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Depuis le début por girlutena

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Los suaves reflejos del sol empezaban a colarse a través de las pequeñas ventanas de aquella habitación, a pesar de la nieve y del suave viento helado que se colaba por las pequeñas rendijas de las ventanas, se podía sentir un agradable calor en aquella pequeña cabaña.


El suave sonido de unas acompasadas respiraciones se podían escuchar en la habitación, el pequeño Keishi se removió suavemente sin querer abrir sus ojos, frunció levemente su ceño al sentir un reflejo en sus párpados, se giró nuevamente, intentó ocultar su infantil rostro en aquella suave y embriagante almohada y sonrió levemente al sentirse abrigado por esos dos cuerpos, sonrió internamente al poder percibir aquellos, calmados corazones, los sentía tan cerca y tan conocidos.


Se removió lentamente al sentir como los fuertes brazos del mayor se alejaban poco a poco de su pequeño cuerpo y sintió unos delicados dedos acariciar sus rubios cabellos y sonrió despacio al sentir las pequeñas cosquillas que empezaba a sentir, movió ligeramente su cabeza, intentando que aquella caricia no desapareciera.


-Despierta, mi pequeño. –Keishi volvió a removerse al oír aquellas dulces palabras, aquella suave y melodiosa voz, que tanto le gustaba escuchar, sonrió al sentir unos cálidos labios pasar por su mejilla y soltó una pequeña risa al sentir unas cosquillas en su pequeño estómago.


-¡Oto-chan, ya basta! –Alzó sus pequeños brazos, intentando que el doncel parase las cosquillas y abrió lentamente sus ojos, mientras que su risa fue apagándose poco a poco, al ya no sentir las pequeñas manos del doncel sobre sus costillas.


Keishi no pudo evitar sentir un horrible nudo en su pecho, mientras que sus ojos empezaban a picar, no pudo evitar agachar su rostro, entristecido y mordió su labio inferior, nervioso de que el mayor se hubiese molestado con él.


Naruto se había detenido de golpe, sintiendo como su corazón empezaba a latir rápidamente al escuchar aquellas palabras de los labios de su pequeño, cubrió su boca con su mano, sintiendo como su corazón empezaba a latir lleno de emoción, mientras que suaves sollozos empezaban a salir de su garganta.


Sin que ninguno de los dos se diera cuenta, la puerta se fue abriendo lentamente, dejando mostrar el gran cuerpo del moreno, quien se quedó de pie, mientras fruncía su ceño al percibir aquel ambiente.


-¿Qué pasó? –Los dos rubios levantaron sus azulinas miradas, observando al recién llegado, quien se acercaba a ellos con pasos tan calmados y constantes, mostrando una pequeña y suave sonrisa en su estoico rostro.


Sasuke se sentó en el borde de la cama y se tomó su tiempo para acariciar los rebeldes cabellos del infante, quien rápidamente se sentó sobre sus piernas, escondiendo su infantil rostro en su fuerte pecho, mientras con su otra mano, había tomado la temblorosa mano de su doncel.


-Pequeño. –El cuerpo del menor se estremeció al escuchar la fuerte pero pausada voz de aquel gran hombre. –Dinos lo que piensas. –El pequeño intentó aferrarse fuertemente a la camisa del moreno, cubriendo sus lágrimas en aquella tela, impregnada de aquel aroma tan varonil.


-Yo... ¿Están- molestos conmigo? –La entrecortada voz del pequeño rubio sonaba triste, el azabache levantó su mirada, observando la brillante mirada de su joven amante.


-¡No-No! Claro que no. –Naruto tomó el cuerpo del menor, envolviéndolo entre sus delgados brazos. –Tan solo-me tomaste desprevenido-ttebayo. –Naruto escondió su acongojado rostro entre los suaves cabellos del pequeño, repartiendo pequeños y suaves besos, por toda la cabeza del menor. –Pero estoy muy feliz.


El pequeño rubio alzó levemente su lloroso rostro para observar las brillantes gemas de aquel hermoso doncel, hipó y cerró levemente sus ojos sintiendo los delicados dedos, limpiando sus mojadas y sonrojadas mejillas.


Keishi escondió su acongojado rostro entre la curvatura del cuello del doncel, aspirando aquel delicioso aroma a girasoles y no puedo evitar sonreír levemente al sentir la suave mano del doncel sobre sus cabellos y la mano del moreno sobre su pequeña espalda.


 


Las hojas secas caían gracias al fuerte vendaval del invierno, dejando que los pequeños copos de nieve ocultaran toda la sangre derramada en aquel pueblo.


Sasuke se quedó de pie, observando como las personas de aquel pueblo empezaban a reconstruir la pequeña capilla que él había destruido en un momento de furia, cerró lentamente sus ojos, mientras que dejaba que la energía fluyera por todo su cuerpo, intentando calmarse.


 


Una fuerte tormenta se encontraba azotando el pequeño pueblo, las frondosas copas de los altos árboles se encontraban siendo sacudidas por el fuerte vendaval.


Cerró fuertemente sus ojos al escuchar como los gritos de los pobladores iban acercándose poco a poco hacía donde se encontraba con su recién nacido, lo aferró con fuerza entre sus delgados brazos, sintiendo como el pequeño corazón de su pequeño latía con demasiada rapidez, algo sumamente extraño para un niño común.


Un fuerte relámpago estalló no muy lejos de donde se encontraba, dejando ver como los arbustos empezaban a incendiarse, alzó levemente su mirada añil para observar los ojos verdes de aquel hombre, quien le había salvado de la furia de los pobladores.


Sasuke apareció en un abrir y cerrar de ojos, dejando ver como las gotas caían desde sus largos cabellos azabaches, dejando ver aquella piel tan nívea y pálida, mientras que sus hermosos ojos carbones, ahora mostraban un brillo rojizo, tan brillante y penetrante.


Tomó suavemente entre sus manos, el pequeño cuerpo de su hijo y besó con demasiada ternura la pequeña frentecita del niño,  sonriendo al escuchar como su primogénito dejaba de removerse inquieto, para mirarlo con esos hermosos ojos rojos.


-Keishi. La temblorosa voz del doncel, sonó fuerte en sus párpados y sus ojos le observaron, no pudo evitar fruncir su ceño al ver como pequeñas gotas de sudor seguían impregnadas en su hermosa piel. Deseo que se llame Keishi.


El moreno asintió despacio, besando los labios de su hermoso y joven esposo, dejó que el doncel abrazara por última vez al menor y alzó su rostro para observar a aquel hombre, quien le miraba con angustia y humildad.


 


Abrió suavemente sus ojos, mostrando un pequeño brillo escarlata, cuando oyó la suave risa del pequeño Keishi y sonrió lentamente al verlo correr, mientras que intentaba esconderse de su esposo.


Lentamente se fue alejando de su pequeña familia y frunció su ceño cuando oyó la estruendosa risa de aquel ser que yacía escondido en lo recóndito del bosque, sin darse cuenta dejó que las hojas secas levitaran tan solo unos milímetros del suelo.


-La luna roja se está acercando. Cerró fuertemente sus ojos, apretando con fuerza sus puños, permitió que las esponjosas y plomizas nubes ocultaran en cielo, trayendo consigo nuevamente la oscuridad, dejando que una fuerte tormenta se azotara bajo de ellos.


-¿Sasuke? –El moreno abrió sus ojos y se volteo rápidamente para observar como el doncel se acercaba con pasos lentos pero seguros hasta su lado, trayendo al pequeño niño aferrado fuertemente entre sus brazos.


-¿Está dormido? –El doncel asintió suavemente, dejando que la mano del mayor acariciara los rebeldes cabellos del pequeño varoncito. –Ya es hora.


-Pero aún no despierta-ttebayo. –Sasuke negó lentamente, mientras que el rubio dejaba que cargara al pequeño, mientras que él se aferraba fuertemente al brazo del mayor, teniendo cuidado de no caer con el suelo lodoso.


-Lo sé, pero si esperamos un poco más puede ser tarde. –El doncel se detuvo abruptamente, esperando a que el varón también se detuviera, apretó con fuerza sus puños y mostró su ceño fruncido, mostrando un brillo rojizo en el medio de sus dos iris añiles.


-Podemos esperar un poco más-dattebayo.


Sasuke soltó un suspiro abatido al ver como su joven esposo empezaba a soltar su energía, dejando que las hojas en el suelo, junto con la tierra húmeda empezaran a levitar a su alrededor, mientras que pequeñas lenguas de fuego empezaban a emanar de aquellas pequeñas manos. Sonrió de forma arrogante al sentirse orgulloso de como su esposo había empezado a domar sus poderes.


-Está bien, esperaremos a que despierte. –Rápidamente todo cayó al suelo y el doncel mostró una hermosa y radiante sonrisa, mientras corría hasta aferrarse fuertemente al brazo de su esposo.


 


Su pequeño cuerpo empezó a removerse con brusquedad, quiso agitar con fuerza sus piernas y sus brazos, abrió la boca esperando gritar al sentir como su sangre empezaba a hervir dentro de él, mordió con fuerza su labio inferior cuando sintió como miles de agujas empezaban a clavarse en su piel.


Su corazón empezó a doler al sentir como su cuerpo empezaba a sufrir por los constantes cambios de temperatura, sus ojos empezaron a derramar lágrimas al sentir como su cabeza empezaba a dolerle.


Llevó rápidamente sus pequeñas manos hasta sus oídos intentando detener a aquellas voces que empezaban a hablar desde su cerebro, sintió como unas garras empezaban a rasgar su piel, poco a poco su corazón fue deteniéndose, mientras que su temperatura empezaba a disminuir con lentitud.


Empezó a sentir frío y sed, las lágrimas fueron cayendo de gota en gota hasta sus labios y poco a poco sintió la necesidad de tragar aquel viscoso líquido.


Sus pequeñas manos empezaron a moverse con lentitud, intentando buscar aquellas suaves manos de aquel hermoso doncel, sin abrir sus cuencas, intentó correr todo lo que sus cortar piernas le daban, su agitado corazón volvía a palpitar con fuerza, reventando contra su pequeña caja torácica y gritó con fuerza al sentir como el fuego empezaba a quemar sus entrañas.


Abrió con fuerza sus hermosos ojos azules, sintiendo un ardor en ellos, llevó su pequeña mano para acariciar sus párpados, sintiendo como algo mojaba la palma de su mano, observó con calma a su alrededor sin poder ver nada, más que la oscuridad, sus pequeñas manos intentaron palpar lo que se encontraba a su alrededor, sintiendo la aspereza de las paredes.


Caminó con calma, sintiendo el desordenado y duro relieve del suelo, mientras que su mano iba llevándose de raspones, intentó calmar sus lágrimas y tan solo deseó salir de aquella oscura cueva y sus pequeños piececitos empezaron a correr con mayor rapidez al ver como una pequeña luz escarlata empezaba a brillar a lo lejos de él.


Una enorme sonrisa se plasmó en su infantil rostro al observar como las hermosas higanbanas crecían en un enorme campo, mientras que el suave vendaval desordenaba sus cortos cabellos rubios y su pequeño corazón saltó con emoción al ver como la hermosa luna brillaba en lo alto del cielo, bañando todo aquel lugar con su hermoso brillo rojo, muy parecido a la sangre.


Y sus hermosos ojos cayeron sobre el cuerpo que yacía al frente de él, quiso retroceder unos cortos pasos, pero su cuerpo se quedó estático al ver como aquel hombre de cabellos azabaches le miraba con unos hermosos ojos escarlatas y una piel, tan tersa y brillante.


Poco a poco aquel hombre se arrodilló hasta quedar a su altura y apoyó suavemente su mano sobre la pequeña cabecita del infante, desordenando sus cortos cabellos rubios, mientras le sonreía suavemente.


-Bienvenido a casa.


-Otou-san. –Sintió como las lágrimas empezaban a acumularse en sus ojos y quiso saltar a los fuertes brazos de su padre, quiso sentirse seguro, protegido, quiso sentir como esos fuertes brazos lo aprisionaban y quiso sentir aquel suave aroma a tierra mojada.

Notas finales:

jojojo regresé!!!!! T_T

espero que les haya gustado este (corto) capitulo T_T

waaaaa.... no está editado...bueno hasta cierta parte. 

espero sus lindos review!!! *-* (aunque no me los merezca T_T


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