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La Ciudad de los Muertos por InfernalxAikyo

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Notas del capitulo:

Helloooou querubines! D:

Esta actualización es para remediar lo de la no-actualización del domingo recién pasado xd 

Se llevarán una gran sorpresa :D 

Espero que les guste :) 

Un abrazo! 


PD: Cualquier error por favor háganmelo saber. 

Capítulo 68: “Encuentro número dos”



-Sujeto número tres, encuentro número cincuenta y dos- la misma voz del hombre con lentes despertó mis sentidos. Oí un ruido cerca de mí y el chillido de una camilla – Comienza la sesión- dijo con voz siniestra. Luego oí una puerta cerrándose.

Tardé varios minutos en darme cuenta que mis ojos estaban inflamados y que esa era la razón por la que me costó tanto abrirlos. Lentamente, la imagen borrosa de un laboratorio me revolvió el estómago. Había llegado ayer a ese lugar ¿Fue ayer, no? ¿O fue hace días? No podía recordarlo, lo último que había oído antes de dormirme fue la voz de ese hombre, con esa maldita grabadora bajo sus labios. Cerré los ojos e intenté concentrarme en mi cuerpo, en sentir algún dolor, en algún lado y no me extraño el no sentir absolutamente nada. Al parecer me habían anestesiado, apenas sí podía sentir mi respiración. Estaba de pie y me alarmé al darme cuenta que estaba dentro de una especie de recipiente que me mantenía con agua hasta la altura del cuello, tardé en percatarme de ella al no sentir su humedad. Visualicé mis manos bajo el agua e intenté moverlas, quería golpear el vidrio empañado por mi respiración, pero no respondieron.

No podía moverme.

Giré la cabeza hacia la derecha, otro recipiente igual contenía el cuerpo aparentemente inerte de otra persona. Era una chica, de aproximadamente veinte años. Su impresionante altura para ser una mujer, que debía superar el metro setenta y cinco era contenida por ese recipiente que parecía mantenerla enfrascada, como una conserva. Me sentí nervioso. Los párpados de sus ojos estaban sujetos por unas pinzas para mantenerlos abiertos y supuse que a mí también me las habían puesto y por eso tardé tanto en abrirlos. A su cabeza, a sus brazos a su pecho y a sus pies eran conectados un montón de cables y tubos que salían del recipiente para dar a una máquina que parecía medir sus signos vitales y quizás algo más.

- ¿Estás bien?- intenté que mi voz sonara alta y clara, pero apenas logré sacar un susurro. Ella aparentemente no me escuchó y aunque hubiese gritado creo que tampoco lo habría hecho. Estaba tan pálida como un muerto y sus ojos fijos sin expresión parecían mirar a la nada. Tenía manchas y sarpullido en la piel y había trozos de su cabello rubio flotando sobre el agua, señal de que su cuerpo había sido sometido a un montón de estrés. Empecé a formar una idea de lo que estaba pasando, claramente estaban experimentando y al menos, en el caso de esta chica, estaban intentando introducirle el virus a la fuerza y mantenerla viva.

La imagen que estaba observando era demasiado fuerte como para seguir viéndola. Sintiendo como mi cuerpo despertaba y con ello las náuseas, giré el rostro hacia la izquierda.

Y allí, un contenedor de vidrio vacío. El suelo alrededor de él estaba húmedo.

Recordé la voz del hombre que me había despertado. Habían sacado a alguien y lo habían metido a una camilla. Se habían llevado a la persona que estaba dentro del recipiente a mi izquierda.

 
¿Qué le iban a hacer? ¿Algo peor de lo que le habían hecho a la chica?

Pude sentir como mis manos temblaron. Tenía miedo. No sabía dónde estaba ¿Y los chicos? ¿Y Aiden?

¿Dónde estaba Aiden? ¿Estaba bien?

- Se acabó, Ethan-

Sus últimas palabras sonaron solas en mi cabeza.

No iba a creerlas. Y aunque fueran ciertas.

Nunca dejaría a Aiden a manos de alguien como Allen.

La puerta se abrió nuevamente y por impulso cerré los ojos. Oí nuevamente el murmullo de la camilla, oí las voces de varios hombres y de fondo la voz del hombre con la grabadora.

- Sesión numero cincuenta y dos, fracasada. El sujeto no presenta respuestas claras…- el tono de un celular resonó en toda la habitación yoí claramente un suspiro de frustración escapar de la boca del hombre.

 –…Demonios. Albert ¿Puedes cerrar tú la sesión?-

- Claro -

- ¿Hola?-
Los pasos se alejaron, la puerta se cerró y seguido de ella escuché una especie de puerta más pequeña, casi podría jurar que así se oía el contenedor de vidrio siendo abierto. Oí el correr del agua.

Alguien carraspeó la garganta.

- El sujeto no puede comunicarse a pesar de que la zona del habla de su cerebro no está dañada- la voz era distinta. El hombre de la grabadora aparentemente se había ido y había dejado a otra persona a cargo – Mañana realizaremos otro escáner para confirmar. Sujeto número tres, Ethan…- hizo una pausa yme sobresalté al oír mi nombre e hice un esfuerzo por no volver a abrir los ojos. El hombre volvió a carraspear la garganta –…Ethan Rossvet. Fin de la sesión-

Pegué un salto de la impresión y mi cuerpo recién despertado se estremeció en un escalofrío. Los segundos que tuve que esperar para escuchar a los hombres irse y volver a abrir los ojos se hicieron agonizantemente eternos ¡No podía ser cierto! ¡Debía ser un maldito error! ¿Ethan Rossvet…había dicho? No…algo así no podía estar pasando.

Con más lentitud de lo que debía volví mi cabeza hacia la izquierda.

Sentí como la respiración se me cortaba y contuve el aliento instintivamente. Ahí estaba, si no era su hermano entonces era la viva imagen de Aiden. El cuerpo desnudo de un chico que aparentaba unos quince años, completamente suspendido bajo el agua dentro del contenedor de vidrio que estaba a mi lado me estremeció de sobremanera. Su piel era pálida como la de Aiden y su cabello tenía la misma coloración que la de él, inconfundiblemente castaño. Llevaba una mascarilla que seguramente le proporcionaba oxígeno y también estaba lleno de cables en todo el cuerpo. Sus ojos, sorprendentemente abiertos bajo el agua me devolvieron una mirada vacía color miel. Si alguna vez imaginé a Ethan, el hermano pequeño de Aiden, me lo imaginé justo de esta forma. Me sobresalté un poco más cuando los rasgos de este niño me recordaron a Ian, el parecido con él también era impresionante. Pero siempre creí que Ian y Aiden se parecían físicamente.  

- E-Ethan…. ¿Rossvet?- pregunté y grité para que él me escuchara a través del cristal. Él no respondió mi pregunta, solo mantuvo sus ojos sobre mí - ¿¡Eres Ethan Rossvet, no!? ¿El hermano de Aiden?- fue mi sexto sentido lo que me llevó a mirar la máquina a la que estaba conectado luego de hacer esa pregunta. Pude notar por el electrocardiograma que sus latidos aceleraron. Conocía a Aiden, debía ser él.

- ¡Ethan!- inevitablemente una sonrisa escapó de mis labios - ¡Eres Ethan! ¡Dios, Aiden no podrá creerlo!- los afilados ojos mieles me dedicaron una mirada fría y punzante que me estremeció cuando pronuncié el nombre Aiden. Cerró los ojos y cortó el contacto visual.

- Soy Ethan Grey- comencé – Soy…soy un amigo de tu hermano- sus ojos se volvieron a abrir y me volvieron a mirar. Él estaba atento a lo que decía – Lo conocí mientras él escapaba de unos zombies en el aeropuerto y….- callé cuando noté la pesada mirada que me estaba dirigiendo. Entendí lo que estaba pasando, le incomodaba escuchar de Aiden ¿Estaba molesto con él?

- ¡Él creía que estabas muerto! No pienses que…-
oí la puerta abrirse de pronto y cerré los ojos, para fingir que seguía inconsciente. Un silbido molesto imitando la melodía de una canción demasiado vieja inundó la habitación. Oí unos pasos tranquilos y firmes, sin ver podía jurar que el tipo de la grabadora había vuelto. Los pasos se detuvieron junto a la música.

- ¿Qué estabas haciendo, Ethan?- no supe a cuál de los dos le estaba hablando hasta que oí que la voz del hombre rebotaba contra mi cristal – Tu corazón late demasiado rápido como para que estés dormido. Abre los malditos ojos- obedecí casi por instinto, al mismo tiempo que notaba que el pitido de la máquina del hermano de Aiden era mucho más tranquilo y lento.  

 - Espero que no hayas estado tramando nada lo suficientemente estúpido como para obligarme a eliminarte antes de tiempo- el hombre de los lentes sonrió.

- ¿Dónde estoy?-
moví mi cuerpo hundido en el agua, pegué mis manos al cristal e intenté romperlo de un puñetazo. Obviamente no funcionó.

- Ni te esfuerces en intentarlo- se burló – Es un material demasiado poderoso, a prueba de bestias como tú-

- Jódete –
mascullé entre dientes.


- Bueno…solo haces las cosas más difíciles- el hombre ajustó sus lentes y fue hasta un mesón para tomar una pipeta que seguramente contenía algo que me haría daño. Lo vi dirigirse hasta la máquina que controlaba todos mis signos y sacar uno de los tubos para introducir en él el contenido de la pipeta. Disimuladamente miré mi brazo izquierdo, allí estaba incrustada una intravenosa, con el mismo sigilo intenté quitarla. No lo logré del todo.

Más médicos entraron en la habitación y se pararon frente al cristal. Me observaban y hablaban entre ellos en términos que no lograba comprender.

- ¡Mierda! ¡Que no es un maldito cir…!- callé al notar que mis músculos comenzaban a aletargarse e hice otro esfuerzo por quitar disimuladamente la intravenosa de mi brazo, lo hice al rozarlo bruscamente contra la cadera y contuve el dolor que me causó cuando se desprendió. Cerré los ojos y me quedé en mi lugar, ellos me querían inconsciente y justamente eso les haría creer.

A los pocos minutos sentí como el tacto del agua me iba dejando, la estaban drenando. Pronto abrirían el cristal y seguramente me pondrían en una camilla. Aprovecharía ese momento para escapar, salir de ese maldito lugar, buscar a los chicos y a Aiden y volver por su hermano.

Porque a pesar de no conocerlo, no iba a dejarlo aquí.

Un aire cálido me invadió cuando la puerta de cristal se abrió y los médicos me sacaron fuera para recostarme sobre una camilla y quitarme todos los tubos y cables.

- Encuentro número dos, sujeto número siete, Ethan Grey…- las palabras hacia esa grabadora se me hacían familiares – Comienza la sesión…-

El chillido de la camilla me indicó que dejábamos la habitación. Estaba medio aturdido por culpa de lo que alcanzó a entrar en mi cuerpo por la intravenosa pero tenía la suficiente fuerza como para escapar cuando llegara el momento. Me mantuve con los ojos cerrados hasta que oí la puerta cerrarse tras de mí.

Era ahora o nunca.

Pegué un salto desde la camilla y caí al tambaleante piso. Mis piernas no reaccionaron y en el suelo atrapé con los brazos a uno de los médicos y lo tiré al suelo. Un caos se formó en ese momento, dos de ellos intentaron atraparme y forcejeé con ambos para que me soltaran. Un tercero me saltó encima y rodé por el piso para esquivarlo.

- ¡Sujétenlo!-

 Poco a poco la adrenalina empezó a llenar todo mi cuerpo y mis piernas empezaron a reaccionar. Me puse de pie en el momento que otro médico intentó atraparme, alcancé a golpearle en la cara y su cuerpo se estrelló bruscamente contra una muralla. Había olvidado la fuerza que poseía.

Sentí un pinchazo en el brazo.

- Sabía qué harías algo como esto- el sexto médico, el hombre de lentes me miraba con los ojos azules furiosos. Sonrió y llevó la mano a su cabeza para peinar nerviosamente sus cabellos hacia atrás. Sentí cosquillas sobre las yemas de mis dedos y miré mi brazo, tenía una jeringa clavada. Me había inyectado sedantes.

No podía dejarme atrapar ahora.

Con menos fuerza de la que hubiese querido, le di un empujón al hombre de lentes y le obligué a tambalear y caer al suelo. Aproveché el momento para escapar y con toda las fuerza que mis piernas dormidas me permitían comencé a avanzar por el pasillo, sintiendo como cada paso que daba era más pesado que el anterior. Mis sentidos empezaron a flaquear, la vista se me hizo borrosa. Conocía esta sensación.

Oí el ruido de unos pasos acelerados dirigirse hacia mí. Seguramente venían más hombres. Los bordes de mi visión se volvieron negros y tambaleé hasta una muralla para apoyarme contra ella y evitar caer desmayado al suelo. Pestañeé varias veces para recuperar la visión. Unas botas con barro seco que no se quitaría con nada empañaban la blancura del suelo de hospital. Conocía esas botas, mis ojos subieron con rapidez.

- Ai…Aiden-

 
Ahí estaba, era él…Estaba frente a mí ahora mismo ¿era una alucinación? - ¡Aiden!- intenté avanzar hacia él, pero retrocedió un paso y me evitó. Sus ojos parecían confundidos. Caí sobre mis rodillas.

- ¡Conténgalo!- oí el grito del hombre de lentes desde el fondo del pasillo - ¡Y saquen a este chiquillo de aquí! ¡Aiden!- llamó su atención - ¡No deberías estar aquí!-

- P-Pero Wolfang…-
se detuvo para mirarme en el suelo y cruzó su mirada con la mía, vi dentro de los asustados ojos esmeraldas ¿él conocía a estas personas? Estiré mi mano hasta tomar su pantalón, era real. No estaba alucinando. La vista se me hizo más borrosa aún.

- Ayúdame, Aiden- balbuceé sintiendo como la lengua también se me dormía. Él se quedó estático en su lugar, como si no supiera que hacer, sorprendido. Sus ojos me miraban tan confundidos que pude notar una pizca de terror en ellos, pero no se apartaban de mí.

- ¿Quién…quién eres?- preguntó con la voz quebrada.

- ¿Q-Qué?-

La sacudida brusca de una patada sobre mi rostro me despertó nuevamente  y me envió lejos. Me golpeé en la cabeza al caer.

- ¡Llévense de aquí a Aiden!- la voz que gritó se me hizo familiar. La misma persona que me había golpeado me tomó por el brazo y me hizo una llave que obligó a que me quedara quieto contra la fría cerámica. Miré hacia atrás, unos ojos negros me devolvieron la mirada.

Allen.

- ¡E-Esperen un segundo!- la voz de Aiden se alejaba desde el otro lado del pasillo, hasta hace algunos segundos él había estado frente a mí - ¿Quién es él?  ¿Qué es todo esto? ¿Mi padre está al tanto? ¡Suéltenme!- su voz lejana empezó a hacerse más distante aún. Los sentidos empezaron a apagarse poco a poco, otra vez. La blancura del suelo fue sustituida por un negro cargado que me causó dolor de cabeza y que me nubló la visión de nuevo.

Intenté centrar mi vista y concentrarme en la imagen de Aiden, pero me fue imposible. No quería que desapareciera, no quería que se alejara. Tenía que decirle, tenía que contarle que su hermano estaba vivo y atrapado en la habitación que estaba a solo unos pasos de nosotros.

- Encuentro número dos, sujeto número siete. Ethan Grey… se cancela la sesión- la voz del hombre de la grabadora fue lo último que oí antes de desmayarme.

Notas finales:

Y siiii señoras y señores! las que profetizaron la no-muerte de Ethan Rossvet tenían toda la maldita razón! 

¿Críticas? ¿Comentarios? ¿Preguntas a los personajes? Pueden dejarlo todo en un lindo -o no tan lindo- review. 


PD: Para las que pidieron fotos de Morgan y Sam, hoy pienso subirlas y actualizar el album "personajes" en la página de facebook 


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