-Ven- tomó su mano y paso sus dedos entre los largos y ligeramente rugosos dedos de Harry, podía perderse en esa sensación siempre que los sentía ahí, tan cálidos y dispuestos para él. Incluso si cerraba sus ojos sabía que ese tacto tan único le pertenecía solo a él.
-Odio bailar…- dijo el moreno haciendo un mohín ante los decididos ojos grises que lo obligarían a aprender a danzar.
-Ya lo noté en tu agradable muestra del cuarto año- dijo sarcástico tratando de emular los torpes intentos de coordinarse de Harry y comenzó a reír de lo lindo cuando vio que enrojecía hasta las orejas.
-No lo recuerdes por favor…- cargaría con esa vergüenza el resto de su vida y no podía hacer nada más que enrojecer mas tratando de evadir la alegría del rubio que le golpeaba en la cara.
-Ok, ok, por el momento no lo haré, de hecho te haré bailar para que puedas brillar en sociedad- dijo volviéndole a jalar para que no huyera –por lo que vi esa vez tienes cierto problema de coordinación pero es fácil de corregir, pero en cuanto a la atención que le dedicas es nula, te vi divagando esa vez…y hasta puedo decir que parecías babear por la sosa de Ravenclaw…-
Hizo una mueca de asco cuando recordó la mirada verde que se perdía en dirección de la oriental en lugar de focalizarse en su pareja de baile y posteriormente haberse transformado en ella–aparte ¿Por qué tenía que ser ella?- dijo frunciendo el ceño al pensar como le recalentaba que fingiera amor por alguien en lugar de dejarles en claro a todos que al único al que amaba era a él.
-¿Celosito?- dijo con ironía. Estaba jugando con fuego y lo sabía, pero era como su venganza por la burla previa.
“Oh-oh” los ojos entrecerrados nunca eran una buena señal y menos en el bello rostro de su Slytherin –Dragón… sabes que si mis amigos se enteran se desatará el infierno… harán hasta lo imposible por separarnos, alegando a lo mínimo demencia de mi parte o peor, que me realizaste un hechizo revuelve cerebros y seguro que intentaran algo drástico siendo tan sobreprotectores como son… y no dejaré que te hagan daño…- lo jaló por el codo cuando vio que se quería apartar.
-Aparte… ¿sabías que me vuelven loco los rubios platinados con complejo de príncipe mimado?- entrecerró los ojos disimulando una sonrisa.
-Tonto…- suspiró cuando sintió un ardiente beso en su cuello erizando su cuerpo.
-¿Por qué tenemos que bailar? Preferiría refregarme con tu cuerpo mientras miro esos preciosos ojitos de plata rogándome que continúe haciendo esto…- pasó su lengua por su cuello haciéndole estremecer con un gemido que murió cuando mordió sus labios.
-Eres un pervertido…- tomó su cabeza entre sus manos y le plantó un rápido beso– pero ni por eso creas que voy a dejar de lado tus clases de baile- Harry bufó creyendo que lo tenía donde lo quería.
-Pero ¿Por qué? No es tan necesario hacerlo ahorita… ni siquiera va a haber ni un baile próximamente…-
-Porque eres un desastre para ello- rodó los ojos, como si no fuera obvio –aparte, si quieres ir a mi casa en calidad de algo más cuando todo esta locura acabe, tienes que saber bailar o mínimo aparentar…- señaló su collar reiterándole la promesa silenciosa que se hicieron.
Harry accedió, le gustaba como sonaba eso “nada me gustaría más que hubiera un -después de esta locura- como le llamas” pensó dejando que el rubio lo acomodara en pose de vals. Puso su izquierda en la estrecha cintura del rubio y se agitó con su cercanía. Sintió su aliento en el rostro incitándolo a besar esos carnosos labios rosados.
-Ves no es tan difícil…- dijo iniciando el movimiento –incluso puede ser divertido- se irguió seguro cuando Harry correspondía el suave movimiento mientras lo guiaba por su “salón de baile” en la torre de Astronomía.
-Si…- se mordió el labio sintiendo la ligereza –si es contigo, todo es mejor…-
*~*~*3 meses después*~*~*
Draco pensaba que su novio había perdido la cabeza, era una demencia aquello que decía y repetía; lo regresó a ver incrédulo, pero la solemne sonrisa y mirada confiada le decía que hablaba ciento por ciento seguro. Pidió ayuda con la mirada a la rubia, pero sabía que la opinión de ella era más que nada a respaldar a Harry.
-¡Es una loca idea Harry!- declaró firmemente.
-Yo creo que es una estupenda idea- exclamó Luna poniendo su varita tras la oreja sopesando todas las posibilidades en su mente que trabajaba con rapidez, añadiendo más beneficios que perjuicios a los planes de su amigo Gryffindor.
-Luna… tú estás loca, por tanto piensas que es una buena idea…- dijo cancinamente el rubio no queriendo dar su brazo a torcer por esos dos maniacos que lo estaban acorralando mas y mas. Harry lo estrechó con cariño dándole un casto beso en los labios para después enterrar su nariz en su nuca.
-Draco, amor…- el rubio se revolvió en su lugar, maldecía sentir el vello de su nuca erizarse con las palabras dulces de Harry “maldito sea, bien que sabe manipularme… y luego dice que no tiene nada Slytherin” refunfuñó en su mente.
-Piénsalo Draco, si logras convencer a tus padres, no solo ganaras protección, si no que tus padres podrán reconocer abiertamente el amor que Harry y tú se tienen…-
-Pero ¿y qué tal si no les gusta para nada la idea? Si… ¿se enojan? ¿O me alejan de Harry y me sacan de Hogwarts? Mi padre es un fiel sirviente del que no debe ser nombrado… podría decirle…- apretó los ojos. No podía siquiera imaginarlo, pero todo era posible; amaba a su familia con todo el corazón, pero sabía de la ambición de su padre, el siempre se vanaglorió de poder discernir del bando vencedor del perdedor y como buen Malfoy que es, siempre apuesta al vencedor sin importar las consecuencias…
-Todo va a salir bien… confía en mi Draco…- besó su frente con cariño.
-Espero por todos los santos que estés en lo correcto Harry…-
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Para sorpresa de Draco y tranquilidad de Harry, su relación fue bien recibida por sus padres “¿en qué clase de mundo caí?” se preguntó por ese radical cambio de mentalidad de los dos adultos, pero su madre simplemente declaró que tener de pareja al gran niño que vivió era una gran hazaña pues con solo notar su aura, percibió que era en verdad poderoso.
Por parte de Lucius, aunque consideraba muy poco atractivo al desgarbado chico Gryffindor, no permitiría que su familia fuera nuevamente arrastrada al lado del que no debe ser nombrado, no otra vez; aparte la futura unión con ese “mestizo” haría quedar hasta la cima el apellido Malfoy pues, ¿Qué mejor partido que el futuro salvador del mundo mágico?
Por ende accedió a negociar con el viejito amante de los dulces de limón; quien aceptó de buena gana su ofrecimiento pues ya intuía que algo así pasaría.
Su colaboración como doble agente en las líneas enemigas al igual que Severus Snape permitió que tanto Narcissa y Draco obtuvieran protección; aunque claro, ninguno de la orden del Fenix sabía de la participación activa de los Malfoy por ordenes de Dumbledore, quien alegó que “entre menos gente lo sepa, mejor, así se podrá actuar con mayor credibilidad”
Aunque difícil de creer, con tal admisión Draco se sentía feliz, tanto que cada vez más le costaba permanecer como si nada frente a su amor, que era un calvario para ambos seguir fingiendo “Pero todo sea por un bien mayor” se repetían como un credo y oración que los mantendría a flote por lo que durará la guerra.
Con cada muestra, con cada gesto se amaban, con cada latido de su corazón, como jamás pensaron que alguien le comprendería como su otra mitad pues todo lo que uno daba, era recibido gustoso por el otro, se nutrían de sus cualidades, fortaleciendo su vinculo especial, asegurándose que nunca amarían como lo hacían en el aquí y ahora.