“¿Realmente creíste todo lo que te dije? Pobre iluso idiota sangre pura, cualquiera pensaría que por ser una serpiente sabrías diferenciar una actuación de la realidad, pero me equivoqué, no sabes cuan divertido fue jugar contigo, Malfoy, tenerte en mis manos, para después aplastar tu patético corazón... ”
Respirando con dificultad, Draco abrió los enrojecidos ojos por todas las lágrimas que derramó las noches anteriores, sentir el dolor de su roto corazón pesándole en el pecho, sangrando aun con su herida abierta, reiterándole a cada instante que fue real, que esas malditas palabras fueron ciertas, dichas palabras repitiéndose como un eco una y otra vez, que con una patada lo regresaron al mundo frío tal cual es, que no permitiría el sol brillar para él…
-¿Por qué Harry?... ¿Por qué?- se preguntaba sintiendo el escozor en sus ojos nuevamente, ya no podía más “¿porque ahora? ¿Por qué cuando más te necesitaba, tenias que quitarte tu mascara y mostrarme quien eras en realidad?” se preguntaba con el dolor presente clavado en lo profundo de su ser.
Sentía fuertes espasmos en su cuerpo y un alarido manó de su garganta en un triste lamento exigiendo saber porque entre todas las personas, tenía que sufrir; si todas las personas en las afueras de su sala común celebraban haber derrotado al señor tenebroso, ¿Por qué era el único que tenía que sentir como su corazón fue arrancado de su pecho, por aquellas mismas manos que durante tanto tiempo lo habían adorado como a un santo?
Instintivamente llevó su mano a cubrir su vientre aferrándose a él con todas sus fuerzas, hasta hace unos pocos días se enteró que había vida en su interior, creciendo con cada nuevo día nacido de todo el amor que sentía y que creyó que era mutuo “soy el más grande idiota de todo el mundo…” y lo peor de todo es que gracias al cruciatus estuvo a punto de perder ese maravilloso obsequio de vida…
-¡Draki, Darling!- llamó Pansy arrojando su cuerpo contra el suyo abrazándolo sobreprotectoramente como si con esa muestra de afecto pudiera borrar todas sus congojas y dolores.
-Déjalo respirar Pans… - exclamó Blaise separando a su novia del rubio que los miraba con los ojos llenos de lagrimas mientras temblaba casi imperceptiblemente como una hoja mecida por un vendaval.
-Todo estará bien, llora lo que tengas que llorar, nosotros estaremos contigo…- exclamó Millicent acariciándole los platinados cabellos. No podía dejar de llorar, se sentía tan patético mostrando su lado blando, pero sus amigos siempre habían estado ahí para protegerlo.
-Si llego a ver a ese infeliz Potter, te juro por mis padres que lo mato a punto de cruciatus- profirió Theo sintiendo que su cuerpo temblaba de rabia al solo ver a su hermoso amigo reducido en tal estado, roto emocionalmente.
-¡Noooo!- chilló Draco deteniendo a su amigo que se había puesto de pie -por favor Theo… no…- dijo mirándolo suplicante volviendo a soltar a llorar.
-Está bien Drake, Theo no hará nada con ese imbécil, ni ninguno de nosotros, ¿se lo merece? Por supuesto, pero no nos corresponde aplicar la justicia a nosotros más que nuestro príncipe ¿está claro?- preguntó Blaise con seriedad; todos cabizbajos asintieron. Les dolía ver al rubio en tal estado, pero si él no aprobaba que se vengaran, no lo harían, no podrían hacerlo sufrir más.
El moreno pidió que se retiraran para que descansara, así que las chicas solo le dedicaron dulces palabras asegurando que todo estaría bien y que le conseguirían algo de comer. Theo como león enjaulado frunció el entrecejo.
-Perdón, Theo, pero no quiero que te pase nada por meterte con él…- sin agregar nada, el azabache solo besó la mano de su amigo diciéndole que haría lo que fuera por él, antes de salir de su cuarto privado cerrando la puerta con fuerza.
-¿Que fue con exactitud lo que te dijo Draco? Ya que cuando te encontró la Lunática estabas hecho un ovillo en el suelo llorando como alma en pena… o al menos eso dijo…-
-Simplemente me dijo todo lo que ya sabía desde un principio pero que me negué a aceptar… el jamás me amó, nunca me vio como una persona que pudiera sentir… una vil ilusión y nada más… No importa ya, Blaise… era obvio que todo ese tiempo jugó conmigo ¿no? Tú y los demás me lo advirtieron hace tiempo, que el único perjudicado sería yo y no quise creerlo… que iluso…-
-No eres un iluso, eres una frágil persona con un gran ego y una ruda mascara, pero sientes casi o más que otras personas y eso te hace especial, amigo… si creí en mis palabras cuando te las dije, pero… después de todo ese tiempo de verlos, llegué a la conclusión que sus sentimientos eran sinceros… ¡maldito sea, nos engañó a todos con su faceta de “niño bueno, leal Gryffindor que no mata ni una mosca” estúpido hipócrita!- Draco con su expresión de sufrimiento no pudo evitar sonreír con las palabras de su amigo.
-Gracias Blaise… siempre tienes las mejores palabras para decirme…-
-Ya sabes dragón, somos tus amigos y estamos para ayudarte, ahora duerme, le harás bien a tu cuerpo y a tu…- dijo señalando su poco abultado vientre que Draco ocultó con ambas manos.
-No puedo dormir… no quiero… mis padres…- sollozó aferrándose de su almohada; no quería pensar en el fatídico estado en que lo vio cuando se lo llevaron de su escondite.
-Descuida, Madame Narcissa está solamente detenida…- sin embargo no tenía idea de que le pasaría a Lucius Malfoy, pero lo mejor era que no supiera nada su querido amigo -te daré una poción sin sueños, eso estará bien…- el moreno sacó un frasco con dicho filtro que sin tardar el rubio se bebió de golpe, para caer rendido en la cama –Descansa, Draqui…- dijo acomodando los platinados cabellos tras de la pálida oreja y poniendo la sabana bajo la gruesa frazada para arroparlo como un bebe, vigiló su sueño, cerciorándose que no tuviera pesadillas que turbaran su descanso.
*~*~*En la enfermería*~*~*
Con un fuerte dolor de cabeza despertó, se sentía perdido y desubicado"¿Qué estaba haciendo?" se pregunto con pesadumbre, no recordaba gran cosa… había derrotado a Voldemort, y ¿después? "creo que fui a la madriguera" se respondió dudativo de su respuesta...
"¿entonces qué hago aquí?"Se dijo viendo las blancas camillas en perfecta alineación y ni un solo sonido cercano; era una extraña sensación, su mente ardía y palpitaba adolorida, pero su corazón pesaba más como si una enorme piedra se hubieran instalado en él sin la posibilidad de deshacerse de ella "que extraño" pensó sobando sus sienes.
-¡Harry!- gritó la castaña que lo vio despertar. Ese empujón no le ayudó nada a su maltrecha cabeza que sintió vértigo al impacto.
-Mione... por favor...- dijo al momento que la Gry se separaba de él.
-Hermano, ¿Que fue lo que te pasó? - preguntó sorprendido el pelirrojo pero con un tono aliviado de que estuviera sano, salvo y entero- dijiste que irías a hacer algo y luego PUFF, apareciste a las quinientas en las afueras del castillo tirado en el suelo inconsciente, de no ser por Ginny, no sé qué te habría pasado-
-¡Ohh por todos los cielos, Harry!- chilló Ginny abrazándolo y dándole un beso en la frente -que bueno que estés bien, no sabes lo preocupados que nos tenías -Harry sonrió confundido "¿en las afueras del castillo? ¿Qué hacía ahí?" se preguntó sin siquiera poder encontrar respuesta; estaba en blanco.
-Señores, ya la hora de visitas termino, el señor Potter ya despertó pero necesita descansar- regañó Madame Pomfrey moviendo las manos en señal de que se alejaran.
-Venimos mañana- dijeron todos en señal de despedida, haciendo que Harry suspirara. No tenía sentido, nada parecía tenerlo; el dolor no se iba, como si le faltara algo súbitamente. Quiso ponerse en pie, pero alguien se lo impidió.
-Si fuera tú, yo no haría eso- dijo su rubia amiga con ojos soñadores con su varita sobre su oreja.
-¡Luna!- exclamo con sorpresa, no esperaba verla ahí, pero con el fuerte dolor que invadió su cabeza volvió a acomodarse sobre la cama.
-Descuida, Madame Pomfrey me dio permiso de pasar, dije que vine en nombre de McGonagall para ver como estabas- dijo alzándose de hombros -¿cómo te sientes?-
-De la patada Luna... gracias por preguntar...- dijo con media sonrisa.
-Puedo notarlo... oye ¿no ha venido Draco? no lo he visto desde hace una semana...- por alguna extraña razón el corazón de Harry dio un brinco y comenzó a latir acelerado "¿pero qué demonios?" se dijo aturdido apretando su pecho -aunque creo que estando los chicos, no se atrevería a venir…-
-¿Porque Malfoy vendría? seguro a molestarme y ¿porque lo llamas por su nombre?- Luna ladeó la cabeza analizándole con extrañeza.
-Por nada en especial, solo preguntaba...- se quedaron unos instantes en silencio que le parecieron eternos al pelinegro; Luna parecía mirarlo y a la vez no, como si se tratara de un acertijo que estaba determinada a resolver en su mente “o tal vez está viendo hadas invisibles o algo así” se dijo alzándose de hombros. Como no queriendo seguir en ese inacabable mutismo, quiso sacar un tema de conversación.
-Oye Luna no te había visto esa pulsera, es muy bonita...- dijo mirando la hermosa cadena plateada con mínimo diez colgandijos de piedra verdes con forma de corazón, era muy ordinaria para algo que ella usaría; era extraño, le parecía haberla visto como si de un sueño pasado se tratara e intentó tocarla con sus dedos.
-Dos personas que quiero me la regalaron...- dijo algo triste maquinado mil y un escenarios en su aguda mente ante la situación en la que encontraba a su buen amigo -bueno Harry, veo que no estás tan mal, así que será mejor que me vaya y avise a McGonagall de tu situación, cuídate...- Harry se extrañó; no entendió aquella mirada que le dedicó su amiga, pero solo se limitó a recargarse en la cabecera de su cama a pensar en aquello que perdió pero que no caía en la cuenta de que era.