Cap14# Inocencia…
-no
-¿¡…!?
-…- le ofrecí la toalla desviando la mirada para no verle, diablos, su cuerpo, no debería tener ese cuerpo tan… ¡¡delicadoirresistibleantojable!! ¡mierda! ¿qué sucede conmigo? ¿Cuándo me convertí en un pervertido y además ¬.¬ pedófilo?
-… g-gracias- dijo en un susurro bajito, tomó la toalla y se cubrió con ella –am… etto
-¿sí?- me voltee a verlo extrañado, no lo había notado pero el rubio aún seguía enjabonado
-¿i-iremos a-al… zoológico? O al parque si usted quiere- dice sin mirarme, notó el nerviosismo en su voz, aquí pasa algo, pero no sé qué pueda ser, lo siento muy tenso
-vale, vayamos al parque, hay que preparar el almuerzo
-…- su cara se ilumina y me mira feliz -¡¡sí!!
-pero antes- le miró insinuante, entonces él se da cuenta de que sigue semidesnudo
-¡¡ahhh!!- su cara se torna roja y corre hacía el cuarto para terminar de bañarse, supongo, suspiro con pesadez y me dispongo a ir a la cocina para empezar a preparar la comida que llevaremos para nuestro “paseo”, supongo que el mocoso se lo merece, pasa todo el día en casa y yo también necesito distraerme, para no pensar más en ella…
…
Terminamos de alistar todo en una canasta y fuimos al auto, el mocoso lucía muy emocionado, miraba por la ventana como si de un cachorrito se tratase, sin darme cuenta sonreí.
Aparque el auto a las orillas del parque y comenzamos a caminar para adentrarnos, el aire era fresco y hasta cierto punto frio, lo normal si tomamos en cuenta que aún es invierno
-waaa que precioso- dijo emocionado mirando todo como si fuese la primera vez que salía al parque, le mire cual bicho raro además de que todos los árboles estaban desnudos (sin hojas) no es que fuese la temporada más bonita del lugar –ahh- su cara se iluminó y corrió hasta el lago -¡que claro esta!
-…- suspire con resignación
-comamos cerca del lago ¿sí?- dijo mirándome con una sonrisa
-como quieras- concedí, baje entonces la canasta y me tumbe sobre el pasto
Le mire tocar el agua, debía de estar helada porque alejo la mano casi de inmediato, me miró y me sonrió dulcemente, yo correspondí, era extraño como poco a poco su presencia se fue convirtiendo en algo común en mi vida, como si hubiese estado ahí desde siempre, o como si… fuese a estar mucho tiempo en ella.
-¡patos!- dijo emocionado mirando a los patos que nadaban cerca de él, busque un poco de pan en la canasta
-toma- le ofrecí
-¿eh?- me miró confundido
-no para ti- reí un poco, sí que puede ser distraído –para ellos- me incorpore y me acerque a la orilla –así- corte un pedazo y comencé a desmoronarlo lanzando las migajas al suelo, los patos no tardaron en correr llenando el ambiente con sus graznidos
-woo *w* ¡quiero hacerlo! ¡quiero hacerlo!- decía emocionado pegando brinquitos ansiosos, le pase un pedazo y comenzó a alimentarlos también
-…- sonreí mirándolo, era tan… él.
Luego de eso tuvimos que buscar otro lugar para comer porque los patos no dejaban de seguir al mocoso rubio, hasta cierto punto era gracioso el vernos caminando y la fila de patos tras nosotros...
-TT.TT quería comer cerca del lago
-es tu culpa por haberlos alimentado tanto u.u
-TT.TT
-al menos ya dejaron de seguirnos- dije sentándome bajo un árbol, él me imitó y comenzó a sacar un mantel para arreglar la comida…
Comimos y fue agradable estar con él en otro ambiente diferente al de la casa, después comimos unas gelatinas que Fye había hecho de postre
-vaya, esto sí te queda bien- dije complacido por el sabor, realmente bueno, además de que no lo había fastidiado desde hace un rato
-¡oye! Pero si ya cocino bastante bien
-sólo algunos platillos, reconócelo
-…- hizo un mohín y desvió el rostro indignado
-hm, vamos, no es para tanto
-…- me ignoró
-en realidad, me gusta mucho tu comida, lo reconozco ¿contento?
-y además cocino mejor que usted- murmuró con aura deprimida
-… ¬.¬! y cocinas mejor que yo, lo admití, ¿ya estamos bien?
-…- me miró y me sonrió, me pregunto si sabrá que tiene una linda sonrisa…
Recogimos y fuimos a caminar otro rato por el parque antes de regresar por el camino del lago, entonces vimos a una pequeña llorando mientras un grupo de niños se alejaba corriendo, nos acercamos a la mocosa
-¡mi señor toto cayó al agua!- dijo llorando mientras señalaba al “señor toto” que se hundía en el lago a unos metros de aquí, supuse que aquellos mocosos habían lanzado su juguete, parecía un cascanueces, seguramente un regalo reciente del gordo santa, y justo cuando me disponía a decirle que se olvidara de su “señor toto” (se nota que la mocosa tiene 7 años ¬.¬) pasó…
Abrí grandes mis ojos cuando, sin poder detenerlo; porque realmente no creí que realizara algo tan estúpido; vi como Fye se lanzaba al lago para rescatar al “señor toto”
-¿¡qué diablos haces!?- pregunte histérico, pero no recibí respuesta pues se había sumergido -¡no seas estúpido y regresa!
-…- volvió a la superficie -¡lo tengo!- dijo “feliz”, la verdad no se le notaba demasiado con los músculos congelándose ¿¡es idiota o qué!?
-¡¡sal rápido!!- dije extendiéndole un brazo
Comenzó a intentar nadar hacía la orilla pero titiriteaba de frio, de su boca escapaba el calor de su cuerpo en forma de vapor y sus movimientos eran lentos –ya… casi
-¡¡ven!!- estire mi mano lo más que pude para poder ayudarle a salir pero aun no podía alcanzarle
-…- estiró su mano con dificultad intentando tomar la mía
-¡un poco más! ¡vamos Fye! ¡solo un poco más!
-y-yo… ¡¡…!!- lo vi hundirse abruptamente bajo el agua
-¿¡¡Fye!!? ¡¡Fye!!- me quite la chamarra lanzándola al suelo y me lance al lago, el agua helada parecía inclemente, debo reconocer que realmente no pensé claro al lanzarme de manera tan imprudente ¿pero qué otra cosa pude haber hecho? Me apresure a sumergirme para tomar a Fye que estaba inconsciente, sentí como de forma rápida mis músculos y hasta mis huesos se congelaban… salí a la superficie jadeando y no precisamente de cansancio, saque al rubio a arrastras y le deje sobre el suelo, su piel estaba más pálida de lo normal y sus labios habían tomado una coloración morada, me di cuenta de que no estaba respirando ¡¡¡…!!! Me apresure a revisar sus latidos y… -¡mierda!- solté, sentí como mi corazón se oprimía, tal vez el dolor o quizá estaba a punto de detenerse tal como el de él lo había hecho
-¡¡mamá!!- gritó la niña yendo a buscar ayuda seguramente
-n-no me hagas esto, no me hagas esto- repetía con dificultad mientras oprimía su pecho con todas mis fuerzas a un ritmo marcado intentándole hacerle volver a latir –no me hagas esto, por favor- lágrimas caían a mis manos mientras presionaba contra su musculo vital sin notar cambio alguno, entonces suplique –no me dejes, vuelve conmigo ¡vuelve conmigo! Hazlo mocoso… por favor, Fye…