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La Ciudad de los Muertos por InfernalxAikyo

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Notas del capitulo:

Holaa :3

Si, yo actualizando un miércoles OMFG es que no me aguanté :C 

Les traigo Lemon
Espero que les guste. 

No lo he revisado mucho la ortografía asi que por fis tengan ojo :)

Espero que les guste

PD: Los capítulos pasados olvidé poner una foto de el capitan Steve :3 

Steve (No se desmayen <3) 


Capítulo 48: “Algunos cambios”


“He notado la llegada de algunos cambios desde que llegaste a mi vida. He recordado cómo era sentirse parte de una pareja; cuidar de alguien que cuida de mí. Es la primera vez en mi memoria reciente que tengo esos sentimientos… ¡Y odio tener esos sentimientos.”

Mis ojos se quedaron fijos en la frase de la vieja historieta, dicha por uno de los más famosos de la DC Cómics a su ayudante con la cual parecía tener una relación retorcida y violenta, cuando estaba a punto de mandarla a volar por los aires.

Eso era muy gracioso.

   —¿Qué demonios estás haciendo? —Scorpion llamó mi atención. Cerré el cómic y volví a dejarlo en su lugar. Noah anteriormente debió haber sido un fanático de las historietas, un nerd en toda regla, quizá. Él mismo parecía un personaje salido de una.

    —Lo siento. Estaba aburrido, lo vi ahí y…

   —Bien —lo tomó y lo guardó en la mochila en la que había cargado sus cosas. Sí, estábamos fuera de la guarida y nos dirigíamos al Great Bridge. ¿A qué? Ni yo mismo lo sabía muy bien. Yo sólo estaba siguiendo a Scorpion, era lo único que podía hacer ahora. Sospecho que quiera capturar a Aiden y a Ethan antes que el escuadrón cero. Sé que es una misión suicida, pero no me importa.

Nos reuniríamos con algunos de sus hombres y de los míos en el puente. Sólo esperaba que el plan de Scorpion diera resultado.

Estábamos en una vieja cabaña que estaba de paso en la carretera, parecía haber sido abandonada hace poco; las camas aún tenían sábanas puestas y todavía quedaba agua almacenada en un termo gigante que se hallaba en la parte trasera de la casa. Quizás los dueños fueron devorador por zombies también. Miré de reojo mi pistola que estaba sobre una pequeña mesa.

Ahora nosotros también estábamos expuestos. Pero yo no le temía a ninguna de esas bestias.

   —¿A dónde vas? —pregunté al verle alejarse.

   —¿Qué acaso no puedo darme una maldita ducha sin que preguntes dónde voy?

Sonreí. A veces, su malhumor me causaba gracia.

   —Lo siento, Scorpy —me burlé.

   —¿Cómo mierda me llamaste? —se acercó con rapidez y me agarró por el cuello de la camisa. Sí, él parecía de muy mal humor hoy. Desde que nos vimos obligados a abandonar la guarida por culpa del jodido escuadrón cero que Scorpion traía un humor de perros. Los ojos azules se clavaron llenos de odio en mí. Resopló molesto, me soltó y se marchó sin decir nada.

A los pocos minutos oí el rumor del agua cayendo.

Dejé caer los brazos y la cabeza sobre la mesa.

¿En qué lío me estaba metiendo esta vez?

Oí un estruendo afuera, supuse que era un trueno; los últimos días el clima ha estado como la mierda y no sería raro que viniera otra tormenta. Pero me extrañé cuando oí que llamaban a la puerta. ¿Estaban tocando la puerta? ¿Quién? Creí que la cabaña estaba vacía, que habían matado a sus antiguos ocupantes. ¿Quién en su sano juicio saldría de este lugar por su cuenta? Me puse de pie y me dirigí a la puerta con pistola en mano. Si es que era la gente que estuvo aquí antes, tendría que matarlos aunque no lo quisiera. Abrí.

Me quedé helado bajo el umbral.

   —¿Wolfang?

   —Hola, Branwen —sonrió. Tardé algunos segundos  en reconocerlo, él parecía cambiado; estaba afeitado y peinado, traía lentes nuevos y ropa más decente que la última vez que lo vi, sus ojeras parecían haber desaparecido; al parecer había dormido bien estos días. Pero los ojos celestes parecían aún más siniestros que antes, más al borde de la locura.

Sentí cómo se me erizaba la piel.

   —¿Cómo has…? —intenté preguntar.

   —¿Olvidaste que antes de entrar al escuadrón les entregamos a todos un teléfono móvil con GPS? —interrumpió. Mierda, había olvidado ese detalle. Me había rastreado hasta aquí.

Apunté el arma directamente a él.

   —¿Qué demonios quieres?

   —¡Ah, vamos! Invítame a pasar si quiera. Hace frío aquí y al parecer se aproxima una tormenta —entró a la cabaña y cerró la puerta tras de sí. Caminó hasta la mesa donde yo había estado y cogió una silla para sentarse. Me hizo un gesto para que me acercara, me senté frente a él—. Qué lugar tan acogedor… —soltó con burla, mientras miraba alrededor—. ¿Es su nidito de amor o algo así? ¿Están de luna de miel?

   —Cierra la maldita boca, cabrón.

Sus ojos me miraron furiosos y lascivos, a la vez.

   —¡Qué rudo! —inclinó el cuerpo hacia mí y su mano rozó con mi mejilla y contorneó mi frente, sus dedos se deslizaron por la parte posterior de mi cabeza para jalar mi cabello hacia atrás. Yo me mantuve quieto en mi lugar, impávido—. Te has vuelto muy rebelde últimamente, Branwen —susurró en mi oído y mordió el lóbulo de mi oreja—. Pero tú no eres así y lo sabes. Tú eres una puta que necesita control, ¿no? Lo deseas, te gusta —Su lengua se deslizó por mi cuello—. Lo estás pidiendo a gritos.

Sujeté mi pistola otra vez y le apunté.

   —No, gracias.

Wolfang soltó una pequeña risita.

    —Está bien, está bien —levantó las manos en son de paz y se alejó de mí—. Tranquilo, yo sólo vine a negociar.

   —¿Negociar?

   —Verás… —comenzó, sin dejar de mirarme con esos ojos que últimamente me molestaban. No sé cómo pude haberme acostado con este tipo por tanto tiempo—. He tratado y he tratado de encontrar a alguien como tú en la organización pero no hay caso. Digamos que tú eres…bastante especial. Único —volvió a inclinarse hacia mí y su rostro quedó muy cerca del mío—. Scorpion no te quiere, pero tú ya sabes eso, ¿no? Él es un bastardo que sólo piensa en sí mismo… —me robó un pequeño beso al que no pude responder—. Pero yo…yo sí puedo quererte, Branwen. Aún te estoy esperando, quiero darte una última oportunidad.

   —¿Qué quieres qué…? —¿Era una jodida broma? ¿De qué diablos me estaba hablando Wolfang?

   —Una oportunidad de salvarte. Vamos, vente conmigo a la organización. Te conviene.

Resoplé molesto.

   —Creo que ya quedó dicho que no quiero tener nada que ver con E.L.L.O.S. ¿No fui lo suficientemente claro con eso?

   —Oh, vamos….

   —Quieren acabar con su propia especie, Wolfang. ¿Estás loco? No seré parte de esa mierda.

   —Si vienes conmigo me encargaré de que él esté a salvo también —soltó y esa frase me dejó sin aire. Él sonrió, había dado justo en el blanco—. Tenemos….planeados algunos viajes fuera del país —comenzó a explicar—. La situación se está desbordando un poco y algunas personas están viajando a Sudamérica para refugiarse —Su sonrisa se ensanchó al notar que yo estaba completamente atento a lo que decía—. Él podría ser una de esas personas.

   —¿Scorpion…?

   —¿No te gustaría que él se salvara? —me interrumpió—. Vamos, sé perfectamente lo que sientes por ese chico y lo acepto, por eso te estoy dando esta oportunidad —¿Scorpion…salvarse? Esa idea se me hacía tan imposible.

   —No siento nada por Scorpion —contesté.

   —Ah, vamos, Bran. No seas cínico —se burló. Comencé a molestarme.

   —Él se negaría de todas formas.

   —Yo diría que no tiene otra opción —Otra vez esa jodida sonrisa se mostró en su rostro triunfante—. Si no lo hace…, creo que alguien podría, no sé… encargar su muerte.

   —¡No me jodas, Wolfang! —alcé la voz repentinamente. ¿¡Ahora me amenazaba con matarle!? Ya me había colmado la paciencia. Me abalancé sobre él para golpearlo y él me esquivó sorpresivamente y me agarró del brazo para…—. ¿Qué mierda? —sentí algo de horror al ver una aguja clavada en mi brazo—. ¿¡Qué mierda es esto, Wolf…!? —Mis sentidos empezaron a dormirse a una velocidad impresionante. ¡Mierda! ¡El muy cabrón me había drogado!—. H-Hijo de puta… —balbuceé con torpeza y me aparté de él para caminar hacia la puerta; quería salir, necesitaba respirar, estaba mareado. Mis pasos eran lentos y poco a poco sentí como todo comenzaba a aletargarse.

Él nunca quiso negociar…, debí suponerlo. Wolfang era un hombre caprichoso, siempre tomaba lo que él quería.

Me tambaleé y estuve a punto de caer. El pecho de Wolfang me atrapó, sus brazos me rodearon y me abrazaron.

   —Es lamentable verte así de débil…, sin voluntad —susurró muy cerca de mi oído. Sus manos se metieron bajo mi camiseta y sus dedos acariciaron mi pecho—. Pero era la única forma de traerte junto a mí. Verás cómo luego me lo agradecerás —me besó en la mejilla y me tomó para cargarme sobre su hombro.

   —Voy a matarte… —balbuceé apenas, mi rostro también estaba dormido—. Cuando pueda moverme voy a… —callé, me estaba tomando mucho trabajo hablar. Tenía que concentrarme en mantenerme despierto. Sentí frío, estábamos afuera. Ahí estaba la camioneta negra en la que habíamos llegado y también un...—. ¿Qué hace un….? —¿Qué hacía un maldito helicóptero en plena carretera? Wolfang nos dirigió hacia él—. Bájame, c-cabrón —me dejó caer sobre el asiento trasero.

   —Vámonos —le ordenó al piloto. No, yo no quería irme. ¡Iba matar a este hijo de puta! —cerró la puerta del copiloto y dio la orden para que las hélices comenzaran a moverse. Oí el murmullo de las aspas despertando e intenté moverme para bajarme de esa máquina, pero mis piernas no respondieron a mis intentos.

   —No, no, joder… —sentí un nuevo mareo cuando nos elevamos del suelo—. N-No puedo…

Y entonces, algo chocó contra una de las ventanas y la quebró. Noté que una bala cruzó por encima de mí.

   —¡Anda ya! ¡Parte de una vez! —gritó Wolfang. Entonces otra bala cruzó el lugar y otra y otra y otra. Demasiado rápido.

Los músculos de mi cara despertaron un poco cuando sonreí. Eso se oía como una ametralladora, una puta ametralladora. Eso sólo podía ser idea de él.

   —¿¡Scorpion!? —Wolfang parecía asustado. Las balas cesaron y oí que alguien abrió la puerta; me tomó con una brusquedad que no fui capaz de sentir y me jaló por el brazo, dejándome caer al suelo.

Él…sólo traía una toalla atada a la cintura, que parecía estar a punto de caer.

El arma pesada se coló por la ventana rota.

   —Les daré diez segundos para que saquen este jodido helicóptero de aquí… —quitó el arma y se alejó un poco, apuntando hacia el motor de la máquina—. Uno… —comenzó—. Dos..., tres —Las hélices empezaron a moverse nuevamente. Por un momento, perdí la noción del tiempo y la cuenta—. Ocho…—El helicóptero ya se hallaba en el aire—. Diez —dirigió el arma al cielo, disparó y ellos se alejaron con rapidez. El ruido molesto del motor y las balas cayendo a mi alrededor me ensordeció por unos minutos. Pero después todo fue silencio, salvo por el soplido del viento.

Scorpion… él me había salvado.  

   —¿¡Qué mierda ha sido eso, Cuervo!? —gritó hacia mí. No pude responder, ni siquiera me podía mover—. ¡Hey! —se acercó y me dio una suave patada en el suelo. Bufó, molesto—. ¿Ese hijo de puta te ha drogado? —asentí levemente con la cabeza.

Sentí cómo sus brazos me levantaban y comenzaba a caminar de vuelta hacia la cabaña, cargándome.

Sus manos… eran tan cálidas.

Me dejó caer sobre una cama. Comencé a sentir frío, mucho frío. Se sentó a mi lado.

   —¿Por qué ese cabrón quería llevarte con él? —preguntó. Empecé a temblar—. Respóndeme, Cuervo —Necesitaba despertar.

   —Él…Él…yo —intenté decir. Mi mejilla revivió cuando él me abofeteó.

   —¿Acaso no puedes formar una frase coherente? —Scorpion parecía incluso más molesto que antes. Sus azulados ojos estaban fijos en mí, esperando—. ¿Por qué ese maldito quería llevarte con él?

   —No…no lo sé, Scorpy —reí, o lo intenté.

   —No me llames así —me abofeteó la otra mejilla y ésta también despertó.

   —Scorpy… —repetí. Sentí la presión de sus piernas cuando cayó sobre mí. Me tomó por el cuello de la camiseta y acercó su rostro al mío.

   —¿Qué estás tramando?

   —Quiero cabrearte, Scorp… —Sus manos tomaron mi cuello y el dolor me ayudó a despertar esa zona de mi cuerpo. Sí, otra vez empezaba a sentir que me faltaba el aire. Otra vez recordaba que estaba vivo.

«Estoy vivo»

Solté un gemido ahogado por sus dedos estrechándose contra mi piel y algo más despertó entre mis piernas. Él se percató de ello.

  
—Estás enfermo… —se burló, como siempre lo hacía.

   —M-Mira quién lo dice.

Sus manos presionaron con más fuerza contra mi cuello y me atrajeron para obligarme a sentarme y quedar a su altura. Sus ojos azules escupían odio, odio puro. Me lanzó una mirada indescifrable y sonrió como lo hace cuando se le ha ocurrido algo que él cree divertido. Me estremecí cuando sus labios chocaron contra los míos en un beso, caliente, brusco y violento. Sus dedos me cortaron más el aire entonces y sentí un sofoco total. Scorpion... nos estábamos besando.

Mordió mi labio inferior con fuerza, hasta hacerlo sangrar. Solté otro gemido e intenté recuperar algo de aire. No sabía si podría controlar esto.
Se apartó.

   —Despierta, Branwen —susurró en mi oído y mordió el lóbulo de mi oreja. Otra vez me llamaba por mi nombre, otra vez su voz causaba extrañas sensaciones en mí. Gemí, mordió mi cuello y volví a jadear. Quitó sus manos y las dirigió a mi espalda para rasgarla con sus uñas al mismo tiempo que mordía mi hombro. Quise que pudiera morder más fuerte, quise que sus dientes llegaran hasta mi carne y la desgarraran lentamente. Mi polla endureció aún más de sólo imaginarlo.

No, no podría controlar esto. No sabía si era por el aturdimiento producido por la droga o qué, pero sabía que de seguir así, la excitación sobrepasaría mis límites.

   —D-Detente, Scorpion… —gemí.

   —¿Cuándo me has pedido que me detenga? No me jodas —empezó a desvestirme rápido, bruscamente, sólo como él sabía hacerlo. Se detuvo cuando me tuvo casi completamente desnudo, cogió una de mis botas y le quitó el cordón para amarrar mis muñecas y se quedó ahí, observándome unos segundos; escrutándome, analizándome, inspeccionando mis reacciones. Me sentí nervioso. Esto era nuevo.

Estaba completamente tendido sobre la cama, atado de muñecas y sin poder moverme. El muy cabrón se estaba aprovechando. Y yo quería que lo hiciera. Iba a seguirle el juego.

   —No…, no me puedo mover.

   —Mejor así —sonrió y posó sus labios sobre mi hombro para depositar un beso en el antes de morderlo. Sentí el ardor invadirme y la adrenalina empezó a correr lentamente a correr dentro de mí. Su boca bajó y mordió mi pecho y abdomen. Rasguñó mis muslos y los golpeó a mano abierta.

Su boca se detuvo titubeante frente a mi polla. Mis nervios aumentaron.

   —¿Q-Qué vas a…? ¡A-Ah! —Un escalofrío me recorrió todo el cuerpo cuando se lo llevó a la boca y comenzó a lamerlo mientras le daba pequeñas mordidas que sólo intensificaban el placer. Intenté sentarme y detenerle, pero una de sus manos volvió a mi cuello para estrangularlo.

No, definitivamente no podía controlar esto.

   —¿Q-Qué me estás haciendo, hijo de puta? —Su ritmo aumentó. El tacto de su lengua envolviendo mi polla me hacía estremecer. Parecía que quería tragarla—. No puedo más… —gemí—. Entra. Entra de una maldita vez.

Repentinamente se separó de mí y se enderezó; me agarró por las caderas y como si yo fuese una especie de muñeco sin voluntad, me giró y me obligó a arrodillarme sobre el colchón. Cerré los ojos, jaló mi cabello y entró con brusquedad. Empecé a derretirme ante el placer.

Sus embestidas comenzaron rápidas y violentas, sin cuidado. Mi cuerpo se contorneó cuando él tiró con demasiada fuerza de mi cabello y me obligó a mover la cabeza hacia atrás. Su pene entraba una y otra vez, sin compasión. Dolía, dolía como mil infiernos. Y amaba ese dolor.

   —Más… —gemí, con la voz entrecortada. Él obedeció y su ritmo aceleró. Con una mano sujetó todo mi cabello y con la otra volvió a rasguñar mi espalda; la calidez de la sangre que empezó a salir de ella le dio un toque extra a todo lo que estaba experimentando, al sin fin de sensaciones que me causaba. Más, quería más, lo quería todo.

El caos comenzaba nuevamente a desatarse dentro de mí.

De pronto, sus manos me tomaron por los hombros y me hicieron moverme hacia atrás y erguirme, para terminar sentado sobre él mientras sus brazos fuertes apresaban mi pecho y hundía sus uñas en él, presionando y rasgando repetidas veces. Su boca mordía mi cuello, sus uñas me desgarraban. Su respiración agitada estaba demasiado cerca de mi oído, él lo estaba disfrutando, igual que yo. Su pecho estaba pegado a mi espalda, su corazón latía, latía con fuerza y cada uno de sus latidos me hacía vibrar y estremecerme. Él estaba demasiado cerca. Su piel me estaba quemando.

Demasiado cerca.

   —A-Ah…Ah…joder —Mis gemidos se transformaron en gritos, gritos que estaban fuera de mi control, gritos que solos escapaban de mi boca. Vi como mi pecho empezaba a sangrar también y noté el ardor sobre mi cuello, noté cómo empezaba a hincharse.

 Sus embestidas aumentaron su ritmo y su respiración pareció aumentar con ello. Los brazos de Scorpion me sujetaron con más fuerza y sus manos ciñeron aún más mi espalda contra su pecho.—B-Branwen… —Mi nombre sonó ahogado contra mi cuello en uno de sus jadeos. Una de sus manos bajó hasta mi entrepierna y comenzó a masturbarme al mismo ritmo en el que me estaba follando, coordinadamente. No podría soportarlo mucho más.

    —¡Scorpion! ¡Scorpion! —Mis gemidos aumentaron, llamándolo una y otra vez, como nunca lo había hecho. Sus jodidas se volvieron más bruscas, más desesperadas, más salvajes. Todo mi cuerpo ardió y se estremeció. Me ahogué en el placer.

Noté su mano manchada con mi semen. Luego sentí el suyo, llenando cada rincón en mi interior.

Me mantuvo apresado contra su pecho en un abrazo unos segundos más. La calidez de su piel era sobrecogedora. Me soltó, dejándome caer sobre la cama. Su respiración se oía más agitada de lo normal.

Arrodillado frente a mí, clavó los ojos azules en los míos en esa mirada indescifrable que aún no lograba comprender. Algo pareció molestarle, pero no digo una palabra y se levantó para marcharse a otra habitación, dejándome atado.

No tardé en deshacerme de los amarres de ese pedazo de cordón, con el movimiento la cuerda había quedado demasiado tensa como para soportar más. Me recosté nuevamente sobre la cama, mis dedos palparon mi pecho que aún sangraba y las yemas rozaron con cuidado la herida que sus dientes habían dejado en mi cuello, ahí aún podía sentir su calidez. Me sentí confundido ante mis propios pensamientos.

Algo se removió en mi interior. Esta vez había sido extraña, habíamos cruzado un límite. ¿Él también pudo darse cuenta?

Un trueno remeció sobre los vidrios cubiertos con madera. Me metí como pude dentro de las sábanas e intenté mantenerme despierto un poco más. No logré hacerlo, aún seguía un poco drogado y demasiado cansado. La lluvia se desató impetuosamente fuera.

Vi su figura aún desnuda mirarme desde lejos. Si no lo conociese bien diría que él quería decir algo, pero Scorpion siempre dice lo que piensa. Aparté mi vista de él y la dirigí al techo. Cerré los ojos.

Por primera vez en toda mi vida, el sonido de la lluvia me parecía relajante. 

Notas finales:

Eeeeh adivinaron cuál era el supervillano que dijo esa famosa frase ? (No se vale googlear xD) 

¿Crtíticas? ¿Comentarios? ¿Preguntas? Pueden dejarlo todo en un lindo -O no tan lindo- review :3 

Espero que les haya gustado! 

Un abrazo :) 

Nos leemos pronto :3 


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