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La Ciudad de los Muertos por InfernalxAikyo

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Notas del capitulo:

Holaaaaaaaaaaaaaa! 

Aquí les vengo con una linda actualización :3 

Solo diré una cosa, ponganse auriculares y escuchen la mejor canción sexona y/o romanticona que encuentren ;3 

Disfruten! 

Abrazos

Capítulo 77: “Hallar”


Un escalofrío me recorrió el cuerpo cuando cargué la improvisada bolsa con un montón de hielo dentro sobre mi ojo herido. Si había algo bueno de ese horrible frigorífico donde estábamos encerrados era que el ambiente había bajado considerablemente la inflamación en todas mis heridas.

- ¿No tienes frio?- pregunté, quizás solo con la intención de romper el hielo, no literalmente claro, si no que quebrar ese incómodo silencio en el que habíamos estado hace por lo menos una hora.

Ethan clavó los ojos oscuros como un par de estacas sobre mí. Los latidos de mi corazón aceleraron y mi respiración se entrecortó, como si ese par de esferas negras y profundas me robaran el aliento. Lo hacían, no podía negarlo.

Comenzaba a creer en todo lo que me había dicho.

- Ya te dije...el virus no me dejará morir-

- Pero estás a torso desnudo...en un frigorífico, no deberías...-

- Aiden...-
él no apartó la mirada de mí en ningún momento – Estoy bien-

- Bien...-
comencé con nerviosismo, si seguía mirándome así los nervios me volverían loco, debía desviar su atención – No eres de los tipos friolentos, entonces ¿qué más me cuentas de tí?-

- Adivina-
sonrió – Será un juego divertido, de todas formas no tenemos mucho más que hacer aquí y nos quedaremos por un rato más...al menos hasta que se dejen de escuchar a los hombres de E.L.L.O.S fuera- se puso de pie con pereza y se dirigió hasta el tablero que regulaba la temperatura del lugar, la subió hasta el máximo, unos tristes ocho grados, luego volvió a sentarse contra el refrigerador que trancaba la puerta - ¿Y?-

- Mmm...-  me envolví con mis brazos y me quejé en voz baja dejando escapar una nube de vaho cuando mi muñeca izquierda toco mi hombro. No sabía que parte de mi cuerpo dolía más, pero definitivamente el frío había ayudado a que doliera menos, pero si nos quedábamos mucho tiempo más aquí dentro moriríamos de hipotermia.

Quizás un juego para distraerme y olvidarme de que posiblemente moriríamos aquí ayudaría un poco.

 – Apuesto que tenías un gato en casa antes de que todo esto empezara...-

Dejo escapar otra sonrisa.

- Soy alérgico a los gatos, creo que te lo conté-

- Pero te gustan ¿no es así?-  Todas las personas alérgicas a los gatos les encantan, es casi una ley universal.

- Bueno, si me gustan los gatos-

Bingo.

- Y... ¡tenías una motocicleta!.-

- Tengo una motocicleta...una Harley-

- ¿Negra?-

Sus ojos se abrieron como dos platos.

- ¿La recuerdas?-

- N-No...Es solo...no podría imaginarte en una de otro color ¿Me subí alguna vez a ella?-

- Claro...la semana en la que nos conocimos, casi la manejas tú-

- ¿¡En serio!? ¿Y por qué no lo hice? ¡Siempre he querido subirme a una Harley!-

- No iba a dejar que un novato manejara a mi bebé, pero si te subiste en ella. Unos cazadores descubrieron nuestra ubicación y tuvimos que escapar...te desmayaste después, ya sabes, por lo de la enoclofobia- 

¿Él sabía lo de mi enoclofobia? Un recuerdo acudió a mí como un flash, o como una película ¡Claro! ¡Yo le había contado mientras escapábamos de una horda!

- ¡Lo recuerdo!- sonreí.

- ¿En serio?-  

- ¡Si! Recuerdo que te conté lo de mi fobia mientras escapábamos de un montón de zombies...-

Sonrió de medio lado.

- Te conozco bien, Aiden Rossvet...- clavó nuevamente los ojos negros sobre mí y me recorrió de arriba abajo con ellos. El entusiasmo por un nuevo recuerdo se fue y los nervios volvieron.. 

Se puso de pie nuevamente.

El sonido de sus botas acercándose hacia mí me puso la piel de gallina. Sus pasos lentos me rodearon en círculos, parecía estar examinándome. Me estremecí.

- ¿Te sientes bien? ¿No te duele la cabeza o algo?- preguntó y su voz grave y algo rasposa dejó un escalofrío en todo mi cuerpo ¿¡Por qué demonios me ocurría esto cuando él estaba cerca!?

Se detuvo frente a mí y me atreví a mirarlo a los ojos.

Quizás lo que él decía era verdad. Sentía que era verdad. Quería que fuese la verdad, lo deseaba, lo deseaba intensamente.

Acarició mi hombro y mi brazo,  la piel que sus dedos rozó elevó su temperatura como un reflejo natural.

Esta sensación, este sentimiento. Inexplicablemente se me hacían familiares, de algún lado. No podía negarlos.

- ¿Quieres intentar adivinar algo más?-

- Es....es verdad ¿no? Todo lo que dijiste...- las manos me temblaron cuando estuve a punto de tomar su rostro entre ellas.

- Claro que...-

Me abalancé sobre él y le hice tambalear y caer al helado suelo, el impacto hizo que todas mis heridas volvieran a doler como mil demonios, pero en ese momento no me importó.  Mis labios buscaron con instintiva desesperación los suyos y él ahogó un gemido dentro de mi boca. El impulso fue tan rápido e inconsciente que no me di cuenta de lo que estaba haciendo hasta que sentí sus dedos enredándose en mis cabellos. Un nuevo recuerdo acudió a mi mente velozmente, era Ethan haciendo lo mismo, una y otra vez. Mis piernas se aferraron a sus caderas justo cuando él se sentó para abrazarme con fuerza, fueron rápidas, se movieron solas, como mis manos, como mis brazos, como mi boca, todo mi cuerpo actuó conforme a su propia voluntad.  Su otra mano se coló bajo mí camisa, el contacto con su piel cálida electrizó la mía de una forma que no conocía. Nos separamos con brusquedad.

¿Qué estoy haciendo?

- Aiden...- mi nombre escapó de su boca, provocativo y sensual, como un ronroneo. Me estremecí en un escalofrío que no pude contener. Era como si mi cuerpo reaccionara a su voz y a su tacto sin que yo se lo ordenara.

- Ethan...- sus ojos sobre mí volvieron a robarme el aliento. Me embistió contra el suelo y cayó sobre mí, me quejé en voz baja.

- Lo siento...- sus manos tomaron las mías y sujetaron con cuidado mis muñecas sobre mi cabeza y su boca volvió a besarme en los labios, en la mejilla y  luego se acercó peligrosamente a mi oreja para morderla. Dejé escapar un jadeo justo cuando el recuerdo de una escena parecida entre nosotros apareció en mi mente. Habíamos hecho esto antes, mi cuerpo lo recordaba. Empezaba a recordar.

Sentí mis mejillas ardiendo de vergüenza, vergüenza y algo más. A pesar del frío que hacía en ese lugar, la temperatura subía con cada caricia. Me soltó y se sentó solo para darse el lujo de observarme, solo sus piernas apresando mis caderas me mantenían en el suelo, en la misma posición en la que él me había dejado, esperándolo. Recordé otra vez entonces el día en que nos conocimos, cuando me amenazó con ese cuchillo y por algún motivo no me sorprendí de que esa escena apareciera ante mí en ese momento. Mi mano derecha se movió por sí sola para acariciar su pecho, lo recorrió con lentitud, lo disfrutó, se estremeció con su calidez, su piel se sentía fuerte, firme, vigorosa. Mis dedos se apresaron contra sus caderas, con miedo a seguir bajando.

- Creo que me encantas, Ethan...- dije sin pensar y me retracté inmediatamente de mis palabras.

Dejó escapar una sonrisa que no supe descifrar.

Su cuerpo descendió nuevamente con más lentitud de la que habría querido, dejó que su aliento golpeara mi cuello unos instantes solo para hacerme estremecer y vibrar con cada respiración. Besó mi cuello con cuidado, con suavidad y su lengua lo recorrió en un húmedo vaivén.

- A-Ah...-

Más recuerdos junto a él acudieron a mi cabeza. Cuando caímos de la motocicleta y él me sacó de ahí, pudo haberme dejado en ese momento, pero no lo hizo, me ayudó, me dio refugio, un grupo, amigos, gente a mí alrededor. Él me salvó de Scorpion, él me sacó del agujero en el que me había hundido luego de estar en su guarida. Sentí lágrimas en mis ojos...habíamos vivido tanto.

Y aun así fui capaz de olvidarlo.

- P-Perdóname...-

 - Shh...- sus manos me levantaron para quitarme la chaqueta y tomaron mi camisa y la rajaron en un movimiento brusco pero que no alcanzó a doler.  Dejé escapar un suspiro y mi temperatura corporal subió aún más violentamente. Esas manos se deslizaron por mi pecho y acariciaron con especial cariño el tatuaje del lobo con ojos rojos.

Solo él pudo haber hecho un dibujo como ese. La playa...no era un sueño. Había ocurrido.

Sus dedos ágiles desabrocharon mi pantalón y me lo quitaron con rapidez. Con torpeza deslicé mi mano por los suyos e intenté imitarlo, lo logré al tercer intento. Dejé escapar una sonrisa al darme cuenta que no traía ropa interior.

- Estabas esperando esto ¿no?- 

- Siempre te estuve esperando-

Me besó al mismo tiempo que su mano se escabullía bajo mi bóxer para acariciar mi miembro, sus dedos se aferraron a él como si lo conocieran de memoria, como si supieran cómo y cuándo moverse para hacerme perder la razón. Gemí sin cuidado sobre su oído y su cuerpo se estremeció al oírme. La punta de mi lengua lamió el lóbulo de su oreja.

- Joder, Aiden...- gimió y su voz grave entró con tanta profundidad en mí que sentí que me desbordaría por la excitación. Repetí el ejercicio y él, casi en venganza, me masturbó con un poco más de brusquedad. Me aferré a su hombro y lo mordí. Se estremeció. Su boca bajó hasta mi clavícula, la mordió con cuidado, rozó mi pecho, mordisqueó mis pezones y bajó aún más. La mano que sujetaba mi pene lo sostuvo con aún más fuerza, como si tuviera miedo de que escapara de ahí. Me sentí nervioso y cerré los ojos, preparándome para lo que venía. Sus labios fríos rozaron la punta con suavidad, gemí. Su lengua acarició con maestría la corona y luego el frenillo. La vista se me nubló y las piernas me temblaron. Era demasiado para mí.  

- Ethan...- susurré contra su hombro – Hazlo de una vez – perdería la cabeza si no lo hacía. Detuvo la felación pausadamente y un hilo de saliva mezclada con mis propios fluidos se sostuvo entre su boca y mi hombría. Sentí vergüenza, estaba empapado.

- ¿Estás seguro?- su respiración agitada cayó sobre mi mejilla y su voz escapó lasciva y jadeante. Él lo deseaba tanto como yo – No quiero que te espantes o alg...-

 - Jamás lo había estado tanto- interrumpí.  

Su rostro estaba frente al mío ahora, sus ojos no se apartaron de mí mientras terminaba de quitarme la ropa interior. No entendía que era lo que pasaba conmigo pero había algo que sí sabía. Yo y él habíamos tenido algo, no del todo aún pero podía recordarlo, fue algo intenso, algo que revolucionaba todas las células de mi cuerpo, algo que deseaba volver a tener.

 Ahora ambos estábamos completamente desnudos, frente a frente. Observé todo su cuerpo, sus piernas firmes y perfectas, sus caderas potentes, su abdomen trabajado, los hombros anchos, esos brazos fuertes por los que deseaba ser abrazado nuevamente. Su rostro anguloso, masculino, los labios carnosos y la mirada desafiante.

Todo en él me fascinaba con locura.

- Ven aquí...- ordené y me tumbé con torpeza en en el suelo, dándole la espalda. El gateó como un felino hasta mi posición y me observó unos momentos.

- No- dijo – Tú ven aquí- me tomó del brazo con suavidad y giró mi cuerpo con aún más cuidado, se sentó en el suelo y me invitó a sentarme sobre él. La escena en una iglesia pasó rápida por mi mente. Me sonrojé, la primera vez...lo habíamos hecho así. Él era Ethan Faust Grey Strauss, el chico de quien me había enamorado, lo recordaba, lo recordaba todo – Quiero verte a los ojos – susurró, sus mejillas estaban sonrojadas y el vaho escapaba de su boca con desesperación. Obedecí y me tomó por las caderas cuando lo hice, para llevar el ritmo. Me deslizó sobre la punta de su miembro y el líquido que desprendía de él manchó mi entrada, actuando como lubricante, hizo lo mismo un par de veces para prepararme. Me aferré a él con mi única muñeca fuerte cuando me sentí listo.

- Te amo, Aiden- susurró antes de penetrarme con suavidad. Gemimos al unísono.

- Lo recuerdo todo, Ethan- jadeé sobre su oído – Te recuerdo- dejó escapar un suspiro ahogado, apoyó su cabeza en mi hombro y me levantó para entrar en mí por segunda vez.

- No sabes cuánto me alegra oír eso- sollozó y volvió a penetrarme, un delicioso escalofrío me recorrió la espalda.

Sentí algo húmedo en mi piel.

 Estaba llorando. Me solté de su cuello para tomar su rostro y limpié con mis dedos las lágrimas que cayeron por sus mejillas. Algo se contrajo en mi interior al verle así, creo que jamás le había visto llorar, quizás tan solo una vez, cuando le mordieron en la playa, cuando creímos que iba a morir.

Toda la angustia, todo el dolor de los días que pasé sin él creyendo que ya no estaba me atacó súbitamente.

- No llores- la voz se me quebró y tardé en notar que yo también estaba llorando. Acercó su rostro  al mío y con su mejilla limpió mis lágrimas.

- Tu tampoco lo hagas-

- Te amé, Ethan-
confesé – Y volveré a amarte de nuevo...  

Me abracé lo más fuerte que pude a su espalda.

- Gracias, Aiden...- susurró – Gracias por recordarme-

- Nhmmm...-
la cuarta embestida fue un poco más brusca, causándome más placer. Las manos de Ethan me soltaron cuando se percató que había comenzado a moverme por mí mismo y se dedicaron a acariciar otras partes de mi cuerpo, yo quería llevar el ritmo, necesitaba más. Empecé un vaivén más rápido y tuve que sujetarme con fuerza a su cuello para poder seguir con él cuando una de sus manos empezó a masturbarme mientras la otra acariciaba mi pecho y su boca besaba mi cuello y lamía mi hombro, llevándose con ello un poco de la sangre que seguía ahí. Nuestras respiraciones se agitaron, casi al mismo tiempo, casi como una canción. Aumenté el ritmo, quería sentirle más, como llenaba cada espacio de mí, como nuestros cuerpos calzaban como si siempre hubiesen estado unidos, como sus manos quemaban mi piel, como sus labios me hacían perder la razón. Busqué su boca con desesperación y lo besé febrilmente. Él aumentó el ritmo de sus caricias sobre mi miembro y yo aumenté el mío. La respiración empezó a faltar y aun así no me separé de su boca, me ahogué en ella, me perdí en sus labios. Los gemidos asfixiados cubrieron todo el frío lugar y dejé escapar un pequeño grito cuando mordió mi labio inferior, no podía soportar mucho más.

- ¡E-Ethan...!- gemí y aferré con más ímpetu mis piernas que temblaban a las suyas. La mano que acariciaba mi pecho subió hasta mi cabello y lo acarició con sus palpitantes dedos, empezó a gemir sobre mi oído, sin restricción, sin miedo a que alguien nos escuchara fuera. La sangre se aceleró y bulló a más grados de lo que mi cuerpo podía soportar, sus jadeos se mezclaron con los míos, el sudor hacía resbalar mis pies del suelo. Las penetraciones aumentaron aún más y sus ahora bruscas caricias sobre mi falo también lo hicieron. La respiración se entrecortó más, mi mano lo estrechó con más fuerza, sus dedos resbalaron por mi cuello, quitó la mano de mi cabello y tomó mis caderas fuertemente, hasta dejar deliciosas marcas en mi piel. Me entregué al poder que ejercía sobre mí y me dejé llevar por él a un ritmo increíblemente rápido que hacía que mis rodillas golpearan levemente contra el suelo frío. Me embistió con brusquedad, con rudeza, salvajemente, como una bestia y me abandoné por completo a la excitación y el placer. Mis gritos aumentaron conforme un escalofrío recorría cada centímetro de mi cuerpo. El calor de él estando dentro de mí se hizo más intenso, me invadió, me dominó. Un remolinó se formó en el centro de mi estómago y mordí mi labio para intentar controlar tan desbordante sensación. Todo pareció retorcerse en un segundo, disfruté una última sacudida y me perdí en el éxtasis, sentí algo cálido llenar mi interior, cada rincón.

¿Cuánto tiempo había esperado por esto? ¿Cuánto tiempo le necesité sin saberlo?

Me dejé caer sobre su hombro y empujé hacia abajo cuando él intento levantarme para no seguir manchándome.

- Quiero que me llenes- sentencié en tono cansado. No tenía nada de malo, yo también le había manchado. Su cabeza se apoyó contra mi hombro y me abrazó. Nuestros pechos chocaban entre sí con cada respiración agitada que se calmaba lentamente. Sentí el fuerte latido de su corazón atravesar su piel y golpear sobre la mía. Lo abracé con más fuerza.

- Perdóname por todo...por olvidarte, por lo de All...- intenté decir.

- No me importa lo que pasó con Allen-
su boca buscó la mía – No es tu culpa- me besó. Sus labios me trasmitieron esa sensación de seguridad que había deseado por tanto tiempo, esa que lograba recuperar cuando sentía el aroma del café o de los cigarrillos mentolados, ahora sabía a qué se debía, a quién se debía. Siempre te estuve buscando, Ethan

Y ahora que te había encontrado, no pensaba volver a perderte.

Notas finales:

Bueno! espero que les haya gustado n.n Este lemon no habría sido posible si Jayden Makara no hubiese adivinado tan rápido cómo iba a ser Ethan en 6 años más...en ese concursillo que hice en face. La verdad tenía planeado un lemon pero no era ni la mitad de este, y estaba programado para casi el final xD Así que sí, se lo deben ó.o xD ok no
¿Criticas? ¿Comentarios? Pueden dejarlo todo en un lindo -o no tan lindo- review :3 

Abrazotes! 


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