“Claro, nada mejor que comer con el imbécil ese como si fuéramos los mejores amigos…” pensaba Draco refunfuñando mientras caminaba a paso rápido para entrar en el recinto, esperando que la frase “a mal tiempo, darle prisa” funcionara.
El local de Sweet & Sour con su fachada verde pistache y su estrafalario anuncio estaba tan luminoso por sus amplios ventanales que dejaban entrar la cálida luz y perfecta vista de la pacífica y clásica arboleda de perales con uno que otro arbusto, personas paseando y el canto de las aves anidando en uno que otro manzano.
Pero nada de eso llamó su atención, pues al entrar en el lugar y tomar asiento se quedó absorto mirando a su hija sonreír al sanador con tal facilidad mientras este asentía dedicándole ese gesto dulce y radiante que cientos de veces había visto en la faz del moreno dirigida solamente a él... "Eso no era real Draco, recuérdalo" y vaya que lo recordaba, pero tristemente el dolor no menguaba a pesar del tiempo.
-¿Que es lo que le gusta, señor Harry? ¿La malteada de galleta? ¿La soda italiana? A mí me gusta la malteada de fresa con crema batida- parecía que ambos estaban absortos en laconversación que manteníanagradablemente.
-Mmm a mí también me gusta esa, aunque creo que mi favorita es la de vainilla con canela- agregó el hombre sosteniendo la puerta para que no se azotara tras de él.
-Es deliciosa, aunque a la larga es aburrida- dijo la niña haciendo reír al adulto.
No le cabía duda que tenía esa facilidad para tratar a los niños, que con el nimio esfuerzo ya tenía a su hija embelesada. Sin embargo el rubio agradecía cruzar la mínima de palabras con el azabache gracias a eso, aunque claro, en su mente seguía rogando que pronto su tortura terminara "vendita la hora que le prometí esto a Peony..."
La pequeña se sentó al lado de su padre mientras el salvador del mundo mágico estaba con una infantil mirada observando el lugar, era mucho mejor de lo que recordaba, aunque tener de frente a Malfoy y ver su hastió consideró que tal vez no fue una buena haber aceptado la invitación de buenas a primeras, pero… ¿Cómo resistírsele a una niña tan linda?
-Papi voy a querer una malteada- dijo dándole jaloncitos en la manga de su abrigo para obtener su atención.
-Solo si pides algo de comer y te lo terminas…- dijo sin despegar los ojos de su menú.
No, no y no vería por nada del mundo a su acompañante, haría de cuenta que estaba solo con su pequeña, eso era lo mejor; Aunque su corazón latía alborotado en su interior lo acallaría, tenía que hacerlo… encerrarlo en lo más recóndito de su ser.
La niña hizo un mohín y accedió – ¡entonces quiero un club sándwich!- dijo triunfal.
-Pero si nunca te lo terminas... mejor pide algo pequeño-
-Pero papi…-arrugó su nariz cruzándose de brazos enterneciendo al azabache que realmente le parecía una pequeña princesa mimada pero tan enternecedora que era inevitable querer consentirla.
-Si quieres yo te ayudo- la mirada se iluminó y sonrió con satisfacción.
-Muchas gracias señor Harry- Draco le dedicó una mirada irritada a “vuelve a consecuentarla cara rajada y te pateó las bolas o lo primero que alcance”
Harry ahogó una sonrisa y ocultó su rostro tras el menú. Eso realmente era tan bizarro. Jamás se imaginó estar tan calmado compartiendo una comida “civilizada” con su némesis, sin un par de burlas, palabras filosas, ofensas o hechizos de por medio.
“Realmente ha madurado” se dijo con asombro; pero bueno, era lógico que en algún momento tendría que suceder, aparte, ahora tenía alguien que dependía de él y no podía seguir siendo el mismo cabrón pendenciero de la escuela.
Disimuladamente lo observó por arriba de la carta. La mirada gris pasaba con rapidez de izquierda a derecha tan concentrada buscando algo que le agradara. De vez en vez fruncía el ceño y negaba con la cabeza, otras hacía muecas señalando su disgusto y comenzaba a murmurar algo inteligible que a Harry se le hacía tan familiar como si lo relacionara con alguien, pero no tenía ni idea de quién.
“Incluso se podría decir que se ve adorable…” pensó por unos segundos para enseguida desechar la idea haciendo un entusiasta movimiento negativo “¡Merlín! ¿Adorable? ¿Malfoy? Ja, claro… y yo soy un unicornio volador…”
-Que linda escena- dijo una voz femenina parándose a su lado sacándolo de sus cavilaciones que todos al mismo tiempo regresaron a ver de quien se trataba.
-¿Luna?- preguntaron al mismo tiempo los adultos que se miraron una fracción de segundo para su asombro y volvieron a evadir sus miradas.
-¡Madrina Luna!- chilló Peony poniéndose de pie para abrazar a la rubia.
-Mi niña linda ¡qué grande estas!- dijo correspondiéndole el abrazo –Draco es un milagro verte, estas más ojeroso que de costumbre…- dijo saludando con la cabeza al rubio para estupefacción del ojiverde“¿madrina? ¿Luna? ¿Draco? ¿Desde cuándo se llaman por sus nombres?”–Ahh, hola Harry es un placer verte merodeando por aquí, ¿Cómo has estado?- Expresó dulcemente como si apenas cayera en la cuenta de que estaba presente.
-Bien gracias Luna… ¿y tú qué haces aquí? Creí que estabas en el desierto del Sahara…-
-Claro, estuve allá por año y medio con mi marido pero regresamos para poder hacer nuestras recopilaciones para sacar un nuevo libro...- dijo con su tan usual tono soñador -de hecho acabo de regresar, apenas voy a casa de mi padre porque quería enseñarle mí “cactus agrandador” pero se me antojó una soda de cereza y no hay mejor que las que venden aquí ¿no crees Draco?- el rubio asintió siendo secundado por su hija.
Eso era un más bizarro que lo anterior.
-Espero que te vayas a quedar más tiempo de lo usual Luna… recuerda que ya viene el cumpleaños de esta traviesa- la niña se infló de emoción ante la expectativa de su fiesta.
-¡Por supuesto, no me la perdería por nada del mundo! Ni siquiera por un snorkcark de cuerno arrugado- dijo condescendiente la chica mirando a uno y a otro con una enigmática sonrisa –mi niña, ¿te gustaría ver en acción a mi cactus agrandador? Es tan maravilloso…- la niña regresó a ver a su padre pidiendo permiso con los ojos quien con un suspiro la dejó ser y vio como siguió a la bióloga hasta salir del establecimiento para darle la tan preciada demostración.
Harry aun no salía de su asombro. De todas las personas en el mundo jamás consideró que esos dos pudieran tener un punto de unión, algo en común siquiera; eran simplemente tan diferentes, pero si no hubiera visto la familiaridad en su trato y amabilidad de palabras no lo hubiera creído ni aunque se lo contaran.
Se quedaron en silencio un buen rato, ninguno de los dos tenía la necesidad de decirle algo al otro, aunque Draco seguía sintiendo la necesidad de salir de ahí, era más de lo que su corazón soportaría.
-¿Muy buenas tarde ya decidieron que van a ordenar?- Preguntó el solicito camarero dispuesto a apuntar con rapidez todo lo que le pidieran.
-Claro… me trae un té chai frappe y un panino de pastrami con el aderezo de la casa aparte y por favor, la calabaza asada póngala a un lado y en lugar de berenjena ¿podría ponerle lechuga?… para mi hija será un club sándwich sin mayonesa y una malteada de fresa… una soda italiana de cereza para mi amiga… y para el señor agua caliente con medio limón…- se calló de repente, no podía creer lo que acababa de decir.
"Soy un imbécil" se dijo iracundo apretando los puños bajo la mesa, esa estúpida manía de siempre ordenar por ese Gryffindor quedó tan arraigada en su subconsciente que ya lo hacía en automático pese los años.
-Lo siento...- se volvió a morder la lengua "¿y ahora porque jodidas me estoy disculpando?" -ignore eso ultimo...-El salvador del mundo mágico abrió más los ojos, era increíble lo que escuchó.
-Si está bien el agua... y trigame un baguetde roastbeef...- agregó devolviéndole el menú al camarero y se le quedó viendo intrigado al rubio -¿Cómo sabes que me gusta tomar el agua caliente con limón?- preguntó curioso, ya que ese peculiar gusto se lo reservaba cuando estaba solo.
"¿Enserio eso es lo quieres saber? ¿Solo eso?"
No lo creía… podía poner el dedo en la llaga ya que estaban los dos solos, hacerle recordar todos y cada uno de los momentos dolorosos del pasado, pero solo preguntó cómo sabía algo tan básico como eso... era increíble. O era un tremendo actor merecedor del premio de la academia o había algo extraño en el asunto...
Prefirió jugar al desentendido pretendiendo no saber nada, seguirle el juego aunque eso se presupone peligroso, pero tenía que averiguar hasta donde lo llevaría... "Merlín, eso sonó muy Gryffindoresco'
-Pues viéndote intuí que él té no es lo tuyo y es muy tarde para tomar cualquier tipo de café… tal vez una malteada sería mucho azúcar... solo decía…- volvió a evadir su mirada concentrándose en su hija siendo impresionada por el cactus de su madrina que con tan solo depositarlo sobre el suelo creció al menos tres metros y se cubrió de muchas espinas blancas y una que otra flor rosa.
El azabache arqueó una ceja.
-Eso sonó tan rebuscado…- dijo con media sonrisa. No tenía ni idea de que pensar de él. Incluso creí que podía manejar a la perfección a un Malfoygrosero y molesto a uno meditabundo y silencioso.
-¿Algún problema Potter? ¿O prefieres que te llame EvanJ. Harrison? Hasta para ti ese seudónimo es tan ridículo- el sanador bufó, eso era más fácil.
-Era mucho más sencillo poder trabajar con un seudónimo a tener toda una fila esperándome solamente para firmarles un autógrafo…- dijo alzándose de hombros.
-Claro y ahora resulta que el tan querido niño que vivió le rehúye a la fama y no le gusta pavonearse por ahí exhibiendo su vendita cara rajada a todo el mundo…- dijo con ironía.
-Aunque te cueste trabajo de procesarlo Malfoy, no, jamás me ha gustado mi fama es tan agobiante no poder tener un minuto de paz-
-¿Entonces te escondes tras un nombre falso? Qué vergüenza-
-No precisamente, al menos no estoy como otros que se los tragó la tierra y nadie ha sabido nada de ellos…-
-Ajá Potter… -sintió su voz quebrarse y quiso levantarse y huir de ahí. No era posible estar ahí charlando como si nada ¿Por qué no reaccionaba el otro y daban porzanjado todo de una vez?
-Papi, ¿si viste el cactus como se transformó? ¡Fue enorme! Hay que tener uno en la casa- dijo sonriente la pequeña colocándose en su lugar.
-Claro para que después tengamos en la puerta al departamento de plantas exóticas y de regulación de magia por andarde exhibicionistas conlos muggles- dijo negando la cabeza.
-Mejor te regalo un arbusto de cerezas dirigible son más pequeñas yfáciles de cuidar- Agregó Luna como si nada, la niña movió su piernitas con emoción.
Cuando llegaron sus órdenes, la rubia tuvo que irse, pues ya había demorado más de la cuenta y seguro y su padre y esposo se preocuparían. Se despidió con cordialidad dedicándoles una profunda mirada a ambos, tan criptica que era imposible saber que estaba pasando por su alocada cabeza.
-¿Y usted porque es pediatra señor Harry? – preguntó poniendo ambos codos sobre la mesa para recargar cómodamente su rostro entre sus manos y poder verle mejor.
-Porque siempre me ha gustado ayudar a las personas- agregó llanamente sin poder despegar la vista del rubio, era como si cuando menos lo pensara sus ojos se dirigían a su lugar.
-Entonces ¿porque no fue auror? eso sería más divertido. Atrapar a los malos como superman-Harrry rió, no era la primera en decir eso, aunque claro, no con esas palabras.
-Ni tanto, aunque mi ventaja sería que no necesitaría usar mallas...- agregó con burla haciendo sonreír a la pequeña-pero no me gusta tener que ver cosas terribles como la guerra...-“al menos no otra vez” pensó con un suspiro–aunque ser medimagoes divertido también, siempre que curo a alguien me siento muy bien y siento que contribuyo a las cosas aparte me gusta trabajar con niños-
-Ahh pues no suena tan mal... pero yo prefiero ser una pintora como Kandinski, así se pronuncia, ¿verdad papi?-
-Si Peony, ¿entonces eso quiere decir seguimos en la semana de impresionistas?- la niña hizo un mohín cruzando sus brazos sobre su pecho.
-¿De qué me perdí?- preguntó intrigado el sanador al ver la reacción ofuscada de la pequeña.
-Es que cambia de gustos como de calzones, primero quería ser maestra, después veterinaria, abogada, patinadora olímpica y ahora pintora expresionista-
-¡Te faltó Física de partículas!- su padre rodó los ojos con una media sonrisa impresa en los ojos y levantó las manos rendido, obviando que olvidó esa profesión.
-Y ¿qué es Kandinaski?- indagó un poco avergonzado, pues de cosas artísticas no tenía ni idea.
-Un pintor ruso que le fascina...- dijo el rubio limpiando la mejilla de su hija que se había manchado con mostaza.
Harry percibía la calidez de la relación entre padre e hija, tan bien acoplados, tan en sintonía que incluso creía posible que uno empezara una frase y el otro terminarla. Era algo digno de ver.
Cuando terminó de comer, se llevó la mano a su bolcillo al percibir vibrar su localizador, ya era hora de regresar a su turno y suspiró nuevamente.
-Me tengo que ir Malfoy y gracias por la ¿invitación? a comer, realmente lo siento por no quedarme- dijo sorprendiéndose de la ironía que representaba estar ahí con el Slytherin y decir esas palabras, pero realmente había pasado un buen rato-nos vemos pequeña Peony, cuídate y no comas mucho helado ni te duermas muy destapada ¿ehh?- le guiñó el ojo. La niña se removió tímidamente en su lugar para después despedirse de él con un beso en la mejilla.
-Adiós Malfoy, nos vemos para la consulta- dijo con un asentimiento de cabeza y sin pensarlo, llevó sus dedos al suave cabello rubio que acomodo tras la oreja con mucho cuidado, que cuando el rubio sintió las yemas rugosas sobre su piel se alejó como si quemase.
“¿Porque hice eso?" Se preguntó el medimago mientras se alejaba aun sintiendo una especie de descarga en su palma llevándolo a sentir una aguda punzada en su cabeza.Era demasiado intensa, demasiado profunda que lo absorbía entre las nubes espesas de sus recuerdos.
“-¿Que es lo que haces?- preguntó. Su voz sonó diferente, como de unos catorce o quince años.
La persona que tenía frente a él se veía feliz con los brazos abiertos al cielo oscurecido, aunque su rostro estaba desdibujado para él entre las cortinas de la inconciencia podía notar una sonrisa plena brillando como las estrellas sobre sus cabezas.
-Disfruto de la noche- dijo una voz conocida pero que por más que tratara de recordar no identificaba de quien se trataba – ¿Aunque sabes que es lo que la hace extra especial?- dijo dando vueltas entre la tenue luz como si fuera un astro girando en su órbita, quería tocarlo, saber quién era y alargando la mano intentó acariciarlo, pero era imposible materializar su deseo pues quien tenía delante, aunque se detuvo estaba a un distancia inalcanzable.
-No lo sé…- agregó.
-Que tu estas aquí…-”
-¡Joder! ¿Qué es lo que me sucede?- dijo rascando su cabeza con furia, estaba harto la intensificación de esos lapsos que no comprendía ¿Quién era esa persona? -Creo que necesito ayuda médica…-
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Tras pagar su parte se llevó a su pequeña de ahí. Sabía que estaba hablando sobre abejas o algo así, aunque solo notaba quePeony estaba muy emocionada contando sabe Merlin que mientras movía sus bracitos de arriba abajo como si volara, pero no podía responder como era debido, estaba desconectado, ajeno a todo.
Realmente odiaba los estragos que hacía en su persona el simple recuerdo de él y el haberlo tenido ahí fingiendo demencia.
“Solo una consulta más y ya no tendré que verlo más" se dijo para darse ánimos.