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El cielo está en tus ojos por Zeny

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Notas del capitulo:

Disclaimer: Los personajes pertenecen a Kishi-bastardo.

 

N/A: Qué bonito es actualizar en tiempo, ¿ne? ¡Espero que les guste el capítulo! : 3

 

El cielo está en tus ojos

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Capítulo XII

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Una vez se preguntó por qué los ninjas que conocía eran tan vulnerables a su Sexy no Jutsu. Y la respuesta no fue tan impresionante, sino que bastante lógica. Al ser ninjas, gastaban la mayor parte de su energía entrenando, peleando o en algún tipo de actividad intelectual como espiar o planear estrategias. Algunos también tenían otros intereses o experiencias traumáticas que  bloqueaban ese tipo de desarrollo.  Por lo tanto, en el cuerpo de un shinobi no había demasiada disposición o energía de sobra –el cansancio, la ansiedad y el estrés en una misión o la atención en otras cosas de mayor urgencia mataba las hormonas, también– como para invertirla en una –todos estos términos e información los había adquirido gracias a las vigorosas e incansables investigaciones de Sai; el pintor amaba ese tipo de lecturas–  “vida sexual activa”.

Aunque Jiraiya parecía ser una gran excepción…

Luego vino la pregunta de si Kakashi-sensei tenía ese tipo de vida. La respuesta fue obvia.

“Por algo se la pasa leyendo esos libros que escribe Ero-sennin-tebayo”, había concluido mirándolo sospechosamente.

Era precisamente eso. O tal vez era porque tenía alguna deformidad debajo de su máscara…pero eso aún tenía que averiguarlo. Era una misión a largo plazo.

Si se analizaba a sí mismo, él tampoco tenía lo que se decía una vida sexual activa. Ni siquiera tenía una vida normal. Además de su interés por Sakura, que se había disuelto poco a poco hasta quedarse más como una costumbre que por una verdadera atracción, los entrenamientos a los que se sometía para volverse más fuerte y alcanzar su objetivo lo absorbían por completo.

Tal vez era porque había estado demasiado tiempo sin hacer misiones. O tal vez era porque después de años de entrenamiento, de enfocarse en su sueño de ser Hokage y de luchar contra algún que otro enemigo, su lívido había decidido resucitar. Cualquiera que fuese la verdadera causa, Naruto sabía que estaba completamente jodido.

Bajó la cabeza a y contempló a su “mini-yo” con molestia e incomodidad.

 Sí que estaba contento. Demasiado contento. Gruñó aún más exasperado.

¡¿Por qué demonios se había excitado tanto?! Había estado conviviendo con Sasuke hacía unos cuantos días…semanas… y había empezado a sentirse raro.  Su cerebro no encontraba una mejor palabra para describir lo que le estaba pasando. Sasuke lo había besado y todo se había ido cuesta abajo, como si estuviera cayendo en río profundo y sombrío. O cuesta arriba, si la dirección a la que apuntaba el amiguito entre sus piernas tuviera algo de razón.

Sentía una tensión hormigueante en su vientre que le recorría por completo y le aceleraba el pulso. Una sensación que lo impulsaba a querer liberar aquella excitación de cualquier forma posible.

Era algo tan primitivo y carnal que no merecía dedicársele una palabra civilizada.

Bueno, le quedaban dos opciones: tocarse, lo que sería verdaderamente problemático-

“_ Si hipotéticamente me besaras adrede en la boca… Eso significaría que te gusto.”

Gustar…

“_...Me refiero al gustar que implica “atracción sexual y emocional”. ¿Entiendes?”

“_ Naruto, un beso en la boca solo puede significar una cosa. Atracción. Sentimental o sexual, cualquiera de las dos o las dos juntas. No hay manera de confundirse.”

¿Y si lo que había deducido Shikamaru era cierto? Y si Sasuke lo había besado…porque… porque…

Se sonrojó. No supo por qué, pero pensar que eso podría ser real – que Sasuke tuviera ese tipo de sentimientos por él – lo hacía sentir extraño, y movía algo dentro de su pecho que creía que nadie más además de sus padres y unas pocas personas eran capaz de remover. Una emoción cálida que lo hacía sonreír como bobo. Como un feliz idiota.

Tal vez… Pero no estaba seguro. No es como si después de eso Sasuke le hubiera dicho algo o lo hubiera vuelto a besar.

¡Ni siquiera habían hablado del beso…! Y eso había sido su culpa.

_El que ha tenido ganas de besarlo has sido tú.

Y mira quien venía a hablar. Genial. Alguien más con quien debatir su situación  además de su densa conciencia.

“Kurama…”, gruñó en su mente.

_No puedo creer que te estés excitando por un mocoso. Te he perdido el poco respeto que te tenía. - dijo el zorro con falsa decepción. Naruto sabía que en el fondo solo lo estaba diciendo para cabrearlo.

_¡¿Qué!? – exclamó ofendido y efectivamente cabreado. Luego se acordó de que si Sasuke lo escuchaba podía sospechar de algo y llamarlo, así que continuó su reproche mentalmente.

“¿Y por qué demonios me juzgas-tebayo!? Ni que tu fueras un santo!”

_Es un niño. – señaló con ese tono de obviedad tan irritante.

“Pff, eso díselo a él.”

Aunque Naruto también pensaba lo mismo. Sasuke aún era un niño, y era tan inocente…

_Exacto. Aunque si te besó ya no es taaan inocente.

Las mejillas bronceadas se tiñeron de rojo. Oh, sí, ese beso. Ese condenado e inolvidable beso. ¿Qué pasaría si pudiera repetirse? ¿Cómo se sentiría si sus labios probaran los de Sasuke otra vez? O probar incluso más que solo sus finos labios: esa piel blanca y…

_... ¿Planeas quitarle la inocencia que le queda con tus perversiones? Tengo tanta mala suerte de poder ver lo que piensas…Mejor me voy a dormir. Suerte solucionando “eso”. – se despidió  el bijuu sonriendo burlonamente.

No replicó las palabras de Kurama y se quedó pensativo, con la vista en el espejo del baño. El reflejo de su rostro se veía sonrojado, con un brillo extraño y profundo en los ojos, casi anhelante.

Naruto bajó la vista. Vaya, qué novedad. Su pene seguía tan parado como cuando había entrado.

Toc toc!!

Dio un brinco tan alto que por poco se agarra del techo como un gato.

_ Oi, idiota, ¿te caíste por el retrete o qué?

Naruto se despegó de la puerta como si esta quemara y tuviera espinas. ¡Sasuke! ¡Por poco lo olvidaba! Tenía que ir al entrenamiento, así que no podía tomarse todo el tiempo que quisiera lidiando con su problema…

A menos que hicieran esperar a Kakashi.

Y para eso tenía que convencer a Sasuke.

¿Cómo lo hacía?

Bueno, eso sería sencillo.

_ Hehehe…lo siento, Sasuke, ¡la naturaleza llama!

Y de qué forma.

Podía imaginarse al pelinegro rodando los ojos cuando escuchó su bufido. A veces ese pequeño era tan predecible.

_ Eso te pasa por comer esa porquería que tanto te gusta. – lo escuchó decir.

_ ¡Puedes quedarte y hacerme compañía! – le gritó contemplando la puerta con una sonrisa pícara.

Definitivamente Naruto no pensaba antes de hablar.

_ Ugh. – el rubio no pudo evitar sonreír divertido al escuchar ese sonido de asco proveniente del pelinegro. Si solo supieras… – No, gracias; y no tardes. -  Oyó los pasos de Sasuke alejarse y suspiró aliviado. Al menos ahora tendría unos cuantos minutos para deshacerse de esa erección…

_Yo me voy a dormir. No quiero tener nada que ver con esto.

Naruto sonrió de lado.

“¿No te había ido ya, zorro-bastardo?”

_ ¿Y perderme como casi te cachan? Nah. Aunque al parecer el chiquillo sigue de ignorante. Pero ahora sí me voy. Trata de no ensuciar mucho el baño, o se dará cuenta.

El rubio se contuvo de gritar en respuesta a las burlas de ese desgraciado animal. Un tic nervioso se instauró en su ceja.

Casi un minuto después suspiró y recostó la cabeza sobre la pared junto a la puerta del baño. Bien, iba a hacerlo. Además, hacía mucho tiempo que no le pasaba algo como eso…Normalmente solo se excitaba viendo revistas de chicas bonitas. Recordaba un tiempo en el que había pensado en Sakura de esa forma, pero en ese preciso momento no se le antojó. De hecho, la única cosa que se reproducía en su cabeza como disco rayado una y otra vez era la escena de Sasuke vistiéndose delante de él.

Descendió sus manos hacia el borde de sus pantalones.

_ …Si Sasuke supiera de esto…Me mataría… - murmuró para sí mismo como si aceptara la condena que estaba al caerle encima.

Lo único que sabía con certeza, era que al obedecer a este instinto, ya nada sería igual.

Apretó los labios para contener un jadeo. Un sonido gutural vibró de su garganta cuando rodeó su hombría dura con su mano derecha. Cerró los ojos y se dejó que la caliente y agradable sensación lo sobrecogiera por unos segundos. El pantalón había caído de sus piernas y estaba entre sus pies. Lo mejor hubiera sido quitárselo por completo para no arriesgarse a ensuciarlo, pero el Uzumaki no era de los que tomaban ese tipo de precauciones. Más aun si su mano ya se estaba moviendo con vehemencia alrededor se miembro ardiente, duro y ligeramente resbaladizo por el presemen.

Una vez más se sorprendió con la imagen de su cara en el espejo.

¿Qué diría Sasuke si lo viera de esa manera? Si supiera que Naruto se estaba marturbando por él, y solo por él…

La idea no había más que motivarlo. Se sintió algo sudado, el calor avasallándolo. Su respiración ya no era regular. Su corazón latía frenético. Más, más rápido. Casi se tropezó cuando su cuerpo se fue hacia adelante. Se sostuvo de la tapa del váter y se estremeció.

Una vez había entrado al baño mientras Sasuke estaba tomando su ducha, y a través de la cortina lo había visto. Su silueta atlética y adolescente. El menor era atractivo, eso Naruto lo había reconocido hacía bastante tiempo. Pero ahora estaba lidiando con nuevas ideas. Se escuchó a sí mismo jadear. ¿Cómo sonaba la voz de Sasuke al emitir ese mismo sonido? La memoria de los entrenamientos que habían tenido juntos le otorgó esa información.

Se imaginó a Sasuke sin aire, agitado por cualquiera que fuera la razón, mirándolo con un sonrojo en sus adorables mejillas y con su boca entreabierta. Desnudo. Incapaz de escapársele de las manos. Desnudo. Más rápido. Sus pezones rozados. No tenía ni idea de por qué, pero le llamaban mucho la atención. ¿Cómo se vería Sasuke en el mismo estado que él? Erecto y excitado, desesperado por alcanzar el clímax. ¿Se tocaría también? Imaginarlo haciendo algo tan obsceno y primitivo, tan poco inocente le sacaba a Naruto la más pervertida y pícara de sus sonrisas.

_ ¡Mghh! – se mordió el antebrazo con fuerza. Apretó los ojos y apretó la punta de su miembro. Embistió su mano a pesar de que la posición en la que estaba no era particularmente cómoda. Había acabado de rodillas, con los pantalones aun enredados en los pies, sujetando el váter como si fuera un ancla. Espasmos sacudieron su cuerpo y se arqueó ligeramente.

Su mente se quedó en blanco, como si el mundo y su mente se detuvieran para darle a su cuerpo el tiempo que necesitaba para recuperarse.

Cuando sintió que ya respiraba más o menos con normalidad, examinó su mano. Estaba salpicada completamente de ese líquido blanquecino y tibio. Notó también que parte del váter también se habían manchado.

Oh-oh. Mejor limpió esto.

Toc-toc-toc!

Casi le da un infarto.

Una voz le habló a través de la puerta.

_ ¿Naruto?

Abrió los ojos más de lo normal, sorpresa y espanto apoderándose de su rostro.

_ ¡Ka-Ka-Kakashi-sensei! – gritó nerviosamente mientras se ponía de pie. Sudó frío. Oh, mierda. Que ese sensei pervertido no entre. Que no entre. Que no entre.

_ ¿Estás bien? Dice Sasuke que llevas un buen rato en el baño.

_ Hehe, ¡no es-no es nada-tebayo! ¡Solo es…indigestión, sí!  - se apresuró a lavarse las manos lo más rápido que pudo mientras le contestaba al mayor. Solo esa puerta hacía que esta situación no se convirtiera en un completo desastre.

Bendito el hombre que inventó las puertas.

Tiró del papel higiénico sin importarle la exagerada cantidad que cogió en sus manos y procedió a limpiar lo más eficiente que pudo los restos de su fogoso desahogo.  Lo echó todo en el bote de la basura y volvió a hacer un barrido por el suelo y el váter. Sasuke era demasiado detallista y perfeccionista. Cuando se sintió satisfecho, aun nervioso y presuroso por salir de ahí, con miedo de que el Hatake entrara en cualquier momento, se volvió a lavar las manos. Se vio en el espejo. Aún estaba acalorado, se veía inquieto y sus ojos brillaban como si algo intranquilo se agitara dentro de ellos.

Abrió la puerta con brusquedad.

_ Hehe, ¡estoy bien, muy bien tebayo! – saludó forzando una gran sonrisa en su cara. Casi al momento en el que puso un pie fuera del baño para salir y cerrar la puerta la nariz del sensei de cabello gris se movió, como si captara algo.

O mejor dicho, un aroma en particular.

_ Hmm…eso huele como…

PAFF!

El estruendo de la puerta al cerrarse y la mirada que le lanzó el rubio fueron suficientes para hacer que Kakashi mantuviera la boca cerrada.

_ ¿Qué pasa?

Ninguno de los dos mayores respondió la pregunta de Sasuke, quien solo bufó con desinterés y reclamó que ya se habían retrasado demasiado.

Naruto lo contempló otra vez caminar de espaldas con en ese mono negro que él mismo había escogido. Sonrió para sí mismo. Se sentía pervertido, sucio, y algo culpable; pero para nada arrepentido. Lo que en sí era una combinación de emociones algo extraña.

Suspiró.

Si solo supieras, Sasu-chan.

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Sasuke despertó inquieto. Pero no era el tipo de inquietud que tenía cuando sus instintos entrenados percibían una presencia amenazadora por los alrededores –a ese tipo de instintos aún les faltaba entrenamiento–  se trabaja de la sensación que se tiene cuando alguien trata de despertarte y tú solo quieres mandar bien lejos con una patada a quien quiera que sea el maldito que quiere perturbar tu sueño.

Sentía un cosquilleo sobre su estómago, y como pudo trató de apartarlo, pero no podía. Gruñó en inconformidad y abrazó más a su almohada, cosa que no era muy usual en él. Tal vez la almohada lo ayudaría a permanecer inconsciente.

Sin embargo, los cosquilleos eran inconscientes. Encogió sus piernas contra su pecho tratando de rehuir los que trepaban por sus pantorrillas. Pero era imposible. En el momento en el que apartaba un brazo, o una pierna, el hormigueo comenzaba en otra parte. Escuchó un sonido lejano. No pudo entender muy bien que era, aunque le era familiar. Lo que Sasuke sí sabía era que en cuanto abriera los ojos iba a quemar a las condenadas hormigas que no lo dejaban dormir en paz.

Entreabrió los ojos al roce algo cálido sobre su mejilla. Apartó el rostro, como si quisiera hundir su cabeza en la almohada. No porque fuera desagradable, sino porque ese tipo de toques le hacían recordar cosas extrañas. Podía ver a Naruto sobre su cama con aquella sonrisa suya, sus ojos azules iluminados por los pocos rayos de sol que se filtraban por la ventana. Sasuke pensaba que cuando mejor se veían esos ojos eran durante días soleados. El color de sus orbes era como el agua del océano; brillante y cristalino. Sus caricias eran agradables y tortuosas, porque Sasuke no sabía cómo responder. Y el rubio últimamente lo había estado tocando demasiado, como si se le hubiera hecho un hábito.

…Aún no ha dicho nada sobre el beso…

Tal vez tendría que besarlo de nuevo para que dijera algo. Lo podría imaginar perfectamente: estamparía su boca contra los labios de ese cara de idiota y luego lo miraría con su Sharingan activado exigiendo una respuesta. Naruto le sonreiría y le devolvería el beso sin decir nada. Entonces Sasuke no tendría que preocuparse más por cómo reaccionar o qué decir cuando Naruto se le acercaba invadiendo su espacio personal, porque sabría que ya no era un niño frente a esos ojos y eso le haría muy feliz.

Seguramente fantasear de esa manera cuando Naruto estaba realmente sentado en su cama no era muy saludable para su corazón. Pensaba que estaba soñando despierto, como cuando en medio de la duermevela la mente conjura ese tipo de fantasías intencionales.

Pero Naruto sí estaba sentado en su cama.

Y lo miraba divertido.

_ Buenos días, Tomatito-chan.

Con su rostro adormilado Sasuke lo contempló, todavía sin comprender completamente lo que estaba pasando. Debo seguir dormido, se dijo a sí mismo. Porque, ¿qué estaría haciendo Naruto en su cama?

Increíblemente indiferente, movió sus ojos hacia la derecha para ver como los dedos del rubio viajaban ligeramente sobre su piel. Cada roce suave a lo largo de su brazo creaba una pequeña pulsación tan agradable que sin darse cuenta le hacía desear por más.

_Nh… –  sonrío con gusto.

Su vista se oscureció, y cerró los ojos. Esos labios eran carnosos y suaves, Sasuke lo recordaba perfectamente. El roce de esa boca con la suya fue dulce y corto, e hico que una fuente de calor, como un enjambre de mariposas, flotara y recorriera todo su cuerpo, desde su pecho hasta la punta de sus extremidades.

Que sueño tan agradable.

 Se quedó con los ojos cerrados. Ya no quería despertar.

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El invierno se sentía en los últimos días de noviembre. Afuera, lejos del confort del interior, empezaba a hacer frío de verdad. Tal vez nevaría pronto.

Se estremeció  y se abrazó a sí mismo. Una gélida y aguda ráfaga de aire lo hizo regresar adentro corriendo. Se lanzó hacia el cuarto del pelinegro,  quien lo vio pasar a su lado, sorprendido y desconcertado.

_ ¿A dónde vas? –  preguntó Sasuke. Estaban a punto de salir hacia esa  dichosa celebración en honor a quién-sabe-quién-que-a-Sasuke-le- da-igual. No tenía ni el más mínimo deseo de ir, pero Naruto no le había dejado otra opción.

El rubio no le contestó y rodando los ojos, el pelinegro caminó  a pasos rápidos hacia su habitación. Lo que vio lo desconcertó aún  más. ¿Qué demonios estaba haciendo ese idiota registrando su  closet como si fuera cosa de vida o muerte?

_ ¿Qué haces? –  preguntó con una ceja alzada.

El Uzumaki lo miró acusadoramente.

_ ¿Es que no siente el frío que está haciendo? ¡Quiero una bufanda!

_ ¿Y eso a mí que me importa? –espetó – No registres mis cosas. –  Sasuke se  aproximó a pasos firmes y cerró las puertas de madera del closet y  se giró hacia el rubio con los brazos cruzados. Otra vez, por enésima vez, odiaba la diferencia de altura. A veces le daban ganas  de subirse en una silla para poder estar a su mismo nivel – o  incluso más alto–  pero descartaba la idea de inmediato.

Sería demasiado ridículo. Y Naruto se estaría riendo por horas.  O días.

_Heey, ¡no seas malo! ¿Vas a dejar que me congele allá afuera? – y esto se lo dijo tratando de causar lástima en Sasuke, con esa  insufrible cara de cachorro apaleado que daba más risa que pena.

Aunque a Sasuke simplemente le molestaba.

_Si quieres una bufanda, ve a tu casa a buscarla.

_ ¡Pff! – el rubio se enderezó con los brazos cruzados y el mentón  alzado, rezongando –  Eres un niño malo-tebayo. ¡Si me muero de  frío será tu culpa! ¡Hum!

Enfurruñado cual niño de cinco años – y a él le decía mocoso, ha–   el rubio marchó con pasos de elefante hacia la salida del  apartamento. Ante tanto berrinche de su parte, el pelinegro  realmente se preguntó por qué Naruto siempre lo hacía ceder. O cómo lo hacía.

No tenía ni la más remota idea, mas temía que si no lo averiguaba,  sería su fin. El pensamiento de no tener control sobre sus propias decisiones la causaba pavor. Sacudió la cabeza. No quería pensar en eso.

 Bufó. “Y se dice mayor que yo.”

_ Naruto. –  lo llamó en voz alta.

En menos de un segundo el aludido estaba frente a él, con una sonrisa expectante.

_ ¿Sí, Sasuke? - Era como si el Uchiha fuera Santa Claus y le fuera a dar el regalo que había estado esperando toda su vida.

Le dio la espalda y procedió a revisar entre los cajones. No tardó  mucho en encontrar un par de bufandas, la mayoría de colores oscuros. Dio una mirada de soslayo al Uzumaki, que parecía estar  dando saltitos o queriendo mirar por encima de su hombro. ¿Se ponía así por una simple bufanda? Sí que era un idiota. No que ese tipo de actitud hiciera aflorar un calorcito agradable en su pecho. Ni tampoco le gustaba que Naruto se alegrara por cosas tan pequeñas como esa. No, por supuesto que no.

Cuando decidió que la que mejor quedaba con el mayor era la  negra, cerró el cajón y se giró hacia el rubio.

_Toma. –se la extendió sin mucha ceremonia, con desgano. Pero este no la tomó.

_ Hehehe. –el rubio sonrió de oreja a oreja. El pelinegro al ver sus ojos enseguida intuyó que estaba tramando algo. ¿Cuándo no? – Pónmela.

Sasuke parpadeó un par de veces. Creyó que había escuchado  alguna burrada de parte del idiota, pero debió ser su imaginación.  Su mente se estaba recreando demasiado últimamente, dándole  fantasías demasiado vívidas.

Como el sueño-fantasía que tuvo en la mañana.

_ ¿Qué?

_ Que me la pongas.

_ ...

Ah, entonces no se lo había imaginado. De todas formas, no tenía  paciencia para las burlas de ese rubio descarado. Sasuke estrechó los ojos y lo miró con desconfianza. Alzó una ceja.

_ ¿Qué edad tienes, dos años? Póntela tú, tonto.

_ Oi, ¿a quién llamas tonto, eh? –Sasuke estaba listo para tirarle  la oscura prenda en la cara y terminar de una vez con esa situación;  pero inesperadamente, su corazón se saltó un latido cuando el mayor se arrodilló frente a él. Esa cálida sonrisa plasmada en su rostro  bronceado. Naruto era un trozo de verano en medio de esa estación,  incluso si el propio rubio le huía al frío.

El Uzumaki extendió los brazos hacia el pelinegro, como si estuviera esperando un abrazo,  y estiró el cuello.

_ Pónmela, Sasu-chan.

Sintió el calor chapotear rápidamente desde su pecho hasta su cara. Con este clima  sus mejillas se veían incluso más sonrojadas, y eso era algo que al pequeño Uchiha incomodaba mucho. Le fastidiaba demasiado, porque Naruto  se aprovechaba demasiado de esa “favorable” situación condicionada por la baja temperatura.

“_ Me gusta hacer que te sonrojes. Y que te avergüences, hehehe.”

Le había dicho tan campante mientras almorzaban.

Oh, como si no lo supiera ya. Idiota. Maldito. Sinvergüenza. ¡Era un descarado!

Naruto lo devolvió la mirada en silencio mientras el menor lo observaba con sus ojos oscuros y entrecerrados en sospecha, las cejas juntas y una expresión contrariada en su rostro. ¿Qué tan complicado era poner una bufanda? El rubio se había hasta tomado la molestia de hincarse en una rodilla…y eso solo le hacía notar  más la diferencia de altura.

Ya lo suyo era trauma.

Cuando deseaba crecer y sobrepasar a ese idiota. ¡Tendría que hacerlo! Tan solo unos cuantos años y sería ÉL quien miraría a Naruto desde arriba. No podía esperar el momento para que eso sucediera.

La imagen imprecisa del futuro flotó delante de sus ojos por unos instantes. Se quedó en blanco y sus manos se aflojaron alrededor del suave estambre.

¿Estaría Naruto en su futuro?

…¿Estaría Sasuke en el futuro de él?

Chaqueó la lengua y forzó a su mente a concentrarse en otra cosa. Pasó la bufanda por el cuello del rubio, quien sonrío zorrunamente y le guiñó un ojo. Le daban unas ganas de estrangularlo cada vez que hacía ese tipo de cosas.

_ Cuidado, no me ahorques-Gagh!

Es que se lo estaba buscando.

Sasuke tiró viciosamente de los extremos de la bufanda a la vez que le pisaba el pecho con un pie. Tenía venita muy visible en su frente y un tic en el ojo que parecía haber tomado residencia permanente en su cara desde que había conocido a ese rubio idiota y provocador

_ ¡AGH, Saske–! –  Una sonrisa malvada se curvó en la boca de Sasuke. Parecía como si el rubio se estuviera quedando sin aire…Bien.

_ Tú siempre estás tentando a la suerte. – siseó el Uchiha con una aura oscura cerniéndose a su alrededor. Él tenía paciencia. Conviviendo con Naruto había desarrollado incluso más esta sagrada virtud. Pero llegaba a un momento en que sus reservas se agotaban;  o simplemente se esfumaban, como vaporizadas por todo el calor que le hacía sentir ese idiota; como ahora. O como aquella vez que se pelearon con la comida y Sasuke casi le arrancó la nariz.

Naruto estiró un brazo dramáticamente y dejó caer su cabeza con la lengua afuera. Sasuke bufó y terminó de acomodar la bufanda con ademanes medio toscos por el enojo. El rubio infló los mofletes y se sobó el cuello al tiempo que sus orbes azulinas le enviaban una mirada de reproche y falso rencor.

_ Eres un mocoso tan sádico-tebayo.

_  Hn. Te lo merecías. – contestó con arrogancia, y se acomodó la chaqueta. No esperó  por el rubio y se encaminó hacia fuera de su cuarto, hacia la puerta de salida.

_ Oooi, espera por mí, ¡ni siquiera sabes dónde es!

Tal vez si cambiaban de aires el Uzumaki dejaría de fastidiarlo tanto. En la fiesta hacia la que iban debía haber muchos conocidos y amigos del rubio, por lo que Sasuke esperaba que así se distrajera y que no lo molestara tanto. Sí; necesitaba que Naruto se alejara por al menos una noche o un par de horas…

Esa sonrisa de blancos dientes brilló en su dirección. Aseguró la puerta y se echó las llaves en los bolsillos.

_ ¡Wuju! ¡Ya verás! ¡La pasaremos genial~! – canturreó animado y le revolvió el cabello. Sasuke solo encogió un poco los hombros y hundió la mitad de su rostro en el cuello alto de su camiseta.

Naruto se frotó las manos y sopló entre ellas. Luego lo miró de reojo y le extendió su mano derecha. El pelinegro lo miró sin entender. O tal vez deseando no entender lo que significaba ese gesto.

_ No seas amargado, Tomatito-chan. Así no pasaremos tanto frío. – y como si esa explicación fuera suficiente, envolvió la mano de Sasuke con la suya. Lo guío por el ambiente nocturno de las calles. La sonrisa no abandonaba su rostro acanelado, una sonrisa tranquila y feliz que le hacía sentir débil. Tan débil y cálido que no tuvo las fuerzas de apartarse de esa mano grande, fuerte y tan agradable.

…Realmente  necesitaba que Naruto lo dejara en paz por un tiempo.

 No era como si se estuviera mintiendo a sí mismo.

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Notas finales:

N/A: ENORMES agradecimientos a las personas que siguen este fic, los que lo han puesto entre sus favoritos y a quienes se toman la molestia de dejarme un review (de verdad adoro los reviews x,3). Especialmente doy un inmenso GRACIAS-GRATZIE-ARIGATOU a los que comentaron el capítulo pasado: Ryoshin Di Juri, Goodbye Sun, okajara-chan, YosepSky; y a los que han comentado capis anteriores: Milady, Cherry NS (dónde andas, amiguis? xD), Adoriana, ara, alexxleto, pachi-sensei, Alena, LightKira98, danna luckers, Victoria Schinkovinu, Eliza Uchiha y...

(se le salen las lágrimas)

TTwTT No puedo creer que esta historia tenga tantos lectores... Muchas gracias por leer!

Nos vemos pronto!

 

PD: Estoy a velocidad de tortuga contestando los reviews, pero lo haré! *-*


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