Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El cielo está en tus ojos por Zeny

[Reviews - 182]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Un capítulo laaaargo xD

El cielo está en tus ojos

.

.

.

.

Capítulo XIII

0-0-0-0-0-0

Cuando la palabra “Amor” y todo su concepto resonaban en el cerebro de Sasuke, era para que su corazón se llenara de tristeza y nostalgia. Amor estaba asociado a su pasado, a su infancia, al cuadro familiar que tenía guardado en una caja en el sótano de su antigua casa en el distrito abandonado de los Uchiha. No había vuelto a sacar esa foto, porque no quería ver el rostro de su hermano junto al de sus padres. Su madre sonriente, su padre con aquella expresión sobria que casi se había hecho perpetua en su rostro, y él mismo tratando de imitar a su hermano y a su padre: había querido parecer serio, un poco más adulto que lo que su figura de 7 años daba a entender.

No quería ver la cara del traidor. Del asesino que le había arrebatado todo en la vida, y que lo había dejado solamente con una sed insaciable de venganza.

Así que, para Sasuke, Amor era una palabra triste y amarga.

Pero entonces, algo diferente irrumpía en sus pensamientos. Algo que lo hacía sentir débil y cálido, que lo hacía sentir tan fuera de sí mismo que le asustaba. Era como una chispa que crecía poco a poco hasta opacar a todo lo demás. Una sonrisa y unos ojos, y un calor que lo rodeaba y le hacía sentir, al menos por el más pequeño de los instantes – el más eterno de los momentos –  qué él era más que un Uchiha, más que un vengador, más que un genin en busca de poder para llevar a cabo una ambición autodestructiva.

La palabra Amor, cuando florecía dentro de su mente junto a los recuerdos que Naruto le había regalado, ya no era tan amarga ni tan triste. Lo llenaba tanto que terminaba echando al olvido todo el sufrimiento y el odio que había sido su alimento durante los últimos años. La fuerza venenosa que lo hacía levantarse de la cama todas las mañanas para entrenar hasta estar exhausto desaparecía. Como si Naruto fuera algún tipo de bálsamo sanador, un pequeño sol, y su calor evaporara el veneno corrosivo dentro de su cuerpo.

Y por eso era mejor terminar de beberse ese refresco y sacudir esos pensamientos fuera de su cabeza.

Chasqueó la lengua y suspiró exasperado, apegando su espalda al respaldo de la silla. Era una alivio que la mesa que estaba ocupando estara vacía salvo por él mismo.

Había demasiado ruido. ¿No se suponía que eran un grupo de ninjas? ¿No deberían estar más callados? Con esos amigos no se sorprendía de que Naruto fuera tan idiota.

Escandalosos.

Cuando era pequeño, había asistido a varias fiestas. Aunque se asemejaban más a reuniones que a otra cosa. Pocos en su clan se salían de la actitud sobria y controlada cuando atendían a esas reuniones. Recordaba estar siempre buscando a su hermano con la mirada, que a menudo era rodeado por demasiados adultos. Los adultos siempre estaban hablando de Itachi, de lo increíble que era que a tan corta edad ya hubiera alcanzado el nivel de un ninja excepcional.

 Nunca podía ver el rostro de su hermano durante esas horas en las que su familia se reunía en un solo lugar del distrito. Los halagos hacia su hermano quedaban en su mente, y zumbaban junto a las palabras de su padre. ¿Cuándo sería él el recibidor de tales cumplidos? ¿Cuánto más necesitaba esforzarse? Cuando lo embargaba la frustración y el sentimiento de sentirse inferior, su madre se acercaba a él y dejaba un pequeño beso en su mejilla. Pero ni siquiera su sonrisa hacía desaparecer esos sentimientos.

Aun si un su momento esas celebraciones no había sido de su gusto, Sasuke no disfrutaba de estar rodeado de tanto ruido.

De hecho, era bastante irritante.

Más irritante era, sin embargo, que la atención de Naruto divergiera hacia la otra decena y media de personas que había en el restaurante. ¿No se suponía que quería que el rubio le diera espacio? Entonces ¿por qué demonios se sentía con ganas de agarrarle la cara y hacer mirara solo a él?

¡No! Nunca haría algo como eso, ¡primero muerto!... Sería…demasiado bochornoso.

La bebida se la había dado esa chica, Ino, si recordaba bien. Realmente no le había prestado mucha atención a los nombres de los compañeros de Naruto mientras el rubio hacía la presentación.  Y en contraste, algunos de ellos habían mostrado cierta curiosidad hacia el pequeño Uchiha. Mas al ver que Sasuke no mostraba ni el más mínimo interés en entablar conversación o contestar una de sus preguntas, lo habían dejado en paz.

Más de una vez había escuchado los distintivos susurros que decían “Pero sabes, es un chico bastante lindo.” “¡De seguro cuando crezca será muy guapo!”

No muy diferente de cómo habían actuado las chicas mientras él había estado en la academia. A Sasuke le daba igual la atención; para lo único que le servía era para estar seguro de que era el mejor de todo su curso. El novato número 1. El que había tenido las mejores calificaciones. Eso había sido prueba de todo el esfuerzo que había estado poniendo para cumplir su meta. Y aun le faltaba esforzarse más.

 

0-0-0-0-0-0

Se sentía fuera de lugar.

Sasuke tenía que admitir que sin la constante presencia del rubio cerca de su espacio personal lo estaba aburriendo. Quería irse a su casa. Allí por lo menos aprovecharía su tiempo leyendo, estudiando o realizando algún tipo de entrenamiento. La única razón por la que aún estaba ahí era porque, a pesar de estar a varios metros de distancia, Naruto lo estaba vigilando de tal forma que parecía que el condenado tuviera un par de ojos en la espalda.

_ ¡No te vas a ir-tebayo! ¡Ten! ¿Quieres comer?

Le trajo varios platos con carne y otros alimentos, y se dejó caer en la silla a su lado. Naruto iba y venía entre la mesa en la que estaba el pelinegro y su grupo de amigos, que después de un rato se habían congregado todos en una mesa más grande cerca del fondo del restaurante. Le faltaba poco para dividirse en dos.

_Psss – el rubio se cubrió la boca como si fuera a decirle un secreto – Podemos llevarnos algo de esto a casa.

“¿A casa?”

_ ¿Ahora eres pobre o qué? – se burló el pelinegro con una ceja alzada.

_ ¡Mocoso! ¡No soy pobre!

_ Hn. Llévate comida si quieres. Me da igual.

Debía ser bastante obvio que no estaba de buen humor. Él no pertenecía ahí, no tenía otra razón que la presencia de ese idiota para estar en ese restaurante lleno de las voces de personas que le importaban un comino.

_ ¡Lo haré! ¡Y no la compartiré contigo-ttebayo!

Sasuke puso cara larga, tratando de darle sentido a un par de cosas que rondaban su cabeza. ¿Cómo era posible que este acabara de cumplir veinte? Era más niñato que Sasuke a los cinco.

_Está bien. – contestó tranquilamente Sasuke, y se llevó un trozo de carne a la boca con los palillos. Hm, no estaba mal. – Yo tampoco te daré de lo que cocine mañana.

Naruto puso instantáneamente cara de desamparo, como si se hubiera dado cuenta de la tontería que había dicho y se estuviera arrepintiendo de lo que su bocota de idiota redomado acaba de soltar.

_ No, no-tebayo! Era mentira, hehe, claro que compartiré la comida contigo, Tomatito, estaba jugando.

El brazo del rubio le rodeó los hombros. Su fuerza y calor hicieron presión y terminó apegándolo un poco a su cuerpo.

_ ¿Cómo te atreves a amenazarme con eso mocoso? Eso fue cruel…De verdad me gusta tu comida.

Estaban demasiado juntos. Dolorosa e incómodamente cerca. Un contacto odioso, pero deseable. Sasuke luchaba entre los dos instintos que tiraban de su voluntad: el que lo empujaba a alejarse, y el que quería simplemente acercarse más. Le era imposible hacerle caso a uno de estos tirones, por lo que terminaba quedándose quieto, con el puño levemente apretado debajo de la mesa y sus dedos tensos al sostener los palillos en la otra.

Naruto sopló en su oído y a Sasuke se le puso la piel de gallina.

_ ¡N-No hagas eso, idiota!

_ ¡Hahaha! Es que te ves tan lindo, como si estuvieras a punto de reventar por tanto contacto.

¿Lindo?

_Tsk, no fastidies, idiota. – Con algo de trabajo se quitó el brazo de encima. Naruto decidió dejarlo así por el momento, y contempló su rostro con diversión. El Uchiha fue muy consciente de los minutos que pasaron sin que ninguna palabra mediara entre ellos. No supo por qué, pero decidió mantener su vista fija en lo que estaba injiriendo y hacer como si Naruto no estuviera ahí.

Hasta que el susodicho le recordó de su existencia al revolverle los cabellos. Con la cabeza aun gacha le mandó una mirada asesina, que por supuesto no tuvo ningún efecto en el cara-de-tonto.

_ Vas a tener que acostumbrarte, ¿sabes, mocoso?

Dijo eso con una sonrisa extraña. Sasuke dejó de masticar. La mano del rubio se deslizó desde su azabache coronilla hasta ponerse sobre el espaldar de la silla en la que se sentaba el menor.

Siempre había estado consciente de la diferencia de edad, y de altura, pero esa mirada azul que ahora lo veía casi sin parpadear, con los ojos levemente entornados, con un brillo de emociones ilegibles y profundas, le hizo darse cuenta de que…

Naruto era más que ese adulto idiota. Que era tal vez… adulto en otros sentidos.

_ ¿De qué hablas?

_ ¡Oi, Naruto! ¡Ven aquí un momento!

El rubio rodó los ojos y suspiró con cierto aire de derrota.

_ Ahora vengo. No intentes irte de nuevo, eh! Te tengo en la mira.

_ Hn.

Sasuke se encogió de hombros. No era como si le importaba que Naruto se levantara de la silla y acudiera al llamado de sus compañeros dejándolo comiendo solo. Si por él fuera, Naruto quedarse toda la velada en la compañía de esa ruidosa gente y él se iría a su apartamento.

_ ¡Vamos, Naruto, hazlo! ¿O acaso te da miedo? ¡Hahahahaha!

Sasuke aún estaba sorprendido de que en el mundo existiera – además de Lee, que en sí parecía un espécimen de otra raza – una voz incluso más irritante que la de Naruto.

El “chico cara de perro”, según el Uzumaki. Podía concordar con el rubio de que no había mejor nombre que ese para alguien que parecía ladrar cada vez que abría la boca para decir algo. Sasuke enarcó las cejas sorprendido cuando alguien se acercó y se sentó frente a él. Y ese alguien que estaba sonriendo vestía una sonrisa irritantemente falsa.

Era el tipo que había ido junto con los demás amigos de Naruto a su casa el otro día. Más específicamente, el tipo que le había sugerido aquel condenado libro sobre la pubertad. Era bueno que ya lo hubiera devuelto a la biblioteca.

_ ¿Te fue útil? – preguntó. ¿Cómo era que se llamaba…? No lo recordaba.

La respuesta de Sasuke fue una ceja alzada.

_ El libro.

Ah, se refería a eso.

_ Hn. – Una respuesta muy elocuente.

_Tengo otros libros que tal vez te interesarían. – y después de decir esto, sacó unos tres libros de su portakunais. ¿No debería tener armas allá adentro? Este tipo era peor que su sensei. El Uchiha le echó un vistazo a los títulos y fue todo lo que necesito para decir:

_ No me interesa.

_ ¿En serio? He leído que a los chicos de tu edad le interesan estos temas.

“¡10 cosas que definitivamente debes hacer para conseguir pareja!”

“Como conquistar al amor de tus sueños. ¡Lee YA!”

No, gracias. Sasuke ya había tenido suficientes problemas llevando uno de esos estúpidos libros a su casa. De imaginarse las burlas que Naruto le hacía si lo veía con alguno de los que ese tipo le presentaba sintió un escalofrío.

Y hablando del diablo.

_  ¡Sai! ¿¿Qué haces hablando con Sasuke??

Oh, así que era así como se llamaba. ¿Y a Naruto que le importa que Sasuke hable con extraños? – Aunque cuando Naruto había presentado a su panda de amigos habían dejado de ser extraños -  Pff, ni que fuera un tonto incapaz de deshacerse de ese rarito.

_ Es de buena educación hablar con los invitados, ¿no? Además, nos conocemos de antes.

Lo voy a matar.

_ ¿De verdad? – preguntó el rubio con suspicacia, mirando a cada uno de los pelinegros alternativamente - ¿De dónde?

_ Lo cierto es que-

_ No es asunto tuyo. – cortó Sasuke y se puso de pie de un solo movimiento, dejando el vaso medio vacío sobre la superficie de la mesa. No sabía cuánto tiempo había estado en ese lugar, pero había sido lo suficiente como para que ya estuviera harto.

_ ¡Eh! ¿A dónde vas?

_ Me voy a mi casa.

No debió sorprenderle que nada más decir eso Naruto lo agarrara desde atrás y detuviera su marcha. Los brazos del rubio rodearon su cuerpo, y se sintió inquieto. ¿No debería haberse acostumbrado ya a su contacto?

_  ¡Nooooo, Sasuke! ¡Tú no te vas a ningún lado-tebayo! ¡Viniste conmigo a la fiesta, y te vas conmigo de la fiesta!

Un suspiro abatido y cansado brotó de los labios de Sasuke probablemente se vería muy infantil en esa situación darle pisotones y patadas al Uzumaki. Y era casi seguro de que no lo llevaría a nada y solo terminaría humillándose. Se liberó del agarre del mayor y se dio la vuelta para encararlo.  Soltó un resoplido cuando se dio cuenta de que Sasuke estaba prácticamente ignorando cada palabra que decía en orden de contemplar los interesantes patrones del suelo.

Esbozó una casi imperceptible sonrisa. Con cierta satisfacción en su interior por volver a tener la atención del rubio, Sasuke lo miró y cruzó los brazos, deshaciendo el casi abrazo en el proceso. Alzó la barbilla y habló con el tono más indiferente que pudo componer.

_ No me gustan las fiestas.

_ Duh, eso ya lo sabía, baaaka. – le dijo y le sacó la lengua. El pelinegro le dirigió una mirada asesina. – Por eso es que te he traído, ¿recuerdas?! Para ver si se te quita un poco la amargura.

Sasuke debería haberle dicho que estaba logrando el efecto contrario, pero se reservó sus observaciones. Por el rabillo del ojo vio que aquel tipo llamado Sai los estaba observando con curiosidad.

Y otro par de ojos, unos verdes, también los estaba mirando.

Frunció el ceño y dirigió su mirada oscura hacia Naruto.

_ Tsk, idiota. – Resignado volvió al asiento que había estado ocupando antes. Sintió la presencia de Naruto a su lado. Levantó la mirada hacia el rubio, que lo miraba con una pequeña sonrisa. - … ¿Qué?

El mayor soltó una risita y le despeinó los cabellos con una mano. ¿Por qué demonios seguía haciendo eso?

_ ¡Heeey, Uzumaki! ¡Deja de hacer de niñera y ven acá!

Jetón, el rubio rodó los ojos ante el irritante grito de Kiba. ¿Qué no notaba el muy imbécil que Naruto estaba ocupado hablando con él? Ya de por sí había pasado demasiado tiempo con ellos, y cuando el rubio se dignaba a venir a decirle algo-

Espera, ¿no debería estar contento? Eso era lo que había esperado, ¿no? Que Naruto se distrajera con sus amigos y lo dejara en paz. Entonces ¿por qué se sentía así?

El suspiro de dicho rubio lo sacó del círculo vicioso que eran ahora sus pensamientos. Se tensó cuando el aliento cálido chocó contra su oreja. Maldito, siempre haciendo eso para molestarlo.

_ Ahora vuelvo. – y sin más el rubio regresó a sus amigos, y lo dejó ahí. Otra vez. Sentado y solo.

_ Tsk.

Pudo escuchar como Naruto gritaba un “¡Acepto el desafío-tebayo!” Enfocó la vista en la superficie de cristal del vaso. El momento en que habían servido la comida a había pasado, y sentía ligeramente lleno. No había sido de su gusto comer tanta carne, pero suponía que de vez en cuando no estaba mal. Al Uzumaki parecía gustarle bastante. Bueno, pensó Sasuke con cierta ironía, el estómago de Naruto parecía más un pozo sin fondo que otra cosa.

Apoyó un codo sobre la mesa y su mejilla en la palma de su mano. Dejó caer sus párpados levemente, con la vista perdida y el ceño levemente arrugado.

No se había esperado que Sakura, la amiga de la Naruto le había hablado de vez en cuando, estuviera en el restaurante cuando ellos llegaron.

Había creído que todo lo que necesitaba para estar tranquilo era que Naruto lo dejara en paz al menos por unas horas. Pero incluso ahora, con el rubio a metros de distancia y su jovial voz en el aire mientras hablaba con sus camaradas, Sasuke no podía dejar de pensar en que hubiera preferido mil vez pasar la noche en su apartamento y cocinar para dos, como llevaba haciendo casi siempre estos días.

 

0-0-0-0-0-0

Sakura había llegado antes que ellos a la fiesta.

_ Al parecer no me equivoqué en tu talla, Naruto.

Naruto había pasado de la sorpresa a la alegría al escuchar aquello. Sasuke inmediatamente se había tensado. ¿Su talla?

_ ¿Sakura-chan!? ¡Sakura-chan! ¡Regresaste!

_ Sí, llegamos en la tarde. – la chica esbozó una sonrisa contenta.

_ Oh, ¿y dónde está la oba-chan? ¡Ero-sennin también está aquí!

El rubio también se vio contento, y corrió hacia ella para darle un corto abrazo de bienvenida. Después de quitárselo de encima con la falsa amenaza de darle un puñetazo, la pelirrosa se dio cuenta de la persona que estaba detrás del rubio mirando la interacción con su amigo.

¿No era ese el niño de aquella vez?

_ ¡Naruto! – y justo así fue cómo terminó la “cálida bienvenida. Se cruzó de brazos y le lanzó a Naruto una mirada severa – ¿Sigues molestándolo?

_¿Molestar a quién-tebayo?

Sakura apuntó tras su espalda y cuando Naruto se dio la vuelta fue para ver como Ino se acercaba con una bandeja y le ofrecía uno de las tazas al chico pelinegro.

_ ¡Qué bueno que viniste, Sasuke-kun! – saludó la rubia muy animada. El pelinegro pareció dudar un momento antes de tomar una de las tazas, y con un escueto Gracias asintió y le dio un sorbo al contenido de la taza. Era chocolate caliente. La Yamanaka continuó repartiendo la bebida y Sakura se acercó a Sasuke con curiosidad.

_ Hola! Tú debes ser Sasuke, ¿me recuerdas? Soy Haruno Sakura.

El menor la miró con total desinterés, como si le diera igual que Sakura se estuviera presentando. Aunque había algo extraño en su mirada que la hacía sentir algo inquieta.

_Oi, ¡mocoso! ¡Saluda a Sakura-chan-tebayo! – le reprochó.

_ Hn. – Sasuke levantó la mirada hacia la chica de ojos verdes – Uchiha Sasuke. – pronunció simplemente.

 El rubio rodó los ojos  al tiempo que le quitaba la taza de las manos y daba un largo sorbo. El pelinegro se quedó en blanco unos segundos, y luego lo miró indignado.

_ ¿Qué haces? – preguntó con molestia.

_ Probando, hehehe.

 Cuando Naruto terminó de beber le mandó una sonrisa juguetona y le devolvió el chocolate. Las mejillas del menor estaban levemente sonrosadas,  y Sakura pensó que se veía muy lindo. De hecho, ante una mejor inspección se podía dar cuenta de que el chico pelinegro era realmente atractivo para su edad.

Sasuke no lo tomó.

_ No me pases tus gérmenes, idiota.

_ ¡¿Qué!? ¡Yo no tengo gérmenes-tebayo!

0-0-0-0-0-0

¿Por qué demonios ese niño no podía verse más animado? ¡Era una fiesta! ¡Comida gratis! ¿Qué era lo que le veía que lo hacía tener ese rostro de amargado? Durante las horas que habían estado dentro del restaurante Naruto se había visto tentado a hacer un clon para que este pasara tiempo con sus amigos y poder irse a sentar junto al mocoso. Mas había echado la idea a un lado y había optado por dividir su atención entre Sasuke y sus compañeros.

Cada tanto iba a la mesa en la que estaba sentado el pelinegro con las manos en el mismo vaso de jugo que había tenido desde hacía una hora. Trataba de convencerlo de que fuera con él hacia donde estaban los demás. La sola respuesta del pequeño Uchiha era una mirada asesina. Una mirada que claramente decía: “Estoy aquí porque tú me arrastraste, idiota, no me molestes más de lo que ya estás haciendo por traerme aquí.”

Vaya mocoso.

Conclusión, Naruto se la había pasado dando más vueltas que un trompo, de aquí para allá, de allá para acá, y en el trayecto, no había notado que su vaso de “jugo” había sido rellenado…varias veces.

Y con algo más que definitivamente no debía ser jugo. Pero tampoco podía ser algo malo, ¿no? Es decir, aun podía caminar en línea recta, con pasos firmes, aun si su cabeza se sentía algo más ligera de lo normal.

Hmm, tal vez ese jugo tenía algo raro…

_ Heeey, ¿qué es lo que tiene esto? – preguntó alzando una ceja al tiempo que levantaba el vaso para que todo el mundo pudiera ver a qué se refería.

_ ¿Jugo de naranja, no lo notas? – respondió rápidamente Ino, dando un sorbo a su propia bebida. La chica se apresuró por dirigir su mirada a otra parte, y eso a Naruto le pareció muy sospechoso…

Pero no le dio más vueltas y se encogió de hombros.

_ Sakura-chan, ¿cómo te fue en el viaje? ¿Fueron a algún lugar nuevo?

_ Oh, bueno… - la chica se tocó la barbilla, pensativa, y luego de un segundo retomó el hilo de su discurso – Tsunade-sama visitó un par de casinos y casas de apuestas…Aunque las aldeas por las que pasamos tenían muchas atracciones y negocios interesantes.

Naruto asentía a cada cosa que la chica decía, si bien no estaba escuchando ninguna palabra. Era como si pudiera ver a Sakura articular con las manos y mover los labios, pero no pudiera escuchar su voz. Sus pensamientos estaban orillándose hacia los eventos de días anteriores. Esas sensaciones que estaba comenzando a experimentar y que, de hecho, habían llegado a convertirse en una especie de tormento.

Una dulce y prohibida tortura.

¿Prohibida? La palabra resonó en su mente.

Lo que estaba comenzando a desear era algo prohibido. ¿Por qué? Pues porque era imposible que las recientes fantasías que habían empezado a acosarlos se llegaran a cumplir. Ni siquiera las más realistas tenían una oportunidad.

Había evitado con todo su ser pensar en eso, porque por encima de cualquier extraña ansia que hubiera crecido en su interior, sus prioridades eran otras. 

Proteger a Sasuke, y estar a su lado.

¿Sexo? No.

 Eso quedaba completamente de lado. Simplemente, no podía ceder ante algo que le hacía sentir ese impreciso sentimiento de culpa. Como si estuviera cometiendo un error.

Es solo un niño.

Pero me besó.

Todo tendría mucho más sentido si aquel beso nunca hubiera sucedido. Naruto achacaría todos esos terribles deseos a su propia estupidez y a su propia virginal inexperiencia en el ámbito carnal. También podría echarle la culpa a las revistas que solía leer cuando era más joven y su desenfrenada imaginación.

Aunque, si lo pensaba bien, ¿Todo esto no había comenzado por lo que había acontecido aquella noche? Si se esforzaba en recordar sus propias emociones y pensamientos de semanas atrás, antes del día de su cumpleaños, lo único que le venía a la cabeza es que Sasuke siempre le había parecido lindo.

Una simple e inocente apreciación estética. Esa era la palabra, ¿verdad? Sai se la había enseñado hace algunos días cuando le explicaba el porqué de su interés por los penes. Apreciación estética del órgano sexual masculino, que no arrastraba ninguna intención morbosa.

Sasuke era lindo. Cuando hacía ese pequeño puchero, cuando se sonrojaba, cuando-

En definitiva, Sasuke era lindo.

Mas ahora, después de tres erecciones no intencionadas, dos de las cuales tuvo que encargarse en un baño que no era el suyo, Sasuke no le parecía simplemente lindo.

Sasuke era excitante. Atractivo. Y sin darse cuenta, Sasuke le provocaba aquellos instintos depredadores.

Por eso había decidido darle su espacio durante la fiesta, para poder aclarar su mente y que su cuerpo no decidiera hacer ninguna estupidez.

Aunque no había funcionado, y lo único que había conseguido era darle vuelta a los mismos pensamientos y las mismas situaciones en su cabeza una y otra y otra vez.

Esa mañana, se había despertado primero que el pelinegro. Al darse cuenta de esto, había ido hacia su cuarto. Verlo dormir se había vuelto algo así como un hábito. La paz que reflejaban sus rasgos, su figura usualmente tensa relajada mientras respiraba apaciblemente. A Naruto le gustaba contemplarlo mientras estaba así. Le sacaba una sonrisa extraña, de esas que solo nacen para que las vea una persona.

Su plan original había sido despertar al mocoso ruidosamente, como solía hacerlo a veces para fastidiarlo. Pero su mente había cambiado de planes casi inconscientemente, y por un largo rato se había dedicado a deslizar las yemas de sus dedos ligeramente por de las blancas piernas y de los brazos de Sasuke. Fueron caricias casi imperceptibles, pero las que Naruto había notado habían erizado los vellos de la cremosa piel. Y habían hecho que Sasuke se removiera, aun entre los brazos del sueño, tratando de apartarse del molesto y hormigueante contacto.

Naruto no había podido evitar darle aquel  agridulce y efímero beso.

Suspiró.

_ Oi, Naruto, ¿me estás escuchando?

El rubio enfocó su mirada en la chica, pues al parecer se había perdido demasiado en sus propias cavilaciones.

_ ¡Claro que te escucho, Sakura-chan!

¿Cómo era que había llegado a sentirse de esa manera? ¿Cómo era que sentimientos tan contradictorios como la culpabilidad y la dicha confluyeran dentro de sí mismo?

Sonrió levemente, y desvió su mirada hacia aquel niño que traía su mente al borde de un precipicio.  Le daban ganas de golpearse la cabeza contra algo. Y al mismo tiempo, no podía evitar reírse de sí mismo.

0-0-0-0-0-0

Los ex-novatos de Konoha no solían pasarse de la raya en un aspecto que formaba parte de las tres prohibiciones de los ninjas. Pero esta noche habían decidido…tener un poco más de “diversión”. En cualquier caso, siempre estarían a su disposición, cortesía de Tsunade y de su especializado equipo de ninjas-médico, píldoras de emergencia para recuperar la sobriedad.

Por eso, durante la fiesta, algo inusual sucedió.

Todos, a excepción de Sakura, que los había sorprendido con su llegada,  hicieron un complot para emborrachar a Naruto. Estaban muy curiosos por saber si la legendaria resistencia del rubio aguataría también y sabría batallar con el alcohol. Por eso había sigilosamente – como ninjas – echado tragos de licor en el vaso de jugo o refresco de tanto en tanto, y lo mejor había sido que en su tan despistada forma de ser Naruto no se había dado cuenta en ningún momento.

Si el rubio llegaba a enterarse probablemente se las cobraría, pero valía la pena correr el riesgo con tal de tener algo por lo que apostar. ¿Cuánto resistiría Naruto? ¿Le acaecería una de esas famosas jaquecas a la mañana siguiente? ¿Vomitaría? Hasta ahora el rubio parecía estar resistiendo bastaaante bien. Caminaba con normalidad y hablaba sin arrastrar las palabras.

La afectación más visible era que se reía por cualquier tontería y estaba constantemente tratando de…”incluir” a Sasuke en la celebración. Por el incluir se refiere a arrastrarlo contra su voluntad hacia donde él estaba.

_ ¡Vamos, vamos, júntense todos! – Ino era la directora de la comitiva, por supuesto.

Y la actividad en la que exactamente lo iba incluir era la toma de una fotografía grupal.

Si Naruto sobrio no dejaba de fastidiarlo, Naruto borracho – y sin siquiera saberlo - lo sentó en su regazo y lo abrazó como si se tratara de un niño de ocho años.

_Suéltame, ¡grandísimo idiota! – susurró enojado el pequeño Uchiha por lo bajo, intentando con todo el disimulo posible soltarse del agarre de hierro del maldito rubio. Dicho idiota ni siquiera se dignó a responderle, y rió como bobo una vez más. Sasuke no tenía ni la más remota idea de qué demonio había poseído a Naruto.

Sasuke tenía las manos crispadas y los vellos de la nuca se le erizaron por culpa del aliento del rubio. Una suave risilla escapó de la boca del Uzumaki, y el pelinegro se estremeció. Esos brazos fuertes lo estrecharon aún más, torturándolo con  su dulce calor y  otras sensaciones más odiosas en las que no quería pensar.

Sentado sobre Naruto, sin oportunidad de escabullirse.

Alguien en el cielo de verdad quería que Sasuke muriera de vergüenza, o por la venita que parecía estar a punto de reventar en su frente.

_ ¡Bien, todos miren a la cámara! – llamó el fotógrafo, quien también estaba algo pasado de copas. La idea de sacar una fotografía o dos de cada celebración se les había ocurrido muy tarde, y por eso no habían podido hacer una en el cumpleaños del Uzumaki.

Sasuke sintió pánico. ¡No! ¡No podía salir de esa forma en una fotografía! ¡Sería demasiado vergonzoso! ¡Él no era un niño para estar en aquella posición! Y por todos los dioses, era el regazo de Naruto, los muslos fuertes de Naruto y sus brazos como una cerradura alrededor de su torso, impidiéndole moverse.

Lo iba a matar. Le iba a envenenar el ramen, y lo mataría la próxima vez que cocinara. Eso era seguro. Luchó contra el sonrojo que de seguro quería acentuarse en sus pómulos. Frunció el ceño. Otra risita tonta brotó de la garganta del rubio. Sasuke se tensó más si eso fuera posible cuando este apoyó su barbilla en su hombro.

_ Hmm… sabes-tebayo… – comenzó con un murmullo, la sonrisa que el pelinegro no podía – o quería – ver era obvia en su voz. La forma en que hablaba le hacía pensar a Sasuke que estaba algo adormilado – No tengo ninguna foto contigo… Quiero una para ponerla junto a la de mis padres-tebayo.

Sasuke se sintió helado. Y al mismo tiempo fue como si dentro de su pecho de un segundo a otro hubiera empezado a arder una gigantesca pira.

Un cosquilleó agradable se hizo más evidente en su estómago, el calor expandiéndose desde el centro de su cuerpo hasta sus pies como suaves y dulces corrientes eléctricas. Ya no le importaba parecer sonrojado. Las voces de los amigos de Naruto frotaban dentro y fuera de sus oídos sin tener ningún efecto. Todos alrededor se preparaban para la fotografía.

El fotógrafo coló su cabeza debajo de la tela negra y levantó la bombilla del flash.

_ ¿Todos listos?

_ ¡Ossu! – gritaron los jóvenes ninjas posando de las maneras más ocurrentes que se les podía ocurrir. Ya después le echarían la culpa al alcohol. De todas formas, la mayoría de ellos no tenían misiones al día siguiente.

_ Sonríe para mí, Sasuke.

Fue la manera en la que lo dijo, cerca de su oído. No podría decir si fue una orden o un pedido, si había cariño o burla en esa voz que lograba fascinarlo. Fue la manera en la que lo dijo, la forma en que no separó la cabeza de su hombro para mirar a la cámara, como si solo fueran ellos dos los que estuvieran ahí: un vínculo íntimo en medio de una pequeña multitud.

Fue por eso que los labios de Sasuke se curvaron lentamente, y una pequeña, adorable sonrisa apareció en su rostro.

_ ¡Todos digan “Cheese”!

0-0-0-0-0-0

Ni siquiera después de despedirse y salir del restaurante Naruto dejó de tocarlo. Esto, desde el punto de vista de Sasuke, solo sucedía porque algún designio divino quería acabar con sus nervios.

El rubio se lo llevó de ahí cargado a caballito sobre sus hombros. Tenía a su disposición las pantorrillas y los pies del pequeño Uchiha, los cuales les sujetaba para evitar que este le rompiera la nariz de una patada. Naruto no paraba de reír y quejarse al mismo tiempo de los jalones que Sasuke le hacía a su pelo.

_ ¡Me vas a dejar calvo!

La oscuridad de la noche era solo iluminada por las farolas colocadas a lo largo de las calles, las cuales dibujaban circulares halos de luz en el suelo. Las copas de los árboles aquí y allá se hacían profundas y oscuras; vientos fríos las sacudían de vez en cuando, dejando tras de sí un quieto murmullo que se perdía en el silencio. Era tarde, muy poca gente o nadie había afuera a esa hora.

Parecía que la quietud solo era interrumpida por la audible “discusión” de ellos dos.

_ ¡Bájame!

_ ¡No! ¡Hahahaha!

_ Tsk!... ¡Idiota!

¿Qué tenía Naruto con echárselo encima? Siempre lo estaba tratando como a un niño. ¿Y por qué demonios estaba tan alegre? Era como si se le hubiera quedado permanentemente la sonrisa de bobalicón en la cara. Como si…

No podía ser… ¿O sí?

_ ¡Sujéééétate-tebayo!

La ruidosa carcajada hizo eco tras de sí mientras el rubio corrió calle abajo, lo que le ganó varios insultos y tirones a su cabello de parte del pelinegro. Sasuke temía que en su estupidez Naruto lo dejara caer. Pero en vez de esto, o para asegurarle tal vez que eso no era ni remotamente posible, el rubio le mordió juguetonamente una de sus pantorrillas. El pequeño Uchiha estuvo a punto de clavarle un zapato en la cara.

_ ¡Detente, animal!

_ ¡Grrr! – gruñó divertido el Uzumaki para comenzarse a reír otra vez. Sasuke rodó los ojos. ¿Por qué razón estaba más idiota de lo normal? ¿Se había golpeado en la cabeza o qué? Le iba a recordar esto la próxima vez que el rubio osara llamarse a sí mismo adulto.

_ ¿Por qué no nos teletransportas?

Sasuke se había rendido en tratar de bajarse. En su lugar, tal vez dejándose llevar por la energía que emanaba Naruto – tan ligera, tan divertida y despreocupada – apoyó sus brazos en la cabeza del mayor.

Era genial poder ver las cosas desde esa perspectiva. Y no las calles estaban prácticamente vacías, de todas formas.

_Hmm…Nah. Así lo disfruto más.

¿Disfrutar qué?

Pasaron unos minutos de relativa tranquilidad en el que Naruto los conducía supuestamente a su apartamento. Para su mala fortuna, tocaba dormir allá. La mente del pelinegro no dejaba de darle vueltas al momento donde se tomaron la fotografía. Tenía ansiedad por ver cómo había quedado. Deseaba que no se notara tanto todo lo que Naruto le había hecho sentir, y recordándolo sentía que quería darse cabezazos con algo.

Sonríe para mí.

…¿Por qué le decía algo como eso? ¿Por qué…le hacía sentir de esa manera?

_ ¡Uooh, mira! ¡Columpios!

_ ¿Qué? 

Sasuke salió de sus pensamientos para ver que el rubio se dirigía a un pequeño parque, el cual estaba únicamente iluminado por las farolas que flanqueaban el lugar. Era el parque en el que había visto a Naruto aquella vez jugando con Konohamaru y los otros niños.

 _Oye, idiota, es media noche.

_ ¿Y eso qué? ¿Tienes miedo, Tomatito?

_ Hm. – Sasuke frunció el ceño y casi hizo un puchero.

_Auch. – profirió el alocado rubio cuando el otro dio un vengativo tirón a sus cabellos. – Mocoso. Vamos, te voy a mecer tanto que vas a salir volando.

_ Ni lo sueñes.

_ Ooooh, ¡entonces sí tienes miedo!

_ Claro que no tengo miedo. – contradijo algo irritado.

_ Entonces bájate, o te como, buahahaha.

Un escalofrío le recorrió la espalda. No por la burda imitación de una risa malvada – eso daba más pena que miedo – sino porque después de esa risa Naruto le mordió varias veces el tobillo y esa acción lo descolocó demasiado. Le dio un zape al rubio y se bajó de sus hombros cuando este dejó de sostenerle las piernas. Con los pies en la tierra se sintió un poco más seguro.

Suspirando fue a sentarse en el primer columpio que vio. Naruto inmediatamente corrió como un niño a ponerse detrás de él.

_ ¡Yoosh! ¡Allá vamos-tebayooo!

_ Naruto, hay gente que está durmiendo a esta hora. Deja de gritar.

No que a Sasuke eso le importara mucho…

_Pff, el que está cansado no se despierta ni en un terremoto. – contrarrestó el mayor con esa usual despreocupación, como si no importara lo que le dijera, iba a seguir sonriendo y carcajeándose como idiota.

Lo comenzó a impulsar, y poco a poco los pies de Sasuke dejaron de tocar el suelo. Habían pasado muchos años desde que se había sentado en un columpio. Le pareció estar experimentando una especie de deja vú fugaz. La última persona que lo había empujado en uno de estos aparatos era el hombre que quería asesinar.

Se encontró a sí mismo con el deseo que esas manos que lo lo impulsaban desde la espalda no dejaran de tocarlo nunca.

_ ¡Yosh! – Naruto fue corriendo a ponerse delante de él, y lo miró con los ojos muy abiertos y una sonrisa llena de entusiasmo, que no pertenecía al ambiente callado que rodeaba el escenario nocturno. La sonrisa de un niño. – ¡Lánzate!

_ Ni lo sueñes. –dijo Sasuke sin dejar de mecerse. Tuvo que suprimir la sonrisa que quería apoderarse de sus labios. Estaba disfrutando aquello, por extraño que le pareciera a una parte de su mente. Tal vez, en el fondo, aun había una parte de él que ansiaba las pequeñas cosas de la infancia, el juego inocente y la diversión sana a la que había renunciado hacía mucho tiempo.

_ ¡Vamos-dattebayo! ¡Hazlo! Prometo que te voy a atrapar. – Naruto abrió los brazos de par en par, preparado para atraparlo en cuanto Sasuke se tirara hacia él; si es que llegaba a hacerlo. Una sonrisa que pretendía inspirar confianza se plasmó en su rostro tostado. El pelinegro trató de mantener su mirada fija en esos ojos azules mientras se balanceaba hacia adelante y hacia atrás, con las piernas unidas y su cuerpo casi formando un ángulo de 90 grados. Naruto no apartó sus ojos de los suyos, y le incitó con las manos. Hazlo, susurró una vocecilla en su cabeza. El corazón le empezó a latir con más rapidez.

Bueno, el idiota serviría de pista de aterrizaje.

Sin previo aviso se lanzó, preparado para caer en cuclillas si el muy tonto no cumplía con su promesa. Pero Naruto no había bajado en ningún momento la guardia. El rubio lo agarró  dando un paso hacia atrás para estabilizarse. Usando los brazos para rodearlo lo sostuvo  contra su cuerpo por la cintura. Alzó la cabeza hacia el Uchiha con una luminosa sonrisa.

_ Hehehe, ¿¿viste?? ¡Te atrapé-tebayo!

_ Qué bien. – Forzó fuera de su boca  sarcásticamente. Quiso disimular cuánto le afectaba el rubio de esa forma. Gracias a que era de noche podía tranquilizarse respecto al estado de su rostro. Partes y fuerzas dentro de sí mismo que aún no comprendía parecían estar teniendo una revolución. Necesitaba alejarse, pero le era técnicamente imposible. – Naruto.

_ ¿Hmm?

_ Bájame.

Dios, esa parecía ser la palabra que más repetía hoy en día.

_ ¡Te bajo cuando lleguemos a casa!

Un coscorrón fue a parar directo en su cabeza. El rubio dejó salir un gimoteo de dolor e inconformidad. Su mirada se perdió hacia la izquierda, sin mirar nada en particular; como si se hubiera acordado de algo.

_ Solía sentarme en uno de estos un montón.

Sintió como si algo se volcara dentro de su pecho. Los ojos de Naruto, inesperadamente, adquirieron un cierto tinte de tristeza, acompañados de esa sonrisa que Sasuke no llegó a comprender, pero que estaba seguro no le gustaba ver.

Intentó cambiar de tema, porque no era ni el momento ni el lugar para preguntar alguna de las preguntas que se agolparon en la antesala de su mente.

Algún día se lo preguntaría.

Aunque ahora le iba a decir algo de lo que se había dado cuenta gracias a la incómoda posición. Odiaba tener sus pies suspendidos del suelo.

_Tu aliento apesta.

_ ¡¿QUÉ!?

_ Tsk, no grites, idiota…

_ ¿Cómo que mi aliento apesta-tebayo!? ¡Mocoso!

_ Es cierto. – afirmó con aburrimiento el pelinegro, y tuvo que revirar los ojos ante la cara de enfado tan inmadura que le presentaba Naruto. – Y te olvidaste la comida.

_ ¿Qué? – el rubio parpadeó sin entender. Su la fuerza en sus brazos se aflojó un poco, lo que Sasuke aprovechó para zafarse y emprender el camino fuera del parque. Naruto lo siguió. – ¿De qué hablas-tebayo?

_ Idiota. – suspiró Sasuke, aunque había una casi imperceptible sonrisa en sus finos labios. – Que olvidaste la comida que supuestamente te ibas a llevar de la fiesta.

El rubio parpadeó varias veces, como si ese asunto hubiera estado en el fondo de su cabezota y recién se acordara.

_ Aah, ¡no puede ser! Volvamos para buscarla.

Sasuke bufó.

_ ¿No tienes vergüenza o qué? Ni se te ocurra.

_ Pfff, tomatito amargado. – dijo y se cruzó de brazos.

_ Cállate.

_ Pfff, hahahaha, tal vez debería llamarte Tomate verde cuando te pongas así, hehehe.

El menor rodó los ojos ante las tonterías del mayor, y caminó con las manos en los bolsillos. Aunque no por mucho tiempo, pues el Uzumaki se había empecinado en llevarlo a cuestas todo el camino.

_Vamos, móntate.

_ No quiero. – respondió cortante el menor.

_ Vaaaaamos! De seguro te gusta estar así de alto, hahahaha, enano.

A Sasuke casi se le salen los ojos de las cuencas.

_ ¡Yo no soy enano, estúpido!

_Desde mi pespectiva lo eres, Sasu-chan. – dijo y le pinchó una mejilla con el dedo. Sasuke lo miró como si quisiera arrancarle el dedo.

_ ¡Tsk! Se dice perspectiva – el pelinegro hizo énfasis en la palabra para que el rubio se diera cuenta de lo mal que pronunciaba las palabras. – ¡Y son solo 17 centímetros!

Con una pose meditativa, el rubio asintió.

_ Hm, es mucho-tebayo.

El tic en su ojo izquierdo no se hizo esperar.

Tenía que restregarle lo de la altura en la cara. Por favor, ¡había diferencia de edad! Sasuke estaba seguro de que cuando creciera y llegara a la edad que tenía ese idiota sería más alto. Pero aun así, ni cuando trataba de explicárselo el rubio entendía y continuaba con la misma burla de siempre.

Naruto le guiñó un ojo.

_ En lo tardas en crecer te puedo cargar, ¿eh?

No es que no quisiera…De hecho, le gustaba estar cerca de él…Pero no le gustaba lo que le hacía sentir… No, no quería estar cerca- ¡Demonios, ni siquiera él mismo sabía lo que quería en ese momento!

_ Tsk…da igual.

El mayor soltó una risita y procedió a cargarlo sobre sus hombros otra vez. Continuaron el camino al paso lento de Naruto, cosa que le extrañó un tanto a Sasuke, mas decidió no comentar sobre ello. Su corazón latía con fuerza. Desde donde estaba podía ver solamente el cabello dorado, así que la expresión de Naruto al hablar minutos después le fue desconocida.

_ ¿La pasaste muy mal hoy?

_ Sí. No me gustan las fiestas. – para acentuar lo que había dicho le dio un tirón al cabello.

_Auch. – el rubio volvió a reír, pero había algo en esa risa que no sonaba genuino – Lo siento…He estado marginándolos un poco al tener que cuidar de ti, por eso acepté ir hoy.

El pelinegro no respondió inmediatamente. En la ausencia de sus voces los pasos de Naruto se hacían más audibles.

_ Podías haber ido solo.

_ Mocoso, no vamos a discutir eso de nuevo. ¿Cuántas veces tengo que repetirte que no me voy a separar de ti?

Sasuke a veces, solo a veces…se atrevía a preguntarse si eso tenía que ver solamente con el supuesto peligro que corría. Solo a veces se atrevía a pensar que tal vez…tal vez había algo más que preocupación en las acciones de Naruto.

0-0-0-0-0-0

Casi una hora después de haber dejado la fiesta, y Uzumaki Naruto aún no tenía idea de que lo habían embriagado en contra de su voluntad. Sus ojos estaban ligeramente dilatados, y sentía como si su mente de vez en cuando se meciera en una agradable marea. Además de eso, sus pensamientos se liberaban como espirales, en todas direcciones y de todas las clases. Incluso las ideas que trataba de reprimir salían a flote, como si el filtro que las contenía hubiera desaparecido.

También su borrachera había contribuido a desinhibirse de la poca decencia que tenía.

_ Tengo que orinar.

_ ¿Qué?

Al parecer Sasuke no tenía ni idea de lo que pasaba por la mente y el cuerpo de Naruto. No sabía que Naruto quería, en esa noche casi invernal, tenerlo cerca y envolverlo en sus brazos. Pero no estaba tan perdido como para que se le fuera a olvidar la situación en la que estaba.

Respetaba a Sasuke, y nunca haría algo que le hiciera daño.

Mientras tanto, podría hacer algo tan inocente como cargarlo a caballito y jugar con él de vez en cuando… ¿no?

_¡Espera a llegar al apartamento, anormal!

La voz de Naruto sonaba algo cansada, y estaba hablando con una tranquilidad poco usual…como si la entusiasta euforia de antes se hubiera desvanecido.

_ Que no puedo… – Encogió las piernas y se puso a mover la cabeza de lado a lado, con algo de lentitud, buscando un lugar que fuera idóneo para vaciar su vejiga.

_ ¡Teletranspórtarte! – ¿Por qué Sasuke sonaba tan alterado? Ese niño tenía cada cosa…

_ Sasuke… – Hm, decir su nombre era mucho mejor que usar aquellos motes. Sasuke, Sasuke…El otro día había susurrado ese mismo nombre con la boca pegada al brazo mientras se corría en el baño de dicho chico. Se había sentido tan bien. Tan culpable, tan sucio. – No puedo concentrarme de esta manera… 

¡Ahí estaba! Se acercó presuroso al árbol, al tiempo que peleaba con el cierre de sus pantalones.

¿Sasuke? Giró la cabeza un momento, con su miembro ya en mano y a punto de soltar aquello, pero-

Hubo un instante, demasiado pequeño y fugaz en el que su mirada se cruzó con la de Sasuke. Un intercambio tenso, como si algo hubiera chocado en frente de los ojos de cada uno. Un impacto de segundos, y Naruto sintió un tirón en su entrepierna.

Sasuke se dio la vuelta y chasqueó la lengua.

¿Me vio el pene?, la duda no dejarle vueltas en la cabeza. Era como una incitante curiosidad.

_ ¡Acaba de una vez, engendro! Pareces un perro haciendo ese tipo de cosas.

¿Era siquiera lógico que se sintiera excitado con lo que acababa de decirle el pelinegro? Ojalá le hubiera visto…Aunque lo que más morbo le daría era que Sasuke lo viera mientras se masturbaba.

El alcohol le había quitado el filtro, definitivamente. Estando sobrio no pensaría en ese tipo de cosas. O al menos intentaría no pensarlo. Nunca había conocido lo que era reprimir pensamientos hasta que había empezado a experimentar eso que Sasuke le provocaba.

Me pregunto qué cara pondría si me viera tocándome y diciendo su nombre…

_ ¿De qué demonios te estás riendo?

¿Se estaba riendo? Ni se había dado cuenta…Su mente en ese mismo instante estaba tratando de comprender porque su miembro se estaba endureciendo y no salía ni una gota de orina.

_ Nada, nada…

Bueno, eso era problemático.

Problemático era una palabra que irremediablemente le hacía acordarse de Shikamaru, y en consecuencia le hacía recordar lo que este le había dicho, y consiguientemente esto le hacía rememorar lo que le había estado literalmente machacando los sesos desde hacía semanas.

El beso de Sasuke.

_ ¿Por qué te tardas tanto? – El chico sonaba impaciente y molesto. Era de esperarse, porque al parecer el pene de Naruto no pensaba cooperar. Aún tenía la vejiga llena, pero la presión de su creciente erección - ¿Por qué se sentía excitado? – le ganaba a la de la orina. Qué bien.

¿Cómo se hacía…? Hmm, hay que pensar en algo desagradable.

Piensa, piensa…

Piensa, piensa…

Cerró los ojos y apoyó la cabeza contra el tronco. La espalda le quedó algo encorvada. Vamos, Uzumaki, qué es lo más asqueroso que hay en el mundo?

_Orochimaru y su lengua.

“…¿Kurama?” Preguntó extrañado en su mente.

¿Quién más va a ser, niñato ebrio?

_Pues pudo ser mi conciencia…

Pff, tú no tienes conciencia. Es más, tu consciencia es tan burra como tú.

¡Oye!      

_ ¿Con quién hablas? – Sasuke pareció estar a punto de voltearse, pero se contuvo.

_ Hehe, es solo Kurama…

_ Tsk, termina de una vez, cuánto tiempo necesitas.

_ Ya voy, ya voy, no te desesperes…                                                  

Eso no tenía mucho sentido…Y honestamente, ¿a quién le importaba? Lo que quería era pensar en algo bien asqueroso que hiciera que la excitación se le evaporara del cuerpo.

_Ya te dije que la lengua de Orochimaru.

“Ugh, qué asco.”

¿Y recuerdas cuando luchaste con él, como se relame? Qué asco.

“Sí, puagh.”

¿Ya te sientes mejor? Te has vuelto un adulto perverso, pobre del Uchiha…

“Pensé que te caían mal los Uchiha.”

Me caen mal, pero este en particular me da lástima. Mira que ser objeto de tus fantasías…

“Hey, ¿eso que significa!?”

“Nada, que la erección ya se te fue.”

Era a veces tan oportuno y bueno tener a un zorro desgraciado para ayudar en estas situaciones. Naruto soltó un largo suspiro mientras el llamado de la naturaleza se descargaba sobre la corteza del árbol. A parte de la vocalización de su alivio, el silencio solo era llenado por el distintivo sonido de algo líquido corriendo.

_¿Hueles eso?

_ Sí, huele como a…

Un momento, Naruto conocía esas voces…Y parecían estar acercándose…

Naruto se ladeó ligeramente hacia la izquierda para ver quienes había hablado.

_…¿Ero-sennin?... ¿Oba-chan?             

Los dos adultos presenciaron en mudo shock al rubio, quien en su sorpresa continuaba todavía frente al árbol con las piernas separadas. Afortunadamente su miembro estaba escondido de la vista por el tronco del árbol.

Un par de metros atrás, Sasuke quería hundirse en la tierra como los topos y regresar a su apartamento.

_ ¡MOCOSO! ¿QUÉ ESTAS HACIENDO!?

El rubio se apresuró a cerrarse los pantalones, con miedo de que a la rubia le diera por desquitarse físicamente después de presenciar semejante muestra de incivilidad.

_ Hehe, ¡Ero-sennin! ¡Oba-chan! ¡Hace tiempo que no nos vemos!

_ ¡Nada de oba-chan! – la rubia estaba furibunda - ¡¿Qué se supone que estabas haciendo!?

Oh, oh. Mejor sería explicar la situación antes de que sucediera algo peor.

_ ¡M-Me entraron ganas-tebayo! ¡No podía contenerme! – Dio un paso hacia atrás levantando las manos en son de paz, con la esperanza de calmar así a la Sannin.

_Hehehehe, ya, ya, Tsunade, cálmate. – Gracias por venir a mi rescate, ero-sennin! Pensó interiormente el Uzumaki.

Tsunade se cruzó de brazos, y había un tic nervioso en su ojo. Naruto notó que ambos adultos tenían las mejillas algo sonrojadas.

_Oh, ¡pero si es Sasuke! – Jiraiya se acercó al chico, quien  portaba ahora cara de pocos amigos. Naruto lo vio de reojo y decidió concentrarse en la persona que no había visto en un buen rato. Sonrió de oreja a oreja, dispuesto a darle un abrazo…

_ ¡Oba-chan, te extrañé!

_ No. – la mujer lo detuvo de la cabeza y lo miró en clara señal de advertencia. Cuando el rubio dejó sus brazos colgar a sus costados con desconcierto, esbozó una sonrisa, y le revolvió el cabello con cariño. – Tus manos están sucias.

_Humm – hizo un puchero de disconformidad, pero rápidamente fue remplazado por una sonrisa.

Para ese entonces Sasuke y Jiraiya ya se habían acercado a los dos rubios y habían observado la maternal escena con diferentes grados de interés. El pelinegro estaba cruzado de brazos, y miraba a Naruto como si quisiera enterrarlo seis metros bajo tierra.

_ ¿Y qué estaban haciendo tan tarde por aquí? – preguntó Tsunade con una ceja alzada.

_Andabas de parranda con Sasuke, ¿eh? Hehe. – rió Jiraiya con tono insinuante, mirando de reojo al pelinegro, quien en cambio le devolvió le gesto con cara de pocos amigos.

 _ ¡Claro que no, ero-sennin! Solo fuimos a una fiesta con los chicos.

Jiraiya asintió, como si fuera conocedor de todas las cosas.

_ Me lo supuse. Apestas a sake.

_ ¡¿Qué!?

_ Que estás borracho. – aclaró Tsunade.

Naruto estaba estupefacto.

 Y Sasuke no se quedaba atrás.

_ Hn. Por eso tenías tan mal aliento. - Connotó el menor de los cuatro con cierto tono despectivo. Naruto lo miró ofendido, mas regresó la atención a su padrino, sin poder creerse totalmente lo que le acaban de relevar.

_ ¿Y tú como sabes eso?

Jiraiya le respondió con una mirada totalmente aburrida.

_ Es un olor tan fuerte como el que hay en el árbol.

_ No hay que tener súper-olfato para darse cuenta, mocoso. – apuntó Tsunade con una ceja alzada. Bueno, qué más podía esperar Naruto? Ellos eran bebedores experimentados de sake, unos expertos en el tema.

El rubio parpadeó varias veces. ¿Cómo había…? ¡Oh! ¡Por supuesto! ¡Ya se le había hecho sospechoso el sabor de ese refresco cada vez que Ino o Kiba le servían!

_ ¡Me tendieron una trampa!

_ ¿Y dices ser un ninja? Patético.

Su mirada se encontró con la del pelinegro, y sintió una punzada en el pecho. Sasuke lo miraba con los labios curvados en una mueca de disgusto.

Silencio.

Hasta que la carcajada de Jiraiya rompió el cargado ambiente que se había formado entre los dos. El mayor se sostuvo de su rodilla al tiempo que se sostenía el estómago y sus hombros se sacudían.

_ HAHAHAHA, ¿te emborracharon? Qué despistado. – rió el peliblanco, como si le hubieran hecho el chiste de la semana.

_ ¡Cállate, ero-sennin! ¡De seguro los que sí andaban de parranda eran ustedes! – acusó Naruto.

_ Nah, solo estábamos poniéndonos al día.

El rubio los miró como si no pudiera creerles una palabra. La manera en la que esos dos se ponían al día era precisamente yéndose de copas. Tsunade sacó de un bolsillo un pequeño botecito y se lo tendió. Tenía dentro unas pastillas blancas y redondas.

Naruto lo cogió entre los dedos, y contempló a los ojos miel con desconcierto.

 _ ¿Y esto para qué es?

_ Para que se te pase un poco la borrachera. – contestó Jiraiya.

_ ¡Que no estoy-!

_ Acéptalo, idiota, el aliento te apesta a alcohol y has estado actuando más imbécil de lo normal desde que salimos.  – Los ojos azules buscaron a Sasuke. El rostro pálido mostraba un semblante de hastío. Naruto soltó un suspiro.

_ No me gusta tomar pastillas-tebayo. – dijo alzando el labio inferior en una mueca infantil.

_ Entonces vete de una vez a casa, mocoso. – Ordenó la Sannin.

El rubio soltó otro largo suspiro, y asintió con resignación. Se sentía un poco mejor después de haber “ido al baño”, por lo que podría ejecutar el jutsu.

 _Está bien, está bien… - le sonrió a ambos adultos, y movió su mano en señal de despedida – ¡Nos vemos mañana, Tsunade-oba-chan, Ero-sennin!

 Antes de que Sasuke pudiera decir algo sobre sus manos, Naruto lo tomó del brazo, y desaparecieron.

0-0-0-0-0-0

_ No sé por qué  no vinimos directamente hasta aquí.

La verdad era que ni él mismo lo sabía. Solo había pensado que quería alargar ese momento lo más posible. Porque una vez que se acabara la noche, cada cual se tendría que ir a dormir, y…El cerebro de Naruto estaba hecho un revoltijo de cosas y sensaciones y sentimientos que saltaba arriba y abajo en su cuerpo.

Se sentía culpable, pero al mismo tiempo, tenía un ligero miedo de que en cualquier momento no fuera capaz de controlarse. Lo cual era algo estúpido. ¿Si él podía controlar a una bestia de chakra de nueve colas, cómo no va a poder contra sus malditas hormonas?

Sasuke lo miró con una ceja alzada.

_ ¿Se te olvidó que hoy tocaba en tu casa, idiota?

Eh? Miró a su alrededor. Oh, sí. Estaban en la habitación del pelinegro. Tal vez inconscientemente había ido hacia ahí…porque de esa forma él podía dormir en la sala y Sasuke solo en su cuarto, protegido de las “malévolas” intenciones de sus hormonas.

Eso era gracioso, hasta cierto punto.

_ Hehehe, parece que sí. – Naruto se quitó la bufanda y la tiró en la cama, para después proceder a tirarse él boca arriba en el colchón.

_ Sal de ahí, idiota, toma tu futón y vete a sala. – le dijo Sasuke con algo de irritación. Ante la molestia del menor el rubio no hizo más que sonreír y acomodarse mejor, como si solo lo hubiera motivado más.

_Tu cama es más cómoda-tebayo. ¡Quiero dormir aquí! – exclamó con un bostezo, y cerró los ojos, como si ya se fuera a quedar dormido.

_ Ni se te ocurra.

_ Pfff, qué tacaño.

Sasuke no le respondió y supuso que eso le daba via libre para dormir ahí…Aunque, ¿no sería eso un poco contraproducente? Se extrañó que el pelinegro no le replicara y volvió a abrir los ojos, buscándolo con la mirada.

Estaba quitándose la camisa por encima de la cabeza… ¡¿Por qué Sasuke se estaba desnudando?! No iría a dormir desnudo, ¿verdad? El rubio parpadeó varias veces, hasta que su cabeza empezó a atar cabos y vio a Sasuke girarse para abrir el closet y sacar su pijama. Pff, ¿qué demonios estaba pensado? Por supuesto que el mocoso no haría algo como eso, y menos a tan bajas temperaturas.

Observó el cuerpo delgado y atlético, cubierto solamente por unos boxers negros al tiempo que las manos de Sasuke desdoblaban el pantalón del pijama para ponérselo. Naruto se sentó y en un movimiento rápido le arrebato la pieza de ropa de las manos.

Sasuke alzó ambas cejas, mirándolo algo sorprendido. Los labios del rubio esbozaron una sonrisa divertida.

_ ¿Qué haces?

_ Te voy a vestir.

_… Estás borracho.

_ No, no, eso no tiene nada que ver. –  Sentado en la cama, el rubio lo tomó del brazo y lo haló para se quedara frente a él. – Siempre he querido ponerte el pijama.

Y quitártelo no estaría mal…

Ok, hormonas, cállense de una vez.

Eso no va a suceder. Contestó una voz burlona, que no era Kurama exactamente. Era su propia voz, esa vocecilla molesta parecía saber la verdad.

_ ¿Te quitas los calzoncillos para dormir?

Los ojos de Sasuke se abrieron de más con cierta alteración.

_ ¡C-Claro que no, idiota! – Oh,…que lindo sonrojo. Le encantaba cuando esas pálidas mejillas se coloreaban. Hacía que algo en su estómago se revolviera.

_Hehehe, solo preguntaba, mocoso.

Sasuke alzó un pie y enfundó su pierna en el pijama, para después hacer lo mismo con la otra. El dorso de sus dedos rozó con la piel del menor cuando Naruto elevó la pieza por el costado de sus muslos hasta colocar el borde de estos sobre las caderas del pelinegro. Los ojos azules habían dejado de estar fijos en el rostro del pelinegro. Estaba demasiado entretenido viendo como los vellos de esa piel se erizaban, y como los músculos de Sasuke se tensaban a cada segundo.

¿Por qué estoy haciendo esto?

El pantalón del pijama era negro y la pieza superior también, con mangas largas.

_ Arriba los brazos, mocoso.

_ No soy un niño. – contestó en voz baja el pelinegro. Su voz sonaba un tanto extraña, como si le costara trabajo hablar.

_ Lo que tú digas, Sasu-chan.

 Cuando alzó la mirada hacia él, Naruto pudo notar que tenía el ceño fruncido y apretaba los labios. Tenía la misma cara de quien va por primera vez a que le pongan una inyección, como si no estuviera respirando. La diferencia era que las mejillas de Sasuke estaban coloreadas de un atractivo sonrojo que a Naruto le daban ganas de… ¿de qué exactamente?

Terminó de bajar el pijama, y Sasuke dio un paso hacia atrás.

_Ya puedes irte a dormir a la sala.

_ ¿Y si quiero quedarme a dormir contigo?

No, tú no quieres quedarte a dormir, tonto. ¿Qué estás diciendo?

_ Te patearé y vas a tener que dormir en el suelo.

_ Aw, y yo que quería darte calor para que no pasaras frío. – Se lamentó falsamente el rubio como si lo que hubiera dicho el pelinegro le hubiera herido. En  realidad aún tenía ese brillo divertido en los ojos.

Sasuke entrecerró los ojos, y lo miró con dureza, con la mandíbula tensa.

_ Lávate los dientes y vete a dormir de una vez, idiota borracho.

Auch, eso había dolido. No es como si Naruto se hubiera emborrachado a propósito! Nunca haría algo como eso, tenía muy presente las palabras de su madre respecto a tener cuidado con las prohibiciones ninjas. Además, tenía que cuidar de Sasuke! Cuando viera a ese conjunto de idiotas que se hacía llamar los compañeros…

Pero por el momento solo se levantó de la cama y extendió una sonrisa sobre su cara. Sasuke se había enojado desde que Jiraiya había dado a saber sobre el estado su ebriedad. Sería mejor dejarlo solo por ahora.

Arrastró sus pies hasta el baño. Al menos tendría que quitarse ese apestoso aliento del que se había quejado antes el pelinegro. Joder. Nunca se había emborrachado en su vida, y la única vez que lo hacía era sin darse cuenta, y en el peor de los escenarios. Si hubieran atacado…Si por algún giro del destino Orochimaru hubiera atacado esa noche, ¿hubiera sido capaz de proteger a Sasuke?

_ Tsk. – escupió el agua con la pasta dental en el lavamanos. Lavó sus dientes hasta que sintió que le dolían las encías. Se mojó la cara un par de veces y entonces salió. El baño estaba conectado al cuarto de Sasuke, por lo que al salir le tomó un poco desprevenido ver las luces ya apagadas y a dicho pelinegro enterrado debajo de un par de cobijas.

_ Buenas noches, Sasuke. – le dijo antes de salir. No recibió respuesta.

Tomó las cobijas y se dejó caer en el sofá. Se las tiró encima y ocultó la cabeza debajo de ellas. Trataría de hundirse del sofá, esperaría a que el alcohol estuviera fuera de su cuerpo, y tal vez, si tenía suerte, al otro día despertaría sintiéndose normal y consciente; lo suficiente para reprimir esos impulsos.

Reprimir… Con Sasuke parecía que tenía que hacer eso demasiado a menudo.

Pasaron cinco minutos.

No se podía quedar dormido.

_ …

Frunció el ceño.

_ …

Sasuke no le había dado las buenas noches…

¡¿Quién se creía ese mocoso que era?!

0-0-0-0-0-0

Estaba acostado de lado en la cama con las cobijas cubriendo completamente su cuerpo. Quedarse dormido le estaba representado un reto en ese momento, pero tendría que hacerlo. La tensión de antes se había dispersado un poco cuando escuchó a Naruto irse hacia la sala. ¿Ya se habría dormido? Cerró los ojos, pero le era imposible.

No sabía cómo sentirse respecto a lo que había pasado. No le había en ningún momento pasado por la cabeza el que Naruto estuviera ebrio. Si antes no le habían agradado los amigos del rubio, ahora menos todavía.

Sabía que no debía enojarse demasiado, ya que a fin de cuentas esas pastillas que la Sannin – a quien ya había conocido antes - le había dado a Naruto existían para ese tipo de situaciones, pero aun así…

No había sido culpa del rubio. Había visto la sorpresa en su rostro canela cuando Jiraiya y Tsunade se lo habían hecho notar. Su enojo estaba un poco injustificado, mas no era eso lo que verdaderamente le impedía descansar.

…Naruto.

Lo había vestido. Y No podía sacudirse de la memoria el brillo de esos ojos. El toque de esas manos era electrizante, y le hacía ansiar por más contacto. ¿Por qué el rubio le hacía eso? No necesitaba que lo ayudaran a vestirse, pero era como si Naruto lo hubiera hecho solo para fastidiarlo… ¿no?

Dormirse iba a ser algo condenadamente difícil si seguía dándole vueltas a esas cosas.

Aquella vez que había tenido que cambiarse de ropa en frente de él…Lo había sentido…La forma en la que esos ojos azules habían repasado su cuerpo… Y cuando le dio de comer tomates a la boca…

Las cobijas desaparecieron.

_ ¿Qué mier-?

Había un peso extra en la cama. Levantó la vista, y ciertas manos sostenían sus cobijas. Manos que pertenecían a cierto individuo que estando sobre las rodillas en el colchón lo miraba ahora con total indignación.

_ ¿Qué mierda estás haciendo?

_ ¡No me diste las buenas noches!

Sasuke le hubiera lanzado algo a la cabeza. Lo hubiera hecho si tuviera algo a su alcance, pero la almohada no parecía que fuera a hacer mucho daño.

_¿ Por qué tengo que hacerlo?

_ ¡Porque yo te las di a ti, mocoso malagradecido!

Sasuke le arrebató las cobijas y volvió a cubrirse, con todas las intenciones de ignorar esa ruidosa molestia y conciliar el sueño. Pero las colchas desaparecieron de su agarre nuevamente.

_ ¡Dije que me dieras las buenas noches-tebayo!

¿Y a este que le había dado ahora?

_  ¡No te las mereces! – ¿Qué estoy diciendo? El rubio estaba igual de shockeado.  ¡Ya déjame dormir!

_ ¡Dímelo!

_ ¡Que no!

_ ¡Pues ya verás!

El rubio hizo las cobijas a un lado y literalmente se lanzó sobre el pelinegro. A Sasuke le invadió el pánico.

Naruto. Encima de él. En una cama. Su cama. No era algo muy bueno esa imagen mental y los recuerdos que hacía aflorar.

_ Hehehe… - Un brillo malicioso se apoderó de los ojos del rubio, y una sonrisa zorruna curvó sus labios - ¡Prepárate para sufrir la peor de las torturas!

_ ¿Q-qué? Oye, no-!

Los dedos de Naruto empezaron a rozar sus costados y todo su cuerpo por encima de la ropa, buscando los puntos sensibles que darían al rubio la reacción que estaba buscando.

¡No, no, no, no, no! ¡Que se aleje, que se aleje! Dio manotazos y patadas, pero ni por haber bebido sake el rubio perdía su condenada fuerza.

_ D-Detente, idiota––Haha, ba-basta! – Intentó quitarse esas malditas manos de encima pero el Uzumaki solo se reía entre dientes y continuaba torturándolo. Resultó que Sasuke era muy sensible en su cuello además de en sus costados. Se removió de un lado a otro y trató de apartarlo, pero Naruto era más grande y más perseverante e idiota y oh-dios-  sentía que le ardía la cara.

_ Hehehe – una risilla maliciosa. Sasuke sintió un estremecimiento. Esos ojos… ¿por qué lo miraban de esa manera? Justo como el día anterior…justo como cuando lo estaba vistiendo… Era como si el azul mutara en otro tipo de azul, uno más oscuro, que lo paralizaba y le hacía sentirse…caliente.

¿Qué sentimiento había detrás de esas orbes que hacía que Sasuke deseara volver a besarlo?

_ De seguro eres más sensible si lo hago directamente.

Sasuke parpadeó sin saber a lo que refería, y verdadero pánico le embargó cuando el rubio empezó a subirle la ropa que cubría su cuerpo.

¿Qué demonios estaba haciendo?!

Naruto coló la mano dentro del pijama y continuó haciéndole cosquillas. Sasuke se removió, los vellos de sus brazos y piernas erizados. Su estómago se encogía cada vez que el rubio lo rozaba juguetonamente con sus dedos. Sonidos de inconformidad se mezclaban con los cortos bufidos y risas que brotaban de la boca de Sasuke.

_ ¡Vamos, dilo! – Naruto dijo esto varias veces. – ¡Si lo dices me detengo!

_ ¡No voy a decir nada-! ¡Hahaha! ¡Idiota! ¡Tonto! ¡Animal!

_ No vas a poder aguatar para siempre, Tomatito-chan~ - la voz cantarina del rubio era indiscutiblemente irritante.

Le era un poco difícil respirar. Sentía como si estuviera a punto de quedarse sin aire. Pero no por eso iba a darle al condenado rubio lo que quería. ¡Por supuesto que no! Era demasiado orgulloso para eso.

Cada vez que intentaba removerse y escapar – era tan humillante – de esa infernal tortura Naruto lo detenía sujetándole de la parte trasera de las rodillas. Como resultado sus piernas terminaron a cada lado de Naruto.

_ ¡Ya para, i-idiota!

_ Hehehe, ¡sabes lo que tienes que decir, Sasu-chan!

¿Qué más daba? Era peor que algo extraño pasara, porque inevitablemente había terminado acordándose de ese sueño que había tenido hacía meses. Temía que algo más además de su sonrojada cara fuera afectado por esta situación.

Adiós orgullo.

_ Ah, ¡está bien! ¡Pero suél-ta-me!

Las cosquillas se detuvieron y Sasuke pudo finalmente tomar una larga bocanada de aire.

Naruto lo miró, divertido, y sorprendentemente… feliz. Apoyó su propio peso sobre sus manos, que estaban junto a los hombros de Sasuke. Contempló como los ojos negros se cerraban y mientras el chico trataba de recuperar la respiración.

Sasuke bufó. Cuando enfocó su mirada en la del rubio, fue como si su corazón se saltara un latido.

Tan cerca…

Tan vulnerable…

Y aun así…

_ Dilo. – El rubio aun sonreía, expectante.

Sasuke cerró los ojos otra vez,  algo abochornado, y decidió dar su brazo a torcer.

_…Buenas noches. – dijo en voz baja, sus finos labios fruncidos en un pequeño y adorable puchero.

_ Hehehe, ¿ves? No era tan difícil.

_ Tsk. Idiota, eres…

No pudo completar la oración: sus labios fueron atrapados por el fuego eléctrico de los de Naruto.

¿Qué?

Su cerebro hizo corto circuito. Dejó de respirar. Dejó de moverse. Dejó de hacer cualquier cosa, sus ojos enormes fijos en ese rostro que estaba tan condenadamente cerca. El fuego en sus labios, fuegos que incendiaba cada parte de su cuerpo, desde su boca hasta la punta de sus pies, como si cada fibra de su ser fuera combustible y los labios de Naruto fueran la chispa que había estado esperando.

_ ¡Mmgh!

Naruto lo besó sin dejarlo respirar, tocando su piel por debajo del  pijama, acariciando su vientre y su pecho. Sasuke enterró los dedos en las sábanas, sin saber qué hacer. No se atrevía a hacer un movimiento. ¿Era un sueño? ¿Era la realidad? Su cabeza estaba dando vueltas y placenteras corrientes asaltaban su cuerpo una y otra vez. Sentía que en cualquier momento perdería la consciencia pero- demonios; no le importaba. No le importaba morirse por falta de oxígeno.

No le importaba absolutamente nada, porque ese hombre con alma de niño lo estaba besando; y Sasuke sentía que lo estaba devorando.

Escuchó un sonido gutural. Y la presión en sus labios desapareció. Sintió una brisa cálida sobre su boca. Entreabrió los ojos. Oh, Naruto. Sus ojos. Sus labios carnosos húmedos, mejillas rojas,  con una expresión que Sasuke veía por primera vez.

_ ¿Te gustó? – Preguntó el rubio un jadeo. ¿Gustar? ¿Gustar qué? ¿Sus labios? Gustar se quedaba corto. ¿Cómo le hacía saber eso a Naruto ni siquiera podía encontrar su propia voz para preguntar qué demonios estaba sucediendo?

_ Sasuke.

Naruto lucía nervioso, y le temblaban los hombros. Se veía tan…

_ …Me…besaste…

_ …Puedes golpearme. – dijo rápidamente. Su pecho subía y bajaba casi con la misma rapidez que el de Sasuke.

¿…culpable? ¿Por qué se sentiría culpable?

Sasuke no podía apartar los ojos de ese rostro. El rubio esperaba su próxima acción, con los labios apretados y respirando por la nariz. Lucía como si hubiera hecho algo terrible y estuviera esperando a que lo condenaran. ¿Te arrepientes? ¿Por qué lo hiciste? ¿Y por qué te detuviste?

Si era sueño, pensaba aprovecharlo.

Si era la realidad…

_ Sasuke…  - En un susurro lleno de emoción contenida, había dicho su nombre - … ¿Por qué me besaste aquel día?

La pregunta lo tomó por sorpresa. Y aunque la respuesta estaba en la punta de su lengua, no conseguía que saliera en forma de palabras. Entonces hizo lo único que se le ocurrió hacer.

Tiró de los cabellos rubios y estampó sus labios con los de Naruto. No se movió, y no se atrevió a hacer más que dejar su boca pegada a la del mayor. Lo sintió tensarse, y luego de unos segundos, como si el peso de enormes cadenas invisibles se hubiera levantado de su cuerpo, sintió esas manos grandes y cálidas tocarlo. Sus costados, hacia sus costillas, sus pectorales.

Cerró los ojos y se olvidó de todo. Solo existía Naruto en ese momento. Sus manos, su boca, su cuerpo que lo envolvía en calor.

Naruto, consumiéndolo completamente.

 

0-0-0-0-0-0

 

.

.

.

.

.

Notas finales:

¿Qué les pareció? ¿Opiniones, quejas, sugerencias, antorchas para tratar de quemarme? Todo lo pueden dejar en los reviews! xD

 

Nos vemos!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).