Kise pidió a gritos que le ayudaran a desempacar, pero como adolescentes que son querían evitar tales trabajos, el único que se libró fue Taiga pues huyó antes por la puerta que daba hacia el patio trasero.
Kise se había tomado la molestia de instalar un aro, quizás no era el mismo que tenía en su antigua casa pero le servía para practicar.
Empezó calentando un poco, no quería hacer el vago.
Tenía ganas de jugar uno a uno.
-¡Tatsuya ven a jugar!-gritó- ¡Tatsuya! ¡Tatsuya!
-Ya voy, ya voy. Alguien adentro está desesperado por desempacar y necesita ayuda
Sería probablemente el último juego entre ellos antes de llevarlo al aeropuerto y quería tener un buen recuerdo de despedida.
Desafortunadamente el partido no resultó como esperaba. Y tampoco fue la mejor impresión que pudo tener del pequeño vecino de la casa de enfrente…
*~*~*~*
Tetsuya, sorprendido por los movimientos de aquel joven, salió de su trance cuando escuchó su nombre.
¿Le estaba llamando? ¿Le conocía? ¿A él?
Sorprendido por el llamado fue hasta él.
-¿Quién es este chico? ¿Tan rápido hiciste nuevas amistades?-preguntó Tatsuya apenas llegó-
-¿Qué chico?- con un ligero movimiento de cabeza le indicó al chico- Ahhhhh ¡No sé! ¡No lo había visto!
El pequeño se sorprendió ¿Cómo no lo había visto si lo había llamado para invitarlo a jugar?
-Me invitaste a jugar, gritaste mi nombre.
Los dos chicos se miraron entre sí, curiosos.
-Yo claramente grité Tatsuya.
Ah
El más pequeño se entristeció. No era a él a quien llamaban. Demasiado bueno para ser cierto.
-¿Te llamas Tatsuya?
-Me llamo Tetsuya, vivo en la casa de enfrente.
-Bueno qué más da, vamos únete.
Lo cierto es que Tetsuya no acertaba ninguna canasta, se cansaba rápido, tropezaba, le robaban el balón… y no había pasado más de diez minutos.
-Vamos Taiga no lo presiones- intentó calmar Tatsuya- Yo jugaré con él.
Tampoco con Tatsuya daba una.
-¡Basta!- Gritó Taiga para detener aquel “juego”-.
Se acercó amenazante hacia el chico para arrebatarle el balón:
-¿Alguna vez has jugado básquetbol?
- He leído sobre el deporte, conozco las reglas básicas… creí que…
-Haberlo leído, no significa que sepas jugarlo.-respondió tajante-
Taiga entró a la casa hecho un energúmeno, maldiciendo entre dientes, frustrado por el juego, regresó a ayudar a la casa, tenía que desquitarse con algo.
Tatsuya fue tras él para calmarlo:
-Lo ofendiste- le dijo al vecino- Gracias por la bienvenida.
Tetsuya estaba triste, las palabras de aquel chico lo desalentaron bastante, porque eran ciertas.
Era cierto. Creía que con leer podía hacer cualquier cosa. Leer era una experiencia, leer sobre el deporte no era jugar el deporte. Regresó a casa decepcionado, no por no haber sido aceptado sino de sí mismo.
Pero no pensaba rendirse ¡NO!
Por fin conocía a alguien con quien hablar… de algo diferente. Estaba dispuesto a ser su amigo ¡No iba a desperdiciar tal oportunidad!
Quería acercarse a él. No era muy bueno con gente de su edad... era una buena oportunidad.
Buscó un balón para empezar a practicar tiros.
No atinaba a anotar ninguna canasta.
*~*~*~*
Uf, despedir a los nuevos vecinos fue muy tedioso. Se sentía como algún fenómeno de circo, siendo observado y manoseado por doquier. Trataba justamente de evitar ese tipo de bienvenidas cada que cambiaba de casa.
Afortunadamente Kise era muy paciente. O trataba de serlo la mayoría de las veces.
Parecía un anfitrión atento pero la verdad, no prestaba mucha atención a lo que le decían: su mente estaba ocupada con ideas para la hora de la comida, ¿Qué sería bueno comprar?
Cuando despidió al último vecino, cerró la puerta tras de sí, viendo llegar a su hijo y a su novio por la puerta de atrás con un balón de básquet entre los brazos. Con razón habían desaparecido, ninguno perdería la oportunidad de enfrentarse.
-¿Qué tal el juego?
-Hemos tenido mejores partidos- le contestó el moreno-
-Alguien lo arruinó.
El ambiente se sentía un poco tenso por lo que Kise empezó otra conversación.
- En fin ¿ya decidieron que hacer?
-Sí, lo platicamos antes de venir aquí.
-Me quedaré con Alex
-Conseguiré trabajo, ahorraré para regresar en vacaciones. Le rogué a Tatsuya para que se quedara unos días más- sabiendo que era imposible- pero parece que no funcionó.
-Eres un caprichoso-le jaló las orejas Kise- deberías pensar en los demás.
-Ay, ay, ay ¡basta! ¡Me duele!-logró deshacerse de las manos del rubio- Ya, ya, mejor vamos a comer.
Había sido un día muy pesado.
*~*~*~*
El talento de Tetsuya, consistía en comprender todo texto que leyera, no importaba la dificultad de éste, incluso lo podía explicar a personas adultas.
Podía hablar con sus vecinos de política, economía, literatura y todo lo que estuviera en un libro. Él lo asimilaba a la perfección.
Por eso no solía entablar pláticas con su padre. No le entendía en lo más mínimo, pero no lo culpaba.
Aomine terminó la preparatoria y decidió no asistir a la universidad porque sabía a qué se quería dedicar: jugador profesional de baloncesto.
Sólo no contaba con el nacimiento de Tetsuya.
Pudo haberse desligado de su responsabilidad como futuro padre... Pero eso lo hacen los cobardes. Como hombre de buena formación se encargó de su hijo.
Al ver su sueño frustrado, se dedicó a piscolabear varios trabajos a medio tiempo. No era suficiente para ese entonces... Hasta que le plantearon entrar a la policía.
Era joven y fuerte, tenía la actitud de servicio además de ser intimidante.
No hacía gran cosa en un principio, la perseverancia lo llevó al nivel más alto de los policías.
No era su trabajo soñado... Bueno al menos le permitía mantener una enorme televisión de plasma... Y a su hijo.