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Luz sin gravedad por Kunay_dlz

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Notas del capitulo:

Aquí el decimo tercer capítulo.

 


 


Luz sin gravedad


XIII


Ya no habría obscuridad


 


 


 


Nada me gustaría más que olvidar la soledad. Nada sería más reconfortante que estar al lado de alguien que se muestre feliz de estar conmigo, de alguien que se preocupe, de alguien esté ahí cuando el pasado regresa a torturar mi existencia.


Alguien con quien compartir la eternidad…


Alguien como Harry. Alguien tan tierno y protector… Harry. Su propuesta, el preguntarme si deseo que esté a mi lado, la intensidad de sus ojos… sus labios sobre los míos. Su respiración acompasada a la mía, su aroma embriagando mis sentidos, sus brazos a mi alrededor ofreciendo confort. En verdad, un compañero sería…


 


 


 


--Harry… yo… yo no puedo pedirte algo así. –susurró Allen.


--Allen no es necesario que lo podas, yo quiero estar a tu lado. –dijo Harry aún con el paliplateado entre sus brazos.


--Harry, siempre implica muchas cosas: abandono, nostalgia, anhelo, olvido y estar estancado en el tiempo. Yo… no quiero que sientas eso. –decía Allen sin mirar el rostro del moreno.


--Estaré junto a ti. Eso es lo único que importa. –decía el moreno ciñendo el abrazo al peliplateado.


--Harry… –intentó hablar Allen.


--Allen, sé lo que implica siempre ante ti, después de todo, no debo ofrecer lo que no pueda cumplir ¿Cierto? –decía Harry con dulzura –Además, no voy a abandonarte, no ahora. Allen, déjame ofrecerte algo más que amistad, déjame ir más allá… déjame amarte. –dijo limpiando las lágrimas que seguían en bello rostro de su ángel.


Aún sorprendido por lo que acababa de escuchar, el peliplateado miró directamente a Harry, esas orbes esmeraldas no estaban bromeando, brillaban con intensidad. Ese brillo que guardaba… era lo que ahora le está mostrando, lo que ahora le está ofreciendo.


 


 


 


Ya pasaron semanas desde que Harry estuvo aquí… desde que él me sorprendió… desde que me cautivó por completo. Es tan extraña esta sensación. Nunca creí volver a sentir. Nunca creí que conocería a alguien así, nunca creí encontrarme a Harry.


El solo pensar en él causa reacciones en todo mi ser. Mis mejillas arden, sonrío sin poder evitarlo, mi cuerpo se siente cálido, mis piernas flaquean, mi respiración se acelera, veo todo a través de una sublime bruma y siento la sensación de estar volando tan rápido que me es imposible saber dónde estoy con exactitud… y no tiene que ver con mi averiado sentido de orientación.


Cuento los segundo por verle, me siento ansioso, me siento en un sueño del que no quiero despertar… pero él no ha venido más que para clases. ¿Por qué no ha venido? ¿Se habrá metido en problemas? ¿Estará castigado? ¿Se habrá arrepentido? No, no parecía dudar ese día. Algo está sucediendo. Algo sucede y, como la mayoría de las veces, yo no me doy cuenta.


Antes de ser consciente de mis actos, ya estaba fuera del salón de clases. Los pasillos están vacíos pese a la claridad del medio día que se filtra por las ventanas, sé que no salgo mucho (nunca) durante el día pero, estoy seguro que esta sensación de vacío es inusual en el castillo. Camino por un momento, el silencio es ensordecedor, un ambiente pesado se esparce por cada esquina y cada par de escaleras que tomo en busca de… algo. Me detengo por un momento. Miro fijamente los cuadros inusualmente quietos, hasta que me doy cuenta, están vacíos.


 


 


 


Han pasado semanas desde que por fin pude expresarme con libertad frente a mi ángel blanco… no lo he visto desde entonces salvo las pocas clases que me imparte. Todo por esto. No puedo aceptarlo. Esto no está sucediendo. Hogwarts no puede estar bajo el control de Lord Voldemort.


Simplemente fue algo que nos tomó con la guardia baja, a todo el mundo mágico. Quién iba decir que la serpiente rastrera tuviera cerebro, o simplemente es más aire lo que tiene en ese intento de cabeza que tiene, el tener como rehenes a todos los que serían el furo de la sociedad mágica, los hijos de quienes se oponen a él, inocentes que aún podían evadir la cruel guerra que él desató. Busca víctimas. Busca tener lo que quiere a cualquier precio.


Mientras el ministerio busca soluciones, Voldemort corrompe a siete generaciones, les tienta con el poder de la magia negra, les llena la cabeza de sus ideales, de promesas de poder y, aquellos que se oponen son castigados a manos de mortífagos de rango medio. Lo curioso, es que lo hace de manera sutil, con mensajes subliminales, como tema de conversación diaria.


Nos permite seguir nuestros horarios, las clases son supervisadas, media clase uno de los mortífagos toma la palabras para ‘enseñar’ lo que no se nos enseña por lo poco ‘convencional’. Todas las clases… menos, Historia de la Magia. Esa clase, ese salón está libre, no molestan a mi ángel. Es por esta razón que no hecho nada. Estamos desarmados, sólo se nos perite usar nuestra varita en ciertas clases… siempre bajo la estricta vigilancia de diez mortífagos de diferentes rangos… Neville y sus dos mejores amigos tienen vigilantes personales, son como sus sombras. No nos hemos podido poner de acuerdo para contraatacar.


Justo ahora, estamos en el gran salón, el almuerzo se ha extendido para que todos podamos escuchar lo que Volvemort quiere que sepamos. Hay demasiados mortífagos. Y el director, el director está en algún lugar encerrado, bajo torturas constantes y, según Voldemort, deseando morir.


A mitad del discurso de la serpiente,  las puertas del gran salón se abrieron con parsimonia, por ellas la delicada figura de un ángel blanco se adentraba a este peligroso lugar. ¡Allen!


 


 


 


Las puertas del gran salón se abrieron dando paso a una sublime aparición, Allen Walker, profesor de Historia de la Magia. Varios alumnos se sorprendieron de ver a su profesor entrar al recinto, cada uno en sus pensamientos y con el temor de la reacción del mago obscuro. El profesor Walker observaba, los estudiantes aterrorizados, los profesores bajo un hechizo, la ausencia del director, la presencia de mortífagos y, la presencia de Riddle.


--¿Qué sucede? –preguntó el profesor a nadie en particular.


--Señor Walker, es un gusto verlo de nuevo. –dijo el Lord entre peligrosos siseos mientras observaba como algunos de sus seguidores se habían quedado petrificados.


--Me gustaría decir lo mismo Riddle, pero debido a las obvias circunstancias, temo no poder decirlo. –dijo Allen para iniciar su búsqueda visual para encontrar a Harry.


Algunos de los mortífagos más recientes no pudieron evitar que el disgusto de las palabras de su ex profesor les provocaba, se preguntaban si un fantasma puede sentir el dolor del cruciatus.


 --Es una pena en verdad, señor Walker. Pero como puede ver, no hay nada fuera de lo ordinario. –dijo con una sonrisa el Lord. –Además, recuerde sus palabras esta no es su guerra.


--Lo recuerdo bien, y sigo en esa posición. En cuanto a tu concepto de ordinario, me parece que debes investigar un poco más. –al localizar a Harry, Allen avanzó un poco, lo necesario para despejar la puerta detrás de él –Señor Riddle, Hogwarts no es un campo de batalla, es un colegio, es más que eso, Hogwarts es el colegio en que trabajo, donde están mis estudiantes y es por demás evidente que debo protegerlos.


--¿Protegerlos? ¿De mí? ¿Acaso no ves que a pesar de lo que hagas por ellos en el futuro te darán la espalda? Te olvidarán y también tu patético intento de salvarlos, incluso puede que me apoyen y se conviertan en un peligro para el mundo mágico. Tal vez, sean ellos quienes conquisten a esos despreciables muggles.


--Tal vez… pero esa es su decisión, no la tuya Tom. –dijo Allen.


Ante la última oración de Allen, pasaron varias cosas a la vez: mortífagos sacaron su barita para atacarlo, alumnos de la casa Slytherin se levantaron en un impulso mal reprimido para vengar de alguna manera la afrenta hacia su señor, Harry susurraba ‘accio barita’ y corría hacia Allen para protegerle, compañeros de Neville se lanzaban contra sus captores para liberarle y Voldemort cerraba sus ojos con frustración; sus seguidores acababan de romper la regla número uno, NO atacar a Allen Walker.


Pese a estar a pleno día, el salón entero se obscureció, los hechizos lanzados por los mortífagos chocaron entre sí, alumnos gritaron y Harry siguió sin detenerse hacia el lugar donde estaba Allen y despejando las puertas del gran salón. Una enorme puerta de extraña forma emergió de la nada, en su interior sólo se veía un destellante blanco y en la cima un número 9 en color rojo.


Las velas de los candelabros se prendieron, Harry buscó a Neville con la mirada dándole a entender que debía liderar a los estudiantes a un lugar seguro, Neville captó el mensaje, les pidió a sus compañeros que le ayudaran a evacuar y a custodiar la puerta. De un momento a otro, medio alumnado estaba ‘dentro’ de la puerta.


Una risa escalofriante llamó la atención de los mortífagos y del mismo Lord. Al escuchar la risa, los estudiantes que aún estaban en el gran salón corrieron sin tregua, Harry ayudaba a Neville y a otros dos a custodiar la puerta y les convenció de no moverse.


--Pero qué tenemos aquí… el pequeño Tom no aprende la lección. –dijo la voz con falso reproche o mejor dicho, con falsa amabilidad; cinco de los mortífagos que atacaron a Allen comenzaban con los gritos y convulsiones para luego dejar de existir.


>>No solo atacaron a mi querido sobrino en su lugar de trabajo –decía mientras otros diez gritaban, se cpnvulsionaban y desaparecían –también le arrebataste algo por lo que ha estado anhelando desde hace mucho tiempo –casi la mitad de los mortífagos iniciaron con la cruel rutina de autodestrucción.


Los seguidores restantes intentaban escapar de la voz que destruía, unos corrían hacia la puerta siendo detenidos por Harry y los demás ‘guardianes’, otros desaparecían y unos más iniciaban a pedir por sus vidas.


--Pequeño Tom, dame una razón para no librar al mundo, no, no, para librar a mi sobrino de tu detestable presencia. –dijo un hombre joven que estaba al lado del Lord Obscuro.


--Esta no es tu guerra, Neah. –dijo el Lord con una fachada convicción.


--Cierto, no lo es. Pero, es mi sobrino a quien amenazas… esto no se puede quedar así. –dijo Neah. –Hey, Longbottom. Haz lo que tienes que hacer.


 


 


>>Continuará...

Notas finales:

Gracias por leer.


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