Pansy Parkinson estaba que se la llevaban los mil demonios; su rostro pasaba del blanco al verde y de nuevo al rojo, repicando en un círculo sin fin aquel atroz nombre escrito en ese papel “Hermione Granger”
“¿La guardiana heroica, la valiente e inteligente Gryffindor del trió dorado que ayudó a vencer al que no debe ser nombrado; conspirando contra el que se atreve llamar su GRAN amigo y lo que es peor, contra MI dragoncito? ¡Vaya tía!” pensó rechinando los dientes arrugando entre sus manos ese terrible papel del mismísimo infierno. Necesitaba un nombre y por fin lo obtuvo, no de dejaría pasar esa oportunidad que se le presentaba en la puerta.
-¡No Pansy!- chilló Luna sacando su varita intentando calmarla, pero la pelinegra estaba ardiendo en las brasas de la ira asesina, cobraría venganza por su mano de eso estaba segura y siendo más rápida que la Ravenclaw la desarmó -¡hay que ser prudentes Pansy!- pidió en un hilo de voz, pero la Slytherin era oídos sordos a cualquier afán de negociar, pues correría sangre y no había nada que la detuviera.
Tomando un puñado de polvos flu, los arrojó a la chimenea diciendo fuerte y claro su destino antes de desaparecer. Luna lo más rápido que pudo intentó seguirla, pero al parecer con un extraño hechizo selló la comunicación. “¡Nargles!” pensó molesta rogando que no hiciera una barbaridad.
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La vio frente a ella ¿Cómo se atrevía a estar tan quitada de la pena sentada en el sillón leyendo un libro? “Como si no matara ni una mosca… ¡Já!” ironizó en su mente apuntándole con su varita. Tantos sufriendo y ella pasándola de fabula en ese terrible nido de comadrejas.
-¡GRANGER!- aulló casi poseída.
-¿Parkinson?- preguntó levantándose de un salto pues la alarma de ver que le apuntaban activó sus excelente reflejos de combate. Sabía que tener a Pansy Parkinson en la seguridad de su casa solo podía presagiar una cosa: Problemas. “¿Cómo pasó la seguridad?” se preguntó “y peor aun ¿Cómo pudo conectar su chimenea con la nuestra? Es casi imposible, a menos que…”
Sus pensamientos se truncaron cuando la serpiente con un hechizo sin palabras realizó un Salvio Hexia para evitar presentes metiches que se atrevieran a interferir; tragó saliva con dificultad.
Pansy conocía la destreza de la Gryffindor en cuanto a hechizos se trataba, no por nada fue fiel compañera de Harry Potter para derrotar al señor oscuro, pero no se rendiría sin dar la mas fiera batalla hasta hacerla pagar cada una de sus faltas. Sin avisar le lanzó una bombarda que retumbó tan cerca de la castaña que a pocos centímetros de su rostro la bloqueó.
-¿Estás loca? ¡¿Qué demonios estás haciendo?!-vociferó levantando otro protego a los múltiples ataques que le mandaba la mujer encolerizada.
-¡ERES UNA MALDITA DESGRACIADA! ¿CÓMO TE ATREVISTE?!- Hermione no entendía que se refería, pero se estaba hartando de ese numerito ¿Qué se creía entrando así a una casa que no era suya? Y comenzó a contraatacar.
-¿De qué estás hablando, maldición? ¡Si tu eres la que está lanzando hechizos aleatoriamente!- la azabache gruñó cuando sintió un desmaius rosándole por el lado izquierdo -¿Qué jodidas quieres?-
-¡JUSTICIA!- chilló sin dejar de mirarla y lanzando más hechizos insonoros que eran fácilmente desviados por la leona -¿Por qué otra cosa vendría a esta pocilga, eh Granger?- crispada bufó a la chica que redobló sus ataques.
-Ni te atrevas a decirlo asquerosa serpiente… vienes a esta casa sintiéndote tan prepotente y gloriosa, pero solo eres la escoria de este mundo, todos ustedes lo son- Pansy rió maniáticamente.
-La moral al habla… ¡Se tu secretito, estúpida! ¡Traicionaste a tu amigo, con algo tan bajo con un hechizo de memoria!- pudo ver el pánico en los ojos castaños y el titubeo en su mano, dio en el clavo con aquellas palabras.
“Bingo” pensó con una ladina sonrisa y aprovechándose de su debilidad le lanzó un ervete statum que le golpeó de lleno en el pecho haciéndola caer al suelo.
-¿Co-Como…?- tartamudeó tratando de levantarse, pero lanzándole otro hechizo la doblegó haciendo que se golpeara la cabeza.
-Eso es lo de menos…- dijo rodeando a su presa como un pantera al asecho, expectante, mirando el pobre intento de encararla nuevamente con sus últimas fuerzas –solo fui siguiendo tu red de mentiras y llegué a la verdad… la oscura y maquiavélica verdad…- se puso en cuclillas y escuchó el tenue gimoteo de la absoluta devastación y con una retorcida sonrisa la jaló de los alborotados rizos hasta tener su rostro cerca del suyo para que la viera bien como le haría sufrir -¿Por qué lo hiciste?-
Aquella pregunta no estaba planeada en su protocolo de venganza, pero encontró cierto morbo por saber su lamentable y patética respuesta.
Las gruesas lagrimas nublaban su visión; no se había sentido tan impotente desde esa vez en la mansión Malfoy siendo torturada por Bellatrix, pero esa sádica mirada impregnada en los ojos verdes de Parkinson eran capaces de doblegar a cualquiera.
Su pequeño secreto que rogaba a los cielos que nunca fuera revelado, era conocido por quien menos se esperó. Tal vez hizo algo malo, lo reconoció de buenas a primeras, pero el bien futuro de su amigo estaba en juego y por más que se le replanteó no se arrepentía de ello. Así que sin fuerza, contestó en voz baja.
-Porque… quería protegerlo… de él…- la azabache volvió a reír sonoramente ante la ironía de sus palabras “Claro, protegerlo” siseó en su mente; oh como adoraría destrozarla por tal insolencia, por tu tontería “y esto es la bruja más brillante de nuestra época… ¡JA!”
-Pansy…- dijo Luna llegando jadeando; ese hechizo fue mucho más difícil de deshacer de lo que creyó, pero al menos había llegado a tiempo “o más o menos” pensó alarmada al ver un poco de sangre en el piso brotando de la cabeza de la Gryffindor caída.
-Claro, que bonita forma de proteger a quienes se aman… borrando al amor de su vida de sus recuerdos…- ironizó ignorando las protestas del Luna –la santa e incorruptible Granger… pues te mereces un premio por tu buena voluntad…- dijo levantándose jugueteando con su varita -¡CRUCIO!- gritó fascinada al verle retorcerse a esa maldita. El agonizante chillido que soltó fue música para sus oídos y creyó que podría seguir así hasta saciarse, pero la rubia se interpuso en sus planes abalanzándose contra ella.
-¡Eso está mal Pansy!- dijo quitándole la varita con un expelliermus evitando que le siguiera torturando como le hubiera gustado hacer –llegaremos al embrollo del asunto pero, no de esta forma… prometiste no excederte- reprendió severa ayudando a incorporar a Hermione que se había desmayado.
-¡Pero si fue Granger, yo lo vi en su estúpida mirada! ¡Pude ver su culpabilidad!- Luna suspiró cansada de los reproches de Pansy y agregó.
-Tal vez… pero ¿Qué tal si ella no fue la que ideó esto?-
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La pequeña luz de la luna colándose entre las cortinas le obligó a abrir los ojos. Se sintió de momento desubicado en esa habitación impecable; no reconocía ni la mesita de noche ni el buro, ni el edredón verde oscuro en el que estaba recostado. Percibió un peso sobre su hombro y se sobresaltó al notar de quien se trataba.
Draco dormía apaciblemente abrazando su vientre murmurando algo entre sueños como siempre solía hacer dándole cierta inocencia que calentaba su espíritu. Quiso acariciar sus sedosos cabellos con la devoción que sentía por él, pero como un relámpago sobre campo abierto, los recuerdos de la tarde anterior estallaron en su mente haciendo que sus ojos verdes se anegaran nuevamente de lágrimas saladas.
-¿Harry?- preguntó frotando sus ojos con pesadez y su corazón se estrujó al ver la tristeza en el siempre luminoso rostro del moreno.
-Draco, yo...- desesperado trató de disculparse, de exigirle que se desquitara con él por todo el daño que ocasionado por su mano sin ser consciente, pero el rubio con ternura se aproximó a cubrir sus labios con su dedo.
-Shh... Tranquilo Harry, ya pasó...-dijo mirándolo con su infinita tristeza tomándolo por la barbilla para que no desviara su mirada -cualquier cosa que viste, no fue tu culpa...- quiso restarle importancia a su dolor, pero Harry comprendía mas allá de su máscara, nada desharía aquel sufrimiento, aquella espina clavada entre ellos por un egoísta sin escrúpulos que los manipuló a ambos para alejarse de la peor manera posible.
-No Draco, yo fui un tonto... ¿cómo dejé que te pasara aquello? ¿En qué momento bajé mi guardia para recibir un imperius?- el ojigris acarició su mejilla con sus nudillos, que Harry no dudó en besar con religiosidad. No merecía ni una muestra de cariño de su parte, y ahí estaba, brindándole tal comprensión haciéndole sentir peor.
-Harry, te lo dije una vez y te lo diré otra y las veces que haga falta para que entre en esta cabeza tuya... lo que pasó entre nosotros nada lo puede borrar, ni siquiera un giratiempo podría solucionarlo, lo único que resta hacer es sobrellevarlo en la marcha y continuar… es lo único que nos resta y lo que estoy dispuesto a hacer…-
-Pero… debes odiarme… te dañé de todas las formas posibles… - Draco exhaló todo el aire de sus pulmones esperando así librarse un poco de sus congojas y mostrar buena cara a la tempestad.
-No te odio Harry… un tiempo creí hacerlo con toda mi alma, pero, nunca pude… al menos no sinceramente- sonrió con tristeza –Además ¿Cómo odiar a mi otra mitad? Es como odiarme a mí mismo…- a Harry le faltó el aire ante aquellas dulces palabras –esto nunca nos dejará, pero lo sobre llevaremos- aseguró con ese toque de determinación y esperanza que ni el mismo se conocía.
-Pero, tu padre…-
-Mi padre- cortó lo que fuera a decir –él fue un hombre maravilloso con muchísimos defectos pero mi padre después de todo… que al final de su vida demostró todo su amor por su familia sacrificándose por mí y mi pequeña…-
-Por eso es Peony… Lucille…- Draco asintió enseguida; era su manera de honrar su memoria y nunca olvidar su expiación –nuestra hija…- desvió la vista ante esas palabras que aun no estaba preparado a escuchar ni mucho menos dispuesto a cederle la parte de paternidad que le correspondía.
–Tal vez fue demasiado exagerado de mi parte no darte el beneficio de la duda- expresó para cambiar la dirección de la conversación. -pero ya sabes cómo soy… me sentí tan mal con mi ego herido y mi coraje hirviendo en mi piel lacerada que preferí alejarme de ti y todo…- Harry esbozó una media sonrisa pues ya le había preguntado porque no luchó por lo suyo, pero tal vez era lógico que no lo haría, pues el carácter de Draco no se lo permitiría al sentirse traicionado.
-Voy a hacer todo lo que pueda para compensar el tiempo que perdimos…-
Draco no quería pensar en ello, aunque se lo dijo, prefería dejarlo de lado; aunque nada le gustaría más que permanecer al lado de Harry donde todo parecía correcto e ideal, donde todo cobraba sentido y el dolor se desdibujaba -¿era para mí?- preguntó desviando el tema una vez más mostrándole la sortija en su mano izquierda y Harry sonrió con nostalgia al contemplar que le quedaba perfectamente en su anular.
-Si… lo encontré en el cofre que me negué a regresarte- Draco lo admiró unos instantes perdiéndose en esos maravillosos ojos verdes que tanto amaba, imaginándose diferentes escenarios en su mente ¿Cómo le habría pedido casarse con él? ¿En el campo de quiddich? ¿En la torre de Astronomía? ¿O tal vez en Hogsmeade? “que bello hubiera sido” pensó queriendo no see invadido por la nostalgía.
-¿Enserio crees que esto se puede sobre llevar?- Quería hacer lo correcto, iniciar como era debido, o mejor dicho reiniciar aquello perdido por el tiempo pero no por sus corazones.
-Claro…- expresó con cariño peinando sus alborotados cabellos oscuros que eran tan suaves al tacto -así que no sigas insistiendo con esto porque de lo contrario vas a hacer que me enoje- sonrió tan deliciosamente que Harry quiso creerlo con toda su alma que escapando de su control, lo besó con una firme promesa de poner todo en orden para un futuro prometedor, donde nada ni nadie se atreviera a interferir.
Se dejaron envolver en esa delicada muestra de amor contenido, derrochaban aquello que tan palpablemente se profesaban ansiando fundirse en el solo ser que eran.
De sus labios manó esa única verdad que permanecía integra en su corazón y que nada podría erosionar de su cuerpo y alma -Te amo Draco…-
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Pansy sintió que el piso se le movió ¿acaso escuchó bien? Con un tic en su ojo y un nerviosismo a flor de piel retrocedió.
-¿Cómo que hay más aparte de esta traidora?- escupió con saña esta última palabra a la castaña que apenas y podía mantener su cabeza erguida -¿acaso es otra de tus corazonadas, Scammander?-
-Algo así…- Luna mordió nerviosa su labio inferior al extraño en su siempre confiada y liviana expresión inamovible, algo le preocupaba y con cierta aprehensión regresó a ver la herida aun abierta de Hermione y trató de curarla.
Quería hechizar a la rubia para que dejara en paz a la leona, que no merecía sus cuidados, lo único que merecía era que se siguiera retorciendo en el suelo como la vil escoria que era... pero con un chispazo de iluminación a su memoria sintió su ira renacer -¡WEASLEY!- vociferó apretando su varita en mano dispuesta a eliminar el Salvio Hexia.
-¡NO!- chilló Hermione cayendo de rodillas ante la azabache afianzándose de su túnica; la regresó a ver como si fuera un vil insecto que merecía ser aplastado –él no tuvo nada que ver… por favor- la aflicción en su semblante hizo dudar a Luna que le dedicó una significativa mirada a Pansy como si le tratara de decir que tenía que controlar sus ímpetus y escuchar.
-Habla Granger, ¿Cómo que la comadreja no tuvo nada que ver? Si no fue él ¿Quién?- su paciencia era ínfima y se le agotaba con cada segundo –¡HABLA!-
Titubeó queriendo morder su lengua, como ansiaba que eso no estuviera pasando, que fuera una de esas esporádicas pesadillas que le asaltaban por aquel fallo que tanto se debatiera en su mente, ¿fue lo correcto? Ya no estaba segura de ello, mucho menos en ese instante. Apretaba sus manos con palpable inquietud, pero mirando a su interlocutora con una vieja valentía griffindoresca refulgiendo en sus ojos y comenzar a hablar –¿es bastante obvio no lo cree?- dijo irónicamente para colmo de la Slyterin. Luna cubrió su boca con una sorpresa que no cabía dentro de sí, al fin la última pieza encajó en su mente, pero quería escuchar de viva voz de Hermione para estar cien por ciento segura.
-Habla claro- demandó.
-¿Quién se quedó con Harry? ¿Quién salía beneficiada de la separación de Harry y él?- bajó su mirada a su mano y vio su sortija de matrimonio, Ron no tenía ni idea de lo que había pasado, pero después de que lo supiera temía por lo que pasaría -no quería hacerle daño a Harry, jamás fue mi intención pero…-
-La comadrejita…- gruñó Pansy a lo que Hermione asintió.
-Harry estaba tan obsesionado con Malfoy que… cuando Ginny vino a decirme el daño que le estaba haciendo… creí que lo más correcto era…-
-¿Qué?!- vociferó -¿Draco dañando a Potter? ¡Se amaban Granger! ¿Cómo pudiste ser tan ciega con tu estúpido prejuicio?-
-¡El siempre nos molestaba, principalmente a Harry! Jamás ocultó su odio y desdén hacia nosotros y las demás personas ¿Cómo esperas que crea que de la noche a la mañana estaban liados?- la azabache bufó exasperada.
-Todo era un teatro Hermione…- habló Luna lo más calmada bajando la varita de Pansy que apuntaba a la castaña –Harry no quería que sospecharan de su interés por Draco… él les iba a revelar en su momento su relación… estoy segura que lo iba a hacer tras la guerra…-
-Pero…- no podía creerlo o mejor dicho no quería creerlo –Se odiaban-
-Eso es lo poco que conoces a tus amigos- injurió –estaban tan enamorados que tu amado Potter le iba a pedir matrimonio ¿Cómo lo vez? ¿Dónde está el odio del que hablas? Los únicos que no quisieron ver las claras señales que daban fueron ustedes… incluso, gracias a tu maldita estupidez tratando de ser la grande amiga que se suponen eres, interfiriste con una familia, ¡separándola! Y de paso ¡arruinando la vida de Draco y su pequeña!, porque no lo sabías ¿verdad? ¡Estaba embarazado cuando organizaron su “brillante” plan!-
-Te equivocas…-tartamudeó tratando de alejar esas palabras, no podía ser cierto, Harry salía con Ginny en el séptimo año, no podía estar con Malfoy “pero…” pensó “siempre se notaba extraño, distante con ella…” negó con la cabeza -¡NO!-
-¿La verdad duele, no crees?- “¿Harry tiene una hija?” pensó cubriendo su boca desenfocando su mirada, no quería creerlo, era imposible.
-Hermione, es cierto…- dijo Luna poniéndose en cuclillas frente a ella colocando su mano en su hombro para que viera la sinceridad en sus ojos -tienes que decirnos donde esta Ginny, ella ha causado gran daño y tiene que pagar por ello… pero principalmente tenemos que recuperar los recuerdos de Harry y sé que ella sabe donde están…-
La Gryffindor apretó los labios queriendo resistir a la verdad en la mirada de Luna, pero ¿Cómo contradecirla? ¿Tenía forma para demostrar lo contrario? Negó la cabeza sintiendo tan pesados sus huesos por la maldición oscura circulando en su cuerpo y miró nuevamente a su sortija de matrimonio
“¿Acaso le hice mucho más daño del que pensé?” se preguntó angustiada dándole una fugaz vista a la iracunda Parkinson, para regresar a los ojos grises de Luna.
-En Rumania… en el santuario de Dragones…-