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La Ciudad de los Muertos por InfernalxAikyo

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Notas del capitulo:

ASDASDASD ES MUY TARDE PARA ACTUALIZAR PERO ERA AHORA O NUNCA! 

Bueno (música de tambores) Bienvenidos al penúltimo capítulo! 

Oh si, penúltimo capítulo. Estamos muy cerca del final (y las cosas no pintan nada de bien xD) 

Solo diré...no me odien, no me maten, no me amenacen...solo esperen hasta el próximo domingo. 

Que lo disfruten!

Capítulo 86: “Negro”



No supe cuánto tiempo pasó antes de que tomara conciencia nuevamente de mí mismo. La lluvia fría me congeló el rostro y fue así como desperté arrodillado a un lado del cuerpo quemado de mi hermano. Mi garganta emitió un ruido agudo cuando el aire ingresó nuevamente en mis pulmones, cada molécula que entró se clavó en ellos como un montón de agujas. Dolía respirar, dolía seguir viviendo. Sin querer aceptarlo todavía, volví a mirarle. Las ropas se habían adherido a su cuerpo dando la impresión de estar viendo una perfecta estatua hecha de arcilla negra, solo que esta parecía frágil, como si fuese a desintegrarse si me atrevía a tocarla, perdiendo toda su intacta belleza hecha de cenizas.

Ethan se había ido. Para siempre.

Para mi sorpresa, su cuerpo no se deshizo cuando lo toqué, pero una pequeña capa de ceniza se quedó adherida a mis dedos cuando los deslicé lentamente por su rostro, aun buscando una brisa que escapara de su boca, algo que me dijese que lo que tenía frente a mí no era verdad, que él seguía respirando, que estaba vivo, que la estatua oscura que estaba acariciando no era real, que era parte de mi imaginación. Pero nada de eso pasó.

Le había disparado y le había prendido fuego, justo como él me lo pidió. Lo había hecho, ya no había vuelta atrás. La realidad me golpeó como una tonelada de hielo cayendo sobre mí, dura, fría e inmensamente dolorosa, pero me hizo despertar y me obligó a moverme otra vez. Con las manos temblorosas y heridas arranqué un trozo de mi camiseta y limpié mis dedos negros ahí, depositando el polvo en ese trozo de tela. Las lágrimas volvieron a caer cuando repetí el ejercicio, quería quedarme con algo de él, era demasiado débil como para vivir de su recuerdo, necesitaba algo que mirar todos los días, aunque solo fuese un poco de sus cenizas. Las gotas saladas siguieron cayendo de manera automática hasta hacer mis ojos arder, pero no me detuve, volví a pasar mis dedos por su rostro y por su cuerpo hasta que fue suficiente.

Anudé el trozo de camiseta en la parte superior y lo guardé en mi chaqueta, dentro del bolsillo que aún contenía la cura que no pude usar en él. Me maldije a mí mismo en ese momento, maldije mi existencia, maldije  todo en esta tierra. Si tan solo hubiese llegado antes, quizás un mes antes...yo le habría salvado.

La vida era injusta.

«No podemos quedarnos en el pasado. Los que tienen la suerte de morir, muertos están, nosotros nos quedamos batallando en su lugar»  aquellas palabras resonaron con fuerza en mi cabeza y me trasladaron a una imagen que aún no había recordado, las había dicho Allen, hace mucho tiempo, pero eran las que necesitaba para volver a levantarme y lo hice. Me puse de pie de golpe, algo en mí había vuelto a despertar al oír su voz. Allen estaba con Ethan y quizás hace demasiadas horas.

Tenía que volver.

Miré hacia atrás una vez más para despedirme de mi hermano, quizás con la esperanza de que la imagen de su cuerpo me diera algo de fuerza para ordenarle a mis piernas moverse una vez más y así fue, tomé el bidón con gasolina y comencé a correr, mis primeros pasos fueron a tientas y torpes, como si hubiese pasado años sin usar mis músculos, o quizás estaba intentando ir demasiado rápido. Un nuevo pensamiento comenzó a llenar todo mi interior, cada célula. Era Ethan, tenía que volver por él y tenía que ayudarle ¿En qué demonios estaba pensando cuando le dejé solo con Allen y Eve? Entré en una de las torres destruidas que habíamos dejado atrás con el miedo aflorando en mi piel, erizándome los pelos, él estaba bien ¿no? Tenía que estarlo y si no, yo debía llegar rápido.

Atravesé la primera torre y entré a la segunda.

Di un salto y me estremecí cuando un trueno hizo rugir todas las ventanas del pasillo otra vez, cada paso que había dado en esta terrible carrera que llevaba me dejaba más asustado, con miedo a encontrarme con algo desagradable al final de aquella última torre que estaba corriendo con mayor rapidez de lo que mis piernas podían soportar, donde habíamos dejado a Ethan y a Allen. Una pequeña luz iluminaba desde el fondo, estaba cerca y el olor a humedad me llegó por una puerta completamente destruida y paralizó mi pulso hasta casi obligarlo a detenerse. Cuando estaba más cerca del final, volví a oír un estruendo. Pero esta vez no fue un trueno.

Un golpe. Un golpe seco contra el suelo.

Mis piernas frenaron solas y se paralizaron bajo el marco de la destruida puerta cuando llegué a ella. Ahí estaban, lo primero que vi fue el cuerpo de Eve tirado a tan solo unos metros de mí, no tuve tiempo de fijarme en cuál era su estado, mis ojos corrieron desesperadamente hacia la siguiente imagen. Ethan estaba golpeando a un ya malherido Allen que ya ni siquiera se movía bajo los brazos del pelinegro. Quise gritar pero la voz se me atoró en la garganta, mis manos comenzaron a temblar y mis rodillas amenazaron con hacerme caer. Me llevé las manos alrededor de mi cuello porque de pronto sentí como empezaba a ahogarme...Era Ethan, él...él estaba...

Deje caer el bidón que estaba sosteniendo.

   —¿Qué estás haciendo tú aquí? —Una voz ronca me despertó, Eve se estaba poniendo de pie y se dirigía hacia mí. Di un paso hacia atrás, ella estaba completamente convertida. Ya no quedaba nada del dulce rostro de muñeca que estaba acostumbrado a ver en ella. Instintivamente metí una mano en mi bolsillo cuando se abalanzó sobre mí y ambos caímos al suelo. Gruñó sobre mi rostro,  tomó mis hombros y los azotó contra la tierra empapada, se puso de pie y me obligó a levantarme con ella para sacudir mi espalda contra una muralla. Ni siquiera pensé en que podíamos dialogar para solucionarlo, ya no había vuelta atrás en esto. Mi mano actuó por sí sola en ese momento, ella me tomó para lanzarme hacia algún lugar, yo tomé la jeringa que tenía en el bolsillo y sin pensarlo un momento se la clavé en el brazo.

Le inyecté hasta la última gota, sabiendo los estragos que podía causar.

   —¿¡Qué-Qué hiciste!? —gritó y sus voz dolorida me erizó la piel. Intenté sostenerla por los hombros y contener la primera convulsión de su cuerpo. Sus ojos me miraron llenos de miedo mientras ella volvía a estremecerse en un escalofrío, y en otro, y en otro. Su boca se entreabrió para dejarme ver un pequeño rastro de sangre y saliva que salía de ella. Mis dedos la soltaron y ella cayó al suelo. Siguió retorciéndose y gritando allí.

Di un paso atrás, espantado por lo que acababa de hacer y cuando miré al frente me horroricé aún más al ver esos ojos negros y vacíos clavados sobre mí. Eran aterradores, eran extraños, eran peligrosos. Abrí la boca para decir algo, quise llamarle por su nombre pero éste se rehusó a salir de mi garganta congelada por el miedo.

   —Aiden... —Él me llamó primero, pero su voz se me hacía irreconocible ahora. Miré el cuerpo de Eve como buscando alguna clase de respuesta en ella ¿¡Por qué demonios ambos se veían igual!? La angustia me ahogó el pecho  y las lágrimas presionaron desde la parte posterior de mi cabeza que había de pronto comenzado a doler.

   —¿Ethan? —Sus ojos se pegaron a los míos y temí lo peor. Retrocedí un paso instintivamente cuando le vi avanzar hacia mí. Las venas más oscuras que nunca marcándose como estigmas en su pálida e innatural piel, las pupilas vacías y dilatadas, los ojos salpicados con sangre que parecía quemar dentro de ellos, la boca seca y entreabierta, sedienta, como la de un animal. Mi pecho se contrajo dolorosamente cuando dio otro paso hacia mí y yo volví a retroceder. Me llevé la mano al cinturón y mis dedos temblorosos buscaron el arma, fue algo instintivo  «Prométeme que si llego a convertirme en uno de ellos me llenarás la cabeza de plomo»  había dicho y sus palabras resonaron en mi interior, fuertes claras e hirientes. Las manos que sostenían el arma empezaron a sudar —. ¡No! ¡No te muevas! —grité apenas y seguí retrocediendo, dolía cada paso que daba hacia mí. Las rodillas tambalearon y perdí el equilibrio, caí al suelo torpemente cuando todo mi cuerpo temblaba. No podía soportarlo —. ¡No te acerques! ¡Por favor! —mi voz apenas salió para decir eso y él no se detuvo. Las lágrimas escapaban sin control de mis ojos, estaba a punto de dispararle al hombre que amaba, él me lo había pedido y aun así yo egoístamente no quería hacerlo, no podía. Pero no soportaba la idea de verle así, perdiendo el control.

   —No me hagas esto, Ethan... —Él estaba demasiado cerca y esa cercanía me quemaba los huesos y me estrujaba el pecho. Me sentí mareado. Intenté mantener la firmeza en la muñeca que sostenía el arma —. No me hagas dispararte —rogué —. ¡Despierta, joder! —grité con la voz desgarrada y quebrada. Ya había matado a mi hermano, no viviría para matar a alguien más—. ¡Despierta! —repetí y el ruido de sus botas se hizo más fuerte sobre la lluvia que había comenzado a detenerse, él estaba cada vez más cerca. 

Cayó arrodillado al suelo, parecía estar luchando por volver.  

   —¿¡Qué es lo que hiciste, Aiden!? —Una mano me apartó y me obligó a levantarme, aturdido noté como Allen se había escabullido y ahora sus uñas se clavaban en mi piel. No logré ver qué fue lo que Ethan hizo, porque la vista se volvió oscura cuando recibí un puñetazo en la cara —¿¡Qué le hiciste a Eve!? —gritó y la desesperación y angustia se hicieron palpables en su voz.

   —Tenía que hacerlo... —gruñí e intenté llevarme la mano a la cara para cubrir el profundo dolor que ahí se despertaba, pero no alcancé a hacerlo, un segundo golpe sobre el rostro me dejó confuso. Caí otra vez al piso solo para sentir el peso de Allen sobre mí, los ojos oscuros se clavaron con fiereza y las marcas en su piel parecían estar a punto de explotar

—¿¡Qué demonios fue lo que le hiciste!? —me dio un puñetazo en el estómago que me quitó el aire.

   —Le... —intenté decir, pero me costaba hablar—. Le inyecté la cura...

   —¡L-La mataste!

   —Y tú me hiciste matar a mi hermano, cabrón. Estamos a ma... —callé cuando me volvió a  golpear y me dejó al borde de la inconciencia.

   —Tú eres el cabrón, Aiden Rossvet —escupió mi nombre con odio y rabia y mis ojos se entreabrieron levemente para mirar dentro de los suyos, él parecía estar sufriendo. Le entendía, yo acababa de matar a su hermana, yo había perdido a mi hermano también. Por primera vez desde que me enteré que trabajaba para mi padre, sentí que estábamos en sintonía.

Estábamos a mano.

   —¿No pudiste simplemente quedarte aparte de todo esto?

   —¿Y permitir que siguieras lavándole el cerebro a mi hermano? ¿¡Es-estás loco!? —Los nervios despertaron cuando una de sus manos me tomó ambas muñecas.

Una sonrisa siniestra le cruzó el malherido rostro cuando su otra mano se detuvo en el centro de mi pecho, la sentí palpitar contra mi piel y mi corazón golpeó contra ella con fuerza. Tuve un mal presentimiento.

   —Voy a matarte —soltó con desprecio y levantó su mano—. Pero será rápido, no te preocupes —sus ojos me mostraron todo su odio a través de las pupilas dilatadas. Intenté sacudirme para zafarme pero sus piernas presionaron contra los huesos de mis caderas.

   —De verdad creí que lo nuestro podría funcionar, Aiden. Pero la has cagado.

Iba a darme un golpe seco contra el pecho. Con la fuerza brutal que el virus le daba, aplastaría mi corazón contra mis costillas o lo haría detenerse en un instante.

   —Dé-déjalo... —la voz de Ethan salió ronca, rota y demasiado forzada.

   —¿Aún no te conviertes por completo? —Allen le respondió, pero sus ojos seguían fijos en los míos—. No te preocupes, cuando lo mate podremos compartir el cuerpo —sonrió nuevamente y su mano acarició mi pecho unos segundos, para luego rasgar la ropa que allí estaba—. Muero de hambre, apuesto que tú también.

   —Allen...

   —No, no te acerques. Espera tu turno —Mi corazón latía asustado y delataba su posición en mi pecho, miré a Ethan y se me revolvió el estómago al no ver un rastro de vida en él ¿Era así como debía terminar nuestra historia?

   —Apuesto que sabes mejor que tu amiguito Ian

   —¡Hijo de pu...! —pero no logré terminar la frase, cerré los ojos cuando le vi levantar su mano otra vez. Sentí un dolor en mi pecho y oí un golpe que me paralizó, creí que me había matado, pero mi corazón seguía estrellándose contra mi piel, intentando subir por mi garganta para salirse disparado por la boca. Abrí los ojos y vi que Ethan había saltado sobre Allen, quizás en el momento justo en el que él que me había tocado.

Ambos se estaban golpeando en el suelo y mi cuerpo estaba completamente inmóvil sin poder hacer nada, intenté ordenarme a mí mismo pensar en algo para ayudar a Ethan, para detener todo esto pero mi cerebro no lograba concebir ningún pensamiento racional. Un rugido animal escapó de la boca de uno de ellos, sonaba justo como una más de esas bestias. Tuve miedo de ambos.

Rodé por el piso hasta quedar boca abajo y ordené a mis manos moverse para levantarse. Estaba en el límite, mi cuerpo había sufrido demasiado y el solo apoyar las manos contra el piso significó un terrible esfuerzo que casi me hace desmayar. Me arrodillé con lentitud justo cuando mis oídos temblaban ante un nuevo alarido de ellos y un golpe seco contra el piso que solo intensificó el malestar en mi canal auditivo. Allen había tomado el control y ahora él estaba golpeando brutalmente a Ethan. Perdí el equilibrio y tuve que volver a apoyarme en el suelo con una de mis manos, en ese momento mis dedos rozaron con una fría y metálica figura familiar. Incluso con todo ese lodo encima, logré reconocer el encendedor de Ethan, ese con la característica figura de calavera grabada en él. Ése, que fue lo único que tuve de él por un tiempo, cuando creí que había muerto.

Lo sujeté en mi mano con todas mis fuerzas.

Allen golpeó la cabeza de Ethan contra el piso.

Tenía que detener esto, tenía que acabarlo ya mismo.

Me puse de pie con dificultad, movido por alguna extraña fuerza que me estaba obligando a hacerlo. Si no lo detenía ahora él iba a matarlo, él iba a matar a Ethan. Mis pies se arrastraron dolorosamente por el suelo hacia el bidón de gasolina y mis manos lo tomaron con las últimas reservas de energía que me quedaban. No me importó si él me escuchaba o no, estaba demasiado ensimismado golpeándole como para reparar siquiera en mi presencia. Caminé torpemente los últimos pasos que me separaban de ellos y levanté el bidón para verter todo el contenido sobre Allen. Solté el encendedor accionado incluso antes de terminar de vaciar toda la gasolina, una llamarada de fuego recorrió el camino desde mi mano que no logró salvarse de él y bajó en una especie de río rojo hasta la espalda de Allen que fue la primera en prender en llamas. Él soltó un grito cuando notó que había comenzado a incendiarse y rodó por el piso, apartándose de Ethan. Con algo de letargo, tiré de mis piernas para seguir la trayectoria del peliblanco que intentaba desesperadamente apagarse así mismo contra la tierra húmeda y derramé el último medio litro de combustible que aún estaba dentro del recipiente, sentí el ardor sobre la mano que lo sostenía, pero no me importó.

No iba a detenerme hasta ver que él lo hiciera.

Fui empujado por una fuerza bestial que me apartó del peliblanco y me obligó a caer nuevamente al suelo, sacudiendo cada hueso de mi cuerpo. Abrí los ojos y noté la silueta de Ethan empapada en barro y sangre alejarse de mí para llegar hasta donde Allen estaba. Allí, lo observó unos segundos, casi parecía que él disfrutaba los gritos que salían de su boca mientras el fuego seguía abrasando toda su piel. Se agachó a su lado toscamente, sin importar si sus manos también eran atrapadas por un poco de fuego, dijo algo que no alcancé a oír, lo tomó del cabello que había comenzado a incendiarse recientemente y azotó su cabeza contra el piso, solo una vez.

Los gritos se transformaron en un abismal y negro silencio. Su cuerpo dejó de moverse.  

Algo en mí se rompió cuando le vi detenerse ¿No era eso lo que quería acaso? ¿O me dolía el hecho de que Ethan lo acabase? ¿Me dolía el verle asesinar a alguien tan brutalmente, como sabía él nunca lo haría estando consiente?

¿No era yo acaso el que había prendido fuego a Allen? ¿Por qué  entonces mi pecho se encogió cuando vi que Ethan acabó con él? No, no fue el hecho de verle terminando su vida lo que me estremeció, fue aquel bosquejo de sonrisa que vi en el rostro completamente pálido lo que me aterró, fueron esos ojos oscuros, más negros que nunca, mirando el cuerpo de Allen como a un pedazo de carne.  

No iba a dejar que lo hiciera.

   —¡No lo hagas! —grité y mi voz se escuchó como un montón de vidrios rotos que me desgarraban la garganta. Él miró hacia mí y aquellos ojos se clavaron en los míos y me helaron la sangre. Comenzó a caminar hacia mí y yo me arrastré por el suelo para llegar a mi arma que estaba tirada un poco más allá. Las lágrimas comenzaron a herir la piel de mis mejillas cuando me di cuenta que la estaba sosteniendo otra vez en su dirección, no quería hacerlo, pero tampoco quería ver a Ethan convertido en esto ¿Había otra forma acaso?

   —Por favor, Ethan...  —rogué una última vez, mientras le seguía viendo avanzar hacia mí. Me sentí solo en ese momento, más solo de lo que nunca me había sentido. Era doloroso, otra vez sentí como las paredes comenzaban a caer sobre mí hasta aplastarme, solo que ahora sí deseaba ser aplastado. Podía verle ahí, era él, era su cabello oscuro, eran sus ojos negros, pero ya no estaba. Sentí como algo se rompía en mi interior y dolía, dolía como si me estuviesen arrancando las entrañas de un tirón. Otra vez estaba pasando, otra vez me lo estaban quitando, dejando solo un vacío en su lugar.

Por cada paso que él daba hacia mí sentía como el Ethan que conocía se alejaba, el Ethan que amaba, el que me pertenecía y al que yo pertenecía, ese...parecía ya muy lejos.

Dejé escapar un grito ahogado y apreté el gatillo cuando él se hallaba a menos de un metro de mí, pero la bala ni siquiera le rozó, pasó de largo, varios centímetros lejos de su cabeza. No me atrevería a disparar una segunda vez ¿Iba a comerme? ¿Así terminaría mi vida? Sus piernas cayeron sobre mí para apresar las mías y su tacto me cortó la respiración. Dejé caer el arma a un lado.

Sus muslos hicieron tanta presión sobre los míos que oí cómo crujían, llevé mis manos para sujetarle por los hombros pero él las atrapó en el aire y presionó mis muñecas con fuerza sobre mi cabeza, dejé escapar un grito por el dolor  y cerré los ojos, sumergiéndome en la oscuridad, temblando por dentro.

Si él iba a matarme, que lo hiciera rápido.

Notas finales:

¿Críticas? ¿Comentarios? ¿Preguntas a los personajes? Pueden dejarlo todo en un lindo - o no tan lindo- review. 

El cuerpo de Allen aún está ardiendo... 

¿Qué sabor creen que tenga Aiden? 

Abrazos! 

Que tengan una linda semana x3 


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