Me voltee lo más rápido posible, pero allí no había nada, ni si quiera su leve esencia, pase saliva cerrando mis ojos, de nuevo ese dolor volvía a mí.
-Sorpresa- gritaron dentro de la casa, me voltee de nuevo, la luz del lugar me encegueció por unos minutos, entreabrí mis ojos observando las personas que estaban a mi alrededor, se trataban de Rikiga-san, Inukashi, Shion y mamá, todos se encontraban sonriendo, un hermoso pastel se encontraba en la mesa, sonreí entrando en el lugar.
-Feliz cumpleaños-dijo Inukashi abrazándome, detrás de ella se acercó el pequeño Shion, lo sostuve en mis brazos, ya había crecido mucho, él me sonrió.
-Hace mucho no te veo pequeño- dije dejándolo en el suelo, Rikiga- san palmoteo mi espalda, me acerque a mi mamá y la abrace con fuerza, ella me reconfortaba.
-Feliz cumpleaños cariño- dijo besando mis cabellos, nos sentamos comiendo el pastel, era delicioso y no solo eso, era mi favorito, ellos empezaron a comer y hablar de diferentes temas que poco me concernían, habían momentos en los que me metía en la conversación pero con la misma rapidez volvía a salir, no estaba concentrado, no me sentía bien, simplemente no podía dejar de pensar en ese momento, fue tan real que no podía creer que solo hubiera sido un espejismo.
-¿Qué piensas de eso Shion?- pregunto Inukashi, todos me voltearon a mirar, no entendía que me preguntaba.
-Lo siento, ¿de qué tengo que opinar?
-Estúpido despistado, nunca cambias- dijo Inukashi golpeando levemente mi cabeza, todos rieron.
-Lo siento- dije sonriendo.
-Por cierto, mis perros trajeron esto, tal vez sea importante para ti- dijo Inukashi sacando una bolsa de papel, me la entrego, yo la mire sin saber que decir.
-Ábrelo cuando estés solo- dijo comiendo su ultimo pedazo de pastel.
-Maldito Inukashi porque le das de regalo algo que trajeron tus perros- le reprimió Rikiga-san.
-Cállate estúpido viejo, es algo importante para él, de todas formas es hora de irnos, pronto va a llover, hace poco anunciaron de un ciclón, no quiero que me coja en casa ajena- dijo parándose de la silla, cogió a Shion en sus brazos.
-Tienes razón- dijo Rikiga-san parándose de igual manera.
-Que tengan buen viaje- dijo mi madre despidiéndolos en la puerta, ella cerró la puerta acercándose a mí.
-Gracias- dije abrazándola.
-Denada- contesto ella recogiendo los platos, le ayude a llevarlos a la cocina.
-No creo que tenga que advertirte de abrir la ventana como ese día.
-Ya lo sé, no lo voy hacer.
-Está bien- dijo yendo hasta su cuarto, subí hasta el mío, era cierto, pronto llovería, las primeras gotas empezaron a caer, una por una, caían pegándose al vidrio de la puerta, construí un sitio parecido al que teníamos cuando vivíamos como elites, me sentía más cerca de él, después de todo fue en ese lugar en que nos encontramos por primera vez. Mire a lo lejos como los árboles se movían con fuerza, ya la lluvia y el viento estaban más fuertes, fui hasta mi cama, abrí el paquete que Inukashi me había entregado, abrí mis ojos sorprendido, dentro de la bolsa se encontraba el buso que antes pertenecía a Karan, el buso que una vez le di a Nezumi, lo apreté con fuerza, sentí una presencia junto a mí, me voltee de prisa pero no había nadie, estaba más que seguro que tenía que tratarse de alguien.
-Dime que eres tu- dije levantándome, fui hasta la ventana, la abrí con fuerza recibiendo el viento y la lluvia que se colaba en mi habitación, hacía mucho no había tenido esa sensación.
-Vuelve, por favor- grite abriendo mis brazos como ese día.
-Nezumi- grite, caí al suelo con mis ojos inundados en lágrimas.
-Shion- grito mi madre.
-Lo sé, lo siento- grite levantándome, cerré la ventana entrando a la habitación, seque estas con la manga de mi saco.
-No llores más, ya estoy aquí, junto a ti, no hay de qué preocuparse- dijo Nezumi saliendo de la sombra de la habitación, abrí mis ojos sorprendido, no podía creer lo que estaba pasando, apreté mis ojos, mordí mi labio.
<<No puedes seguir imaginándote cosas, él no está, él no va a volver, no lo hará, jamás lo va hacer>>
-Shion- susurro
-No hables, no me atormentes- dije cayendo al suelo, recogí mis piernas con mis dos brazos, escondiendo mi cabeza entre estas, no quería abrir los ojos y encontrarme solo en la habitación.
-Idiota, soy yo- dijo, sentí su húmeda mano pasearse por mis cabellos, subí mi cabeza observando a Nezumi, era verdad él se encontraba ahí, junto a mí.
-Nezumi- susurre aferrándome a él, Nezumi sonrió y se acercó a mí, sentí su aliento junto al mío.
-Gracias por la ducha- dijo una chica saliendo de mi baño, nos separamos volteándola a mirar, ¿quién era ella?
-Kazumi, tardaste mucho- dijo Nezumi, yo no entendía nada, ellos hablaban como si eso fuera lo más normal del mundo, tenían cierto parecido, ella tenía cabello azul que caía hasta su cintura, una hermosa sonrisa, junto con un esbelto cuerpo, se veía aproximadamente de nuestra misma edad.
-¿Quién eres?- dije levantándome.
-Se me olvidaba, Shion ella es Kazumi, mi antiguo a…