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Depuis le début por girlutena

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Aquella noche era sumamente fría y oscura, siendo únicamente iluminada por los relámpagos que reventaban en el cielo gris, el olor a tierra mojada que se expandía rápidamente por todo el bosque haciendo que sus sentidos estuviesen más alertas, mientras que se podía escuchar como los truenos estallaban fuertemente y muy cerca de aquel pueblo tan lejano y maldito.


Las grises y negras nubes, cubrían el cielo estrellado, mientras que también cubrían a la gran y brillante luna pero que aun así dejaba notar los sutiles rayos escarlatas que caían suavemente sobre la tierra mojada.


La lluvia caía con demasiada fuerza, obligando que los animales se escondieran en las cuevas, haciendo los caminos mucho más difíciles de recorrer, los fuertes gritos de los pobladores se podían escuchar cada vez más cerca, aquellas botas de un material impermeable que permitían que sus dueños corrieran, chocaban contra las pequeñas ramas, creando un sonido chirriante.


 


Cerró lenta y fuertemente sus azulejos, mientras escuchaba como las gotas rebotaban entre las altas copas de los árboles; apoyó sus manos sobre sus rodillas intentando inhalar rápidamente todo el húmedo aire, sin importarle que el mismo aire frio quemara sus pulmones; la toz empezó a invadirle el pecho y llevo su mano para cubrir su boca e intentar calamar su tos.


Alzó levemente su rostro sintiendo las gotas de la lluvia resbalar por su fino rostro, mientras estas se combinaban junto con sus infinitas lágrimas, llevó lentamente una de sus manos hasta su agitado corazón y rogó porque el varón llegase a tiempo, dio un respiro más hondo y no pudo evitar soltar un suave quejido, mientras que fruncida fuertemente su ceño.


Llevó rápidamente la palma de su mano hasta su vientre hinchado y empezó a acariciarla suavemente, sintiendo como su pequeño empezaba a darle fuertes patadas; cerró con fuerza sus ojos, mientras que su respiración empezaba a hacerse agitada.


-Tranquilo, ya estamos por llegar. –Intentó calmarse para calmar a su pequeño, pero parecía que nada servía para mitigar el dolor que empezaba a alojarse en su vientre, sintió como un golpe cayó sobre su vientre, haciéndole morder su labio inferior para no soltar ningún otro gemido.


El fuerte viento golpeo su acongojado rostro, mojándolo y haciendo que los mechones rubios de sus cabellos, se pegasen en su rostro; alzó nuevamente su mirada hacía la luna escarlata que se ocultaba detrás de aquellas pomposas nubes negras.


-Regresa. Por favor, regresa. –No pudo evitar que aquella suplica sonara con su voz entrecortada y adolorida, intentó limpiar las lágrimas de sus mejillas y mordió su labio inferior al sentir una punzada más alojarse en su vientre.


Apoyó su mano sobre el grueso tronco, sintiendo la aspereza sobre su lastimada piel e intentó dar unos pasos más pero ahora fue un dolor agudo el que se alojó en la parte inferior de su vientre.


-Vamos bebé. –Golpeó suavemente su cabeza contra el tronco y cerró sus ojos sintiendo como sus lágrimas se combinaban contra las gotas de la lluvia, caían sobre sus labios entreabiertos, cerró lentamente sus ojos, sintiendo el sabor salado.


Una suave risa, algo perturbadora empezó a llegar como susurros, apresó fuertemente sus manos hasta hacerlos puños e intentó dar unos pasos más, alejándose de la densa neblina que empezaba a querer cubrirlo.


-Falta poco. –Una voz suave y gélida llegó a alojarse en lo más profundo de sus tímpanos, aquella voz era tan tétrica que no pudo evitar que el temblor empezará a alojarse en su cuerpo.


Recordó los ojos color ébano de su amante, el aroma a tierra mojada que siempre perseguía al mayor le golpeó sus sentidos, mientras que con sus dos manos rodeó su vientre, donde su pequeño niño empezaba a patear con fuerza.


-Aun no. –Su voz salió tan solo en un susurro. –Aun no, aguanta un poco más. –Su voz entrecortada casi ya ni se podía oír gracias al fuerte sonido de la lluvia, pero sabía que no era su pequeño, sabía que él estaba quitecito, intentado transmitirle un poco de su calma, gimió un poco más fuerte al sentir otra fuerte contracción. –Sasuke, regresa.


Su cuerpo calló sobre la tierra mojada, mientras que cerraba sus ojos y cubría su vientre hinchado con las palmas de sus manos, intentando darle calor a su pequeño niño que otra vez, había empezado a moverse inquieto.


Frunció fuertemente su ceño al escuchar unos suaves pasos acercándose, su cuerpo tembló al imaginar a uno de los aldeanos pero tan solo observó el cuerpo de un hombre; no tan alto y con sus cabellos castaños.


-¿Te encuentras bien? –El doncel mordió su labio inferior, mientras que las fuerzas de proteger a su hijo se hacían cada vez mayores, pegó más su espalda en el grueso tronco del árbol, mientras que el hombre intentaba acercarse lentamente. –Tranquilo, te ayudaré.


Aquel hombre tomó el cuerpo del doncel, con sus delicadas manos, aferrándolo suavemente alrededor de su abultada cintura, para llevarlo hasta un lugar un poco más seco, donde lo acostó sobre unas grandes hojas, cubriéndolas con su impermeable.


Naruto cerró fuertemente sus ojos sintiendo como aquel canal, que permitiría que su hijo salga, empezaba a abrirse poco a poco.


-Toma esto. –El menor alejó su rostro del extraño envase y frunció su ceño al sentir aquel amargo aroma. –Vamos, te ayudara a calmar el dolor.


Naruto tomó el extraño líquido viscoso, sintiendo al poco rato como su cuerpo empezaba a adormecerse, lentamente sus ojos comenzaban a cerrarse, pero él sabía que no debía, que no podía dormir, llevó lentamente sus manos sobre su vientre, intentando calmar a su pequeño.


-Bien. –Soltó un suave jadeo al sentir la mano de aquel joven sobre su caliente rostro y deseó con todas sus fuerzas que su amante estuviera junto con él, en ese momento. –Tu hijo ya desea salir.


Asintió suavemente, comenzando a sentirse cansado, aquellas fuertes manos se posaron sobre sus hombros y sintió como era movido suavemente, mientras que sentía como el sueño empezaba a vencerlo.


-Necesito que estés despierto, tu hijo te necesita para poder salir.


Cerró fuertemente sus ojos al sentir como las paredes de su interior empezaban a abrirse poco a poco, gruño por lo bajo al sentir como aquella entrada empezaba a abrirse, mediante el paso de su pequeño niño empezaba a hacerse lento, gritó lo más fuerte que pudo, mientras retenía el aire en sus pulmones y mientras pujaba el cuerpo del pequeño.


Respiro una vez más, sintiendo como la cabeza del pequeño salía de su interior para que luego su pequeño cuerpecito saliera sin fuerza alguna.


Su pecho subía y bajaba con extrema rapidez, mientras que su corazón bombardeaba a mil por hora, pero eso no le impidió alzar su rostro, alzar sus delgados y cansados brazos y pedir en silencio, el cuerpecito de su niño; quien fue entregado después de que aquel hombre le arropara con una pulcra camisa.


El llanto del niño se escuchaba tan fuerte, capaz de romper todo a su paso, pero él tan solo sonreía enternecido, viendo como el pequeño alzaba sus cortitos bracitos y abría su pequeña boquita, soltando sus fuertes berridos, mostrando sus mejillas fuertemente sonrojadas.


-Ya, ya mi vida. –Naruto acarició suavemente la pelusita rubia que salía de la cabecita de su retoño, mientras colocaba la pequeña cabecita del recién nacido sobre su pecho. –Soy yo, soy tu papi.


Y como si fuese algo esperado, el pequeño varoncito dejo de llorar, tan solo dejando a su paso, pequeño hipidos, haciendo sonreír a su padre doncel.


-Es un hermoso niño.


El doncel alzó levemente su rostro para observar, los ojos verdes de aquel hombre; cerró levemente sus ojos, para tan solo asentir, sin decir nada, volvió a ver el rostro de su pequeño y sonrió al verle fruncir suavemente su ceño, recordándole a su pareja varón.


El pequeño soltó un suave gemido, soltando una suave risita al sentir el fresco aroma del vendaval, el doncel cerró levemente sus ojos al sentir el suave aroma a canela y sonrió al saber que su amante se encontraba cerca.


-No es un niño común; pero aun así, es muy hermoso.


El joven se había arrodillado al frente del doncel, para observar enternecido aquella hermosa escena, donde el pequeño reconocía a su “madre” y donde el doncel empezaba a comportarse celosamente con su cría.


Naruto besó la pequeña frente del pequeño niño, escuchando su suave risita, sabiendo que no era normal aquello en un bebé recién nacido, pero recordando también, que su hermoso retoño no era un niño común, pero que era demasiado especial.


El suave viento sopló, dejando que el aroma a canela se extendiera con lentitud, dejando que la suave risa del pequeño se escuchara por todo el pequeño lugar.


El joven sintió como toda la sangre de su rostro, bajaba hasta sus pies, al observar el gran cuerpo de aquella persona, con su cuerpo temblando, retrocedió rápidamente dejando que el moreno se acercara a aquel doncel.


Sasuke se arrodilló al frente de los rubios, acariciando suavemente la mejilla de su doncel, besando con lentitud los labios del menor.


-Perdóname por llegar tarde. –El doncel negó levemente, sonriendo encantado por la mirada llena de amor que le profesaba el varón y recibió a gusto el dulce beso que el mayor plantó en sus labios. La pareja sonrió suavemente al escuchar como su pequeño soltaba suaves gemidos, pidiendo las atenciones de sus progenitores.


-Mira a quien tenemos aquí. –El varón cargó con suavidad el cuerpecito del recién nacido y besó con calma su pequeña frentecita.  Sonriendo suavemente al escuchar la suave risita de su primogénito y sintió orgullo al ver aquel brillo escarlata en las grandes cuencas del menor, entregó suavemente al pequeño, a los brazos cálidos de su amante para observar fijamente al hombre, quien se había encargado de ayudar a su familia.


Un fuerte bombardeo se dejó escuchar muy cerca de donde se encontraban, haciendo que aquel ensordecedor sonido se escuchara como fuertes ecos, el doncel aprisionó suavemente el cuerpecito de su hijo entre su pecho, mientras que el moreno tan solo seguía de pie, observando al hombre.


 


Abrió rápidamente sus ojos, escuchando el bombardeo de la sangre en su corazón, llevó lentamente su mano para acariciar su pecho y calmar su corazón, absorbió suavemente el aire con aroma a canela.


Negó lentamente intentando alejar aquellos tristes recuerdos, tragó duro la saliva que empezaba a acumularse en su boca y observó a la presencia que se encontraba en el umbral de su habitación.


-Amo Naruto. –El doncel observó como el joven de cabellos bermejos y ojos aguamarina, agachaba suavemente su rostro, dándole una leve reverencia.


Los ojos azules del doncel se posaron sobre el cielo que rápidamente fue cubierto por las nubes plomizas.


-¿Qué está pasando, Gaara? –El joven pelirrojo observó cómo poco a poco el doncel se ponía de pie y se sentaba sobre el alfeizar de la ventana, mientras que su delgada y pequeña mano se aferraba con fuerza sobre su vientre plano.


-El amo ha ido a poner orden.


Naruto cerró lentamente sus ojos, llevando su mano derecha hacía su vientre plano, recordando aquel suave calorcito de su pequeño niño, a la vez sintió un frio escalofrió recorrer todo el largo de su columna vertebral, lentamente absorbió un poco de aire frío, sin importarle quemar sus pulmones, pero negó rápidamente; recordando que aquellos aldeanos no necesitaban ninguna piedad, ni ningún lamento.


 


Pequeños copos de nieve caían sobre el sucio suelo, mientras que la brisa soplaba fuerte y fría, dejando que el eco de aquella risa aterradora se escuchara por todo el pueblo, haciendo que el miedo se hiciera presente en los cuerpos de aquellos hombres pecadores.


Una energía negra y densa empezó a flotar lentamente, rodeándole sus pies; obligando que unos fuertes escalofríos recorrieron el cuerpo de la mujer más anciana.


Tan solo sus ojos cansados y grisáceos pudieron observar como un cuerpo delgado y esquelético, se posaba al costado de aquel gran hombre de cabellos azabaches.


Sasuke mostró una fina y gélida sonrisa en su endurecido rostro, mientras que aquella risa malévola se hacía presente en el lugar.


 


El pequeño cuerpo de Keishi se sintió emocionado y no pudo evitar mostrar una enorme sonrisa al ver como una energía empezaba a salir del cuerpo de aquel moreno, observó con sus hermosos y grandes ojos rojos, llenos de maravilla como aquel hombre; con esa actitud seria y prepotente, se acercaba hacía él; con pasos tranquilos y con mostrando aquella mirada poderosa; sintió como su corazón saltó de emoción al ver que tan solo faltaban cortos pasos para que llegara a él, pero el fuerte agarre de la mano de su abuela, sobre su pequeño brazo le hizo regresar a la realidad.


Lentamente volteó para ver los ojos grisáceos de aquella mujer y frunció suavemente su ceño al no entender por qué la mayor había empezado a temblar. Su pequeño cuerpo se vio cubierto por el de su abuela y cerró sus ojitos al sentir como aquella energía empezaba a llamarlo, quiso ir, deseaba mover sus piernas hasta aquel ser.


-Suéltalo.


Rápidamente abrió sus ojos, al escuchar aquella fuerte voz y se estremeció al sentirse, por primera  vez, necesitado. Observó ligeramente como los pobladores alzaban sus lanzas y unos grandes palos de madera, colocándose en posición de ataque.


Sasuke se detuvo a pocos centímetros de la mujer, quien rápidamente había escondido al niño detrás de su envejecido y maltrecho cuerpo y pudo evitar fruncir con fuerza su ceño al ver aquel brillo en los ojos cansados de esa mujer.


-¡No te lo llevarás!


El pequeño Keishi sintió como la mano de la mujer se hacía mucho más fuerte y no pudo evitar soltar un suave jadeo de dolor, levantó su pequeño rostro para poder ver como una energía rojiza empezaba a emanar del cuerpo de aquel varón.


-¡No es tuyo!  -Aquel grito resonó fuertemente en los pequeños oídos de Keishi, haciendo que la tierra se removiera bajo sus pies, mientras el cielo gris empezaba a ser opacado por unas gruesas nubes negras, a lo lejos el sonido de los relámpagos y los fugaces rayos caían sobre la tierra, haciéndola explotar.


 


Sus ojos color verdes, se abrieron a la par y pudo sentir como su corazón saltaba con fuerza contra su pechito, llevó una de sus manos para calmar un poco el dolor pero el sonido de las gotas de la lluvia chocando fuerte contra su ventana le llamaron la atención.


Llevó sus pequeñas manos para tapar sus oídos y cerró fuertemente sus hermosos ojos, sintiendo como sus finas lágrimas empezaban a resbalar por sus pálidas mejillas.


Aún podía escuchar el fuerte gruñido de aquel hombre, rebotar en su cabeza, aún podía sentir como esa fuerte energía empezaba a envolverlo, dio media vuelta, aún en su cama; enrollando sus piececitos en las suaves sábanas blancas, cerró sus ojos mientras ocultaba su rostro en la esponjosa almohada, aspiró fuertemente y luego abrió lentamente sus ojos para perder su mirada en las pequeñas gotas que resbalaban lentamente sobre la ventana.


Suavemente se puso de pie, olvidándose de colocarse sus zapatos y caminó hasta su ventana, sentándose en el pequeño alfeizar y con sus pequeños dedos empezó a recorrer el camino que ellas dejaban, observó fijamente el reflejo de sus propios ojos, un verde muy claro y hermoso y no pudo evitar fruncir su ceño al recordar el rojo carmesí de sus sueños.


Observó las altas y lejanas montañas, allá donde terminaba su pueblo, allá donde muchas personas escapaban. 


Sonrió suavemente al recordar los brillantes ojos azules de aquel hermoso doncel, soltó un suave suspiro, dio un pequeño salto y corrió hasta la puerta principal y sin buscar a su abuela, salió de su pequeña casa, mostrando una pequeña pero hermosa sonrisa en su rostro.


 


Naruto caminó lentamente por el centro del bosque, aspiró el suave aroma a tierra mojada, mientras escondía sus manos en los anchos bolsillos de su chompa y no pudo evitar soltar un suave y cansado suspiro, mientras observaba como los altos árboles susurraban suaves palabras, removiendo delicadamente los finos mechones de sus rubios cabellos; sonrió suavemente, sentándose en una de las grandes rocas que se encontraban cerca del pequeño lago.


Observó como el reflejo de su rostro iba difuminándose con el paso del suave vendaval, cerró lentamente sus ojos, mientras alzaba su rostro para observar como el cielo opaco intentaban no soltar otra fuerte lluvia.


-Él regresara por ti.


Cerró lentamente sus ojos al escuchar aquella escalofriante voz.


-Él siente tu presencia.


-Todos sufrirán.


Llevo sus pequeñas manos hasta tapar sus oídos, negó fuertemente con la cabeza, mientras se ponía de pie, lentamente y sin preocuparle, le dio la espalda a aquel pozo oscuro, por donde provenían aquellas oscuras voces.


Su cuerpo se detuvo abruptamente al oír unos suaves pasos, cerca de ahí, giró la mirada hacía el lugar donde provenía el sonido y con el corazón saltando a mil por hora, volteo rápidamente su rostro para observar como el cuerpo de su pequeño niño aparecía entre los frondosos matorrales.


El pequeño niño, con sus cabellos rubios y desordenados se dejó mostrar con sus ropas sucias y algo rasgadas, Naruto sintió como todo en su interior empezaba a removerse al ver como los dedos del infante intentaban limpiar sus mejillas sucias.


-Kei-chan. –El pequeño varoncito, con las mejillas sonrosadas, corrió feliz, al ver como el hermoso doncel se arrodillaba y le extendía sus brazos.


No pudo evitar reír feliz al sentir aquellas suaves manos, acariciando sus rubios cabellos y por alguna extraña razón, se sintió completo al sentir el palpitante corazón del mayor, latir sobre el suyo.


-Te extrañé tanto. –Ya arrodillado sobre la húmeda tierra, Naruto ocultó su rostro en la curvatura del cuello del más pequeño, intentando ocultar sus finas lágrimas.


-No llores, Naru-chan. –El pequeño alejó unos centímetros su rostro, para tomar el rostro del mayor entre sus pequeñas palmas de sus manos y besar la punta de la nariz del mayor. –Está fría.


El doncel sonrió suavemente y tomó el cuerpecito del varón entre sus brazos, sonriendo feliz al sentir como el pequeño pasaba sus brazos alrededor de su cuello y apoyaba su rostro sobre su hombro.


 


-Hoy soñé con tu esposo. –El doncel se sentó al costado del menor y acarició sus rubios cabellos, sonriéndole maternalmente. –Él iba a buscarme al pueblo.


El pequeño niño se sentó sobre las piernas del doncel, acurrucándose en sus cálidos brazos, cerró lentamente sus ojitos, sonriendo al sentir esas suaves caricias sobre sus pequeños cabellos. Frunció ligeramente su ceño al sentirlas conocidas, aquel dulce aroma a miel, aquella suave calidez y aquella suave voz.


Cerró lentamente sus ojos, sintiendo como el cansancio empezaba a invadirle su cuerpecito, su cuerpo empezó a sentirse sumamente relajado y sintió como poco a poco iba trasladándose a un mundo que ni él mismo conocía, pero que en su interior se sentía llenamente completo.


 


Observó como el enorme jardín de las hermosas flores Higanbanas, brillaban ante la hermosa luna de color escarlata; caminó lentamente hasta poder escuchar una suave y susurrante voz, llamándole con suaves cantos.


Sintió como su corazoncito, empezaba a bombardear fuertemente al observar como aquel hermoso hombre de cabellos azabaches, se encontraba frente a él, de pie sobre un enorme risco, mostrando unas hermosas alas de coposas plumas azabaches y no pudo evitar sonrojarse fuertemente al sentir como lentamente esos ojos escarlata le miraban fijamente.


-Keishi. –Cerró lentamente sus ojos, escuchando nuevamente aquella suave voz, aquel suave susurro, que hacía estremecer su cuerpo y sintió como aquel calorcito volvía a crecer en su pecho, sintió como unos dulces labios, le besaban su frente y poco a poco abrió sus verdes ojos, para observar las gemas brillantes y azules de aquel doncel.


Naruto le miraba con una pequeña pero hermosa sonrisa en su rostro, sintiéndose completamente feliz, tomó nuevamente el cuerpo del niño, entre sus brazos y lo aferró fuertemente entre su pecho, sintiendo unas inmensas ganas de llorar, al sentir como las pequeñas manos del niño se aferraban sobre su delgada camisa.


 


El menor se separó suavemente del cuerpo del doncel, al escuchar como la puerta de aquella cálida cabaña era abierta abruptamente, dejando que el frio viento se colara con fuerza, revolviendo sus rubios cabellos y trayendo consigo aquel aroma a tierra mojada y a sangre quemada.


-¡Sasu! –Los grandes ojos del niño se fijaron sobre el gran cuerpo de aquel hombre, con sus cabellos desordenados, con aquel ceño fuertemente fruncido, con su piel tan pálida y con aquel aroma a sangre.


El recién llegado observó el pequeño cuerpo del niño que yacía sobre las piernas de su doncel y no pudo evitar disminuir su ceño fruncido.


Pero nada de eso le pareció importante en aquel momento al menor, tan solo se sintió sumamente feliz al ver como aquel hombre se acercaba a ellos, con pasos calmados pero seguros.


Sasuke se arrodillo, para quedar frente a él y observó como el pequeño niño cerraba lentamente sus ojitos al sentir su helada mano, acariciar sus rubios cabellos del menor y luego su tibia mejilla. Sintió un nudo en su estómago al ver como el pequeño abría lentamente sus ojos para observarlo fijamente y sin perder detalle alguno.


El menor alzó lentamente su mano, para palpar la helada mejilla de aquel hombre; Sasuke cerró lentamente sus brunas cuencas al sentir los suaves dedos del menor sobre sus párpados.


Después de unos pocos minutos, el varón alzó sus fuertes brazos, permitiendo que el pequeño se refugiara en ellos, oculto su acongojado rostro entre los caballos rubios del pequeño, sintiendo unas inmensas ganas de llorar, al sentirlo junto a él.


Su cuerpo se estremeció al escuchar el suave hipido del pequeño y él como un padre protector, acarició su pequeña cabecita, alzó levemente su cansado rostro para observar la hermosa sonrisa de su hermoso doncel.


Tomó suavemente la palma de su joven y hermoso amante y la besó con total calma, como si fuera lo más frágil del mundo.


Se sentían completos, como si al fin aquella familia tan esperada, se hubiese reunido.


 


Sasuke cerró con suavidad la puerta de la habitación y apoyó su cuerpo sobre la madera de la puerta, observando como su joven amante abrazaba protectoramente el cuerpo del más pequeño, sonrió suavemente al ver a aquellas dos personas, que en apariencia podían ser lo más frágil, pero en realidad era todo lo contrario.


Él sabía que su Naruto podía comportarse como todo un león enjaulado, cuando se trataba de su familia y también sabía el poder que su pequeño ocultaba.


-¿Qué pasará?


La suave voz del doncel se escuchó tan solo en un susurro, mientras que aún su rostro yacía oculto entre los rubios cabellos del infante, cerró sus ojos al sentir la suave mano del moreno sobre sus cabellos.


-¿Me lo volverán a arrebatar? –El moreno cerró sus ojos, mientras se acostaba sobre el mullido colchón y aferraba los dos delgados cuerpecitos, oculto su rostro en la curvatura del cuello del doncel, mientras empezaba a repartir suaves besos.


-Claro que no. –El doncel apoyó su espalda sobre el fuerte pecho del varón, sintiendo como esas manos se aferraban a su cuerpo. –Él es nuestro.


Naruto por fin pudo cerrar sus añiles ojos, mientras que mostraba una pequeña sonrisa, sentía como su familia al fin estaba junta y como aquel peso que yacía sobre sus hombros, desde hace unas décadas, iba desvaneciéndose, poco a poco.


 


 


La blanquecina nieve, tan resplandeciente y pura, empezó a ocultar todo a su alrededor, el rastro de sangre se juntó con el aroma a la tierra húmeda, mientras que todos los órganos descuartizados, que se encontraban desparramados en el sucio suelo, eran mordidos por los cuervos negros, símbolo de algo impuro, el suave vendaval de las montañas trajo consigo el aroma a carne podrida y sangre quemada.


Pocas personas, tan solo los únicos sobrevivientes, salieron de sus viejas casas, observando con terror como todo aquello que una vez conocieron, iba desapareciendo en un manto blanco, como si nada malo hubiese pasado, como si aquel demonio infernal nunca hubiese llegado, como si sus antepasados nunca hubiesen cometido un acto tan cruel, como el asesinar o maldecir.


Lentamente se acercaron para ayudar a quitar los escombros de la pequeña plaza, algunos entraban a lo que quedaba de su pequeña ermita, donde inocentemente descansaba una estatua de porcelana decapitada, cubierta de un manto carmesí.

Notas finales:

Sí, sí...lo sé... u.u no estoy cuerda

yo sé que no se entiende muy bien....pero, espero que poco a poco sus dudas vayan aclarandose (espero T_T) 

y muchas gracias por sus comentarios!!!!!! y espero recibir mas T_T 

Besos!!!!


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