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El cielo está en tus ojos por Zeny

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Notas del capitulo:

Disclaimer: Naruto no me pertenece.


A/N: No merezco perdón, pero de todas formas: Lamento la espera! TuT

El cielo está en tus ojos

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Capítulo XV

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¿Feliz? Realmente no sabía describir cómo se sentía.

_ ¿Qué vas a comprar?

Era una emoción que le parecía extraña y familiar a la vez. Sentía que podría mantener esa pequeña sonrisa que había visto en el espejo de su baño esa misma mañana. Sus mejillas ardían ligeramente por alguna razón.

Alguna razón. Sí, claro.

¿Estoy feliz? ¿Esto es lo que significa estar feliz?

No lo recordaba. Habían pasado tantos años desde la última vez que había sentido algo parecido a eso. Se sentía ligero, como si de repente tuviera dos alas en la espalda y no sintiera su peso al caminar. Era algo que le hacía sentirse algo tonto; pero en el fondo aun sonreía.

¿Qué me pasa?

Él sabía por qué se sentía así. Y estaría mintiendo si dijera que no estaba disfrutando cada pedazo y cada recuerdo de esa emoción.

La mañana se había quedado impresa en su mente, como si hubiera sido su intención memorizarla con el sharingan. Si cerraba los ojos aún podría ver los azules ojos iluminados por la luz que se filtraba por la ventana, la sonrisa de sol y la piel cálida. Si se esforzaba un poco más, podría hasta recordar el calor y una parte de su cuerpo hormiguearía por sentirlo de nuevo.

En la noche…Se habían besado.

Naruto lo había tocado, y él había tocado a Naruto. Con timidez, como si en cualquier momento fuera a hacer algo mal;  como si se tratara de un sueño que se disiparía en cuanto Sasuke cometiera un error.

Pero nada había sido un sueño. Si hubiera sido un sueño, no se sentiría como ahora.

Tan vivo.

_ Ooi, Sasuke, ¿me estás escuchando-tebayo?

No le gustaban los clones. Así que el idiota iba a tener que conformarse con solo acompañarlo. Sasuke hablaría con el verdadero Naruto cuando lo viera, si es que había que hablar. Por el momento, se divertiría fastidiando a este clon del rubio.

_ Si sigues hablando te voy a desaparecer.

_ ¡Qué malo eres, mocoso! – Sasuke ni siquiera lo miró y continuó echando cosas en la cesta de compra.

_ Hn.

_ ¡Nada de hm! ¿Qué vas a cocinar hoy? – preguntó el rubio con curiosidad, al tiempo que examinaba en contenido de la cesta, como si tratara de adivinarlo.

_ Comida. – contestó con simpleza el menor.

_ Duh, eso lo sé. – Sasuke conocía muy bien a Naruto, y sabía que hasta sus clones tenían ese capricho de no ser ignorado. Le dio la espalda y se dirigió a sector de las verduras. A Naruto no le agradaban, pero no por eso él iba a dejar de comer lo que le gustaba. – Bah, eso es asqueroso.

_ A los descerebrados no les gusta lo sano, es de lo más común.

_ ¿Cómo me llamaste-tebayo!?

Una risita entre dientes emergió de la garganta de Sasuke antes de que pudiera darse cuenta. El clon, al ver esto, no pudo sino despeinarle los cabellos y reírse también. El pelinegro alzó su mirada hacia el rubio. De alguna forma, aunque fuera una réplica exacta del rubio…Podía sentir claramente que no era el verdadero. Faltaba algo.

Hm, él quería el original.

_Estaré en el mercado. Nos vemos, idiota.

 La comisura de su labio se curvó hacia arriba, y con un ágil movimiento alcanzó un kunai y le atravesó el pecho al clon.

_ ¿Qué-Sasu-PUFF!

No tuvo ni tiempo de protestar. Sabía que lo había tomado por sorpresa, y sabía que Naruto se enojaría por haber hecho eso. Poco a poco la bola de humo se disipó en el aire, y las personas que se había escandalizado ante la acción miraron a Sasuke con asombro.

Kakashi tenía razón. Sasuke estaba de buen humor últimamente. ¿Y qué le gustaba hacer cuando estaba de buen humor?

Guardó el arma en el portakunais y continuó su lento caminar por los pasillos del mercado, satisfecho consigo mismo.

No había nada más divertido que fastidiar al idiota.

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_ ¡Fue demasiado fácil-tebayo!

En serio lo fue. Hacer compras, rescatar animales y cuidar perros ya no era lo mismo que cuando tenía doce o trece años. Solo había tenido que hacer unos cuantos bushins y en menos de hora y media ya tenía una buena cantidad de billetes engordando a su adorada Gama-chan.

Naruto sonrió y tarareó una tonadilla todo contento. Ya tenía al menos lo suficiente para comprarle a Tomatito-chan su ración de tomates, y tal vez hasta irían a comer ramen a Ichiraku! Le gustaba la comida de Sasuke, pero el ramen tenía un lugar muy especial en su corazón… o mejor dicho, en su estómago.

Caminaba con las manos metidas en los bolsillos, para que no se le enfriaran. Quiso proteger su cuello y por eso se subió la capucha de la remera que Sakura le había regalado por su cumpleaños, cubriendo así su cabeza y su nuca. ¡Bien!, así estaba un poquito más calentito. Ensimismado en nada en particular, desvió su mirada hacia un imponente edificio que estaba a su izquierda.

La biblioteca…

Tenía un amigo que se pasaba horas dentro de ese lugar: Información, conocimientos y demás cosas que a Naruto se le hacían condenadamente difíciles. La mayoría seguramente no los entendería. De hecho, aun a su edad tenía problemas leyendo textos con kanjis difíciles…La de burlas que le había el pelinegro por eso. El rubio se sonrojaba y lo mandaba a callar, pero el menor simplemente alzaba la barbilla con superioridad y le decía:

_ “Eres un idiota.”

Naruto suspiró. Sí que lo era…Con lentitud las comisuras de sus labios se curvaron hacia arriba.

Eran las tres de la tarde. Probablemente dentro de poco comenzaría a bajar la temperatura otra vez. La madrugada y la mañana habían sido frías, pero no era como si se hubiera dado cuenta.

Habían dormido juntos, abrazados el uno al otro. Incluso si la posibilidad de que hubiera pasado algo más cruzó por su cabeza, una parte de sí decía que eso había sido suficiente.

Sasuke lo sabía ahora.

Y él sabía lo que sentía Sasuke…El chico no tenía ni que enunciarlo en palabras. Naruto podía notarlo en su mirada, en su comportamiento. Su silencio hablaba más que nunca.

Significaba aceptación.

Y Naruto no sabía por qué eso lo hacía tan condenadamente feliz.

Se sentía como si estuviera volando en vez de caminar. Como si su cuerpo flotara. Era un sentimiento muy raro y algo estúpido, pero no podía evitar sonreír cada vez que recordaba el cómo había sido sacado del mundo de los sueños esa mañana.

Aquella mañana había sido una de las mejores de su vida…No, mentía.

Había sido la mejor mañana de toda su vida. Y eso que llevaba vivo dos décadas. Había despertado al sentir una calidez conocida y agradable presionando sus labios. El hormigueo que le provocaba y se filtraba por su cuerpo con cada casto y extraordinario toque lo había incitado a moverse. Mas se había quedado lo más quieto que había podido porque una parte de sí mismo no hacía más que maravillarse ante lo que Sasuke hacía. Lo había besado…Más de dos veces, y Naruto hubiera querido ver su cara mientras lo hacía.

Una lluvia fría empezó a caer. El clima verdaderamente engañoso. Una ligera humedad se prendió del aire, y se preguntó por qué no se le había ocurrido agarrar la bufanda que Sasuke le había dado. Sonrío ante el recuerdo de como el pequeño Uchiha casi le había estrangulado con la dichosa prenda. ¿Dónde la había dejado tirada…?

Se detuvo en seco cuando una marea de recuerdos asaltó su mente. Abrió de más los ojos… ¡Ese mocoso había apuñalado a su clon!

Una pequeña sonrisa apareció en su mente, un recuerdo que extraño y suyo a la vez.

“Estaré en el mercado. Nos vemos, idiota.”

Bueno, ¡pero si le había dicho que no iba a salir para nada ese día! Sasuke cambiada de opinión demasiado rápido. Se había sentido inquieto las dos horas que había estado fuera en la aldea haciendo pequeñas misiones de rango D, y había sentido la casi imparable necesidad de teletransportarse hacia el apartamento de Sasuke. Pero se había detenido porque, en realidad, le hacía mucha falta el dinero.

Saltó al techo de un negocio de dos pisos, y comenzó el trayecto hacia el mercado. El recuerdo de su clon le había dejado saber dónde estaba el pelinegro.

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Lo sintió llegar por su espalda, y esquivó a tiempo, lo que causó que el rubio casi terminara con su cara en el piso.

_ Wuoah! – Trastabilló un poco y cuando se aseguró que su sentido del equilibro ya estaba en orden, se giró hacia el mocoso arrogante que lo contamplaba con una sonrisa igual de entretenida y arrogante.

Cómo era posible que ese sonrisilla le hiciera sentir irritación y adoración a la vez? Su vida estaba llena de contradicciones que no tenía ganas de explorar o entender completamente. Lo más importante, lo que hizo que sintiera esa agradable sensación otra vez asentarse en su pecho fue que Sasuke estuviera sonriendo.

No era una sonrisa de oreja a oreja, pero para ser él, era algo maravilloso.

Y le encantaba.

_ ¡Mocoso! ¡¿Cómo te atreves a apuñalarme!? – Se adelantó hacia él a zancadas y se cruzó de brazos, su gesto jetón denotando la aparente molestia que sentía.

_ Tu clon no estaba haciendo nada útil, así que lo despaché. – Lo único que le hubiera faltado para completar su imagen de despreocupación total fue el haberse mirado las uñas con interés, cosa que no hizo; en vez de eso, se encogió de hombros y se dio la vuelta para continuar con su camino.

Naruto sabía que sabía lo que estaba haciendo. ¿Qué era eso del karma? Claro que por haber fastidiado tanto a Sasuke de alguna u otra manera el pequeño también había tomado el hábito de hacerlo. Eso no evitaba que Naruto cayera siempre en la trampa.

_ ¡¿Cómo que no estaba haciendo nada útil-ttebayo!? – Lo encaró, pero como el pelinegro no tenía la intención de detenerse, Naruto comenzó a caminar de espaldas, sin dejar de reprocharle apuntándolo con un dedo - ¡Te estaba protegiendo, PROTEGIENDO! La próxima vez no dejaré a un clon, nunca más! Hum!

El pelinegro no se inmutó en lo más mínimo ante la perorata del mayor, y por alguna extraña razón su sonrisa ladina aumentó.

_ Heh, de seguro lo que quieres es estar con mi yo original, verdad, Tomatito-cha-

POINNNG!!

_ AYY!

Un inocente poste de madera había estado esperando tranquilamente en su lugar mientras el despistado rubio caminaba de espalda, y su cabeza chocó con este.

Poste-kun no tenía la culta.

 Se escuchó una risita entre dientes, y un indignado Naruto giró con violencia la cabeza para encararlo.

_  ¡¡MOCOSO!! Por qué no me avisaste!?

_ Se supone que eres un ninja, ¿no? Deberías ser más perceptivo.

_ Pff, eres malo-tebayo.

_ Hn. – Sasuke bufó y continuó caminando. El gesto divertido no parecía desprenderse de su rostro.

Aun sobándose el golpe, lo volvió a alcanzar y le pasó el brazo por los hombros. Sasuke alzó la mirada, y era curioso ver como no se sacudía para sacárselo de encima ni sus cejas se juntaban en señal de molestia. Simplemente se quedó viéndolo por unos segundos, y Naruto correspondió al silencioso pensamiento de sus ojos.

_Vamos a casa.

 

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En el descuido que tuvo al enterarse de que Sasuke había eliminado a su clon, Naruto no recordó que aún quedaba uno que había estado acompañando a una anciana ciega hasta su casa. Ese clon continuó dando vueltas distraídamente, lo que lo condujo a pasar cerca de la puerta de la aldea.

_ ¡Oh!

_ ¡Naruto-nii-san!

Konohamaru y sus compañeros corrieron hacia el rubio. Los otros que habían ido a tomar el examen Chunnin también acaban de llegar; se notaba por lo exhaustos que se veían y el estado de sus vestimentas que había sido una travesía agotadora.

_ ¡Chicos! – Naruto tenía una sonrisa de oreja a oreja cuando los menores lo alcanzaron, muestra de lo contento que estaba de verlos – ¿Cómo están? ¿Cómo les fue?

_Bueno, Konohamaru-kun casi gana en la ronda final-

Comenzó a decir Moegi, mas se vio interrumpida por el castaño del grupo.

_ ¡Estuvimos ASÍ, ASÍÍÍ de ganarles a esos idiotas! – Por “así” se refería a los dos centímetros que había entre las yemas de sus dedos índice y pulgar. – ¡Tenías que haberme visto, Naruto-nii-san! ¡Un poco más y limpio el suelo con ese tipo cara!

_ Estoy seguro de eso, Konohamaru, hehe. – En señal de felicitación a pesar de que los tres hubieran fallado, el rubio les palpó la cabeza y los animó a dar su mejor esfuerzo en el próximo intento. Su camino ninja de nunca rendirse y cumplir sus promesas había sido pasado a ese equipo, sobre todo a Konohamaru.

El pelicastaño mostraba su buen ánimo con una sonrisa, pero al acordarse de algo su expresión se tornó levemente seria, si bien en ella había algo de curiosidad.

_ Hey, nii-san, ¿qué pasó el día que nos seguiste fuera del aldea mientras íbamos al examen? – Los otros dos se quedaron en silencio, pues también querían saber que era lo que había sucedido. La aparición de Naruto había causado una pequeña conmoción, y lo que había resultado aún más extraño era que después habían continuado el viaje hacia el lugar donde se celebraría el examen.

_ Heheh… - El rubio se sobó la nuca, una gota de sudor resbaló por su sien al tiempo que en su rostro se notaba que estaba algo apenado -  Pues solo tuve que ir a buscar a alguien…

_  ¿A Uchiha-kun? – Moegi se había dado cuenta de la ausencia del chico cuando todos habían llegado al lugar, y se lo había comentado a sus compañeros de equipo, quienes también se habían quedado extrañados.

_ Sí, tuve que ir a recoger a Sasuke y traerlo de vuelta a la aldea-tebayo.

_ Así que son amigos… - Comentó pensativo Konohamaru, lo que llamó la atención de los otros tres.

_ ¿Qué pasa, Konohamaru-san? – Preguntó Udon ante el repentino silencio. Naruto contempló al chico, a la espera de lo que tuviera que decir. Con los años había aprendido que a veces era mejor ser paciente con los demás.

_ Hm – el chico meneó la cabeza en señal de negación, ligeramente cabisbajo – Solo que… Me enfadaba que siempre fuera el mejor en la Academia. Pero cuando empezaste a entrenarme y te convertirse en mi rival, ¡me prometí que me volvería muy fuerte! – Alzó la cabeza con una sonrisa en su aun redondeado rostro.  Luego  de unos segundos, agregó en voz baja, con la mirada perdida hacia su costado - Él siempre ha sido muy serio y distante, así que no nos hemos acercado a él... supongo por lo que pasó...

Eso captó la atención de Naruto.

_ ¿A qué te refieres, Konohamaru?

... - Konohamaru apretó los labios en una línea recta, como si se estuviera debatiendo entre decir o no lo que sabía. ¿Acaso tendría que ver con el pasado de Sasuke? Entonces… No. Era mejor no oírlo de otra persona que no fuera el pelinegro.

_ Está bien, Konohamaru.- El mayor palmeó su hombro, las comisuras de su boca se curvaron en una sonrisa confortante - Gracias por preocuparte.

Aquella vez Iruka le había contado que Sasuke había perdido a su familia cuando era muy pequeño; que era huérfano y que había estado solo desde entonces. Naruto no había sido tonto; sabía que el sensei le había ocultado cosas y solo le había dicho lo que él creía que Naruto necesitaba saber. Antes había querido investigar por su cuenta, mas ahora se había decidido a esperar a que Sasuke se lo contara. Quería escucharlo directamente de él.

Solo habría que ver si su paciencia aguantaba hasta ese momento.

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Un par de ojos rojos se cerró lentamente. El silencio nocturno lo rodeaba. Su compañero estaba descansando durante su turno, aunque se trataba de una mera formalidad. Ellos eran el tipo de ninjas que dormían siempre con un ojo abierto y un arma en la mano.

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Amaneció lloviendo.

Era una llovizna, leve y tranquila, un murmullo constante que invitaba a cerrar los ojos y escuchar. Nubes de grises claros encajonaban el cielo, un anuncio de que, probablemente, todo el día sería de esa forma.

Itachi abrió los ojos.

Podía escuchar las gotas golpeando el techo, aquel repiqueteo casi musical. Su mirada contempló el techo; el silencio se filtraba por sus oídos. En ese momento, podía olvidar que existía el tiempo, que existía el ayer y el mañana; podía olvidarse de todo lo que era y solo sentir como su corazón latía.

En ese momento estaba vivo y no era nadie.

Solo una persona observando el techo.

Un ser humano sin cargas ni pensamientos.

Unos pasos rápidos se aproximaron a su habitación. Itachi cerró los ojos dos segundos antes de que la puerta se abriera con un crujido.

_ ¡Nii-san, buenos días!

_Buenos días, otouto.

Sasuke se lanzó encima de las sábanas que cubrían a Itachi. Le era imposible no esbozar una sonrisa, porque el rostro alegre de su hermano hacía cosas maravillosas a su ser. Le llenaban de paz y nostalgia, un sentimiento acogedor.

_ Me llevarás hoy a la Academia, ¿verdad?!

_ ¿Quién dijo que te llevaría? – preguntó con tono divertido, lo que le ganó un puchero del pequeño de ocho años.

_ ¡Lo prometiste!

_ ¿Lo hice?

_ ¡Hm! – Su hermano pequeño se puso de pie sobre la cama, y apuntó a su hermano mayor con un dedo antes de iniciar su reclamo – ¡Prometiste que en tus días libres irías a la Academia conmigo! Cumple tu promesa, nii-san!

Su pequeña sonrisa se hizo más notable, y fingió un suspiro de resignación.

_ Supongo que sí lo prometí. – se encogió de hombros.

_ ¡Sí! – Sasuke cerró su mano en un puño y lo alzó al nivel de su rostro en señal de victoria. De un salto salió de la cama de Itachi y se precipitó hacia la puerta. Antes de salir, se giró hacia su hermano mayor y le apuntó de nuevo con su dedo índice. – ¡Apresúrate, oka-san ya casi tiene el desayuno listo!

_ Bajaré en diez minutos.

Sasuke volvió a sonreírle. Cuando la puerta se cerró con otro crujido y se encontró solo una vez más, se levantó de la cama.

La llovizna seguía cayendo. Tendrían que llevar una sombrilla.

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Le parecía estar viviendo una experiencia rara: Su cuerpo estaba ahí, pero era como si sus ojos estuvieran en todas partes, retratando ese momento. Dio un sorbo a su vaso de té, satisfecho con su desayuno.

Había un vacío en su estómago que no sabía si sería capaz de llenar con comida.

_ Itachi, hoy quiero tratar un asunto contigo.

Pudo ver como el buen humor de su hermano menor decaía un poco, y la sonrisa de su madre titubeaba. Se limitó a asentir, incapaz de decir una palabra en ese momento.

Sabía que era su día libre, pero por alguna razón, nunca se había sentido libre.

_ Itachi va a entrenar a Sasuke en la tarde, cariño. Hace mucho que no pasan tiempo juntos. – La voz persuasiva de Mikoto fue como un bálsamo, un pequeño milagro. La tensión en el aire pareció disiparse, y los ojos de su hermanito se iluminaron un poco. - ¿Por qué no los dejas que tengan este día para ellos? Estoy segura que aquello que tengan que tratar puede esperar.

Fugaku paseó su mirada por sus hijos, como si tratara de comprenderlos, como si mirándolos pudiera encontrar algo que le hiciera retractarse. Sasuke al sentirse observado por su padre devolvió la mirada a su plato, muy consciente de sí mismo.

Itachi conectó los ojos con los de su predecesor, tan inexpresivos como siempre.

El mayor de los cuatro suspiró.

_ No es un asunto demasiado complicado, creo que podremos hablarlo mientras Sasuke está en la Academia.

_ ¿Qué tal si los dos acompañan a Sasuke hoy? – Propuso Mikoto, justo cuando empezaba a ponerse de pie para recoger los platos. El hijo menor giró la cabeza, expectante a la respuesta de su padre.

_ Hn… - Fugaku dio un sorbo a su té. – Supongo que estaría bien.

Itachi y Sasuke compartieron una mirada de cómplice felicidad.

Sin embargo, para Itachi, aunque la sonrisa de su hermano le llenara el pecho de un sentimiento agradable, esos pequeños momentos de dicha eran mucho demasiado agridulces.

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Se quedaron debajo de la sombra de un árbol, con el mayor sosteniendo un paraguas que cubría sus cabezas.

_ ¡Nii-san, nos vemos más tarde! – El pequeño caminó apresurado hacia la entrada de la Academia, y se despidió de su hermano agitando una mano por encima de su cabeza. Itachi correspondió el gesto de forma más sutil, y el padre, desacostumbrado a ese tipo de cosas, no pudo hacer más que asentir.

No se le daba muy bien sonreír.

_ Ha crecido tanto.

A Itachi le sorprendió escuchar eso.

_ Tiene ocho años, oto-san.

_ Recuerdo cuando tú tenías su edad…Eras mucho más calmado que él.

Itachi no dijo nada. Aquella tendencia a compararlos le entristecía y le enfurecía a la vez. No pudo levantarle en ese momento la voz a su padre y reclamarle que dejara de compararlos a los dos. Usualmente lo hacía, pero no ese día.

_ Sasuke es Sasuke. – se limitó a decir, su tono cortante, como si su intención fuera zanjar el tema.

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Los recuerdos de ese día llegaban como fragmentos disparejos de un espejo roto. Contenían una memoria reflejada a la luz de la luna, y como si fuera un sueño, su mente viajó de por cada trozo de cristal.

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Ese mismo día, por el rabillo del ojo, vio algo naranja.

_ ¿Quién es él, padre?

Caminar por la aldea no era una de las mejores y más disfrutables experiencias para un Uchiha. Cierto era que la cresta que llevaban en su espalda no pasaba desapercibida, y esa noción de fama podía llegar a ser hasta enorgullecedora: El poderoso clan que se encargaba de la policía de Konoha.

Mas Itachi podía notar que a veces las miradas no eran exactamente de respeto o asombro.

_ Es el discípulo de Jiraiya. – su padre demoró antes de responder, como si se debatiera entre contestar o no.

_ ¿Uno de los tres Sannin?

Varias personas rodeaban al hombre de largo cabello largo y a otro joven. Iba vestido de naranja y tenía cabello rubio. Una combinación curiosa e inusual.

Llevaba el protector de Konoha. Se preguntó por qué no lo había visto antes.

_ ¿Cuál es su nombre?

_ Uzumaki Naruto.

Uzumaki…

Conocía ese Clan…Uno experto en jutsus de sellado. El clan había sido aniquilado hacia muchos años atrás, y la última persona con conocida con ese apellido en la aldea había sido una mujer llamada Uzumaki Kushina. Había sido amiga de su madre.

Se habían detenido a una distancia segura, donde no sería demasiado obvio que estaban observando al centro de la conmoción.

¿Podría ser…?

_ Sí, es el hijo de Namikaze Minato y Uzumaki Kushina.

Fugaku había percibido como su hijo había hecho las conexiones en su cabeza, y no se había molestado en tratar de ocultar el asunto; tarde o temprano se habría enterado, como era de esperarse de un genio.

_ ¿El cuarto Hokage?

¿Aquel que había muerto el día en que el Kyubii no Kitsune había atacado la aldea?

_ Sí.

Itachi no entendía.

_ ¿Por qué nunca nos hemos encontrado con él? Si Uzumaki Kushina era amiga de oka-san, no debimos…

Esta vez fue interrumpido por su padre.

_ Uzumaki Naruto es el jinchuriki del Kyubi. El cuarto Hokage lo selló en su cuerpo antes de morir. Por eso, ningún Uchiha tiene permitido acercarse a él.

Esos ojos, el Sharingan: un arma muy poderosa que puede controlar a las más temibles bestias. Era por eso.

Observó al joven Uzumaki Naruto. Hablaba con las personas que se habían congregado alrededor de él, y reía. Tenía un aire diferente, una energía llamativa y poderosa, como un aura que volvía imposible el no mirarlo.

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_ ¡Me he quedado sin dinero-tebayo! ¡Ese ero-sennin ha gastado todos mis ahorros! ¡Ero-sennin, vuelve aquí! ¡Tienes que comprarme ramen! Cómprame ramen-tebayo!

_ Ahora estoy ocupado, Naruto,  tengo que ir a investigar…

_ ¡Bah, viejo pervertido!   

El Sannin desapareció en una bola de humo sin atender a las protestas del rubio. Teuchi entonces llamó al Uzumaki desde su lugar detrás de la barra del restaurante, una sonrisa afable en su rostro.

_Hehe, te invitaré a uno. Solo porque acabas de llegar. – Eso le ganó una sonrisa de oreja a oreja de parte del muchacho, ya estaba saltando en el asiento de la emoción.

_ ¡¡Oh, viejo, usted es una gran persona-tebayo!! ¡Gracias!

En el momento en el que el dueño de Ichiraku iba a la cocina, Itachi se coló por detrás de la tienda. Una máscara cubría su rostro. El viejo no demostró mucho su sorpresa, si bien se le habían quedado las manos tiesas con un utensilio de cocina en su derecha.

La figura enmascarada alzó algo al nivel de sus ojos.

_ Tres tazones de ramen para ese chico. – Dijo en voz baja, y le entregó el dinero al hombre.

_ Eso es bastante generoso. ¿Puedo decirle de parte de quién?

Itachi sonrió detrás de la máscara.

_ Un admirador.

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Teuchi depositó el tazón de ramen en frente de Naruto.

_ ¿Eh?

_ Te daré tres tazones más. Alguien te ha invitado.

_ ¿En serio? – preguntó el rubio, curioso y sorprendido – ¿Quién?

A esa hora del día, las nubes se habían dispersado un poco y algunos rayos de sol se colaban a través del cielo.

_ Un admirador. – Entonó con un deje de misterio el viejo.

El rostro del chico de lleno de puro desconcierto.

_ ¿Ehhh?! ¿Un admirador? – Estampó sus manos en la barra y se puso de pie, ansioso por saber la respuesta -  ¿Cómo era? ¿Qué edad tenía?

_ Ah-ah, no puedo decir nada más, Naruto. – Lo que en realidad era bastante cierto.

_ Nee, Teuchi-ossan, ¡dígame quién era-tebayo! ¡Tengo que darle las gracias personalmente!

_ En realidad, llevaba un máscara, así que no sabría decirte, Naruto.

_ Eh? ¿Una máscara? – Extrañado, volvió a tomar asiento y se cruzó de brazos con su característico gesto pensativo – Hmm…Bueno,…Supongo que es tímido. ¡De todas formas! – juntó sus manos delante de su rostro sosteniendo los palillos y sonrió ampliamente – ¡Si me ha invitado a comer ramen debe ser una buena persona-tebayo!

Desde la sombra de un árbol, a lo lejos, más lo suficientemente cerca para poder tener el Ichiraku a la vista, Itachi sonrió, y renuente, se dio la vuelta.

Una buena persona…

Esas palabras se repetirían en su cabeza varias veces al día siguiente, hasta perder el sentido.

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Naruto abrió los ojos. Se encontraba solo en la cama. Cuando sus ojos recayeron en el reloj de la mesita de noche, se dio cuenta que eran las tres de la mañana. ¿Dónde estaba el mocoso?

Adormilado se levantó, y arrastró los pies hacia la cocina. La luz estaba encendida, y ahí estaba Sasuke, de espaldas a él. Preparaba un té, y tenía un par de pergaminos sobre la mesa, como si hasta hace un momento los estuviera leyendo.

_¿Qué haces despierto-tebayo? – La voz del mayor se escuchaba adormilada mientras se restregaba con un movimiento vago el rostro. Ahogó un bostezo en su mano

_ No podía dormir.

El pelinegro se giró hacia él.

_ ¿Quieres té? – invitó con voz calmada.

_ Hum… - Asintió. Poco después Sasuke le extendió un vaso, y el rubio tomó asiento en una de las sillas. Distraídamente deslizó su mirada por los pergaminos, preguntándose por qué estaría el menor estudiando a esa hora.

_ ¿Por qué no puedes dormir?  - interrogó después de dar un sorbo, cuando el pelinegro había tomado asiento.

_ Un mal sueño.

Naruto esperó a que Sasuke dijera algo más, pero al parecer no se extendería en su explicación. Alargó su pie por debajo de la mesa y tocó juguetonamente la rodilla del otro, al tiempo que lo miraba con un puchero.

_ ¿Quieres contármelo?

_ …No.

¿Tendría que ver con aquello de lo nunca había hablado? ¿Aquello que Iruka no había querido revelarle y que Konohamaru había insinuado? Que el tema volviera a resurgir en su mente lo hizo desemperezarse un poco. Fijó su mirada en el rostro del chico, que cabizbajo observaba el contenido de su vaso. Su corazón pareció contraerse ante la impotencia, más decidió que lo mejor sería no insistir. Cuando llegara el momento…

_ Cuando estés listo para contármelo, aquí estaré-tebayo.

Ambos tomaron el caliente brebaje en silencio. Naruto rozaba con el dorso de su pie derecho la pantorrilla de Sasuke, en un intento tal vez de hacerlo sentir mejor…O de distraerlo por completo de lo que fuera que lo tuviera tan meditabundo.

_ Naruto… - Pocas veces Sasuke lo llamaba de esa manera, sonando tan serio – ¿Qué es para ti ser un ninja?

¿Había estado pensando en eso? El mayor no supo qué responderle por unos segundos. Se puso de pie y caminó arrastrando los pies hacia el sofá, donde se dejó caer.

_ Ven acá mocoso. – Instó una vez acomodado, palmando con una mano el espacio que había quedado libre.

Sasuke no dudó mucho en aproximarse al sofá y tomar el lugar que Naruto le había indicado, y este  inmediatamente lo envolvió en sus brazos, apegando su espalda al torso del mayor. El cuerpo del rubio quedó presionado contra el espaldar, y los ojos de Sasuke pasearon por la superficie de la mesilla, entrecerrados, tan pensativo como segundos antes.

_ Ser un ninja…Hm, bueno, para mí ser un ninja significa ser lo suficientemente fuerte para proteger a los tuyos: a tus camaradas y amigos, y las personas importantes para ti.

_ …Eso no es lo que significa ser un ninja, Naruto.

Eso no era lo que decían las reglas y los libros, ni lo que le habían intentado instruir en sus días de Academia. El mayor refunfuñó cuando retomó su discurso.

_ Hace tiempo decidí que yo sería un ninja a mi propia manera. Aquellos que son tratados como herramientas humanas por otros, que se supone que no deben mezclar sus sentimientos con una misión, o no tenerlos…No puedo ser ese tipo de ninja.

_ …Hn. Idiota.

_ Y tú, Sasuke? – Se interrumpió a sí mismo con un bostezo antes de continuar, y acomodó su barbilla sobre el hombro del pelinegro - ¿Qué tipo de ninja quieres ser?

El menor no supo cómo contestar aquello. Estaba empezando a quedarse dormido; la calidez y la voz de Naruto habían conseguido arrullarlo y que los párpados le pesaran otra vez.

_ ¿Tipo de ninja? Hm… Yo…

_ ¿Hm? – Naruto debió percatarse de que no le estaba prestando mucha atención, por lo que cerró los ojos, dispuesto a seguir su ejemplo, y le besó el hombro.

_ ¿Cuál es tu sueño, Sasuke? – Murmuró en una exhalación, y sus brazos se relajaron alrededor del menor.

_ ¿Mi sueño…?

_  Mh, sí…

_ Hm… - Esta vez fue el pelinegro quien bostezó, y Naruto esbozó una sonrisa perezosa.

_ Oye, mocoso, no me dejes hablando solo.

Pero Sasuke no respondió más, ni siquiera con sonidos inteligibles. El rubio suspiró. Abrazó más al pequeño entre sus brazos. Fuera lo que fuese, estaría a su lado. Lo protegería…Y lo amaría.

Un último pensamiento flotó por la mente de Sasuke antes de que sus sentidos se desvanecieran totalmente en la inconciencia.

Mi sueño es…mi ambición… es matar a ese hombre.

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Notas finales:

A/N: Cómo expliqué en mi Oneshot Besos, estuve pasando por varios problemas estos meses; a parte de la universidad me dio una recaída y una depresión que me tenían más bloqueada que una pc lenta. Hoy recién termino el capítulo x_D

Le agradezco a todos aquellos que se han tomado la molestia de dejarme un review, y los insto a dejarme biblias de review; en serio, adoro los review largos TuT

¡Espero que les haya gustado este capítulo!

¡Nos leemos!

 


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