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The lords of the mafia por Momoka Black

[Reviews - 172]   LISTA DE CAPITULOS
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Notas del capitulo:

Holi holi queridos lectores!!

Muchas gracias por leerme en esta y en mis otras historias!!

Gracias por estar conmigo!!

Aclaro dudas: recientemente ha ocurrido un paro de labores por parte de escritoras de AY en especifico del fandom de Kuroko no Basket.

Me preguntaron si me uniria a este paro: la respuesta es no. No me unire debido a que dejar de escribir lo veo como una medida no tan benefica. Mas bien, yo creo que los fans son libres de dejar sus reviews, aunque unas palabras para nosotras son muy bonitas y nos agradan mucho. A mi me encanta recibir reviews y me encanta leer lo que les hizo sentir cada cap de alguna de mis historias.

Lo que no estoy de acuerdo: que ofendan nuestro trabajo.

La persona que me comento en el ultimo cap del club, el niño mal o lo que sea, literalmente le escupio a mi trabajo y eso es algo que yo no tolero. No he ofendido a nadie y esto es pasarse de la raya.

Mira, chico o chica, si no te gusta mi trabajo andate a leer otro y deja de molestar mi trabajo, a mis fans y a mi de paso. Te respondo de manera respetuosa, no como tu que andas respondiendo de manera grosera y vulgar, faltandome el respeto ofendiendo mi trabajo. 

Esa es mi opinion, queridos lectores, ¿Ustedes que opinan?

Saludos a las personitas que me comentaron:

Megane Michiru-chan, TamikoJung, Pandicornio145, Cioccolatoe Dolce-sip hay Kuroko con bebe a bordo xD-, tp, MIK, alevass, MB, shia1624, felly, paolaefp, Anabel, naruke-love, riruka yMae-chan.

Las amoooooooo!!

A leer!!

 

Me dieron el alta dos días después, y solo fue porque el sensei dijo que quería asegurarse de que estuviera en condiciones óptimas de abandonar el hospital. No quería irme por dos motivos: porque no quería dejar a Reo-san solo, y más con sus recientes problemas del corazón, y a mi hermanito, ya que de paso quería ver quién demonios era la persona que le mandaba flores y le visitaba. ¡¡Lo iba a averiguar al precio que sea!!

Suspiré entrando a la cocina de la casa para hacer el desayuno pero al entrar me vi sorprendido ya que Kou-chan estaba sirviendo el desayuno en platos y estaba por ir a llevarlos a los demás que estaban en la cama.

—¡¡Kazunari!! ¡¡¿Qué haces levantado?!!- rayos, olvidé que debía guardar reposo…pero soy inquieto por naturaleza-Masaaki-sensei dijo que debes estar en reposo absoluto y mira cómo estás. Será mejor llamarlo, unas buenas inyecciones nunca fallan.

—Kou-chan, por favor no lo hagas- casi me le hinqué: si le decía al sensei que no he obedecido con sus indicaciones este era capaz de hacerme las peores cosas que se puedan imaginar (entiéndase como unas buenas inyecciones)- Solo quería ayudar…

—Entiende que debes guardar reposo, Kazu, no quiero que te pase lo que a Reo-san.

Me sentí muy mal cuando dijo: por las mismas razones, Reo-san también estaba en el hospital y con problemas más serios todavía. Me detuve a pensar en eso, sé que quiero ayudar a los demás, pero si enfermo en lugar de lo otro, no haré otra cosa más que estorbar. Asentí y cuando estuve a punto de marcharme una idea iluminó mi cabeza.

—Kou-chan, quiero preguntarte algo.- él asintió mientras terminaba de servir unos platos- ¿Quién es la persona que le envío esas cosas a mi hermano? ¿Quién es la persona que lo visita?

—Honestamente, no lo sé. No lo he visto, y siempre que trato de verlo por alguna manera él ya se ha ido.- suspiró frustrado compartiendo mí mismo sentimiento de conocer a ese tipo. Luego señalé el bonito dije de león con una hermosa rosa que tenía, y que misteriosamente alguien le había dado también- Pero debe ser alguien como la persona que me dio estos regalos.

—En tu caso será algún paciente…-musité algo al azar y él negó con la cabeza.

—No, no lo creo. Además los regalos cuestan mucho: llevé el dije con un joyero y resulta que está hecho de oro y la rosa está hecha de rubí.-tragué saliva sabiendo que eso valía por lo menos unos cuantos millones de dólares- La persona que me lo regaló debe ser alguien de mucho dinero…y no conozco a nadie así. Tengo pensado devolvérselos, mañana iré al correo a decirles que lo reenvíen a la persona que me los mandó.

—Esa es una buena idea, porque no se sabe quién pueda ser.- mascullé bostezando un poco-Kou-chan, me iré a descansar un poco.

—Ya lo hubieras hecho desde hace mucho, Kazu, debes descansar. O me aseguraré de que el sensei te inyecte.

 

A los pocos días regresé al trabajo, ya que no podía quedarme mucho tiempo en casa y no podía dejarle todos los gastos a Kou-chan. Shun-chan y Mako-chan también regresaron conmigo al trabajo y nos turnábamos en cuidar de los que estaban en el hospital. El pequeño Momo se la pasaba en el hospital ayudando en el cuidado de los otros ya que no queríamos llevarlo al club ya que era muy pequeño todavía, y para ello nos ayudaba Sakurai-kun.

En los ensayos estaba un poco distante, la verdad notoriamente distraído y más que nada preocupado. El tipo ese de ojos verdes, el jefe mafioso de Shutoku, no abandonaba mis pensamientos por más que quería negarlo. Aun podía recordar el sabor de sus labios y la textura de los mismos, podía recordar la maraña de sentimientos que tuve esa vez que nos besamos. Pero no podía permitirlo: ese tipo es un mafioso, y uno de los más poderosos.

Mako-chan y Shun-chan me explicaron cómo es que es eso de la mafia en Japón:

Japón está dividido en dos mundos paralelos: el mundo normal, en el cual habitamos, y el mundo mafioso. Es de plano un tipo universo alterno donde coexiste con el otro Japón sin meterse en líos y viviendo en santa paz. El Japón mafioso está siendo liderado ahora por siete imperios, como se le conoce, bajo siete cabezas: Seirin, Shutoku, Kaijo, Touou, Yosen, Rakuzan y Teiko. Cada uno con su respectivo líder y dominando el mundo a la perfección. Todos ellos con dones excepcionales y habilidades extraordinarias, y también llevando una falsa vida en el Japón normal. Desconozco los nombres de todos, y sus apariencias, excepto de dos: Akashi Seijuuro, el líder de Rakuzan, y ahora Midorima Shintarou, el líder de Shutoku.

Pero por demás, ellos también tienen un líder, o más bien un consejo de líderes: los sabios. Así los llaman. Dicen que son los fundadores de los imperios mafiosos y que los mismos designaron a los ahora líderes pero también son los que rigen las normas dentro de la mafia. Shun-chan me contó que él era el marido del líder de Teiko, de los imperios más poderosos y líder de los anteriores. Por eso le daba mucho miedo volver ahí.

Todos ellos son peligrosos, y son las personas mas temidas de ambos mundos.

 

En la noche me tocó hacer el show casi en la mayoría a mí solo puesto que Mako-chan ahora ayudaba a Shun-chan mientras a mí me tocaba la parte pesada. Si bien los clientes extrañaban a Reo-san se acoplaron a su ausencia, tanto que hasta dejaron obsequios para él con mensajes de que se recuperara pronto.

Casi al terminar mi acto, pude divisar en una esquina a tres cabezas muy conocidas: una azul, una amarilla y una de cabello negro. Eran las tres personas que nos ayudaron cuando estábamos en los callejones. Por lo visto Mako-chan y Shun-chan también los vieron pero no hicimos nada y proseguimos. Al terminar el acto, me quedé en el escenario acomodando mis zapatillas en lo que los otros dos se retiraban al camerino. Después de ello me levanté dispuesto a irme pero fui retenido por una voz que me impidió avanzar.

—Espera, chico de los ojos bonitos.

Esa voz era muy conocida, y al voltear me encontré con el rubio que me había ayudado. Lo bueno que llevaba un antifaz que si no, no sé qué hubiera pasado. Aunque eso no contaba, él ya me había visto el rostro.  A su lado estaba el peliazul y el pelinegro.

—Bienvenidos, espero que haya sido de su agrado el acto. Les agradezco demasiado el que nos hayan ayudado mucho aquella vez ¿En qué puedo ayudarles?- musité dando una leve reverencia a los otros. Escuché la leve risilla del rubio y más cuando lo tuve a pocos centímetros de mí.

—No hay de qué, Takao Kazunari.- me quedé blanco y de la impresión me fui para abajo. El pelinegro que estaba en el lugar le dio un zape al rubio haciéndolo chillar-¡Ittai! ¡Sempai eso me dolió!

—Tarado, esas cosas no se deben decir. Mira como le has dejado.- el otro me extendió su mano para ayudarme. Me levantó sin mucho esfuerzo y luego me ayudó a sentarme en una silla cercana-Esas cosas son asuntos delicados y tú vas a decir algo tan importante como eso así como si nada. Mereces que te castigue, idiota.

—Pero sempai, usted no puede debido a que…

Ahora lo que le valió fue un tortazo en una de las manos por parte del pelinegro.

—Ese mocoso no estará por siempre dentro de ti, así que solo debo esperar y podré patearte el trasero. ¡Madre mía! Con que no salga como tú me doy por bien servido.

—Eres cruel, sempai, pero bueno.- el rubio me miró disculpándose con la mirada.- Una disculpa por el mal momento. Veníamos a preguntarte como seguían tú y tus otros amigos. En especial el pelinegro más alto.

—Él está delicado pero ya está mejorando. Mis otros dos amigos están mucho mejor.- musité apenado y a la vez temeroso.-¿Cómo fue que llegaron hasta aquí?

—Llegamos por recomendación de uno de nuestros subordinados.- habló el rubio sentándose en la otra silla y chasqueó los dedos-Quedé impresionado luego de verlos en la fiesta y me quedé con las ganas de verlos trabajar de nuevo.

Un mesero acudió y el rubio le pidió un poco de agua mineral, un batido de vainilla para el peliazul y un whisky en las rocas para el pelinegro.

—N-no sé si podamos…n-no después de lo que pasó…- tartamudeé recordando lo que había pasado en la fiesta. El rubio rió con ganas negando con la cabeza y dándome unas palmadas suaves en la espalda como si fuésemos amigos de toda la vida.

—No te preocupes, de hecho también estábamos buscándolos para pedirles una disculpa por lo ocurrido: ese tipo ya estaba demasiado ebrio y se burló de la seguridad de Akashicchi. Pero ya Midorimacchi arregló el asunto. El pobre se veía tan pero tan decepcionado de no haber podido disfrutar de su regalo de cumpleaños…

Mi cara se iluminó pero de la vergüenza como un farol. Sabía a quién se refería y sus palabras provocaron estragos en mi mente y en mi corazón. ¡Malditas emociones! ¡Déjenme en paz!

—¡Baka!- el pelinegro le dio un zape- ¡Deja de decir esas cosas! ¡Vas a matar al pobre de la vergüenza!

—Pero es la verdad, Kasamatsu-san, Midorima-kun ha estado muy extraño después de que ocurrió lo de su fiesta…- el peliazul habló bebiendo su batido de vainilla-¿Por qué no le dijimos que habíamos venido aquí?

—No se lo dijimos porque estaba en una reunión con Akashi-sama.- respondió el pelinegro, el tal Kasamatsu, mientras este le daba un trago largo a su whisky- Aparte de que nos volvimos a salir sin decirles nada a Kagami ni a Aomine.

—¡Bah! ¡Ni les importó!- el rubio bufó frunciendo el ceño haciendo un puchero-Nada más agarran un balón y se les olvida que están casados.

—Kagami-kun me ha llamado por lo menos unas cincuenta veces.- el peliazul mostró un celular enorme, último modelo, con muchas llamadas perdidas.- Kagami-kun se enojará…pero aun así va a dormir en el jardín.

—¡Kurokocchi! ¡Aominecchi ni me llamó!- chilló el rubio mientras abrazaba al otro. Me sentí algo tonto ya que ni parecía estar ahí, es más como si fuese una pintura.

—Idiota, si te llamó: tu celular está en silencio.- gruñó el otro sacando otro celular y mostrándole no cincuenta, sino setenta llamadas y muchísimos mensajes.- Ahora sí que no saldrás de esta.

El rubio se quedó de nueva cuenta chillando y ahora más por lo que le dijeron. Los tres se levantaron dispuestos a marcharse pero el rubio antes me extendió una tarjeta junto con el peliazul.

—Debemos retirarnos por el momento, pero regresaremos. Te dejamos nuestras tarjetas por si necesitan cualquier cosa.- después los tres se marcharon y me quedé viendo las tarjetas. Me llevé una mano a la boca al ver los símbolos en las mismas y más porque al rubio y al peliazul les vi portar unos peculiares anillos en los dedos índices.

El rubio era Kise Ryouta: el líder del imperio de Kaijo. Y el peliazul era Kuroko Tetsuya: el líder del imperio de Seirin.

Malditos mafiosos.

 

Al día siguiente me preparé para irme a ensayar junto con Mako-chan y con Shun-chan. El desayuno fue algo tenso ya que no tuve otra alternativa más que decirles de mi encuentro con los dos líderes mafiosos. Mako-chan casi pone el grito en el cielo y Shun-chan se puso demasiado pálido.

—Quema esas malditas tarjetas, Kazunari, no debemos tenerlas.- musitó Mako-chan conteniéndose.- Tan solo de verlas me dan mala espina.

—E-ellos son amigos de él…si me descubren le dirán.- abracé a Shun-chan al notarlo tan mal-No quiero regresar a ese mundo, no quiero…

—No lo permitiremos, Shun-chan, no dejaremos que te lleven.- le di una mirada a Mako-chan- Debemos hablar con Imayoshi-san de esto.

—Lo sé, por lo pronto debemos resguardar a Shun y a Momo. Shun- el aludido alzó la cabeza mostrando unas cuantas lágrimas- tienes que quedarte en el hospital. Hablaremos con el sensei y debemos informarle de esta situación.

—Ve a preparar tus cosas y las del niño. No dejaremos que ese mafioso de mierda ponga sus garras en ustedes.

Dejamos a Shun-chan en el hospital y con ello un mensaje para el sensei. Mako-chan y yo nos fuimos para el club y comenzar a ensayar. Ciertamente quedé un poco perturbado por la visita de los dos líderes mafiosos, ¿Qué se proponían al venir aquí? ¿Serían espías enviados por Shun-chan? Sacudí mi cabeza para liberarme de esos pensamientos. De nada me servían.

Subí a través de uno de los listones para practicar un poco en el aire y así despejarme. Ciertamente ayudaba un poco que hubieran puesto música en el lugar y que hayan bajado las luces. Con un movimiento de mi mano ajusté mi antifaz para evitar que se me cayera y di un giro sosteniéndome únicamente de mis piernas y maniobrando con mis brazos haciendo elegantes movimientos. Poco a poco me fui olvidando de mis problemas y me fui sumiendo en mi propio mundo.

Seguí girando en el aire y balanceándome en los distintos listones junto con Mako-chan, siendo ambos alabados por los clientes que habían venido a disfrutar de los ensayos. Di una última voltereta en el aire y el final del ensayo fue quedar suspendido en el aire con los brazos de Mako-chan en mi cintura dando a entender que “caí preso” en sus redes. Los aplausos resonaron mucho en el lugar y el primero en bajar fue Mako-chan en lo que yo terminaba de desacomodarme de los listones.

Escuché unos barullos y vi a varias personas mirando hacia uno de los palcos, específicamente a una persona la cual bajaba de los palcos. No podía verla debido a que la luz no alcanzaba hasta esa zona y se me dificultaba un poco el verla. Me balanceé hasta donde estaba uno de los encargados de mantenimiento y para poder preguntarle.

—Naoto-san, ¿Quién es la persona que está ahí? No puedo verla.

—¿Qué hace uno de los herederos por estos lugares?- después de miró y me dio una mirada rápida y algo desesperada- Hawk-sama, vaya a su camerino y no salga.

Ya me iba a balancear de nueva cuenta para irme de ese lugar pero la voz de uno de los subordinados de Imayoshi-sama me detuvo haciéndome dirigir la mirada hasta donde se encontraba.

—Ha venido el jefe del distrito de Shutoku, Midorima Shintarou, y ha preguntado por Hawk.

Me quedé helado sosteniéndome con fuerza y de manera temblorosa en el listón mientras veía con miedo como de las sombras salía el hombre que tanto aparecía en mis sueños. Vestía un traje oscuro con una camisa blanca y una corbata esmeralda, mocasines italianos, lentes oscuros y a sus lados iban dos tipos vestidos de negro. Él se detuvo a los pies del escenario y alzó la mirada. Sentí  la mirada fría y penetrante del peliverde en mí y pronto mi cuerpo se vio envuelto en una maraña de emociones. Tenía miedo de bajar, pero aún tenía un astibo de curiosidad.

—Vaya, vaya, que sorpresa. El gran Midorima Shintarou viniendo a mis dominios.- por un lado salió el jefe luciendo su sádica sonrisa y teniendo un trago en la mano- Es muy raro que salgas de tu mundo, ¿A qué has venido? ¿Cuáles son tus planes? Porque no me creo el cuento barato de que únicamente viniste al bar a tomar unos tragos teniendo un almacén tan grande como Tokyo.

—Hace mucho que no te saludo, Imayoshi, espero que tanto tú como tu esposo estén bien.- se acomodó sus lentes mientras sonreía de manera rara- Y tienes razón: no he venido a tomar unos tragos. Vine preguntando por uno de tus bailarines…por al que hacen llamar “Hawk”.

Me estremecí y más cuando tuve las miradas de todos encima de mí. Pude visualizar a Mako-chan siendo detenido por uno de los guardias del lugar para que no corriera a matar al otro.

—¿Para qué lo quieres? Ellos tienen estrictamente prohibido establecer contacto con los clientes. No son prostitutas.- agradecí tanto por las reglas del lugar pero por la mirada que le dio el otro algo me decía que aún no podía estar en paz.

—Quiero hablar con él, quedé muy complacido con su actuación en mi fiesta de cumpleaños.- se relamió los labios haciendo que me estremeciera. Maldito, lo decía por lo del beso-Y quisiera hablar personalmente con él.

—Pues eso no se va a poder: después del detallito en tu fiesta no les quedaron ganas de volver.- en estos momentos el jefe era mi héroe- Ese tipo casi abusa de él, se atrevió a manosearlo. Y no puedo dejar pasar eso, Midorima.

—Lo sé, y créeme que el tipo que lo hizo ya está pagando por ello.-murmuró con un tono de voz medio raro- Pero no le demos más vueltas al asunto: quiero que ese bailarín baje para que pueda hablar con él.

—Demonios, baja Hawk.

Lentamente me fui deslizando por el listón hasta caer con gracia en el lugar donde estaban ellos. Con algo de miedo caminé para acercarme más pero no podía levantar la mirada, no quería que ese tipo me viera vulnerable.

—Nos volvemos a encontrar, pequeño halconcito, me hiciste venir desde mi imperio hasta acá solo para volver a verte.- su penetrante, sedosa y ronca voz hicieron que mi corazón diera saltos y mi rostro se pusiera rojo- Debo agradecerle a Akashi el que te haya puesto en esa fiesta.

—A-Agradezco sus halagos, Midorima-sama, pero le ruego se abstenga de hacerlos.- murmuré con algo de miedo y más cuando vi sus pasos acercarse a mí-Es satisfactorio saber que le gustó nuestra actuación.

—En especial la tuya…Kimura- dio un chasquido de dedos y el aludido, el que estaba a su izquierda y quien era quien nos perseguía en la mansión, sacó una cajita de terciopelo azul de un pequeño cofre. Se la dio a Midorima-san y este la abrió extendiéndola ante mí: el contenido de la cajita era un hermoso dije con un zafiro y una fina cadenita de oro blanco. – Es un obsequio para ti.

—No puedo aceptarlo.- negué tajantemente y por fin mirándolo de frente. Su cara lució un poco desconcertada por mi respuesta- No recibo regalos de un extraño, mucho menos de un mafioso.

—Hawk…- mi jefe me regañó en voz baja pero no podía contenerme. Y menos si ese mafioso causaba estragos en mí y también significaba un peligro.

—Ninguna ofensa tomada, me gusta tu actitud.- rio el otro cerrando la caja y guardándola en el bolsillo se giró hacia sus asistentes.- Debemos marcharnos…tengo otro asunto que atender.- suspiré dándome la media vuelta para irme pero sentí una mano tomar mi brazo y con rapidez me giró. Pronto sentí un brazo posarse en mi cintura aferrándome a un cuerpo sospechosamente familiar, al igual que sentí una mano detrás de mi cabeza impidiendo que me zafara de unos labios posesivos reclamando los míos. El maldito de Midorima me estaba besando frente a todos.- Lo siento, belleza, pero no me iba a ir de este lugar sin probar tus labios de nuevo.

Lleno de coraje, le di una cachetada sin pensármelo dos veces y después salí de ahí hecho una fiera encerrándome en mi camerino. ¡Maldito mafioso!

 

 

Por la tarde fui a comprar unos bonitos jazmines para ponerlos en la habitación de Tatsuya ya que le gustaban mucho al igual que le llevé unos duraznos para que los comiera. Al entrar al hospital pregunté por mi hermano y me dijeron que estaba descansando. Me encaminé hacia su habitación para verle y estar con él un momento.

Llegué a la habitación y vi la puerta entreabierta. Me asomé por el espacio y le vi profundamente dormido con las manos sobre un libro que descansaba entreabierto en su pecho. Sonreí recargándome en el marco pero la sonrisa desapareció de pronto cuando vi una enorme manota tomaba una de las delicadas manitas de mi hermano y la sostenía con cuidado. Mi horror se hizo más grande cuando la otra manota del desgraciado comenzó a acariciar el cabello de mi hermanito desde su fleco hasta la punta de su larga coleta. Lo que si me hizo rabiar al extremo fue cuando la mano que sostenía a la manita de mi hermano la llevó hasta una boca y esta posó sus labios dando repetidos besos. Unos cabellos violetas se asomaron pero aun no podía verlo bien.

Cabellos violetas…

“Su cabello es del color de las uvas”

¡Este era el tipo que visitaba a Tatsuya! Ahora si lo iba a conocer y lo iba a castrar. No olvidaba que había hecho llorar a mi hermanito, ¡Maldito malnacido infeliz!

—Takao-kun, Masaaki-sensei quiere hablar contigo.- Koganei-kun me habló por la esquina del pasillo-Te espera en la habitación de Reo-san.

El maldito ese se había salvado de que el sensei me haya mandado hablar. Bufando me fui directo a la habitación de Reo-san para hablar con el sensei y decirle de ese tipo que estaba merodeando a mi hermanito. Me las iba a pagar ese mugre imbécil pedazo de…

—Reo, tienes que calmarte. Si sigues así vas a empeorar y tendré que internarte por dos semanas más.- escuché los murmullos del sensei justo antes de entrar a la habitación. ¿De qué estaba hablando? ¿Reo-san se había puesto peor?

—No puedo evitarlo, sensei, es que esta situación no me gusta para nada…Kazu, él no puede sufrir lo mismo que yo sufrí.

—Ellos están cada vez más cerca, no tardarán en llegar a ustedes.

¿A qué se refería Reo-san con eso? ¿Y el sensei? ¿Qué era lo que estaba pasando? Sin poderlo evitar abrí la puerta y vi como los dos anteriores hablaban de manera algo dispareja: Reo-san angustiado y el sensei estaba tenso.me alarmé al ver que Reo-san fruncía su cara en un gesto de dolor y se sujetaba el pecho con una mano.

—Reo-san, ¿Qué pasa? ¿Por qué discuten?- ambos al verme que estaba en la habitación se quedaron mudos y sin saber qué responderme. Me acerqué a Reo-san para acercarme a él y abrazarlo en un gesto de calmarlo.- Trata de calmarte, Reo-san, por favor tranquilo.

—Kazu, cielo…- sollozó abrazándome con fuerza- oh Kazu…

—¿Qué le pasa? ¿Qué es lo que tiene?

—Escuchó cuando Imayoshi me habló diciéndome lo que pasó en el club.- me tensé y maldije a Midorima Shintarou por provocar esto de alguna manera- Se alteró y estuvo a punto de tener una crisis.- miró al lloroso Reo-san y se acercó a las máquinas que controlaban los sueros. Después presionó unos botones para después darle una mirada a los monitores que estaban al lado.- Voy a sedarte, Reo, tu presión está alta y no quiero que empeores. Descansa, hijo.

Poco a poco Reo-san se quedó dormido y minutos después sus signos vitales se estabilizaron, a juicio de sensei. Le recosté con cuidado y le arropé con las sabanas para que no pasara frío. El sensei me pidió que hablara con voz baja para no perturbar el sueño del otro.

—Ya hablé con Imayoshi, le dije que tenía que ser más cuidadoso con este asunto.- gruñó el sensei cruzándose de brazos.- Reo no volverá al club: su estado aún sigue siendo delicado y no voy a exponerlo a tal peligro. Ni a él ni a ninguno de ustedes.

—¿Quiere decir que…?

—Que no van a regresar a trabajar a ese lugar.

—¡¿Qué?!- me arrepentí y bajé la voz para seguir hablando. ¡Esto era una locura!- ¿Qué está diciendo, sensei? No podemos darnos el lujo de dejar de trabajar y más ahora que tanto Tatsuya como Reo-san están en el hospital.

—Y yo no puedo arriesgarme a que ustedes resulten heridos o afectados por esta situación. Si se trata de dinero, les prestaré y ya me pagarán cuando puedan.- suspiró el sensei acariciando mi cabello de manera cariñosa- Entiéndanlo, solo quiero que estén bien. Me preocupan mucho.

—Hablaré con los demás, sensei, para decirles de esto.

Necesitaba pensar. Necesitaba reflexionar esta situación que me aquejaba y me tenía con las emociones revueltas. Salí de la habitación lleno de dudas y confusiones. ¿Por qué pasaba todo esto? ¿Por qué? ¿Qué era lo que me ocultaban? ¡Demonios!

Duré como quince minutos en tratar de calmarme y después me encaminé a la habitación de mi hermanito. Necesitaba estar cerca de él, su presencia lograba calmarme, me llenaba de paz.

Abrí la puerta y lo encontré despierto. No estaba acompañado de su “amiguito secreto” pero había alguien más con él.

—Tat-chan…

—Kazu, has venido. Voy a presentarte al especialista que me atenderá junto a Masaaki-sensei: él es Midorima Shintarou. Sensei, él es mi hermano Kazunari.

Sentí que el mundo se caía frente a mí, mi respiración se agitó y mi corazón retumbaba con fuerza dentro de mi pecho. Mi cara se transformó en un semblante lleno de pánico y horror. Frente a mí estaba Midorima Shintarou, el maldito mafioso que me atormentaba tanto.

El muy maldito sonreía con malicia dándose la vuelta para quedar completamente frente a mí y sonriéndome de manera sardónica.

—Un placer conocerlo, joven Kazunari.

En menos de lo que pensé la oscuridad me absorbió por completo.

 

MIENTRAS EN UNA LUJOSA MANSIÓN

 

Akashi Seijuuro bebía un trago desde una pantalla y hablando con un pelinegro el cual estaba sentado en un sillón de cuero y fumando un puro. Hace un par de horas que había regresado de Europa después de haber obtenido buenas negociaciones con un poderoso líder mafioso de allá. Suspiró con cansancio ya que el viaje fue largo y al arribar al aeropuerto recibió una llamada del líder de Rakuzan pidiéndole que en cuanto llegara a su mansión le hiciera una videollamada con urgencia. Y ahora, con una bata oscura puesta, estaba hablando con el mismo pelirrojo.

—Me alegra que por fin hayas vuelto, porque te tengo reservado un pequeño regalito.

—Dime que es, Seijuuro, sabes que no soy muy fanático de las sorpresas.- vio el gesto malicioso del pelirrojo en la pantalla- ¿No me digas que tu chihuahua ya cayó en tus redes?

—Se atrevió a rechazar mis obsequios…-gruñó el pelirrojo frunciendo el ceño pero luego sacó una sonrisa algo macabra-Pero eso me gusta, pronto caerá ante mis redes. Mis órdenes son absolutas.

—Lo que tu digas, pero esa no es la sorpresa que me tienes ¿Verdad?- dio un trago viendo negar al otro.-Dímelo ya.

—Te lo diré si vienes a visitarme a Rakuzan. Te espero mañana en mi mansión a las cinco de la tarde. No faltes.

La videollamada se cortó y el pelinegro se quedó suspirando recargándose en el sofá y dándole una calada a su puro. Se sirvió  un trago y mientras lo hacía  vio una fotografía en su escritorio y la tomó delineando el rostro de la persona en la misma. Tantos recuerdos, tantos momentos, tantas cosas.

—¿Qué sorpresa tienes aguardando para mí? ¿Qué es lo que me quieres decir?

Esas preguntas se las hacía Nijimura Shuuzou: el ahora líder del imperio de Teiko. 

Notas finales:

Hasta aquí le dejo yo: ¿Qué les pareció? No olviden dejar su review y nos leeremos pronto.

El adelanto para el próximo cap:

-Sabía yo que algo malo iba a pasar.

-No puedo revelarte nada, no al menos aun.

-¿Cómo me encontraste? ¿Cómo demonios llegaste hasta aquí?

-Demonios, no solo me llegó de nueva cuenta el dije…¡Ahora me llegó un relicario de diamantes!

-Él se niega a decirme quien es, dice que cuando mi condición se restablezca lo hará.

-Lo supe ya que te seguí. Bajaste la guardia muy rápido halconcito.

-Juro que lo mato, maldito cuatro ojos de mierda.

-Me pareció ver a alguien, pero no…es imposible…

-¿Por qué estás cerca de él? ¿Por qué se meten con nosotros? Déjennos en paz, se lo ruego.

-Estoy a cargo del cuidado de Himuro-san, soy su nuevo enfermero.

-Hay algo que no me gusta, tengo un muy mal presentimiento.

-Vaya, vaya, semejantes bellezas se guardan los líderes ¿Eh? Bien, es justo que las compartan…

 

¡No se lo pierdan!

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Moki Moki

Saludos!!

Momoka Black ♣♠♦♥

 

 

 

 


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