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La Ciudad de los Muertos por InfernalxAikyo

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Notas del capitulo:

Holaaaaaaaaaa! 

Lamento no haber actualizado el domingo, ahora les vengo con un capítulo un poquitín más largo de lo normal. 

En primer lugar debo decir que porfavor tengan ojo con la ortografía y me avisen si notan algún error. 

En segundo lugar debo decir que no me odien (?) 

y en tercer lugar.... PANDITAHWANG (Y cualquier lector/a del antifanclub de Allen) si estás leyendo esto por favor! por favor graba tu reacción mientras lees el cap Q.Q me da igual si es un audio que luego transcribes o un video (?) voy a disfrutarla!

Soy una mujer que solo quiere ver arder el mundo (?) 

Gracias por leer 

Abrazos

Capítulo 70: “Errores”


El rumor de la lluvia cayendo fuera se oía más ruidoso aún dentro del oscuro calabozo. Volví a darme vuelta en el suelo para cambiar la posición, llevaba alrededor de una hora ahí dentro y había intentado dormir un poco pero me era inconcebible, el silencio era insoportable y ahora, el sonido de las gotas chocando estrepitosamente contra el concreto se me hacía demasiado molesto.

Me senté sobre el suelo húmedo y levanté mi mano para ver su silueta en la oscuridad.

Esto no estaba bien.

- ¿Qué voy a hacer ahora?- mascullé alto en un suspiro. Un ruido me sobresaltó. Me puse de pie nerviosamente cuando oí algo roer una de las murallas ¿Ratas? ¿¡Había ratas en este lugar!? ¡Por supuesto, maldita sea!

Se escuchó como un pedazo de piedra del muro era removido, tan solo fue un pequeño sonido, como si hubiesen quitado un ladrillo.

- ¿Aiden?- una voz femenina resonó con profundidad en todo el lugar y llenó cada rincón. Me estremecí en un escalofrío. Conocía esa voz.

- ¿Quién es?- pregunté, solo por asegurarme, mientras un montón de terribles pensamientos acudían a mi cabeza. Mi padre se había vuelto loco, un completo loco.

Un golpe más fuerte se escuchó contra la muralla, junto al sonido metálico de unas cadenas.

- ¡Aiden!- gritó con más fuerza y sin estar viéndola noté el esfuerzo que hacía por llevar todo su cuerpo contra la muralla que nos separaba. Cerré los ojos e intenté comprender un poco la situación ¡Mi padre había dicho que ella…!

 - ¡Aiden soy yo, mamá!-

Mi padre…mi padre definitivamente había enloquecido.

- ¿M-Madre?- la voz me tembló y me acerqué a la muralla, buscando el espacio que había dejado el ladrillo que seguramente ella misma había quitado - ¿¡Qué…qué haces aquí!? ¡Mi padre dijo que tú…!-

- ¡Me alegra tanto que estés bien!-
su voz también se quebró y escapó temblorosa de su garganta, mientras el sonido de las cadenas se hizo más fuerte, más brusco, más tenso. Ella intentaba mantenerse cerca del muro, él la debió haber encadenado ¿Por…por qué? ¿Acaso estaba infectada?

Mi mano fue atrapada por la suya a través del agujero.

- ¿Qué haces aquí, Aiden? Este lugar no es segu…-

- ¿Qué haces tú aquí madre?-
Insistí. El temblor de sus dedos me crispó la piel. Mi madre era una mujer fría, nunca me dio un abrazo o un beso, pero su mano, mucho más delgada de lo que recordaba, me estremeció al tocarme.

- Lo siento tanto, Aiden…- sollozó y pude sentir algo de su angustia a través de su piel – No he sido una buena madre, con ninguno de los dos…he sido muy mala…debí haberme dado cuenta antes…-

- ¿De qué hablas?-
posé mi mano sobre la suya para intentar calmarla.

- Aiden. Tu padre…- unos pasos apresurados se oyeron acercándose y ella se apartó con la rapidez de un felino. Casi por instinto hice lo mismo y me recosté sobre el suelo, fingiendo estar dormido.

Una puerta se abrió estrepitosamente y una luz se encendió.

Abrí los ojos.

- ¡Apágala!- escuché la voz de mi padre y la luz volvió apagarse, pero ya la había visto. Por el pequeño agujero que dejó el ladrillo que quitó logré verla, con el cabello castaño desordenado y sucio, con la ropa rajada y harapienta, con las piernas arañadas, con el rostro famélico y los ojos esmeraldas casi negros, apagados.

Volví a cerrar los ojos e intenté contener las lágrimas, la imagen fue demasiado fuerte.

¿Qué le habían hecho?

- ¿Aiden?- la reja de mi celda se abrió – Aiden, despierta. Vamos a trasladarte- unos brazos fuertes me tomaron con delicadeza y me ayudaron a levantarme.

- ¿Qué pasa?- froté mis ojos y fingí estar despertando. Alguien me arrastró hacia fuera.

Reconocí las manos de Allen tomándome por los hombros.

- El imbécil que te trajo aquí se equivocó de to…-

- ¡Aiden!-
mi padre llegó hasta mí y apartó a Allen para tomarme él de los hombros - ¿Hablaste con alguien allí adentro? – en su voz podía sentir el miedo y el nerviosismo, no quería que lo descubriera.

Maldito loco.

Me concentré en apaciguar mis facciones cuando noté que tenía el ceño fruncido y mis manos se escondieron solas tras mi espalda. No quería que mi padre viera como temblaban por la rabia.

- No- fingí una sonrisa cansada – Me dormí apenas me arrojaste a ese agujero- mi sarcasmo fue demasiado evidente como para que él no lo hubiese notado. El me palmeó la espalda varias veces.

- Lo lamento, pero es algo que tienes que pasar para integrarte a este lugar. Tienes que aprender…- sentenció con voz monótona y se apartó de mí para mirar su teléfono móvil.

- Mamá también tenía que aprender ¿no?- mascullé en voz baja e inmediatamente caí en cuenta que la había cagado. Di un paso atrás.

- Perdón ¿Qué dijiste?- el hombre apartó la mirada del teléfono para mirarme a mí. Contuve un suspiro de alivio.

- Nada…solo que esto es muy injusto- y empecé a caminar en dirección a Allen, dejando a mi padre solo. Seguramente él sería el encargado de llevarme al lugar donde debí haber estado todo este tiempo, donde seguramente mi madre no estaría y donde yo no le habría descubierto. Las manos me temblaron con aun más fuerza cuando comencé a caminar al lado del peliblanco, por primera vez deseé abrazarle y contarle todo lo que había pasado. Necesitaba sentirme protegido y hasta ahora él había sido la única persona que me había dado algo de confianza, pero no podía olvidar la forma en la que golpeó al chico del pasillo hace un rato atrás ¿Él trabajaba para mi padre? ¿Trabajaba para Wolfang? ¿Quién era Allen?

Llevábamos caminando varios minutos, cada vez más lejos de donde mi madre estaba encerrada y quizás, cada vez más lejos del chico de ojos y cabellos negros. Me pregunté qué había pasado con el grandulón que me había traído aquí y se había equivocado de torre. Seguramente mi padre le daría un buen castigo...pobre hombre.

- Vas a estar bien, Aiden- su mano cayó sobre mi hombro y la acarició –Tu padre puede ser un poco exagerado a veces…pero él tiene razón. El sistema aquí dentro es duro-

 - ¿Cómo sabes tú eso?-


- Lo sé…simplemente-

- ¿Trabajas para él?-

- No-

- ¿Y por qué le obedeces?-
los ojos negros de Allen se posaron sobre mí en una mirada afilada.

- Porque es mi superior-

- Entonces sí trabajas para él-
la voz me tembló ligeramente.

- ¿Qué ocurre, Aiden?- se detuvo.

- Nada- intenté continuar caminando hacia cualquier lado, pero su mano me detuvo.

- Escucho como tus manos tiemblan desde hace un rato, tu respiración está agitada. Algo ocurre contigo-

Aparté su mano con brusquedad.

- ¿¡Y cómo pretendes que no ocurra nada!?- alcé la voz significativamente – ¡Desperté en un lugar que no conozco sin recordar nada!- sus manos me sujetaron por los hombros para calmarme, pero forcejeé con él para alejarlo y seguí gritando, ya no podía controlarme - ¡Mi padre está enloqueciendo! ¡Y tiene un maldito laboratorio con infectados dentro! ¡Y además…! -

Los brazos de Allen rodeándome en un abrazo terminaron de romperme.

- Además…- la voz se me quebró y las palabras salieron de mi garganta como un hilo débil y frágil – Ese chico….- balbuceé y sentí las primeras lágrimas escapando de mis ojos. Me aferró a él y apoyé instintivamente mi cabeza contra su hombro - ¿Qué le pasó a ese chico, Allen? ¿Le conocía, verdad? De antes…¿Le conocías tú?- las lágrimas no tardaron en comenzar a caer sin control, no sabía por qué, no sabía sí el extraño chico las provocaba o si era la terrible visión de mi madre secuestrada en un calabozo, o ambas. Si, tal vez fueron ambas.

No entendía absolutamente nada de lo que estaba pasando. Necesitaba respuestas. Estrujé con fuerza el cuello de la camisa de Allen.

- ¿Tú sabes algo, verdad? ¡Tienes que saber algo!- sus ojos se apartaron de mi mirada, trataba de evitarla - ¡Allen, no puedes hacerme esto! ¿Dijiste que teníamos algo, no?- con una mano tomé su rostro y le obligué a mirarme – Hazlo por eso, entonces. Por lo que tuvimos- sus ojos negros volvieron a encontrarse con los míos y se quedaron allí por varios segundos ¿Qué pasaba por la cabeza de Allen? ¿Él era mi amigo, no? ¿¡Por qué demonios no me ayudaba a recordar!?

- Lo siento, Aiden- dijo y me levantó en sus brazos con una rapidez y fuerza casi inhumana.

- ¡Suéltame!- me sacudí y pataleé para que me bajara.

- No, debo llevarte al calabozo-

- ¡Suéltame, maldita se…!-
mis palabras cesaron solas cuando un nuevo recuerdo me cortó la respiración y me atravesó la cabeza como un relámpago.

El aire estaba húmedo y salado, podía sentirlo a pesar de ser tan solo una visión dentro de mi cabeza. Estaba elevado del suelo, como flotando y me vi a mi mismo en los brazos de otra persona. Unas manos masculinas me tomaban de la misma forma en la que lo estaba haciendo Allen ahora, pero estas manos no eran frías, eran cálidas y palpitaban con fuerza. Esas manos me dejaron sobre un suelo de arena amarillenta. Habíamos llegado a una playa, era de noche y la luz de la luna se reflejaba sobre el mar, marcando un camino. Sentí el latido de mi corazón acelerándose, era tan real que no me cabía duda que yo había vivido ese momento, alguna vez. Me despojé de mi ropa y corrí hacia el mar, me sumergí y me adentré en él a pesar del frío. Esas manos intentaron alcanzarme, lo hicieron, me tomaron entre ellas. Me acariciaron.

-Te ves más lindo si estás callado...- la voz de Allen me despertó. Dejé entrar una bocanada de aire.

- ¿Qué ocurre?- sus manos se aferraron a mi cuerpo que él levantaba con mucha facilidad. Me quedé paralizado unos segundos. Hasta ahora este era el recuerdo más intenso que había tenido. Todo parecía tan real…

- ¿Te sientes bien, Aiden?-


- He…- noté que bajamos unas escaleras y supuse que estábamos prontos a llegar al calabozo de la torre en la que me correspondía estar – Solo…creo que he recordado algo-

Allen me dejó en el suelo.

- ¿Si? ¿Qué?-

- Una playa…-

- ¿Una playa?-

- Si, estaba en una playa y era de noche-
mis mejillas enrojecieron al recordar cómo había latido mi corazón ante el tacto de las manos de mi recuerdo. Era mejor omitir ese detalle.

- ¿Estás tomando tus medicamentos, Aiden?-

¿A qué venía esa pregunta?

- ¡Claro que sí!- caminé junto a él hasta un calabozo, tan solo había una celda y el lugar parecía mucho más cómodo que el anterior. Recordé que tenía que hablar con Allen.

- Allen…- me adentré en la celda sabiendo que él entraría conmigo y me senté sobre la incómoda cama que había en su interior. Miré con asco un retrete que había allí mismo, junto a un lavamanos. Me hizo un gesto para que hablara ¿Debía preguntarle por mi madre? ¿Tendría algo que ver él en esto? ¿Debía involucrarle? ¿Qué tal si él no sabía que era mi madre la mujer que estaba encerrada? ¿Iría con mi padre y lo encararía? No, eso solo significarían problemas para él, esto tenía que solucionarlo yo con mi padre, solos los dos.

- ¿Quién era ese chico?- él se sentó a mi lado justo cuando lanzaba esa pregunta. Sus ojos punzantes y oscuros se clavaron en mí.

- ¿Quién?-

- El que estaba en ese pasillo, escapando de los médicos…el que golpeaste-


Sus ojos se alejaron de mí y se posaron en otro lugar.

- No sé…no lo conozco-

- Pero al parecer él a mí sí y por algún motivo…- intenté relajar mi ceño fruncido, me estaba enfadando, sabía que Allen estaba mintiendo – Siento que yo también lo conocía a él…cuando me llamó por mi nombre yo…-

- A pesar de ser una celda, está bastante cómoda ¿no crees?-
interrumpió y acarició con el dorso de la mano la frazada que estaba sobre la cama ¡Joder! ¡Si me estaba mintiendo!

- ¿¡Estás evitando mis preguntas!?-
tomé su rostro entre mis manos y le obligué a que me mirara. Sonrió.

- Si me das un beso, puede que lo conozca-

- ¡No me vengas con bromas!- alcé la voz - ¿Quién demonios era ese chico?- ¿Y por qué me interesaba tanto saberlo?

¿Por qué consideré la opción de besarlo, solo para saber quién era?

- Su nombre es Ethan-  dijo y guardó unos segundos de silencio, esperando mi reacción.

- ¿Ethan?- mi pulso aceleró al oír ese nombre.

- Si, Ethan…cómo tu hermano- acercó un poco su rostro al mío y estiró sus brazos por mi cuello. No me moví, necesitaba oír más – Era un miembro de la resistencia…-

- ¿La…resistencia?-

- Algo así como un grupo de sobrevivientes con el que nos encontramos cuando nos dirigíamos hacia acá…-
su rostro se acercó más al mío y pude notar su respiración sobre mí – Obviamente ambos se conocieron y hablaron, pero no tiene mayor importancia- sonrió - ¿Te dijo algo que te ha perturbado?-

Moví la cabeza hacia atrás para alejarme de él, pero sus manos me detuvieron.

- N-No…- balbuceé – Solo me pidió ayuda y… ¿Por qué estaba él ahí?-

- Oh... –
sus manos rodeando mi cuello me atrajeron hacia él – Seguramente estaba infectado o era un huésped viable para recibir el virus- hizo una pausa y sus ojos se posaron sobre mis labios. Me sentí nervioso - Verás, en ese lugar están tratando de encontrar una cura para el virus y para eso…deben hacer algunos sacrificios-

- ¿Sacrificios? ¿Quieres decir que están experimentando con gente?-

- Con gente que ya ha sido infectada, no importa de todas formas…-
¿¡Qué no importaba!? ¡Ese chico no parecía un zombie ni nada parecido!

- P-Pero él…-

- ¿Qué ha pasado con él, Aiden?-
susurró cerca de mí oído - ¿Te ha dicho algo? ¿Qué te ha hecho mientras yo no estaba?-

- ¡N-Nada! Solo me tocó y…-

Sus manos me embistieron y me arrojaron contra la cama violentamente.

- ¿Dónde?- su cuerpo cayó sobre mí y sus manos frías sujetaron mis muñecas. Su aliento cálido sobre mi oído me causó escalofríos - ¿Dónde te ha tocado, Aiden?-

- ¡A-Allen!- me retorcí bajo él - ¡S-Solo me tomó del pantalón…-

- ¿Ah, sí?-
el tacto de sus labios ardiendo sobre mi cuello me paralizó - ¿Estás seguro?- deslizó su lengua sobre mi piel.

- Allen…espera…- un primitivo miedo me hizo estremecer.

- No me hagas esperar más- dejé escapar el aire cuando su rostro subió y sus ojos oscuros se encontraron con los míos. Alejé mi mirada de ellos.

Su mano acarició mi rostro.

- Me gustas, Aiden…- cerré los ojos con fuerza ante su declaración. A pesar de que él dijo que antes habíamos tenido una relación, a pesar de que él era la única persona en la que podía confiar en este lugar... ¿Por qué?

Todos mis pensamientos se detuvieron cuando me besó. Mi mano libre intentó apartarlo y entonces él volvió a atraparla. Sus dedos presionaban fuerte sobre mis muñecas y sus labios perdieron el aliento dentro de mi boca. Me pregunté cuanto tiempo había estado guardando esto, cuánto tiempo se había estado conteniendo y me sentí un poco egoísta al no poder corresponder sus sentimientos.

Y aún así...su boca era tan cálida. 


Una de sus manos me soltó y descendió para acariciar mis hombros y mi pecho. Me dejé llevar unos instantes cuando sus dedos se colaron bajo mi camisa y chocaron contra mi piel desnuda, mi respiracón se cortó y ahogué un vergonzoso gemido dentro de su boca.

Después de todo, Allen era lo único que tenía en este lugar ¿no?

En mi cabeza, seguía presente la imagen de mi madre encarcelada y la de Ethan, en ese pasillo, tratando de escapar. Una incontenible angustia me llenó el pecho y me aferré con deseperación al cuerpo de Allen, necesitaba dejar de pensar en ellos.

Necesitaba pensar en otra cosa, distraerme. Perderme.

¿Estaba bien si me perdía en él?  

Nos separamos para tomar aire y su boca volvió a mi oído. Su mano me tomó por las caderas y me levantó para invertir increíblemente rápido la posición. Caí sentado sobre sus piernas.

No...esto no esta bien. 

- Eres mío, Aiden...no de Ethan ni de nadie....- ronroneó en un gemido grave.

Por un momento, tuve la alocada idea de que las manos firmes que me sostenían eran de otra persona.

- ¡Detente!- intenté separarme de él pero su mano me tenía bien sujeto contra su cuerpo. Mis mejillas ardieron de vergüenza al vernos en una posición tan incómoda.

- ¿Qué ocurre?-

- ¿¡Que qué ocurre!?-
aproveché su distracción para salirme de encima - ¿¡Por qué nombraste a Ethan!?-

Sus ojos se abrieron sorprendidos.

- ¿Yo? ¿Nombré a Ethan?-

- ¡Si, lo hiciste! ¿Hay algo que me estés ocultando?-


- No, nada- volvió a acercarse a mí e intentó besarme. Lo evité y me alejé un poco más.

Esto no estaba bien, para nada.

- Allen...- puse la almohada entre nosotros – Lo que acaba de pasar no está bien...sé que tu dijiste que nosotros antes...bueno...ya sabes...pero aún no recuerdo nada y creo que es mejor que nosotros no...-

Se puso de pie repentinamente.

- Tienes razón...- se dirigió hasta la reja y la abrió. Pude notar cómo sus dedos se ponían pálidos al tomarla con tanta fuerza, incluso oí crujir un poco el metal.

- Allen, lo sien...-

 – Tienes toda la jodida razón...- interrumpió.Sus ojos negros se clavaron molestos en los míos – Vendré a verte mañana...nos vemos-

La reja se cerró con lentitud y sus pasos se alejaron rápidos del lugar, dejándome completamente solo. Me recosté sobre la cama y oculté mi rostro en la almohada, el corazón me latía con fuerza y me sentía fatal. La había cagado, de alguna forma. No debí haberme dejado llevar por Allen.

Dejé escapar un suspiro.

¿Por qué me sentía tan vacío y triste ahora?

Mi cabeza era un caos ¿Qué había pasado? Por un momento, había imaginado que las manos de Allen no eran de él, sino de otro.

Por un momento, había sentido que esas manos eran las manos de mi recuerdo. Y por un momento...creí que esas manos le pertenecían a Ethan.

Mi primer error, fue no haberlo ayudado. Ahora tenía la certeza de eso. Allen definitivamente me estaba mintiendo acerca de él, podía sentirlo, muy dentro de mí.

La había cagado, dos veces en el mismo día. 

Notas finales:

3...2...1 Desaté una guerra (?) 

Como siempre, críticas, comentarios, amenazas de muerte o preguntas a los personajes pueden dejarlo todo en un lindo, o no tan lindo review. 

Nos leemos pronto!


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