Murata
Desde anoche que Shinou ha estado extraño.
Durante el desayuno, me regalo girasoles, y me recito una poesía muy extraña sobre las flores. Me extraño mucho su actitud pero no le dije nada, me limite a recibirlas, en la tarde fui pacto de sangre, todos estaban muy ocupados por lo que solo fui a la biblioteca para buscar algún libro entretenido, en eso estaba cuando Shinou apareció a un lado mío
-¿Qué te gusta leer?
-¿Por qué preguntas?
-porque quiero saber todo de ti
-ya enserio ¿Qué estas planeando?
-quiero mandar a pedir todo lo que te guste y no esté en el templo—lee sonreí
-con lo que hay estoy bien, o acaso solo quieres entretenerme para que no me dé cuenta de algo
-yo jamás—lo mire a punto de regañarlo—lo volvería a hacer—termino su frase
-en que estas usando tus poderes porque se perfectamente que desde hace meses rara vez los usas enfrente de mí y te la pasas con migo
-es una sorpresa—me dijo
-si me entero que es algo malo me las pagaras—le di la espalda y seguí buscando un libro.
-
Yozack
Tenía una cocina dos habitaciones un baño con una enorme tina y un comedor, y una sala, durante años la construyeron y amueblaron , ahora estaba llena de polvo limpiamos y quitamos la mayoría del polvo, antes del anochecer desempacamos todo lo que traíamos en la carreta y lo arrumbamos en la sala, Conrad fue a alimentar a los caballos mientras yo fui al almacén del pueblo por algo de comer, el almacén era grande al entrar no había nadie en el mostrador pero si se escuchaba a alguien refunfuñar entre todas las cajas—disculpe—sonreí
-necesita algo—un hombre de mi misma estatura de cabello canoso y un espeso bigote
-leche y pan—me entrego varias pesas y un bote de leche
-gracias
-Yozack si mal no recuerdo, ahora que le van a agregar a la casa
-Frederick nos mudaremos
-me alegro y Conrad donde esta que no vino a saludarme
-en casa pero mañana vendrá al pueblo tenemos que surtir la alacena—me despedí al salir me topé con varios conocidos después de saludarlos camine casi 20 minutos para llegar a la casa al llegar vi a Conrad atando los caballos a un pequeño árbol a un lado de la casa, me recibió con un abrazó y un tierno beso que me encargue en convertir en apasionado nos separamos una vez nos faltó aire entramos a la casa, Conrad había prendido la chimenea y acomodado la mesa, sirvió algunas de las provisiones, se veía tan tranquilo y no podía quitarse esa enorme sonrisa del rostro, después de cenar fuimos a nuestra habitación, quise ponerle la piyama, mi adoración me dejo mimarlo, se quedó dormido en mi pecho.
Al día siguiente serví las sobras de la cena para desayunar, Conrad vestía sus típicos trajes—amor hoy vamos a comprar ropa y una piyama nueva—solo asintió mientras seguía comiendo
-primero tenemos que acomodar las cosas—y así lo hicimos, las pinturas las pusimos en la sala y comedor los jarrones igual y los demás adornos por toda la casa entre los dos no tardamos mucho. Nos fuimos a trote lento en caballo hasta la sastrería un lugar pequeño a un par de casas del almacén, al entrar vi entre telas a un joven rubio vimos los diferentes trajes, al final tome varios pantalones oscuros cafés y verdes, luego tres camisas un poco ajustadas de algodón color blanco o cremosos azules, por suerte eran de su talla, busque algún camisón para piyama pero no hallar ninguno que mereciera cubrir a mi capitán, después fuimos al almacén compramos jarras vasos mermelada, semillas sopas frijoles, etc.
Al final los caballos cargaron todo, mientras nosotros caminábamos, Conrad se cansó mucho por lo que lo cargue la mitad del camino, le prepare de comer seguía tranquilo, pero no me iba a arriesgar ate una nota a mi pájaro mensajero para Gunter, Conrad se repuso rápidamente, en la tarde fuimos a caminar por las tierras que compramos, había un muchos árboles grandes caminamos entre ellos, me le quede viendo, su rostro era iluminado por los rayos que atravesaban las hojas del árbol le di un beso en la frente, caminamos hasta el estanque era bastante grande, Conrad se agacho y paso su mano por la cristalina agua, un instante después me mojó toda la cara y se rio a carcajadas, lo empuje al estanque pero este se sujetó de mi camisa y caímos los dos al agua, ya en ella trato de hundirme varias veces pero yo lo sujetaba estilo princesa aun en el agua lo lanzaba llegaba a la superficie molesto, ruborizado y con el cabello escurriendo agua y volvía a tratar de hundirme, estuvimos así por más de una hora hasta que se rindió, salimos con la ropa escurriendo agua, mire de reojo a mi esposo la ropa pegada al cuerpo la camisa casi transparente, se agacho para quitarse las botas su redondo trasero bien marcados casi me dejaron sin aire-será mejor que aprovechemos el sol y la ponemos a secar—me hizo caso y se desvistió, yo apenas podía coordinar mis manos por estarlo viendo, ya con mi miembro erguido y punzando dolorosamente, se dejó la ropa interior pero esta no le ocultaba nada por estar pegada a su piel, yo si me quede desnudo, y antes de que este se volteara, lo abrace por la espalda y restregué mi miembro entre sus suaves nalgas, mi castaño gimió—estamos en el bosque—quiso detenerme pero solo me existe mas, por sobre la tela masajee su miembro hasta que se puso duro—no te reprimas amor quiero que gimas para mí—aun sobre esa delegada trusa delinee su entrada presione levemente, baje un poco la trusa dejando al descubierto su miembro pero nada más, seguí masajeando su entrada, por un momento olvide que la tela estaba en medio y metí bruscamente dos dedos en su entrada—aaagh—gimió, lo iba a sacar cuando me di cuenta que la punta de su miembro salía muy rápido liquido pre seminal sentí como punzaba su entrada apretando mis dedos
-te gusta—le susurre, hundí más mis dedos, la tela se rasgó un poco pero no le di importancia seguí moviendo mis dedos, no quise arriesgarme a lastimarlo con la tela por lo que se la quite.
Lo recosté con cuidado sobre el pasto mi miembro casi rogaba por entrar-Conrad te adoro—metí la punta, me incline para besarlo, mientras lentamente entre, en esa cavidad tan caliente y humeda—mi amor ag di algo—con su brazo se tapó la cara
-te amo—dijo entre jadeos, me empecé a mover
-dilo de nuevo—chupe su cuello—dilo
-t t aa te aaa moa—gemía de placer y sin control, de solo intentarlo me llenaba todo mi ser, lo después de unos minutos me vine dentro y el entre nosotros, bajo la luz del sol se veía tan hermoso, lo cargue hasta el estanque para que se limpiara aun asi no deje que se separa de mi, al salir la ropa ya estaba seca. Nos vestimos, los primeros pasos de mi amor note como cojeaba levemente, por lo que aun en su contra lo cargue al llegar a la casa lo recosté en el sillón. El resto de la tarde leyó un libro y yo lo contemple.
-no te conseguí una piyama que tal si mientras usas las que te regalo Pérez—de inmediato se sonrojo—solo para dormir—le aclare
-pero quiero dormir—solo le asentí—no are nada—observe como buscaba en el cajón de mero abajo sacando una camisa de tirantes blanca transparente y luego un short flojo azul cielo que era demasiado pequeño según Conrad porque para mí era más que perfecto, camino descalzo hasta la cama, mañana cubriría todo el piso de nuestro cuarto con una mullida alfombra.
Shinou
En la tierra las cosas empeoraban, la madre de Murata estaba desesperada por ver a su hijo, metió una demanda a su ex esposo para que se lo entregara, la policía no tardaría en empezar a buscarlo y Pérez ya no servía de mucho la madre de ken era demasiado terca, no le basto con que su esposo estuviera en la cárcel o dar por muerto a su hijo, por un momento creí que se estaba volviendo demente al tratar de localizar a ken a través de su esposo.
Me alegro saber que su madre lo apreciaba de esa manera, aun así jamás le perdonaría el hecho de haberlo dejado con ese hombre, y menos haber tardado tantos años en regresar por él.
Lo único que me tenía con pendiente era el hecho de que mi ken la amara y quisiera quedarse a su lado, y abandonarme, que me dejara solo y jamás verlo y, y que ya había jurado permanecer con el todo el tiempo que él quisiera creo que sería el mejor yerno que esa mujer hubiera deseado conocer, con eso en mente regrese a mi templo.
-Murata—lo llame él estaba leyendo recostado en un árbol
-Shinou ¿Qué ocurre?
-nada en particular solo pensaba en tu gran belleza y tu hermoso cabello tan negro como la noche opacaba todo lo demás—un leve sonrojo cubrió sus mejillas
-Shinou deja de hacer eso
-¿Qué?—dije mientras me acercaba más
-eso—oculto su mirada con el libro
-yo solo digo la verdad—este solo bufó—ken sabes que eres mi gran amor nada me aria más feliz en este mundo si aceptaras ser mi pareja—ken se levantó de golpe para luego entrar al templo, había fracasado a mi primer intento.
Murata
Cuando ese rubio descerebrado me dijo eso me asusté mucho si lo amaba y todo eso pero ser su pareja seria lo más serio que el haría en milenios y solo con migo, la sola idea me aterro, me levante y salí corriendo a mi habitación, debía tranquilizarme.
-Murata ken tengo que decirte que hace poco fui a ver lo que ocurría en la tierra y tu madre quiere verte—primero me asusto porque no creí que me hubiera seguido y segunda todo lo relacionado con mi madre me afectaba mucho no sabía qué hacer, si lo más lógico sería enfrentar la situación de la mejor manera, escucharla, y fingir un encuentro de película pero siendo honestos no tenía ganas de verla, si la extrañe pero ya no era un niño era demasiado maduro para saber que su arrepentimiento o lo que sea que allá pasado para que decidiera ir a buscarme y no quería creer que ella realmente me buscara, si no fuera por las fotos ya ni siquiera recordaría su rostro.
Trate de calmarme—Shinou podrías dejarme solo un momento—lo dije esperando que al menos entendiera que necesitaba pensar.
-solo un momento—“cedió” era la primera vez que lo hacía, desapareció, podía confiar en que no estaba en la habitación, sabía de memoria que clase de energía emitía Shinou y por supuesto que sabía detectarla.
Me acosté en mi cama mirando hacia el techo imaginándome todos los escenarios posibles pero ni uno solo me quedaba feliz junto a ella, mi última vida no quería simplemente ser conformista si era posible me gustaría solo disfrutar todo lo posible.
Con eso en mente me quede dormido.
Gwendal
Me estaba volviendo loco Gunter, a ratos solo podía pensar en cuanto lo amaba, luego recordaba todo lo que me había ocultado, pero también de su gran entereza y lealtad que me hacían adorarlo más aunque en el momento que recordaba que toda esa lealtad era hacia mi hermano me llenaba de celos y de ganas de prohibirle que se volvieran a ver, luego me regañaba por pensar en eso
-Gwendal ¿estás bien? Te ves pálido—Gunter estaba frente a mi
Al otro lado del escritorio, inclinado hacia mí, puso una de sus manos en mi frente, me sonroje—deberías descansar su majestad y su consorte se encargaran de esto, rodeo el escritorio, tomo mi mano y me llevo a los establos—me acompañas a cabalgar
-si—“como era posible” que acaso no podía decirle algo brillante, me regañe mentalmente, de nuevo
-pero si prefieres hacer otra cosa—se desanimó en segundos
-no, vamos a cabalgar—subí a mi caballo
-dentro del bosque hay hermoso lugares—cabalgo a un lado de mí, él hablaba mucho sobre, todos los cambios del reino en tan pocos años. La verdad no le preste mucha atención pues yo también los había presenciado.
Después de una hora en el bosque me puse a pensar sabia muchas cosas de Gunter sus gustos aficiones todas sus obligaciones y cosas que hacía por simple gusto desde que lo conocí como instructor de mi hermano pero antes de eso no sabía nada, ¿Qué paso con su familia? ¿Que hizo de joven? ¿Había tenido más parejas? ¿Porque adopto a Gisela? ¿Qué edad tenia? ¿Debía preguntarle o el me diría?
-Gunter como tu prometido me gustaría saber
-a pregunta lo que quieras después de todo te lo debo por no decirte lo de Conrad y Yozack—me dedico una radiante sonrisa
-¿Cómo te volviste instructor en la escuela militar?—fue lo único que salió de mi boca
-mm—miro al cielo—fue por mi tío
-¿tío?—“tenía un tío”
-si él era un buen militar retirado, se encargaba de dar clases de espada a los nobles de las tierras donde vivíamos el me instruyo cuando la guerra necesito más soldados, él se ofreció a entrenarlos, y cuando murió yo herede su puesto.
-y tus padres—hizo una mueca
-mi madre era noble murió en el parto—no se vea afligido—así que no tuve hermanos y mi padre se volvió a casar a los meses luego se fue, su hermano me crio y me dio un nombre es por eso que todos creyeron que era su hijo y realmente lo fui hasta el día que murió
-y tu tío era casado
-si o al menos por un tiempo
-entonces esa persona debió de ser como tu madre
-sí, mi tío decía que herede su personalidad, ella era muy bajita, y de cabellos verdes ella me enseño muchas cosas—hablaba tan alegremente de ella que ya me caía bien
-y ella donde esta—me sentí como un tonto al preguntarlo,
-después de que mi tío muriera ella decidió que iba a regresar a su pueblo, en esos años la visite muy seguido pero con el tiempo ya rara vez la veo—se estaba apagando su ánimo—pero le envié una carta junto a la invitación de la boda—espero que pueda venir
-todavía falta tiempo si quieres mando a unos soldados que vayan y la acompañe para que llegue lo antes posible
-no, digo es un gran detalle solo que hace años que no sé nada de ella
-bueno y te gusta mucho cabalgar
-sí, es muy relajante—luego hablamos de cosas triviales
Shinou
Murata llevaba mucho tiempo sin salir de su habitación, no se enojaría si echaba un vistazo solo un momento.
Me asome y me sorprendió verlo dormido, con cuidado lo arrope. Todavía había sol, mande traer la cena de ken.
Aprovechando que estaba dormido. Fui a donde se estaban concentrando todos mis poderes, oculto bajo mi templo mi nuevo cuerpo estaba a días de estar completo.
En unos días, me llenaba de felicidad poder abrazarlo con mi propio cuerpo un cuerpo que envejecería necesitaría alimento, y dormiría junto a ken. Sería un humano igual que mi amado.
Una decisión que esperaba alegrara a mi pequeño.
Regrese a la habitación, este seguía dormido, y la cena ya estaba en a cómoda.
-mi pequeño—lo moví un poco—despierta—le susurre al oído—se levantó de golpe, asustado
-Shinou, no me despiertes así
-tranquilo la cena ya está—había empalidecido, realmente estaba asustado, pero de solo pensar que su padre pudo haberle causado ese miedo me dieron ganas de torturarlo lentamente hasta la demencia
-no te queda esa cara pensativa con el aura negra que te está cubriendo—mi pelinegro dijo mientras comía los primeros bocados de su sopa.
-no sé de qué hablas—le sonreí encantadoramente.
-su majestad si de verdad quieres que nos llevemos bien al menos trata de ser honesto conmigo—parecía que decía algo sin importancia pero al ver como desviaba los ojos de un modo tan infantil y a la vez maduro que me hacía caer a sus pies pero no si le decía me odiaría
-si no lo vas a hacer no te molestes en mentirme—se levantó y salió de su habitación
-mi pequeño cálmate solo no hagas preguntas si no te va a gustar la respuesta
-solo deja de ocultarme cosas—volvió a desviar la mirada
-mi pequeño debes de entender que—no se me ocurrió nada, tener esa mirada acusadora sobre mí me estresaba—no quiero que te enojes conmigo.
-ponme a prueba—se acercó a mí—estaba a punto de decirle algo pervertido, pero recordé lo que Yozack me había dicho.
-solo pensaba en que tus padres no me agradan
-y como vengarte de ellos—“soy un libro abierto en sus manos”
-algo por el estilo—me limite a decir
-no quiero que les hagas nada, podrán ser pésimos padres, pero son míos
-lo que tú digas—lo obedecería
Wólfram
Estaba aburrido ya habían pasado media hora desde que Yuuri se quedó dormido en el escritorio, mi primer impulso había sido despertarlo mientras le gritaba debilucho. Luego me arrepentí, se veía tan agotado y patético que no era buena imagen para un rey seguir así, mejor que durmiera un rato salí a recorrer el castillo no quería estar con mi esposo cuando Gwendal regresara.
A lo lejos pude ver a Anisina me acerque a ella, tan entretenida estaba haciendo un aparato que soltaba sonidos extraños. Iba a reclamarle que muchos experimentos habían sido cancelados cuando sentí un mal presentimiento, retrocedí lentamente hasta perderla de vista.
Fui en busca de Greta, últimamente pasaba mucho tiempo con mi madre organizando la segunda boda de Conrad, las encontré en el comedor con las sirvientas de un lado a otro siguiendo las órdenes de Gisela.
-papa—Greta se acercó a mi--¿Cómo estás?
-bien hija, estas muy ocupada
-no, Cherry y Gisela no me dejan ayudar—se quejó mientras hacia un puchero
-quieres que te lea un libro
-si—mire por última vez a mi madre parecía tan alegre pero lo que iba a ser me daba escalofríos.
Ya en la habitación de Greta escogí un libro
-casi no hemos tenido tiempo para estar juntos en los últimos días
-no te preocupes papa, me he divertido mucho, aunque ya no he visto a Anisina después de lo que le dijo Cherry, pensé que iba a hacer algo sorprendente de todos modos pero parecía deprimida.
-ella es muy fuerte solo necesita tiempo, y un psiquiatra—le dije sonriente