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Entre el Fuego y el Hierro por lizergchan

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Disclaimer: Los personajes del Hobbit no me pertenecen, sino a su autor J.R.R. Tolkien. Este fic lo hice sólo y únicamente como diversión.

Personajes: Bilbo, Smaug, Thorin, entre otros.

Aclaraciones y Advertencia: Este fic contiene Slash, y lo que se me vaya ocurriendo, kesesesese.

 

Resumen:Bilbo es salvado de ser vendido cómo esclavo, por Smuag, príncipe de los dragones, juntos, emprenden un viaje que los hará descubrir nuevos sentimientos, pero, ¿qué sucede cuando nuestro querido Hobbit conozca al Thorin, rey bajo la Montaña?

 

 

Beta: Lily Black Watson.

 

OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoO

 

 

Entre el  fuego y  el hierro

 

 

 

Capítulo 4.- Dragón y Hobbit

 

 

 

 

Bilbo se despertó con pereza; desconocía el lugar donde se encontraba, pero, el mullido colchón era demasiado tentador para abandonarle, ¿Quién podría culparlo? No había dormido en una cama decente desde que dejó la Comarca, aunque, descansaba bastante confortable junto a Smaug, entonces, lo recordó: su amigo dragón no estaba con él.

 

—¡Smaug! —Bilbo se levantó de golpe; estaba por salir a buscar a su amigo, pero se detuvo a milímetros de la puerta; pudo escuchar voces afuera, una de ellas era la del dragón. Guiado por su curiosidad, hizo lo que ningún hobbit respetable debe hacer: espiar. Abrió ligeramente la puerta; en efecto, Smaug se encontraba ahí, junto a un elfo de cabellera negra.

 

Smaug lucia relajado en presencia de aquel hombre, como si se conocieran de mucho tiempo y se tuvieran total confianza.

 

—Han pasado cincuenta años desde la última vez que nos vimos —dijo el elfo sonriendo —, si recuerdo bien, eso fue cuando saliste de Brezal seco.

—Me aburría —gobernar una pequeña colonia era por demás, monótono, no era tan interesante como Las Tierras del Sol, donde el verdadero reino de los dragones se encontraba.

 

Lord Elrond lo observó divertido. Smaug era un dragón de apenas ciento noventa y seis años, un niño en comparación a la larga vida de su especie y de los elfos. Aunque el hijo de Caillench era un magnifico líder, un excelente guerrero, estratega y un buen amigo.

 

—Me han informado sobre tu acompañante. Un mediano, ¿es cierto? —Smaug asintió con la cabeza.

—Su nombre es Bilbo Baggins y espero que no lo molesten —gruñó, causando una sonrisa en el elfo; ahora entendía la razón por la que el dragón hacia guardia tan celosamente en la entrada de su habitación; resguardaba su tesoro de quien osara intentar arrebatárselo.

Lord Elrond extrajo una carta de entre sus ropas que entregó a Smaug.

 

—Lady Caillench la envió hace tres meses —Smaug bufó. Su madre siempre lograba adivinar donde se encontraba, incluso antes de que el llegara (especialmente cuando se escapaba), aunque, por el tiempo que tardó esa misiva en alcanzar su destino, estaba perdiendo habilidad. El príncipe de los dragones sonrió, pero su alegría duró poco, pues un servidor de Elrond acababa de hacer acto de presencia; traía un mensaje de la reina dragón.

Cuando Smaug leyó el contenido; sintió que el fuego en su interior se apagaba, como si hubiese sido obligado a beber un balde de agua, helada. Caillench; la reina dragón le ordenaba ir a Eredor en cuanto recibiera el mensaje; la ira de Iluvadar sería nada comparada con la de su madre, aun así, no quería dejar a Bilbo, no tan pronto.

 

—Enviaré un mensaje a mi madre —dijo Smaug. Él le había prometido a Bilbo acompañarlo hasta la Comarca —. Hice una promesa y por mi honor que la cumpliré.

 

Caellench iba a enfadarse mucho, Smaug lo sabía  después de todo, su madre le había dado una orden directa, pero Bilbo era más importante, ¿Qué hacer? Bien podría llevarlo con él a Eredor; quizás le guste la Montaña Solitaria, pero al mismo tiempo; dudaba que su pequeño amigo hobbit quisiera estar lejos de su hogar por más tiempo del que ya había estado.

Bilbo cerró la puerta, despacio; con el sigilo que caracterizaba a los hobbit, regresó a la cama y se sentó. Había escuchado gran parte de la conversación. Al parecer, la madre de Smaug lo estaba llamando, pero él, estaba atrapado a causa de una promesa hecha a un simple hobbit. Sintió angustia; apreciaba a Smaug y no quería dejarlo, sin embargo, él tenía responsabilidades que cumplir y sería egoísta detenerlo.

 

Quería llorar, pero logró contenerse. Era lo mejor, Smaug era fuerte, heroico y aventurero, muy diferente a él, un simple hobbit de la Comarca.

 

Los pensamientos de Bilbo se vieron interrumpidos por la presencia de Smaug, quien había entrado a la habitación, cargando una charola con comida para el hobbit.

 

—¿Te sientes bien? —preguntó el dragón, preocupado. Le fue suficiente unos segundos para notar la tristeza del mediano.

—Yo… —Bilbo dudó en decir la verdad, no sabía si sería o no correcto admitir que había escuchado a hurtadilla, algo no muy respetable, cosa que un Baggins no haría, o mentir. —No es nada. Hacía mucho tiempo que no dormía en una cama tan confortable. Recordé mi hogar —Bueno, una verdad a medias no podía ser considerada una mentira, ¿verdad? Apreciaba mucho a Smaug y no quería causarle molestias.

 

Siendo Smaug tan observador como era, pudo fácilmente notar los pequeños detalles en el rostro de Bilbo; había preocupación, tristeza, la misma que se experimenta al estar perdiendo algo o alguien valioso, aquello que hace arder tú corazón; un familiar o tu otra mitad.

 

Smaug dejó la charola en el mueble más próximo; caminó hasta la cama y se sentó, acomodando a Bilbo en sus piernas. El pobre hobbit se sonrojó; aquella posición, era algo reservado solo para parejas o padres e hijos pequeños.

 

 

—Escuchaste mi conversación con Lord Elrond —el sonrojo de Bilbo se hizo más evidente. El dragón sonrió, divertido —. Mi madre es la reina; nuestra raza vive y prospera en las Tierras del Sol, pero durante la guerra contra los enanos, nos asentamos en Brezal Seco, pero luego de la alianza, se volvió una colonia. Yo nací ahí.

—¿Por qué tienes que ir a Eredor?

—Cuando la alianza se formó, Thorin, hijo de Thrain, hijo de Thor y yo, no rebasábamos los seis años, por eso, nuestros padres decidieron que nosotros seríamos los responsables de crear los nuevos lazos de amistad entre nuestra gente.

 

Eso era demasiada presión para dos pequeños que apenas aprendían a conocer el mundo.

 

—Desde entonces, Thorin y yo pasábamos tiempo juntos, pero no fue todo; los reyes enanos y mi madre decidieron reunirse cada cinco años, para reafirmar los lazos, la reunión no es siempre en el mismo reino y esta vez tocó en la Montaña Solitaria —se encogió de hombros —. Como no tenía ganas de escuchar alardear a Thorin sobre que él es rey y yo aún príncipe —Smaug hizo una mueca que a Bilbo se le antojó infantil y tierna —, decidí dar un paseo por alguno de los reinos de los hombres. Además me aburría.

—Y ahora debes regresar —dijo Bilbo apesadumbrado.

—Lo haré, luego de llevarte a casa, aunque… —el dragón sonrío —el viaje es largo y me vendría bien un compañero.

 

Bilbo miró a Smaug y sonrió asintiendo con la cabeza. Viajarían a Eredor juntos, pero decidieron ir antes a la Comarca para asegurarse que Bag End se encontrara en condiciones y que los detestables familiares de Bilbo no hubiesen hecho algo indebido con sus cosas.

 

 

Continuara…

 


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