosotros, como gesto de paz.

—Mejor envíenlos pero a su habitación, Seijuurou-san.

—¿Por qué, Chihiro?

—Porque su “emperatriz” arremetió contra Eikichi y Kotaro y literalmente destruyó su habitación- suspiró el peligris-Ordenaré que vengan a arreglarla y de paso traten de calmar a su peculiar invitado.

—Tu chihuahua sacó las garras y colmillos, Akashi.

—Espera a que tu halcón saque las garras y el pico, Shintarou.

.

.

Takao poco a poco iba abriendo los ojos sintiendo un poco de dolor por los golpes que le habían hecho. Estaba todo entumecido y agotado pese a haber despertado. Al ir enfocando su vista se dio cuenta de que estaba en una habitación muy lujosa con una perfecta iluminación y decorado. Jadeó espantado imaginándose mil y un escenarios. Lo habían comprado en esa maldita subasta. Se miró a si mismo descubriendo que portaba una bata de seda oscura y ¿tenía una vía en la mano?

—Trata de calmarte, llevas casi dos días inconsciente.-miró a su izquierda y vio a un chico rubio de ojos miel mirándole tranquilamente-¿Cómo te sientes?

—¿Quién eres? ¿Dónde estoy?

—Te rescatamos de esa subasta. A ti y a tus amigos.- la paz volvió a su cuerpo-Ellos están bien. Los que estaban heridos ya se están recuperando.

—Mi hermano, ¿Dónde está mi hermano? ¿Los demás?

—¿El chico invidente?-asintió desesperado-Se encuentra bien. Aun duerme. Los otros están bien.

—Quiero verlos, por favor.

—Aguarda un poco. Aun debes descansar. Lo que te pasó no fue nada bueno.- Miyaji trataba de retenerlo mientras de manera discreta mandaba una nota a su jefe-Primero debo avisarle a mi jefe que ya has despertado.

—¿Quién nos rescató? ¿Quién lo hizo?

Instantes después la puerta se vio abierta y por ella entró su pesadilla con piernas. Takao se vio enmudecido cuando vio entrar la figura de Midorima Shintarou y el mismo portaba un gesto un tanto aliviado en sus serias facciones.

—Es bueno verte despierto, halconcito.

—Tú…¿Por qué tu? ¿Cómo lo supiste?

—Te dije que me tienes cautivado, Takao Kazunari, y no es propio de mí que descuide lo que me interesa. Desde el primer momento que supe todo de ti mandé que estuvieras vigilado y mis hombres avisaron cuando te secuestraron junto con tu familia.- Midorima sonrió cuando le vio ponerse a la defensiva-No perdí tiempo y moví mis fichas para dar con ustedes junto a los míos. Gracias a nosotros están bien.

—Mi hermano…¿Dónde está?

—Está a salvo…por ahora.- su gesto se endureció-Su reloj de vida está en su punto más crítico. Si no elijes ahora él morirá.

—¿Por qué? ¿Por qué te has obsesionado conmigo?- sollozó apretando sus puños-¿Por qué yo?

—Ya te lo he dicho, mi halcón, me cautivas. Me haces perder la razón. Y no iba a permitir que ningún mequetrefe te tuviera…y haré lo que sea para que seas mío. Usaré todo lo que esté a mi alcance y lo que no para tenerte.- se acercó a él y lo retuvo en sus brazos-El plazo ha vencido y debes darme tu respuesta ahora. Decídelo: la vida de tu hermano a cambio de tu corazón.

—…acepto.

—Esa es una sabia decisión.- pronto Takao sintió los labios de Midorima en los suyos y aunque trató de resistirse no pudo y forzosamente tuvo que corresponder su beso. Pese a su odio y resentimiento, algo dentro de él latía dolorosamente, anhelando el contacto del peliverde, anhelando que estuviese cerca de él.

Se separaron jadeantes y Midorima sostuvo su mano izquierda. Chasqueó los dedos y Miyaji asintió dándole una cajita de terciopelo. Cuando la abrió se sorprendió: era el mismo relicario que había rechazado junto a un anillo a juego. Midorima se lo puso en el cuello y el anillo en su dedo índice.

—¿Qué significa esto?

—Este anillo indica que estás comprometido conmigo, mi halconcito, y el relicario te marca como perteneciente al clan Midorima.

—No tienes que marcarme como si fuese un animal.-gruñó tratando de quitárselos pero Midorima lo evitó-No me trates como uno de tus malditos objetos.

—Eres mío, Kazunari, me perteneces. Muy pronto lo vas a entender.-escuchó gritos a lo lejos y esos gritos provenían de Nijimura.-Debes quedarte aquí hasta que yo vuelva.

—Quiero ver a mi hermano y a los demás.

—Los verás después. Primero debes alimentarte.-Kimura había entrado a la habitación-Quédate con él y no lo dejes salir. Miyaji, vamos.

—¡No puedes dejarme aquí! ¡Vuelve aquí, maldito cuatro ojos!

Sin embargo este se marchó dejándole ahí con el mencionado Kimura. Era el mismo a quien había pateado la vez que se escaparon de la mansión. El mismo hombre permanecía serio mientras Takao trataba de trazar un plan para salirse con la suya.

—Por favor, necesito salir de aquí.

—El Oyabun fue explícito: debo cuidarle y ordenó que permaneciera aquí.

Enfurruñado y molesto, Takao se recostó en la cama pensando en alguna idea para salir de ahí. El mastodonte ese no iba a ceder tan fácil. No lo derrotaría y este le vencería. A menos de que...

Tuvo una idea y se paró de la cama. Lentamente deslizó su bata de seda por sus hombros haciendo que la misma fuera cayendo de manera sensual hasta quedar su torso descubierto. Kimura tragó saliva acercándose a él: no era de piedra tampoco pero no podía tocar a esta belleza. Era el nuevo amante de su Oyabun y si lo tocaba Midorima lo mataba.

—V-vístase, por favor.

—¿Por qué? Hace calor y quiero refrescarme.-la bata cayó hasta la cintura y Takao lo sintió estremecerse-¿O me lo vas a impedir?

—Póngase la bata.-murmuró avergonzado para no caer ante esa tentación con piernas-El Oyabun vendrá pronto.

—Te he visto como me miras, veo deseo y lujuria en tu mirada y sientes deseos por que esté entre tus brazos.- Takao se acercó a él e hizo que sus manos recorrieran su piel. Acercó su boca a su oído poniendo-Tienes la oportunidad en tus manos y no la dejarás ir, ¿Verdad? Además, nadie tiene porqué enterarse. Solo unos cuantos besos y unas caricias.

Takao sintió las manos del contrario deslizándose desde su pecho, pasando por su cintura hasta posarse en sus piernas mientras él enredaba sus brazos en su cuello. Sonrió maldoso y encontró el punto perfecto para dejarlo noqueado. Dejó caer el cuerpo de Kimura mientras este cerraba los ojos completamente vencido.

—Bien sabía que los consejos de Mako-chan me servirían en un futuro.- vio al hombre y dejó un beso en su mejilla-Lo siento grandote, pero ni tu ni ese idiota cuatro ojos van a impedir que busque a mi familia.

.

.

Himuro fue reaccionando poco a poco sintiendo el peso extra de mantas afelpadas. Notó que tenía una vía en su dorso y cables por todo el torso escuchando los sonidos de los aparatos a sus lados. Por el aroma no estaba en el hospital eso dedujo, pero rápidamente recordó a su hermano y a su demás familia.

—Tranquilo, Tatsuya-san, está a salvo.

—Fukui-san…-suspiró aliviado al escuchar la voz de su enfermero a su lado-¿Dónde estoy? ¿Dónde están los demás? ¿Qué pasó?

—Trate de calmarse, estuvo muy grave. Fue rescatado junto a sus demás familiares. Están todos ellos bien.

—¿Quién nos sacó de ahí? No recuerdo mucho.- el rubio ayudó a recostar al pelinegro mientras enviaba un mensaje a su jefe anunciándole el despertar del pelinegro-¿Usted lo sabe, verdad?

Fukui no supo que responderle debido a que escuchó pasos veloces acercarse a la habitación. Okamura iba a abrir la puerta pero se vio estampado a la pared cuando esta se vio violentamente azotada al abrirse por obra de Murasakibara quien entró como rayo tras recibir el mensaje. Himuro saltó asustado por la acción a lo que el rubio se apresuró a calmarle.

—¡Muro-chin!

Himuro escuchó la voz de su amigo secreto y sollozó aliviado llamándole como le había nombrado al no darle un nombre en específico: “A-san”. El morado corrió hasta él y le estrechó entre sus brazos viéndole de pies a cabeza y permitiendo que el otro lo “viera” con sus manos.

—Muro-chin, me alegra tanto verte despierto. Me tenías muy preocupado.- le besó la frente-Casi te pierdo, Muro-chin…

—¿Dónde estoy? ¿Dónde están los demás? ¿Cómo llegué aquí, A-san?

—Es una larga historia, Muro-chin, lo importante es que estás a salvo y bien.

—M-mi familia, quiero saber de ellos. ¿Cómo están? Bob…debo volver a casa, Bob….

Ante esa pregunta el pelimorado se tensó. ¿Cómo le iba a decir a su Muro-chin que su querida mascota estaba muerta? Recordó al perrito quien había caído valerosamente por defender a su amo, ahora estaba enterrado en su jardín junto a una pequeña lápida que mandó hacer especialmente para el canino.

—¿Qué pasa? ¿Por qué se puso tenso? ¿A-san?

—Muro-chin, hay algo que debo decirte.- vio al rubio quien asintió murmurándole en voz baja que fuese cuidadoso-Escucha, Fukui me dio el aviso de que algo te había pasado y fui con unos amigos a buscarte…- lo abrazó acariciando su rostro-al llegar a la casa, vimos todo hecho un desastre…y encontramos a Bob tendido en el lugar. Murió de un disparo que le hicieron.

—N-no…n-no es cierto Bob…Bob-b no…-Murasakibara lo abrazó consolándole cuando comenzó a llorar-el no puede estar muerto…m-mi Bob…

—Trata de calmarte, Muro-chin, te hace daño.- afortunadamente los medicamentos de Midorima hacían buen efecto. Pero no quería verlo así de triste-Me dolió también su muerte, yo lo quise mucho. Fue un buen amigo.

—V-voy a extrañarlo mucho…

—Yo también Muro-chin, yo también…

El pelinegro lloró hasta quedarse dormido. Murasakibara escuchó los gritos en la habitación de Nijimura pero no se levantó. No iba a separarse de su Muro-chin al verlo tan frágil. Además, decidió aplazar el reencuentro de este con sus hermanos. Los otros ya debieron de darse cuenta en la situación en la que estaba pero su Muro-chin no debía enterarse, no resistiría saber la verdad. No aún. Él no sabía que pertenecía a la mafia ni mucho menos sabía que era líder de uno de los distritos más poderosos. No podría decirle la verdad. Solo oraba porque su Muro-chin no lo odiase cuando supiese su más oscuro secreto.

.

.

—¿Podrías calmarte un poco? No voy a hacerte daño. Estás aún convaleciente.

—No me fio de nadie, mucho menos de un mafioso. Así que más te vale que me digas donde demonios estoy y donde están los demás.

Gruñó Hanamiya desde un rincón amenazándole con un florero del lugar a un sorpresivo, y temeroso, Kiyoshi quien estaba a una distancia prudente de él. ¿Cómo habían llegado a esa peculiar situación?

Kiyoshi se encontraba viendo dormitar al otro en la habitación. Nunca había pensado que estaría tan cerca de su amor platónico ni que el destino lo pusiese en esa posición. Aun recordaba la primera vez que fue al bar de Imayoshi por unos tragos después de una larga jornada. Ser mafioso no era fácil y más por el duro adiestramiento por parte del Kumicho de Shuutoku.

Mientras bebía de su whisky fue que le vió. Una hermosa figura danzando eróticamente sin perder su elegancia en el escenario al compas de la música. Sus movimientos lo hechizaron, y más sus hermosos ojos olivo detrás de ese antifaz. Cuando menos lo pensó ya estaba al borde del escenario para tener una visión mejor de su encantadora seducción moviendo sus caderas de manera sensual y derrochando pasiones en todo el público. Al finalizar el número musical le aplaudió con ganas y más cuando el seductor bailarín le aventó un lazo de seda oscura. Lo atrapó deleitándose con el aroma a rosas y jazmines que desprendía la prenda, imaginando que ese sería el aroma de su dueño. Cuando este se perdió entre los telones, de inmediato acudió con Imayoshi para saber más de él. Sin embargo las palabras de Imayoshi no le gustaron.

“Lo único que te diré es que se llama “Black widow”, Kiyoshi, y es una de las estrellas del lugar. Como eres mi amigo, te diré que es uno de los principales protegidos del Kumicho Masaaki. Es su adorada “Red Rose”. Y meterse con ellos, es la muerte.”

No insistió más. Pero el destino juntó sus caminos y ahora estaba en esta nueva odisea.

Le vio removerse y se acercó a él para admirarle más de cerca. Tragó saliva y apretó sus puños para evitar besas sus labios. La tentación era mucha y su resistencia era poca.

Acercó su rostro hasta quedar a muy pocos milímetros del suyo. El pelinegro abrió sus ojos. Marrón contra olivo.

Un grito y dos puñetazos vinieron después.

 

—¿Podrías calmarte un poco?- esquivó el florero que iba directo a su cabeza después de avanzar un paso-¡No voy a hacerte daño!

—¡Sí cómo no! –Hanamiya se sujetó el costado herido-¡Mas te vale que me digas dónde están los demás o te juro que de aquí no sales vivo!

—Makoto-san.

El pelinegro se alivió de ver a Koganei y a Mitobe en la puerta. Cayó de rodillas sujetando el costado y de inmediato fue auxiliado por los otros tres para llevarlo a la cama.

—¡No me toques!- manoteó la mano de Kiyoshi aunque este le llevó en brazos hasta la cama-Maldito imbécil. Koganei, Mitobe, ¿Qué pasó? ¿Dónde están los demás?

—Tranquilo, Makoto-san, están todos a salvo. Tu nos preocupabas mucho por tu herida.- el castaño evaluó que no se hubieran abierto los puntos mientras el otro pelinegro lo valoraba-Afortunadamente estás mejorando.

—¿Y este quién es? ¿Por qué estaba aquí?- fulminó a Kiyoshi quien sonrió bobamente-Hablen.

—Es tu nuevo guardián. Masaaki-sensei le ordenó que te protegiese de ahora en adelante…-suspiró al ver los golpes del castaño y murmuró en voz baja-Aunque el protegido debería ser otro.

—No necesito protección. Se lo haré saber al sensei.- gruñó tratando de levantarse de la cama-Me conocen muy bien y saben que no les dejaré en paz hasta que me lleven a donde están los demás.

—Yo te llevo.- habló Kiyoshi sin intimidarse por la mirada dura del pelinegro-Es mi deber.

—Me tocas de más y te la corto, ¿Entendido?

Su rosa resultó tener unas espinas muy peligrosas. Pero eso no le importaba.

.

.

Por otro lado Hyuga lo sobrellevaba de manera más leve, él en cambio notó como su ahora protegido se sacudía en espasmos producto de una pesadilla y murmuraba en balbuceos poco comprensibles. Iba a salir a buscar a su jefe pero algo le decía que no dejase solo al pelinegro quien comenzó a llorar inconsciente.

—No, Kazu…minna…no…mi hijo…mi bebé…¡Nooooooooooooooooooooooooo!

Vio como el pelinegro despertó exaltado y se apresuró a resguardarle en sus brazos. No entendía lo que dijo pero no toleraba escucharle tan roto. Hyuga lo sintió estremecerse en sus brazos y se congeló cuando vio su mirada. Un par de esmeraldas azules le vieron inundadas en lágrimas bajo unas muy finas y tupidas pestañas. No podía hablarle, no sabía que decirle. Estaba totalmente cautivado.

—¿Q-quién eres? ¿Qué es este lugar?

—Está a salvo, Reo-sama. Esta es una casa de seguridad. Estoy bajo las órdenes de Masaaki-sama.- Reo se relajó visiblemente-Sus acompañantes están bien y en perfectas condiciones.

—N-no recuerdo que pasó después. Tan solo quiero ver a mi familia.

—No se torture en recordarlo. Está sano y salvo.

En ese momento entró el Kumicho de Shuutoku aventando la puerta y viéndose aliviado al ver a su protegido despierto. Aunque no le gustó para nada que estuviese siendo abrazado por su mano derecha.

—Sensei.

—Reo, mi Reo.- Hyuga les dio espacio y por primera vez había visto a su sensei mostrarse aliviado mientras abrazaba al hermoso pelinegro y le besaba la frente y los cabellos- Me alegra tanto verte despierto. Casi te vuelvo a perder. ¿Cómo te sientes?

—M-me siento bien, pero eso no importa.-negó el pelinegro sonriendo y Hyuga se volteó para que no vieran su sonrojo-Quiero ver a Kazu, Tatsuya y a los demás.

—Pronto, los verás pronto.- el mayor reparó en la presencia de Hyuga y carraspeó-Reo, sabes que después de lo que ha sucedido ya no es posible que regresen al club.

—¿Qué pasará con nosotros?

—Tu y Makoto están a salvo por ahora…el destino de Kazunari, Tatsuya, Kouki. Shun y Shuusei aun es incierto.-vio a Reo angustiarse por lo que procedió a calmarse- Haré hasta lo imposible porque ellos estén bien.

—No quiero que ellos sufran, ellos no tienen que pasar por este infierno.

—Te lo prometo, mi alma. Reo, escúchame con atención.- se separó un poco de él y le hizo señas a Hyuga para que se acercase- De ahora en adelante tendrás a un guardián para que te proteja.

—¿Es él?

—Sí, Reo. Su nombre es Hyuga Junpei. Es mi mano derecha y uno de mis hombres de máxima confianza.- miró a ambos, en especial a Hyuga- No me falles, Junpei.

—Se lo juro, Kumicho, le juro por mi vida y por mi clan que lo protegeré.

—Debo reunirme con los demás Kumicho. El maldito de Akashi me puso un maldito obstáculo junto con los demás Oyabun y hasta el propio Ou-sama. Volveré pronto. Si necesitas algo solo pídeselo a Hyuga.-le besó la frente al pelinegro-Hyuga, lo cuidas.

El mayor se salió y ambos se quedaron solos. Hyuga al sentir la mirada tranquila y serena del otro se sonrojó pese a su porte serio. Por su parte Reo no podía mirarle directamente. Sentía algo removerse en su interior, inesperadamente un tenue rubor se expandió por sus mejillas. Un viejo sentimiento que había estado muerto por años en él quería volver a renacer. Sacudió su cabeza, no era momento para eso. Debía pensar en otras cosas. Como por ejemplo, en Kazu y los demás.

—¿Hyuga…-san?

—Puede llamarme por mi nombre, Reo-sama.

—Reo a secas está bien.- musitó de manera baja-Quisiera ver a mi familia, por favor.

—Lo llevaré con ellos, Reo-san.

Con sumo cuidado le colocó una bata a Reo para que se cubriera y después, lo tomó en brazos cual delicada princesa. Reo se afianzó a él colocando sus brazos en torno al cuello de Hyuga. Ambos luchaban contra ese sonrojo que se comenzaba a formar en sus semblantes.

.

.

—Shuusei, Shuusei…¡Mi hijo!- Izuki despertó exaltado y solo se calmó cuando vio a su bebé dormido a su lado. Lo tomó en brazos y le besó su cabecita múltiples veces-Mi bebé, mi pequeño…

—L-lo llamaste Shuusei.

Esa voz puso alerta a Izuki quien giró la cabeza a dónde provenía dicha voz. Con horror y espanto vio la figura imponente del amor de su vida ahí, sentado y viéndole como si fuese a desaparecer en cualquier instante: Nijimura Shuuzou. Tantos años de no verle. Tantas promesas olvidadas, tantas ilusiones rotas. Tantas lágrimas derramadas. Tanto dolor, tanto sufrimiento, tanto rencor…

—Shun…

—No, no, no te acerques. No te atrevas.- vio sus intentos por hacerlo así que lo frenó llenándose de pánico-Tú…fuiste tú, ¿Verdad? ¡Tú planeaste todo esto!

—¿De qué hablas, Shun? ¿A qué te refieres?

—Tu planeaste secuestrarnos, tu hiciste todo esto.- vio que el mayor se acercó mucho y no se lo pensó dos veces para golpearlo-¡Tu hiciste que nos secuestraran! ¡Por tu culpa! ¡Miserable! ¡Canalla! ¡Maldito!

—Trata de calmarte, Shun, estás diciendo puras incoherencias.-Nijimura trataba de contenerlo-Yo jamás haría algo para dañarles.

—No te creo, tú estás detrás de todo esto. Tu ordenaste que nos secuestraran, ¡Casi nos matan! ¡Maldito infeliz! ¡¿Dónde están?! ¡¿Dónde están los demás?!

—¡Cálmate por favor! ¡Estás malinterpretando todo!- escuchó la puerta abrirse con violencia y de un empujón se soltó para irse con su hijo. Nijimura vio entrar a los demás Oyabun después de que sus hombres entraran por los gritos-¡¿Qué demonios?! ¡Fuera!

—Ou-sama, ¿Se encuentra bien?

—Estoy bien. Salgan ahora.- siseó Nijimura y salieron todos menos los Oyabun-Shun, por favor, escúchame…

—No, no quiero escucharte. No quiero que estés cerca de mi y de mi hijo.-sollozó Shun temblando como una hoja y viendo como el otro quería acercarse-Déjanos en paz. ¿Por qué lo haces? ¿Por qué quieres perturbar nuestra paz?

—Quiero estar cerca de ustedes. Te fuiste de mi vida hace cinco años…

—¡No! ¡Tú te fuiste de mi vida hace más de cinco años! ¡Te fuiste, me dejaste, me abandonaste con ese maldito monstruo!-sollozó Shun cubriendo su rostro con sus manos-Jamás volví a saber de ti, nunca respondiste mis cartas…

—Te envié miles de cartas, Shun, desde que me mandaron a Italia. No hubo ni un solo día en el cual no pensara en ti.- La voz de Nijimura se quebró temiendo que su abuelo estuviese detrás de todo eso. Sus cartas ni las cartas de Shun llegaron a ellos por su culpa- Quería sacarte de ese maldito infierno pero no podía, no podía, el maldito viejo me tenía bloqueado.  Cuando pude volver…tu ya no estabas. Te busqué por todo Japón y el mundo entero sin descanso y suplicando que estuvieses bien. Por lo que más quieras créeme Shun, jamás te haría daño.

—No puedo creerte. Y no quiero hacerlo. Quiero que desaparezcas de mi vida y de la de mi hijo.- gruñó secando sus lágrimas-No quiero saber nada más de ti.

—No lo haré Shun. Ya te perdí hace cinco años y no volveré a hacerlo.- Shun se hizo para atrás cuando vio a Nijimura acercarse-No me puedes pedir que desaparezca de tu vida ni de la vida de mi hijo.

—¡Él no es tu hijo! ¡Él no es nada tuyo! No quiero que estés en nuestras vidas. No quiero que mi hijo esté en este ambiente.

—Lo siento Shun pero no lo voy a hacer.-su gesto se endureció de repente-No ahora que supe por todo lo que tuviste que pasar y por lo sucedido. Te secuestraron, a ti, a mi hijo y a las personas que viven contigo. Dos de ellos estuvieron en peligro de muerte. ¡Maldita sea Shun! ¡Ya no puedes estar allá afuera! ¡Tu y mi hijo serán blancos a partir de ahora! ¡Si salen de aquí habrá grupos que quieran hacerles daño! ¡Y no solo ustedes dos! ¡También los otros!

—Shun-chan.

El aludido se giró hacia la puerta donde estaba parado Takao mientras se sostenía de la puerta. Midorima le miró incrédulo e iba a interceder pero Kuroko le detuvo. En silencio vio como su pelinegra adoración se acercaba hasta donde estaba el otro chico y lo abrazaba con fuerzas.

—Kazu…Kazu…- Izuki se alivió de ver al pelinegro ojiazul ahí en el lugar -¿Estás bien? ¿Los demás?

—Estamos bien, Shun-chan. Estamos a salvo. – Takao reparó en la presencia de Nijimura y su cara ardió en molestia-¿Él es? ¿Él es de quien huías?

—Él es Nijimura Shuuzou. Es su nieto.

Takao se acercó hasta Nijimura y sin ninguna vacilación le soltó semejante cachetada que le volteó el rostro. Todos enmudecieron de repente por la acción hecha. Hasta Nijimura se había quedado mudo por unos instantes hasta que la ira volvió a su rostro.

—Tú…¿Cómo te atreves?

—No, ¿Cómo demonios te atreves tú? ¿Por qué le has esto? No sabes las ganas que tenía por encontrarte y darte una paliza, maldito infeliz. No sabes cuánto te odio. ¡Por tu culpa la vida de Shun-chan ha sido desgraciada!

—¡No te entrometas, mocoso! ¡Tú no sabes!

—¡Por supuesto que me entrometo! ¡Te escuché y no fuiste suficiente! ¡No lo protegiste lo suficiente! ¡No lo amas!

—¡Yo lo amo!

—¡No es cierto! ¡Si lo amaras lo hubieses defendido con todas tus fuerzas! ¡Nunca lo hubieses dejado con ese monstruo! ¡Jamás te hubieses apartado de su lado!- explotó Takao sintiendo la ira y el dolor de muchos años guardado con él-No sabes lo que es defender a la persona que amas. Yo, siendo apenas un niño, tuve que defender a mi hermano de los malditos que nos querían hacer daño en un mundo donde nadie nos ayudaba y nos miraban como si fuésemos lo más bajo. . Él no podía defenderse y estaba muy enfermo, estábamos solos sin un padre o una madre que nos protegiese.  

“No me importó si me lastimaban, si me golpeaban hasta que el dolor no me dejara continuar, si hacía cosas que sobrepasaran mis fuerzas, yo no iba a permitir que a mi hermanito le hicieran daño. Iba a morir en caso de ser necesario. Haría lo que fuese y hasta lo que no con tal de que él estuviese bien, hasta dar mi vida si era necesario.- su voz se había quebrado dejando sin habla a los demás-Así que no me vengas con cuentos baratos como ese. Fuiste un maldito cobarde, fuiste muy débil para proteger a Shun-chan. No hiciste lo suficiente, no quieras venir a su vida y solucionar todo con unas cuantas palabras de cariño y un sinfín de “Lo siento”. Nada va a borrar el sufrimiento que él pasó, nada va a borrar el infierno que él vivió, el infierno en el cual tú lo abandonaste.

—Es suficiente, Kazunari.- Midorima se acercó a él y lo sostuvo cuando le vio tambalearse-Aun estás débil.

—No, déjame. Que aún no termino.-dirigió su vista a la de un impactado Nijimura quien aún no reaccionaba-Cuando encontramos a Shun-chan esa noche de tormenta, todo empapado por la lluvia, me vi. Me vi en ese espejo, me vi yo de niño, y juré que no iba a permitir que él ni su criatura sufriesen lo que mi hermano y yo sufrimos. Nosotros juramos que Shun-chan y su bebé iban a estar a salvo, iban a estar bien y alejados de este podrido mundo. Y lo vamos a cumplir. Nosotros vamos a hacer lo que tú no pudiste.

—Kazunari, ¿Te das cuenta de lo que hiciste?-Siseó Midorima orando por dentro que Nijimura no le hiciese nada a su adorado Takao- ¿Sobre todo a quien se lo hiciste?

—Me vale un maldito rábano, mafioso de cuarta. Detrás de su jodido porte de señor mafioso o líder o lo que sea, está un maldito cobarde que no supo proteger a quien supuestamente amaba.- le vio con la cara descompuesta en dolor y llanto-Haré todo lo que tú quieras, pero deja que ellos y los demás se alejen de aquí. Que ellos puedan ser libres.

—Mocoso, ¿Qué has hecho?

La voz siseante y cansada le hizo girarse y vio a un tambaleante Hanamiya Makoto sosteniéndose un costado y siendo ayudado por un castaño desconocido. Cabe decir que el castaño estaba con un ojo morado y el labio roto. Detrás de ellos, un hombre de anteojos traía en brazos a Reo. Después, ambos pelinegros mayores fueron hasta los otros dos para abrazarlos. Hanamiya pese a su estado delicado, aventó a Midorima de una muy sutil patada para poder quitárselo a Takao.

—¡Ya no me jale!

—Calla, tonto. Y avanza.

Escucharon jaleos y vieron con una gota en la cabeza como Kotaro venía trayendo a Kouki en su espalda. El rubio lucía varios golpes y un semblante por demás temeroso. Akashi le fulminó con la mirada pero Kotaro no le pareció tan terrible: prefería soportar la furia del emperador a la de la aterradora “emperatriz”.

—Kotaro…

—Lo siento, Akashi, pero Nebuya cayó en batalla y me proclamó como su rehén.- Kouki le jaló una oreja-¡Ay! ¿No se supone que los enfermeros deben ser amables?

—¿No se supone que soy su emperatriz? Ahora me obedeces, idiota. Bájame ya.-el rubio obedeció y Kouki, ignorando por completo al pelirrojo de ojos bicolor, avanzó a su familia-Minna, me alegra verlos bien.

—Kazu, mi vida, ¿Qué has hecho?- Reo le interrogó por lo que había alcanzado a escuchar-No lo hagas, Kazu. No, por favor.

—Haré lo que sea con tal de que ustedes sean libres, Reo-san. Si eso significa tener que sacrificarme, lo haré.

—¡Aquí no se sacrifica nadie! ¡No somos unos malditos jarrones ni ningún puto objeto para que jueguen de esta manera con nosotros!- Hanamiya fulminó a los mafiosos presentes-Nos largaremos de aquí, muy lejos de ustedes.

—Eso no va a ser posible, “Black widow”, ustedes no pueden irse.- habló Akashi mientras Kuroko se acercaba a Nijimura y trataba de ayudarle-Están fichados y en cualquier momento que salgan de este lugar les darán cacería. Pero por más que quieran, no pueden. Los hemos reclamado y las reglas de nuestro código aplican mientras estén en nuestro territorio.

—¿Qué quieren decir con todo esto?

—Hablo de que ahora pertenecen a nosotros.- Nijimura habló con voz seria-A partir de ahora pertenecen a nuestro mundo.

El semblante de Reo se desfiguró en el horror más puro y la cara de Izuki no le envidiaba nada junto a la de Makoto. Kouki gruñó abrazando a Takao quien recién cayó en cuenta de las palabras de Midorima. Su sacrificio había sido en vano.

El cristal se había roto. El teatro se había caído y ahora estaban en las garras de los señores de la mafia.

 

 

Notas finales:

Que les parecio? Les gusto? Nos leeremos proximamente!

En el cap siguiente, nuestros protas estaran lidiando con este nuevo entorno y un oscuro secreto se revelara!

No se lo pierdan!

Atte: Momoka Black


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