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My Last Goodbye por MidNightFlower

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Notas del capitulo:

Hola queridos mios, vengo de rapidito jeje (ya me tengo que ir y me estan correteando bubub ;A;)

quiero mandarles saludines a mis amoreshh kaorugloomy, QueenRaven-Stark, LRMV, Innaluu, Aylin, Salo Reyes, dark moon 1515, yui_shirogane(x2) y hikariusagi24!! muchas gracias por comentar!

espero les guste este capi (con el cual tuve ciertos problemitas.. ¬¬*)

A leer se ha dicho!

Parpadeó  dos veces tratando de asimilar lo que escuchó y se puso rígido.


-¡¿Qué le pasó?!- preguntó alarmado, mucho más de lo que esperaba. La inquietud se apoderó de él, sentía algo muy extraño en su pecho como si le hirviera la sangre si algo malo le ocurrió al rubio.


-Dijo que iba a salir a comprar pero se veía muy mal desde la mañana… y… y se desmayó en el recibidor de la casa… tiene que ayudarlo señor Harry…- rogó la pequeña con sus grandes ojos verdes. Como si hubiera recibido un pinchazo en su espalda, se puso de pie; con un accio atrajo su maletín donde traía elementos básicos de curación y tomó su abrigo.


-Vamos Peony- estrechó la pequeña mano dándole un ligero apretón, consolando su acelerado corazoncito. Tras dedicarle unas palabras a su asistente pidiéndole cancelar sus consultas por cuestiones personales; tomó entre sus brazos a la pequeña de cabello negro y se aparecieron en su casa de Cherry Street.


Malfoy” pensó con un helado estremecimiento al verle inconsciente en la entrada de su departamento; por su afán de ayudarlo, se aproximó lo más rápido que pudo, trastabillando en el acto cayendo de rodillas ante él. Tocó su frente; su temperatura estaba por las nubes y su semblante no estaba mejor.


Su usual piel pálida, ahora lo estaba más dándole un aspecto traslucido tan lánguido y apagado que para contrastar tenía las mejillas y en su boca entreabierta un inusualmente precioso color carmín; agitó con fuerza su cabeza alejando sus pensamientos nada éticos de su mente “ahora no es momento de eso” se dijo tratando de conservar su profesionalidad. Con cuidado cargó su ligero peso y lo llevó al cuarto que le señaló Peony.


-Por favor, no vaya a usar mucha magia señor Harry… las cosas muggle son sensibles…- dijo la niña acariciando la mejilla arrebolada, esperando que con ese pequeño gesto disminuyera la fiebre de su padre.


-Descuida, solo le haré lo que te hice la primera vez que fuiste a mi consultorio- Peony asintió y se quedó quietecita observando el haz de luz recorriendo el cuerpo de su padre. Harry ladeó la cabeza, no era una infección como esperaba, pero aun así consideró pertinente a administrarle una pócima pimentónica.


Pasaron 5, 10, 15 minutos y no sucedió nada; se extrañó al no ver ninguna reacción, un cambio de semblante o el clásico humo que sale por las orejas, lo único que percibió fue una mueca pero el rubio no despertó.


-Papi…- sollozó la ojiverde con sus ojitos anegados de lágrimas.


-Descuida, estará bien- le dio ánimos –ya tomó la pócima, solo tenemos que refrescarlo ¿puedes poner la bañera?- la niña asintió solicita –ponla con agua ligeramente fría, pero no mucho...- con una inhalación utilizó un accio para buscar ropa fresca para el hombre inconsciente y al instante el televisor crujió. Chasqueó la lengua molesto y se propuso usar su varita a lo mínimo.


Todo procuró hacerlo con rapidez para no acongojar más a la pequeña y para soportar mirar el cuerpo desnudo de Malfoy sin tener una reacción nada apropiada.


-Ahora cuéntame, ¿tu papi es alérgico a algo?- la niña negó con la cabeza viendo la respiración acompasada de su padre siendo depositado sobre la mullida cama -¿tenía algún otro síntoma?- preguntó midiéndole sus signos vitales de la manera muggle.


-Sí, anoche se la pasó estornudando… pero me dijo que estaba bien…- se modió nerviosa el labio inferior –aunque… le diré que no ha estado comiendo bien… no quiere desayunar… o cenar… se duerme muy tarde y toma filtros de paz como si fueran dulces…- agregó con timidez bajando la mirada sintiéndose culpable por delatarlo.


-Agradezco que me lo hayas dicho-


-¿Enserio se pondrá bien?- preguntó esperanzada; el adulto sonrió pues ya tenía un diagnostico y no era tan alarmante como parecía.


-Sí, solo es fatiga, tiene que descansar- Peony asintió dando un suspiro y se bajó de la cama apretando sus manitas con nerviosismo -¿tienes hambre?- la pequeña se llevó la mano a su estómago y asintió.


Aunque cocinar no era su fuerte sabía hacer pequeñas cosas para sobrevivir. Se sorprendió bastante cuando vio la solicitud de la niña al acomodar las cosas para comer, su agradecimiento por el alimento recibido y su independencia.


-¿Tienes tarea que hacer?- asintió y fue a buscar en su mochila sus útiles – ¿puedes sola?- preguntó consternado pues hacia mucho que no se desenvolvía en el mundo muggle tal vez podría ayudarle, bueno eso esperaba ya que de vez en cuando ayudaba a Teddy con sus deberes, aunque intuía que no les dejaban estudiar las mismas cosas.


-Claro- sonrió y se puso manos a la obra. “No cabe duda que es tan ordenada” sonrió para sus adentros y fue a revisar como estaba Malfoy.


Ahí con la luz amarilla colándose por la ventaba, recostado con su respiración acompasada, sus cabellos rubios acomodados sobre su hombro tan sedoso y resplandeciente se veía tan…-Angelical…- completó aquello que estaba pensando deslizando sus dedos por la platinada cabellera  y tomando un mechón lo acomodó con cuidado tras su oreja.


-¿Qué eras de mi Draco Malfoy?- preguntó en voz baja sin esperar respuesta. Apretando el puente de su nariz se alejó hasta sentarse en una silla y le observó dormir.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*


Aunque su piel se sentía fresca, todo su cuerpo pesaba, incluso sus parpados parecían negarse a abrirse y se quejó. Una a una, sus obligaciones comenzaron a inmiscuirse en su ausente mente y recordando que tenía trabajo que entregar y alimentar a su pequeña, se despertó.


-¿Peony…?- llamó entreabriendo los ojos. La luz de la tarde le entró de lleno lastimándole los ojos, no tardó mucho en acostumbrarse y cuando por fin se orientó, se dio cuenta que estaba en su cuarto “¿pero qué hago aquí?” se preguntó buscando algún indicio de lo que paso. Frotó sus ojos grises con el dorso de su mano y se extrañó al notar que tenía puesto su piyama de seda verde oscuro y la tocó como si se tratara de algo surreal.


-¿Estás bien?- preguntó una voz a su lado que tardó en reconocer hasta que enfocó con claridad de quien se trataba.


-¡Potter!- chilló cinco decibeles más alto e intentó incorporase; la cabeza le daba vueltas y tuvo que recostarse nuevamente.


-No debes de excederte, seguro se trató de un vértigo…- lo acomodó profesionalmente sobre la almohada tocando su frente con la palma de su diestra y asintió; Draco se removió incomodo en su lugar –toma, estoy te servirá- dijo cordial, alargándole un vial azul que no dudó el rubio en darle un manotazo.


-¡¿Tú qué haces aquí?!- exclamó llevándose la mano a la cabeza tratando de calmar el mareo que le dio sintiendo el traicionero rubor comenzando a ganar terreno.


-Que humor, Peony me buscó porque caíste dormido en la entrada de tu casa- Draco abrió con fuerza los ojos maldiciendo semejante espectáculo que le armó a su pequeña –te atendí, te mediqué y ya estas mejor… deberías de comer a tus horas y te sugiero que no abuses mucho de los filtros de paz, eso no remplaza un buen alimento ni las horas de sueño…- reprendió severamente “esa niña” siseó en su mente.


-Ya, Ya, ok, ahórrate la parte de medimago ¿quieres? ¿Cuánto te debo?- dijo volviendo a intentar levantarse; maldecía que su cuerpo no respondía adecuadamente.


-Oye, cálmate- lo sostuvo porque pareció que iba a caerse en cualquier instante –no te cobraré, si crees que por eso no me he ido, estas equivocado- lo sujetó con firmeza percibiendo su calidez, que ya era mínima en comparación que hacía un par de horas atrás; el contacto con su piel era maravilloso, tan suave como el durazno que por unos milisegundo estuvo tentado a recorrerla toda su longitud para perderse en ella.


-¿Qué acaso se trató de tu buena obra del día?- dijo con ironía soltándose de su agarre y algo tambaleante rebuscando entre sus cosas –no tengo galeones… no he ido a cambiar… te daré veinte libras, ahí tú te encargas de cambiarlo- le alargó el dinero que el azabache no aceptó –deja de ponerte tus moños y acepta ¡maldición! no necesito caridad-


-No es caridad Malfoy, lo hice porque así quise no porque esperara una retribución- el rubio rodó los ojos y se dejó caer sobre la cama, su cabeza punzaba y sentía nausea.


-Griffindor tenías que ser…- dijo desganado –y ¿Por qué traigo esta ropa?- dijo cerrando los ojos, a lo que Harry se rascó un tanto nervioso la barbilla y se giró como si nada a recoger las prendas que le quitó a Malfoy previamente.


-Yo te la puse, tenías fiebre y la poción pimentónica no te hacía efecto así que te di un baño con Peony asistiéndome- Draco se horrorizó y se cubrió con su sabana como acto reflejo haciendo un mohín -No es como si fuera algo de otro mundo…- le restó importancia, aunque debía admitir que no esperaba sentirse atraído por un cuerpo masculino, en especial el suyo. En definitiva le pasaban cosas extrañas con el rubio -¿Quieres comer algo?-


Cambió drásticamente de tema pues de solo recordar la totalidad de su cuerpo tan blanco como la nieve, tan terso que se cargaba le incomodaba y no de una buena manera, “claro, como si hubiera una buena manera”-Hice caldo de pollo… claro, no quedó muy bien, pero tienes que comer algo…- Draco hizo un gesto de asco y negó con la cabeza –corrección, no era una pregunta, vas a comer-


-Que no quiero, Potter- refunfuñó como niño chiquito cuando vio al medimago salir de su cuarto sin miramientos.


 “Maldito, estúpido Potter”


-¡Papi! ¡Ya despertaste!- exclamó con regocijo la pequeña de ojos verdes abalanzándose al regazo de su padre. Con una sonrisa de alivio acarició la cabellera negra de su pequeña que se acurrucó tiernamente sobre su vientre.


-Si Peony… perdón, tremendo susto que te pegué-


-Descuida papi, Peony es valiente y aunque no estaba segura de que hacer para ayudarte, fui a buscar al señor Harry y el vino a rescatarte, sabía que vendría- sonrió con suficiencia.


-Si… ya me di cuenta…- realmente hubiera deseado que pidiera ayuda de alguien más que de él, pero bueno, que se le iba a hacer, lo hecho, hecho estaba y ahí estaba Harry Potter nuevamente en su casa, con su gran letrero en la frente de “me olvide de ti por culpa de un estúpido hechizo, vuélvete loco, Draco” –Y según tu derrotaste al señor tenebroso…-


-¿Qué?- preguntó la niña levantando la mirada pues no alcanzó a escuchar lo último que dijo su padre.


-Nada, Peony, yo me entiendo solo…- en eso entró el dichoso salvador del mundo mágico con un tazón lleno de humeante caldo blanco que de hecho no se veía mal; sus tripas resonaron avergonzándolo un poco, pero a la vez su estómago se retorció en desagrado –no voy a comer…- exclamó como niño chiquito recargándose en su almohadón tras su espalda cruzándose de brazos.


-O te lo tomas tú o te lo doy de avioncito- declaró el ojiesmeralda depositando la pequeña mesa retráctil sobre la cama dispuesto a todo.


-¡¡De avioncito, de avioncito!!- prorrumpió Peony aplaudiendo de lo lindo haciendo reír a Harry.


-¡Dame acá!- berreó Draco arrancándole la cuchara de las manos, en definitiva todo menos dejar que el ex –cuatro ojos le diera de comer en la boca, eso sería el colmo –como si fuera a dejarte hacerlo…- Harry sonrió –Rayos esto esta insípido…- se quejó frunciendo los labios tan cómicamente que el azabache tuvo que resistir la necesidad de reír.


-Calla y come…- dijo sentándose en la única silla del cuarto pulcramente ordenado observándole comer con desgano mientras era motivado por la pequeña que seguía insistiendo en darle de comer en la boca.


Probablemente era la escena más bizarra que había vivido en los últimos años. Draco de vez en vez cruzaba la mirada con el ojiverde y refunfuñaba más para sus adentros pues su roto corazón seguía latiendo por el jodido idiota más grande del mundo mágico y no podía hacer nada por evitarlo, solamente pretender serle indiferente.


 “Al menos esto no puede empeorar” pensó con alivio.


-¡Draquis!- se atragantó con el bocado de caldo que se echó a la boca cuando divisó esa mata de cabello castaño ensortijado entrar a su cuarto.


-¿Christian!?-“corrección, si puede empeoras, y vaya en qué forma” el aludido con su clásica perpetua sonrisa se acercó a su cama depositándole en el acto un beso en su frente -¿Q-Que haces aquí?-


-Me mensajeó mi amiga Peony- la niña se sonrojó fuertemente cuando la señaló –me dijo que si podía ir a comprarle papel crepe para su tarea y vine a dejárselo… ¿estás enfermito?- en automático puso su frente contra la suya sintiendo si tenía fiebre. Involuntariamente Harry apretó los puños a ambos lados al ver la escena; no tenía sentido, pero ahí estaba, furibundo por una acción que podría ser denominada como inocente o fraternal.


-Sí, bueno… no… solo es cansancio, el estúpido de Hammilton no me ha dejado en paz, según para demostrarle a los quejumbrosos de la oficina que no me trata con especial consideración…-  rezongó molesto por el vejete que lo traía al tiro exigiéndole publicaciones una tras otra.


Harry sentía su respiración acelerada y su labio comenzó a sangrar de tanto morderlo para contenerse, sabía que si seguía así su magia se descontrolaría arruinando los aparatos eléctricos de Malfoy así que para hacerse notar carraspeó.


Ambos regresaron a ver de dónde provenía el sonido y Draco quiso golpear su cabeza con lo que tuviera más cerca, tenía que ser matemáticamente imposible que eso estuviera pasando “Potter más Christian  multiplicado por que ambos están en mi cuarto solamente puede dar problemas…”


-Ahhh… Hola ¿Qué tal?- preguntó el castaño apenas cayendo en cuenta que Harry estaba ahí -¿Quién eres?- ladeó su cabeza y Harry quiso tragárselo con los ojos que resplandecieron en su antigua ira asesina que en breves instantes se tornó en su reticente frialdad profesional cuando escuchó la vocecilla dulzona de Peony.


-Es el señor Harry… digo, doctor- dijo con timidez la niña poniéndose en medio de los adultos.


-¡Wow! ¡No sabía que los médicos siguen haciendo visitas a domicilio! Eso es bastante conveniente- dijo con jovialidad que descolocó a Harry.


-Pues de hecho no las hacen…- siseó el azabache seriamente en un tono de advertencia que no fue captado por el chico, eso solo lo exasperó más.


-¿Enserio? ¿Entonces…?-


-El señor Harry es mi amigo, el me atendió cuando me enfermé- contestó Peony animada sujetando la mano de Harry que como si se tratara de un toque de la magia más pura logró calmar sus pensamientos nada sanos.


-Vaya, entonces, muchas gracias Harry- estrechó su mano que le regresó un fuerte apretón –digo, ¿dónde quedaron mis modales? Soy Christian Dashwood, muchas gracias por haber curado a mi mejor amiga- acarició los cabellos negros de Peony.


-Harry Potter… y no hay de que, lo hice con gusto, Peony es una niña muy dulce-


-Bueno siendo así, entonces Draquis está en buenas manos ¿Cuánto te debo? Porque supongo que no te han dado tus honorarios- dijo solicito sacando su cartera, a Draco solamente le daban ganas de sacar a patadas a los dos para que lo dejaran descansar.


-Nada, no necesito que me paguen, Malfoy y yo somos…- “¿Qué somos?” se preguntó dudativo pues quería decir amigos, pero no creía a ciencia cierta que lo fueran y sabía que un movimiento en falso, el rubio que lo miraba de mala manera le lanzaría un jarrón o lo primero que tuviera a la mano –somos conocidos, estudiamos en la misma escuela…-


-¡No me digas! Dray casi no habla de eso- dijo emocionado tomando asiento como si fuera su casa. La pequeña también era la primera vez que escuchaba aquello y no podía aguantar preguntar.


 -¿Entonces son amigos?-


-¡NO!- contestaron los dos al mismo tiempo sintiéndose mal al instante por las palabras del otro y Draco siendo el primero en recomponerse agregó –bueno ¿a ti que te importa Christian?- dijo molesto.


-¡Auch! Que malo eres Dray- dijo fingiendo que le dolía su pecho para después sonreír felizmente imaginándose a esos dos seguramente siendo una especie de dúo dinámico –bueno ¡menos mal que ya estés mejor! Y creo que hablaré con Hammilton, seguro que el hombrecillo me escucha- con ternura besó su mejilla demasiado cerca de sus labios para colmo de Harry que apartó la mirada apretando los dientes -nos vemos el lunes- le guiñó el ojo con galantería. Draco suspiró y aseveró que le mandaría mensaje después.


Dirigiéndose a Peony la abrazó – cuídate princesa- con un asentimiento agradecido se despidió del doctor y se fue por donde entró seguido por la pequeña que parecía tener algo importante que decirle.


Draco sintiendo que se le iba el alma del cuerpo se cubrió el rostro con ambas manos; era increíble que eso hubiera pasado y lo peor de todo, tardaría en superar la impresión.


-Es bastante alegre… demasiado para ser normal…- agregó después de un gran rato Harry también sintiéndose fatigado de tanta molestia que le ocasionaba la cercanía de esos dos.


-Lo sé, a veces pienso que es víctima de un imperius o de algo así…- agregó a media voz siendo presa de unas ganas inmensas de seguir durmiendo aunque tenía muchas cosas pendientes.


-Se ve bastante confiable tu… novio…- esa última palabra le supo a acido, haciendo que su bilis subiera por su garganta dejándole un mal sabor; realmente había algo en ese tipo que no le caía, aunque no estaba seguro si era por la confianza con Peony o el vínculo que tenía con el rubio.


-No es mi novio, es mi asistente…- cayó en la cuenta con quien estaba hablando y palideció -¿y a ti que Potter?- siseó enfadado por soltar la lengua.


Harry sentía que se había quitado un terrible peso de su espalda y su rostro se suavizó –pues deberías de dejarle en claro tus intenciones porque se ve bastante ilusionado contigo…- el rubio entrecerró los ojos –solo digo…- se alzó de hombros.


-No te importa lo que haga o deje de hacer Potter- gruñó –aparte, ni siquiera somos nada, solamente somos infortunados conocidos, por tanto es muy mi problema y debe de importarte un vil pepino-


-¡El punto es que no lo hace!- dijo acercándose a él, mirándole con el fuego de sus ojos que tiempo atrás hacía que le temblaran las rodillas –quiero que sea diferente- Draco temía a lo que estaba escuchando y negó con la cabeza –Malfoy me gustaría que fuéramos amigos- dijo llana y sencillamente, que el rubio no lo podía creer, cerró con fuerza los ojos.


Es tonto, descabellado, no puedo” se dijo tomando sus manos temblorosas para después regresarlas a ver. Harry vio su lucha interna y armándose de valor tomó su pálida mano.


-Comencemos de nuevo, dejemos de lado todas esas peleas, disputas y tontería de la infancia… quisiera conocerte mejor porque creo que te he juzgado mal todo este tiempo y quiero enmendarlo… Hola, mi nombre es Harry James Potter-


Era un perfecto desconocido el que tenía de frente; ahora caía en ello; era diferente…. bastante, hasta en ese momento pudo notar que lo que decía, juraba y perjuraba Luna era cierto, ese no era el Harry que se jugó el todo por el todo con tal de obtener su atención y su amor, si no, el Harry con el que convivió como “enemigo” durante esos años de escuela…. Con desazón por lo descubierto y temor de lo que podría pasar asintió levemente.


-¿El niño que vivió para ser un perfecto imbécil, que salvó al mundo mágico sin esfuerzo y que se esconde de su público bajo un nombre falso?- Harry sonrió aliviado.


-El mismo- dijo amablemente riendo por las palabras indoloras que le lanzó, estaba expectante y ansioso; bastante bizarro y asombroso pues hacia tiempo rechazó su amistad y ahora ahí estaba, pidiéndole una oportunidad para serlo.


Tragó saliva con dificultad e inhaló profundo, no podía creer que lo que estaba a punto de hacer.  –Soy Draco Lucius Malfoy…-


 

Notas finales:

Pues bueno me despido por el momento, espero que me digan que les parecio ¿demaciado chafa? o ¿mas o menos? eso espero xD

los adoro y les mando muchos besitos a todos los que me leen! gracias!! nos vemos el lunes~*

 


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