Otro maldito día en ésta horrible mansión, como siempre era de madrugada y tenía que hacer algo más que pensar en mi amado Ciel. Si tan sólo tuviera una pequeña oportunidad y le demostraría lo que es realmente lo mejor, pero no, tenía que hacer ese estúpido contrato con ése demonio de cuarta llamado Sebastián. Después de probar su sangre me di cuenta que no hay alma más deliciosa que la de mi pequeño, tan oscura pero al mismo tiempo tan pura ; era una combinación perfecta que ahora se encontraba fuera de mi alcance.
Sin más me dirigí al cuarto de baño y tomé otra ducha intentando borrar las caricias de aquel nefasto chiquillo. Alois era simplemente vulgar, sin clase, la forma en que se vestía sólo para llamar mi atención, me daba vergüenza el sólo pensar que ése era mi amo, al que tenía que serle fiel hasta que consiguiera su objetivo y obtendría su alma, un alma putrefacta. Me tomé mi tiempo al bañarme, al salir me vestí como mi asqueroso uniforme y aún así aún era muy temprano. Que podría hacer un demonio como yo a las 5 de la mañana?
~Bueno ya que ése mocoso aún sigue llorando, iré a visitar a mi amor~
Salí rumbo a la puerta principal y note que no había nadie, hasta que toque la perilla de la puerta escuché las voces de los trillizos.
-Claude- Sama, sabe él señor que planea salir? - pregunto uno de ellos creo que era Timber
-Es un asunto personal que él no tiene que saber- dije en tono neutro sin voltear a verlos, como me molestaba tener que dar explicaciones- no quiero más cuestionamientos sobre mi persona.
Sin esperar respuesta salí de la mansión rumbo a la mansión de Ciel ; no tarde demasiado en llegar, el jardín estaba repleto de rosas blancas perfectamente cuidadas para hacer una hermosa combinación entre blanco de las rosas y el negro de la mansión como su dueño.
Subí directo a la ventana de la cual sabía que era la habitación de Ciel, las ventanas estaban abiertas pero las cortinas estaban cerradas, en cuestión de segundos mis fosas nasales se inundaron de un delicioso y apetecible aroma, mis cambiaron del dorado a un rosa fosforescente el hambre me mataba. Sin esperar más entré y me llevé la grata sorpresa de que Mi Ciel se encontraba durmiendo desnudo entre los brazos de aquel demonio de porquería, ahora tenía unas enormes ganas por deshacerme de Alois y de ese imbécil, Sebastián notó mi presencia y con delicadeza apartó al pequeño para poder levantarse. Se acercó a mí con paso arrogante y sonreía de oreja a oreja, me indicó que saliéramos al balcón para no despertarlo.
-Buenos días, que te trae por aquí a estas horas Claude? -pregunto con sí típica sonrisa falsa que le dedicaba a todos menos a Ciel.
-Eres un imbécil- dije sin más- te mataré, lo sabes- dije conteniendo mi furia
-Oh, vamos Claude. Tú sabías que Ciel me ama a mí, si muero el muere conmigo. Además tú tienes a ese chiquillo llamado Alois, o me equivoco?
-Él simplemente es sólo un contratista más- dije seguro de mis palabras.
-Lo que digas, si no tienes más cosas que hacer vete. Yo si tengo algo que hacer.
-Me voy pero te aseguró que cuando regresé será para acostarme con Mi Ciel- dije arrogante, haber que haces ahora Sebastián.
-Más te vale que te LARGUES AHORA MISMO, SI NO QUEIRES QUE ADELANTE TU MUERTE!- gritó como fiera.
-Le das un beso de mi parte a mi amorcito.
La cara de Sebastián se deformo de la furia que lo embargaba y me dio un puñetazo que logre esquivar con facilidad.
-Nos vemos cuervo- era tan divertido ver su cara, pronto sería la hora de levantar a ese chiquillo; tenía que apresurarme a llegar sino armaría un escándalo y no estaba de humor como para soportar sus berrinches.
Cuando llegue a la mansión Hanna me estaba esperando en la puerta, sabía que empezaría con sus interrogatorios estúpidos y no estaba de humor para quedarme callado, que se creía? Ella sólo era un simple demonio más.
-Dónde te encontrabas Claude?- preguntó mirando hacia el piso, patética.
-No te incumbe- ni si quiera la voltee a verla me pase derecho, pero me jalo del brazo
-Claude, por favor. Deja de hacer llorar a mi pequeño, él te ama como no tienes idea; si se lo pidieras daría la vida por ti- dijo con voz suplicante.
- Yo nunca amaré a ese bastardo, que no te das cuenta que somos de diferentes clases y no se diga de la naturaleza. Un demonio como yo amando a un humano tan vulgar como él ? Por favor estás loca, eso nunca- me zafé de su agarre bruscamente- ahora si me permites tengo que ir a despertarlo, porque ni siquiera eso puede hacer sólo.
Sabía perfectamente que ya estaba despierto y llorando como siempre, era lo que más odiaba su debilidad. Se la pasaba llorando porque no le hacía caso, ni volviendo a nacer se compararía con Ciel había un mundo de diferencias entre ellos así que no podía entender cómo es que después de que casi se matan ahora eran los mejores amigos de toda la vida.
Caminé lentamente por los pasillos hasta llegar a su habitación, entré y fui directo a recorrer las cortinas sin voltear a verlo.
Señor -dije en tono neutral como siempre- es hora de levantarse, por favor Señor tiene muchos documentos que firmar.
-Vamos Claude, déjame dormir un poco más estoy muerto-dijo con su tono tan vulgar
-Lo lamento señor, tiene muchos pendientes. Así que por favor- seguía serio mirando hacia la nada, recordando a Ciel.
-Tsk... Está bien- se acercó a la orilla de la cama y empecé a vestirlo, sin quererlo rozaba su piel me da asco. Su atuendo era el de siempre, unos pantaloncillos extremadamente cortos, unas medias que llegaban más arriba de las rodillas, una camisa blanca con un chaleco verde, mi típica capa violeta y mis botas, se veía tan vulgar, sin nada de clase de que servía que fueran hechos de la más fina tela si no se veía bien.
Cuando terminé me levanté aún con mi mirada clavada en la nada.
-Señor quiere el desayuno en el comedor? O prefiere algún otro lugar? -Dije con voz fría
-Sólo retírate, por favor. No quiero desayunar- dijo mirando al suelo, patético.
-Sólo le recuerdo que tiene que tener energías para que no se enferme
-No te preocupes, no me dejaré morir para que puedas obtener mi alma, así que por favor retírate. Es una orden- lo que más quería era su muerte y por su puesto su alma podía perderse no me importaba en lo más mínimo.
- Yes, your Highness- dije y salí de ahí, no podía estar un minuto más en esa habitación llena de su olor.
~Estúpido mocoso, que se creé?. Piensa que por qué me obligue a alejarme regresare a rogarle por estar con él?. Estúpido, realmente estúpido~
Caminé rumbo a la cocina para decirles sus deberes a los trillizos. Cuando llegue se encontraba Hanna y ellos; ella con un movimiento de cabeza hizo que salieran para poder hablar conmigo.
-No va a comer el bastardo- Hanna quería matarme.
-No le digas de esa manera, no se lo merece- si que estaba furiosa conmigo
-Bueno lo que digas, me da igual.
-imbécil-ya había llegado a mi límite, la tomé por el cuello azotándola contra la pared.
-Sabes qué? Haz lo que quieras pero a mi déjame en paz. Es que es tan difícil de entender? No le amo, no le amaré. Que agradezca que por el contrato tenemos sexo, porque sino ni siquiera pagándome lo haría. - la solté y cayó estrepitosamente, cualquiera se hubiera sentido mal de hacerle eso pero yo no.- si quieres ve a dejarle algo de desayunar y deja de molestar.
Salí rumbo a mi habitación y me lleve la gran sorpresa que una pequeña persona esperándome frente a mi ventana, después de tener un día tan malo con esta visita se convertía en el mejor día de todos.
-Bocchan