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Profesor al descubierto. por SigmaIII

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Notas del capitulo:

FELIZ SAN VALENTÍN!!!!

De como Lucius se desvive por su osito.¿Lobo?

4. ¡Quiero a mi OSITOOOO!

El único día que hubo clase doble con los Griffindor Lucius se desanimó cuando no encontró a Remus entre el grupo de leones. Era más que evidente para los alumnos que algo sucedía con la serpiente plateada que además de ojeroso y un poquito descuidado en su peinado miraba trastornado por la ventana. Una de los Sly pregunto a un león con el que no se llevaba tan mal lo que sucedía.

-Lupin lo cortó- o al menos ese era el rumor en vigor. – lo evita desde entonces por eso no vino a clase-

Ayer había sido el último día de Luna llena y aun así no estaba.

Lucius se desanimó enormemente por la ausencia de su Osito. E incluso el profesor en vez de asediarlo con preguntas por su evidente falta de atención, decidió dejarlo tranquilo.

Por su parte Severus Snape rechinaba los dientes de enfado, Lucius se le había escapado en la biblioteca y luego le perdió el paso en los corredores y después de tanto buscarlo lo encontró en la sala común pero no pudo poner en marcha su plan de seducción con tantos compañeros en la habitación. Maldijo por lo bajo al estúpido lobo que no hacía más que sacarle suspiros a su amor idílico con su ausencia.

Al menos ahora sabía que la Amortentia untada servía un poco, un montón de niñatos de primero lo siguieron el resto del día a donde quiera que fuera porque olía rico.

Por su parte el peli plateado, sin dar explicaciones y sin hablar nada con nadie a penas se encontró con que había terminado la clase (pues estaba tan enmisiminado que se dio cuenta cuando ya todos recogían sus cosas) tomo su mochila y corrió en dirección a la enfermería, no dijo nada a la señora Pomfrey que leía sentada en su escritorio y se espantó por la entrada tan abrupta del alumno, busco rápidamente con la mirada pero no. Salió de regreso, no tenía tiempo para buscar a los idiotas de Potter, Black o Pett como se llame.

Por su lado Snape estaba cansado de correr y no alcanzarlo, tenía que ponerle un rastreador o algo por el estilo.

El único lugar que se le ocurrió al joven Malfoy era la casa de los gritos pero estaba en Hogsmade ¿Cómo se suponía que llegaría? No le había preguntado más al respecto a Remus esa vez porque se había concentrado más en el asunto de ¡¡MÍ NOVIO ES UN LICÁNTROPO !!

Sin fijarse exactamente a donde iba, se detuvo en un corredor nada familiar. ¿Ahora como volvería a la sala común? Se apoyó contra uno de los muros intentando recuperar el aliento, estaba hecho un mar de nervios con la situación y no había podido dormir bien. Entonces sintió que detrás de él se hacía un vació y caía por él, cuando se incorporó noto que una puerta a sus espaldas se había abierto y cayó por ella. Se levantó, hacia unos minutos no había ninguna puerta. Limpio su túnica y acomodo la mochila sobre los hombros.

Miró a todos lados, tan solo era una habitación, pero una habitación que nunca antes había visto, sin duda diferente a las demás por los finos mosaicos que adornaban las paredes, solo había una pintura al fondo, se acercó para inspeccionarla de cerca, era la pintura de un corredor, se le hizo insoportable, estuvo a punto de dar media vuelta cuando le pareció ver a una chica en la pintura atravesar el corredor y llegar hasta el otro lado donde abrió una puerta y salió por ella hasta perderse de vista. Lucius tuvo el impulso de ir tras ella y para cuando se dio cuenta ya estaba caminando por el pasillo retratado ¿Había entrado a la pintura? ¿O era un pasadizo real?

Siguió caminando hasta encontrarse con la puerta pero parecía que cada vez se estrechaba más y más el corredor hasta que tuvo que agachar la cabeza para continuar, la abrió y se encegueció brevemente por la luz, en el exterior la luz estaba a todo dar, la cerró de nuevo cuando escuchó a un hombre hablar, enseguida sintió que debía volver pero quería averiguar que más ocurría. La abrió de nuevo y de inmediato reconoció el interior del bar “Cabeza de puerco” (Sí, había estado en Cabeza de puerco, solo había entrado para saber cómo era) La voz gruesa del dependiente lo hizo dudar de cuando salir, pero cuando escucho unos trastos caer supo que era su oportunidad, abrió la puerta que en realidad era la pintura y salió por la pared justo detrás de la barra a rastras para no ser descubierto (aunque en realidad no había muchos clientes) alcanzó la puerta y justo antes de salir dio un último vistazo atrás para asegurarse de que nadie lo había visto, la niña en la pintura le sonrió y le guiñó un ojo.

Corrió todo el tramo de la calle principal y más, se quitó la túnica para que nadie reconociera el uniforme de la escuela, ahora no solo vería a Remus por unos días sino el resto del año si lo expulsaban, los pocos transeúntes que lo divisaron no pensaron que fuera un alumno pero se preguntaban a donde iba con tanta prisa.

Finalmente llegó a la casa de los gritos, libro de un salto la reja con alambre de púas de un metro de alto, y luego la reja de más adelante, la de madera con alambre de púas y finalmente la reja más próxima a la casa de barandillas de metal con puntas filosas y oxidadas, camino hasta estar frente a frente con la entrada principal, subió uno a uno los escalones hasta llegar a la puerta tapeada con tablas de madera, tragó saliva, por un momento había olvidado que estaba frente a la casa más embrujada en toda Gran Bretaña, tenía miedo sí, pero encontrar a Remus era más importante. Giró la perilla pero evidentemente estaba cerrada, y las tablas no lo hacían más fácil.

-Alohomora- Y el movimiento de varita.

Y unos hechizos más en vano. Miró por las ventanas que también estaban tapeadas, frustrado porque la magia no funcionaba exclamó con ira y brinco maldiciendo, incluso los hechizos más potentes sirvieron de nada. 

-¡Estúpida casa inútil! ¡Te odio!– Sin querer dejo caer su mochila y esta se abrió vaciándose los libros. – grrr- el volumen de estudios muggles se asomó arriba de todos los demás– ¡Estúpidos muggles y estúpido libro! – Pero entonces recordó lo que siempre se debe recordar en todos los exámenes de Estudios muggles.

¿Cómo abriría un muggle esta puerta si no tiene magia?

-A mano- se respondió así mismo.- Ya había girado la perilla en vano, pero no había probado con las ventanas, tiró con fuerza de una de ellas como pudo a pesar de la asquerosa tierra que las cubría y cedió un poco, se emocionó cuando logró abrirla, busco algo, algo.. allí había una gran rama seca de algún árbol, la introdujo en el espacio librado y consiguió hacer palanca para abrirla, la ventana se abrió de lleno y saltó de felicidad por el éxito obtenido, a pesar de las tablas, logró colarse metiendo la pansa y haciendo pose de contorsionista y cayó en el suelo de madera, la casa por dentro estaba tan vieja y abandonada que ni los insectos parecían interesados en habitarla aun así se enredó con las telarañas que enmarcaban la ventana y con las polvorientas y carcomidas cortinas.

-Uhgg que asco- Siguió avanzando respirando muy fuerte, después de todo había agotado la mayor parte de su energía en sus saltos olímpicos. – Debería hacer más seguido ffuu cosas sin magia, resulta más sencillo y menos frustrante a veces-

Se encontraba en la sala. O lo que parecía ser la sala, a donde quiera que veía había muebles y trastos rotos y despedazados, las orillas de las puertas y sofás estaban todas astilladas y agujereada, había marcas de zarpas en el suelo.

 -Remus- llamó a su novio, el silencio espectral de la casa le puso los pelos de punta- Osito-

Siguió caminando apuntando con su varita en caso de que algún fantasma o monstruo se hiciera presente. Dudo seriamente toparse con un Remus vuelto lobo puesto que la Luna llena había sido ayer y aún era de día. Dio un rápido vistazo a su reloj de pulsera. Las cuatro pm en punto.

-¡Osito! ¿Dónde estás?- al menos escuchar su propia voz le confortaba. Pero si algo horripilante le devolvía la respuesta ¿Y no era su Remus?

No estaba en la sala ni en el comedor, un rápido vistazo a la cocina y nada, sentía que lloraría, tal vez todo ese tiempo estuvo en la sala común de los Griffindors o con sus padres y se había negado a verlo. Aún faltaba el primer piso, a casa paso los escalones chirriaban estrepitosamente por la vieja madera, entonces, finalmente lo encontró, tendido en una clase de antesala y sin ropa.

-¡Remus!- Lucius se acercó corriendo, corroboró que respiraba, suspiro aliviado, tan solo estaba dormido y usando su varita levitó su cuerpo hasta la cama de lo que seguramente fue alguna vez un dormitorio principal, los cobertores estaban todos arañados y hechos jirones, de nuevo el corazón le latió muy rápido y fuerte. También las paredes de madera tenían múltiples arañazos, y las sillas estaban hechas añicos, sin duda el aspecto del inmobiliario le sobrecogió los ánimos. Era imposible que su Osito hiciera eso, se sentó a su lado y se echó a llorar. –Remus- lo movió pero no se despertaba, estaba manchado con sangre seca de una larga herida en el brazo. Lucius sacó un pañuelo de su bolsillo y limpio la herida como pudo y la cubrió con el pañuelo rodeando la extremidad. Acarició la cabeza del joven licántropo con delicadeza esperando confortarlo. Nunca lo había visto desnudo, se apeno un poco pero luego perdió la vergüenza, parecía un ángel sumido en un sueño profundo con sus ojos cerrados y un rostro sin expresión y su cuerpo pálido abrazándose así mismo, se enterneció enormemente.

-Remus-

Lucius miró a todos lados buscando algo que le ayudara a acomodar mejor el cuerpo del joven pero los pocos cojines estaban todos rotos y rasgados. Se había dejado la túnica afuera de la casa junto con sus cosas. Se acercó al armario esperando encontrar una sábana o un cobertor, algo con que cubrir a Remus, podía enfermarse de tanto dormir en el suelo. Encontró una sábana en buen estado y regreso a donde su lobito al cual cubrió de pies hasta el cuello. Ahora solo debía pensar cual era el modo más seguro de llevarlo de regreso al castillo. Peino con los dedos su cabello despeinado. Le habló bajo para despertarlo pero no reaccionó, decidió que lo dejaría dormir unos instantes mientras se decidía que hacer pero no tuvo tiempo de terminar su diálogo interno, escuchó un ruido en las escaleras y luego una figura entro rápida e inesperadamente a la habitación haciéndolo brincar y ponerse blanco del susto, la figura enseguida exclamó.

- ¡¡¡¿SEÑOR MALFOY?!!!

- ¡Profesora McGonagall!

-¡Tiene idea de la gravedad de la situación! ¿Exactamente que está haciendo aquí? ¡Cómo se atreve a salir del colegio en un día y hora no autorizados! ¡Y venir a este sitio tan peligroso! ¡Tiene idea de cuantas reglas ha roto!...

-¡Profesora, Remus está enfermo, solo quería cuidarlo!  – Pero parecía que la mujer no escuchaba.

-¡Mandaría inmediatamente una lechuza a su padre de no ser porque entonces se vería comprometida la educación del joven Lupin!! ¡¡Lo quiero ahora mismo en la oficina del director, y no se desvíe o agregara días a su castigo de seis meses!!

-¡Pero profesora, Remus!

-¡Oh, el señor Lupin estará bien, es por usted por quien debería preocuparse ahora mismo! – Lucius agachó la cabeza y no insistió más.  

-¿mmnn?- Remus se estaba despertando por el alboroto.

Sin poder hacer más bajo la escalinata en dirección a la ventana por la que había salido para marcharse cuando escucho a la profesora McGonagall hablar con Remus, se detuvo pero supo que lo mejor era irse ya, salió por la ventana y la cerró preguntándose como había hecho McGonagall para entrar si la puerta seguía cerrada. Recogió sus cosas y así como había llegado se fue, una vez más cuidando de no ser visto por los ebrios en el “Cabeza de puerco” y pasando a través del retrato de la niña tras la barra llegó a la habitación por la que había venido, una vez más estaba de regreso en Hogwarts.

Salió de la misteriosa sala y apenas cerró la puerta tras de sí esta desapareció. Se vistió de nuevo la túnica.

Suspiró.

Sabía que lo peor era hacerse el occiso y se dirigió a la oficina del director. No sabía la contraseña pero aun así la estatua de la gárgola se movió para cederle el paso, seguro ya lo esperaban.

Entro con paso lento, ahora estaba más angustiado que antes, seguro lo iban a expulsar.

-Señor Malfoy, pase, acérquese, por favor tome uno de estos dulces- ofreció el director sentado a su escritorio, Lucius hizo un gesto para negar con la mano. – Parece que usted sabe algo sobre el joven Lupin ¿No es así?- Lucius afirmó. Ya sabía por Remus que todo el profesorado lo sabía. Pero no le había preguntado sobre la Casa de los gritos pues en ese momento le había interesado más saber cómo había crecido siendo un hombre lobo y sobre su admisión a Hogwarts – Entonces me ¿Podría explicar que hacía en la casa de los gritos?- preguntó Albus Dumbuldore director de Hogwarts.

-Solo fui a buscarlo por si estaba en problemas. No fue a clase hoy.

-Cierto, cierto. ¿Es usted consiente de la gravedad de la situación?

-¡La Luna llena fue ayer! ¡Y además es de día!- dijo exaltado.

-Comprendo, comprendo, pero debe saber que incluso de día se presenta la Luna llena, siempre hay que asegurarse de que en el amanecer haya cambiado de fase. – El director cerró sus ojos y apretó sus manos en un gesto de meditación. – Pero imagino que ya sabe esto, después de todo faltan algunos libros de la sección prohibida- Lucius se ruborizo, en efecto había sido él, ¿Pero dónde más vendría información más amplia, si los libros de texto no decían nada?- Ha sido muy imprudente- continuó el hombre sin insistir en los libros desaparecidos- sumamente imprudente y no podemos hacer su falta a un lado, ha puesto en riesgo su propia seguridad y la estadía de Remus en Hogwarts.- El joven agachó la cabeza, ciertamente no había pensado con claridad y ahora lo reconocía, se limpió las nuevas lágrimas que querían aflorar con el dorso del brazo.  - ¿Imagine que sin intención el señor Lupin le hiere, o peor aún? ¿Cómo cree que se sentiría? – el llanto del Slytherin se intensificó a pesar del esfuerzo que hacía por contener sus emociones. Lucius estaba convencido de que Remus no lo dañaría por ser quien ocupaba su corazón, pero el estado de la vieja casa lo hizo dudar – ffuu aunque- el director se puso de pie y avanzo alrededor de la oficina, inspeccionando los objetos y retratos en las paredes- he de reconocer que la condición del joven Lupin debe ser muy atrayente para el estudiantado, usted no es el primero que se pone en una situación similar, al menos tuvo la sensatez de presentarse en la Casa de los gritos de día. – Lucius miró con ojos esperanzadores al director, seguro se refería a los idiotas de Potter, Black y - como se llamé- Por lo que le daré mérito. Usted decidirá su propio castigo, el cuál si se lo preguntan se ha ganado por intentar salir del colegio sin permiso. Si me permite sugerir, madam a le vendría bien un poco de ayuda cada tarde para acomodar los volúmenes en su sitio y clasificar las fichas bibliográficas SIN MAGIA, a pesar de las reglas en la biblioteca algunos alumnos gustan de romperlas.  – Lucius abrió los ojos como platos cuando en alguna parte el anciano dijo Sin magia su estómago se contrajo por el enojo pero no dijo nada y asintió repetidas veces- le sugiero que se presente con ella hoy mismo- el joven Sly volvió a asentir muy agradecido. No le agradaba demasiado el anciano pero pudo recibir un peor castigo e incluso pudo ser expulsado. Odiaba que las lágrimas se le salieran pero era que Remus le preocupaba demasiado.- Sería todo, puede retirarse, y señor Malfoy, no sufra tanto por el joven Lupin el ya aceptado su condición, usted haga lo mismo. Que pase una excelente tarde-

“¡Claro que lo he hecho!”- pensó Lucius. “¡Viejo entrometido! ¡Con razón a papá le desagrada!”

Antes de ir a la biblioteca se dirigió a la enfermería esperando encontrar a Remus, no quiso buscarlo en donde los Griffindors porque no quería más humillación y esos idiotas de seguro se burlarían.

Entro casi furtivamente, en efecto allí estaba Remus acostado en una de las camillas traía su uniforme puesto y estaba tapado hasta el cuello, dormitaba, el tinte en su piel era más colorido que hacía una hora. Corrió hasta él y lo abrazo, a pesar de los alegatos de Pomfrey y McGonagall por la forma tan errática en la que iba y venía de la enfermería, Lucius se sentía muy aliviado de verlo sano y salvo. Tras unos instantes las mujeres entendieron que el joven solicitaba en silencio un momento a solas, se dieron la vuelta y alejaron unos pasos para darles algo de privacidad mientras hablaban entre sí.

Finalmente fue echado por la profesora de Transformaciones que afirmaba Remus necesitaba descansar, ya había personal capacitado para que viera por él en estos precisos instantes y Lucius seguro tenía un castigo que cumplir en alguna parte.

Salió del recinto y luego de arremedar con gestos a la mujer se fue muy indignado a la biblioteca (ya volvía a ser el mismo, solo necesitaba saber que su Osito estaba bien para componerse y que ninguno de los dos sería expulsado) de donde salió hasta el anochecer tras largas horas de aburrido archivamiento y reorganización de ficheros.

Esa tarde Remus salió de la enfermería, la poción revitalizante le había caído muy bien, la herida en el hombro ya había cerrado, volvió muy animado a la sala común, le emocionaba la idea de asistir a clases mañana. Se encontró con sus compañeros que tramaban una broma para encubrir su ausencia de esos días, tan solo negó con la cabeza. Tomo un baño antes de acostarse y no paso mucho para que terminara profundamente dormido.

Al día siguiente su buen ánimo se opacó cuando durante el desayuno no se encontró con los bellos ojos grises que lo miran como borreguito al otro lado del Gran comedor. Remus sintió salírsele las lágrimas, como lobo se había olvidado de la situación en la que se encontraba su noviazgo, pero ya consiente, la realidad le había dado en la cara como un balde de agua fría. Los rumores de los demás alumnos cuando pasaba cerca no hicieron sino minar su estado de ánimo. 

Ni siquiera lo vería en las clases, casi todas las del día eran con Ravenclaw. Llegó el descanso y mientras sus compañeros se dirigían al gran comedor para el almuerzo, Remus se desvío a la enfermería, quería agradecer de nuevo a madam Pomfrey, el siempre quitándole el tiempo (ese Remus tan tierno v//v) y ya tras saludarla, se iba de regreso hasta que escuchó que lo llamaban.

-¡Señor Lupin!- madam Pomfrey iba tras el para alcanzarlo, el jovencito se detuvo y regreso unos pasos al encuentro con la mujer- casi lo olvido, sería tan amable de entregar esto al señor Malfoy- le tendió un pañuelo de algodón con las iniciales bordadas con un fino hilo plateado L.M.-y por favor dígale que se abstenga de entrar a la enfermería tan escandalosamente, asustara a mi pacientes.

-Uhmm lo haré -dijo Remus no entendiendo del todo la situación- ehmm ¿El vino a verme?

- ¿Qué si vino a verlo? ¡La profesora McGonagall lo encontró en la Casa de los gritos! Y no quiso despegarse tan fácilmente de usted mientras se encontraba descansando. Pensé que tendría que usar una palanca.

Remus casi se cae a pedazos cuando escucho casa de los gritos ¡¿Qué hacía Lucius en la Casa los gritos?!

-… dd dice que Luc… que Malfoy estaba en Hogsmade … él … él ¿Se encuentra bien?

-¡Claro que esta bien! ¡Y no lo suficientemente castigado como se merece si me permite decirlo!-

Se despidió de nuevo y se marchó, busco a sus amigos y les quito de las manos el mapa del merodeador esperando encontrar a su novio, casi se desmaya cuando lo encontró en la oficina del director.

Sabía la contraseña pues prácticamente del diario sus amigos eran enviados por alguna travesura, entro abruptamente abriendo las puertas de par en par y dirigiéndose al director. Lucius brinco en su silla por exabrupto (¿Así que así se sentía Pomfrey?) y se giró para averiguar quién era el perpetrador.

- ¡¡¡¡ PROFESOR NO FUE CULPA DE LUCIUS YO LE PEDI QUE FUERA!!!!-

-¡Oh señor Lupin! ¡Basta de mentiras! El señor Lucius confesó. – para sorpresa de Remus, era la subdirectora la que se encontraba en el despacho.

Remus miró a su novio del que no se había percatado quien oculto su cara por la vergüenza.

La mujer continuó su regaño- ¡Me abstuve de mencionarle el día de ayer por su estado, pero ahora que lo veo tan campante permítame decirle que no consiento que revele tan confiadamente su condición, el día de ayer fui a inspeccionar que todo estuviera en orden pues como habrá notado durmió de más! - el Griffindor asintió apenado, le escocía la cara de pensar que la profesora lo había visto desnudo- y me encontré al señor Malfoy sentado junto a usted. ¡La Casa de los gritos es un escondite destinado para sus transformaciones, no un club social, si me entero de que algún estudiante además de usted se encuentra allí será expulsado me escucha? ¡No importa si es feriado, si es de día o de noche, con o sin Luna será expulsado y eso va para todos los que pongan un pie fuera de la cama por la noche, y fuera del colegio, así que haga correr la voz. Si me entero de que sus amiguitos o cualquier alumno ya sea de Griffindor o no esta fuera de la cama por la noche se va directito a casa y lo haré directamente responsable a usted. ¿Me ha entendido?-

Él lobito asintió repetidas veces, no esperaba ser regañado tan duro tan temprano.

-Ya puede retirarse y recuerde tocar la próxima vez la puerta. Señor Malfoy usted también puede marcharse, espero que haya quedado entendido. – Lucius asintió y salió detrás de Remus muy despacio.

Caminaron sin rumbo y sin hablar hasta que llegaron a un sitio privado detrás de una columna. Tras lo cual Remus tiró de la mano de Lucius y lo abrazo fuerte tomo su rostro para inspeccionarlo.

-¿Estás bien? – El asintió sorprendido. -¿Estás herido?- El peli plateado negó. – Aun así Remus inspeccionó rápidamente el cuerpo de su novio. Luego lo soltó y suspiró aliviado apoyándose contra la columna. Lucius se llevó un puño al pecho mientras entendía la situación y lidiaba con sus emociones.

-¿Intestaste echarte la culpa por mí?

-No quería que te expulsaran. – confesó el lobito.

-Yo tampoco. Lo siento. Fue mi culpa, no debí de ser tan…

-¿Protector?- El Sly se sonrojó.

-Sí.

- Por favor Lucius necesito que te alejes de mí en esos momentos, solo así estaré tranquilo.

-Lo haré.  – dijo con un tono de resignación. Remus ya aliviado y sabiendo que tenía a su Sol de regreso a su lado y velando por el no pudo más y lo abrazo, sintió esa cortina de cabello con aroma a azares lo envolvía, este correspondió al abrazo y apenas transcurrió un minuto se maldijo por tener otro de esos impulsos.

Tuvo el impulso de besarlo, uno muy fuerte, se inclinó para dirigir sus labios a los de él, pero ojiplata retrocedió cosa que sorprendió un poco al Licántropo, normalmente su Estrellita no hacia eso pero por otro lado agradeció que le ayudara a mantener sus impulsos en control.

Lucius sonrió juguetonamente y con un movimiento de cabeza apartó su larga cabellera e inclinó la cabeza ofreciéndole su cuello a Remus quien sintió una punzada en el bajo vientre por el gusto que le provocaba ver eso.

Sin perder más tiempo beso su delicado cuello, Lucius gimió un poco (de gusto), normalmente no llegaban a eso.

Y ya quitado de la pena Remus continuó devorando a besos y chupetones el cuello de su novio, de una manera un tanto posesiva y ansiosa, desabrochó apenas unos botones de su camisa. En el lapso en el que sus miradas se encontraron se besaron tan superficialmente como siempre y en ese momento supieron que ya no era suficiente, tenían que hablar pero no era ni el momento ni el lugar, se despidieron y cada quien se fue a su salón de clases sabiendo que todo estaba más que bien.

-¡Remus!- preguntó James- ¿Dónde has estado?- pero por la enorme sonrisa enseguida adivinaron y con gestos de hastío y desagrado le dieron la espalda, el lobo río animadamente y tomo asiento junto a sus amigos.

Por su parte Lucius llegó a la escalinata para subir al aula de Adivinación pero se detuvo a medio camino, suspiro dejándose caer contra el muro. Se sentía abochornado y muy enamorado en esos momentos. Estaba todo rojo recordando como su novio lo había besado frenéticamente hasta desabotonar su camisa, le hubiera gustado mucho continuar.

Mientras se perdía en sus pensamientos, otro Slytherin cargado de valor se acercó a “consolarle” traía su botellita de Amortentia bien escondida y a la mano para usarla en cuanto se pudiese.

Se plantó frente a Lucius que lucía hermoso allí donde estaba, la luz se filtraba por los vitrales iluminando su rostro y cabello que brillaba como el Sol, con ese rubor en sus mejillas y esa expresión dulce, sin duda se tomó unos minutos para admirarlo tras lo cual hizo su movida.  

Iba a iniciar la conversación cuando noto las marcas en el cuello de su hermoso cisne. Lucius tenía las ojos cerrados pero sintió a alguien cerca, al abrirlos se encontró con Severus que lo miraba todo rojo y apenado quien quiso hablar pero las palabras no salieron y todo lleno de nervios Snape escapó y subió a toda prisa la escalinata dejando al rubio confundido atrás.

Este se acomodó la corbata y sintió un leve dolor en el cuello, entonces se dio cuenta de que seguramente había visto las marcas y se sonrojo, aun cuando el cuello de la camisa era algo alto una que otra se asomaban de debajo de la ropa, paso su cabello hacia delante esperando que no se notaran y si lo hacían no le importaba, así les dejaba claro a todos que su lobito era de su propiedad. 

“¡Estúpido Lupin!” –pensó Snape. “¡Ese tarado Licántropo debió hacer llorar a Lucius!” “¿Por qué jodidos no han terminado?” “¡Hijo de p****!”

Y por un momento Severus se preguntó si realmente Lupin podía ser tan atractivo como para que Lucius le perdonara por ser un Licántropo y se preguntó si ese par realmente debía estar junto. Pero enseguida desechó esa idea y la tiro al cesto de basura.

“¡De seguro le han hecho un obliviate al pobre de Lucius!”

Y fue así que el Slytherin se propuso como meta personal no solo hacerle la vida imposible a Lupin y a los merodeadores sino aprender el arte de la Oclumancia, así le haría recordar a Lucius que Lupin era un mestizo y hombre lobo, suficiente para dejarlo (como si el propio Snape no lo fuera ¬¬)

“A este paso tendré que hacerle un imperius”- se dijo Severus mientras revisaba otro libro de pociones en la seguridad del dormitorio. 

 

Notas finales:

Gracias por leer   VoV  chuuu* 


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