Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

La Ciudad de los Muertos por InfernalxAikyo

[Reviews - 1104]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola, querubines! <3

Aquí actualizando (a tiempo!) Será un cap cortito pero si todo resulta bien (y ojalá asi sea) podré actualizar nuevamente el miércoles.

Bueeno...debo confesar que aun estoy triste por la muerte de Ian, pero deben comprender que fue necesaria :(

Este cap no es precisamente alegre...pero espero que les guste...a pesar de ser cortito (PD: No he podido revisarlo bien, atentos a cualquier falta ortográfica. La semana pasada escribí "maseteros" en vez de "maceteros" xDDD y casi me muero cuando Dereck me dijo xDD últimamente cometo esa clase de errores...compréndanme xD) 

Gracias por leer.

Un abrazo :3

Capítulo 51: “¿Cuánto más?”

Desperté no porque quisiera hacerlo, si no por el ruido de hojas de papel pasando cerca de mí. ¿Cuándo me había dormido? No lo recordaba. Antes de abrir los ojos sentí el dolor cayendo como una punzada sobre cada uno de mis miembros; dolían mis piernas, dolían mis brazos y mi hombro izquierdo, dolía mi cabeza y tenía una molestia insoportable en las sienes y en mi mandíbula que sabía apenas me permitiría abrir la boca.

Como lo había hecho tantas veces, antes de despertar completamente di un vistazo a todo lo que había pasado la noche anterior. Era un ejercicio que solía usar para aceptar la realidad todos los días, para no enloquecer. Entonces lo recordé todo; me había dormido de pronto en un jardín de bastos rosales y claveles color naranja.

Ayer habían matado a Ian.

Casi matan a Ethan.

Allen y Eve se habían ido.

Respiré profundo y un nudo se formó en mi garganta, casi partiéndola en dos. Abrí los ojos, estaba recostado en la misma cama en la que me había despertado el día anterior. A mi lado estaba Ethan, fue reconfortante verle ahí. Estaba leyendo algo y reconocí inmediatamente el diario del médico que trabajó en las instalaciones donde se había creado el virus. Me levanté de la cama sin decir nada y empecé a leer a su lado.

No había fecha anotada en la parte superior de la página, ni en ningún lado:

 

“Hace tres días atrapé a dos infectados que intentaron entrar a la cabaña. Los he tenido que amarrar con más de tres cuerdas gruesas a cada uno para inmovilizarlos y casi fui mordido en el intento. Pero he podido analizarlos.

Debí haber puesto más atención a la polisomnografía[1] y las resonancias que les realizaron a las primeras pipetas cuando todo esto aún no comenzaba, así me habría dado cuenta antes. Al parecer, el virus provocó a los infectados un trastorno de conciencia severo, he descartado el mutismo acinético[2], ya que responden a estímulos como el ruido o la luz, pero presentan varios rasgos de delirio y muchos otros típicos de un estado vegetativo, formando una mezcla de síntomas extremadamente peligrosa e incomprensible para mí. No sé a qué nos estamos enfrentando. Sus cuerpos siguen vivos…, pero es como si alguien les hubiese quitado la conciencia de raíz.

Ellos se mueven por inercia… sin saber lo que están haciendo”

 

 

Un escalofrío me recorrió la espalda. ¿Sus cuerpos siguen vivos, había dicho?

   —E-Eso quiere decir…. —balbuceé.

   —Sí, Aiden. Están enloquecidos, no muertos. No completamente, al menos.

Suspiré. Ya lo sabía, es decir, me lo había imaginado antes. Pero era algo difícil de creer y aceptar.

Ethan saltó a la página siguiente con cierto nerviosismo, parecía estar buscando algo en especial. Lo encontró:

 

“Debo encontrar a las pipetas número uno y dos. Ellos fueron los primeros en presentar inmunidad al virus Cero, aunque sospecho que sus cuerpos sólo lo absorbieron y lo mutaron para hacerlo controlable. Cómo sea, en ellos está la clave… y posiblemente una cura también.

Debí haberlos detenido antes, sabía que escaparían. Estoy seguro de que ese guardia de seguridad que mostraba tanta empatía por ellos les ayudó a escapar.

Todo se está derrumbando”

 

Di un respingo cuando Ethan cerró el diario con un golpe seco y fuerte. Parecía ofuscado.

   —Me importa una mierda que en ellos esté la cura —gruñó, más para sí mismo, casi olvidando que yo me encontraba ahí—. Sólo quiero saber qué demonios está pasándome.

Por primera vez, me sentí mal por él. Y no podía hacer nada por ayudarle.

Acaricié el dorso de su mano con la mía.

   —Vas a estar bien, Ethan —le dije. Él quitó su mano como si fuera alérgico a mí, sobresaltado—. ¿Qué demonios te pasa?

   —Nada —respondió. Intenté tomar otra vez su mano pero apenas la rocé con sus dedos, él volvió a quitarla. ¿Estaba evitándome? ¿Otra vez?

   —¡Eth! —alcé la voz.

   —¿¡Qué!?

   —¡Estás evitándome!

   —¡No estoy…! —me acerqué un poco más a él. Se alejó como un gato arisco.

   —¡Sí estás evitándome, joder! —grité y un molesto nudo se alojó en mi garganta—. ¿¡Qué demonios te hice ahora!? —dolía, dolía que estuviese tratando de alejarse de mí. Quería abrazarlo y refugiarme en él, como lo había hecho tantas veces. Sabía que era egoísta de mi parte, Ethan tenía sus propios problemas y no debería preocuparse de los míos. Pero estaba triste; extrañaba a Ian, extrañaba a mi hermano, extrañaba mi vieja vida; incluso encerrado en casa, tragándome todos esos libros, detestando en silencio a mis padres por viajar tanto y dejarnos tan abandonados, estando solos mi hermano y yo… Esa vida no me parecía tan horrible ahora.

Y Ethan era lo único que me hacía valorar la vida que tenía actualmente, esta maldita vida llena de injusticias que tanto odiaba, vida que cuando él estaba cerca no me parecía tan mala. Cuando él estaba cerca todo mejoraba…, toda la melancolía por los viejos tiempos desaparecía en su gran parte.

Su mano fría sobre mi mejilla fue lo que me hizo reaccionar y me sacó de mis pensamientos.

«Soy un maldito desastre»

   —Estás llorando, Aiden —dijo. Tuve que palpar mi otra mejilla para comprobarlo. El tacto cálido y húmedo de una lágrima me hizo caer en cuenta de que me había desesperado por un momento.

   —N-No me di cuenta —sequé las lágrimas con rapidez. Ethan levantó mi rostro para que le mirara a la cara.

   —No estoy evitándote, Aiden —dijo. Sus ojos negros se clavaron fijos sobre mí. No parecía enfadado—. Es sólo que estoy… estoy muy confundido.

   —Puedes simplemente decir eso y te dejaré tranquilo —sollocé. Sus ojos bajaron al hombro que tenía vendado. Recordé entonces que yo mismo me había apuñalado para provocar a Ethan y demostrar que él era inofensivo. Supe en qué parte me había equivocado. Le miré a los ojos otra vez para preguntar—. Ayer querías morderme, ¿no? —Su rostro empalideció hasta tal punto que me hizo comprender que tenía razón.

   —Me desgarraría la mandíbula antes de morderte, Aiden. Deberías saber eso —contestó.

   —Sí, lo sé. Por eso confié en ti —tomé su rostro entre mis manos y le robé un beso—. Pero también sé que lo que dijo Allen es verdad, en parte. Sientes hambre y es normal… tu cuerpo no puede sostener tanto poder si sólo comes sopas instantáneas —me burlé, sacándole una sonrisa.

   —Eso es cierto… —susurró en voz baja, ampliando su sonrisa—. Precisamente ahora estoy muriendo de hambre… —se acercó con lentitud a mi rostro y susurró algo en mi oído—. ¿Me dejarías devorarte?

Mis mejillas ardieron de sólo escucharle. Intenté apartarme.

   —Maldito perverti…. —No pude terminar la frase. Saltó sobre mí y me envolvió en sus brazos para besarme. Otra vez, sentí el sabor dulce de sus labios fríos que tomaban calidez al rozar con los míos, otra vez comenzaba a perderme en la suavidad de su boca. Me dejé llevar hasta la cama y caí sobre ella para recibirlo a él encima. Alejó sus labios y me permitió tomar aire, pero mi respiración volvió a cortarse de golpe al sentir su aliento sobre mi oído y su lengua lamiendo el lóbulo de mi oreja. Una algo incómoda pero conocida sensación comenzó a invadirme con rapidez; era increíble cómo mi piel ardía con solo tocarle, cómo la sangre parecía correr más violentamente dentro de mis venas al sentirle cerca.

   —Gracias, Aiden —susurró con voz lasciva cuando su lengua bajó hasta mi cuello y lo lamió con lentitud, sin prisas. Un escalofrío me recorrió la espalda y sin poder evitarlo solté un pequeño gemido. Mis manos se aferraron a su rostro y mi respiración aumentó rápidamente. Intentó quitar los botones de mi camisa y estos no cedieron, tiró de ella con fuerza y la rompió. Por algún motivo, eso sólo aumentó aquella sensación de adrenalina que me invadía cuando me tocaba. Sus labios descendieron hasta mi clavícula y luego bajaron hasta mi pecho, recorriéndolo lentamente, haciéndome perder la razón.

   —N-No lo hagas… —gemí cuando sentí sus dientes jugueteando con el botón de mi pantalón—. A-Ah, Ethan —Su lengua lamió y mordió la piel sobre mis caderas. Parecía querer bajar un poco más—. J-Joder, Ethan.

   —¡Lamento interrumpirlos, chicos! —Ambos saltamos de la cama cuando oímos esa voz desde la puerta. Yü nos miraba con una mueca de preocupación en el rostro—. Pero debemos irnos inmediatamente. Uno de nuestros hombres ha visto camionetas de cazadores cerca —crucé una mirada cómplice con Ethan y aún con la respiración agitada, me levanté para ponerme algo encima y tomar mi mochila. Podría jurar que si me miraba en un espejo, mi rostro estaría rojo hasta las orejas.

Llegamos a la puerta del restaurante en el preciso instante en que el vigilante de La Resistencia volvía. Rápidamente nos explicó que él se encontraba haciendo sus rondas perimetrales en el sector cuando vio las camionetas y que si conseguíamos salir rápido les podríamos perder con facilidad. Di un vistazo al lugar y recordé a Ian. Agradecí mentalmente que decidiéramos dejar a Amy al cuidado del segundo grupo con el que nos encontraríamos, que al parecer ya había llegado al punto de encuentro. Seguramente ella habría sufrido mucho con su muerte. Ella era una niña sensible.

Fui arrastrado por los brazos de Ethan que me obligaron a entrar al auto que inmediatamente noté más cómodo, más espacioso. Faltaba gente y se notaba. Pensé en Allen y secretamente rogué porque él y su hermana no se  encontraran con  cazadores en su camino. Había sido estúpido de su parte largarse con ellos cerca. Pero de todas formas, si se hubiesen quedado, él y Ethan habrían acabado matándose mutuamente. Sólo esperaba que se encontraran bien, y que lograran encontrar a Jacob pronto.

Nadie dijo nada una vez adentro. Me tomé el tiempo de observar los rostros cansados de mis compañeros; Cassie estaba más delgada, casi raquítica, Claire parecía más pálida de lo normal y ya casi no tenía colores en su rostro, alrededor de los ojos de Ivy se destacaban unas ojeras oscuras que perfectamente podrían reemplazar el maquillaje que traía puesto cuando la conocí, Jack parecía haber resfriado la noche anterior y Chris y Eden simplemente dormían, exhaustos; parecía que los habían despertado a la fuerza y que ahora, otra vez seguros dentro del vehículo, simplemente se habían vuelto a dormir. Teo, miraba por la ventanilla con una expresión pérdida y nefasta en el rostro. Todos habíamos llegado a un límite.

¿Cuánto más podíamos soportar?

Oí una melodía conocida sonando a mi lado. Ethan se había puesto unos auriculares y estaba escuchando música, reconocí mi viejo reproductor mp3 en sus manos y, sintiéndome como si fuera un derecho mío, le quité uno de los audífonos para escuchar yo también.

En estos tiempos, era todo un lujo poder escuchar algo de música.

Noté que la batería del aparato ya había llegado a la mitad.

El coche arrancó a toda velocidad. La lluvia afuera ya había cesado completamente y a cambio el frío había llegado en su lugar con tanta fuerza que rápidamente los vidrios de la camioneta empezaron a escarcharse. Si volvía a llover, entonces sería nieve lo que caería.

Ethan giró su rostro hacia mí. Creí que me animaría, diciendo algo como: “vamos a estar bien”, o alguna de esas frases que solía decir en estos momentos donde todo parecía perdido. Pero no dijo nada, y tampoco parecía querer decirlo. Sus ojos negros también parecían cansados, exhaustos y pude notar el estrés grabado en su rostro. Él también debía estar pasando un mal momento. Demonios, él estaba en la peor posición posible ahora. Podía entenderlo, pero yo tampoco podía decir algo para animarle.

   —En estos momentos extraño los comentarios de Ian —fue Chris el que habló, en medio de un bostezo, apenas despertándose y lo que dijo sólo pareció deprimir más el ambiente, pero todos estuvieron de acuerdo con él. Sí, Ian seguramente habría soltado algún comentario alegre o alguna broma que nos levantaría el ánimo a todos. Pero él ya no estaba. Ya no.

Los ojos de Ethan no se apartaron de los míos, haciéndome sentir intimidado y cuando yo iba a quitar la mirada, me atrajo repentinamente hacia él y me abrazó.

   —Vamos a estar bien —susurró en mi oído. Suspiré, intentando relajarme. Pero sus palabras no iban a tranquilizarme esta vez.

   —No seas mentiroso, Ethan —gruñí, apoyando la cabeza contra su hombro. Él no respondió.

Los acordes de “Deteriorate” inundaron mis oídos, causándome escalofríos. La música hacía eso, estremecía el cuerpo. Sentí que las fuerzas me dejaban otra vez, me sentí deprimido y experimenté lo que yo supuse era la desesperanza. Visualicé un túnel cerrándose frente a mis ojos, dejándome a oscuras. Me aferré a la espalda de Ethan buscando algo de luz en él.

¿Cuánto más íbamos a soportar?

 

 

 

 

 

 

 

 



[1] La polisomnografía, también llamado ' estudio del sueño', es una prueba que se usa para diagnosticar trastornos del sueño.

[2] El mutismo acinético o abulia mayor se trata de una falta subjetiva de pensamiento, en el que la persona no es capaz de iniciar sola cualquier movimiento o incluso el habla. Por ejemplo, este paciente, aunque tenga sed, puede estar sentado delante de un vaso de agua sin beber de él. Podemos definir el mutismo acinético como una disminución o ausencia de conductas espontáneas a pesar que las habilidades motoras se encuentran intactas ya que el origen del problema, como dijimos, es de tipo motivacional (afecta a los circuitos dopaminérgicos del cerebro).

Notas finales:

Uf! Yu apareció en el momento menos indicado ewe, ódienlo.

¿CríticaS? ¿Comentarios? ¿Preguntas? Pueden dejarlo todo en un lindo -o no tan lindo- review :3

Saluuudos


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).