-Quiero recordar a como dé lugar- contestó en automático. Ansiaba comprender mas la complejidad del asunto, cualquier estrago por muy ruin que fuera, estaba determinado a verlo con sus propios ojos. Su amiga se sentía orgullosa de él y asintió; la ex –Slytherin no muy convencida de ello, solo le quedó seguirles la corriente.
Tanto dolor ocasionado a su querido y adorado dragón, era impensable; pero lo era más la idea de Scammander de una conspiración en su contra. Su corazón bombeaba acelerado y su vena maquiavélica punzaba en su sien. Si de pura casualidad no fue el salvador del mundo mágico quien hirió a Draco ¿Quién había sido?
“Quien sea que haya sido, morirá, de eso estoy segura” pensó apretando sus manos en puños.
-Bien Potter, tomate todo el vial sin dejar nada y sea lo que sea que recuerdes, no te aferres a él; obsérvalo y regresa…-
-Te pondré el aparato que me prestó el psicomago Rigan, para que podamos ver tu recuerdo…- el azabache asintió y de un trago lo ingirió sintiendo un terrible dolor al momento que encegueció su vista; comenzó a temblar espasmódicamente hasta quedar inconsciente; Luna solo pudo sostenerlo para que no volviera a caer al suelo. Con sumo cuidado lo recostó en el sofá más próximo y secó el perlado sudor que recorría su frente.
-Si recuerda… quiere decir que…- la morena no pudo terminar su frase.
-Si… tristemente así será Pansy…- dijo esbozando una melancólica sonrisa realizando un conjuro para iniciar el pensadero especial –sea lo que sea, espero que me ayudes más adelante pues, lo que encontré con el psicomago es asombroso y curioso… me dio toda una lista de libros que contienen información del hechizo “oblitus” y encontré uno de ellos, sabía que lo había visto hace tiempo en la biblioteca de Hogwarts…-
La morena se sorprendió pues la rubia no dejaba cabo suelto y asintió resignada. En definitiva esa Ravenclaw, aunque no lo pareciera por su semblante incauto, era de cuidado.
-¿Cuánto tardará?- preguntó consternada acariciándole los cabellos negros. Tanto dolor a sus mejores amigos, no se merecían aquello y ella se encargaría de solucionarlo.
-Lo que tenga que tardar… dependiendo del tamaño del recuerdo y la impresión que cause… solo podemos esperar…-
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Harry regresó a ver a todos lados tratando de ubicar donde se encontraba. Pudo observar no muy lejos la torre de Astronomía e inhaló con calma, sea lo que sea que enfrentara, tenía que estar preparado.
-¿Harry?- viró anhelante cuando captó ese peculiar tono de voz tan inconfundible que provocó que su corazón diera un salto. Un Draco Malfoy de más o menos 17 años se le acercaba de manera cautelosa. Sus ojos grises lo miraban esperanzado, con tanto afecto que le generó un nudo en la garganta.
“Draco” pensó queriendo alargar su mano para acariciar aquella pálida mejilla, pero fue interrumpido por el “yo” del recuerdo que apareció de improvisto en su campo de vista y para su asombro solamente lo miraba con un terrible odio que jamás vio reflejado en sus propios ojos, ni siquiera cuando miraba al Voldemort.
-¿Qué quieres?- su voz le sonó demasiada extraña, ajena a él; era virulenta y el profundo desprecio que destilaban sus ojos verdes le helaban su corazón. “¿porque pasó eso?” se preguntó sin comprender enteramente su hosca actitud.
-¿Por qué me hablas de ese modo?- su otro “yo” fue más rápido que el rubio y apresó su mano de forma exagerada haciéndole soltar un quejido –¡Óyeme! ¿Qué te crees?- se soltó del agarre y dio un paso hacia atrás. El cariño comenzaba a disiparse de su pálido rostro transformándose en algo que jamás pensó infundirle: miedo. –necesito tu ayuda, deja de comportarte como un perfecto imbécil- la risa sínica que soltó casi le rompe los tímpanos. Ese no podía ser él.
-¿Un perfecto imbécil? aquí el único perfecto imbécil eres tu Malfoy… O prefieres que te diga “¿mi amor?” o “¿dragoncito?”- rió mas fuerte como si se tratara de un buen chiste -¿Qué necesitas mi ayuda dices? ¿Crees que por ser la puta del salvador del mundo mágico te da derecho de mangonearme con tu vocecita mandona? Sigue soñando Malfoy…-
Draco negó con la cabeza pero lo que más dolió fue su rostro azorado; como si le hubiera golpeado con fuerza el estomaga y hubiera estrujado con el puño su corazón. El poco color que tenía se perdió y la desolación se plantó ante él. Harry sintió una lagrima recorría su mejilla seguida por otras más sin poder detenerlas; era imposible lo que decía “¿Por qué? ¿Por qué tanto odio a la persona que más amo?”
-No… deja de… jugar… tu… dijiste que… me amabas…- Se veía el trabajoso intento del rubio por evitar esas hirientes palabras que parecía no querer aceptar. “yo no pude haberle dicho eso… no… no es posible”
-¿Realmente creíste todo lo que te dije? Pobre iluso idiota sangre pura, cualquiera pensaría que por ser una serpiente sabrías diferenciar una actuación de la realidad, pero me equivoqué, no sabes cuan divertido fue jugar contigo, Malfoy, tenerte en mis manos, para después aplastar tu patético corazón... -
-¡CALLATE!- demandó cubriéndose los oídos; haciendo sangrar solo un poco más al azabache que no podía seguir en pie viendo su sufrimiento y siendo él el causante de ello. Quería moler a golpes a su “yo” del recuerdo, estaba siendo peor que escoria y parecía disfrutar viendo el sufrimiento de Drago subyugándolo a su mínimo estado.
-¿No te gustó? Pues es la verdad DRAAACO, simplemente fuiste un experimento… a ver qué tan bajo caías y he de decir que te llevas las palmas cariñito… ¿Qué se sintió gemir bajo de mi y gritar mi nombre…?- no pudo terminar por el tremendo golpe que le propinó en su nariz con las fuerzas últimas fuerzas que le restaban.
-¡VETE A LA MIERDA POTTER!- chilló con fuerza cayendo pesadamente contra el suelo; arrastrándose trató de alejarse pero, su cuerpo estaba debilitado. En una actitud sobreprotectora acarició su vientre que pese a las túnicas holgadas que traía se veía abultado. Con trabajo colocó sus manos sobre el suelo tratando de incorporarse… pero antes de que pudiera hacer algo, su otro “yo” se limpió la sangre de su nariz con un gesto burlón y jugueteó con su varita mirándolo con repugnancia.
-¿A dónde crees que vas? Si no he terminado contigo Malfoy… ¡CRUCIO!-
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-¡NOOOO!-gritó regresando a la realidad – ¡no! Yo no pude haberle hecho eso… no… ¡oh por dios, oh por dios! Soy un monstruo…- comenzó a dar vueltas en la estancia sus mejillas estaba mojadas y las lagrimas no dejaban de fluir –Luna… dime que yo no hice eso…- gimió lamentablemente.
-Harry… tranquilo- dijo Luna estrechándolo entre sus brazos tratando de acompasar su desesperación. Acarició sus cabellos rebeldes y lo arrulló como a un pequeño niño, tan perdido en si mismo que temía que se quebrara en sus brazos.
-¿Cómo puede mirarme siquiera? Yo… le hice mucho daño… ¡oh Luna…! ¿Qué clase de persona le agrediría porque si? No merezco su perdón, ni siquiera verlo… yo…-
“¿Quien lo hizo?" Se preguntaba. ¿Quién podría ser tan cruel y vil para haber ideado todo es circo? Hacerle daño a Draco y borrarle la memoria de todo lo que vivieron juntos y todavía borrar sus huellas con una poción del olvido... "¿quién podría estar tan retorcido para hacer algo así? Algo que parecía hecho solo por simple diversión...”
“Con razón se empeñaba en no querer recordar... cualquiera lo haría tras eso..." Mínimo quería arrastrarse sobre fierros al rojo vivo implorando su perdón. Se sentía el peor parasito del universo... no se daña a quien se quiere y él lo había hecho y en qué forma...
-Shh… tranquilo- imploró Luna acallando sus lamentos que no quería ceder.
-¿Por qué le haría eso? Si… yo no puedo odiarlo… nunca podría… él es mi razón de vida, la esperanza que tenía para luchar contra el cruel destino que me deparaba… yo, le iba a pedir matrimonio Luna… mira…- dijo sacando la argolla de su bolcillo –yo quería enlazar mi vida con la suya ¿puedes creerlo?- sonrió desesperanzadamente; sus manos temblaban espasmódicamente, toda la fuerza se colaba de su cuerpo.
Pansy solamente se mordía su labio con un creciente dolor en su pecho; no era justo. Sabía lo que le pasó a Draco por lo que les contó, pero verlo de esa forma en primera fila, siendo sometido, apaleado y ridiculizado… no… era mucho para soportar…
Con un ademan le arrebató el anillo y lo observó detalladamente; tenía que haber un truco tras de ello, pero, lo que sus ojos verdes captaban, no lo podía creer -Es un anillo especial… hecho exclusivamente para él…- dijo sin poder creerlo. Demasiadas molestias tratando de borrar el rastro, demasiado dolor en el semblante y voz del azabache que casi se la cree “¿cómo dudar de él?” pensó “O es un actor de fabula o realmente solamente es una víctima más…” apretó su boca.
-Fue un imperius Harry… descarté al instante el uso de poción multijugos cuando Madame Pomfrey lo mencionó…- dijo Luna ayudándole a incorporarse y lo acunó tiernamente arrullándolo como una madre, pero el llanto no cesaba, solo se intensificaba por la creciente ansiedad de haberle lanzado ese terrible hechizo a Draco… a su Draco.
Luna sin saber que más hacer le lanzó un desmaius y cayó laxo en sus brazos -¿Qué sugieres que hagamos Pansy?-
-Solo sé que el maldito hijo de puta que hizo esto morirá por mi mano antes de siquiera poder sacar su varita- amenazó tan segura de sí misma como que se llamaba Pansy Marie Parkinson.
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La tarde llegando a su fin se reflejaba en su ventana; tan indolora y sublime que le hizo suspirar. La transición de colores del cobrizo al plumbago le convencía que todo eso pasaba por una razón “¿pero cuál?” se cuestionaba.
Draco se recargó sobre la pared sin apartar su mirada del cielo buscando una respuesta ¿Cómo las cosas resultaron así? “¿Por qué todo se arruinó?” se decía angustiado; la mirada desconcertada de Harry abandonándolo nuevamente heló su tranquilidad, su torre de confianza volvió a colapsar.
Ya que por fin volvían a estar en sintonía; tal vez no era perfecto, pero estaba ahí de nuevo, esa familiaridad entre los dos, ese cariño que no creyó sentir; aunque tal vez su marchito corazón había vuelto a latir por él, llegó al descubrimiento que a pesar de todo eso, nunca sería igual.
Su pequeña preocupada se hacia un ovillo en sus brazos diciéndole que no estuviera triste diciéndole que seguramente el señor Harry regresaría, pues inocentemente pensaba que algo salió mal entre ellos y se habían peleado como siempre. Draco le dio la razón pues no era momento para que una chiquita como ella supiera sobre su origen y que aquel a quien tanto adora como su héroe, resultara ser nada menos que su padre a quien con tanto fervor anhelaba encontrar...
-Hola Draco- saludó Luna saliendo de su chimenea.
-¡Luna!- subió su tono de voz por la impresión. Era la persona menos esperada en aquel agónico momento pues una gran parte de su interior quería que Harry regresara rogando por su perdón, una nueva afrenta del porque de su distanciamiento o alguna estupidez como tal; incluso que se imaginaba la escena; el azabache de rodillas tomándole de la mano pidiéndole que indultara todas las faltas que no recordara, prometiendo no rememorar y compensar con su vida cualquier fallo y él seguro le contestaría algo cursi como un “no hay nada que perdonar” aunque eso no fuera del todo cierto.
-Vengo a dejarte algo… necesitan hablar- dijo levitando al salvador del mundo mágico inconsciente hasta posarlo en la amplia cama del rubio.
-¡Señor Harry!- chilló Peony abalanzándosele con tremendo lagrimones en los ojos pensando lo peor.
-¿Q-que le pasó?- preguntó alarmado. Los ojos enrojecidos, la palidez en la trigueña piel y los puños sangrantes de tanto apretar contra las uñas; su monologo interior cesó para aproximársele acomodando mejor sus almohadas bajo la cabeza.
-Ha recordado su último encuentro en Hogwarts Draco… está muy afectado y necesita descansar… solamente contigo podrá hacerlo… dale un poco de tranquilidad y tú obtendrás un poco de paz mi querido amigo- Draco se mordió el labio inferior, sintiendo el puñal del recuerdo brillar en su mente nuevamente como hacía años se negaba a revivir “lo ha visto” apretó sus ojos y asintió a su querida amiga que le dio un efusivo abrazo –cuídale, por favor- pidió dándole una dulce mirada tras depositar algo pequeño en su mano que se apresuró en cerrar en un puño y se marchó sin esperar la confirmación que daba por hecho.
Draco se mordió nerviosamente el dorso de su uña, no era correcto ni bien visto que un Malfoy hiciera algo tan vulgar como aquello, pero le daba igual; con temor regresó a ver lo que Luna le dejó en su mano y apretó los ojos cuando vio el pequeño anillo inmaculado.
“¿Por qué?” se preguntó mas por costumbre que por esperar respuesta y apesadumbrado observó a su hija quien reflejaba como un espejo todo lo que sentía, y era angustia por lo que le sucedía al medimago.
-Descuida Peony, él estará bien, es un tonto héroe ¿no es así?- a la niña no le pareció la palabra “tonto” al lado de héroe, pero frotando sus ojitos asintió – bueno, vete a lavar los dientes y a la cama- ordenó cruzado de brazos. Su pequeña refunfuñó que quería quedarse hasta que Harry despertara, pero su padre no cedió –querías que regresara y ya está aquí Peony, nada malo le sucederá, ahora obedece- Entre sollozos se fue a hacer lo que su padre demandó.
Cuando la vio alejarse soltó un largo y cansado suspiro. Pausadamente se acercó al inconsciente que respiraba tranquilo, ajeno a la preocupación de su pequeña y de él; seguro no era la manera en que debía de enterarse, todo de un solo trago; pero claro, era Harry Potter por todos los cielos que esas cosas y embrollos están predestinados a caerle como aguacero.
-Eres un idiota Harry… pero eres mi muy tonto y adorable idiota…-
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En Grimmauld Place, Luna se estiró como un gato en su silla cansada de todo lo que sucedía. Quería regresar a su hogar con su amoroso esposo pues era seguro que ya le esperaba con una deliciosa taza de chocolate caliente con malvaviscos, pero todavía había una revelación mas por hacer y ya estaba tan cerca que podía sentirlo dentro.
Regresó a ver a la mujer pelinegra caminar de un lado a otro nerviosamente, ella también se sentía así; ambas estaban agotadas tanto física como mentalmente. “¿debería de dejarlo para mañana a que se calmen los humos?” pensó sacando unas hojas de su bolsa y las extendió. “Mejor ahora” se dijo indiscutiblemente, aunque esperaba que no fuera una equivocación.
-Esta es una copia del año de 1996 de las personas que sacaron el libro “hechizos antiguos de la mente y sus complicaciones” que aparece en la lista del psicomago Rigan… y señalé con un asterisco las personas que lo adquirieron más de una vez… curiosamente solo hay una que casualmente fue la última…- Pansy abrió los ojos desmesuradamente arrebatándole el papel de las manos a la bióloga mágica.
Dio una fuerte inhalación y abrió los ojos desmesuradamente.
-Jodido Merlín… Hermione Granger…-