[14] Día Diez
-¡No! ¡Y mil veces no!
-¡P-pero, entrenadora!
-¡He dicho no!
Furihata frunció los labios en un mohín, molesto. El entrenamiento ya había terminado y al siempre insensible Kagami se le ocurrió comentar sobre la extraña y espontanea relación del castaño con Akashi. Hyuuga casi se desmaya e Izuki intentó hacer un juego de palabras con eso (como siempre, fallido), mientras Kiyoshi sonreía nervioso y Aida decidía retener al castaño.
-¡Y si te come!-gritó la chica
-¡Es un humano! ¡No me va a comer!
-Bueno, de que se lo va a comer, se lo va a comer-razonó Kiyoshi-Pero no en sentido literal, ya sabes, si no en ese sentido-Aida asintió.
-¡Kiyoshi tiene razón! Te va a tomar, te va a ilusionar y te va a hacer añicos ¡Así es siempre!
-¿Es que acaso la entrenadora odia a los chicos?-murmuró nervioso Kagami, mientras Kuroko le daba un codazo en el estomago-¡¿Y eso por qué!?
-Si Kagami-kun no abriera la boca, no estaríamos aquí-el más alto chistó.
Para poner peor el ambiente, el telefono del castaño sonó resonando en todo el lugar, avisando una llamada entrante. Con todas las miradas sobre el, Kouki tomó el aparato dispuesto a contestar.
-¿Alo?-dijo
-¡Kou!-escuchó a su hermano del otro lado de la línea-¡Que bueno que me contestas, Kou! ¡Apurate en llegar a casa y saca a Akashi de acá, que me está asustando!-gritó en susurro, como esperando que el pelirrojo no le escuchara. Pero siendo Hikan tan tonto, seguro Akashi escuchó a la perfección.
-Ehm, mira, tuve un percance-dijo nervioso, notando que hasta Mitobe le miraba curioso-Estoy en el gimnasio de la escuela, aún no puedo irme, así que dile a Akashi que venga y nos juntam-
No pudo terminar, fue interrumpido por la fuerte patada dada en su mano, con lo que el aparato salió volando. Kuroko fue a bucarlo y lo tomó.
-¿Hola? ¿El hermano de Furihata-kun?
-...¿Qué?
-Me llamó Kuroko Tetsuya, soy amigo y compañero de Furihata-kun en el club de Bsketball-dijo-Según lo que dijo Furihata-kun, Akashi-kun esta en su casa, ¿Cierto?
Hikan dudó en responder, sin saber si confiar realmente en ese tal Kuroko, pero al parecer el conocía a Akashi, así que no dudo en darle la razón al chico del otro lado de la linea.
Mientras Kuroko resolvía los problemas por el telefono, Aida y Hyuuga veían molestos al castaño que temblaba sentado en el piso, de rodillas.
-¿¡Como se te ocurre!?-preguntó el chico de tercer año, molesto-¡Es Akashi Seijuurou!
-¡Va a venir y nos va a enterrar las tijeras a todos!-gritó esta vez Aida, perdiendo su capacidad de razonamiento.
-Bueno-interrumpió Izuki-al unico al que le va a enterrar las tijeras es a Furihata-decir que los colores se le subieron al rostro al castaño era poco.
-Si, adiós-todos giraron a ver a Kuroko, que cortaba la llamada.
-¿Y?-preguntó Kagami-¿Que pasó?-El chico de ojos celestes le miró.
-Hablé con Akashi-kun-respondió-Viene en camino.
Y el caos se desató en el gimnasio de Seirin.
.....
-¿Ya van a abrir?-preguntó Furihata cansado
-No-respondió Koganei-si abrimos, el aparecerá y nos va a matar por tenerte encerrado-Furihata suspiró.
Luego de un pequeño lapso de caos mental en el gimansio, Kagami tuvo la fantastica idea -entiendase el sarcasmo- de cerrar las puertas del gimnasio desde dentro, prohibiendo que alguien entrará.
Las voces y quejas se calmaron cuando sintieron que alguien golpeaba la puerta del gimnasio. Inmediatamente, la mayoría se tensaron al pensar que probablmente era Akashi, pero todo se calmó cuando escucharon la voz de un profesor diciendo que debían abandonar el gimnasio.
Decepcionados al ver su plan fallar, se terminaron de duchar y cambiar, mientras otros finalmente guardaban las cosas y la entrenadora abría la puerta.
Furihata seguía viendo todo como sin creerselo, pensando que de verdad tenían que ser bastante tontos como para preocuparse de Akashi. Y solo en ese minuto fue realmente consciente de lo mucho que había cambiado su punto de vista sobre el pelirrojo, en tan pocos días. Y sonrió, porque de verdad le gustaba sentirse tan cercano al chico, le encantaba decirle a los demás que era una buena persona y que no debían preocuparse de el.
Se despidió de sus compañeros y se alejó del establecimiento, encontrandose con una cabeza de cabellos rojos bastante familiar en las afueras de la escuela.
-Hola Akashi-san-saludó contento. Los ojos dispares voltearon a verle y una sonrisa ligera se formo en los labios contrarios.
-Kouki-dijo-Te había estado esperando
-Si, lo siento-respondió-es que entre tanto problema no pudimos salir hasta ahora, así que lamentó la tardanza.
-Bien, disculpas aceptadas-Akashi se enderezó y le tendió una mano al castaño, la cual fue aceptada rapidamente-¿Vamos? He querido verte todo el día-Kouki sonrió.
-Al parecer no era el unico ansioso por esto, ¿No?-Akashi sonrió con elegancia, como si estuviera siguiendole el jueguito a Kouki.
-Cuando se trata salir así, obviamente no eres el unico ansioso y deseoso, Kouki.