-Fue tan raro…- dijo por lo bajo Hermione levantando los libros regados en el suelo por el previo enfrentamiento con Malfoy que muy digno llegó ofendiéndolos como siempre y empujándolos para poder pasar.
-¿De qué hablas Mione?- preguntó Harry ayudándole a recoger el último tomo a la par que se cercioraba que no se hubiese caído la nota que disimuladamente deslizó en su túnica su amado de ojos grises. “pheww… aquí esta” pensó con una disimulada sonrisa, pues se suponía que debería de estar enfadado por el desplante anterior.
-De Malfoy… fue como si… no lo sé… como si lo que dijo fuera simplemente por decirlo y no con su usual odio en su voz…- se quedó inquisitiva la castaña repasando los hechos en su cabeza. El pelirrojo la miró estupefacto.
-¿O sea que querías que te ofendiera con ganas?- no podía creer lo que sus oídos escuchaban.
-No seas tonto Ron… a lo que me refiero es que no es normal… algo se trae entre manos Malfoy, lo sé…- ese rostro determinado de la leona, ambos chicos lo conocían y sabían que nada la detendría hasta averiguar la verdad.
Harry rodó los ojos, realmente se sentía tentado por decirles que Draco se había “comprometido” a no ser muy duros con ellos, como su regalo de cumpleaños (aunque claro que Harry le rogó que si tenía algo que decir, despotricara todo lo que pudiera contra él para seguir aparentando su disque odio mutuo).
Muchas veces se había preguntado si era lo correcto o no decirles todo de cabo a rabo lo que sucedía, pero siempre a las últimas se mordía la lengua “es por protegerlo” se decía para darse fuerzas y mantener la farsa y estaba seguro de que era lo mejor.
Dio una rápida mirada al pedazo de pergamino en su bolcillo antes de destruirlo y acompañó a sus amigos de regreso a la sala común. Sin quererlo iba sonriendo de oreja a oreja por lo que había leído. La emoción antes de la acción era algo que lo movía y verse con su rubio recordando sus dulces besos compartidos, necesitadas caricias y ojos plateados ensombrecidos por el deseo le hacían estragos en su cuerpo queriendo apresurar el reloj para llegar a la hora acordada.
Rebuscó entre sus cosas hasta encontrar aquello que quería y con disimulo lo escondió lo más rápido que pudo para que sus amigos no sospecharan, quería darle una sorpresa a su rubio y aunque aún no se le ocurría como, ya cuando terminara sus deberes sabia que se le ocurriría algo.
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-¿Que es lo que haces?- preguntó con la boca seca, esa bella visión era suficiente para disparar su corazón en un maratónico impulso que resonaba en sus oídos haciéndole jadear.
Su hermoso dragón se veía feliz con los brazos abiertos al cielo oscurecido, aunque su rostro miraba hacia arriba, pudo notar una sonrisa plena brillando como las estrellas sobre sus cabezas, la tenue luz resaltaba sus facciones dibujándolas bellamente con un halo de dulzura infantil ante la tan simpleza de observar el firmamento.
-Disfruto de la noche- dijo con esa voz soñadora que siempre lograba cautivarlo – ¿Aunque sabes que es lo que la hace extra especial?- dijo dando vueltas entre la tenue luz como si fuera un astro girando en su órbita, quería tocarlo y alargó la mano.
-No lo sé…- agregó dando un paso hacia delante cuando se detuvo y vio las estrellas a través de los ojos grises que lo miraba solo a él.
-Que tú estás aquí…- Harry lo ciñó por la cintura sin poder contenerse y comenzó a besarlo con ansia, quemándolo en abrasivos movimientos entre suspiros y gimoteos sin querer despegarse. Draco se aferró a sus hombros al ser tomado por sorpresa, pero no por ello disminuyó su ímpetu tan fuerte como la tempestad. Aprovechó explorar esa suculenta cavidad dispuesta, invitándole a danzar con él.
-Mmm… Draco…- murmuró dentro del beso al sentir el pálido cuerpo temblar con sus caricias.
-Wow… eso fue más candente y más largo de lo que hemos durado…- dijo con burla echándole los brazos al cuello.
-Es que te traía ganas desde que me dedicaste esa miradita en pociones… creí que no aguantaría gran rato…- dijo besando su frente.
-Eres un goloso Potter…-
-Eres mejor que cualquier golosina Draco Malfoy… y yo adoro los dulces…-
-¿Enserio? ¿Qué tanto?- esa coqueta actitud terminaría pronto con él y como le dolía no poder hacer nada por su terrible bulto en sus pantalones.
-Mucho…- sintió el ataque de besos en su cuello tan lento y enervante que echó la cabeza hacia atrás -espera…- dijo en un murmullo pero con firmeza lo separó un poco al rubio que respingó molesto por la interrupción –tengo algo para ti…- Draco abrió los ojos expectante, ansioso que enterneció a Harry “parece un niño en navidad” ladeó la cabeza y sacó una pequeña caja negra sencilla con bordes dorados.
-¿Qué es?- dijo cuando por fin obtuvo en sus manos su obsequio -¿acaso quieres comprar mi afecto?-
-Tristemente ni todo el dinero de mi bóveda en Gringotts puede comprar tu amor, aunque he de decirte que no me siento mal, al contrario, estoy muy orgulloso porque el corazoncito de cierto dragón albino me pertenece…- recibió un codazo en el pecho de su sonrojado rubio.
-Tarado…- sonrió ensimismado en la caja que abrió lentamente. Con una mano trató sin éxito de ocultar su asombro y adoración.
–Oh Harry…- murmuró sacando una sencilla cadena plateada con una luna y una pequeña estrella entrelazadas; tenía pequeñas incrustaciones verdes. Era un trabajo simple y seguramente no muy costoso, pero parecía de buena calidad –es bellísimo… ¿Cuándo lo compraste?- dijo sin dejar de verlo, como si sus ojos no pudieran despegarse de él.
-Cuando fuimos a Hogsmeade…- dijo con una amplia sonrisa al logar su cometido de sorprender a su novio y quitándole el collar de la mano procedió a ponérselo removían su cabello con cuidado causándole escalofrió por sus dedos fríos –seguro te preguntaras porque una estrella y una luna-
-La verdad si, pensé que sería una luna y un sol porque somos opuestos o un ángel, por lo de tu sabes…- seguía pareciéndole vergonzoso que le dijera así, aunque nunca podría decirle en alto que le gustaba que lo llamara de esa manera.
-Lo pensé... pero creí más adecuado este motivo…- dijo acariciando el dije antes de regresarlo a ver con sus penetrantes ojos esmeraldas –eres como la luna que iluminas la noche tanto amas… aunque puedes parecer frio y distante para muchos, eres más cálido y constante que nadie… siempre me iluminas y orientas mi camino… y aunque cambias de mascara, nunca de escancia… he de decir que solo unos pocos afortunados somos consientes de tu belleza interna… y eso me encanta…-
Quiso sacarle la vuelta para que no viera su enrojecido rostro por las cursilerías que le estaba diciendo.
-Que memo eres…- dijo rehuyéndole la vista divertida que se negaba a que lo alejara -¿entonces se supone que eres la estrella?- dijo juntando toda la ironía que pudo en sus palabras que no le hicieron ni pío a Harry.
-Sí- declaró alzándose de hombros –soy la estrella más cercana a ti que ansia tocarte e intenta refulgir por ti demostrándote con cada titilar lo mucho que le importas… y aunque la mi luz llegue cuando me haya perdido incluso mi último aliento siempre será por ti…- dijo besando su frente expuesta.
-¿De dónde sacas todas esas ñoñerías que nunca se te acaban?-
-De aquí- dijo señalando su corazón.
-Entonces… ¿esta es como una propuesta señor Potter?- dijo reemplazando su vergüenza con una muy nerviosa irrisión
-Se podría decir que sí, señor Malfoy…-