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La Ciudad de los Muertos por InfernalxAikyo

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Notas del capitulo:

Hola, hola hola! :D

(No tengo idea de cómo logré terminar este cap. Debe ser porque mandé a la mierda unos trabajos que sabía no iban a hacer más que estresarme y me “rebelé”…venga esa mala calificación!)

Paso rapidito por aquí. No es Scorpion, no es Aiden…es Cuervo en su estado puro :3 xD

El domingo les prometo traer más! >__<

Porfavor ojo con la ortografía. No lo he revisado u.u

Espero que les guste :D

Gracias por leer

Capítulo 37: “Aparte”


   —¿A dónde vas? —Wolfang me detuvo justo en la puerta del despacho. Los ojos azules, demasiado claros que eran cubiertos por un manto negro en forma de ojeras me miraban tras los lentes. Luego de nuestra pelea no le había vuelto a ver, hasta ahora; cuatro días después en los que él parecía no haber dormido.

Titubeé unos segundos antes de decirle.

   —Eso no es de tu incumbencia —La presión de su mano sobre mi brazo aumentó.

   —Soy tu superior, Haggel —dijo. Le lancé una mirada punzante a mi ex amante. Él tenía razón.

Porque, desgraciadamente, mi superior y la persona que estaba encargada de supervisarme era justamente un médico que nada sabía de guerra…o eso es lo que yo creía.

Cuando E.L.L.O.S nos ordenó entrar al proyecto cero, nunca creí que acabaría metido en un lugar como este. Nos habían entrenado antes y nos habían dicho que debíamos contener a la población ¿Por qué? Lo empecé a sospechar cuando un médico experimentado entró al mando de nuestra misión. Maximus Wolfang, incluso para mí, un soldado común, su nombre se me hacía conocido. Había liderado muchas investigaciones que habían significado grandes avances en inmunología para la humanidad, incluso se decía que había trabajado en una cura para el VIH y que la había logrado, solo que por algún motivo, no había podido anunciarla.

«Un verdadero genio, claramente»  

Solo meses después de mi entrenamiento me di cuenta de la verdadera razón para estar ahí. Al parecer un virus se había soltado ¿Cómo? No tenía idea, no nos incumbía. Lo único que sabíamos era que debía controlarse y que nosotros debíamos encargarnos de eso, de la forma que quisiéramos. Se nos estaba permitido matar, torturar o hacer lo que fuese posible para mantener el orden.

Me hizo una mueca para que hablara, alejándome de mis pensamientos.

   —Iré a la guarida Scorpion para…

  
   —No irás —ordenó, frunciendo el ceño y me soltó—. Es una orden.

   —Iré tan solo a comprobar la situación en que…

   —Su trabajo es meramente capturar a los rebeldes y a los que intenten escapar de su zona de vigilancia, soldado… —volvió a interrumpir con ese tono autoritario tan propio de él, clavando los ojos claros en los míos—. No es estar de niñera —sentí cómo la ira comenzó a acumularse en mi interior cuando dijo eso—. Hay cosas más importantes que cuidar a un niño enfermo… —noté que de los ojos del médico escapaba algo parecido a la envidia. Él había sido el primero en oponerse a la idea de que Scorpion fundara su propio escuadrón, en vez de hacerse cargo del grupo cuervo, como debió haber hecho.

   —¿Qué es más importante? —desafié. Wolfang soltó una carcajada. Sabía que no debía responderle así, pero ya me había cabreado.  

   —La misión que tengo para ti.
 
   —Escucho.

Él se dirigió a la mesa donde al parecer había estado trabajando, le seguí y me senté en la silla que estaba frente a su escritorio. Tomó una carpeta y comenzó a hojearla distraídamente hasta que encontró lo que sea que haya estado buscando. Apartó dos archivos tamaño carta y los tendió frente a mí.

Dos fotografías.

Reconocía perfectamente los rostros que me mostraba.

   —Necesito que captures a estos dos… —Se quitó los lentes cuando dijo esto y las notables ojeras parecieron intensificarse.

Me sentí ligeramente incómodo, conocía a esas dos personas.

Uno era Aiden Rossvet, el otro, Ethan Grey; ambos habían estado en la guarida de Alexa.  Los dos aparecían en lugares distintos, en lo que parecían ser distintas etapas de su vida. En una de las fotografías, Grey lucía un cabello mucho más corto mientras fumaba un cigarrillo y al parecer, sin darse cuenta de que le estaban fotografiando, como si le hubiesen estado espiando. En la segunda foto, Aiden Rossvet se mostraba más joven, quizás con catorce o quince años, junto a un segundo chico que parecía su hermano; eso parecía la típica fotografía familiar.

Levanté la viste y miré confundido a Wolfang.

   —Necesito que los captures, pero que por ningún motivo les mantengas juntos —dijo. Una sola pregunta acudió a mi cabeza.

   —¿Por qué quieres capturarles?

   —Eso no es de su incumbencia, soldado.

   —No aceptaré la misión si no me indica los motivos, señor… —respondí irónicamente, siguiéndole el juego. Maximus se removió incómodo en su silla.

   —Este chico… —dijo con desgano, apuntando la foto de Ethan Grey—. Es sospechoso de ser resistente al virus. Y este otro… —tomó la foto de Aiden y soltó un suspiro antes de seguir hablando—. Adam lo quiere a su lado.

   —¿A…Adam? —había oído su nombre en algunas conversaciones telefónicas con Wolfang, sabía que era un importante miembro del cuerpo científico de esta operación.

   —Adam Rossvet, su padre… —Eso solo me confundió más ¿El padre de ese mocoso tenía que ver en esto? ¿Por qué no le había ayudado antes?—. Al parecer, desde que Adam enloqueció por la desaparición de su esposa, está obsesionado con reunir a lo que queda de familia… —clavó una mirada punzante sobre mí—. Además, Grey y Aiden Rossvet han demostrado ir muy lejos, si ellos lograran salir del país…

   —Un posible infectado podría ir con ellos… —completé la frase que había escuchado tantas veces de él.

Él negó con la cabeza

   —No lo entiendes… —comenzó, jugando con un lápiz que estaba en su escritorio—. Todo esto es como un efecto dominó; como esos dos hay muchos más que están buscando escapar. La gente se está agrupando, por separado, ellos significan solo un pequeño problema más, pero juntos podrían llegar a liderar un escuadrón de resistencia. Ese chico es hijo de dos maestros científicos, está actuando como un niño asustado ahora, seguramente está bloqueado por el estrés, pero en cuanto se acostumbre a ésta situación podrá sacar todo su potencial y podría transformarse en nuestro enemigo —Se tomó un momento para aclarar la garganta—. Y este otro… —clavó enérgicamente el dedo sobre la cabeza de Ethan Grey—. Si los rumores son ciertos, podría significar un verdadero riesgo.

Sonreí.

   —Entiendo, les quieres capturar porque podrían ayudarte en tus investigaciones.

Él negó con la cabeza, por segunda vez.

   —En realidad es todo lo contrario.

   —No comprendo.

   —¡Claro que no entiendes! —alzó la voz repentinamente y dio un golpe sobre las fotografías que resonó en toda la habitación, se puso de pie y me tomó por las muñecas—. ¡Si ellos llegasen a encontrarse con la resistencia, nuestros cálculos fallarían!

   —¿¡Cómo dices!? —¿Cálculos? ¿¡De qué cálculos me hablaba? La mueca en su rostro se ablandó cuando se acercó a mí.

   —Eres tan estúpido, Branwen —dijo con lo que a mí me pareció ternura. Su comentario no me irritó y lo respondí con una sonrisa—. ¿Sabías que este virus no escapó “accidentalmente”, cierto? —asentí con la cabeza. Eso era algo obvio, las cosas nunca suceden porque sí, alguien debió cometer ese “error” intencionalmente, de alguna forma. Y ahora Wolfang ayudaba a controlarlo.

   —Una pipeta se rompió, dijiste.

   —Te mentí —sonrió. Miré dentro de los claros ojos azulados y noté una pizca de locura—. Soltamos las pipetas, a propósito.

   —Las quebraron, querrás decir.

   —Las soltamos, Branwen… —Su sonrisa se ensanchó ¿Él había estado involucrado?—. Esas pipetas eran personas.

¿¡Personas!? ¿¡El virus había sido probado antes en…personas!?

Sentí como la sangre había dejado de llegar a mi rostro, seguramente empalideciéndolo. Se apartó y volvió a su lugar para intentar retomar la compostura. Me removí en la silla, dispuesto a seguir escuchando.

   —Hace casi treinta años, creamos un virus… —comenzó—. Yo en ese entonces era un joven científico que buscaba fama y contribuir a su país. Queríamos engendrar una raza de súper soldados, queríamos crear un agente que lograra efectos semejantes a los de la metilendioxipirovalerona o de la metilona… —miró mi rostro confundido y sonrió—. Algo así como las anfetaminas —explicó mejor—. Entre otros efectos, este virus generaría hiperestimulación, cierto grado de distorsión de la realidad, agitación, suprimiría el dolor y haría a los sujetos controlables… O eso creímos —¿Me estaba hablando de control de masas? ¿¡En serio!?—. Pero la investigación se suspendió entonces, hasta hace poco, cuando creamos este virus que llamamos “Cero”  en honor a su antepasado de hace veintiséis años…

   —Dijiste que estaban buscando una forma de contrarrestar otro virus…—balbuceé, confundido. Lo que él me había contado era que un estúpido se había equivocado en la composición del agente que permitiría controlar los síntomas de otra enfermedad y lo terminó transformando en un virus. Ahora comenzaba a dudar de ese relato.

   —Sé que dije eso… —interrumpió—. Pero esa nunca fue nuestra intención. No nos equivocamos. Queríamos esto. Lo necesitábamos, admítelo —Yo no podía tragarme lo que estaba escuchando. ¿Wolfang había ayudado a crear este virus? ¿¡Intencionalmente!? ¿¡Qué clase de loco…!?—. No me mires con esa cara, Branwen… —se acercó y acarició mi rostro—. Es una idea genial. Crearemos una nueva sociedad, un nuevo orden. Podríamos gobernar…


   —¿¡Nuevo orden!? ¡Van a acabar con toda la humanidad! —grité, mientras una rara sensación comenzaba a invadirme; era extraña y estaba familiarizada con los primeros años de mi vida, una sensación que no tenía desde hace mucho, pero que vagamente lograba recordar.

¿Miedo?

    —¡Está todo controlado! —rió y su risa me pareció la de un verdadero loco—. ¿¡No lo ves!? ¡Es el virus perfecto! ¡La humanidad no caerá, el método de contagio es más lento que el de cualquier otra enfermedad!  ¡No se esparce por el aire, sino por la mordida! —se tomó un momento en el que pareció meditar y se rascó la barba de tres días, seguramente repasando lo que estaba a punto de decir—. Hemos creado un filtro.

   —¿Un…filtro? —Simplemente no podía dar crédito a esta locura.

   —Exactamente, un filtro. Insertamos el virus en lugares estratégicos paulatinamente, para tenerlo controlado. Solo los humanos más fuertes serán capaces de sobrevivir y de ellos se conformará nuestra nueva sociedad ¡Esto es evolución pura, Branwen! ¡Eso es Darwi…!

   —¡A la mierda Darwin! —solté un grito nervioso—. ¿¡Me estás tomando el pelo!? ¡Esto es una locura! —Me puse de pie y el recuerdo de algunos libros de ciencia ficción donde el villano intentaba asesinar a la mitad de la humanidad para crear un nuevo mundo acudió a mi mente. Sentí el primitivo impulso de salir de ahí, pero obviamente no le hice caso. Solo estaba demasiado impresionado por lo que él me contaba. Yo creía que Wolfang y E.L.L.O.S intentaban controlar el virus, no dejarlo propagarse.

   —¡Nuestra sociedad se estaba desbordando, Branwen! —Él también se puso de pie y alzó la voz—. ¡Mataríamos dos pájaros de un tiro! ¡Fundaríamos un nuevo orden y calificaríamos a los sujetos más aptos para vivir en él! Cuando todo esto acabe, comenzaremos a distribuir la vacuna y la cura…

   —¿¡Ya hay una cura!? —interrumpí.

   —Encontramos una. Aún no está terminada, pero ya casi…

   —¿¡Me dices que la cura está casi terminada y no vas a aplicarla inmediatamente!? ¿¡Te diste un golpe en la cabeza!? —De pronto, me vi a mí mismo inclinado sobre su escritorio, gritándole en la cara.

   —¡Vuelve a tu lugar, soldado! —gritó.

   —¡Vete a la mierda, Wolfang! —Me acerqué más a él, sin tomarle mucha atención cuando él me tomó nuevamente por las muñecas.

   —¡Tú no entiendes! ¡Seremos los padres de una nueva sociedad evolucionada! —sonrió y sus ojos brillaron con extraña malicia. Me solté de él y me aparté bruscamente.

¿Una sociedad evolucionada? ¿Un nuevo orden? Yo no creía en nada de eso. Me planté frente a él y le miré a los ojos, mis manos temblaban y la sensación de pánico me invadió rápidamente. No soy la mejor persona del mundo; he matado, he torturado y he hecho cosas terribles. Pero aquello parecía nada en comparación con lo que Wolfang me hablaba. Esa mierda era un plan macabro y aterrador.

Comencé a experimentar un miedo que nunca creí poder llegar a sentir. El horror de saber que existen personas tan retorcidas que son capaces de llevar a cabo un plan tan terrible como este y sentí espanto al darme cuenta que estaba siendo un peón dentro de ese plan. Tuve miedo de la situación que sabía no podía controlar, tuve miedo de perder el control de mi propia vida, de saber que estaba en las manos de un grupo de locos. Tomé aire para hablar.

   —No voy a ser parte de esto.

   —¿Qué?

   —Lo que oíste. Me voy. —di la vuelta para marcharme.

   —¿¡Estás asustado!? ¡No me digas! ¡No seas hipócrita, Branwen Haggel!

   —Hipócrita es un médico que quiere aniquilar a dos cuartos de la población mundial —gruñí antes de llegar a la puerta.

   —¡Vuelve aquí! ¡Es una orden! —Me detuve antes de llegar y giré para mostrarle el dedo corazón. Es verdad, quizás yo era un hipócrita. Había matado a más de una treintena de personas.

Pero jamás imaginé este nivel de maldad.

   —No volverás a ordenarme nada… —llevé la mano por debajo de la chaqueta a mi brazo izquierdo y quité de allí la franja azul que identificaba a nuestra organización. Se la lancé—. Tú y E.L.L.O.S pueden irse a la mierda —abrí la puerta, ante un desconcertado Wolfang que me miraba con odio a través de los ojos azul claro.

   —¡Sabes que no puedes abandonar la organización! ¡Vas a pagar por esto! —Le oí gritar, pero no me importó ¿Qué importaba lo que la organización hiciera? Estaba harto de toda esta mierda, estaba harto de Wolfang, estaba harto de recibir sus órdenes.

No iba a ser parte de esto.

Notas finales:


Uh yo solo implantando más y más dudas jojojo.

Cuervo es más bueno de lo que imaginábamos :3 

¿Les gustó? ¿No? ¿Críticas? ¿Comentarios? ¿Preguntas a algún personaje? Pueden dejarlo todo en un lindo –o no tan lindo- review

Un abrazo! :3 


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