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Luz sin gravedad por Kunay_dlz

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Notas del capitulo:

Aquí el tercer capítulo.

 

 


 


Luz sin gravedad


III


La lluvia en la ventana   


 


 


 


Harry se encontraba en la sala común. Miraba el crepitar del fuego en la chimenea. Por más vueltas que le daba al último encuentro con Allen, no encontraba explicación. Tenía claro que debía ir paso a paso si es que quería una oportunidad con él. Pero no, tenía que dejar que si instinto de posesividad saliera a flote cuando Allen dio a entender que debían dejar de frecuentarse.


A fin de cuentas el mismo Harry es culpable, las reuniones con Neville se hacían constantes. Todo por no hallar un lugar donde practicar. La búsqueda y el intercambio de hechizos con Neville cubrían la mayoría de sus tardes por lo que las lecciones de Allen se hacían cada vez más esporádicas… ¿Será que Allen sospecha…? ¿Será que se siente solo y después de tantas ausencias prefiere alejarse? Allen. Allen.


¿Qué fue eso? Esa imagen no se aleja de su memoria, esa vez que intentó… besar a Allen… algo se lo impidió. ¿Era una máscara? Parecía una máscara. ¿De dónde salió? ¿En qué momento Allen se cubrió con ella? Además… ¿Cómo salió del salón? Luego del impacto que la máscara le causara, solo un resplandor y al abrir los ojos ya estaba en el pasillo. Por más que tocó la puerta, no se abrió, nadie respondió… y se ganó un castigo con el profesor Snape.


Harry suspiró derrotado. Desde esa vez, han pasado dos semanas y solamente ve a Allen durante las clases puesto que, por las tardes, ya no contesta, el salón no se abre por nada del mundo y otros dos profesores le han castigado también. Miró el mapa del merodeador, siempre en busca de una sola persona, y el mundo se detuvo al encontrarla.


 


 


Por los obscuros pasillos del catillo, ante la atónita mirada de algunos retratos, caminaba Allen Walker rumbo a… hacia algún lugar. Definitivamente, el paso de los años no mejoraba su sentido de orientación. Al ser tan tarde no se preocupaba de encontrarse con algún alumno o con algún otro profesor, a diferencia de él, todas las personas necesitan dormir.


Pese a los caminos sin salida que encontraba, Allen sonreía, se daba la vuelta y seguía caminando. Por las esquinas de los pasillos, por el tope de las escaleras, un haz de blanca luz seguía a la figura de Allen. Sus pasos cortos, firmes y decididos no vacilaban ante las diferentes rutas que se encontraba. Perdido. Sin duda perdido, en un castillo donde ha estado cientos de años. El que se haya confinado en su ‘salón’ no ayudaba tampoco.


--Allen. –escuchó que le llamaban.


Se volvió despacio. Esa voz. Solo una persona le llamaba por su nombre. Recordó la última lección que tuvieron. La cercanía del chico. La reacción de su cuerpo. El deleite del aliento ajeno… La aparición de Crown Clown y la expulsión de parte de su tío.


--Harry, hola. –dijo al fin.


--Hola. Es… creo que… Allen, pareces algo perdido. –dijo el de ojos esmeraldas.


--No parezco, estoy perdido. –respondió Allen con una sonrisa intentando ocultar su nerviosismo.


--Dime a dónde quieres ir y yo te llevaré. –dijo Harry mirándolo con alegría contenida.


--Harry, es tarde, será mejor que vayas a tu habitación y duermas un poco. –sugería Allen.


--No puedo dejarte merodear por el castillo, dime, entre más pronto lleguemos a donde quieres más pronto te desharás de mí. –dijo Harry mientras revisaba el mapa en busca de algún otro profesor cerca.


--Harry, no es que quiera deshacerme de ti, sino que mañana estarás cansado y no prestarás atención a tus clases. –explicaba Allen.


--Allen, es un decir. Además, mañana es sábado lo que significa que puedo dormir hasta tarde. –decía Harry con una sonrisa. No creyó que Allen se tomara tan enserio lo que le decía.


--De acuerdo. Yo, iba a la cocina. –decía Allen.


--¿A la cocina? “Con llamar a un elfo doméstico podría obtener lo que quiera de la cocina, tal vez Dobby quisiera ayudarle” Allen… -se interrumpió Harry.


--¿Qué sucede? –inquiría Allen.


--Es por este lado. –indicaba Harry –Por cierto, ¿Cuándo podremos reanudar las lecciones? Ya falta poco para navidad y, sinceramente me estoy poniendo nervioso.


--Verás… creo que, por ciertas razones, no es apropiado el que vayas a mi salón. –decía Allen tratando de que su nerviosismo no se note.


--¿Por qué? Si es por lo de la última vez...


--Hay un poco de eso… ¿Qué te parece si usamos la sala del séptimo piso? –decía Allen antes de provocar un malentendido.


--¿Séptimo piso? ¿Ahí hay un piano? –era  más que clara la confusión de Harry en su voz.


--Bueno, es una sala especial. Solo se presenta a una persona que tenga una necesidad y además en ella se aparece lo que necesitas. Si vamos nosotros, ten por seguro que habrá un piano, partituras, grandes ventanas y el espacio necesario. –explicaba Allen.


--¿Puede haber chimenea y cómos sillones? –preguntaba un sorprendido Harry.


--Claro, si es lo que necesitas. Harry, la cocina… –inquiría Allen.


--Estamos cerca, a la vuelta de la esquina y… ahí está. –señalaba Harry.


--Excelente. Gracias Harry. –sonreía Allen.


--No es problema. Por cierto, ¿Qué es lo que necesitabas de la cocina? –preguntó para distraerse de sus pensamientos.


--La verdad, quisiera llevar manzanas.


--¿Manzanas? –curioseaba Harry.


--Si, el señor Malfoy me compartió de su manzana en la última clase. En verdad me gustó su sabor así que decidí por unas pocas y comerlas luego. –decía Allen mientras un elfo se acercaba a él.


Dejando de lado el hecho que Allen comió y comería manzanas, Harry maldecía el no haber intentado algo semejante con anterioridad. Fue alguien más quien mostró algo nuevo y con sabor a Allen. Luchando contra los celos que sentía en ese momento, Harry buscaba algo más para entretenerse, tal vez el lugar de reunión con Neville y los otros podría ser en el séptimo piso, tan solo habría que organizarse para que no se crucen las lecciones y las reuniones.


 


 


De camino al salón de Allen, el ojiplateado se vio admirando algo que parecía haber olvidado. Contra la ventana del pasillo, gotas de agua se estampaban, resbalaban, se unían con más gotas y formaban micro río que buscaban camino hacia abajo.


El estar confinado en ese salón ya no parecía tan buena idea.


--¿Te gusta la lluvia Allen? –preguntaba Harry a sus espaldas.


--…Sí, me gusta. –contestaba Allen sin apartar la vista.


--¿Te gustaría tener una mejor vista? –sugería Harry.


Allen asintió levemente. Lo siguiente que supo, fue que estaba en la torre de astronomía… una gran paisaje, aire fresco recorría todo su ser, la lluvia caía a su alrededor y él se prometió salir más a menudo.


 


 


Harry observaba el paisaje, sentía el frescor de la lluvia, observaba a Allen, observó dos gotas de agua que surcaban las mejillas del ojiplateado. Una vez más luchó contra su instinto de protección y mejor se prometió el mostrarle más cosas bellas y cautivadoras al ya-no-tan-fantasma Allen Walker.


 


 


>>Continuará...

Notas finales:

Gracias por leer.


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