Cuando los días son
fríos y todas las cartas
están jugadas y todos
los santos que vemos
están hechos de oro.
“Lo siento… Lo siento mucho…. —Pensaba Naruto sujetando su vientre entre lagrimas— Perdóname… perdóname… Sasuke… por favor ayúdanos…
— ¡Aaagh! —Se quejo Naruto ante la brusca penetración del azabache— ¡Te odio!
El mayor lo silencio con un voraz beso pero no se esperaba que el rubio mordiera su labio, golpeo su rostro para que lo soltara, este sangro por el daño causado. Enojado hizo las envestidas más fuertes, los gemidos de dolor no demoraron hacer presencia. Acaricio el vientre del menor quien no dejaba de acariciarlo ¿Tendría un hijo? Tendría más de uno, porque en cuanto naciera no demoraría en hacer suyo al rubio para tener más.
— ¡Detente! —Le rogo el menor con las manos atadas a la cabecera de la cama— ¡Detente Madara detente!
— ¡¿Te gusta verdad?! ¡Disfrútalo, disfrútalo conmigo!
— ¡Estás loco! —Grito aguantando las lágrimas— ¡Te odio, Te odio, Te odio!
Cuando todos tus
sueños fallan y aquellos
a quienes aclamamos
son los peores de todos y
la sangre corre vaciada
Naruto recibió un fuerte golpe en su rostro, los morados que Madara le ocasionaba poco a poco se difuminaban, pero se volvían rojizos, ante tanto golpe ya no desaparecían. Naruto aun no había probado sangre, su cuerpo estaba cansado y adolorido. El mayor salió y entro en él con violencia, en ese momento sus ojos se volvieron rojos, pues sentía que estaba cerca a la muerte, sus uñas se volvieron garras las cuales se clavaron con fuerza en los hombros de su victimario, Madara gruño por el dolor, la sangre empezó a en manar, los colmillos de Naruto se hicieron presentes mostrándose salvaje, el azabache sintió la amenaza que lo sujetaba fuertemente, intento apartarse pero Naruto no se lo permitió y antes de poder atacar un rugido salió de sus labios, los colmillos del menor se clavaron con brusquedad en su cuello. Sintió como su sangre subía por todo su cuerpo y se centraba en su cuello.
Hambre
Era lo que Naruto sentía, tenía mucha hambre. Sus ojos se cerraron con fuerza, las lágrimas emanaban sin restricción. Estaba perdido… ese no era él. Ese no era él. Un dolor agudo en su vientre lo obligo a detenerse, empujo lejos de si a Madara dejándolo inconsciente, sujeto su vientre con algo de fuerza el dolor era insoportable, intento levantarse pero en lugar de ello cayó de rodillas al suelo, su estomago rechazaba la sangre recién tomada, empezó a vomitar aquel liquido rojo para poder vivir.
Sus sentidos se activaron a un 100% podía oler la sangre de Madara yaciente en el suelo y a sexo, podía sentir como su vientre quemaba y como una gota de sangre bajaba por la comisura de sus labios, podía ver como la vida de Madara estaba en estado crítico, lo había dejado casi vacío. Podía escuchar cada movimiento, a kilómetros, como las ardillas saltaban de rama en rama o como masticaban las nueces que caían de este, como el viento chocaba contra las hojas de los árboles y el césped, como los empleados de Sasuke lo buscaban gritando su nombre, pero especialmente como aquel azabache lo buscaba. Estaba ahí, en medio de los arboles hablando con uno de sus empleados.
Sasuke…
Yo quiero esconder la
verdad, quiero protegerte,
pero con la bestia dentro
no hay lugar donde
podamos escondernos.
Sasuke sintió un dolor agudo en su pecho, llevo rápidamente su vista hacia donde se encontraba Naruto, juraba haberlo escuchado.
Si tan solo le hubiera dicho la verdad desde un principio… si tan solo hubiera matado a su tío, si hubiera confirmado que en verdad estaba muerto… si supiera más de lo que es ser un vampiro, si lo hubiera cuidado…
—Busca a los demás y diles lo que te pedí. —Le Informo el azabache al empleado para luego correr hacia donde se encontraba el rubio.
Lo sentía, sentía su presencia, sentía como lo llamaba, como lo necesitaba, como lloraba…
Naruto…
No importa de qué
raza seamos, todos
estamos aun hechos
de codicia. Esta es
la llegada de mi reino.
Esta es la llegada de mi
reino.
El rubio se apoyo a las paredes de la cabaña, le dolía su parte baja, pero debía salir de ahí ¡Debía escapar antes de que Madara recuperara su fuerza y despertara! Pero… ¿No se suponía que Sasuke lo había matado? Miro al azabache tirado en el suelo. ¿Sasuke le había mentido? ¿Le… había mentido para llevarlo a la cama? Busco con dificultad algo de ropa en el armario que había en aquel lugar, para su suerte encontró una bata de dormir, se la coloco como pudo y sosteniéndose de los arboles salió de aquel lugar, no importaba a donde iba ni en donde estaba, solo debía alejarse de Madara, debía estar lejos de los Uchiha.
“Estas embarazado y Sasuke es tu esposo”
Recordó las palabras de Ino, pero Sasuke también se mostro sorprendido, bajo la mirada confundido ¿Qué debía hacer? Levanto la vista para ver la cabaña, lentamente volvió a caminar a donde se encontraba Madara.
Al llegar a la cabaña se dejo deslizar por una de las paredes junto a Madara.
—Creí que escaparías. —Hablo con dificultad el azabache aun tirado en el suelo pero mirando al menor.
—Debería escapar…— Contesto mirando los profundos ojos de la persona que siempre lo había lastimado— Pero… Creo que soy quien debe acabar con todo esto…
Cuando sientas ardor
mira en mis ojos. Es
donde mis demonios se
esconden. Es donde mis
demonios se esconden.
— ¿Acabar con esto? —Rio bajo el mayor.
—Sabes… —acaricio su vientre— No era tuyo, no era tu hijo… era de Sasuke y mío… Era de Sasuke y mío…
El azabache lo miro enojado.
— ¿Por qué… Porque me elegiste a mi? ¿Por qué arruinaste mi vida? porque… ¿Por qué no me dejaste morir? —Las lágrimas recorrían sus mejillas— ¿Por qué Madara? ¡¿Por qué me hiciste esto?!
Sus ojos se volvieron de un rojo más fuerte, las marcas en sus mejillas se volvieron más definidas, Su cabello rubio se erizo aun mas, las garras en sus manos se afilaron. Nuevamente el Uchiha podía sentir la amenaza que era Naruto.
No te acerques mucho,
está oscuro adentro. Es
donde mis demonios se
esconden. Es donde mis
demonios se esconden.
Naruto sujeto del cuello a Madara, lo acerco a él con rapidez, no supo en qué momento se puso de pie y a pesar de que el azabache era mucho más alto que el. Lo sostenía por encima del suelo. Sonrió tétricamente ocultando su dolor. Quería matarlo, quería hacerlo sufrir… pero también quería dejar de existir.
—No eres nada, no eres humano y tampoco formas parte de mi raza, no eres absolutamente nada. Naruto. Eres mío, solo existes para complacerme, solo existes para servirme y complacerme.
—Una vez me dijiste que si un vampiro queda sin sangre es más fácil que muera que al ser quemado y desmembrado.
Ante lo dicho los ojos oscuros de Madara mostraron una expresión preocupante, lo siguiente que sintió fue los gruesos y filoso colmillos del menor en su cuello.
La vida, la vida le era arrebatada por la persona que tanto quería fuera suya.
Cuando el llamado del
telón es el último de
todos, cuando las luces
se desvanecen, todos los
pecadores se arrastran.
El cuerpo del azabache luchaba por soltarse, golpeaba débilmente al menor que parecía estar en un trance, por más que lo golpeara parecía no inmutarse, rápidamente las fuerzas le eran arrebatadas, la vida, su sangre le era arrebatada.
Porque no eres más que un veneno, que finalmente llega a su fin.
El cuerpo de Madara cayó escandalosamente al suelo. Naruto se sostuvo de la pared junto a él.
—Lo siento… se que ya no estás conmigo, pero… en unos momentos te seguiré y te cuidare desde otro lugar… porque fuiste la esperanza que me fue arrebatada. Porque en mi estado aun puedo seguirte.
Un alma que aun no es impura, un alma que no ha sido por completo transformada tiene la oportunidad de morir y volver a vivir.
Entonces ellos cavaran
tu tumba y la máscara
vendrá gritando al
desastre que has
hecho
Miro la palma de sus manos y las uñas que se habían transformado en garras, sintió melancólicamente para luego clavarlas en su vientre.
Porque al un tener una parte humana podía morir…
No quiero decepcionarte,
pero estoy ligado al
infierno. A pesar de que
esto es por ti, no quiero
esconder la verdad.
—Naruto… —Susurro Sasuke al estar frente a la puerta de la cabaña. Lo miro con tristeza. Saco de su bolcillo la pasión que su hermano le había dado, la arrojo a unos cuantos pasos de él. De inmediato apareció un humo verde que se extendió en el cielo como la erupción de un volcán, de esa forma los encontrarían.
—Sasuke… Lo siento…—Susurro sacando la mano de su vientre acompañada del feto que llevaba anteriormente en su interior. —Cuidare de él… Cuidare él…
El Uchiha lo miro sorprendido ¿Qué diablos estaba haciendo Naruto?
Ellos dicen que es lo
que hiciste, yo digo
que es el destino. Esta
tejido en mi alma.
Necesito dejarte ir.
—Gracias… Gracias por cuidarme… Por enseñarme que es el amor, por hacerme sentir querido… Por amarme… por darme esperanza —Hizo una pausa, le costaba hablar, su respiración era agitada y el azabache le pedía permanecer en silencio, quería levantarlo pero él se negaba, quería ayudarlo, pero él ya no quería ser salvado. — Déjame ir… Déjame apartarme de la realidad…
Los ojos del menor poco a poco fueron perdiendo ese color rojizo, lleno de ira y tristeza, las lágrimas se habían acabado, ya no podía llorar mas… ya no quería sentir más dolor. El Uchiha acaricio suavemente su mejilla, los vellos de su cuerpo se erizaron, sintió una carga eléctrica recorrer su columna. Era él, sabía que Sasuke era él correcto… pero ya estaba cansado… dejaría todo atrás, dejaría su vida atrás. Tendría una mejor vida con su hijo, sus padres y su hermano en el otro mundo.
Tus ojos resplandecen tan
brillantes, quiero proteger
esa luz. No puedo escapar
de esto ahora a menos que
me muestres como
Sus ojos se cerraron lentamente ante la mirada profunda y ónix de Sasuke.
…Gracias…