Capítulo 22: Disturbio familiar. ****************************
Nagisa estaba observando a Rei desde su auto, estaba enojado de no haber conseguido aún a los actores que harían de Haru y "X" chica para su plan, estaba más que frustrado y ahora estaba viendo salir a Haru agarrando de la cintura a Rei mientras cargaba a su bebé la cual dormía plácidamente en su pecho. Hirvió de furia cuando los vió y es que el solo quería a Rei para el solo, no quería a nadie más se interpusiera entre ellos.
Una llamada de repente lo saco de sus pensamientos de ira y enojo, sacó su teléfono y contestó.
-¿Qué?- preguntó.
-Los encontramos - Dijo una mujer tras la línea.
-Bien, ya voy para haya-
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Ya habían llegado a casa, estaban cansados, más Rei que nadie, últimamente estaba más ocupado de lo usual y Haru no lo estaba ayudando mucho que se diga, eso lo ponía de mal humor.
Tras dejar a su hija en la cuna de su cuarto se acostó en la cama con el ceño fruncido, estaba cansado, enojado y sumamente destrozado emocionalmente, tal vez Haru se disculparía con el más tarde o podría ser tan idiota y no darse cuenta de lo mal que lo dejo al decir aquello que dijo. Lentamente sus ojos comenzaron a cerrarse, ya se había cansado de llorar y al fin el sueño lo venció dejándolo entrar en el mundo de los sueños.
Haru subió y al entrar a la habitación lo vio durmiendo tan plácidamente que no lo quiso molestar, tal vez si debía disculparse por la pelea que habían tenido y por lo cual Rei subió a la habitación sin hablarle ni mirarle pero se sentía culpable de haberle dicho todas esas cosas...lo que dijo estaba muy mal y lo recordaba aun peor.
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Estaban en la enfermería de la escuela los dos, Haru había llegado más tarde de lo citado por Rei quien estaba intentando calmar el llanto de su bebé y encima arreglar sus cosas para antes de irse. Haru solo se quedo recargado en los casilleros médicos que había en la sala mientras observaba a Rei sin hacer nada, este al notarlo frunció el ceño y lo miro enojado.
-¿Te vas a quedar ahí sin ayudarme?- Le preguntó molesto.
-No hay nada en lo que yo te pueda ayudar- Respondió Haru frío.
-¡Si! ¡Sí puedes ayudarme! ¡Has que se calme! - Gritó Rei desesperado.
-Yo no puedo, no se calmarla- Le respondió apunto de salir de la enfermería.
-¡BIEN, LÁRGATE MAL PADRE!- gritó enojado.
-¿Qué?- Haru se detuvo y volteó a ver con el ceño fruncido.
-¡Qué Eres Un Mal Padre!- Le gritó aun más llamando la atención de algunos de afuera e inclusive de algunos maestros aunque no se atrevían a entrar.
-¿Sabes acaso todo lo que he hecho por la bebé hasta ahora? ¿SABES LO QUE HE HECHO POR TI?- Alzó la voz.
-¿QUÉ HAS HECHO?-
-¡Yo He Trabajado Durante Muchas Malditas Horas Para que Tú Puedas Continuar Tus Estudios Y No Te Quedes Como Ama De Casa Ya Que Por Idiota No Te Cuidaste Y Solo Nos Trajiste Problemas! ¡Ramera!- Le gritó ya enojado, luego miró a Rei a los ojos, los tenia bien abiertos de la sorpresa mientras en sus ojos aparecían miles de lagrimas y comenzaban a caer rápidamente por sus mejillas, sin decir nada más agarró su mochila mal acomodada, agarró la pañalera de su hija y salió a paso rápido con su bebe en brazos. Estaba llorando y sus sollozos se escuchaban mientras caminaba apresurado, todos lo estaban viendo pero el no les hacía caso, Haru se quedo ahí parado donde antes había estado hablando con su prometido, su corazón se despedazó al verlo llorar, había visto como algo se había roto dentro del de cabellos azules.
Sin pensarlo más salió corriendo de la enfermería y tras ver a miles de alumnos y a algunos maestros hablando a susurros sobre lo que acababa de ocurrir, mirándolo mal, algunos enojados los ignoro y corrió lo más rápido posible hacia donde Rei se pudo haber ido, Bajo ese árbol.
Efectivamente Rei estaba bajo aquel árbol en el que muchas veces habían ido porque caían muchas Flores blancas como la nieve que a Rei le parecían hermosas pero ahora que las veía caer y a Rei sentado en el piso abrazando a su bebé quien lo miraba curiosa solo podía imaginar que se veían como las lágrimas amargas y dolidas de Rei. A paso lento y sin hacer ruido se acercó hasta el y se sentó sin este notarlo hasta que se decidió a hablar.
-Rei- Le habló haciendo que el aludido lo mirara triste.
-Lo siento tanto... Jamás quise arruinarte la vida, y sí así nos ves tendré que rentar un lugar para dejarte vivir tranquilo, ya no te molestaremos Haru- Dijo Rei con la voz muy cortada por el llanto y sus lágrimas cayendo por sus mejillas. El peliazul se levantó con cuidado sonriéndole a su hija quien le devolvió una mueca que simulaba un intento de sonrisa y agarró la cosas para irse hasta que unos brazos lo agarraron por la cintura y Haru le dio un beso apasionado en la boca.
-No te dejaré irte, serás mío hasta que yo me muera- Le informó de manera fría pero su voz tenía un sentimiento de amor en ella -Vayamos a casa - Pidió Haru, Rei asintió y comenzó a caminar con Haru agarrado de su cintura y el cargando a Kaori.
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Haru se sentó en la silla del escritorio y se quedo observando a Rei dormir, se veía tan lindo y tan preocupado por lo que ocurrió que a él le dolía el hecho de saber que es por su culpa. Se quedó pensando en una buena manera de disculparse con su pareja que no se dio cuenta de cuando se durmió.
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Se había despertado y Rei seguían en la cama, estaba tan triste de que Rei no quisiera mirarle y hasta cierto punto estaba bien, había sido su culpa, jamás debió haberle hablado así a su prometido, ni en ese momento ni en otro.
Se recosto al lado de él y lo abrazó por la cintura aspirando el grato aroma de su cabello, se sentía tan feliz a su lado, mañana se disculparía y mientras no lo dejaría irse, pensando eso abrazó más a Rei pegándole más a su pecho y quedándose dormido nuevamente.
"Si por culpa de mi idiotez te hice llorar perdóname, lo puedo pensar pero me cuesta decirlo, espero y que me tengas paciencia hasta que pueda decírtelo cara a cara".