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La Ciudad de los Muertos por InfernalxAikyo

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Notas del capitulo:

Holaaa querubines! 

Lamento haber actualizadado tan tarde, recién estoy llegando del trabajo. 

Bueeeno! el capítulo anterior fue una soberana MIERDA -ya sé, no intenten convencerme de lo contrario- y es que no tenía nada de inspiración ni de humor para escribir...pero me desquité en este cap y obviamente está más, mucho más movido que el anterior :3 

Avísenme si ven una falta de ortografía muy fea. 

Espero les guste.

Abrazos


Capítulo 73: "Cazado” 


Caí sentado en el suelo y las manos me temblaron al intentar contener un grito por la impresión. Era mi segundo día en ese calabozo y creí que ordenar un poco el lugar me ayudaría a distraerme, pero de un momento a otro todo parecía derrumbarse.

¿Era esto lo que yo creía que era?

Al mover la cama y apartarla de la muralla las descubrí, marcas en el concreto, un garabato que indicaba una fecha y rayones temblorosos hechos con alguna piedra o clavo…tan universales, tan simbólicos para cualquier cultura que no podían significar otra cosa.

17 dic, 2014 | | | | | | | | | | | | | | | | | | | | | |

Claramente y a pesar de que las marcas estaban borrosas sobre el duro material, el mensaje era rotundo. Hubo alguien aquí encerrado antes que yo, lo atraparon un diecisiete de diciembre y ese alguien había estado contando los días para salir. Había veintidós marcas…habían pasado veintidós días desde que él había sido encerrado y quizás cuantos más desde que fue liberado, o desde que le mataron. Pero no fueron estas marcas los que me llenaron de horror, fue esa fecha.

17 dic, 2014.

¡Mi padre había dicho que yo había llegado aquí un quince de noviembre! ¡Me había mentido! ¿¡Por qué!?

Oí unos pasos latentes y acelerados retumbando fuera de la habitación. Me apresuré en mover la cama nuevamente y volverla a su lugar para ocultar las marcas. Allen atravesó la puerta, parecía abrumado.

- ¿Allen?- la voz me tembló, no por el frío si no por miedo a que descubriera lo mismo que yo acababa de descubrir - ¿Estás bien?- se acercó a la reja y apretó los barrotes con fuerza antes de abrirla. La luz de una lámpara dentro del calabozo me permitió ver que estaba sonriendo, pero aún así no parecía feliz. Me acerqué a él y noté que estaba temblando. Me abrazó de repente.

- ¡Allen! ¿¡Qué estás…!?

- Lluvia...-

- ¿¡Qué!?-
me abrazó con más fuerza aún.

- Nada, solo que la lluvia está muy fuerte allá afuera...- parecía estar delirando. Sujeté su rostro entre mis manos y choqué mi boca contra su frente para tomar su temperatura. Estaba un poco caliente.

- Si, tienes un poco de fiebre-

- Si me das un beso puede que se me pase-
soltó junto a una risita.

- ¡Déjate de tonterías! – me aparté bruscamente y caminé hasta la cama para sentarme en ella, cuando lo hice la empujé un poco más para pegarla completamente contra la muralla. Allen no podía enterarse de mi descubrimiento ¿Y si él también lo sabía? ¿O nos habían estado engañando a ambos todo este tiempo? Debía descubrir si él estaba de mi lado o no.

- Allen...necesito hablarte de lo que ocurrió ayer- comencé, necesitaba empezar una conversación.

Me siguió y se sentó a mi izquierda aún con esa sonrisa en los labios.

- Dime...-

- ¿Qué día fue ayer?-
él parecía distraído - ¡Allen!-

- ¿Eh?-

- ¿Qué día fue ayer?-
insistí.

- ¿Por qué lo preguntas?-

- B-Bueno...-
fingí una sonrisa mientras en mi cabeza armaba una excusa – Supongo que...es una fecha que debería recordar...ya sabes, porque nosotros nos...besamos- sentí como mis mejillas empezaban a arder, no porque mis palabras fuesen verdad, si no porque eran asquerosamente cursis. Él abrió los ojos negros sorprendido y luego dejó escapar una risa.

- Creo que ayer fue veinticuatro de noviembre...-

- A-Ah...- 
apreté los puños con fuerza contra las sábanas y sentí los ojos humedeciéndose, corrí la vista para que él no los viera ¿Me estaba mintiendo o él también estaba siendo engañado? ¿Cómo demonios iba a saber eso?

- Allen...- me acerqué un poco más a él y me agarré de su brazo - ¿Recuerdas que día era cuando todo comenzó?-

- treinta de agos...-
hizo una pausa brusca y carraspeó la garganta – Sep...septiembre ¿no?-

Dejé escapar un suspiro.

- A pasado un tiempo ¿no crees?- apoyé mi cabeza contra su hombro mientras pensaba en cómo salir de ahí. No, no había comenzado un treinta de septiembre, había sido un veinte, lo recordaba bien.

Porque una semana después de que el virus se esparció tuve que matar a mi hermano.

Y según las marcas de la pared ya era enero.... ¿cómo logré sobrevivir tanto tiempo?

La imagen de un aeropuerto apareció velozmente ante mis ojos.

Había mucho que tenía que recordar y ahora, por algún motivo no podía confiar en las pastillas que Wolfang me había dado.

Ni en Allen tampoco.

- Sí, mucho tiempo- me abrazó repentinamente y oí el sonido de llaves chocando en su bolsillo – Pero podemos salir de aquí...- se separó de mí para tomarme por los hombros y mirarme a los ojos – Aiden, escuché que hay aviones que están volando hacia Sudamérica...quieren rearmar una base ahí, empezar de nuevo, fundar una nueva civilización- contuve un escalofrío.

- Creí que las personas de aquí querían...ya sabes...quedarse aquí, para ayudar a la gente. Dijiste que estaban buscando una cura ¿no es así?- Allen sonrió, al parecer mi pregunta le causó gracia.

 - Ya no hay nadie a quién salvar, Aiden-

Sí, si lo había. Estaba seguro.

- Y a este lugar le queda poco tiempo para que colapse...- tomó mis mejillas entre sus manos y sus dedos presionaron con fuerza sobre mi piel – La ciudad entera está muerta...huyamos de aquí- negué con la cabeza instintivamente.

¿Qué pasaría con mi madre? ¿Qué pasaría con ese chico...Ethan? ¿Qué pasaría con Amy, la niña de mi diario?

¿Qué iba a pasar con todos los recuerdos que aún no lograba recuperar?

- Salvémonos, Aiden…- susurró antes de atraerme hacia él y darme un beso apasionado y un poco forzado.  La respiración se me cortó y una angustia empezó a crecer dentro de mí ¿Por qué era? No lo sé, solo sentía que necesitaba salir de ahí.

Tenía que aprovechar cualquier oportunidad para salir de ese lugar.

Mis manos temblorosas se aferraron a su camisa en un intento de tomar el control de la situación. Allen, sin separar sus labios de los míos dejó escapar una sonrisa cuando lo empujé contra la cama.

- ¿Qué quieres hacer, pervertido?- preguntó con una pizca de sarcasmo en la voz que escapó como un ronroneo en su garganta y por un momento me pareció haber escuchado esas palabras antes, en algún lugar. Me aparté de él y quité un poco de cabello blanco que caía sobre su cuello, deslicé mi lengua por su pálida piel hasta los hombros, paralizándome un segundo ante el gemido que soltó cuando lo hice. Mis dedos que temblaban por los nervios desabrocharon su camisa y mis labios y mis manos siguieron el recorrido de su pecho y sus caderas.

- Ah...A-Aiden. Estás...temblando demasiado- soltó en un suspiro y subí para volver a besarle y cerrarle la boca. No quería que él notara mis nervios. Mis manos siguieron acariciando su abdomen y pronto una de ellas se introdujo dentro de sus pantalones para jugar con los marcados oblicuos mientras la otra palpaba  sobre la ropa.

Me aparté de él y de sus labios cuando encontré lo que buscaba. Corrí hacia la puerta.

- ¿¡Qué estás...!?- Allen reaccionó demasiado tarde, cuando ya había cerrado la reja con llave desde el otro lado.

- ¡Aiden!- saltó como un felino y  no tardó en llegar hasta la reja, sus dedos se fijaron a los barrotes de acero - ¿¡Qué estás haciendo!?-

- ¡L-Lo siento...Allen!-
todo mi cuerpo temblaba por el miedo - ¡Descubrí que me estabas mintiendo! ¡Todos ustedes me están mintiendo!-

- ¿¡De qué demonios me estás hablando!?-
acercó su rostro a la reja.

- ¡De que estamos en enero!-
grité con desesperación en la voz y supe que era momento de salir de ahí – N-No puedo...no puedo confiar en ti, lo siento- me guardé las llaves y me acerqué hacia la puerta.

- ¡Vuelve aquí, Aiden!- gritó y golpeó con fuerza los barrotes, el ruido fue tal que me detuve y estuve a punto de volver junto a él - ¿¡A dónde demonios piensas ir!?- mi mano tembló contra la manilla - ¿¡Buscarás a Ethan acaso!?- Allen parecía enojado, muy enojado

 ¿Por qué le daba tanta importancia a Ethan?

 - ¿¡O irás a contarle todo a tu padre!? ¡De antemano te aviso que es él el que planeó todo esto!-

Tenía miedo, mucho miedo.

Él tenía razón ¿Dónde podía ir?

Mi mundo...ese mundo fragmentado en el que había vivido los últimos días comenzó a quebrarse aún más.

- Lo siento, Allen...- susurré y atravesé la puerta rápidamente.

- ¡Aiden!- su voz enfurecida resonó en todo el pasillo cuando cerré la puerta. Empecé a correr ¿hacia dónde? No importaba, tenía que salir de ahí, a como dé lugar.  

Un estruendo metálico espantosamente fuerte me aterró y me obligó a correr más rápido. Solo por instinto doblé por un pasillo a mi derecha y seguí corriendo. No podía detenerme, no podía intentar buscar a alguien dentro de ese monótono lugar para que me prestara ayuda, todos debían estar con mi padre, todos dentro de este hospital, base o lo que fuera debían trabajar para el mismo hombre. Sentí como la angustia se apoderaba de mí, como se me cerraba el pecho y la respiración se cortaba. Estaba al borde de un ataque de pánico.

- ¡Cuidado!- escuché una voz. Choqué contra algo y caí al suelo.

- ¿¡Joven Aiden!?-

Aturdido, noté la figura de James delante de mí.

- ¡J-James...!- me puse de pie rápidamente y retrocedí sobre mis pasos.

- ¿¡Qué hace aquí!?- intentó acercarse, retrocedí aún más.

- ¡Aléjate!- grité como nunca le había gritado a él - ¡Ya sé que todos ustedes me han estado mintiendo! ¡Desde que llegué aquí!

El canoso hombre se detuvo en su lugar y dejó escapar una sonrisa.

- ¿Alguna vez le mentí, joven?- preguntó en tono calmado. Sentí como me hervía la sangre.

- ¡Me dijeron que era noviembre, cuando era ene...!-

- ¿Alguna vez me preguntó a mí la fecha?-
 interrumpió y yo detuve mis pasos. Se acercó un poco – Si me hubiese preguntado a mí desde un principio le habría dicho...- avanzó otro paso más hacia mí – Me prohibieron advertirle de la situación y me obligaron a guardar silencio,  pero yo nunca estuve dispuesto a mentir en caso de que usted lo preguntara...-

Los ojos se me humedecieron por las lágrimas.

- ¿Es cierto eso, James?-

- Nunca le he mentido, no tendría por qué hacerlo ahora- 
dio un último paso y quedó de pie frente a mí, apoyó sus manos en mis hombros. Mis piernas perdieron fuerzas y tambalearon.

- ¿Qué es lo que quiere mi padre?- sollocé - ¿Por qué me trajo aquí? ¿Cómo fue que llegué? ¿Por qué...?-

- Cálmese, joven-

- ¡Dímelo, James!-


Me zamarreó levemente para hacerme despertar de mi histeria.

- Su padre está obsesionado con encontrar a alguien que siga su legado en caso de que a él...le ocurra algo-

- ¿¡Qué le podría ocurrir, demonios!?-
rebatí - ¡Yo lo veo muy seguro dentro de esta...base de mierda!-

- Está pensando prestarse él mismo para los experimentos...-
dijo, con toda naturalidad.
La imagen de Ethan, tratando de escapar de los laboratorios acudió a mí nuevamente.

- Creí que estaban experimentando con infectados para encontrar una cura....-

- La cura está hace mucho tiempo, joven. Quieren crear una nueva raza de superhumanos-  

Mis órganos, mis huesos, mis músculos...todo mi cuerpo tembló víctima de un terrible escalofrío.

¿Crear una nueva raza...había dicho?

Eso sonaba...espeluznante.

- Seguramente mamá se opuso a esa idea y por eso él muy maldito decidió encerrarla...- balbuceé, más para mí mismo que para él.

- En realidad...él la encerró porque ella descubrió que su her...- sus palabras callaron junto a un terrible estruendo. Oí unos pasos acelerados acercándose a nosotros.

- ¿Estaba usted con alguien más, joven?- interrogó, nervioso.

- Estaba con Allen pero le dejé...-

- ¡Salga de aquí!-
gritó y me tomó del brazo para obligarme a reaccionar - ¡Salga por este pasillo, cruce los jardines y entrará a la torre M, ahí está su madre!- me dio un leve empujón en la espalda - ¡Vaya! ¡Ya!- y fue su mano la que me dio el impulso para moverme y seguir corriendo.  No sabía por qué, pero esos ruidos escuchados anteriormente me habían aterrado. Estaba escapando de algo, no sabía de qué. Seguí las instrucciones de James y me dirigí a la puerta que daba al jardín. Un nuevo estruendo me paralizó, un golpe seco, de algo estrellándose contra una muralla.

- ¡Corre, Aiden!- la voz de mi viejo amigo se escuchó angustiada desde el fondo del pasillo que ya había dejado atrás.

¿Eran zombies? ¿¡Habían entrado zombies!?

Atravesé el jardín sin siquiera tomar en cuenta la fuerte lluvia que caía afuera. La puerta que debía darme la entrada a la torre M estaba cerrada, mi mano sacudió desesperadamente la manilla, intentando moverla o  quitarla de cuajo, mientras mi vista se dirigía hacia atrás y luego a la puerta. Me aterraba la idea de ver a una bestia aparecer desde el otro lado.

Di algunos pasos hacia atrás. No tenía más opción que derribarla.

Me abalancé sobre ella, la madera solo tembló. Volví a retroceder y volví a embestirla, quebré el vidrio de la puerta pero no logré abrirla. Lo volví a intentar, esta vez retrocedí un par de metros y corrí con todo lo que daban mis piernas para golpear la maldita puerta con el hombro. Oí el vidrio quebrándose aún más y como la dura madera cedía. Entré y caí al suelo de la torre M entre escombros y trozos de cristal.

- ¡Ah! ¡Demonios!- la mano me tembló cuando tuve que quitar un gran pedazo de vidrio que estaba incrustado en mi hombro derecho y uno más pequeño que se había clavado en mi mejilla.

No me detuve a ver si estaba sangrando o no. Me puse de pie y seguí corriendo.

Era increíble como todo ese lugar parecía muerto también. No había nadie, en ningún lado, como si estás torres en realidad fuesen lugares de castigo o encierro. Quizás era así, quizás estaban reservadas para esta clases de cosas. Ya no sabía qué esperar de mi padre, o de esta base de mierda.

Me detuve abruptamente al descubrir en uno de los pasillos unas escaleras que bajaban, hacia una especie de subterráneo. Estaba seguro que mi madre estaba ahí.

Oí un ruido.

Definitivamente había algo siguiéndome y si era un zombie, no quería arriesgarla. Sabía que ella estaría segura, tras la puerta de hierro y los barrotes. Además, conociendo como era mi padre, sabía que la llave que abría mi calabozo no era la misma que abría el de ella. Seguramente esa llave la debía tener mi padre.

Tenía que encontrar a mi padre si quería liberar a mi madre.

- ¡Mierda!- los vidrios, rompiéndose aún más como hojas bajo unas botas me alertaron. Ni siquiera me detuve a ver qué demonios era lo que venía tras de mí, un primitivo instinto me obligó a mover las piernas más rápido, mientras buscaba a mi alrededor algo con qué defenderme, un hacha para incendios, un trozo de fierro, algo, lo que fuera. No me atreví a entrar a alguna de las habitaciones.

De pronto, la luz del pasillo en el que estaba se cortó, dejándome completamente a oscuras. Aún con la vista negra no me detuve, debía moverme. Tenía que escapar vivo de ahí, tenía que encontrar a mi padre, tenía que liberar a mi madre, y también... debía ir a esos laboratorios, debía encontrar a Ethan.

Porque por algún motivo...sentía que él era el único que no podría ocultarme la verdad en este lugar.

A tientas logré dar con otra puerta, que seguramente daría a otro jardín, pero no la abrí. Una pequeña lámpara parpadeaba a lo lejos. Hasta ese momento todas las torres que había recorrido eran de un solo pasillo recto con habitaciones a los costados, pero aquí, justo en la puerta, había una intersección. Otro pasillo, iluminado. Seguí por él, como una mariposa nocturna que vuela desesperadamente hacia la luz y tras correr un par de metros más me encontré con otra puerta, muy similar al anterior ¡Esto parecía un maldito laberinto! Solo por instinto la abrí, esa debía dar a otra torre ¿será la torre donde encontré a ese chico?

Fue el mismo instinto el que me llevó a adentrarme en esta nueva torre y recorrerla más lentamente. Una sensación familiar en el aire me llenó los pulmones cuando empecé a trotar por el largo pasillo, mientras me iba dado cuenta que algo había cambiado. Tal y como ocurrió en la torre anterior, en esta había más pasillos, ya no era simplemente un pasadizo recto. Había entrado en otra área ¿los laboratorios, quizá?

Una enfermera se me cruzó por delante cargando una bandeja con comida en una mano y llevando una taza de café humeante en la otra.

El olor de los granos fue lo que terminó de poner en alerta mis sentidos.

¡La cafetería! ¡Estaba cerca de la cafetería!

Intentando no levantar sospechas, en parte porque algo en mi interior decía que mi padre se enteraría pronto de mi huida, empecé a caminar entre los pasillos buscando la cafetería o algún lugar que pudiera recordar de la última vez que estuve ahí. Yo había ido por una taza de café y terminé perdiéndome y recorriendo el lugar hasta que me topé con los laboratorios.

Quedé paralizado cuando me encontré frente a una escalera.

La misma escalera que había bajado antes de encontrar a Ethan en el pasillo.

Mis pisadas aumentaron su velocidad al bajar las escaleras conforme mis latidos aceleraban de manera más violenta. Me sentía nervioso, ansioso y con el corazón a punto de escaparse por mi garganta. Quería salir de ahí, quería escapar, pero primero debía encontrar la forma de hacerlo, la forma de enfrentar al loco de mi padre, la forma de salvar a mi madre.

Y algo me decía que en ese chico estaba la llave.

Cuando terminaba de descender los últimos escalones, oí una voz femenina gritando en un idioma que no alcancé a entender. El sonido metálico de una bandeja cayendo al suelo se coló por las murallas y el estruendo de la taza quebrándose hizo eco en todo el lugar. Me moví más rápido. 

Reconocí el pasillo en el que había visto a Ethan, mi pulso aceleró aún más y toda la sangre corrió más rápido dentro de mis venas. Tan solo había una puerta. Troté hasta ella y  mi mano dudó sobre la manilla antes de abrirla.

¿Qué me llevaba a pensar que él podía ser la respuesta a todos mis problemas?

«Una corazonada, nada más»

Oí unos pasos bajando las escaleras. Abrí la puerta y la cerré con llave.

Encendí la luz.

- ¿Eth...?- mis palabras cesaron solas. La habitación era de murallas blancas, sin ninguna ventana, sin ninguna luz más que la que yo había encendido. No había muebles, solo un mesón largo que lograba camuflarse con las paredes y el piso, no había ruidos, salvo un rítmico sonido que murmuraba los latidos en un electrocardiógrafo de hospital. Dentro, había tan solo tres...contenedores de vidrio, o algo parecido, dos completamente vacíos, solo uno ocupado.

Y dentro de ese contenedor, Ethan...completamente desnudo. Me paralicé al verle.

¿Qué...Qué demonios significa esto?

Él estaba medio sumergido en el agua que había dentro de ese recipiente. Su cabello oscuro caía cansado y mojado hasta los anchos hombros y alcanzaba a cubrir parte de un tubo que estaba conectado a su cuello. Unos sensores estaban pegados a su pecho, seguramente eran los que permitían oír los latidos de su corazón. Miré la máquina que tenía a mi lado. Eran sus latidos y estaban muy lentos. Este chico estaba mal.

Al acercarme, no pude evitar observar la hinchazón en sus antebrazos por culpa de una intravenosa mal puesta. Me estremecí.

Él solo...parecía estar enfrascado dentro de ese contenedor.

« ¿Qué le están haciendo? »

Mis manos se pegaron al vidrio, quería ver si estaba bien.

-¿Ethan...?- abrió los ojos lentamente, parecía estar despertando- ¿Eres Ethan, no?

- ¿Ai…den?-
al parecer tardó unos segundos en reaccionar. Parpadeó un par de veces.

- ¿¡Aiden!?- su cuerpo pareció despertar del todo y sus manos chocaron contra el cristal, intentando alcanzar las mías. Oí cómo los latidos de su corazón aceleraban violentamente.

- Cálmate...- intenté tranquilizarle – Voy...Voy a sacarte de aquí-

- ¡Aiden! ¿Qué demonios estás haciendo aquí?-
oí su pulso acelerando aún más. Miré con nerviosismo el número trazado en la pantalla del electrocardiógrafo, ciento ochenta pulsaciones por minuto era demasiado alto.

- Cálmate, por favor...-

- ¿¡Estás bien!? ¿Qué te pasó en el rostro? ¿¡Estás herido!?-

- S-Si...estoy bien, pero...-


- ¡Cuidado!-

Un golpe fuerte hizo crujir todas las murallas y un estruendo ensordecedor junto a una fuerza brutal me arrojó al suelo. Cerré los ojos.

- ¡Allen!- volví a abrirlos al escuchar ese nombre - ¡Déjale, maldita sea!- unos golpes sobre el vidrio me sacaron de la impresión y me obligaron a reaccionar. Cuando volví a fijar mi vista, Allen estaba sobre mí, mantenía mis manos apresadas a mis costados solo con la fuerza de sus piernas ¿Era eso posible?

- ¿A...? ¿¡Allen!?- me espanté cuando le vi tan cerca de mí. Parecía estar más pálido de lo normal y las venas en su rostro estaban notablemente marcadas, su respiración estaba agitada...sus ojos...más negros de lo que creí posible.

- ¿Estás bien...Allen?- respiraba sobre mí rostro como lo haría un animal. Los huesos de mis muñecas crujieron contra mis caderas. Me retorcí bajo él.

- D-Déjame...me estás lastimando-

- Estás sangrando, Aiden…- fue todo lo que dijo y clavó los ojos negros como el vacío sobre mí. Se me heló la sangre por culpa del miedo.

- ¡Está infectado, Aiden!- oí gritar a Ethan a través del cristal - ¡Aléjate de él!-

- ¿¡Qué!?-
miré a Allen y luego al pelinegro encerrado en ese recipiente de vidrio.

¿Allen...infectado? ¿Cuándo? ¿Cómo?

- A-Allen... ¡Ah!- me quejé cuando sentí el agudo dolor de mi muñeca dislocándose.

- ¿Creíste que dejándome encerrado en ese calabozo de mierda te librarías de mí?- su rostro se acercó al mío y lamió la sangre que estaba acumulada en mi mejilla.

Él…todo este tiempo había escapado de él.

Me había estado cazando.
- Prendería fuego a este lugar si fuera necesario para encontrarte...- susurró en mi oído.

Fuego.

« ¿Alguna vez te preguntaste lo que significa tu nombre?...

 Significa “pequeño incendio”

Quémalo, Aiden...quémalo todo »

Un recuerdo junto a Allen pasó por mi mente, como una escena dentro de una película. Estábamos ambos en un lugar que parecía en llamas, yo sostenía algo parecido a una bomba. Íbamos a enfrentarnos a algo…o a alguien.

La imagen se retorció y saltó a otra escena, tan rápida como la anterior. Yo le escupía en el rostro a Allen ¿Por qué? No lo sé, pero al parecer él había hecho algo muy malo.

 « Traición... » Fue la única palabra que se me vino a la cabeza. El único motivo por el que yo podría escupir sobre el rostro de otra persona. 

- ¡Allen!- una voz entró por la puerta - ¡Allen, déjale en paz!- esa voz se me hacía conocida - ¡Guardias! ¡Demonios! ¡Tú! ¡No traigas al sujeto número tres ni al cinco aún!- Wolfang...esa voz era del doctor Wolfang - ¡Guardias, maldita sea!- sus pasos se acercaron a nosotros - ¡Déjale en paz, Allen!-

- ¡Déjame!-
la voz del peliblanco escapó desgarrada de su garganta. No apartó sus ojos de mí, me miraba como...como a un trozo de carne.

Tres hombres llegaron e intentaron apartarle, Allen se los quitó de un solo empujón.

- ¿Qué pasa, Aiden? ¿Estás asustado?- ahogué un grito cuando la presión de sus piernas aumentó y sentí más dolor aún en mi muñeca.

- ¡Allen! ¡Déjalo en paz! ¡Hijo de puta!- más golpes sobre el vidrio llamaron mi atención y me alejaron un poco del dolor. Miré en dirección a Ethan, intentaba derribar el contenedor en el que estaba metido ¿Por qué se preocupaba tanto?

- E-Ethan...-

- ¡Aiden! ¡Mierda! ¡Que alguien le ayude!-
su cuerpo se contraía bajo el agua y luego saltaba como un resorte para intentar quebrar el cristal con la carga de su hombro.

- ¡Controlen al sujeto número siete!- gritó Wolfang y sus manos temblorosas se dirigieron bajo su camisa para sacar algo… un silbato.

Pareció tocarlo, más yo no oí nada.

La potente fuerza con la que Allen me apresaba se detuvo. Dejó escapar un quejido y se apartó de mí para cubrir sus oídos. Ethan se contrajo sobre sí mismo, cubriéndose la cabeza.

¿Qué estaba ocurriendo?

Con las últimas fuerzas que me quedaban, me arrastré hasta el contenedor del pelinegro.

Sus ojos me miraron horrorizados al otro lado del cristal.

- ¿Ethan?-

- ¡Aiden!-


Sentí algo picándome justo en el cuello, sutil y ligeramente doloroso, me habían clavado algo, mejor dicho, me habían inyectado algo. El dolor en mi muñeca cesó y esto solo me aterró… tranquilizantes. Me sentí liviano y cansado.

Todo lo demás es oscuro.

Notas finales:

¿Críticas? ¿Comentarios? Una muñeca dislocada ¡Auch! ¿Aiden de ''activo''? -aunque solo para engañar a Allen...-  Pueden dejarlo todo en un lindo - o no tan lindo - review

Abrazos por montones :3 


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