Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

La Ciudad de los Muertos por InfernalxAikyo

[Reviews - 1104]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Holaaa! 

Dije que actualizaría el miércoles y aquí estoy ewe a las 21:34 de la noche pero aun es miércoles así que lo vale. 

Por favor estén atentos en la ortografía >< lo acabo de terminar y puede que tenga errores. 

Aparece un nuevo personajeee :3 wii
Katie Moore (SSADFADFDAF esa es Kitty Honey la cosplayer argentina? Sí, esta basada en ella...la amo <3) 


ADVERTENCIA: Este cap contiene levemente algo de hentai (¿Hentai en una historia yaoi?) bueno, seh, pero ya entenderán, tranquis. No se alarmen xD 

Espero que les guste :D

Si todo sale bien el domingo (o quizás el mismo sábado) les traiga un ''especial del día de los enamorados''
Un abrazo para todos :3

Capítulo 24: ‘‘Viuda negra’’


 —Joder… —oí a alguien hablar en voz baja a mi lado—. Estas chicas están tan buenas como las de las porno que veía cuando era un crío en plena adolescencia… —Ese comentario me hizo reconocer a Teo.

   —¿Y qué clase de porno veías, enfermo pervertido? —rió Chris en algún lugar—. ¿De esas con sadomasoquismo? —intenté moverme, pero me vi atado de manos y pies. Mis muñecas estaban encadenadas y el otro extremo de la cadena tiraba desde algún punto alto en la pared, lo que me hacía elevarme varios centímetros y estar en una posición por lo menos incómoda. Abrí los ojos y sólo noté una completa oscuridad, así fue como me di cuenta que tenía una venda cubriéndome la vista. Me moví de manera extraña, ladeando la cabeza una y otra vez, de un lado para el otro, hasta lograr zafarme.

Mis ojos observaron un espectáculo. Estábamos en una especie de gimnasio con techo de vidrio, muy grande y extenso. Miré hacia un lado, a unos dos metros, Chris y Teo se encontraban hablando tranquilamente, en las mismas condiciones que yo. ¿¡Cómo podían hacer eso si estaban atados!? A mi izquierda y un poco más lejos, uno de los pelinegros seguía durmiendo junto a Jack. Supuse que era Eden y lo comprobé cuando fijé mi vista al frente. En el otro extremo del lugar estaba Ethan, debía ser él, seguro Alexa, como se llamaba la cazadora que nos atrapó, quería seguir humillándole. Él también tenía una venda cubriéndole los ojos, pero estaba sentado y con los brazos atados tras su espalda. Parecía estar despierto, aunque no se movía demasiado, tampoco es como si hubiese podido hacerlo estando tan maniatado de todas partes, incluyendo su cuello. Estaba temblando, seguramente por el frío, ya que le habían arrancado la camiseta. Pero su rostro estaba quieto, como una pintura, inmutable. Podía ver la curvatura de sus labios recta, seria.

A nuestro alrededor, un mar de chicas se paseaba sin tomarnos demasiada atención. Todas estaban vestidas de una manera extraña; la mayoría de negro, con trajes cortos y sexys de cuero o látex, con botas altas y ligas provocativas. Vamos, que parecían una manada de prostitutas. Algunas incluso llevaban collares raros en sus cuellos, como los que suelen usar algunos perros de razas bravas. Caminaban de aquí para allá, reían, cantaban, e incluso en una esquina había una chica haciéndole un tatuaje a otra en su pierna. Era como si nosotros simplemente no estuviésemos ahí.

Miré más allá, por sobre el hombro de Eden. A lo lejos había más personas. Todos hombres. Ninguna mujer atada.

El sonido de unos tacones acercándose puso todos mis sentidos en alerta. Una chica con un antifaz se me estaba acercando. Vestía un traje completo de cuero negro y traía una pistola atada a la funda de su cinturón. Intenté moverme, para sólo recordar que estaba encadenado. Parecía muy seria, acercándose con cautela y eso sólo aumentó el miedo. Me sentí inseguro.

   —Cálmate… —murmuró cuando llegó a mi lado. Su voz era dulce y eso sólo me aterró más, la voz de Alexa también lo era. Se puso de puntitas para alcanzar el seguro que se encontraba en la pared y lo soltó, aflojando la cadena que me tenía elevado sobre el piso, lo que me hizo caer de bruces al suelo. Me habría sobado si hubiese podido, pero seguía atado. Ella se agachó frente a mí y revisó mis muñecas, como si buscara alguna herida. Llevaba el cabello castaño suelto y caía largo por debajo de sus hombros. Sus ojos se cruzaron con los míos y me miraron fijamente. Eran azules, un azul claro y suave, distintos, únicos. Esa mirada se me hizo enormemente familiar.
Ella era…

   —¿¡Kat!? —pregunté, casi en un grito y no supe si sentirme sorprendido, alegre o frustrado por verle en ese lugar. Ella soltó mis muñecas al escuchar mi voz. ¡Sí, era ella!—. ¿Katie Moore? —se me quedó mirando unos segundos más y abrió la boca, aparentemente sorprendida.

   —¿A-Aiden? —susurró, muy bajito—. ¿Aiden Rossvet? —asentí con la cabeza—. ¡Dios! ¡Eres Aiden! ¡El hermano de Ethan!

Katie Moore era la única amiga que Ethan había logrado hacer en la escuela. Era su mejor amiga. De hecho, era la única de todos sus compañeros de clase que había llevado a nuestra casa, lo cual significaba que para él esa chica era importante. Por eso la conocía, había compartido algunas ocasiones con ella y con mi hermano, celebraciones, cumpleaños. Era una chica dura por fuera, igual que él, pero dulce y blanda por dentro. Quizás por eso se llevaban tan bien.

¿Qué demonios hacía ella aquí?

   —Dios mío, Aiden. ¿Qué haces aquí? —me preguntó.

   —N-Nos atraparon en una casa abandonada…

   —¿¡Pero cómo pasó!?

   —E-Eso no importa… —balbuceé. ¿Cómo había pasado? ¿¡A quién le importaba!? ¡Ya estábamos aquí!—. Salimos vivos de la guarida de Scorpion, vamos a salir de ésta —gruñí, algo molesto. Ella lucía como una cazadora y yo no entendía el por qué, jamás me lo habría imaginado. Sus celestes ojos se clavaron en los míos, preocupados.

   —¿Fuiste tú quién escapó de la guarida de Scorpion? —preguntó, asustada. Asentí con la cabeza—. Scorpion es un cabrón… —dijo—. Pero la guarida de Viuda Negra es mucho más organiza…

   —¿Quién es Viuda Negra?  —interrumpí.

   —Alexa. Viuda es su nombre clave —musitó apenas, en voz baja. De pronto, comenzó a mirar hacia todos lados, como si estuviera buscando algo. O alguien—. ¿Y Ethan? ¿Dónde está él? —Mi rostro se descompuso en el momento en que ella hizo esa pregunta. Ella me miró y se podría decir que adivinó mi respuesta. La garganta me tembló.

   —Él… —comencé, con la voz ligeramente rota—. Él murió… le mordieron y… —se cubrió la boca con ambas manos y sollozó.

   —No… —gimoteó—. Tiene que ser una broma —vi sus primeras lágrimas cayendo de sus mejillas rosadas—. E-Ethie, no… —se contrajo en una mueca de dolor y tuvo que hacer un esfuerzo para no echarse a llorar descontroladamente en ese instante. Una punzada se alojó en mi pecho y tuve ganas de abrazarla, entendía lo que estaba sintiendo. De alguna forma, ver a alguien más llorar la muerte de mi hermano despertó la misma agonía que sentí cuando le disparé. Me contagié con su dolor y las lágrimas picaron en mis ojos, amenazando con escapar. Agarró una manga de su traje y se secó el rostro. Ella no quería que la vieran llorar—. L-Lo siento tanto, Aiden… —balbuceó y su voz se escuchó como un fino hilo a punto de cortarse. Respiró varias veces, intentando relajarse. Definitivamente ella se estaba reprimiendo.

   —N-No sabes cuánto lo extraño… —dije, desahogándome. Apoyó una de sus manos sobre mi hombro en señal de apoyo, pero la quitó inmediatamente. Ella no podía hacer eso, estábamos en la guarida y ella era una cazadora. Imaginé que debía ser peligroso para ella. Las lágrimas en sus ojos seguían apareciendo, a pesar de que ella trataba de evitarlo. Kat quería mucho a mi hermano.

   —Aiden… —dijo, volviendo a secar sus lágrimas—. Siento no poder sacarte de aquí. No puedo, Alexa me…

   —Comprendo… —intenté esbozar una sonrisa. Hablando conmigo ya se estaba arriesgando demasiado.

   —Pero estarás bien, lo sé. Alexa no te hará daño mientras te esté usando de carnada.

   —¿¡Carnada!? —alcé un poco la voz y atraje la mirada de Chris que desde lejos nos miró extrañado.

   —Te está usando, para atraer a Scorpion —dijo. Abrí la boca por la sorpresa y mis ojos se agrandaron como platos. ¿Por qué Alexa haría algo así si ambos…?—. Ella y Scorpion no se llevan bien —continuó, adivinando lo que iba a preguntar—. Compiten. Alexa lo odia y quiere provocarlo y matarlo aquí —Todos los músculos de mi cuerpo se tensaron al mismo tiempo cuando dijo eso. ¿Aquí? ¿Scorpion iba a venir aquí? ¿¡Íbamos a estar en el mismo sitio!? ¡No! No, no, no. No podía soportar eso.
  
   —¿Por qué… por qué me está usando?

   —Scorpion es muy posesivo —contestó, con voz seca—. Y vengativo también. Escapaste de su guarida, buscará capturarte otra vez —me estremecí en un escalofrío y mi cuerpo se sacudió ligeramente. ¿Posesivo? No tenía que recordármelo. Ya lo tenía grabado en el pecho.

Esto sólo podía ir de mal en peor.

   —¿Hay algo que pueda hacer por ti? —La voz de la chica me sacó de mis pensamientos. Suspiré y clavé mi vista en el frente. Sí, si había algo.

   —¿Ves al chico que está al otro lado? —ella volteó la cabeza un segundo y asintió—. Su nombre es Ethan. Sí, como mi hermano.

   —Él es el que le disparó a Alexa —comentó ella.

   —Y le dio en una pierna a una de las tuyas —agregué—. Ayúdalo, por favor —verlo así me partía el alma y me hacía sentir culpable—. Creo que necesita agua… o algo.

   —Pobre… —susurró en voz baja—. Alexa quiere matarle.

   —¿¡Qué!? —alcé la voz otra vez y ella tuvo que tirar de mis cadenas para obligarme a guardar silencio—. N-No, esa mujer no puede…

   —Está bien, trataré de evitarlo —dijo. Se puso de pie repentinamente y se acercó a la muralla—. Lo siento mucho, Aiden. De verdad lo siento —apretó el botón que tiró nuevamente de mí y elevó mi cuerpo otra vez sobre el suelo. Sentí los brazos tensos a punto de desgarrarse.

Me quedé en silencio, observándola. ¿Sería ella capaz de hacer algo? La conocía, sí, pero no lo suficiente como para asegurarme de eso. Pero debía confiar en ella. Se dirigió a Ethan y le quitó la venda, susurrándole algo al oído. Él abrió los ojos y los dirigió directamente a mí. La profundidad y la seriedad en sus oscuras pupilas habían sido reemplazadas por un cansancio que era destacado por las orejas que rodeaban sus párpados.
Desde la distancia, sonrió.

Kat le dio algo de agua y salió de ahí. Justo en el momento en que un gran portón se abrió y absolutamente todo quedó en silencio y las chicas que estaban a nuestro alrededor dejaron todo lo que estaban haciendo. Ahí estaba, desde la entrada, Alexa o Viuda Negra, se acercaba. Vestía unas botas alargadas negras y unas medias de malla junto a un corsé negro que apenas si le tapaba los pechos. La pude reconocer a pesar de que ya no llevaba la máscara de conejo. Era una chica bellísima y letal a la vez, pero absolutamente nadie pudo evitar mirarla cuando entró.

Vi cómo Kat se movió rápidamente hacia donde estábamos y le dijo algo a Eden quien ya había despertado, apenas sí pude notar que le hablaba a él, a simple vista sólo parecía estar de pie a su lado. Se dirigió a mí e hizo el mismo gesto. Sin siquiera mirarme habló.

   —No accedas a nada de lo que te ofrezcan —lo dijo tan rápido que apenas sí logré entenderlo. Cuando iba a hablarle ya había desaparecido y caminaba hacia Chris y Teo, seguramente para entregarles el mismo mensaje. No entendí su advertencia, pero supe que Kat trataba de ayudarnos.

A pesar de sus ropas negras, a pesar de la actitud arisca, ella seguía siendo la misma chica bondadosa a la que mi hermano tanto quiso.

   —Buenas tardes, señores —La voz de Alexa se hizo escuchar, resonando como eco en todo el lugar—. Hoy les enseñaré a respetar a las damas —dijo, medio riéndose y se dirigió hacia Ethan—. ¿Ven al bastardo de aquí? —se mantuvo de pie frente a él y posó una bota sobre su cabeza. Ethan le dirigió una mirada molesta. Al parecer no iba a dejarse intimidar—. ¿Y sigues mirándome de esa forma? —La chica clavó levemente su tacón en su mejilla—. Tendré que castigarte.

   —¡A mí castígame todo lo que quieras, guapa! —gritó alguien desde un rincón. Ella se volteó, y sus ojos avellana parecieron expulsar fuego.
Un hombre le había gritado eso, era mayor, de unos cuarenta y tantos—. Estás tan buena que aceptaría cualquier tortura por ti —provocó otra vez. Tuve un mal presentimiento.

Alexa se acercó en silencio hacia él.
   —Desátenlo —ordenó. Dos de sus chicas obedecieron inmediatamente. Soltaron sus cadenas para bajarlo y se las quitaron. El hombre tenía los ojos bien clavados sobre ella, fijos, desafiantes. Parecía que quería comérsela con la mirada.

«Pobre idiota. No sabe en qué se está metiendo»

Alexa lo tomó del brazo y lo arrastró con ella hasta el centro del gimnasio. Hizo una seña con una de sus manos y seis chicas se acercaron.

   —Dime, hombre… —comenzó ella, mientras abría los brazos como si estuviese presentando una mercancía, como si estuviese presentando un producto. Las chicas que habían llegado comenzaron a desvestirse frente a él. Él hombre abrió la boca y se relamió los labios mientras, sin vergüenza, las seis muchachas se desprendieron absolutamente de todas sus ropas, causando algunos murmullos eufóricos dentro de la mayoría de los veintitantos hombres que se encontraban ahí. Y es que todas eran demasiado hermosas—. ¿A cuál prefieres?

El hombre estiró sus brazos y caminó torpemente como lo hace un bebé en sus primeros pasos, para alcanzar los pechos de una muchacha pelirroja de piel pálida y curvas exuberantemente atractivas. Sentí asco de sólo verle como, sin siquiera preguntar y casi babeándoles encima comenzó a tocarlas, a masajearlas y a estrujar ese par de pechos entre sus manos sin miramiento alguno. La muchacha se dejaba tocar y de vez en cuando soltaba algunos gemidos, lo que a él parecía enloquecerle más. Se abalanzó sobre ella y la tiró al suelo ante la mirada de todos, y nadie hizo nada. Allí en el suelo la besó, la mordió, tocó sus piernas, su cuello, su piel entera de manera tan lasciva que era digna de una película porno. Comenzó a jadear de manera violenta, como un perro y dejando relucir su lado más animal y repugnante se quitó los pantalones. Las demás chicas les rodearon, pero aun así pudimos ver a la pareja y observar lo que estaba pasando. Él comenzó a penetrarla, sin piedad alguna, con tanta brutalidad que me dio escalofríos, mientras mordía sus senos y gritaba obscenidades que se me haría imposible reproducir. Sus movimientos eran brutales y los gemidos de ambos no tardaron en llenar la habitación. Él parecía un energúmeno mientras gemía y jadeaba como una bestia descontrolada sobre esa chica. El sucio acto duró algunos minutos más, hasta que él pareció acabar, cayendo rendido entre los pechos de la pelirroja.

Alexa comenzó a aplaudir.

   —¿Eso es todo? —preguntó, riéndose—. ¿Seguro no quieres a ninguna de las otras chicas? —El hombre se levantó con torpeza, como mareado o embriagado—. ¡Míralas! ¡Todas para ti! —No entendía qué pasaba por la cabeza de esa loca como para permitir que le hicieran eso a sus chicas.

El hombre se tambaleó hacia otra de ellas y la tomó por la cintura hasta atraerla hacia él. La besó y masajeó sus senos, sus muslos y sus piernas. Fue mucho menos paciente con esta y sin cuidado la tomó entre sus brazos para levantarla por las caderas y caer con ella al suelo para comenzar a cogérsela. ¿Otra vez? ¡Ese hombre era imparable!

   —¡Oye, perra! ¡Danos un poco a nosotros también! ¡Ya no aguanto más! —Otro hombre gritó, estaba junto a otros cuatro que miraban ansiosos el espectáculo. Alexa dio la señal para que los soltaran y los dejó libres.

   —Tomen a la que quieran… —dijo. Ellos corrieron hacia el centro y cada uno tomó a una chica, desesperadamente, como si se les fuera la vida en ello.

Me cuesta hablar de lo que ocurrió después, aún me es chocante. Una verdadera orgía fue la que se montó allí. Los gemidos y gritos lo inundaban todo, las imágenes obscenas, los insultos, los golpes y mordidas. Los pechos sacudiéndose con cada movimiento. Todo era tan repugnante, pero no podía dejar de mirarlo y una extraña sensación ardía dentro de mí mientras lo veía. ¿Qué era? No tenía idea, pero debía controlarla.

En un momento noté la mirada de Ethan sobre mí y le miré a los ojos, sentí como si de pronto me hubiese estado llamando. Deseé estar con él y tenerle más cerca. Quería dejar de ver el espectáculo, quería tan sólo tener esos ojos negros frente a mí, sobre mí. Se relamió los labios e instintivamente yo mordí los míos. Casi saboreé su lengua, casi la sentí sobre mi cuello, casi la sentí recorriéndome por completo.

   —¿¡Qué demonios!? —El primer hombre, el que prácticamente violó a esa chica pelirroja, se apartó de la chica a la que se estaba follando repentinamente e intentó ponerse de pie, pero cayó al suelo, golpeándose con fuerza contra el. Empezó a convulsionar—. ¿¡Q-Qué me has hecho!? —Su voz se oyó desgarrada, ahogada y llena de dolor. Noté que desde su boca comenzaba a brotar baba, en exceso—. ¡Me envenenaste, zorra! —gritó, con desesperación.

En ese momento los otros cinco hombres parecieron sufrir lo mismo. Intentaron levantarse y caminar, pero cayeron al suelo y se retorcieron en escalofríos y gritos que daba terror oír, escupiendo saliva y sangre de sus bocas, con los ojos blancos mientras sus cuerpos se sacudían violentamente. Las chicas que habían participado en la orgía se pusieron de pie como si nada y se vistieron mientras que los que fueron sus parejas sexuales se morían en el piso.

Dicen que las arañas viudas negras matan a los machos luego de reproducirse.

Ah, entonces era eso.

Los hombres dejaron de moverse y quedaron completamente tiesos. Debí haber sentido lástima por ellos, pero no podía hacerlo. No podía negarlo.

Se lo tenían merecido.

 

 

Notas finales:

¿Les gusto? ¿No? Comentarios? Críticas o preguntas a algún personaje? Pueden dejarlo todo en un lindo -o no tan lindo review- :3 

Me voy a dormir ! 


Buenas nocheees :3 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).