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My Last Goodbye por MidNightFlower

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Notas del capitulo:

Hola mis estrellitas! buen dia! vengo de rapidito porque me corretean!! buu (midnight quiere ser un elfo libre ;A;)

quiero mandarles un besito y abracito a las personitas especiales que me comentaron el mini capi anterior!! muchas gracias Kaorugloomy, QueenRaven-Stark, LRMV, Innaluu, yui_shirogane, Marshalperroyaoista, Aylin, amry, Uketierno, Sasha y Lady~Potter!! los adoroo!!

Ahora a leer se ha dicho!~

Sabía que nada bueno le podría acarrear volver a tratar a Harry Potter, sin embargo había accedido, tal vez por su perpetua añoranza clavada en su mente y latente en sus recuerdos, o tal vez por la insistencia del azabache con sus brillantes ojos verdes qué generaban ese poder sobre él o tal vez porque estaba bastante agotado por lo que pasó que no le quedó de otra más que aceptar antes de caer dormido.


-¿Qué jodidas sigues haciendo aquí en mi casa?- preguntó irritado al azabache que jugueteaba a las damas chinas con Peony; ambos estaban recostados sobre su alfombra nueva en la sala, charlando entre risas, pero a la vez bastante concentrados en su juego que apenas y notaron el tono alto que utilizó el de ojos grises.


Una cosa era que hubiera aceptado ser una especie de “amigos”, pero otra muy diferente era verlo ahí campante como Pedro por su casa disponiendo de ella como si fuera suya, ya llevaba dos semanas en su manía de llegar sin avisar, siempre con una excusa y otra; pero ni para correrlo, porque en cuanto su pequeña princesa lo veía, su carilla se iluminaba en radiante felicidad y no cabía en sí.


-Ahh, hola Malfoy, venía a ver qué comieras adecuadamente, pero Peony insistió en querer aprender a jugar damas chinas ¿puedes creer que me está ganando y es su primera vez?- Draco entrecerró los ojos debatiéndose si regañarle o adular a su niña; optó por ninguna.


-No eres mi padre para vigilarme si como o no, ese es mi bendito problema…- se cruzó de brazos e inconscientemente dio un paso hacia atrás cuando el hombre de ojos verdes con una pícara sonrisa se levantó del suelo de un salto dirigiéndose lentamente hacía él - ¡¿Q-Q-Q-Qué c-c-crees que haces?!- tartamudeó horrorizado por su cercanía que solo ocasionó que Peony riera.


Para Harry la constante huida del rubio solamente motivaba a su instinto a acercársele tanto como si no conociera la palabra “espacio personal” pero, simplemente no podía evitarlo, quería rozar indiscretamente sus manos ligeramente frías, tocar los rebeldes cabellos platinados que se negaban a permanecer acomodados en esa coleta rápida tras su cabeza.


Algo le llamaba a querer aproximarse, como un pequeño magnetismo ajeno a su lógica, a lo que conocía, pero que ahí estaba, palpablemente dentro de él, disimulado con timidez, pero tan claro como que estaba vivo y esa inexplicable atracción la corroboró ese día del beso que le plantó antes de quedar noqueado por solamente tres vasos de whisky.


Presentía que era debido a los dichosos “recuerdos” que perdió sabe Merlín gracias a quien, pero sabía que el rubio era pieza clave, aunque no le quedaba claro en qué forma, sin embargo, por el momento su memoria y todo lo demás podía irse al carajo pues lo único que le brincaba con claridad en su mente era hacer lo que estaba haciendo en ese momento, poner su frente contra la del que siempre pensó su enemigo; deleitarse con el ligero sonrojo que ganaban sus mejillas por ese gesto y perderse en las lagunas cristalinas que eran sus ojos regresándole la mirada absorta y temerosa que nunca dudaba en sacarle la vuelta.


-¿Qué deberíamos hacer Peony?-regresó a ver divertido a la pequeña que aplaudió emocionada.


-¡Ensalada rusa!- exclamó triunfal.


-Mmm suena delicioso- ladeó la cabeza con una seña cómplice y ambos se dirigieron a la cocina.


-¡Ni sueñes en tocar nada de mi cocina Potter!- “esa endemoniada risa” Draco apretó los ojos al percibir la sonrisa refrescante y vivaracha del ex –Gryffindor que tanto le rememoraba al pasado fatalista en el que se había visto envuelto; solo atinó a recargarse pesadamente contra la pared esperando no derrumbarse de un momento a otro.


Como Harry no escuchó más reproches sacó la cabeza para encontrarle.


-¿Qué pasó?- Draco se estremeció al escuchar su suave voz tan cerca y más cuando sintió la siempre cálida mano tomando un mechón de su cabello para ponerlo tras su oreja en ese clásico e inocente toque de antaño que estrujaba su corazón y aceleraba el del azabache.


Una nueva punzada atacó y apretó sus ojos con una nueva oleada de dolor. Buscando en su bolcillo sacó una pastilla y se la tomó como si fuera un dulce. Draco lo miró absorto y desvió la mirada buscando algo en que enfocarse para no mirarlo. -¿te encuentras bien?-


-Más o menos… las secuelas de un encantamiento no son nada divertidas ¿eh? Tal vez no soy tan poderoso como decías- sonrió irónico provocando que el otro bufara; no era nada gracioso para él pues aunque Harry como si fuera lo más trivial del mundo le mencionó sobre su pérdida de memoria, así, sin más le hacía rabiar “eres un idiota” pensaba molesto.


Notando el cambio en el ojigris arqueó la ceja clavando sus esmeraldas en él; escudriñándolo, buscando algo que debía estar ahí aunque no lo supiera -¿Qué me sucede contigo Malfoy?-


Realizó en voz muy baja aquella pregunta que durante varias semanas rondaba por su cabeza esperando respuesta, sin embargo sabía que nunca era el momento adecuado para resolverla, pues con su inconsciente intoxicado por esa deliciosa esencia a vainilla que emanaba el frágil cuerpo del príncipe de las serpientes o sus incitantes rosados labios; siempre por una u otra razón perdía su oportunidad, pero sobre todo aquello, casi siempre era debido a cierto alguien que se metía donde no lo llamaban…


-Hey ¡¿Qué hay?!- esa terrible voz siempre le golpeaba contra el duro muro de la realidad exasperándolo de sobremanera.


-Christian…- carraspeó alejándose considerablemente del azabache para ir a su encuentro, dejando a este último rabiando muy en el fondo.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*


Tal vez no eran precisamente la necesidad de alguna pista de sus memorias lo que lo incitaba casi todos los días regresar sin falta a ese humilde departamento en Cherry Street, tal vez el fanatismo que iba ganando en su mente de estar cerca para evitar la insulsa presencia del chico de rizados cabellos que se devoraba con la mirada al rubio, quien no hacía nada para frenar esas ilusiones.


“Esto es tonto” se dijo en su mente como un reproche “no debería estar colado por él ni mucho menos celándolo como si me perteneciera; en primera: es un hombre, en segunda: es el mismísimo Draco Malfoy y tercera, pero no menos importante: tengo a Ginny quien espera una respuesta afirmativa cuando regrese dentro de 4 meses…”


-Es como regresar a sexto año…- rezongó para sus adentros cuando les vio a esos dos salir al balcón a “conversar” que lo único que el salvador del mundo mágico podía hacer era aguantarse de lanzarle un expulso y tragarse la bilis de su coraje.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*


Su desazón siempre comenzaba cada que veía al pegostioso amigo de Malfoy, sin embargo pasar ese tiempo con Peony era bastante agradable y qué decir de los miles de diferentes recibimientos que le hacía el rubio. Si se ponía a pensar sobre todo lo aquello, su razón le decía que tenía que retroceder y no volver pues seguro nada bueno le podría traer, pero su corazón le gritaba que tenía que estar ahí sin falta; ansias no le faltaban y siempre que terminaba sus consultas llegaba a ese lugar.


Draco no entendía aquella irrefrenable afrenta del azabache, le descolocaba y aterraba pues su alma aun dolida se encontraba de vez en vez mirándole con añoranza “maldito corazón traicionero” reprendía constantemente a su acelerado musculo que sin falta y ante esa terrible presencia siempre saltaba gustoso bombeando más y más sangre a su rostro que le hacían sentir un enamoradizo niñato otra vez.


-Draquis ¿estás bien?- preguntó Christian viéndole con sus ojos claros, tan incorruptibles que le hacía sentirse mal por aprovecharse de su inocencia al estar con él, cuando su corazón parecía ilusamente aferrado a aquel que ni idea tenía del pasado compartido, con todas esas palabras y acciones dolorosas que le hizo sin miramientos.


-Claro, no sé porque preguntas…- su tono calmado y compuesto relajó al castaño que acarició con cariño el dorso de su mano como en agradecimiento de permitirle esa tarde de fin de semana para ellos solos. Draco tomó un poco de agua de su vaso tratando de evitar todo sus pensamientos que insistían en desembocar en el medimago.


-Parece ser que tu amigo es muy unido a Peony- el ojigris casi se ahoga con el agua que estaba tomando y entornó su gris mirada esperando algún desconfío del chico feliz que no turbó siquiera un poco su confiada sonrisa.


-Si… ella le adora y él parece corresponderle- dijo alzándose de hombros restándole la ironía que eso presuponía pues en teoría eran padre e hija, aunque ninguno de los dos los supiera y esperaba que así siguiera, pues no estaba dentro de sus planes revelarle nada a Harry Potter, al menos, no por el momento.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*


Tras un mes y medio acostumbrarse a la presencia constante y persistente, Harry consideró que sería una buena idea que salieran a pasear, no es que le molestara estar ahí en esas cuatro paredes, de hecho le agradaba muchísimo pues era imposible aburrirse con la inagotable energía de la pequeña Peony y las palabras mordaces que casi siempre le dirigía el rubio.


De buenas a primeras la idea no fue de agrado de Draco excusándose que no tenía tiempo por su trabajo, Peony ya se estaba ilusionando de ir a la playa con si papi y su héroe.


Sin más que decir aceptó a regañadientes con la condición de ir en carro y que el de la idea pagara la gasolina pues cerca de ellos no había ninguna playa, Harry sabía que algo así sucedería y estaba dispuesto a ceder en ello pues el mismo estaba emocionado y cerrando el trato los tres emprendieron la corta expedición en la que Peony ya tenía mil y una ideas de cómo pasarla bien, aunque como siempre, su padre tuvo que frenarla a la mayoría de ellas. Nadar no estaba a discusión, era un “no” rotundo pues la playa de Newquay era bastante honda y el oleaje era ideal para el surf más que nada.


-¿Entonces podemos hacer castillos de arena?- preguntó ilusionada, no se daría por vencida en su gusto de pasarla bien en compañía de su nueva persona favorita después de su padre.


-Claro, pero te pondrás protector solar- sentenció atrayéndola hacia él para pasarle por sus pequeñas extremidades y rostro el líquido blanco que no agradaba para nada a la niña que se removía inquieta entre risitas. Colocándole por ultimo un ligero sombrero de rafia blanca la dejó ir al lado de Potter que ya había comenzado a acarrear agua  y recoger la arena para comenzar el castillo.


Estuvieron gran rato concentrados en su tarea sumergidos en su pequeño mundo; parecía que se divertían de lo lindo que Draco no podía concentrarse en su libro como era debido y decidió acompañarlos bajo el resguardo de su parasol.  Su piel era tan blanca como la nieve decembrina que rápidamente se tornaba roja con un poco de exposición solar.


Por unos instantes se arrepintió de haberse acercado, pues el medimago no traía camisa y sus torneados músculos estaban en plena exhibición esperando ser adulados “maldito sea, esta como quiere” se mordió el labio nervioso pues hacia bastante tiempo que no le veía y mucho menos así.


Con varias inhalaciones se concentró en su hija y gracias a ello le permitió tener un día agradable, olvidándose por un momento de todo el pasado y la congoja, poder disfrutar del sol, el mar y la brisa marina, la melodiosa risa de su niña y la radiante sonrisa que Harry les dedicaba con genuina felicidad que se la creyó, quería creerla y así lo hizo.


Cuando el castillo estuvo listo Draco le tomó varias fotos a su pequeña con su cámara muggles y otras pocas de ella con el azabache señalando triunfal su obra de arte.


Fueron a comer a una pequeña fonda de mariscos y a refrescarse con heladas bebidas de coco que hacía que a cada trago la pequeña exclamara gustosa lo bien que sabía. El tiempo se les iba en charlas y risas, anécdotas de Harry otras más de Peony que lograban aligerar el ambiente hasta un punto en el que todo parecía perfecto.


Antes de regresar decidieron caminar por el largo muelle de madera donde había varios botes asegurados por sus dueños y toda una parvada de gaviotas que parecían vacacionar ahí. Peony se aproximó a ellas queriendo tocarlas, pero por instinto cada que ella daba un paso las gaviotas revoloteaban nerviosas queriendo huir. Eso le divertía aún más y comenzó a corretearlas emocionada.


-Gracias…-  dijo el rubio sin perder de vista a su niña que se veía tan feliz como nunca.


-No hay de que, de hecho quería llevarlos a pasear antes, pero estaba seguro que te pondrías tus moños y te negaras rotundamente acusándome de presuntuoso que dispongo a mi parecer de todo por ser el cara rajada más famoso- Draco rodó los ojos sin evitar sonreír, sonrisa que a Harry se le antojó tan mágica y única que sabía que nada se le podría comparar.


-Tienes toda la razón lo hubiera dicho aunque con palabras más fuertes y altisonantes-


-Claro, puedo imaginarte con tu ceño fruncido agitando el dedo en mi cara  diciendo un “¿qué te has creído maldito bastardo?”-


No pudo nada más que asentir y seguir caminando tan cerca de él que podía sentir sus hombros rosarse con cada paso, esa calidez que se transmitían no querían abandonarla por ello fingían que no que era algo natural que ni lo notaban –A Luna le hubiera gustado venir…-


-Estoy seguro que a tu noviecito también…- lo dejó ir como lo pensó y presintió que había herrado, pero no había marcha atrás pues la frase estaba en el aire y fue captada por el rubio que le miró con una ceja arqueada.


-Que no es mi novio ¿Cuánto tiempo más vas a seguir preguntando? me cansas- aunque ya estaba harto de la misma cantaleta “¿esta acaso celoso?” pensó algo divertido pero recobró su compostura y volvió a un estoico semblante.


-Pero eso le das a entender… aparte ¿Qué se supone que es?- no quería molestarse al pensar en el chico de rizos, pero era prácticamente imposible, el parecía tener permiso a acercársele sin recato, acariciarlo, pasarle el brazo atrayendo su fina figura hasta pegarla a él.


-Es… bueno…- no podía decirlo pues su relación era algo libre, algo sin nombre en específico –Es mi… Christian- el azabache frunció el entrecejo rechinando los dientes, acto que no pasó desapercibido para el rubio que aunque se le antojó adorable, no lo dejó entrever –es mi amigo/ guía turístico/ asistente ejecutivo sin sueldo/ niñero… pero principalmente maestro de estudios muggles- sonrió robándole el aliento al salvador del mundo mágico que en un impulso le alborotó su largo cabello platinado que antes de decidir hacer algo más, pescó a la pequeña que correteó hasta su lado pegando tremendo chillido de alegría al ser levantada por su héroe.


Peony retozó nuevamente por los alrededores admirando las gaviotas y sujetando con fuerza su bolsita de papel llena de galletas siguió tratando de darles de comer ensimismada en su nueva tarea.


-Es tan dulce…- dijo por lo bajo observándola. Era tan curiosa y amigable, jamás se cansaba de estar a su lado, aunque tanto su color de ojos, como se cabello le causaba intriga. En un principio pensó que tal vez era hija de Malfoy y Parkinson, pero después desechó la idea con lo revelado por la pequeña y cuanto le ilusionaba conocer a su otro progenitor, se lo reiteraba cada que podía picándole la curiosidad de que tenía una foto de él y tal vez podría buscarlo si se lo pedía.


-Sí lo es…-


–Aunque creo que sería lindo que supiera de su otro padre… sé que dijiste que no debo de meterme a donde no me importa pero creo quesería bueno que supiera donde vive o que pudiera conocerle- Draco se quedó congelado; quería gritarle que no tenía ningún derecho de hablarle de ese modo como si le conociera; pero también le recordó la triste realidad en la que estaban metidos. Harry era el padre y no tenía ni idea como la había concebido ni nada previo a eso.


“¿Olvidarlo es como si dejara de existir?” se preguntó afligido sintiendo sus ojos escocerle. Con una amarga sonrisa soltó su cabello para que lo meciera el viento y acercándose al borde del muelle miró al infinito perdiéndose en el oleaje y la blanca espuma que se formaba; desprendiéndose de su amado collar que tanto tiempo le hizo compañía le regresó una mirada una última vez y con una férrea determinación lo arrojó al mar.


-Su padre murió- fue lo único que pudo decir viendo la pieza metálica hundirse dejando solamente burbujas hasta perderse en la inmensidad.


 

Notas finales:

*se esconde en su bunquer anti apariciones* no me odien por ese final!! TOT peero apesar de todo, espero que les haya gustado!! (si no ay me dicen si estuvo soso, redundante o pueril! se aceptan comentarios constructivos n.n)

(sorry si no les he contestado sus rr anteriores... pero querian actu prontito no? jajaja descuiden, en un momentito lo hago!! saben que los kero! y adoroo responder sus hermosos mensajitos!!) 

pd. Ya vamos a llegar a 200 rr!! wow nunca habia tenido tantos!! mil gracias corazones!! espero verlos en la proxima actu!) besos! <33


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