A primera hora de la mañana Tetsuya ya había ideado un plan para acercarse al vecino de cabellos rojos: le pediría le enseñara a jugar y por la tarde él se dedicaría a entrenar por su cuenta. Una vez aprendido lo suficiente y mejorado la técnica, retaría al chico aun partido completo.
Decidido a lograr su objetivo, salió cautelosamente de su casa, sabía que su padre aun no se levantaba, porque no escuchó el ajetreo acostumbrado.
Tocó la puerta contraria suavemente. Nadie respondió. Dos, Tres, toques más y nadie atendía.
“Quizá fue a la escuela- pensó- o tal vez sigue enojado por lo del otro día y no quiere verme…”
A punto de regresar a casa, le abrieron la puerta.
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Discúlpame Ryouta. Ya no puedo con esto. Gracias por cuidar de mi hijo.
Oh, ese sueño de nuevo.
Sabía que una vez despertado por sus propios sueños, no podría volver a dormir.
Al bajar las escaleras, le pareció escuchar a alguien tocando la puerta.
Abrió la puerta. No encontró a nadie.
- De seguro fue mi imaginación- a punto de volver a cerrar, una voz se alzó tímidamente, como pidiendo permiso:
-B-Buenos días Ki-kise-san.
Oh. Sorpresa. Era el hijo del vecino de la casa de enfrente-
-No te vi pequeño ¿tu tocaste a puerta? ¿En qué te puedo ayudar?
-Mnh- nervioso, bajó la mirada- Yo… quiero saber si… ¡suhijoquisierasalirajugarconmigo!-terminó la oración respirando agitado-
-Oh, gracias por la amable invitación, pero no se encuentra ahora en casa.
-¿Va a la escuela? ¿Cree que pueda alcanzarlo a la hora de la salida?-en sus ojos se veía la esperanza-
-Lamento decirte que está con su novio en Estados Unidos.
-Vaya.-fijo nuevamente su mirada al piso- Um, perdone la molestia.
Hiso una reverencia, dispuesto a marcharse.
-¿Quieres que te lleve a la escuela?- le preguntó cariñosamente para detenerlo-
-Ohm umm… yo-yo no asisto… estudio en casa… sí.
Kise sonrió.
-Ya que te tomaste la molestia de venir tan temprano ¿quisieras acompañarme a desayunar?- un poco de compañía le vendría bien-
Tetsuya al no saber cómo reaccionar, contestó lo primero que vino a su mente:
-¡NO!- salió corriendo hacia su casa.-¿Qué había hecho? Se escondió entre las sábanas de su cama, cerró los ojos, esperando que todo fuera un sueño.
-Qué chico tan curioso-“Se parece a Taiga cuando lo conocí”
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A punto de salir a trabajar, el maldito teléfono sacudió la presurosa rutina de Aomine.
-¿¡Bueno¡?-contestó desesperado, tratando de ponerse la corbata con una mano, con la otra ponía el altavoz del molesto aparato: Era Momoi.
No tenía tiempo para eso ¡se le hacía tarde, maldita sea!
-¿Qué quieres? ¡Tengo prisa!
-No iré al cumpleaños de Tetsu-kun. Mi esposo tiene un evento y necesita que su familia esté apoyándolo.
¿Qué mierdas estaba diciendo? Era uno de las pocas celebraciones que pasaba con su hijo y le hacía mucha ilusión.
-¡Es tu hijo!-le recriminó-¡No puedes hacerle eso!
-¡Arruinó mi cuerpo por tú culpa! ¡Yo no lo deseaba! -a su ex esposa parecía buena idea recordarle que en realidad ella era la víctima- ¡Encárgate de él!
-Sabes que debes cumplir con las horas establecidas por el juez.
Para dar por terminada esa plática, sintiéndose la más ofendida de los dos, Momoi le reclamó:
-¡Espero que arruine tu vida como lo hizo con la mía!
Y colgó.
-Tch. Cobarde.
Esperaba que su hijo no hubiera escuchado la plática.
-¡Tetsu!-gritó- ¡Voy a trabajar! ¡Si no llego temprano, ve con la señora de la casa blanca a comer!
Salió con tanto apuro que no vio a su hijo frente a la casa del vecino.
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Despertó hacia la tarde, tenía hambre.
“Si hubiese aceptado la invitación…”-tenía que sacarse eso de la cabeza, tener la cabeza en alto y pedir disculpas apropiadamente- “No fue un sueño”
Tetsuya tenía que encontrar otra la excusa para ir a disculparse con el vecino.
Se sintió frustrado por quedar mal ante él. Y se sintió derrotado por ser tan débil.
No necesitaba de su padre para nada ¿porqué dependería de un desconocido cuando podía aprender por su cuenta?
Necesitaba un balón y… youtube. En definitiva no se daría por vencido.