-Nezumi, alístate rápido- grite, hacía mucho tiempo que vivíamos juntos, éramos completamente felices, aunque existe el miedo de que vuelva a suceder algo grave como lo sucedido, ambos vivimos siendo capaces de enfrentar todo tomados de la mano, Nezumi está empezándose acostumbrar a ser alguien sedentario, eso me tranquiliza.
-Lo mocosos no vendrán hasta dentro de una hora, no hay porque afanarnos.
-Tenemos que arreglar todo- dije acercándome a él, este se encontraba recostado en el mueble, con un libro en su rostro, alce el libro poniéndolo en el estante- Nezumi- volví a decir sacudiéndolo, él abrió sus ojos grises paralizándome, no soporto tener ese mirada en mí, cogió mis cabellos apoderándose de mis labios, mi corazón se aceleró mientras mi rojo se teñía de un rojo intenso.
-No le muestres ese tipo rostro a los niños, su majestad- dijo burlescamente, sabía que haberme puesto ese tipo de disfraces solo haría que él me molestara, había insistido tanto en que me disfrazara de rey, pero no sabía que solo lo hace para burlarse.
-Idiota- dije golpeando su estómago, él se rio haciendo que me sonrojara más de lo que estaba
-Ya, ya cálmate- se levantó entrando en el baño, tiempo después salió con su disfraz de Drácula, que le sentaba de maravilla, me quede mirándolo totalmente embobado, no podía dejar de apreciar su belleza, él se acercó al espejo en donde se acomodó su corbata, puso un poco de salsa de cereza en sus labios dejando que un hilo escurriera hasta su mentón, me miro por el espejo mientras lamia su labio inferior, me excitaba.
-¿Qué me miras Shion? ¿Te excita mirarme?- dijo provocándome, me sonroje levantándome de la cama, cogí el tarro de dulces.
-Claro que no- me acerque a la puerta seguido de Nezumi, gire la perilla pero antes de poderla abrir fui detenido por él.
-¿Cuándo vas a aprender a ser honesto?
-Yo soy honesto- dije sin voltearme, no me atrevía mirarlo.
-No lo es su majestad- susurro en mi oreja, me estremecí, apreté el tarro de los dulces, sentí su pesada mano que se deslizaba por mi pecho, toco suavemente mi pezón el cual se empezaba a poner duro.
-No, ¿qué haces?- dije casi en un gemido, él solo soltó una pequeña risa, bajo apretando mi miembro-Ah, no, los niños llegaran pronto.
-No te preocupes por ellos, en la condición en la que estas deberías preocuparte más por ti- mordió mi oreja mientras masajeaba mi miembro ya duro- Mira cómo sale tu pre-semen, que lindo.
-Nezumi, no, para, por favor- gemí, no podía moverme, le pertenecía por completo a él, dejaba que este hiciera conmigo lo que le antojaba, recosté mi cabeza en su hombro mientras él se encargaba de mi parte de abajo, mi pantalón se deslizo hasta al suelo permitiéndole el paso a esas manos que me aprisionaban con sus lascivas caricias.
-Ah- gemi con fuerza sintiendo como este metía uno de sus dedos en mi entrada, me vine manchando la pared.
-Me encanta cuando te vienes porque te estimule esta parte- su voz no se tampoco tapaba la excitación que el sentía, acerco su miembro rozando el mi entrada, jugando conmigo, provocándome.
Toc toc
Los primeros golpes de aquella noche de hallowen se hacían presentes en esos momentos, la risa de los niños se escuchaba detrás de la puerta, Nezumi metió con fuerza su miembro, de nuevo me ponía erecto.
-Que sucio su majestad, le excita ser follado mientras escucha las voces de los niños detrás de nuestra puerta.
-No, mentiroso- gemí, tape mi boca sin dejar de sentir sus ardientes estocadas.
-Me encanta que tu cuerpo sea tan honesto, me apretaste cuando te lo dije Shion.
-¿Habrá alguien?- pregunto una niña, por su voz se podría decir que no tiene más de ocho años, mierda no puedo.
-No lo sé, vámonos- le contesto otro de los chiquillos.
<<Si, vallasen por favor>>
-Ya salimos- dijo Nezumi con su voz que no escondía su excitación.
-Sí, dulces-gritaron los niños felices.
-Maldito- susurre
-Vamos, excítate más.
-No.
-Estas mejor que nunca, pervertido- tapo mis ojos mientras mordía mi cuello con los afilados colmillos, me vine sintiendo como desgarraban mi piel, no podía soportar más, él saco su miembro viniéndose de igual forma, nos volvimos a vestir, él abrió la puerta recibiendo a los eufóricos niños, yo solo me acurruque tapándome con una cobija, me moría de la vergüenza, que pasaría si algunos de ellos me hubiera escuchado.
Nezumi entro de nuevo al lugar, me sonrió acercándoseme.
-¿Estas enojado?
-Cállate.
-Vamos, no podía aguantar el verte excitado.
-No me hables.
Él rio suavemente, yo solo estaba encogido en la cobija, tomo mi cuerpo abrazándome.
-Te amo su majestad- susurro.