Pasando la bufanda blanca entre sus dedos suspiró. En definitiva esa noche no había salido como la había esperado, pero aun así no para de rememorarla en su mente como si de un disco rayado se tratara que volvía a sonar una y otra vez la misma melodía alborotándolo sin sentido, menguando cualquier pensamiento diferente e intensificando el latir de su corazón al recordar el breve momento en el que besó a Malfoy.
“¿Por qué no me pareció desagradable, asqueroso o terriblemente trágico?” se devanaba los sesos regresando a ver el pedazo de tela que por su sanidad aventó al sillón más próximo para ya no tenerla entre sus manos desprendiendo ese tenue aroma a canela que pudo percibir emanando del cuerpo del rubio.
“Debo estar enloqueciendo” enterró su cabeza entre sus manos dando ligeros tirones a sus cabellos.
Pero aun así no pudo negar que le gustó y que se le hacía tan extrañamente familiar que casi podía palpar a lo que le recordaba “aunque si pudiera repetirlo tal vez… ¡¿Qué?! ¡¿Por qué estoy diciéndome eso?! ¡Como si quiera volver a… yo… algo así con… con… Malfoy!” negó efusivamente la cabeza soltando un my largo suspiro.
Un aleteo lo sacó de su ensimismamiento y tomando una bocanada de aire quitó la carta de la pata de la lechuza que ululó molesta. Abriendo los ojos de par en par se cubrió la boca con una mano, por fin noticias de su Psicomago, el sanador Theobald Rigan.
-Ya era hora- rezongó dándole un premio a la lechuza que con otro aleteo salió disparada por donde entró.
Leyó con avidez las palabras del hombrecillo donde le explicaba rápidamente lo mal que le supo no contestarle antes pues para suerte del psicomago, desgracia para Harry, se volvió una “vaca sagrada” para el rubro de la psicomagía y por ende tenía siempre la libreta de citas muy llena.
“Vaya, todo el mundo tiene problemas de la cabeza como yo” pensó con ironía.
Para su tranquilidad, el psicomago le hizo un hueco en su ajetreado día y tenía cita programada esa misma mañana, incluso le imploraba que fuera a buscarlo a su casa como la vez anterior.
Aun recordaba la primera (y única) vez que fue con él hacía casi seis años por un terrorífico episodio sicótico donde no paraba de gritar y llorar con una espantosa cefalea que espantó a sus mejores amigos y más de uno que lo vio.
Quien lo recomendó (y prácticamente llevó a rastras) fue la directora McGonagall pues le aseguró que era una buena persona, muy discreto y como psicomago era uno de los mejore en su ámbito.
Claro que funcionó al instante su terapia; por ello le dio de alta de su tratamiento, aunque curiosamente dicha terapia pareció borrársele de la memoria porque por más que trataba de recordarlo no podía.
Sin embargo cuando comenzó a volver a tener sus pequeños “episodios” de lagunas mentales y saltos de intentos de recuerdo, dicho sanador se volvió inaccesible e indetectable que no le quedó de otra que recurrir a otros tratamientos que consistían más que nada en mantenerlo tranquilo y relajado con ansiolíticos.
-Hola Harry, cuánto tiempo- dijo dándole un amistoso apretón de manos como si de viejos amigos se tratara “bueno, no exactamente” pensó antes de tomar asiento en el primer sillón que encontró.
-La verdad que si…- hizo una pausa al ver al bonachón hombre tomar asiento frente a él.
-¿Y qué te trae por aquí Harry Potter? ¿Otra vez tu problema de memoria? ¿Ya se está desvaneciendo mi bloqueo?- el azabache boqueó frunciendo el entrecejo.
-¿A qué se refiere? ¿Cuál bloqueo?-
-Ahh mi buen muchacho, el estudio de los hechizos de memoria es absolutamente fascinante y revitalizante, pero que no todos tienen la paciencia de investigar adecuadamente Harry… si supieras de las cosas ocultas que he descubierto…- bufó exasperado, eso le recordaba las conversaciones unidireccionales del Director Dumbledore.
-¿Podría pasar a que es lo que tengo?- se sentía inquieto por saber de su problema pues los "recuerdos" seguían asaltándolo cada vez con mayor frecuencia; ya estaba arto de su constante dolor de cabeza y tenía curiosidad por saber a qué se refería con que le aplicó un bloqueo en su mente -si se trata de un obliviate o algo así...-
-No Harry no es un obliviate, el hechizo que pesa sobre ti es algo más complejo que eso. Pongámoslo con palabras coloquiales el obliviate lo que hace es “encerrar” por así decirlo, recuerdos específicos de una persona o un tema en particular y lo esconde a plena vista, por eso es relativamente fácil recuperar esos recuerdos- el azabache arqueó una ceja pues era consciente que al profesor Lockhart aun no se recuperaba y seguía internado en San Mungo.
-Claro, hay sus raras excepciones, pero la mayoría de las pérdidas de memoria por un obliviate son tratables y reversibles- añadió como si hubiera leído su mente.
-Pero en tu caso es otra clase de hechizo, algo complejo y truculento como se lo reporte en su momento a Minerva y a tu brillante amiga la señorita Granger… este es un hechizo se llama "oblitus livisci" que significa “olvido oscuro” de hecho hay una historia muy interesante sobre su origen, pero la dejaremos para después- le guiñó el ojo dándole un sorbo a su té –para no hacer el cuento largo, en el siglo XV se prohibió en muchos países por su dificultad al ejecutarlo y las peligrosas consecuencias que representa. Por ello en la actualidad la información sobre él es prácticamente nula, pero no por eso deja de ser fascinante-
Harry parpadeó incauto, era imposible tragar aquello ¿McGonagall lo sabía? Y lo peor de todo ¿Hermione? Y ninguna había tenido el suficiente tacto para decirle "oye Harry tienes un hechizo de memoria jodiendo tu mente, ¿no te apetece un café?"
-¿Y no hay cura para ello?- ignoró el despliegue de su cantaleta de lo maravilloso que le resultaba ese hechizo que le estaba afectando.
-Mmm... Depende... pues hay de dos tipos. Un oblitus completo y uno incompleto- maldecía que eso no lo enseñaban en la universidad, pero lo peor era que jamás había escuchado un hechizo que se dividiera de ese modo–el completo es el más difícil pues consume gran parte de la magia del conjurante por ello deja ciertas trazas y es fácilmente detectable quien fue el causante… pero es tan exacto que es como si desprendiera de lleno los recuerdos deseados y los desvaneciera como si de humo se tratara- Harry estaba absorto y aterrado con su explicación, eso era una barbaridad, algo perverso que no podía creer que le hubieran hecho eso.
-Para tu suerte, el hechizo que tienes es la versión incompleta del oblitus- frunció el ceño “claro, suerte” refunfuñó para sus adentros –mira, te lo mostrare detalladamente- por Merlín que lo estaba tratando como un crio y no como el medimago que era.
Sacando un aparato parecido a un pensadero pero con una placa metálica en la parte superior, creo un hilo dorado conectando su cabeza con ese artilugio.
-Es de mi invención- dijo orgulloso para después pronunciando unas palabras inteligibles provocando que el delgado hilo comenzara a brillar -Piensa en algún evento de tu pasado y podremos verlo- Harry enfurruñado accedió. En la placa apareció a vivo y a todo color una escena de cuando tenía 15 y estaba en la sala común con Hermione y Ron haciendo sus deberes, pero como siempre él se estaba distrayendo junto con su pelirrojo amigo mientras la castaña los reprendía severamente.
-Hasta aquí no se ve ninguna alteración pues el recuerdo es bastante nítido y no tiene borde ni nada, está limpio- Harry asintió –pero espera, mira…- siguió observando la escena sin perdérsela, pero sintiendo una pequeña punzada en su sien; apretó los ojos, pero tenía que seguir viendo costara lo que costara.
Su yo del pasado sacó un trozo de pergamino e hizo amago de leerlo, sin embargo el recuerdo comenzó a enturbiarse – ¿lo ves?- preguntó asombrado el hombrecillo mirándole y al recuerdo a intervalos iguales hasta que asintió –aquí ya se alteró el recuerdo pues se ve una fea neblina y en el pergamino solo se alcanza a leer “nos vemos en la torre de Astronomía” ¡fascinante!-
Haciendo el contra-hechizo, el hilo dorado desapareció al igual que la escena –así están la mayoría de tus recuerdos de la escuela, tuve que analizarlos con detalle cuando viniste a mí y déjame decirte que fuiste muy afortunado…- se sentía fatal, peor que cuando Snape invadió su mente con oclumancia.
-¿Cómo puedo ser afortunado si mis recuerdos están alterados? Qué no pueda recordar por más que pueda…-
-Porque tiene solución- dijo con una sonrisa bonachona –si hubiera sido el oblitus completo ya podrías decirle adiós a esos recuerdos…- hizo una pausa antes de soltar la parte truculenta –pero aquí la parte difícil es que al ser un oblitus incompleto tus recuerdos se encuentran resguardados por la misma persona que te los sacó…-
-¡Pero dijo que tiene solución!-
-Claro que la tiene, pero no por ello es sencilla- dijo solemne para el coraje de Harry –aparte, tuviste suerte pues quien te lo hizo es bastante diestro y sabía lo que estaba haciendo porque bien si las cosas salían mal no te encontrarías aquí, si no en el pabellón de psiquiatría con los recuerdos hechos un huevo revuelto o peor, sin un solo recuerdo ahí a dentro- señaló su cabeza.
-¿Y porque el dolor de cabeza? Y los “¿recuerdos?”-
-Una secuela obviamente, también podrías sufrir de sueños incompletos, insomnio, fatiga etcétera… por ello te apliqué un bloqueo ¿no tuviste problemas los primeros tres años verdad?- Harry asintió avergonzado, era cierto, había estado feliz como una ostra durante ese corto tiempo –creí que duraría mas… si quieres te puedo hacer otro, pero bien podrías tener buena calidad de vida sin él.
-¿Está de broma?-
-Querías soluciones y te las estoy dando- sonrió crípticamente –bueno, la hora terminó, espero que te haya servido lo que platicamos y que consideres lo del bloqueo-
Harry se levantó torciendo el gesto, la manera de actuar de ese hombre era bastante extraña y exasperante.
-Aunque ahora que recuerdo, si quieres intentar obtener un indicio del pasado deberías de preguntarle a Draco Malfoy- se quedó de piedra y lo regresó a ver lentamente.
-¿Qué? ¿Draco Malfoy?-
-Sí, tu amiga Hermione me comentó que cuando tuviste tu episodio malo decías tu nombre entre sueños, probablemente forme parte de tus recuerdos perdidos…-
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Con más dudas que preguntas contestadas Harry sentía que su cabeza explotaría con tantos pensamientos arremolinándose, creciendo en un terrible vórtice que parecía no querer detenerse por nada. Se aparicionó en la casa de Ron y Hermione, tenía que escuchar su explicación, aunque en el fondo sabía que debió esperar a que se calmaran sus ideas, pero sentía que no podía esperar.
-¿Harry?- preguntó consternada la castaña cuando vio parado a su mejor amigo en su pequeña sala.
-¿Podrían explicarme porque no me dijeron lo del estúpido bloqueo en mi cabeza?- los ex –Gryffindor se regresaron a ver consternados; Hermione se mordió el costado de su pulgar a la par que Ron se rascaba la cabeza con energía.
-Harry nosotros podemos explicarte…-
-Por favor, háganlo- dijo con ironía cruzando sus brazos sobre su pecho –ya que parece que los años de ser amigos no cuentan para explicarme que tengo un terrible hechizo de memoria o que revisaron mis recuerdos como si de una película se tratara-
-Cumpa, tranquilízate- el pelirrojo quiso poner su mano sobre su hombro pero Harry se apartó.
-Sabían cómo me he sentido y no me dijeron nada- se sentía herido y no lo escondería.
-Ohh Harry cuanto lo sentimos, pero creímos que estarías bien…- intentó suavizar los tórridos ímpetus del moreno pero este con sorna respondió.
-Claro, como soy el hombre de acero que puede soportarlo todo…-
-No, mira Harry cuando fuimos con el psicomago Rigan nos contó todo… sobre el hechizo que te hicieron, créeme que no fue fácil aceptar lo del bloqueo, pero dijo que era lo mejor y así lo fue por los primeros tres años…-
-Entiéndenos cumpa, fue por tu bien- “claro, por mi bien, como todas las cosas que hicieron en nuestro quinto año”-aparte, si no te dijimos lo de Malfoy fue porque sabes cómo te obsesionas con ese tío…-
-Créenos que también nosotros sospechamos de él, pero el psicomago aseguró que él no tuvo nada que ver, de hecho nos dijo algo tan extraño, que seguro él pertenece a tus recuerdos perdidos…- Harry apretó los ojos, era imposible y con aprensión se llevó las manos a la cabeza y apretó con fuerza, el martilleo se hizo más fuerte y con ello el dolor.
“No es posible… o ¿lo es?”
-Sabrás que nos devanamos los sesos tratando de encontrar sentido, pues es tan imposible que tuvieras algo que ver con ese hurón si ni siquiera podían verse en la misma habitación sin querer matarse, es psicótico- agregó Ron en voz baja acercándosele con precaución.
-Como sea, no tenemos ningún punto de partida más que la premisa que tus recuerdos borrados lo involucren, no sé, tal vez tu y el descubrieron algo que alguien no quería que se descubriera o tal vez algún secuaz de Voldemort creyó que ustedes eran conocidos o yo que sé, me di por vencida tras estos años de investigar a ciegas…-
Tras soltar una gran bocanada de aire prácticamente se recostó en el sillón crema de sus amigos y cubrió sus ojos con el dorso de su mano con una sola premisa en su mente “Tengo que preguntarle a Malfoy”
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Con pesar se tomó un vial para calmar su malestar y se arrellanó en su sillón frente a su escritorio; nada tenía sentido en su vida, no después de descubrir sobre ese oscuro hechizo que se cargaba.
Abriendo su gaveta, rebuscó entre sus cosas y encontró el estuche de sus lentes, con una exhalación lo acarició; hacía más de dos años que no los usaba y ya les extrañaba.
-¡Señor Harry!- le llamó una voz muy cerca que le hizo girar la cabeza buscando de donde provenía.
-¿Peony?- preguntó cuando vio a la pequeña agitada aferrándose de la puerta y sus ojitos verdes veían los suyos con angustia -¿Estás sola? ¿Cómo llegaste aquí? ¿Estás herida?- la bombardeó con preguntas acercándose a ella.
-Tiene que ayudar a mi papi…-