CAPÍTULO 2:
-¿Eren?
La voz preocupada de mi acompañante me despertó del trance y me obligué a mí mismo a sonreír.
-¿Sí, Noah?
-¿Estas bien? – Sus ojitos me examinaban con curiosidad y preocupación.
-Lo estoy tranquilo. Solo recordaba el día en que te conocí. Ya han pasado 5 años, ¿eh? – Reí pícaro – Ahora ya estás hecho todo un hombre, ¿Cuántos años tienes ahora? ¿6?
-¡Cruel! – Se enfurruñó inflando sus mofletes - ¡Tengo 8!
-¿Seguro? No lo parece – Bromeé.
-¡Malo! – Gritó y aceleró el paso.
Hay que ver cuanto a crecido en este tiempo, seguía teniendo ese toque de inocencia particular pero se había vuelto más alto y sensato con el tiempo. Era un niño con una personalidad muy particular pero ¿quién puede reprochárselo? No ha tenido una infancia muy normal que digamos.
Seguimos caminando un rato por las pobladas calles de la ciudad de Tokyo mientras él lo observaba todo con gran atención. Hacía rato que se le había pasado el enfado y había vuelto a la normalidad, aunque en esos momentos tenía una mirada pensativa, como si sintiera que algo no encajaba en lo que pensaba y no pude evitar preguntarle.
-La verdad es que no había pensado hasta ahora pero… - Me miró extrañado – ¿Cuántos años tienes Eren? Nunca me lo has dicho.
-… - Me bloqueé completamente. Sabía que la pregunta era totalmente inocente pero aun así era un tema delicado al que no sabía cómo afrontar con él.
-Supongo que tendré unos 18 años más o menos – Respondí después de reflexionar.
-Jajajaja –Rio asombrado – Supones, ¿Cómo puede alguien olvidarse de su edad? ¡Qué despistado eres!
-Sí, lo soy. Mis padres siempre me lo decían.
-¿Tus padres?
-Sí – Asentí
-¿Tienes?
-Todo el mundo tiene unos padres Noah.
-¿Incluso los monstruos?
-Incluso los monstruos.
-¿Dónde están los tuyos Eren?
-Hace mucho tiempo que se fueron.
-¿Adónde?
-Al cielo Noah, al cielo. –Mi voz se ensombreció. – Hace ya mucho, mucho tiempo.
-¿Estuviste muy solo? –Preguntó de repente triste.
-Sí, pero ahora te tengo a ti y tu no te irás. ¿Verdad?- Lo animé ignorando la punzada dolorosa que atravesó mi corazón sabiendo que eso no sería nunca posible.
-Sí – Sonrió orgulloso –Yo siempre cumplo mis promesas.
-Claro, eres un hombre de palabra.
Me cogió de la mano y las calles parecieron volver a llamar su atención ya que no pasó mucho antes de que me comenzara a arrastrar de tienda en tiendo.
Tokyo aquel día estaba deslumbrante, todas las calles estaban repletas de tiendas coloridas y en los altos edificios se podían ver carteles promocionales de animes y mangas, todo un paraíso para un niño de 8 años cosa que me alegró ya que no soportaba verle tan triste y más si era por mi culpa.
Primero pasamos por unas tiendas de figuras de acción, después por tiendas de manga y creo que a partir de aquí perdí la cuenta, todas las tiendas a las que se veía atraído eran parecidas por lo tanto me sorprendió cuando paró más de dos minutos en una librería. Entré preguntándome por que tardaba tanto y me sorprendí al verlo leer entusiasmado la contraportada de uno de los libros situados en novedades. Tan ensimismado estaba que se sobresaltó cuando me aproximé para seguidamente reír contento y correr hacia mí con el libro.
-¡Eren! ¡Mira, mira! – Me tendió el libro.
-¿Qué pasa?
-¡Es la misma historia que me cuentas por las noches!
-¿Eh? – Pregunté confundido mientras recogía el libro.
¿La historia que le cuento por las noches? Esa es… ¡No puede ser!
-¡La guerra contra los titanes Eren!
-¡Imposible!
La alarma creció y casi le arranqué el libro de las manos. Lo que vi me dejó inmóvil durante un minuto exacto. No me lo podía creer. Esa imagen… la imagen que aunque quiera no podré olvidar en toda la eternidad… El escudo de la legión de reconocimiento estaba en frente de mis ojos. Era imposible, completamente imposible. No quedaba ningún registro de aquella época, ni siquiera los gobiernos lo sabían. Yo mismo lo comprobé hace tiempo. Entonces, ¿por qué ese símbolo maldito estaba ahí? ¿Y si era una coincidencia? Puede que alguien haya creado ese símbolo de su imaginación, que no tuviera en mente aquello… Poco duraron esas suposiciones. Todas se esfumaron al leer el resumen:
"Hace mucho tiempo atrás la humanidad se vio desafiada, recluida al borde de la extinción, bajo el reinado de los titanes. Tan insensatos fuimos que creímos que unas simples murallas nos protegerían, que insensatos. Pero, entre toda la humanidad, un grupo de personas vieron la realidad. Un grupo de personas que se alzaron para poder ganar, para sobrevivir. Esta historia narra los sacrificios que hicieron para que vosotros estéis aquí hoy y cuya narradora soy yo, sargento de la Legión de Reconocimiento"
Mi mente quedó en un bloqueo mental que duró mucho tiempo mientras flashes y voces de aquella época me volvían a atravesar otra vez, poco a poco fueron cesando aunque la alarma cada vez sonaba con más fuerza en mi interior. En ese momento no atendía a nada que estuviera a mi alrededor, ni a Noah, ni al vendedor preocupado que me intentaba preguntar que ocurría. Lo único que podía observar y releer en ese momento era el nombre de la autora del libro.
Hanji Zoe.